Todos los Relatos están Inspirados en Vidas Reales...

UNA HISTORIA DE AMOR. Y si tú no has de volver...

    "Y si tú no has de volver" 1ª PARTE "Una para el otro y otra para el uno". Esa frase la repite una y otra vez mi ...

De tal Palo tal Astilla

 


Cuando quedé viuda, fue un golpe tremendo para mí, ya que mi marido fue el único hombre con el que había estado, novios de toda la vida… adoraba a ese hombre. La casa donde vivía se me caía encima, estaba entrando en un serio estado depresivo, mis hijos me querían llevar con ellos, pero yo no desea dejar mi casa. Alberto, mi nieto mayor al que crie desde bebé, me venía a visitar cada día… se quedaba conmigo después de venir del instituto…, a la noche se iba con sus padres y volvía a estar sola tras pasar la tarde con él…. La soledad me angustiaba, parecía que me iba a morir yo también, el único momento de felicidad era cuando Alberto me visitaba con su alegría innata alborotando todo, preguntando cosas, merendando juntos, haciendo las tareas de clase o saliendo de compras. Curiosamente, él siempre se reía cuando compraba mis bragas enormes poco sexys, me decía que parecía una carpa y yo lo regañaba, pero me daba mucha alegría.

-      Abuela, ¿me dejas ver cómo te quedan esas carpas que compras?

Me decía riendo, y yo hacía como que le iba a dar una colleja riendo. Una tarde fue al servicio, había dejado una de mis bragas usadas en el canasto, y él para hacer de payaso, se las puso sobre su ropa y cuando salió del baño, a él le iban ajustadas de lo grande que ya estaba mi chico…, bueno, lo que nos reímos con Alberto fue increíble.

-      ¡Quítate eso, que tremendo que eres… anda que me las ensanchas más!

Le dije entre hipos de risa.

-      Anda abuela, deja que vea cómo te quedan…

Me decía riendo.

-      Pero estás loco, ¿cómo te voy a mostrar cómo me quedan las bragas?

Le decía seria, pero por dentro me reía de sus ocurrencias.  Así estaba siempre, hasta que un día de tanto pedirme, le dije que le iba a mostrar cómo me quedaban las bragas pero que jamás se le ocurra decirle a nadie, "te lo prometo" dijo levantando la mano. Me fui elevando la falda, hasta un poco más alta que mi cintura, Alberto abrió enorme sus ojos.

-      Abuela, no puedo creer lo que veo.

Dijo acercándose muy despacio a mi coño, como viendo algo maravilloso, me hace girar y siento como pasa sus manos por mis nalgas, eso fue como un toque de alerta, yendo más lejos de lo que esperaba, no fue algo burdo, fue como si pasara sus manos por un cristal. Enseguida me arreglé la falda y di por terminado el tema.

-      Vale Alberto, ya me has visto como me quedan las bragas… no son muy sexys porque tu abuela tampoco lo es… Tal vez deba comprarme tangas.

Le dije mirando su cara de sorpresa, cuando se puso en pie, noté que tenía la polla dura, yo me quedé tan sorprendida, que no lo podía creer… mi nieto se había excitado solo con lo que era nada más que un juego, o lo que se supone había visto casi a diario hasta hacía no muchos meses… <<Mi nieto se había excitado viéndome casi desnuda>> Comprendí que mi nieto ya no era el niño inocente con quien jugaba a las cosquillas.

-      Bueno, Alberto, es mejor que te marches.

Le pedí, ya que la que más incómoda era yo, parecía que a mi nieto no le molestaba que me fijara en cómo estaba con su polla dura, totalmente excitado de verme en bragas… su impudor y exhibicionismo me dejaron un poco perpleja, con lo que nos queríamos, no pasaba por mi cabeza la atracción sexual entre nosotros… pero la había, vaya si la había.

Cuando quedé sola, empecé a pensar como me miró el coño, con sus ojos tan abierto, con que delicadeza paso sus manos por mi culo, que dicho de paso, aun se mantenía firme y terso…, pero joder, es mi nieto, como voy a pensar eso. Así Alberto cada vez que venía me decía que le deje verme en bragas, eso ya me molestaba, no por dejar que las vea, sino porque veía como le quedaba dura su polla, y a mí ya me estaba haciendo poner nerviosa, al ver cómo me miraba y con la delicadeza que pasaba sus manos por mis nalgas. El juego duró bastante tiempo, la de mostrarle mis bragas puestas en mi cuerpo, y dejar que pase sus manos por mis nalgas… al cabo de unas cuantas veces, ya lo dejaba acariciarme el culo, sin exagerar, me gustaba e incluso creía que colaboraba en su labor de formación y desarrollo como persona adulta… no olvidemos que era un adolescente en pleno descubrir.

Ese momento fue un punto de inflexión en nuestra relación, porque mi nieto y yo jugábamos mucho, desde pequeño era mi adoración. Pasaba mucho tiempo conmigo mientras sus padres se dedicaban a trabajar… lo cuidé desde que era una bebé. Yo me encargaba de darle el desayuno, vestirlo, asearlo, ayudarle en los estudios, jugar en el parque y dormir la siesta juntos. Antes de alcanzar el sueño jugábamos a las peleas de cosquillas, yo le hacía cosquillas, mucha cosquillas, hasta que no podía mantenerse en pie y caía rendido en la cama… acurrucado a mí se quedaba dormido como un angelito. Con el pasar de los años, él era quien vencía siempre a las cosquillas… el contacto físico se hizo más visceral, tocándome por todas partes, en especial las tetas, y otras tantas veces mi hijo le decía que tuviera cuidado que podía hacerme daño. Siempre compartimos todas las cosas, incluso algunas confesiones amorosas, me enseñaba trucos con el móvil para usar ciertas aplicaciones y el uso del ordenador…estábamos muy unidos.

Sin embargo, no me di cuenta lo rápido que Alberto creció, mi bebé ya tenía dieciséis años sin darme cuenta en un abrir y cerrar de ojos, y yo sesenta y dos, pero aun así disfrutábamos con las mismas cosas sencillas de cuando era un niño. Muchas veces pensé que pronto buscaría tener novia y ocasionalmente tener relaciones con ella y eso me excitaba un poco… me acordaba de mi esposo, lo feliz que me hacía en la cama… después de mi marido no hubo otro hombre con quien me acostase en una cama, excepto mi nieto… estábamos muy unidos aun en la adolescencia… creo que lo necesitaba más a mi lado tras enviudar, siempre fue mi bebé y yo su amiga. No hubo nunca ningún pudor en desnudarme frente a él, mi nieto lo hacía natural sin ningún problema. Continué a pesar que el chico ya había entrado en la pubertad, y ciertamente notaba que cuando estaba desnuda me miraba de forma diferente. Alberto buscaba estar conmigo en mi cuarto cuando sabía que me iba a cambiar de ropa, y comencé a creer y a sentir que me deseaba.

Tal vez mi primer error fue seguir desnudándome frente a él pensado que siempre sería un niño inocente, que era como lo veía que es como vemos a nuestros hijos y nietos. Una vez me abrazó cuando me estaba vistiendo y sentí su polla erecta pegaba a mi culo, y eso me excito mucho…, mi segundo error fue no apartarlo cuando me acariciaba el culo. Después de eso, pensaba mucho en él y en lo que sentía… algunas veces se me prendía el cuerpo por dentro con una llama inagotable. Pensar en mi nieto empalmado y excitado con su abuela, sentir que un jovencito me deseaba, me hacía rejuvenecer cuarenta años, aunque muchas veces trataba de rechazar el sentirme bien por eso, pero cuando lo tenía cerca me excitaba en mi fuego de mujer, al sentirme deseada por alguien que también me amaba. Trataba de apagar ese pensamiento, recordando que era mi nieto quien me deseaba y por eso lo esquivaba con esfuerzos nimios sin consecuencias eficaces, que lo hicieran revertir en su acción de excitarse y excitarme sin remedio.

 


 

Cuando cumplía mi primer año de viuda, esa fecha para mí fue tremenda, estaba muy mal, y le dije a mi nieto si quería quedarse a dormir conmigo, para hacerme compañía. Mi hijo y su esposa estuvieron de acuerdo y dejaron a Alberto en casa conmigo, yo me sentía muy triste, hacía un año que mi marido había fallecido, pero estaba mi nieto, que me distraía. Cuando fuimos a dormir, él se alojaba en una de las habitaciones donde dormían mis hijos cuando estaban en casa.

-      ¿Estás bien abuela?

Me dijo, dándome dos besos de buenas noches.

-      Sí Alberto, cualquier cosa que necesites, me llamas.

Le dije y entré en mi habitación. Pasada una hora aun no podía dormir, estaba nerviosa, inquieta, me movía de un lado a otro de la cama, me levanto y fui a donde estaba mi nieto.

-      ¿Alberto, estás dormido?

Le dije en voz baja.

-      No abuela ¿Qué ocurre?

Encendió la luz pequeña y se sienta en la cama.

-      Nada, estoy un poco nerviosa, ¿me puedo quedar un momento a tu lado?

No quería estar sola en esa habitación.  Alberto se hace para un costado, y yo me acuesto a su lado en una cama que no era muy ancha…quedamos bastante pegados.

-      ¿Quieres dormir conmigo?

Lo miré y le agradecía lo gentil que era conmigo, me acomodé en la cama y siento que él pega su cuerpo contra el mío, su polla quedó pegada a mi culo sobre mi ropa de dormir, yo ahora estaba más nerviosa, sentía su polla como crecía pegada a mi culo, como movía su cuerpo contra el mío, haciendo frotar su paquete contra mis nalgas.

-      ¿Estás bien?

-      Sí abuela, ¿y tú?

Pasó su brazo por encima de mi cintura, yo intentaba dormir, pero no podía, sentía su verga muy dura contra mis nalgas, comenzaba a ser una sensación extraña, esperé a que se durmiera y muy despacio, pase mi mano para atrás y toque su polla, eso me hacía poner cada vez más excitada o nerviosa… no sabría decir. Muy despacio me bajé las bragas hasta las rodillas y también muy despacio, intente bajar el pantalón de mi nieto para sacar su falo y ponerlo entre mis nalgas.

-      ¿Quieres que me baje el pantalón, abuela?

Me dijo, haciendo que me sorprenda, ya que pensé que estaba dormido.

-      Sí, bájatelo… y los calzoncillos.

Sin pensar en lo que estaba a punto de hacer, dejar que mi nieto descargue su excitación acumulada y suplir mi falta de hombre durante ese años, iba a permitir que mi nieto me folle…al  fin y al cabo una polla dura hay que aprovecharla sea de quien sea y para mi nieto a su edad un coño que follar, sea de quien sea, es un coño valido para aliviar todas sus energías sexuales. Me terminó de quitar las bragas a petición mía… el chico no lo dudó, y sin decir palabra, le facilité a Alberto que se subiera sobre mí. Lo abracé, le besé y nos besamos en la boca sintiendo el cuerpo a cuerpo, desnudos. Le acariciaba regocijándonos en el morreo, a un tiempo lo noté en pugna con su cipote endurecido en mi entrepierna, y finalmente opté por ayudarlo a tener su primera experiencia, nada se podía perder, y ambos ganaríamos relajando la tensión sexual entre ambos. Con mi mano guie su polla a mi coño.

-      Empuja, has fuerza con tu verga… así conseguirás abrirme el coño y meterla.

Le dije cuando su ariete franqueó mis labios vaginales fielmente embocado en mi entrada vaginal… nos encontrábamos con la luz apagada y sin sacarnos la sábana de encima. Arquee mi cuerpo al sentir como mi nieto Alberto hacía fuerza y su polla forzaba los labios vaginales, venciendo la estrechez de mi coño. Yo estaba con las piernas levantadas y bien abiertas, mis pies se salían de debajo de la sábanas firmes sobre el colchón, sintiendo como mi nieto me había metido toda su polla en mi coño tan hambriento de verga como sugestionado por la morbosa experiencia.

-      Quédate así quieto, no te muevas, déjame sentir como me expande tu polla la vagina teniéndote dentro. ¡Ummm! Hace tanto que no siento algo así…

Le dije con voz muy baja, como si tuviera miedo que alguien nos escuche, Alberto estaba quieto, no se movía, solo sentía como palpitaba su polla dentro de mí, haciéndome muy feliz de volver a tener un macho en mi coño. Lo cojo de su cintura y empiezo a mover su cuerpo, a enseñarle cómo debía follarme, como me gusta que me follen, al tiempo que  sentía su verga entrar y salir de mi coño muy bien lubricado ya. Notaba su cuerpo sobre el mío tensarse y darme empellones briosos, deseando ser él quien manda en la follada

-      Abuela… esto es…

Me quiso hablar Alberto.

-      No digas nada mi amor… solo sigue follándome.

Haciendo que su polla entrase y salga cada vez a mejor ritmo del coño, gemía, disfrutaba, me sentía bien, sabía que en el fondo, eso de jugar a dejar que mi nieto me vea en bragas y me acaricie el culo, iba a terminar en esto, ¡Ufff, que placer sentir la polla de mi nieto entrar y salir de mi coño! Era revivir tantas folladas dadas por mi difunto esposo, desaparecido tan de repente y dejándome seca y huérfana de placeres terrenales. Sin embargo empecé a volver a vivir, estaba empapada, muy mojada otra vez por un hombre.

-      Sigue así, sigue follándome, por favor.

Le exigí, abrazando su cuerpo y pegándolo bien contra el mío mucho más, siempre hablando en voz baja. Comencé a sentir un calentón que me recorría el cuerpo desde el mismo clítoris, me electrificaba el cuerpo cada empujón que mi nieto me hacía sentir, y el golpeteo constante de sus huevos en mi coño, hasta que sin poder aguantar más, me empiezo a correr como loca con la polla de mi nieto dentro de mi coño, ahí ya no hable en voz baja, grité de placer, gemí como una loca, movía mi cuerpo y el de él como poseída.

-      ¡Ay! Alberto como me estoy corriendo, así, así, no pares que no puedo dejar de correrme… no me dejes de follar ahora… dame más fuerte, métela más rápido… hasta el fondo… ¡¡Joder nene, esto es maravilloso!

Le gritaba teniendo un orgasmo tan tremendo, como hacía tiempo no recordaba. Las convulsiones me sacudían el cuerpo y el de mi nieto sobre mí, no dejaba que sacara su polla de mi coño agarrándole las nalgas hacia dentro con ambas manos, hasta que con un tremendo suspiro dejé de correrme. Sentía el calor recorrer mi cuerpo como una ola. Lo baje de encima, y así, a oscuras, bajo las sábanas me metí… con mi mano busqué su polla que seguía dura llena de mis fluidos vaginales, y la llevé a mi boca, escuchando como mi nieto gritaba de placer al sentir que se la estaba mamando.

Yo subía y bajaba mi cabeza, haciendo que la polla de Alberto entre y salga de mi boca hasta el mismo galillo, estaba bien entrenada con el pollón de mi esposo, y la de mi nieto le iba a la zaga… “de tal palo tal astilla”, hasta que ese chico, mi nieto, se empezó a correr en mi boca, entre gemidos y gritos de placer… percibía como me llenaba la boca de leche, tragando, tragando toda esa lefa que mi nieto Alberto me estaba dando. Era palpable que su sabor es distinto al de mi difunto esposo, pero me gustaba, me gustaba mucho la leche de mi nieto, yo chupaba fuerte hasta que dejo de darme leche… cada chorro de lefa me la fui tragando… y una vez eyaculado todo el contingente lamí su polla y le di unos dulces lengüetazos a sus fornidos testículos pelados y calientes, siempre bajo las sábanas. Se la empecé a lamer toda como una golosa, hasta a dejar esa polla sin rastros de leche ni de mis flujos vaginales. Alberto gemía.

-      ¡Qué buena mamada me has dado abuela…joder qué bien lo haces!

Decía moviendo su cuerpo, disfrutando como había disfrutado yo.

-      Ahora si vamos a dormir…

Volviendo a acomodar mi cuerpo contra el suyo, ya sin importarnos nada, nos quedamos dormidos sin pijama, y yo sin bragas ni camisón… ambos completamente desnudos. Por primera vez en mucho tiempo… incluso antes de la muerte de su abuelo quedé apaciblemente satisfecha antes de dormir, había gozado, disfrutado de la polla de un macho, de un hombre… de mi nieto, y sentía el sabor de su leche en mi boca. Se me habían ido todos los nervios que me inquietaban y no me dejaban dormir…descansé aliviada.

El sábado, al levantarnos desayunamos sin hacer ningún comentario sobre lo sucedido, solo me comentó que su madre le vendría buscar porque iba a acompañarla a hacer unas compras al centro comercial “Thader” y vendrían a comer a mi casa. Mi nieto, nuera y yo comimos juntos, mi hijo se encontraba haciendo guardia en ese mismo centro comercial, era agente jurado y le tocaba el fin de semana en turno. Ya a la tarde mi nuera se marchó y dejó a Alberto para hacerme compañía… el lunes lo acercaría al instituto y todos los días que se quedara, sin embargo, tras lo sucedido la noche anterior no esperaba lo que ocurrió. 

Nos marchamos cada uno a su cuarto a dormir, pero a los pocos minutos, entró a mi cuarto con un regalo para mí, un pequeño estuche granate… lo abrí, era un colgante con un corazón de oro blanco, precioso… me encantó…, le pedí que me lo anudara al cuello y se acercó por detrás, lo engarzó a la vez que sentí su beso en mi cuello. Sus manos ufanas también actuaron, y comenzaron a hacerme cosquillas de ese modo infantil como siempre lo hacíamos, yo trataba de evitarlo abrazándolo, pero él seguía, en ese forcejeo… cayó sobre mí. Dejó de hacerme cosquillas, me agarró las manos y las puso hacia arriba sometiéndome como hacía tanto que nadie me lo hacía… no me las soltó y tampoco se bajó de encima teniéndome presa bajo su yugo.

Nos quedamos mirándonos un buen rato y sentí como su polla se endurecía bajo el pantalón, presionando mi barriga. Creo que en ese instante comencé a darme cuenta que mi nieto no era un niño, sino un hombre que casi me dobla en tamaño, un hombre con necesidades viriles, y yo también sentí ganas que un hombre me tomara. Seguimos mirándonos y sin soltarme las manos comenzó a besarme el cuello sometida a sus deseos lascivos, me dejé besar dominada por el macho que tenía sobre mí… me gusto que lo hiciera, después comenzó a moverse colocando su cadera de manera más idónea… noté su gran verga rozar mi bulbosa vulva… ¡Ummm! Aquello comenzaba a ser delicioso, morboso y excitante.

Vencida por la necesidad imperante de tantos años en el dique seco, poco a poco abrí mis piernas para que se acomodara en medio de ellas, solo quería revivir la sensación sin ir más allá de sentir su verga directamente rozándome el clítoris sobre mis bragas.

Al verle desbocado, quise resistirme pero no pude, solo alcancé callarme el placer que forjaba mi  nieto en mi fuero interno, el que su abuela requería desde hacía tantos años, el que anhelaba con tanto ímpetu desde la muerte de su abuelo, sin concebirlo, y que me encantaba sentir. No me lo pude quitar de encima… no quise quitarlo y lo dejé seguir en cumplimiento del rito ancestral tan inevitable como imperioso para albergar vida nueva. Solo hice lo posible para no hacerle ver a las claras lo que estaba sintiendo al aspirar su aroma de macho, al notar el calor latente de su cuerpo sobre el mío, al apreciar el roce de su pecho contra mis abigarrados pezones erectos que cortocircuitaban mi sensatez.

Él siguió besándome y acariciándome las tetas, yo le replicaba con mis labios. Poco a poco me subí el camisón de dormir, y él metió su mano por debajo de mis bragas… clavó su dedo en mi vagina y comenzó a masturbarme la raja hasta que encontró el glande salido de mi clítoris, lo frotó un rato y después se desplazó hacia abajo…, encajó su dedo dentro de mi coño abriendo mis labios vaginales húmedos…, en eso me acordé que era mi nieto a quien le estaba dando la oportunidad de entrar en mi intimidad y cerré mis piernas, con un intento fatuo de bajarlo de encima de mí…, forcejeamos un rato para que no siguiera, pero él pudo agarrar mis manos y siguió besando mi cuello, mis lóbulos, mi oreja, mi cara y finalmente mis labios…nos empezamos a comer las bocas metiendo la lengua cada vez un poco más.

Mi nieto estaba decidido a todo, y su abuela no se lo iba a impedir, era de locos. Tiró de mis tirantes y logró baja el camisón lo pertinente para descubrir mis tetas. Con su mandíbula logró atrapar mi pezón derecho, luego bajó la bata y buscó mi otra teta, cuando sentí que besaba mi teta y chupaba mi otro pezón, no pude seguir resistiendo y lo dejé… seguí ofreciéndole mis dos tetas para su goce y me regocijo. Cuando vio que me retorcía de placer soltó mis manos y agarró la otra teta mientras chupaba de la izquierda, ¡wau!, que placer, lo único que pude hacer fue agarrar su cabeza y dirigirlo de una teta a otra, mientras él me quitaba las bragas forzadamente arqueando su cuerpo y el mío… me las quitó, y se arrodilló en medio de mis mulos abiertos, yo solo lo miraba hacer. Se bajó los calzoncillos con dificultad por la gran erección que llevaba, y finalmente se sacó la polla… ¡joder que pollón se mostraba entre sus piernas! Ese mostrenco no era el que yo conocía, no era una picha infantil tantas veces sobada por mis manos para asearla… esa verga era de un macho muy bien dotado, enorme, dura y tan gruesa que no pareciera ser propia de un chico de su edad, sino más bien de un veterano maduro… y sus huevos eran unos buenos huevazos gordos que debían de albergar una sustancial cantidad de leche ¡Estaba muy excitada y emocinada!

Elevé un poco mi cadera y su cipote con poco fue dirigido a mi vagina, sentí la punta de su glande recorrer mi raja hasta dar con la entrada de mi vagina empapada de ganas…, lo atraje hacia mi pecho y lo abracé unos segundos antes de sentir como su dura estaca iba atravesando el interior de mi coño…no pude evitar un gemido de placer, lo cual fue para él como el pistoletazo de salida de la follada…comenzó a moverse dentro de mi coño ahondado cada vez más en mi apretado conducto vaginal, el cual se notaba que no había tenido uso en mucho tiempo. En tanto el intruso se deslizaba a las profundidades de mi útero, comencé a besarle la cara y la boca con amor y lujuria entremezclados. Me di cuenta de nuevo que era mi pequeño y amado nieto, mi reacción de nuevo fue pedirle que se saliese de mi coño, que la sacara pero no pude, fue más fuerte el placer que me estaba dando y mi ancestral necesidad de sentirme mujer y hembra…, dejé que siguiera con su noble trabajo de hacerme feliz, pero no podía dejar de pensar en que era mi propia sangre quien me estaba dando el placer que el mismo había hecho renacer en mí. Percibía el roce su dura polla entre mis enjutas paredes vaginales, me estremecía sentirlo. Mis uñas se clavaban en su espalda en cada shock recibido en mi clítoris, que electrificaba todo mi cuerpo hasta llegar a mis sienes.

El corazón me iba a mil, se confundía con los latidos acelerados de mi nieto… corazón con corazón al mismo ritmo, sincronizados. Me daban escalofríos al percibir toda la polla enterrada en mi raja, me asomé un instante entre ambos cuerpos, y observé el gran trabuco entrar y salir, al mismo tiempo que me empotraba contra el colchón una y otra vez… sus hermosos huevos golpeaban mi coño y su glande se alojaba en mi profunda vagina a un tiempo. Todos esas sensaciones de placer, amor y lujuria se amalgamaban en mi subconsciente más primitivo… miraba a los ojos de mi nieto, nos comunicábamos con la mirada sin dejar de follarme con duros y contundentes empellones… le exigía que no me dejara sin mi orgasmo. Sus enérgicos enviones hacían rebotar mis tetas, las mismas que mi niño asistían con mamadas a los pezones y afanosos chupones tirando de mis chupetes << ¡¿Dónde habrá aprendido a follar a sí?!>> pensaba. No quería que se corriera antes de hacerlo yo… no pude evitar hacer algunos pequeños movimientos con mi cadera, restregando mi coño contra su pubis cada vez que la incrustaba hasta la raíz.

Al momento de ver cómo me llegaba el orgasmo, había dejado de importarme que fuese mi propio nieto quien me estuviera dando una buena follada colosal… solo esperaba gozar que un hombre me volverá a llenar de su masculinidad, hacerme sentir suya y una hembra completa. Comencé a moverme como lo hacía cuando mi esposo me daba sus grandes folladas en pleno subidón apasionante. Le agarro del culo a mi amante, lo atraigo hacia dentro de mí y no le dejo salir mientras mi cuerpo se retuerce convulsionando… se queda medio parado en tanto me estoy corriendo con toda la verga incrustada en la sedienta vagina…, le pido que siga follándome suave, lo hace poco a poco dejando que mis paredes se contraigan y expandan manando su tranca… ¡¡me estoy corriendo con la polla de mi nieto dentro de mi coño!! ¡¡Joder eso es maravilloso!! El chico aguanta como un jabato, y cuando comienza a ceder mi estremecimiento, siento que empuja lo más dentro que puede de nuevo… noto su verga perforarme con mayor deslizamiento por la copiosa corrida… ha sido una gran cantidad de flujo derramado sobre su polla. Sus golpes de cadera son rotundos, sus bolas me abofetean el coño con energía…llegan hasta el ano de los grandes, pesadas y largo de su escroto. Esta vez quiero que me llene el útero de su néctar…le dejo. De pronto le siento latir dentro de mí… percibo su leche inundar mi vagina más profunda reseca tatos años, con cada latido de su polla va soltando un chorro de leche tras otro, era una eyaculación interminable, que pese a ser descargada en lo hondo del mismo útero, parte del esperma comienza a salir por los bordes de mis labios vaginales, al no poder albergar tal cantidad de fluido seminal… ¡¡Parece que me está inseminando un caballo!!

Me hizo sentir cada aldabonazo de sus potentes chorros de lefa, con cada eyaculación emite un gemido que se refleja en otro mío… ambos estamos sintiendo lo mismo, es el poder del amor y la fortaleza animal de engendrar la que nos arrastra a exigir un poco más del otro. Cuando terminó de drenar sus testículos, se quedó un rato sobre mis tetas muy cansado… había sido una carrera al galope con final feliz…, lo único que pude hacer fue abrazarlo con mucha fuerza, besar su cabeza, cara hasta llegar a sus labios cuando me los dio a probar de nuevo… No me atrevía a hablarle, pero sí darle gracias en mi mente por todo lo que me había hecho sentir y vivir de nuevo. Levantó su cara de entre mis tetas sudadas, mi pecho aun palpitaba de emoción… me miró un rato y sacó su polla, echamos un vistazo ambos como iba extrayéndola impregnada de fluido blanquecino…, y lo más tierno de todo… me pidió perdón por haberme follado, por haberse corrido en mi interior, por haberme abusado.

-      Lo siento, abuela… me dijo – No me he podido contener de correrme dentro. No quiero que pienses que soy un degenerado salido. ¡Te prometo, que voy a forzarme para que no me ocurra de nuevo…LO SIENTO MUCHO, ABUELA!

-      Nunca podré pensar mal de ti, mi amor… ha sido la vez que más bonito me han hecho el amor en toda mi vida. No tienes por qué estar arrepentido.

-      ¡¿No estás enfadada conmigo por haberme corrido dentro de tu coño…?!

-      ¡¡Cómo podría estarlo!! Si me has regalado el mejor aniversario que una viuda puede recibir de su nuevo hombre ¡Me has hecho muy feliz, mi amor!

-      Gracias, abuela… te quiero mucho… gracias por hacerme tu nuevo hombre.

-      Esas gracias son mutuas… Sé que ya no eres un niño, me he dado cuenta y tienes necesidades mayores a lo han sido nuestros juegos hasta ahora…, por ese motivo, cuando necesites desahogarte, en vez de hacerte una o dos pajas… ¡¿Podrías hacer feliz a tu abuela… también!?

Ya no me contestó, pero su cara de felicidad me lo decía todo. Me di cuenta que la raja de mi coño rezumaba mucha leche, busqué mis bragas y mientras se vestía le vi salir del cuarto de su abuela…

-      Cariño, quédate a dormir conmigo… no me dejes sola esta noche.

Ni corto ni perezoso se acomodó en mi cama, en el lado que hasta hacía un año ocupaba su abuelo. Me puse las bragas antes de manchar más de lo necesario las sábanas que en verdad se hallaban cubiertas de lamparones de mis fluidos y de goterones de semen espeso por doquier. Una vez puestas, con ellas pude ir absorbiendo y secarme la leche que no dejaba de salir de mi vagina a medida que se iba acomodando a su estado natural. Me quedé tendida en la cama con un regusto vaginal súper agradable, mi nieto se abrazó a mi cuerpo, y pronto me envolvió una bruma somnolienta que me llevaba al paraíso de la felicidad… un hombre me había vuelto a sembrar el vientre con su esencia hombruna… << ¿Sería posible que a mi edad volviese a tener en mi cama a un hombre para hacerme gozar…?>> de momento tenía a mi nieto con el deseo de que no se marchara.

 


Al siguiente día cuando me despierto, Alberto seguía dormido, me tenía abrazada y su mano estaba sobre una de mis tetas, no podía creer que había follado con mi nieto de nuevo por segunda noche consecutiva… pero esta vez me había llenado el coño de lefa, sexo completo follando a pelo como tantas veces lo había hecho durante cuarenta años con mi esposo difunto…, le habíamos cogido el gusto y el festival de amor familiar, se alargó bien entrada la madrugada. Incluso le había vuelto hacer sexo oral con un mamada como no recordaba en años… no me lo creía, lo había soñado o era verdad, pero si, habíamos follado y de hecho, había disfrutado mucho, y me encantó tragar la leche de Alberto, mi nieto.

Muy despacio me levanto, busco con mi pie donde había dejado tirada mis bragas y salí de su habitación, me duché y me vestí como si allí no hubiera pasado nada, pero sabía que si había pasado algo, pero algo maravilloso.

Hice el desayuno, y esperé a que mi nieto se despierte. Como a la hora se levantó, nos dimos una agradable, nos quedamos mirando, "¿desayunamos?", le dije para que la cosa no se tense más, ya que no sabíamos que decirnos. Cuando nos sentamos a la mesa, había mucho silencio, la tensión se podía cortar, como adulta tenía el deber de romper el hielo…

-      Mira Alberto, lo que estamos haciendo no creo que esté bien, yo estoy mal, y bueno, no me doy cuenta de lo que he dejado que hicieras conmigo.

Le decía a modo de disculpa.

-      Pero abuela, tú misma me dijiste que estuvo delicioso… que te podía usar en vez de hacerme mis pajas… ¿Por qué está mal ahora?

Me decía comiendo una tostada con su café con leche.

-      Es que soy tu abuela, la madre de tu padre, le dije, comiendo yo también.

-      ¡¿Qué tiene de malo que me enseñes a estar con mujeres?!

Decía, mirándome con cara de inocente.

-      Mira Alberto, lo que pasó, pasó y ya no se va a volver a repetir por mucho que te dijera… era mi excitación que me hacía decir cosas incoherentes.

Notando que se le ponían tristes sus ojos, "vale abuela", pronunció, bajando su mirada. Siguió desayunando hasta terminar. Se duchó, y me dijo que se iba a su casa, lo notaba triste…

-      ¿Por qué te vas?

-      No, por nada abuela

Yo sabía porque era.

-      ¡O sea! ¡¿Que si me sigo dejando follar te quedas…?! le dije, pasando mi mano por su  cabeza.

-      No entiendo que tiene de malo abuela, nadie se va a enterar, me enseñas como has hecho con otra muchas cosas de la vida…, sabes que a mí me gusta estar contigo ¡Si me dejas, te juro que no voy a decir a nadie lo que hacemos!

Lo dijo directamente mirando a mis ojos, y la verdad que me sentía a gusto con él, sin contar que aquellos dos polvos y la mamada a su polla, de anoche me habían dado la vida….

-      Está bien, quédate, pero solo follamos por la noche, en la intimidad de nuestra cama nada más… y si me apuras, con la luz apagada.

Viendo como aparecía una sonrisa en sus labios…

-      Con la luz apagada no voy a ver nada y no voy a aprender nada… anoche me encantó ver cómo te la metía… me gusta mucho tu cuerpo, abuela.

Sentenció llevando su mochila a su habitación.

-      Ahora que te miro como hombre, en verdad me da un poco de vergüenza.

Le dije, acompañando a mi nieto a su cuarto.

-      Abuela, siempre me ha gustado ver tu culo cuando te desnudas delante de mí, cuando te bañas conmigo… ¡Ahora, me dejas verlo antes de irme!

Me pidió tirando su mochila sobre esa cama, que la noche anterior mi nieto me había follado.

-      ¡¡Tanto te gusta mi culo!!

Le espeté entre sorprendida y riendo.

-      Sí abuela, déjame verlo y tocarlo un poco antes de marcharme al instituto.

Me empezó a decir.

-      Pero qué niño este, ¡¿Cómo que me quieres ver otra vez el culo?!

Le decía frunciendo el ceño.

-      Sí abuela, venga déjame verlo, porfis.

-      ¡¡Ay mi niño!! ¡Que malo… consigues todo lo que quieres de tu pobre abuela!

Mi reclamo no era más una claudicación a sus deseos, que en verdad tan bien eran los míos. Subiéndome la falda y bajando mis bragas con sus manos, Alberto me hizo poner en el borde de la cama, a cuatro patas. Mis tetas se posan sobre las sábanas testigos de nuestra fechoría… noto su miranda en mi culo, sus manos acariciando mis nalgas con una delicadeza que me estremecía la piel, poniéndomela de gallina. Me hacía recordar a mi difunto marido, como él hacía eso antes de follarme desde atrás como a una perra. Percibo que abre mis nalgas y mete su cara entre ellas… siento la humedad de su lengua, lamiéndome el culo y la vulva desde el clítoris hacia arriba. No voy a negar que me estaba poniendo cachonda.

-      ¡Qué rico tienes tu culo y el coño, abuela!

Me dijo lamiendo más fuerte, yo sin decir nada, me abrí las nalgas rendida a sus pretensiones más lujuriosas… este chico me había echado dos polvos y se había corrido dos veces no hacía más de cinco horas, pero estaba de nuevo en forma ¡Bendita juventud!

-      ¡¿Quieres follarme, como hacía tu abuelo?!

Le dije, volteando mi cara y me quedé mirándolo fijamente con ganas y deseo lascivo.

-      ¡¿El abuelo te follaba a cuatro patas como una perra por el culo también?!

Dijo, sacando su cara de mi culo y me quedó mirando…

-      Sí hijo, fíjate el tamaño de mi ano…

Le dije, abriendo más mis nalgas y dejando que mi nieto me vea lo abierto que tengo el ano de las folladas que me daba mi marido

Noté que tenía dura su polla y yo estaba más mojada que una toallita higiénica, me puse en pie, me empecé a quitar la ropa, hasta quedar completamente desnuda frente a él, le empecé a quitar su ropa, dejando que me acaricie las tetas, cuando le empecé a quitar sus pantalones, estaba de rodillas frente a mi nieto, y cuando su polla quedó fuera, estaba dura como el pedernal y tan enorme que era una delicia que nunca se podría desperdiciar, abrí mi boca y mientras lo terminaba de desnudar le chupaba su polla, notando sus gemidos a medida que metía y sacaba su tranca de mi boca, relamía su glande y le daba golpecitos con la punta en su frenillo y el agujerito de la uretra por donde eyaculaba esos gruesos y potentes chorros de lefa y esas meadas que más de una vez observé sin pudor.

Me volví a poner en pie, lo miré sonriendo y le besé sus labios, me puse de nuevo en el borde de la cama, pasando saliva con mi mano por mi ano, me abro las nalgas y le dije que me folle por el culo, Mi nieto se ubicó detrás de mí, se amarré el cipote… y yo misma con mi mano derecha, guie su polla hasta dejarla justo donde tenía que hacer fuerza para que entre en mi ano…

-      Empuja, pero antes cógeme firme de la cintura y empuja duro hasta que no te quede nada de polla por meterme…, así entrará mejor tu polla en mi culo.

Le dije, notando como mi nieto me cogía firmemente de la cintura, y haciendo fuerza su glande empezó a entrar en mi culo expandiendo el ojal…, una vez superada la abertura del ano, el resto del cipote no es costoso clavarlo, de modo que en dos embestidas que hizo, me la metió toda, haciendo que gima de placer. Recordaba cómo me follaba mi marido.

-      ¡Quédate quieto, deja que sienta tu polla dentro!

Deseaba disfrutar de la sensación de volver a tener una polla dentro del culo.

-      ¡Umm! Ahora mete y saca tu polla de mi culo despacio, dejando que aprecie como entra y sale ese pedazo de barra de carne dura.

Le dije, sin dejar de abrir mis nalgas, mi cara aplastada contra el colchón y las tetas posadas en las sábanas, y con toda la polla de mi nieto dentro de mi culo. Advertía como me follaba despacio el culo, haciendo que gima y suspire de placer.

-      ¡Cómo me gusta tu culo abuela! ¡Joder lo tienes tan apretado y caliente…!

Pronunciaba Alberto, haciendo que su polla entre y salga de mi ano.

-      A tu abuelo también le gustaba mucho follar mi culo. Tenía una verga tan gorda como la que tú tendrás… y unos cojones como bolas de billar.

Le decía, sintiendo tal placer, que hubiera estado todo el día con la polla de mi nieto metida en mi culo, gozando del su gran trabuco y los golpeteos de sus huevos en mi coño.

-      Deja que cambie de posición.

Noto como Alberto me sacaba la polla del culo.

-      Abuela, qué abierto lo tienes ahora.

Me dijo, viendo cómo se me había quedado de abierto el ano.

-      Así me lo dejo tu abuelo de tanto follarlo… si no hubiera sido por tantas veces que me dio por el culo, me hubiese preñado diez veces más…y con cuatro hijos ya tuve  bastantes.

Le repliqué acostándome boca arriba, levantando mis piernas, volviendo a ofrecerle el ano a Alberto

-      Deja que te ayude, así me vuelves a meter la polla por el culo.

Acomodando de nuevo su polla contra el ojete, le azucé para que empujase fuerte, sintiendo como me la metía de un solo envión. Volví a gemir de placer al sentir de nuevo como me estaba follando el culo.

-      ¡Joder, cómo me gusta tu culo abuela!

Me decía moviendo su polla dentro…

-      ¿Te gusta?, te pareces a tu abuelo, como le gustaba al cabrón follarme el culo, y a mí que me lo follase… me hacía sentir una PUTA.

Dije, moviendo mis caderas, sintiendo como la polla de mi nieto se movía dentro, yo seguía con mis piernas lo más arriba que podía, mis dedos empezaron a pasar por mi coño, me los metía dentro mientras le decía a mi nieto que no parase de follarme el culo, que haga que su polla entre y salga de mi ano hasta que desaparezca la raíz y solo queden los huevos fuera.

 


 

-      Me follas igual de bien que tu abuelo… con las mismas ganas de joderme.

Le decía disfrutando como loca de la polla de mi nieto.

-      ¡¿Me vas a dejar follarte siempre… por el coño y por el culo?!

Reclamó mi nieto su derecho de pernada, metiendo y sacando su polla de mi culo.

-      Sí, siempre que quieras, tu abuela te va a estar esperando para que la folles por cualquiera de los tres agujeros…

Me entusiasme con mis palabras, sintiendo tal placer que me parecía que estaba follando con mi difunto esposo. Metía mis dedos lo más a dentro de mi coño que podía y me frotaba a lo loco el capuchón del clítoris y sobre el glande mojado de saliva o flujo vaginal ¡¡Cómo disfrutaba! Apreciaba los gemidos de Alberto en cada metida y sacada de verga en mi esfínter ¡¡Joder, cómo me estaba follando!!

-      Abuela, me voy a correr… frunciendo el ceño, - ¡Joder, abuela no aguanto más!

-      Sí, Alberto, llena el culo de leche de tu abuela, llénalo bien… Córrete, córrete dentro de mi culo, como se corría tu abuelo… dame el gusto de sentirla.

Le dije, sintiendo como gemía, casi gritaba cuando se empezó a correr… percibía el palpitar de su polla, estaba tan feliz y excitada de verle tensar su cuerpo y eyacular en mi culo, que sin poder aguantar más la paja que no dejé de hacerme en todo el tiempo de estar sodomizada por mi nieto, me empecé a correr yo también, nombrando a mi difunto esposo, gritando su nombre, disfrutando del polvo que me estaba echando ese nuevo macho tan gentil… teniendo un tremendo orgasmo, tan complaciente como el que había tenido la noche anterior cuando mi nieto me follo el coño.

-      No saques tu polla de mi culo, no la saques, déjala dentro hasta que tengas los huevos bien secos… rellena a tu abuela de esa rica leche tuya.

Le decía acorriéndole con una mano sus pesados testículos, a la vez que me convulsionaba corriéndome como puta, manteniendo bien levantadas mis piernas. Notaba espasmos de placer de como mi nieto me llenaba el culo con su leche, sus aldabonazos era tremendos… yo gemía, movía mi cabeza de un lado a otro de cuanto estaba disfrutando con mi orgasmo…todo a un tiempo. No podía creer que mi nieto de 16 años me hiciera disfrutar así de esa manera tan excitante, con su polla… follándose a su propia abuela, quien había sido casi una madre o incluso más a lo largo de su corta y bonita vida. El muy cabronazo se sugestionaba como un toro, al verme dispuesta para que me follase, menudo semental.

-      ¡Ay Alberto, que bien me has follado, bandido!

Le dije con los ojos cerrados, sintiendo como su polla dejaba de palpitar dentro de mi culo, mis sacudidas se iban relajando y la sangre recorría mi cuerpo a toda velocidad. Alberto se acostó a mi lado, los dos desnudos, sentía el regusto del reguero de lefa salir de mi ano. Lo lo abracé, puse su cara contra mis tetas…

-      ¡¿Te vas a ir al instituto…?! Ya vas a llegar tarde, mi amor.

Le pregunté, pasando mi mano por su cabeza.

-      Sabes que me gusta estar contigo abuela, y más ahora, que me estas enseñando a follar como te follaba el abuelo.

Me dijo cariñosamente pasando su mano por mi tripa.

-      Sí, quédate todo lo que quieras… te justificaré la falta de hoy porque estás malo en cama con dolor de tripa…

-      Lo que realmente me duelen son los huevos, abuela… de tanto sacarle leche y de los golpes en tu coño cuando te estoy follando.

Le fui pasando la mano por sus agotados cojones rojos y calientes de tanto esfuerzo en estas últimas horas… y ciertamente debían estar exhaustos de tanta leche que no paraban de producir para llenar una y otra vez a su necesitada abuela.

-      Así me follas por donde quieras y cuando quieras… mientras tengas pujanza. Luego te prepararé unos ricos macarrones para que cojas fuerzas otra vez.

Sentencié besando los labios de mi nieto, quedando los dos, completamente desnudos en la cama y yo estaba tan satisfecha y feliz, que sabía que a mi nieto no le iba a poder negar nada, ni lo deseaba. Había descubierto a un semental de tomo y lomo tan potente como salido para que nunca me falte el polvo de cada día.

-      Abuela, creo que no voy a necesitar hacerme más pajas, teniéndote a ti.

-      De eso puedes estar seguro… ¡Quiero que toda la leche que produzcan tus huevos, sea para tu abuela… culo, boca o coño, si no la rocías por mis tetas!

Increíble cómo me entregué a mi nieto en la siesta y de nuevo antes de ir a domir.

-      Abuela, ¿Con cuántos hombres te has acostado?

Me preguntó Alberto, con su cabeza en mi pecho, con una de mis tetas casi en su boca.

-      Solo con tu abuelo, y ahora tú eres el segundo hombre de mi vida

Le dije acariciando su cabeza, sintiendo como me salía la leche que mi nieto me había dejado en el coño. Seguíamos desnudos los dos en la cama, hablando…

-      Tu abuelo fue el primer hombre de mi vida, hasta que llegaste tú, él me enseño todo lo que sé del sexo… me hizo a su manera, a sus gustos y gocé.

Seguía diciendo, recordando a mi difunto esposo, acariciando los pies de mi nieto con los míos

-      ¡¡Sabes que te quiero mucho, abuela!!

Me dijo, con su cara de niño mimoso, bajando su mano, y jugando con los finos y cortos vellos de mi coño

-      Yo también te quiero mucho Alberto.

Iba dejando que juegue con mi vello púbico y yo seguía acariciando sus pies con los míos.

-      Abuela, ¡¿siempre me vas a dejar que te siga follando aunque tenga novia?!

Decía, haciendo pequeños rulos con mis bellos del coño.

-      Siempre que quieras, que necesites desahogarte tus ganas de sexo, sabes que me tienes disponible… gusta que me folles y le des placer a mi coño…. En verdad te pareces tanto a tu abuelo que me follas como él. Siempre le gustó comerme el coño o lamer mi culo antes de follárselos, como a ti.

Le comenté poniendo mi mano sobre su polla y acariciándola…

-      Cuando me lo estabas lamiendo, me pareció que era él quien lo hacía… ¡¡Espero que no te moleste que piense en tu abuelo cuando me follas!! ¡Me dio tanto placer!

Le seguí diciendo, notando como con mis caricias se le iba poniendo dura la polla de nuevo.

-      Me encantaba chuparle los huevos y su gran polla, hasta que se corría en mi boca. Disfrutaba tragando su leche… su cuantiosas y voluminosas corridas.

Le contaba, abriendo mis piernas y dejando que meta un dedo dentro de mi coño.

-      ¿Como me la chupaste la noche anterior?

Me decía, moviendo su dedo dentro del coño, haciendo que suspire.

-      Sí mi vida, aunque tu leche tiene otro sabor a la de él, la leche de tu abuelo, era más ácida y muy espesa… la tuya es más suave y algo más líquida…, Eso debe ser porque él era viejo y tú muy joven, supongo. Pero me gustó mucho… sabe muy rica, y el sabor de una polla me excita mogollón.

Le dije, siguiendo con las caricias en su polla.

-      Voy al baño a limpiarme… del coño se me está saliendo toda la leche que me dejaste… eyaculas tanta como tu abuelo. HAS HEREDADO SU VIRILIDAD

Levantándome, fui al baño, me limpie y volví a la cama junto a mi nieto.

-      ¡Vaya, vaya… mi niño tiene dura la polla de nuevo!

Me acomodé entre sus piernas y empecé a pasar mi lengua por toda su polla, a lamer la cabeza, la metía toda en mi boca, le chupaba el glande muy suave, lo disfrutaba, hacía que mi nieto disfrute como le chupaba la polla… el sabor de sus huevos y verga me estimulaba cada poro de mi piel, cada terminación nerviosa de mi cuerpo, haciéndolo arder…

-      ¿Te gusta cómo te chupo la polla?

Pregunté pasando mi lengua por todo lo largo y mamando al final el cabezón terso y duro de su ariete

-      Sí abuela, me encanta como la chupas… siempre soñé que una mujer me la mamase de esa manera… y me dejase correr en su boca y coño.

Me dijo, dejando que siga disfrutando de su polla en mi boca.

-      ¡Mmmm, que rica polla tienes Alberto! ¿Me vas a querer volver a follar? ¡¿Aún te queda potencia en tus huevos?!

Le decía sin dejar de chupar.

-      Sí abuela, quiero seguir follándote… mis huevos aun no me duelen.

Dijo mi nieto, yo lo miré sonriendo y besando su cuerpo, fui subiendo hasta que quedé sobre su polla… mi chico se encontraba tendido con el sable mirando al techo. Me deslicé sobre su cuerpo poniendo mis piernas a cada lado de sus costados y casi en cuclillas me posicioné el coño sobre su verga, con mi mano la ubique en la entrada y me fui sentando, haciendo que entre despacio dilatando mi vagina con su grosor cárnico…como a mí me gusta sentir que entre mis paredes vaginales…, hasta tenerla toda dentro. Suspiré de placer al sentir de nuevo la polla de mi nieto dentro del útero, el mismo que su abuelo había fertilizado tantas veces, y ahora era su heredero por derecho quien lo hacía.

-      Alberto, tu fóllame tranquilo, que no creo poder llegar a tener otro orgasmo, ya tuve dos anoche y otro cuando me follaste el culo… son bastantes para una vieja en tan poco tiempo. Tú ve a tu ritmo y córrete cuando lo desees dentro de mi coño. ¡Es una lástima que no me puedas preñar ya! ¿Verdad?

-      Sí que me gustaría dejarte preñada… pero ya no podemos tener hijos.

-      Es una pena, con lo que te quiero… te pareces tanto a tu abuelo. Era tan buen follador y semental como tú… ¡Me encantas mi amor!

Le decía moviendo mi cuerpo sobre el de mi nieto, notando como su polla se movía dentro de mi coño, haciendo que suspire de placer y disfrute tal y como me estaba follando mi nieto era una delicia morbosa…

-      ¡Cómo la polla bien dentro de mí! Juega con mis tetas mientras me follas.

Le decía, disfrutando y sintiendo las manos de mi nieto apretar y acariciar mis tetas mientras me seguía follando.

-      Espera Alberto, sigue acariciando mis tetas, voy a acomodar en mi culo.

Dije, sacando su polla de mi coño y levantando el cuerpo, con mi mano acomode su polla contra mi ano, y me fui sentando ahora haciendo que su polla vaya entrando en mi culo, abriendo mis nalgas, así me entró toda, volviendo a quedar sentada sobre mi nieto, pero ahora su polla me follaba el culo… ¡Joder, cómo gemía de placer… cómo disfrutaba de sus manos en mis tetas y su polla dentro de mi culo! La movía en círculos, que locura, que placer sentir una verga tan dura como la de mi nieto dentro de mi culo.

-      Abuela, qué bueno que te dejes follar así… ¡Cómo me gusta!

-      Sí Alberto, disfruta cuanto quieras de mí. A tu abuela también le gusta mucho como te la follas.

Dije, dejando que sus manos aprieten mi tetas, tenía los pezones duros, jamás en mi vida pensé disfrutar de tener sexo de nuevo, y menos con mi nieto…mi único nieto, pero ahí estaba dejando que un adolescente virgen hasta hacía dos días, me esté follando el culo y yo disfrutando como loca, gozando, pidiéndole que me siga jodiéndome.

-      ¡¿Quieres que me ponga en cuatro patas y me sigues dando por el culo?!

Se desenchufó, y bajando de encima de él sin esperar respuesta, me pongo en cuatro patas, me abre las nalgas, dejando que mi nieto vea como me dejaba abierto el ano con su polla. Alberto se acomoda detrás mí, y siento como él solo, ya sin mi ayuda, acomoda su polla contra mi culo y me la empieza a volver a meter, haciendo que gima de placer a medida que me iba metiendo la polla

-      ¡Uy, como le follas el culo a tu abuela, que bueno…sigue, sigue follándomelo!

Abriendo mis nalgas todo lo más que podía, noto como mi nieto hacía que su polla entre y salga de mi ano.

-      ¡¡Cómo me gusta follarte por el culo abuela!!

Decía Alberto, metiendo y sacando su polla haciendo que disfrute como disfrutaba con mi esposo cuando él me follaba el culo.

-      ¡Te pareces tanto a tu abuelo follando mi culo, como me haces disfrutar, tu abuelo me hacía disfrutar mucho también!

Dejando que me folle a su antojo

-      ¿Abuela, me puedo correr en tu boca?

Dijo Alberto, moviendo su polla para adentro y para afuera de mi ano, "si", le dije, haciendo que saque su polla de mi culo, y metiéndola en mi boca, chupando como loca para sacar la leche de mi nieto, movía mi cabeza para adelante y para atrás, haciendo que entre y salga de garganta. Sus gemidos eran cada vez más fuertes, yo movía más rápido mi cabeza, sentía como se hinchaba la verga dentro de la boca, hasta que mi nieto dio un gemido muy fuerte y empecé a sentir su leche cayendo en mi lengua, golpear mi paladar…, yo seguía chupando fuerte, ordeñándoles toda su leche con mi boca. Yo a medida que chupaba, tragaba su lefa, me deleitada golosa disfrutando de esa leche joven, luego le pasaba mi lengua por todos lados, limpiando y sacando hasta la última gota de su semen rico y casi licuado… tragando todo, igual que le hacía con mi difunto esposo

-      ¡Uffff, que rica leche que tienes Alberto, como me gusta tragarla!

Le dije, besando la cabeza de su polla y dándole unos besitos a sus encarnados huevos.

-      Vamos a hacer la comida y luego seguimos jodiendo, si quieres.

Le dije, poniéndome en pie y buscando mi ropa para no seguir desnuda como estaba. No quería pensar en lo que hacía con mi nieto, solo lo quería disfrutar el tiempo que dure.

-      ¿Por qué te estas vistiendo?

Me preguntó Alberto mientras me ponía las bragas y buscaba el resto de mi ropa.

-      ¿Qué te parece si comemos algo y salimos a pasear como dos enamorados? Así de paso descansamos para cogernos con más ganas luego…

Le dije abrochando mi sujetador, "vale", me dijo Alberto y comenzó a buscar su ropa para vestirse él también. Me fui a la cocina mientras mi nieto se terminaba de vestir, preparé algo rápido, me sentía extraña, no me sentía estar con mi nieto, parecía que la persona que estaba conmigo era mi difunto marido, mi novio, mi amante furtivo o una aventura emocionante con un hombre que me daba todo… sentía como me palpitaba mi sexo, naciendo del mismo clítoris esa sensación, el sabor de la leche de macho en mi boca me recordaba tanto a cuando él estaba vivo y follábamos como conejos y me hacía suya por todos y cada uno de mis agujeros, me sentía extraña e ilusionada llena de vida.

Comimos y salimos, nos fuimos a caminar, yo iba cogida del brazo de mi nieto… mi hombre, hablamos de cualquier cosa, yo me reía mucho, estaba disfrutando del paseo, nos sentamos en un banco, frente a una fuente con aves.

-      ¿Qué piensas abuela?

-      ¡¿De qué mi niño?!

-      De lo que hemos hecho… de haberme desvirgado.

-      Nada, no quiero pensar en nada, lo hacemos y ya está… alguna vez tendrías que empezar a follar y creo que ha sido una buena idea que fuera conmigo.

Le dije mirando su cara, y viéndolo bien no tenía ni atisbo de barba y se había convertido en mi amante, en el amante de su abuela. La primera vez me deje llevar por el momento porque lo necesitaba él tanto o más que yo, pero tenía algún reparo, me daba vergüenza que me viera excitada, ahora me exhibo ante él y me dejo hacer mostrándome cuanto me excita que me folle, dejo que me vea mis partes más íntimas prestas a tener sexo… le muestro mis intimidades, mi coño, mi ano, le digo que vea lo abierto que lo tengo, me gusta sentir como disfruta cuando le chupo la polla y cuando se corre en mi boca, me gusta verle excitado y ser cómplices de algo tan especial e íntimo… me encanta tragar la leche de mi hombre, mi macho mi semental, creo que es un muestra de amor sumiso a él

-      ¿Quieres que cuando estemos en casa, nos duchemos juntos, igual que cuando era un niño?

Le dije, dejando de pensar y aceptando lo que estaba viviendo y lo iba a disfrutar mientras dure, "vale", y continuó…

-      ¿Sabes que te iba a pedir abuela?, que cuando estemos en casa, no te vistas, me gusta verte desnuda

Me pidió el muy guarro, haciendo que me ría.

-      Así que te gusta que este desnuda?, pero soy vieja, como puede gustarte verme desnuda?

Le dije siguiendo la conversación.

-      Sí abuela, me gusta ver tu cuerpo desnudo… tus tetas con esos pezones enormes, tu culo respingón tan grande, me gusta como tienes el coño con vello en el pubis y totalmente pelado la vulva… me excita ver tu raja del coño, tus nalgas moverse… me gusta todo de ti, abuela, por eso me excito tanto y tan rápido… siempre me la pones muy dura ¡Te quiero!

Me decía el muy atrevido.

-      Ay Alberto, cuando estés con otras mujeres jóvenes, más o menos de tu edad, vas a pensar en mí como un error, y hasta te va a dar cosa el haberte acostado conmigo.

-      Haber estado contigo nunca será un error en mi vida, todo lo contrario… y dudo que quiera estar con otras mujeres más jóvenes… tú me das todo lo que deseo.

-      Gracias mi amor, eres una locura que no merezco.

Seguía hablando de lo nuestro como si fuésemos no sé, amantes, marido y mujer, me sentía extraña hablando esto con mi nieto. Nos levantamos y nos fuimos caminando despacio a mi casa, entramos, Alberto trajo unos refrescos, y comenzamos a beber.

-      ¿Abuela, no te vas a quitar la ropa?

-      ¡¿Quieres que me quite la ropa?! dije, un poco sorprendida

-      Sí, quiero ver cómo te la quitas… que me hagas un striptease

Me dijo Alberto, esperando sentado en una silla a que yo me desnude para él. Lo miré, me puse en pie y comencé a quitarme la ropa, despacio todo lo sensual que era capaz de ser, sin apuro, mi nieto me miraba atento como me iba desnudando, me quite la camisa y la falda, los zapatos, quedé en bragas y sujetador.

-      ¿Quiero que seas tú quien me quite las bragas y el sujetador, así me dejas desnuda?

Avanzando hacia donde estaba sentado viendo como me desnudaba, le di la espalda y deje que con su torpeza, saque los ganchos de mi sujetador. Lo sostuve con mis manos, poniéndome de frente a mi nieto y guiando sus manos hice que me lo quite con la destreza que se espera de tu amante… le enseñé sin soltar sus manos. Acto seguido supo qué hacer con mis tatas, me las acarició, las estrujó y las apretó haciendo que suspire fuerte con las caricias que yo misma me hacía con las manos de mi nieto en mis tetas. Alberto frente a mí sobando mis tetas me sugestionaba tanto como lo hacía mi esposo, lo miró alborozada por mis fueros internos, y sin poder contenerme le beso la boca metiéndole la lengua hasta el galillo… me hallaba salida como una perra en celo. Mientras guiaba sus manos hacia mis bragas y junto a sus manos, las empezamos a bajar, sin dejar de besar su boca… este chico comenzaba a besar de vicio y apenas llevábamos unos días teniendo sexo.

 


 

Juntos bajábamos mis bragas, me siento sexy mostrando mi culo y coño sin ninguna prenda que los cubra, sin soltar sus manos las empecé a pasar por mi coño, yo se las dirigía a mi nieto para que me manosee, abrí mis piernas dejando que pase sus dedos por la raja que se empezaba a humedecer

-      ¿Te gusta?

Le decía besando sus labios y pasando mi lengua por sus labios lascivamente… comenzaba a comportarme muy puta con mi hombre. Siguiendo sus manos junto a las mías, continuamos bajando mis bragas, hasta que solas se cayeron hasta mis tobillos… perseguía guiando las manos de mi nieto, haciendo que me acaricie toda, mis nalgas, mi coño, mis tetas, los besos que nos dábamos, nuestras lenguas se entrelazaban lujuriosas cual si fuéramos dos perros en celos. Dejé sus manos acariciando mi cuerpo, con las mías acariciaba el suyo, buscaba sacar su polla en estado de dureza extrema… la acariciaba, iba sacando su ropa, haciendo que quede desnudo también…, no dejaba de acariciar su polla, no podía dejar de besarlo, de lamer su boca, de buscar su lengua con la mía, estaba caliente y salida como hacía muchos años no lo estaba… me sentía mojada por el cabrón de mi nieto, que me daba lo que ya no esperaba en mi vida… romper mis esquemas sexuales.

Sus dedos entraban en mi coño, haciendo que gima, que respire agitada por lo cachonda que estaba… mi nieto me empezó a chupar las tetas.

-      Así, así Alberto, chupa mis tetas, chupa de los pezones de la abuela, acaricia todo el cuerpo de esta vieja que es tuya por derecho… ¡Hazme disfrutar como una perra! ¡Ojalá pudieras preñar mi vientre con tu semilla!

Le decía sensual y arrebatadora en su oreja, muy despacio, sintiendo como mi nieto me acariciaba toda, me chupaba las tetas, yo acariciaba su verga que me volvía medio loca…  "ven", le dije, cogiendo una de sus manos, y me fui tendiendo medios sentada en el sofá del salón, abriendo mis piernas, haciendo que mi nieto se ubique entre ellas arrodillado en la alfombra frente a mí. Me excita ver su cañón duro mirando a mi cara… de eyacular en esa postura me llenaría el rostro de leche. Se la agarro y me electrifica el cuerpo notar la textura de su tranca. Con mi mano dirigí su polla a mi coño, la encauzo a mi entrada, pero antes restriego su ariete entre mis labios y clítoris…presiono fuerte glande con glande, eso es lo más morboso y apasionante que nunca soñé que podría hacer con una polla dura.

-      Mete tu polla despacio en mi coño, deja que sienta como me entra centímetro a centímetro, no tengas prisa, necesito saborear como me abres la vagina, deseo notar a mi hombre apoderándose de mi intimidad, de mí.

Le dije, abriendo y levantando lo suficientemente las piernas para que él accediese a mi entrepierna sin dificultad. Sintiendo como Alberto empezaba a meter despacio su polla, me provoca gemidos incontrolados de placer al sentir como va expandiendo mi interior uterino… veo la raja de  mi coño tragarse el ancho y largo rabo de mi nieto, me sobrexcita percibirlo.

-      Así mi amor, despacio, que bien siento entrar tu polla…me encanta que me hagas tuya… así cariño, que no quede nada de esa tranca fuera de mí.

Le decía muy puta besando sus labios mientras su polla entraba toda en mi coño… gemíamos a la vez al sentir su mostrenco envuelta en mi funda cálida y húmeda…, le presionaba contrayendo mis paredes vaginales, como si se la estuviera mamando haciendo que gima más fuerte, que suspire de placer al sentir me estaba follando. Ya no hablábamos, solo gemíamos mientras su cadera empujaba con cada vez más fuertes empellones. Se escuchaban nuestras respiraciones agitadas, nos besábamos con pasión, mientras la polla de mi nieto entraba y salía de mi coño realizando sonidos acuosos… me enloquecía la música sexual que escuchaba de mi coño mojado, sus huevos golpeándome a llega a fondo, y nuestras bocas gimiendo a la vez. Yo recostada en el sofá, despatarrada con las piernas tan abiertas que mi coño se había convertido en el frontón de su falo y su par de gordas pelotas. Mi nieto ante mí follándome despacio, haciendo que disfrute, que goce.

-      Chupa mis tetas mientras me follas… mira como tengo los pezones de duros… ¡¡Mámemelos por favor!! Y no dejes de follarme más fuerte.

Le dije, haciendo que Alberto meta uno de mis pezones en su boca. Al notar su boca succionármelos, gemí fuerte de placer al percibir a una sola vez como su polla entraba y salía de mi coño a mayor velocidad, sentía mi coño muy mojado y sus testículos rebotando en mi vulva una y otra vez, su glande perforar las profundidades de mi útero, el olor a sudor de macho que desprendía ese chico envalentonado que se movía a las mil maravillas en mi conducto, estaba tan cachonda que parecía como si me fuera a correr de nuevo, cinco veces en dos días por el mismo macho, me parecía mentira a mi edad, pero me dejaba llevar por la pasión, disfrutando, sintiendo su polla entrar y salir de mi coño, estaba tan cachonda, tan caliente, que me movía como loca, gemía como loca, abría mi boca, solo sentía como mi nieto me follaba… le agarraba del culo atrayéndolo hacia dentro de mí… no deseaba que se saliese nunca de mi coño, que me follara eternamente.

Le clavé las uñas con tan fuerza que no controlaba, me estaba llevando al éxtasis de mi sexto orgasmo en menos de 30 horas.

-      No pares mi amor, sigue jodiéndome el coño con fuerza… ¡Por Dios te lo pido! ¡Quiero volver a correrme con tu polla en mi coño….joder sí, así!

No se pudo retrasar más mi corrida, hasta que dando un verdadero grito insolente, me empecé a correr como un geiser…, sentí como temblaba mi cuerpo de la fuerza que me estaba corriendo, me sentía desesperada al notar aquella tranca atravesándome hasta el mismo útero ¡Qué placer, que placer sentía al correrme así de esa manera con mi nieto follando mi coño, con sus manos y boca chupándome las tetas y besándome la boca, luego!

-      Abuela, me voy a correr yo también.

Aun no estaba por acabar mi orgasmo, que mi niño se excitó tanto como para no poderse aguantar, sentí que se iba a correr, me lo dijo a modo de novedad ya anunciada moviendo su polla más rápido en mi coño.

-      Sí cariño, córrete dentro de tu abuela, llénale el úrtero de leche a esta vieja… a tu mujer, a tu puta… ¡JODER…PRÉÑAME MI VIDA…PREÑA A TU ABUELA!

Le gritaba, desesperada, sintiendo como mi nieto me llenaba de leche, temblando de pies a cabeza de placer la clavó a fondo y comenzó a eyacular como un caballo semental. Notaba cada chorro salir de su hinchada cabeza venérea rellenado mi útero.

Así quedamos exhaustos tras acabar de soltar los ocho o diez chorros de leche en mi profunda vagina…, los dos agotados necesitábamos descansar. Mi nieto se recostó a mi lado sobre el sofá, quedado cansados, muy cansados de haber follado como locos, cual dos conejos salidos por engendrar más y más en mi vientre macilento.


Al cabo de media hora, no levantamos del sofá,  al cambiar de postura comenzó a salir un poco más de su leche de mi coño, apretando los muslos  me fui al baño, donde me lavé, quedando desnuda como mi nieto me había pedido que ande en casa,

-      Abuela, ¿y si le decimos a mis padres que me venga a vivir con nosotros?

-      ¿Para qué?, si tú puedes venir todos los días si quieras

Le dije, yendo a la cocina a buscar unos refrescos.

-      ¿Así podemos dormir juntos.

Me dijo, bebiendo un sorbo de refresco

-      ¿Quieres dormir conmigo?

Le dije, sonriendo de gusto.

-      Sí, dormir abrazando tu cuerpo desnudo, o follar a la hora que nos apetezca… así me enseñará más cosas.

-      ¿Qué crees que tu abuela te puede enseñar…?

-      A comerte el coño, por ejemplo, a cómo te gusta que te despierten y a todo aquello que te pueda hacer feliz…

Me decía, era una delicia que mi nieto me diga eso.

-      Eres un cielo mi amor… a veces pienso que no merezco tantas atenciones de un hombre, menos de provengan de mi propio nieto… y en verdad me ilusiona lo que tenemos como si fuese una jovencita, pero mi cuerpo no lo es… ¿Te gustaría que me pareciera un poco más a una nena, y me depile el coño al completo?

Le dije, abriendo mis piernas, dejando que mi nieto me vea lo peludito que poblado de mi pubis, un vello corto pero algo extendido

-      Como quieras, así me gusta también… tienes toda la raja despoblada y veo muy bien como entra mi polla en tu coño… si lo deseas hacer, a mí me gustará igual tu coño… porque al final es tu cara de placer, la que veo cuando me corro dentro de ti, eso es lo que me excita…saber que es a ti a quien follo e insemino con mi leche… que te quedes con la lefa dentro me gusta mucho.

Me dijo, haciendo que me ría de buena gana. Yo jamás en vida me había depilado el coño, solo cuando tuve familia en las ocasiones que mi esposo le gustaba hacerme parecer una nena a la que follar y preñar.

-      Bueno Alberto, hagamos una cosa, vayamos a tu casa y hablemos con tus padres y mañana te vienes a vivir conmigo una temporada más larga, si tus padres te dejan… así no tendrás que estar de una lado para otro.

Le propuse, él aceptó, me vestí y nos fuimos. La idea era que pasase también las noches, porque él estaba todo el día conmigo cuando no estaba en las clases, solo por las tardes noches, lo recogían para dormir en su casa… prácticamente no veía a sus padres más que unas horas al día y los fines de semana, y no todos, porque mi hijo, algunos trabaja de guarda de seguridad los sábados y domingos en un gran centro comercial. Cuando hablé con mi hijo y su esposa, ellos dijeron que estaban de acuerdo, que no había problema, ya que ellos trabajaban y Alberto se quedaba mucho tiempo solo en casa por eso lo dejaban conmigo, pero que los fines de semana que libraban quería que se fuese donde ellos y que si quiere a la noche de los días de clase, se quede en mi casa, así quedamos, me despedí de todos y le dije a Alberto que mañana lo iba a ir a buscar para ayudarlo con sus cosas.

Cuando estaba yendo para casa entro en el súper y compro maquinillas de afeitar desechables e iba pensando en mi nieto, en cómo se habían dado las cosas, algo que jamás se me hubiera pasado por la mente hacer. Llego a casa, en mi habitación me desnudo y voy al ducharme y a rasurarme el coño, no podía creer lo que estaba haciendo, a mi edad, me rasuraba el coño para que le guste más a mi hombre…, me sentía extraña con el coño rasurado, deseando que le guste, lo extrañaba, me sentía sola, me acuesto desnuda a dormir y pasé mi dedo por mi ano, me gustó sentirlo abierto como me lo dejaba mi difunto esposo, sentía ganas de tocarme, pero me aguanté para esperar a mañana, así me podía correr cuando mi nieto me esté follando, pero seguía con mi dedo en mi ano. Luego lo metí en mi boca y lo empecé a meter mi culo, acomodaba mi cuerpo para poder meterlo todo, jamás me metí el dedo, siempre fue mi marido el que me metía el dedo, dos y hasta tres dedos llego a meter dentro de mi culo, yo movía el dedo despacio, moje otro dedo e intente meterme dos dedos, sentía como entraban, disfrutaba metiendo mis dedos en el culo, agradecía a mi marido y a mi nieto que me lo hayan follado… qué bueno sentían mis dedos dentro del culo, me gusta mi ano así de abierto, logré contenerme y no tocarme el clítoris que no tenía a punto de estallar. Me dormí nerviosa, quería estar con mi nieto.

Al día siguiente despierto y lo fui a buscar, él estaba haciendo su maleta cuando llegué, mientras Alberto terminaba yo hablaba con mi hija, agradeciendo el favor que les estaba haciendo, pero si supieran que el favor me lo hacían ellos a mí, dejando que Alberto viva conmigo y me folle siempre que quiera.

Alberto termina de hacer su maleta y nos fuimos, cuando llegamos a casa, Alberto se acomoda en mi habitación, yo fui al baño, donde me quité la ropa, saliendo desnuda, sonriendo me tiro sobre la cama de piernas abiertas para que me vea como tenía el coño completamente depilado para él.

-      ¡¿Te gusta?!

Le dije, abriendo los labios de mi coño, dejando que me vea así, expuesta.

-      Anoche me metí dos dedos en el culo pensando en ti.

Le dije, excitada, parecía que más que mi nieto, era mi marido de cómo lo provocaba.

-      Abuela, estás muy hermosa… demasiado excitante como para no hincharnos a follar… solo de pensar en ti se me pone dura, incluso estando en clase.

Me dijo, empezando a quitarse su ropa, dejando que vea como de dura tenía su polla, viendo a su abuela desnuda en la cama, esperando a que venga a follarme. Cuando se desnudó, se acostó a mi lado, nos besamos, nuestras lenguas se buscaban, mi nieto acariciaba todo mi cuerpo, yo guiaba sus manos a mi coño, me restregaba contra él, acariciaba su polla.

-      Te eche de menos, extrañe tu ausencia mucho.

Le decía, besando con desesperación su boca, metió su lengua en mi boca y fue el detonante de una lucha encarnizada de nuestras bocas mientras me iba poniendo boca arriba, sin soltar a mi nieto, abriendo mis piernas y que él se fuera acomodando entre ellas. Con mi mano acomode su polla en la entrada de mi coño haciendo que se enfilara perfectamente su ariete de duro cabezón, con mi hambrienta raja vaginal.

-      Empuja, mete tu polla en lo más hondo de tu abuela… y fóllame como si no hubiese un mañana… ¡No sabes cuánto deseo tener tu esperma en mi útero!

Le decía exasperada sin dejar de besarlo y sintiendo como iba metiendo la verga endurecida como un hierro, en mi coño, haciendo que gima de placer…. Alberto me empezó a chupar las tetas, yo movía mis caderas sintiendo como su polla se batía dentro de mi coño a modo de pistón de una máquina bien lubricada. Gemía, le pedía que no deje de mover cadera para que la polla se incruste en mi anegada vagina… que me siga follándome duro

-      Abuela, quiero ver cómo te metes los dedos en el culo.

Me dijo, metiendo y sacando su polla de mi coño a un ritmo frenético… se notaba que venía a por todas o mi coño depilado le estaba inspirando mayor lujuria de la normal.

-       cariño, lo que tú me pidas.

Le dije disfrutando de como mi nieto me follaba en modo conejo, haciéndome gemir como una loca. Alberto saca su polla de mi coño, yo le beso sus labios, saco el tubo crema que había comprado, me pongo en cuatro patas y le digo a mi nieto que me abra las nalgas. Alberto me abre las nalgas.

-      ¡Cómo me gusta ver tu culo abierto… joder que bueno lo tienes abuela!

Dijo mi nieto entusiasmado. Unté dos de mis dedos con crema, y pasándolos por mi ano, los hice entrar, los metía lo más a dentro que podía.

-      ¿Quieres meterme tú los dedos en el culo?

Sin dejar de mover mis dedos dentro de mi culo, "¿puedo?", me dijo, excitado,

-      Claro que puedes, puedes hacerme lo que quieras, soy tu hembra y tu desahogo… puedes cumplir todas tus fantasías con  tu abuela… todas.

Le dije, sacando mis dedos y quedando en cuatro patas, abriendo mis nalgas esperaba a que ahora sea mi nieto el que meta los dedos en mi culo.

-      Dos dedos te meto Abu

Pasando una mano por mi nalga, "los que puedas", le dije, dejando que empiece a meterlos, dos, tres.

-      Intenta meter otro dedo más, disfruta del culo de tu abuela, y después quiero que metas tu polla y me folles el culo.

Le decía disfrutando como metía sus dedos en mi culo, "muévelos", le dije, mordiendo la almohada para no gritar de placer, "¿no te duele abuela?", me decía moviendo sus dedos dentro de mi culo

-      No, me gusta que disfrutes de mi culo, que lo abras todo lo que quieras.

Decía, sin dejar de morder la almohada.

-      Ahora saca tus dedos y mete tu polla, ¡¡fóllame el culo Alberto!

Le dije, ya sin poder aguantar más las ganas de que me siga follando. Cuando sacó sus dedos, hizo una exclamación, por el tamaño que tiene mi ano.

-      ¡Qué abierto tienes el ojete, abuela… te va a entrar la verga entera de un solo pollazo!

Dijo ubicándose detrás mí, metiendo su polla por mi ano.

-      ¿Te gusta Alberto, te gusta como la abuela es de puta para ti, solo para mi nieto? Ahora sigue abriéndolo con tu polla, hasta que me aporres el coño con tus huevos... esa hermosura de cojones también quiero gozarlos.

Le dije, gimiendo de placer al sentir como había metido toda su polla en mi culo.

-      Así, así, no pares de follarme el culo, sigue follándome, no pares.

Le decía, sintiendo lo que jamás me había pasado, ni siquiera con mi esposo, me estaba meando de placer, pero solo era una corrida tan grande que lo parecía… jamás su abuelo consiguió correrme así, a medida que mi nieto me follaba el culo.

-      Alberto, me estoy corriendo como una zorra de tanto placer, que me está dando… parce que me estoy meando, no pares que me corro, sigue follando mi culo, no pares.

Le gritaba, sintiendo un orgasmo espectacular e inigualable… <<Joder como podía ser esto>> Sentía en mi interior como explotaba en un tremendo orgasmo, haciendo que caiga de bruces, con mi nieto pegado a mi cuerpo, sin dejar de mover su polla dentro de mi culo buscando su corrida… los pollazos eran más rápidos, más profundo y mucho más duros.

-      Me corro abuela, me corro…

Me gritó, pegando su cuerpo contra el mío…. Me pregunte como lo hizo, pero de pronto siento palpitar su polla, llenando mi coño de leche, Alberto me mordía el hombro, y yo gritaba de placer, dando patadas sobre la cama, disfrutando de mi nieto y feliz de cómo me estaba llenando el útero de su rica y fértil de leche.

-      Ay, mi vida… buena follada me estás dando y con qué rica lefa me llenas le llenas el vientre a tu abuela, sigue, sigue, deja toda tu leche dentro de mi vagina tan necesitada de macho.

 


 

Le gritaba, gozando como jamás había gozado, gozando de la polla y la leche de mi nieto, de cómo me estaba follando el culo y el coño como lo estaba llenando de leche… lástima que mi ovulación se me había retirado hacía años, pero juro por Dios, que me hubiera gustado que me nieto me dejara una panza bien preñada y lucirla a su lado en los paseos por el parque diciendo… ¡Este macho es el que me ha hecho estar así de panzona! Parir sus hijos sería mi gran alegría una bendición divina, volver a dar vida en mi útero caducado y darle a mi nieto, a mi macho, a mi hombre… mis nuevos hijos, ¡Tal como se los di a mi esposo! Porque al fin y al cabo la hembra está ahí para satisfacer a su macho y que este nos deje repletas de amor y dicha a nosotras, incluyendo que seamos sin discusión el colector de su hombría… nuestro útero, el depósito al que tienen el deber de llenar y rellenar para engendrar a sus hijos. 

 


 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Entradas más populares de la semana