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UNA HISTORIA DE AMOR. Y si tú no has de volver...

    "Y si tú no has de volver" 1ª PARTE "Una para el otro y otra para el uno". Esa frase la repite una y otra vez mi ...

El Negro Martín me Desvirgó

El negro Martín que me violó, me desvirgó..., me siguió hasta mi casa y se metió para cogerme. Fue uno de los momentos que marcaron mi vida...el principio de mi larga carrera sexual.

Era un día de febrero de 2011, en el barrio de María Concepción de Santa Elena de los Arenales, ya casi era hora de salir a ver a mis primas… viernes por la noche, así habíamos quedado de irnos de parranda.





Estaba sola en casa, mamá había salido y yo me encargaba del lavado de la ropa… el caño como siempre era corto y mi paciencia debía de ser larga.  Pasé un par de horas hasta que acabé y cuando me proponía a colgar la ropa húmeda, de repente siento que por atrás me abrazan, me cargan y me dan una vuelta, me baja y me pone frente de él. Para mi sorpresa era el negro que vivía con mi tía Isabelina, su actual marido por entonces y por lo tanto mi tío putativo. Me pega a su cuerpo aún más, cargándome sobre su cuerpo enorme… noto el olor acre muy fuerte de su transpiración, al tiempo que percibo su verga enorme erecta presionando mi estómago. Me besa en la boca mintiéndome toda la lengua, me suelta y se va. Me dejo toda sorprendida pues no sabía que le gustaba, el nunca había hecho el intento de nada sexual conmigo, y para colmo era la primera vez que un hombre mayor me besaba de esa manera…yo ya había tonteado mucho con los chicos del colegio, con besos a cambio de comida, y aunque nunca podía llevar desayuno de casa me las arreglaba para comer a media mañana con la venta de mis sensuales besos a cualquier chico que con un bocadillo para darme, incluso les llegaba a dar el beso con lengua, si me gustaba mucho.

Seguí con mis tareas bailando con la música de mi celular, y finalmente me marcho a casa de mi prima Micaela. Serían las 11 de la noche cuando vuelvo y me doy cuenta que me esta siguiendo en su camioneta, llego a la casa y al estar abriendo, él ya está detrás de mí, me empuja y se mete también, ya adentro me empieza a besar para acallar mi boca, tocando la bubis encima de mi ropa a la par. Yo, arrastrada por el sopor del frenesí que emanaba de mi coñito virgen, le rodeo el cuello con mis brazos y siento que su verga comienza a crecer con entusiasmo… para mi sorpresa crece, crece y crece, se le hace enorme!!!! Mucho más que cuando la sentí esa misma tarde.

Me asusto y trato de retirarme, pero no me deja, le digo que va a despertar a mamá… que se vaya, pero no me hace caso, abre la puerta y me saca cargada en sus fuertes brazos, yo no podía hacer ruido, no quería que mi mamá se diera cuenta de la agresión del negro de mi tía. Me sube a su camioneta, y ya sumisa no dije nada para no despertar a los vecinos y tal vez porque lo que iba a ocurrir no me era tan desagradable. Yo era virgen, pero a mi amiga Anna, ya la habían roto a los 11 años, así que a mi edad con 13 estaba siendo tarde mi rotura de himen… me dejaba arrastrar por aquel negro superdotado, soñando con tener su pollón dentro de mi coñito atravesándome hasta el vientre.





Llegamos a su casa por la puerta de atrás, me invitó a que entrara, ya adentro enseguida me besa metiéndome su lengua y manoseándome por encima de la ropa. Yo he de confesar que pensé que me hallaba equivocada al valorar su verga no tan grande como resultó ser. De tal modo que mi mano derecha la busca dentro de su pantalón, pero no había necesidad de buscar mucho, a esas alturas ya sobrepasaba la cintura de sus calzones,  me dije… ¡¡Esto no me va a entrar!! Acaricio con premura, estupor y calentura, la cabezota de su verga..., el animal comienza a jadear, me quita la blusa y sin sostén aparecen mis dos tetitas, diciéndome que mis tetas le encantaban… me las comenzó a mamar. Por cierto las mama riquísimo con sus labios enormes y su lengua voraz. Sin saber bien porqué, mis manos se entretienen en su bragueta, le desabrocho el cinturón y luego la cremallera del pantalón mientras tanto me come los pezones erectos…excitados.

Ya libre su verga puedo ver que no es una verga, es una vergón!!! Me obliga a arrodillarme poniéndome la polla en mi boca, empuja mi cabeza a su verga que no me cabía ni la mitad, se la mamo y muerdo y el gruñía, me jalaba el cabello y me empujaba la cabeza follándome la boca como se lo haría a cualquier puta. Lo hace durante un par de minutos que parecen una eternidad, me dolían las quijadas de lo grande que debía abrir la boca para alojar tal mostrenco. De repente me avienta de espaldas al mesón de la cocina. De manera violenta me baja los pantalones y pantaletas, me abre las piernas y comienza a comerme el coñito, lamiendo toda la rajita y el hoyito de mi chiquito. Me deja bien caliente y chorreando baba por el coñito humectante.  

Me obliga a sentarme en el mesón de la cocina, y me acerca la cabezota de su cipote a mi vaginita impoluta…, enfila el garrote a mi rajita, busca con el glande entre los finos labios de mi chochito, y cuando encuentra el agujero… comienza a penetrar, primero suave con varias puntadas, pero a la cuarta la clavó duro rompiéndome el himen… ¡Joder me dolía mucho! Trataba de quitármelo de encima, pero ese corpachón era demasiado grande para mis pequeñas fuerzas….ni un milímetro me dejaba mover y la dilatación de mis entrañas era brutal. Al ver que tenía la batalla perdida, solo me quedaba ser sumisa a sus deseos, de tal modo que opté por suplicarle que fuese despacio, pero ofuscado, aquel negro hecho un energúmeno ya no entendía ni el español. El toro seguía y seguía empujando, ahondado en mi cuerpecito adolescente…solo queda esperar a ver hasta donde entraba su mazacote dentro de mi coñito, pronto noté su dureza en el mismo estómago, deseé que fuese agradable, así que trate de relajarme para que entrara más fácil.

Ya teniendo toda la verga adentro, empezó a meter y sacar, ya mi panocha se amoldaba a su verga y comenzaba a sentir placer. Las clavadas era suaves con golpes secos que mostraban la dureza de su tallo… me daba la sensación que nunca acabaría de follarme, que era como un semental que nunca se vendría, sentirlo atorándome todo el conducto vaginal y percibiendo sus orondos y pesados huevos azotándome el bubis, era algo que me enloqueció, pues disfruté como nunca había gozado nada en mi corta vida, que estuviera dentro de mí. Debieron pasar solo varios minutos, pero la sensación de que fueron horas, pues me venía e iba sacando y metiendo todo el tallo desde el gordo glande hasta las opulentas pelotas. De vez en cuando abría los ojos al notar que me venía…y veía su rostro de plena satisfacción, como si tuviese un orgasmo el también…  ¿Cuántos fueron? no lo sé, solo supe que me llenaba de esperma de negro mi recién estrenado útero… pero además me cargó y me recargó contra la pared y su verga. Yo gozaba cada embestida al punto del delirio, me daba placer por la panocha y por los chupones de mis pezones, pues los chupaba alternadamente. Finalmente me aventó sobre el mesón de nuevo y se vino por última vez bien dentro de mí, rellenándome con su leche, al tiempo que me besaba la boca y sus babas me salpicaban hasta el cuello.





Me ayudó a vestir y me cargó hasta la camioneta, me llevó a casa de mi madre, entré y fui directo a cuarto sin hacer ruido, porque el sueño de mi madre suele ser ligero a esas horas… ya pasaban las 2 de la mañana. Me metí bajo la mantita que calentaba mi gato “Pereza”, y de pronto me subió un bufo a macho, del aroma a lefa que empapaba mis braguitas y no  podía contener dentro de mi útero. Por la mañana debía de lavar toda la ropa para que no oliera el sexo que traía encima. Soñé con mi desvirgue, en un principio me pareció una agresión vil, pero poco a poco me daba cuenta que era una ventaja estar libre del pesado telo del himen de por vida…me dio tanto gusto rememorar, que pensaba meter esa verga por mi ano la próxima vez que estuviera con el negro Martín…, no le dejé esa primera vez, porque nunca pude saber si me hubiera lastimado, sin embargo pronto sabría cómo era sentirlo al meterme ese garrote por mi chiquito. No obstante nunca se dio, porque el negro abandonó a mi tía por otra más joven… ¡Qué lástima! Lo más dramático para mí fue no volver a sentir esa verga dentro de mí, en mi culito. Al menos me queda el recuerdo de su lefa rezumando entre los labios de mi coñito recién estrenado.




 

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