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UNA HISTORIA DE AMOR. Y si tú no has de volver...

    "Y si tú no has de volver" 1ª PARTE "Una para el otro y otra para el uno". Esa frase la repite una y otra vez mi ...

Madre soltera

 (Celina) enfermera titulada en el Hospital Reina Sofía de Córdoba. Puede resultar un poco exagerado pero mi estatura disimula muy bien mi culito y caderas prominentes, mis tetas dicen que están desproporcionadas y no llegan a ser perfectas, ¡Nadie es perfecto! Y menos casada con un cirujano plástico especialista en enfermedades que producen malformaciones físicas, trabajando en el mismo hospital. Ambos teníamos un niño de 10 añitos por entonces, se llama Basilio (Basi para mí)

 


 

…En la familia todo marchaba estupendamente bien a pesar de que no nos veíamos mucho desgraciadamente debido a nuestros trabajos a turnos y las guardias de mi marido (Para mí demasiado frecuentes) Vivimos en una urbanización en las afueras de la ciudad disfrutando de todas las comodidades que nos puede dar unos ingresos de más de 6.000€ mensuales.

Todo se derrumbó el día que el supervisor de planta entró de improviso en el despacho de mi marido y sorprendió a este con una auxiliar de enfermería a mi cargo, sentada sobre su mesa…, él con los pantalones en los tobillos y su verga incrustada entre las piernas de la chica. El escándalo que se armó fue mayúsculo, esto nos llevó directamente al divorcio.

Resultó que desde mi embarazo de Basi mi marido se lió con esa pelandusca que además trabaja codo con codo conmigo…, desde hacía meses estuvieron manteniendo una relación bastante formal, lo curioso era que aparentemente él estaba perdidamente enamorado de mí, o eso me decía el muy falso. Ellos se desplazaron a Madrid y desde luego el que fue mi marido nunca mas se volvió a acordar de mí ni de su propio hijo.

En principio sufrí una depresión espantosa que estuvo a punto de abocarme al suicidio, hasta que reaccioné al darme cuenta de que mi hijito era el que realmente estaba sufriendo las consecuencias de la separación de sus padres. Vendí el chalet en el cual vivíamos puesto que su mantenimiento para mi sola era excesivo y me compré un coqueto piso en un barrio céntrico de la ciudad.

A pesar de que tenía pretendientes por todos lados desde la separación, nunca mas quise saber de ningún hombre, es más, mis necesidades sexuales parecieron atrofiarse como por arte de magia, por mi cabeza en ningún momento pasaba una posible relación sexual, no sentía en absoluto esa necesidad. Era extraño, porque cuando vivía con mi marido cualquier cosilla por trivial que fuese como tuviese la más mínima relación con sexo, mi vagina comenzaba a mojar las bragas, se puede decir que era una mujer sexualmente muy activa, pero como digo, desde la separación mi vagina pareció secarse y no he vuelto a sentir la sensación de humedad en ella.

Me volqué absolutamente sobre mi hijo y por todos los medios procuré criarle y educarle, no solo como una madre sino también como la mejor de sus amigas en un equilibrio emocional. No sé por qué él ni desde cuando, dejó de llamarme MAMÁ y simplemente me llamaba por mi nombre (Celina en su boca me sonaba a gloria) Curiosamente y al mismo tiempo dejé de utilizar la palabra HIJO…, nuestra vida sin su padre había dado un giro de 180º en todos los sentidos y llamanos por nuestros nombres propios, como mi ex marido y yo nos llamábamos, hacía que nuestra relación fuese de una unidad absoluta, aunque al mismo tiempo de lo más natural a excepción de algunos pequeños detalles.

Basi era tremendamente cariñoso y extrovertido, tenía un montón de amigos y amigas con los cuales jugaba y asistía a sus fiestas pero según fue creciendo se unía más a mí, notaba que siempre estaba pendiente de mis actos, si por cualquier circunstancia me retrasaba en llegar a casa, inmediatamente se interesaba por el motivo incluso le notaba como si se pusiera celoso, aunque él estaba seguro de que yo no salía con nadie, porque al mismo tiempo yo no tenía interés por ningún hombre… inmediatamente se disculpaba y me llenaba de besos y carantoñas. A pesar de que seguía manteniendo amigos y más de una amiga, su amistad era más bien ligera, prácticamente no salía mucho con ninguno, sin embargo muy curiosamente para estar en plena pubertad, con quien realmente disfrutaba, era saliendo conmigo, le encantaba que fuéramos a la playa, al cine, de compras o simplemente pasear horas y horas por rutas de montaña haciendo senderismo.

Esto comenzó a ocurrir con más intensidad a partir de haber cumplido Basi los trece años, pero con diecisiete su único deseo era ir a todas partes conmigo, a mí realmente me hacía sentir la más feliz de las mortales… Mis amigas decían que más que un hijo tenía a un verdadero novio.

Basi seguía creciendo y estudiando, nuestra unión cada vez era mas estrecha dentro siempre de la más estricta normalidad, yo le quería con locura pero pensando siempre como madre por mi cabeza en ningún momento llegó a pasar otra cosa. Las rutas eternas en bicicleta por lugares que nunca habíamos visitado eran contantes, era un no parar… Fuente del Hilo, La Perdiz, Sendero del Berro, La Selva, Umbría de Peña Apartada, Barranco del Buey o Anthercas, eran las rutas que más visitábamos.

No obstante desde que Basi cumplió los 16 años yo le notaba diferente, cosas que atribuía a esa complicada edad, él aprovechaba todas las ocasiones para tocarme, besarme…. Yo lo tomaba como la cosa más natural del mundo, y no voy a negar que me encantaba estar tan solícita para mi retoño, pero en una ocasión limpiando su habitación por casualidad en su armario descubrí una especie de doble fondo y en él entre otras cosas me encontré un conjunto de braga y sujetador muy provocativo que me había comprado mi ex marido el cual jamás me puse y ni me acordaba que lo tenía. Quedé sorprendidísima, máxime que las bragas tenía signos evidentes de manchas de semen, me quedé pensativa y empecé a comprender ciertas cosas "Basi estaba enamorado de su madre y la deseaba"

Me hallaba terriblemente confundida, no sabía que hacer ni que pensar, me senté a reflexionar y al final la decisión que tomé fue simplemente la de observarle y ver que pasaba…, al mismo tiempo me di cuenta que un cambio se había producido repentinamente en mí, mejor dicho, noté que mi vagina estaba mojada de nuevo, solo de pensar que mi hijo se pajeaba pensando en mí, ¡El hecho de imaginar a mi hijo pajeándose a cuenta mía me había excitado mogollón!, me sentí terriblemente avergonzada y traté por todos los medios de alejar esos pensamientos, pero no podía evitar la realidad… mi coño se expresaba por su cuenta.

Basi terminó bachiller y la EBAU con unas notas inmejorables que le llevarían a estudiar medicina, para celebrarlo le invité a cenar en un buen restaurante, los dos estábamos radiantes de felicidad.

A estas alturas creo que debo describir como es mi nene y yo…. No tuve especial éxito con los hombres, se puede decir que no soy nada especial pero tampoco estoy nada mal, de piel y cabello castaño que a veces tinto azabache para lograr un atractivo contraste con mis ojos color miel, mi estatura es de 1,62m… de cadera ancha y culo redondo, mis medidas son 115G de pecho, 60 de cintura y 86 de cadera. Él es un chico realmente guapo, qué puede decir una madre ¿verdad? Con 1,82 metros es un hombre fuerte de ojazos azules al igual que su madre, con casi 18 años realmente aparenta 25, sobre todo debido a su cerrada barba, seriedad y aplomo. Por mi parte debo decir que el paso del tiempo en lugar de perjudicarme pareció favorecerme, con 37 años cumplidos realmente aparento 10 o 15 años menos, si voy con mi hijo al lado.

Nos preparamos para dirigirnos al restaurante, era pleno verano y hacía bastante calor por lo cual yo me enfundé en un ligero vestido de noche que resaltaba toda mi anatomía de una forma formidable, lo había comprado el día anterior así como un conjunto de braga y sujetador realmente provocativo pero… me pregunté “¿A quien quieres provocar?” Mi cabeza se negó a darme una respuesta lógica, salí de mi habitación, Basi me estaba esperando y cuando me vio se quedó pasmado, coquetamente me di una vuelta a su alrededor.

- ¡Y bien! ¿Qué te parece? ¿Estoy guapa para salir contigo...?

- ¡Celina, estas guapísima! ¡Sin duda eres la mujer más bella del planeta Tierra!

Me cogió de la cintura y me elevó como una pluma sobre él girando al mismo tiempo sobre sí mismo. Nunca lo había hecho, pero como la cosa más natural del mundo me dio un ligero beso sobre los labios, yo en principio me quedé un poco sorprendida pero enseguida dejé de darle importancia, es mas me gustó, lo que sí noté fue que para depositarme en el suelo rozó mi cuerpo sobre el suyo bastante más de lo normal, dejándole frotar mis tetas sobre su pecho… Tampoco le di mayor importancia “¿Me había gustado? ¿Me estaba gustando?” Mi vagina volvía a estar alterada y generado fluidos lubricante… se me estaba mojando el coño… volvía a estar excitada con mi hijo. Por primera vez en muchos años, sentí es especie de hormigueo por todo el cuerpo al sentirte deseada y deseosa, me gustaba el trato que me daba mi hombre, pero al mismo tiempo me hacía sentir inquieta, preferí olvidarlo.

Nos dirigimos al restaurante donde cenamos maravillosamente, y le dejé conducir con su permiso recién estrenado, al finalizar la cena…

- ¿A dónde quieres ir? ¿Qué quieres que hagamos?

- Celina, no sé como pedírtelo, a mí me gustaría...

- Hoy puedes pedirme lo que quieras, lo tienes concedido de antemano.

- Me gustaría ir a bailar contigo, quiero divertirme contigo.

- Pero... Basi eso no es muy normal hay muchísima gente que nos conoce y…

Basi bajó la mirada resignándose a la excusa de su madre, muy serio hizo un gesto afirmativo.

- Si no quieres no vamos. Creo que he sido demasiado pretencioso contigo…

Mi cabeza empezó a pensar a todo vapor, me dolía no poder darle esa satisfacción… y es que yo lo deseaba tanto como él. Me acordé de una sala de fiestas muy retirada y muy discreta a donde solíamos acudir mi ex y yo cuando nos apetecía darnos un buen revolcón, ya no era el lugar preferido de la juventud y pese a estar un poco de capa caída, aún tenía su público.

- De acuerdo Basi, vamos a un lugar que yo conocí hace algunos años, es bastante discreto y si todavía sigue abierto… bueno, pues pasaremos el rato ¿Te parece?

La alegría de Basi fue tremenda, sus ojos brillaban como ascuas, tuve que calmarle pues casi sale corriendo. Media hora mas tarde llegamos al lugar (Estaba situado a unos cuantos kilómetros de la ciudad) Por suerte todavía seguía funcionando, entramos y a nadie le llamó la atención… éramos una pareja más que iba a divertirse, y con su apariencia madura y la mía juvenil, era complicado poder distinguir que pudiéramos ser madre e hijo, más bajo las luces de una discoteca. La música era muy buena, de los 80’s principalmente, eso me gustó mucho.

El camarero nos situó en una mesa que resultó ser de lo más discreta, estaba situada en un rincón y al lado de una columna al mismo tiempo el local estaba bastante oscuro, en principio no le di mayor importancia, nos sentamos y pedí una botella de Cava (Era la fiesta de Basi)

Salimos a la pista de baile, la música era movida, ya casi no me acordaba de cómo había que mover las piernas, al final conseguimos acompasamos pero me cansé enseguida y le pedí volver a la mesa, al regreso él me tomó de la cintura pegándome mucho a su cuerpo, noté que estaba excitado, su dura verga me la hizo notar en mi barriga, pero no quise pensar en ello, me negaba a reconocer que yo también lo estaba. En cuanto nos sentamos Basi no soltó su brazo de mi cintura, seguía manteniéndome firme contra él y realmente a mí me gustaba. Charlábamos animadamente de todo, el cava estaba influyendo bastante en ello, de pronto Basi volvió a besarme en la boca… esta vez mas insistentemente, sus labios ardían e involuntariamente, no lo sé, yo entreabrí ligeramente los míos, fue algo más que un beso fraternal, por que nos metimos las puntas de la lengua, mutuamente.

Comenzaron a poner música lenta romántica… Kim Carnes “Bette Davis Eyes” y después continuó con Yazoo y su “Only You”. Basi firme pero al mismo tiempo muy amablemente me tomó de la mano y casi me arrastró a la pista, comenzamos a bailar, los primeros pasos corría el aire entre nosotros, paulatinamente se fue pegando a mi cuerpo y el mío al suyo… bailábamos muy pegados. A través de la fina tela de mi vestido noté la formidable erección de mi hijo y para mi sorpresa me sentí terriblemente excitada, mis braguitas comenzaban a mojarse y en mi clítoris sentía un terrible hormigueo. La calentura que estaba sintiendo era fenomenal, retrotrayéndome a mis adolescencia cuando me enamoré de su padre.

Él me acariciaba suavemente la espalda y su boca estaba pegada a mi cuello, sus dientes a veces daban pequeños mordiscos al lóbulo de mí oreja, lo cual hacía que se me erizase la piel de mi espalda, no sé si consciente o inconscientemente coloqué mi cuerpo de modo que la buena polla erecta de Basi, quedó situada justo en mi barriga, le abrí las piernas y la incrustó entre mis muslos… froté su erección contra mi vulva. Él entonces bajó su mano derecha y colocándola sobre mi culo, comenzó a moverse como si me estuviese haciendo el amor, yo le correspondía, de pronto mi cabeza reaccionó como si me diese un latigazo, le separe de mí repentinamente, él se quedó clavado mirándome sorprendido y asustado, me desprendí de él y me dirigí a la mesa totalmente avergonzada y hecha un mar de confusiones…



**************




La relación con mi hijo siempre había sido de lo más normal, quizás un poco sobre-protectora por mi parte, hasta unos meses antes de la graduación de bachiller, Basi salió una noche y no volvió hasta la mañana siguiente, me pareció de lo más “anormal” me dijo que iba con unos amigos, a estos nuevos amigos no los conocía y lo poco que me había llegado a mis oídos no me gustaba… en un principio me parecieron malas compañías, pero debía de darle cierta libertad a Basi y que él mismo tomase sus decisiones y cometiese sus propios errores. Al día siguiente se despierta tarde y cansado, lo que me hacía sospechar que bebía mucho e incluso que tomó alguna droga, eso me empezaba a preocupar bastante. Después de la cena de graduación habían pasado unas semanas, y mi hijo y yo sólo discutíamos esos días de después de salir con esa pandilla de impresentables, incluso en una ocasión fue un poco grosero… y muy pasota. Las cosas no cambiaron demasiado hasta principios de agosto, que noté lo muchísimo que había cambiado, sobre todo en la manera en cómo me miraba.

Una mañana descubrí definitivamente cuanto excitaba a mi propio hijo. Estábamos los dos en el patio tomando el sol, estirados cada uno en una tumbona uno al lado del otro. El calor era insoportable. Yo llevaba sólo un fino bikini y él bañador. Al principio nuestra intención era sólo ponernos morenos, o al menos la mía. Pero entonces él hizo algo muy sorprendente….

Llevábamos ya un buen rato cuando Basi se bajó el bañador, no pude evitar mirar de reojo la increíble erección que tenía… comenzó a tocarse suavemente su miembro viril. Se lo acariciaba suavemente, se lo meneaba sin llegar a masturbarse, mientras hacía ver que no me daba cuenta de nada. Me sorprendía mucho que hiciese eso delante de mí, pero tampoco le di demasiada importancia, ya que siempre le incité a que fuese liberal conmigo para llegar a ser amigos además de madre e hijo. Suponía que mi hijo no se sentía incómodo haciendo eso delante de mí, retándome o provocándome para tener una nueva discusión

De repente me cogió la mano y la llevó hasta su erecta polla, y entonces empezó a restregarla contra su polla… y no solo era una falo considerable, sino que su dureza era privilegiada. No supe cómo reaccionar, así que por el momento le dejé hacer y de paso gozar un poco. Él siguió frotando por todo su cada vez más erecto cipote. Empezó a gemir diciendo en voz muy baja…

- ¿Te gusta, mamá?

- No está nada mal… le contesté quitándole importancia al hecho impúdico.

- ¡Vamos, hazme una paja! Estoy muy salido y necesito sacarme la leche...

- ¿Qué dices? ¿te has vuelto loco? Hice fuerza para que me soltase la mano, pero él me asía con firmeza y siguió restregando mi mano contra su polla e insistió…

- Vamos mamá, sé que te gusta, seguro que no es la primera vez que lo haces.

Yo no podía creer lo que mi hijo hacía, pero finalmente conseguí que me soltara de un fuerte estirón… rápidamente me metí dentro de casa diciéndole que iba a hacer la comida. No podía creer lo que había pasado, jamás me habría imaginado que mi hijo hiciese algo así, pero de todos modos tampoco le di la importancia que pudiera tener su actitud, pensé que era cosa de su edad, de no salir con chicas y la mala influencia de esos amigos que se había echado.

Siguió acosándome al día siguiente por la tarde. Me hallaba duchándome completamente desnuda, me enjabonaba mi cuerpo con dedicación, cuando entró en el baño con la excusa de buscar una crema de no sé qué… Pude ver como Basi me miraba de reojo, así que enseguida corrí la cortina para que ésta me tapase. Oí como mi hijo buscaba la crema durante unos minutos, en los que seguí duchándome, pero entonces de repente la cortina se corrió y mi hijo entró en la ducha completamente desnudo, con una fuerte erección.

Quedé mirándolo sorprendida, se dirigió a mí y me abrazó pegando su cuerpo al mío. Me vi atrapada entre la pared y mi hijo adherido a mí con brío. Notaba su erección pegada a mi vientre, y sus brazos fueron resbalando por mi espalda hasta agarrar fuertemente a mi culo. Yo intenté sacármelo de encima mientras le preguntaba…

- Cariño ¿Qué crees que estás haciendo? Por favor no puedes entrar en la ducha así…

Él me agarraba con fuerza y comenzaba a sobarme el culo mientras que me daba pequeños besos en el cuello…

- ¡Vamos mamá deja que me duche contigo, no te hagas la estrecha!

Le supliqué que me soltase y tras unos segundos de forcejeo conseguí sacármelo de encima y salir rápidamente del baño, cogí un albornoz y me refugié en mi cuarto.

La situación con mi hijo empezaba a preocuparme y no sabía cómo evitarla. Los dos días siguientes fueron muy tranquilos, pensaba que no volvería a tener ningún incidente con Basi, pero volvió a las andadas…, es evidente que cuando un macho está en celo no mira con quien se quiere aparear, y eso mismo le debía de suceder a mi hijo.

Se levantó muy tarde ya era la hora de comer. Yo estaba haciendo la comida, llevaba puesto un ajustado top de tirantes y unas mallas cortas de hacer deporte, (ya que había estado toda la mañana haciendo deporte). Seguí cocinando cuando mi hijo entró en la cocina y se sentó en la mesa donde solemos comer, (ya que la cocina es bastante amplia comemos en ella). Llevaba puestos solo los calzoncillos, donde no pude evitar observar que se marcaba en ellos el acostumbrado bulto enorme, y tenía muy mala cara, como si tuviese una gran resaca. Yo seguí cocinando tranquilamente, sin preguntarle nada porque sabía que estaba de mal humor.

Pero entonces se levantó, y mientras yo estaba pelando unas patatas vino por detrás y pegó su cuerpo al mío. Me cogió de la cintura y yo seguí pelando las patatas como si nada. En la fina tela de mi pantalón notaba su polla endurecida clavada a mi culo, pero seguí como si nada. Él estaba callado, y entonces fue subiendo sus manos que estaban en mi cintura por todo mi cuerpo hasta llegar a mis grandes tetas… comenzó a sobármelas lentamente sin decir nada. Yo notaba sus manos toqueteando sobre la fina tela de mi top de por medio… no llevaba sujetador porque en casa me gusta ir liberada de los corsés que te obliga la sociedad.

Él siguió estrujándome cada una de las tetas, mientras mi culo notaba su polla endurecerse cada vez más, clavándose en la raja de mis nalgas…, pero seguí sin decir nada ante esa incómoda situación, o tal vez no tanto… lleva mucho tiempo sin follar en el dique seco, y mi hijo me excitaba con sus lascivos tocamientos impúdicos. Entonces él introdujo una de sus manos poco a poco por dentro de mi top y comenzó a acariciarme una teta directamente sin que hubiese ropa por el medio, noté el calor de sus manos en mis pezones. En ese momento…

- ¡Déjalo ya Basi! ¡No sabes lo que haces! ¡Esto se está pasando de castaño a oscuro!

Él siguió metiéndome mano, demostrando que era mi macho dominante mientras me decía…

- ¿Notas lo dura que está mi polla? está así por ti mami, compláceme por favor…

Como de costumbre hice un movimiento brusco para librarme de él y me fui a dar una vuelta con el coche sin tan solo terminar la comida….

**********

Aquel día volvía por la tarde y no hablamos de lo sucedido…, cada vez estaba más preocupada por la actitud de mi hijo y no sabía qué hacer.

Al día siguiente por la noche tuve otra incómoda situación con mi hijo…. Eran cerca de la doce de la noche, mi hijo y yo estábamos tumbados en el sofá mirando el televisor. Los dos vestíamos como solemos vestir para ir a dormir, él con unos calzoncillos y yo con un camiseta larga fina ajustada con unas finas braguitas nada más, (vestíamos así debido también al fuerte calor que hacía).

Llevábamos ya un rato viendo el televisor, y no sé cómo, pero buscando una posición cómoda los dos terminamos con mi hijo tumbado en el sofá y yo acomodada encima de él. Mi culo estaba justo encima de su polla, pero os aseguro que no lo hice expresamente, incluso al principio no le di ni la más mínima importancia, porque otra muchas veces había ocurrido algo así. Al poco rato, supongo que por el roce, su miembro empezó a ponerse erecto, hasta que se puso tan duro que yo lo notaba clavado en mi culo… me volvía a sentir incómoda. Su erección es tan pertinaz, que no pude estar sentada ni encima de él. Pensé que era una reacción normal, y que la culpa era mía por estar encima con tan poca ropa… tan provocativa.

La situación siguió igual, pero no hice nada para evitarlo, simplemente intenté permanecer lo más quieta posible para que el roce de mi cuerpo y el suyo fuera mínimo. Seguimos un rato como si nada, y entonces él colocó una de sus manos encima de mi vientre. Comenzó a acariciármelo suavemente, luego a bajar lentamente su mano hasta llegar a mi coño, tocando por encima de mis braguitas, cada vez más rápido y más excitado frotando el capuchón del clítoris. Yo no quería otra discusión con mi hijo, así que por el momento no le dije nada, al fin y al cabo solo era placer por el placer en la intimidad de nuestro hogar, a solas.

Él siguió acariciándome cada vez más excitado, y con su otra mano se encargó de las tetas por encima de la camiseta. Me notaba excitada con mi hijo sobándome el coño y las tetas. Pese a que la situación me horrorizaba no hacía nada para evitarlo. Él siguió hasta que entró una de sus manos por dentro de mi camiseta y comenzó a acariciarme las tetas sin ropa de por medio. La otra mano continuaba tocándome el coño por encima de las braguitas en el punto del clítoris. Seguía callada evitando una posible discusión o gozándolo, no sé muy bien cual era mi actitud. Cada vez me tocaba más loco por tenerme, sus dedos jugaban con mis duros pezones… los tenía muy erguidos y durísimos. Me negaba a reconocer que disfrutaba con aquello y mucho menos que me excitaba como una perra por tantos meses sin sexo.

Mi hijo no conforme aún, adentró su otra mano por dentro de mis braguitas y comenzó a acariciarme el coño a pelo. No sabía qué hacer, se notaba su polla clavada en mi culo a punto de explotar. Él siguió sobándome y acariciando hasta que finalmente al ver que no tenía intención de parar me levanté bruscamente librándome de él, le di las buenas noches como si nada hubiese pasado y me fui a dormir.

Como os cuento la situación iba cada vez a peor, incluso el día siguiente el acoso fue tal que yo incluso sentí miedo de mi Basi.

Eran más o menos las once de la mañana, tomaba el sol en el patio como casi todas las mañanas. Aprovechando que mi hijo aún dormía, puse una toalla en el suelo y me tumbé a absorber los rayos solares en topless. Sólo llevaba puesto un diminuto tanga. Al rato de ponerme, salió mi hijo, ya se había despertado, y no solo eso, sino que iba completamente desnudo… como era costumbre últimamente tenía una increíble erección.

Yo le di los buenos días como si nada, (aún con las tetas descubiertas), pero él sin mediar palabra vino directamente hacia mí y se me echó encima. Sorprendida, me besaba y acariciaba percibiendo su erección entre mis piernas y la punta de su verga apuntillando encima de mis tanga. Acosada, él me besaba en la boca y en el cuello, sus manos no paraban de sobarme mis muy excitadas tetas. Yo esta vez enseguida intenté sacármelo de encima por la fuerza, pero su peso me tenía inmovilizada. Yo seguía forcejeando con él mientras éste no paraba de meterme mano hasta que le dije…

- ¿Por qué me tratas así… soy tu madre ¡Suéltame de una vez!

Él siguió sobándome excitado y me dijo:

- Vamos mamá, se lo has hecho a muchos tíos, es injusto que pueda disfrutar todo el mundo de ti excepto tu propio hijo.

Yo le dije que me dejase en paz, que me soltase pero él seguía sobándome y besándome todo el cuerpo.

- ¡Vamos mamá no te hagas la estrecha… piensa que no soy tu hijo!

- Por eso mismo… eres sangre de mi sangra y no te puedo dejar hacer esto…

Siguió sobándome en contra de mi voluntad, hasta que me cogió el tanga con las dos manos e intentó bajármelo. Después del forcejeo, consiguió bajarme un poco el tanga, dejando a la vista parte de mi vello púbico, pero entonces conseguí meterle un fuerte rodillazo en la entrepierna que lo dejó fuera de combate. Aprovechando que estaba en el suelo dolido, me fui rápidamente hasta mi habitación, donde permanecí encerrada a cal y canto.

Esa noche apenas pude dormir pensando en lo sucedido, no podía evitar preguntarme que habría pasado si no hubiese conseguido librarme de él, ¿habría sido capaz de forzarme? ¿Qué había hecho mal en su educación? ¡¡¿Tan mala madre era que me consideraba una puta para satisfacerse conmigo? Desgraciadamente poco después descubrí la respuesta.

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Después de aquello mi hijo y yo estuvimos una semana que casi ni nos hablábamos, pero entonces él se disculpó por su comportamiento de los últimos días, me dijo que era fruto de su insensatez y de las hormonas que andaban muy revolucionadas. Entonces aproveché para darle un charla sobre lo que pensaba sobre ciertas relaciones entre familiares…

- Hijo, siempre me he preguntado porque la gente une lo que es normal y lo que está bien. Tal y como yo lo veo hay cosas "normales" que son bastante "malas" y cosas "anormales" que son "buenas", o al menos que no tienen nada de malo. O sea, las normas sociales no siempre se han creado con buenas intenciones por parte de los poderosos, muchas veces han sido creadas para tener a la población bajo control. Cosas como ser dóciles cuando se abusa de nosotros socialmente, evitar el conflicto o no hacer cosas que no hacen daño a nadie por ninguna razón.

- ¿Crees que tenemos posibilidades de acabar haciendo cosas malas que están bien?

- Mi amor, aunque siempre le he dado vueltas a estos temas, la verdad es que últimamente pienso bastante más en ellas, y tú eres la razón… ¡Hijo mío, debes aprender a masturbarte! Hacerte una paja te calmará y no me verás tan apetecible...

- Creo que eso no puede ocurrir… pajas son las que me sobran… me hago demasiadas y necesito otra cosa que mis amigos me han comentado, pero eso de que lleguemos a más, a ti te parece mal… ¡Lo que realmente necesito es desfogar!

- ¡¿O sea, tus amigos te asesoran para que te folles a tu madre…?!

- Más o menos así resumido, sí.

- Mira que no me gustan que tengas esas compañías, pero te debo reconocer que no es que me parezca mal que dentro de la familia hayan relaciones, no obstante, por las convenciones sociales no deberíamos tenerlas. ¡¿Te imaginas?! Tú eres un chico viril y muy fértil… yo también estoy en edad fecunda aún… ¡Podría ocurrir que me dejases preñada! Y eso no creo que sea muy conveniente para nosotros... ¿Verdad?

- Hay medios para que no te quedes preñada… condones, pastillas anticonceptivas, diu o la macha atrás... ¡Si no lo hacemos es porque no quieres!

- Aun con todo eso, follaríamos, y tú y yo no vamos a follar… ¡¡Que te quede claro!!

Se dio media vuelta y se marchó enfadado. Por otro lado reconozco que se me está haciendo difícil, la verdad… ya llevo bastante tiempo sin relaciones sexuales, aparte de las solitarias y tenerlo tan excitado cada día, aplana el camino de tirarme a mi hijo, en nada.

Cuando mi marido nos dejó y se desentendió de nosotros hace ya algunos años, terminé tan escaldada que decidí que mi historia con los hombres había terminado. Por las presiones de conocidas, que no amigas… ya que las dejé a todas, tuve citas y un par de relaciones de duración media. La verdad es que para lo simples que son la mayoría de los hombres, hacen que paradójicamente, las relaciones sean complicadas. No necesito un hombre de todos modos, aunque algunas veces sí que me vendría bien una buen pollazo, no sé si me explico.

Como ya he dicho, no es que me parezca del todo mal follarme a mi retoño, simplemente no estoy preparada para rebasar esa línea roja…, creo ser lo suficientemente liberal como para que mi hijo me vea desnuda o que se haga una paja delante de mí… en realidad me parece bien y muy sano, pero son las formas lo molestan. Antes esperaba a altas horas de la noche, suponiendo que ya estaría dormida, y es verdad que la mayor parte de las veces lo estaba. En las últimas semanas, bajo su acoso estoy teniendo el sueño muy ligero, me despierta hasta el más mínimo ruido. Con la vuelta a sus pajas nocturnas, sus gemidos me despiertan todas las noches, y luego no puedo volver a dormir, excitada muchas veces. Suerte que no tengo que ir a trabajar hasta la diez de la mañana, porque, si no, no sé cómo lo iba a hacer. Es como estar al lado de una persona que respira muy fuerte e irse cabreando poco a poco más.

Tras la charla madre e hijo, comprendió que su comportamiento me violentaba yendo desnudo por casa empalmado o hacerse una paja sin ton ni son delante de mí. Es un gran chico e inteligente… comprendió que debía respetarme y respetar mi espacio, tal vez, supongo, que el hecho de que no tengamos pestillos en casa, le hace descartar pajearse durante el día y ha vuelto a sus noches toledanas. Pienso que mientras veo el televisor no sería mala ocasión. Desde luego se oiría menos que en el total silencio de la noche, sin embargo no voy a entrar en ese tema de momento le dejaré que se pajee cuando lo vea oportuno. Lo bueno es que ya no anda con esas malas compañías con la que se estaba torciendo… tal vez la charla le valió.

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Ya llevo un par de semanas en esta situación. Hay que reconocer que toma sus precauciones, muy a menudo al limpiar su cuarto encuentro trozos de papel que ha utilizado para limpiarse, bueno, y los calcetines que utilizó al menos un par de veces y sobre todo en sus calzoncillos.

A pesar de todo, la habitación "huele paja" antes de ventilarla por las mañanas. Supongo que será por el tiempo que llevo sin un hombre, pero la verdad es que me excita bastante el aroma a testosterona, incluso estoy deseando que salga para clase para entrar en su habitación.

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Otras dos semanas de sonidos nocturnos. Por lo menos ya he encontrado la manera de dormir... masturbándome yo también. Supongo que al ser su madre había algo en mi cabeza que no me permitía darme cuenta, que la agitación que sentía al despertarme por sus gemidos era excitación sexual. El problema es que tengo que esperar a que se duerma después de su sesión, no vaya a ser que me oiga como yo le oigo a él. Y teniendo en cuenta que a veces se pasa hasta una hora "dándole a la zambomba", más la media hora que espero yo después de tiempo prudencial para que se duerma, me siguen faltando horas de sueño.

Me pregunto cómo aprendería, si los chicos de hoy en día se siguen pasando el "gran secreto" en conversaciones en “Petit Comité”, o ya juega ese papel Internet…, en el colegio, algunos padres montaron una buena cuando se propuso que hubiera clases de educación sexual, así que se pusieron para una edad un par de años mayor, y en eso pasaban a instituto. Menuda gente hay suelta, seguro que hasta se dan latigazos cuando dicen una palabrota.

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Hay cosas que no tienen ningún sentido. Llevo ya casi un mes con la misma rutina. Escucho a mi hijo masturbarse, espero un rato hasta que creo que se ha quedado dormido y me masturbo yo. ¿No sería mejor poder hacerlo juntos? Ya hemos tenido encuentros de ese tipo, en donde se pajeaba él, hacerlo yo a su lado, eso sería un paso más allá sin romper la línea roja. No es que necesite un hombre, o sí… no lo tengo demasiado claro, pero un poco de acción real no me vendría mal. Por mucho que sea mi hijo, tener un hombre delante masturbándose me vendría bastante bien mientras lo hago yo…. No solo me vendría bien a mí. Tampoco creo que le viniera mal a él ver como se estimula una mujer, creo que le podría ser muy beneficioso. No es que se pueda considerar incesto ni nada, solo educación sexual en casa de manera práctica… de eso nunca se habla y llega el momento sin que sepan estimularnos.

Puede que sea por la calentura que llevo, pero cuanto más lo pienso más tonto me parece hacer como que no me entero de que se masturba todas las noches a unos metros, que le lavo los calzoncillos sin enterarme o le limpio el cuarto de pañuelos llenos de lefa reseca e incluso fresca…. Del mismo modo que ocultarle que yo hago lo mismo tras él. No sé, quizás entre todo el tiempo que llevo sola y la falta de sueño que voy acumulando se me ocurren cosas raras.

¡Decidido! Tengo que conseguir que lo hagamos juntos. Por el ritmo que lleva no creo que se resista mucho a poder tener algún estímulo más. Además, el hecho de que se esconda ahora cuando antes era un díscolo, me hace pensar que siente que hay algo de culpabilidad en ello. Pues, mira, voy a liberarle. No sé como planteárselo, aunque lo mejor es que lo proponga él. Voy a ir estimulándole, a ver si se lanza. Creo que empezaré mostrándome más… la mampara de la ducha un poco abierta, la bata un poco más abierta, un poco mas de roce en los abrazos… todo espero que cuente y vuelva a ser el indomable de hace unas semanas.

**************

¡Joder! Tras varios días, parece que no funciona mi táctica. Es un fracaso. Bueno, no un fracaso total. Se notan sus miradas furtivas, incluso al ser puntual en la ducha, me he fijado que busca entrar en el baño en los momentos adecuados, pasa se lava las manos, busca la crema o echa una meada… pero no dice nada. Puede que funcionara a largo plazo, pero de momento lo único que he conseguido es que sus sesiones nocturnas se alarguen más, y que las mías se posterguen hasta más tarde, con lo que menos horas de sueño todavía y el tiro por la culata.

Una vez tomada la decisión, no me gusta tener que esperar tanto para conseguir mi objetivo. Seré un poco más agresiva. Ya que pasa muchas veces cerca de la cesta de la ropa sucia camino de la cocina, a ver si le excitan tanto los "aromas" como a mí. Pondré unas bragas bien mojadas por mí siempre encima, aunque tenga que poner un par de ellas al día.

**************

¡La madre que lo parió! Y eso que soy yo. ¿Por qué no tiene ahora confianza suficiente conmigo? Siempre me ha contado todas sus cosas, y bajo los consejos de los macarras de sus amigos, me quería follar, sin embargo ahora parece que sin el acicate de ellos me ignora.

¡Si veo que huele muchas veces mi ropa cuando pasa junto al cesto de la ropa usada! Por este tipo de cosas me ponen nerviosa los hombres. ¿Cuántas veces se había encontrado antes unas bragas mojadas en la cesta de la ropa? ¡Ninguna! Y ahora ve unas todos los días, a todas horas, y creerá que es casualidad… no puede ser que mi Basi sean tan torpe.

Pobrecillo, se excita y, por no decirlo, tiene que aguantar hasta la noche así. Ojalá se decidiera.

**************

¡Dios! Le he pillado con las bragas en la mano, creo que las estaba oliendo y vi mi oportunidad. Pero él ha estado muy rápido, en cuanto me ha oído ya las había puesto otra vez en la cesta de la ropa. Pero la ansiedad ha podido conmigo y me decidí a apretarle un poco las tuercas, este chico no va hacerme pasar por una montaña rusa como a él le dé la gana…

- Hola, cariño, me ha parecido ver que tenías algo en la mano.

- Ah, sí, es que se habían caído al suelo...

- Pues esas tienen como un aroma especial, ¿no te parece? Dije con una sonrisa pícara.

- No sé, mamá, no me he dado cuenta. Me voy, que he quedado.

Y salió disparado por la puerta a toda velocidad. ¿Cómo puede ser esto tan difícil? Era mucho más fácil en mi cabeza… le apretaba un poco, él me comentaba algo y llegábamos a un acuerdo "pajeril" entre los dos. Me ha dejado con una frustración importante, entre cachonda y cabreada. Se está haciendo el duro y no sabe hasta donde es capaz de llegar su madre.

**************

Ya llevo dos días desde el incidente de las bragas, esperando que se repita la escena. Los franceses tienen una expresión muy curiosa… "el espíritu de la escalera". La utilizan para referirse a todas esas cosas que nos gustaría haber dicho o hecho después de que pase algo. Esa respuesta o acción perfecta. Mi "espíritu de la escalera" particular es no haberle dejado salir con alguna excusa, haber sido un poco más explícita. Pero he llegado a la conclusión de que se hubiera escapado igual. Tengo la sensación de que estuve tan cerca…

¡Se acabó! Lo mejor es pillarle en plena "faena", para que no pueda evitar el tema y, luego, tirando del hilo… Esta noche me lanzo cuando sepa que se la está machacando.

¡Joder, joder, joder! En estos meses no ha habido más de un par de días en que no se haya dedicado a su rutina. ¡Y precisamente hoy tiene que ser el tercero! Ha tenido un partido de futbol, supongo que estará bastante cansado y habrá caído rendido. A lo mejor ha encontrado la forma de hacerlo en el instituto y ya no tiene ganas por la noche. Pensándolo bien, espero que no. Me quitaría ocasiones para poder conseguir mi objetivo… ¿Y sí se lo hace con una chica? Espero que no, porque hoy la niñas son muy fáciles y de ahí al folleteo hay un paso.

Nada, llevo horas mirando los números rojos del despertador, viendo latir cada vez más despacio los dos puntos que separan los minutos de las horas. Son las cuatro, es demasiado tarde. Será mejor que me duerma. Mañana será otro día. Espero que mis temores sean infundados y mañana vuelva con ganas a machacársela.

**************

 


 

¡Esta debe ser la noche! Nos hemos ido pronto a la cama. Yo con la excusa de que estaba muy cansada e insistiendo en que iba a caer dormida en seguida.

¡Vamos, vamos! ¡Empieza ya!” La espera me está matando… me temo lo peor.

¡Sí! Me parece oírle ¡Gracias! ¡Gracias, Dios mío! Respira, respira profundo y vamos allá. Despacio, sin hacer ruido para pillarle por sorpresa. Bien, ya me he levantado de la cama y creo que no se ha oído nada, y ya había dejado la puerta bastante abierta para no tener que abrirla. Ando por el pasillo muy lentamente y casi de puntillas. Siento vértigo, y me siento excitadísima. Por fin, después de tantas semanas, lo voy a conseguir.

Vale, estoy delante de su puerta. Ni un gato hubiera sido más silencioso. ¡Haz una exhalación profunda y entra a toda velocidad! Respiro, acerco muy lentamente la mano al pomo y ¡allá voy!

- Hijo, ¿estás bien? Me he levantado y me ha parecido oír ruidos.

- Sí, mamá. Sería algún mal sueño - dijo con la voz un poco temblorosa. Fruto del susto y la sorpresa, sin duda.

¡Mierda! Está tapado. Supongo que lo hace tapado y se pone el papel cuando le va a salir el chorro de leche. El no ver las sabanas "crujientes" me hizo no tener en cuenta la posibilidad. Tiene que ser así, he entrado rapidísimo. Me ha parecido incluso apreciar como retiraba la mano de su polla por debajo del edredón. Bueno, voy a agotar las posibilidades de esta estratagema, a ver si hay suerte de todos modos.

Me siento al lado de la cama.

- ¿Seguro, hijo?

- Sí, mamá.

Le acarició la cabeza, pasando por la frente.

- ¡Uy! Hijo, estás muy caliente. ¿No estarás enfermo?

- No, no, es que hace calor.

- No sé, además estás en una edad de cambios y…

- Mamá, por favor, tengo que descansar.

- Si es por hablar un poco de…

- Mañana, mamá, por favor, déjame dormir.

Y se gira con cierta violencia, dándome la espalda. El tono no ha sido muy agradable. No me queda otra que la retirada. ¡Joder, joder! ¡He estado tan cerca! ¡No es justo! Vuelvo a mi habitación más cabreada que excitada. ¿Por qué no pueden salir las cosas como se planean y ya está? Que complicados son los hombres, hasta los que pare una.

No vuelvo a oírle, supongo que el susto le ha bajado el calentón. Mejor me duermo.

**************

¡Vale! Ya sé en qué he estado desacertada. No sé cómo no me he dado cuenta antes. Todos mis intentos tenían cierta invasión de su intimidad. En los adolescentes es más potente la protección de su intimidad que el asalto de las hormonas incluso.

Necesito un plan. Es complicado, la gente no suele saber hacer planes. Llaman "planes" a lo mismo que he estado haciendo yo misma hasta ahora, trazan una línea temporal como si la realidad fuera un relato. Piensan "hago esto y pasa esto y, después, pasa esto otro". La realidad no funciona así.

Las cosas en realidad funcionan algo así como "hago esto y puede pasar esto o esto, si pasa lo primero, pueden pasar estas otras cosas, y si pasa lo segundo, estas otras", así es, un algoritmo de cosas que pueden o no suceder y los caminos para llegar al mismo lugar que deseas. Un buen plan, uno que merezca ese nombre, consiste en poner en marcha las cosas y luego ir reduciendo las alternativas para que converjan en el resultado que tú quieres, tener una previsión para cada consecuencia para que vayan todas al mismo sitio.

Es obvio que él quiere, o a todos los efectos es como si quisiera… salido, obediente, posibilidad de tener estímulo en la comodidad de casa, es listo… y no lo digo solo porque sea su madre, pero que ya lo ha intentado y por mi culpa le corté las alas… ahora mi niño no quiere volar de nuevo conmigo. Estoy segura de que le vendrá muy bien que yo me ofrezca un poco más. Solo hay que romper esa primera barrera otra vez. Lo tengo más o menos planeado.

El primer paso es crear un escenario en el que el invasor de la intimidad, aunque involuntario, sea él. Esto si funcionará.

**************

Estoy nerviosísima. Aquí, abierta de piernas en la cama, con lo mojada que estoy tengo que hacer un gran esfuerzo para no masturbarme, pero sé que si me corro no tendré voluntad para seguir adelante. Me vestiría y dejaría el plan para otro día…. Compruebo los detalles… la puerta está lo bastante abierta como para que anime a asomarse y lo suficientemente cerrada como para dar la falsa sensación de que uno se puede asomar sin ser visto. El reloj indica que llegará a casa en unos pocos minutos. Siempre suele ser puntual de los entrenamientos.

Trato de pensar en cómo quiero que me vea, si completamente abierta o con las piernas con la abertura de una uve. Me decido por lo segundo. También pienso si en chillar mucho o gemir. Todo esto, en vez de hacer pasar el tiempo, hace que pase más lento. El corazón me late como si fuera un tambor y siento un nudo en la garganta.

¡Venga! ¡Ven ya¡ ¡Ven ya o me acobardaré!”

Oigo abrirse la puerta de la calle. Miro hacia el techo y empiezo a masturbarme y a gemir fuerte. Madre mía, estoy empapadísima. ¡Vamos, vamos! ¡Asómate! Como no se dé prisa me corro. ¡Sí! Creo que está en la puerta. Debe ser por la adrenalina, todos mis sentidos están agudizados. Es una posibilidad que se vaya después de echar un vistazo. No debo permitirlo. Tengo que ser rápida. Voy a hacer mi mejor actuación. Me incorporo a toda velocidad y ahí está. Establezco contacto visual y él abre los ojos en sorpresa. Se va raudo. Vale, todo va según el plan…

- ¡Basi! ¡Basi! ¡Ven, vamos a hablar!

No viene, bueno, era lo más probable. Para fingir improvisación es importante que vaya lo antes posible. Me levanto y voy corriendo fuera de la habitación. Voy casi desnuda de cintura hacia abajo solo un tanga tan escueto que es como si no lo llevase, y un top ligero de algodón que suelo usar para dormir, como conviene a mi plan.

Está sentado en el sofá, bien. Había previsto desde que entrara en mi habitación, la mejor de las posibilidades pero la más improbable, hasta que se encerrara en la suya, lo que me habría obligado a decirle que no me iría hasta que abriera, la peor posibilidad, porque ejercer la autoridad hubiera enfriado un poco el ambiente. El cuarto de estar no es lo mejor ni lo peor. Ha puesto el televisor, supongo que para abstraerse un poco del shock. Hubiera preferido que me sonriera al llegar para que el ambiente estuviera relajado de primeras…. Me acerco por detrás del sofá y le paso la mano por el pelo…

- ¿Te has asustado, cielo?

- No, mamá, no pasa nada. Siento haberte sorprendido, oí ruidos y…

Sonrío, paso rodeando el sofá y me siento a su lado. Estando desnuda, aparta la vista tratando de centrarse en el televisor, pero no puede evitar echar miradas fugaces cada pocos segundos a mis muslos, tengo la entrepierna cerrada con ambas piernas cruzadas. Bien, la cosa va bien.

- Bueno, sabes lo que estaba haciendo, ¿no?

- Sí, mamá. No soy tonto. No pasa nada, de verdad, déjalo.

- Gracias por no… ya sabes… montar un numerito, o ponerte histérico o algo de eso al ver a tu propia madre masturbándose, le digo con una buena sonrisa.

- No pasa nada, mamá. Supongo que lo necesitabas, como cualquier hija de vecino.

- Ven, dame un abrazo cariño por ser tan compresivo con tu madre.

Le abrazo, hace poca resistencia y apoyo su cabeza en mi pecho. Unas tetas son unas tetas, por mucho que sean las de su madre. Y además están bien puestas. ¡Sí! Ya empiezan a hacer su efecto, empiezo a ver su erección. Espero un poco más. Cojo el mando y apago el televisor. Sin la pantalla el estímulo dominante es mi cuerpo desnudo, está mirando y tratando de evitarlo, sin mucho éxito, a la vez.

- Mira, ya sé que eres un poco reticente, pero vamos a hablar un poco del tema.

- No, mamá, ya lo ent…

- ¡Shhhh!- siseo mientras le pongo el dedo índice para indicarle que me deje hablar - Mira, la masturbación es algo natural, todos tenemos necesidades desde la pubertad hasta bien entrada la madurez. Sabes que desde que nos dejó tu padre, apenas he tenido relaciones sexuales con hombres, por eso me meto el dedo de vez en cuando… bueno también algunos juguetes, no muchos, los suficientes para darme el gusto.

Las expresiones que voy utilizando hacen su efecto, veo que su erección aumenta. Tengo que esperar para darle el empujón final, me encanta el pedazo de polla que tiene, no debe estar lejos de llegar a los 20 centímetros, y se le pone muy rígida… eso es lo mejor, también tiene un grosor armónico a su longitud… creo que tiene el tamaño ideal para el uso cotidiano… sé que las pequeñas nunca llegar a llenarte y satisfacerte, y las muy grandes te incomodan cuando te las clavan al fondo del coño.

- No hay nada de qué avergonzarse por ello, continuo. - Somos seres sexuales y ambos lo somos, estamos en esa franja de edad que nos excitamos con facilidad. Espera, espera hasta que no pueda más. - Todo el mundo se hace una paja cuando lo necesita. O debería hacerlo…

Se lleva la mano al paquete para acomodarlo. ¡Ahora!

- Bueno, estoy casi segura de que te haces más de una paja al día…, rio y le doy un golpecito con el dedo en la barbilla. - Esos huevazos hay que drenarlos a diario ¿Verdad?

- Bueno sí.. pero yo no me hago tantas…

- ¡Oh, venga ya!, no hay nada de lo que avergonzarse de que a tu edad te la machaques más que un mono… que levante la mano quien no se ha matado a pajas...

- No, yo no me hago más de una o dos…

- Bueno dejémoslo ahí, te creo, pero estoy segura de que cuando entré el otro día en tu habitación te la estabas pelado como un mono… le digo apretando el brazo que le he pasado por encima de los hombros y acercándolo a mí.

No dice nada, desvía la mirada hacia el televisor apagado. Se está ruborizando un poco. Que difícil que es mi hijo cuando no es el acosador. Un empujón más.

- ¿Es así? ¿eh? le dedico mi mejor tono reconfortante.

- Sí…

- Eso está bien. No tiene nada de malo, al contrario me preocuparía mucho.

Veo que vuelve a acomodársela. Siento mucho vértigo. Vamos al paso crítico. Dirijo de manera exagerada la vista a su entrepierna, mostrando sorpresa.

- ¡Anda! Se te ha puesto tiesa, ¿eh?. ¿Lo seguís llamando ponerse “palote”? Le digo riendo.

- Sí, a veces…

- ¿Quieres hacerte una paja? Sí creía que estaba nerviosa, ahora es cuando creo que se me va salir el corazón por la garganta.

- No…sí…sí yo…

- Venga, sé que quieres… lo necesitas seguro… ¿O quieres que te la haga yo?

- Sí, sí que quiero, pero ya me lo hago yo solo.

- Pues no te cortes. Ven conmigo que sé cual es el lugar idóneo para ello.

Me levanto, le agarro de la mano y le llevo a mi habitación. Al tumbarme en la cama recuerdo que estaba desnuda, casi me había olvidado, estoy hasta más mojada que cuando empecé. Fugazmente pienso que ojalá no haya manchado demasiado el sofá.

- En la cama cabemos los dos si quieres, pero si lo deseas apreciar mejor como lo hace una mujer, tienes ahí una silla y puedes ponerte al pie. Tengo aquí pañuelos de papel en la mesita para limpiarte.

Se pone a mi lado en la cama, de frente tenemos un gran espejo del armario, nos podemos ver en cualquier ángulo que tengamos la vista. Se acerca a la mesita y coge un paquete de pañuelos. La manera en que se mueve me indica que ya no tengo nada por lo que preocuparme, ya hay inercia. Pobrecillo, le he calentado tanto que está como un zombi. Voy a compensarle con un buen espectáculo.

Se baja los pantalones y se sienta en el colchón con la espalda en el cabezal, igual que yo.

- ¡Vaya! Hacía años que no te veía desnudo del todo y últimamente es un continuo. Es muy agradable ver que te has desarrollado tan bien… en todo tu cuerpo, pero sobre todo la herramienta que tienes entre las piernas me refiero, claro.

Suelto una carcajada contenida. Veo que se pone rojo como un tomate.

- Gracias, supongo -sonríe- Así contigo tan decidida, me da un poco de vergüenza.

- No tienes por qué, estamos en familia… Tienes una polla muy hermosa, es preciosa y grande… ¿Cuánto te mide ya?

Temo haber nombrado su miembro de manera inoportuna por un momento, pero se agarra la polla y empieza a moverla, esa verga es una sinvergüenza, sin duda.

- Casi dieciocho centímetros, al tiempo que se rebaña el prepucio despejando el glande.

- ¡Oh… es bastante larga y se te ve recia… ¿Y tú me ves bien?

- Sí, mamá… eres una mujer espectacular… no aparentas tu edad en absoluto.

- Muchas gracias cariño. Échate un poco hacia atrás para poder verte un poco mejor.

Se eleva un poco sin levantarse, y sin soltarse la polla que se muestra como un obelisco.

- Vas muy rápido, ¿no? Vas a acabar echando la leche demasiado pronto.

- No, no te preocupes… soy un experto, pero tú tampoco es que vayas muy lenta.

- ¡Ya! Me pillaste en plena faena y me quedé a medias, trato de reír entre gemidos.

La verdad es que nos miramos a los ojos más que a los genitales. Sus gestos van a hacerme terminar rápido. Él no parece poder durar mucho tampoco, de pronto se queda fijo en mi coño. Me estoy abriendo los labios con dos dedos y con la otra mano me froto el clítoris y luego me me meto dos dedos en el coño… repito esa acción de continuo. Él se la menea desplazando el prepucio cubriendo el glande y despejándolo… sus huevos se mueven a la vez, me pone a cien.

Sin dejar de mirarle a los ojos y a su cipote, veo que se está estremeciendo…, su respiración es intensa y sus gemidos son broncos, de pronto me raja de una…

- ¡Joder mamá… Me c….me corroooo…!

Su expresión es de vértigo, ¡Dios, su expresión y sus chorros de leche me ponen a mil! Saltan sin poder controlarlos… no sé si lo hace adrede o es la inclinación de su polla hacia mí, pero me llena de cremosos chorros de leche que saltan potentes y gruesos…

- Y yoooooo…

Nos estamos convulsionando sin perder el contacto visual. Creo que estoy sintiendo el mejor orgasmo de mi vida. Pero termina primero él luego yo. Nos quedamos en silencio llenos de lefa

 


- ¡Fiuuu!- silbo - Ha sido bastante…espectacular, estallo en carcajadas.

- Sí. La verdad es que no me lo esperaba… Siempre poniéndome límites y ahora…

- Reconozco que me pasé, pero tú me acosabas de manera que no sabía qué hacer…

- Lo siento, lo entendí cuando me diste la charla… y ahora casi no entendía nada.

Me incorporo, sentándome en la cama. Doy unas palmadas a mi lado para indicarle a mi hijo que arrime más a mi lado. Se levanta y viene pegándose a mi cuerpo. Al sentarse le digo…

- Bueno ya lo hemos hecho juntos, y estamos de acuerdo en que ha estado muy bien, ya no tienes que esconderte para pajearte. Pero solo hasta ahí ¿De acuerdo?

- Ni tú, me responde. - Los hijos no somos tontos, sabemos que nuestros padres necesitan tener sexo, y sin pareja como tú, masturbarse es lo NORMAL…

Casi lo olvido, hay otro punto fundamental en mi plan. Si no lo cumplo, podría deshacer todo lo que he conseguido hoy.

- Gracias hijo por ser tan listo, a ver, normal, normal, tampoco es esto. Pero tampoco es normal que un hijo pille a su madre dándole al dedo como si fuese una salida. Que no sea normal no quiere decir que tenga nada de malo. Y ya que se ha dado la casualidad, pues aprovechémoslo. ¿Estás de acuerdo?

- Sí, suena bien.

- Y… oye, si quieres que te haga alguna… podemos decir que darle un gusto a mi hijo entra dentro de mis responsabilidades como madre, rompo a reír - Si está al alcance de mi mano, añado con un guiño y riendo aún más.

Mi hijo me acompaña en las carcajadas, y añade…

- Lo mismo digo, dice, aunque hay un timbre en su voz de que es más por cumplir que por convicción. Eso me deja claro que ya no necesito el “seguro” de la puerta que había previsto.

- Además tengo una curiosidad, ¿podría hacerte una paja alguna vez, cuando te apetezca? ¡Estoy dispuesta las 24 horas del día, sin problema.

Está sorprendido.

- Sí, supongo que sí…

- ¿Lo prometes? Le digo con una sonrisa y apoyando mi punta de la nariz en la suya.

- Sí. La verdad es que nunca me han hecho una paja

¡Bien! Necesitaba verle seguro y creo que lo he conseguido con Basi. Se levanta y sale de la habitación. Pobrecillo, se le ve un poco desorientado y atropellado por los acontecimientos. Pero se lo va a pasar bien con su madre a partir de ahora...

*************

¡Lo sabía! Menos mal que conseguí que se sintiera a gusto pajeándose a mi lado. Ha pasado una semana desde el gran acontecimiento, y no ha dicho ni pio. Ya suponía que estas cosas que se viven como un sueño por la excitación, que no se viven con la percepción normal de la realidad, corren el riesgo de ser consideradas como una ensoñación.

Lo más cercano a un avance fue un día, que al pasar por el baño, escuché los gemidos habituales. Por supuesto entré, y no me equivocaba, pero paró la paja. Sonriendo, le animé…

- Sigue, sigue, ¿ya no recuerdas nuestro acuerdo en hace un par de días?

- Es que has llegado tan de sopetón sin esperarte, mamá. Cuando salgas continuaré.

No quise apretar la situación más y me fui.

He estado pensando bastante. Había pensado que me bastaba con alguna emoción menor. Pero al igual que para mi hijo una teta es una teta, a mí me pasa lo mismo con su polla. Después de tanto tiempo sin tener cerca una… me excité como una perra cuando vi su leche brotar y llenarme el cuerpo…, no sé para que tenía los pañuelos, es que ni le dio tiempo a sacarlos del paquete. Cuando los vi brotar con tanta potencia, solo pensé en que esos chorros podrían estar entrando en mi coño, y me puse a mil.

También he pensado otras cosas más inconfesables. Como que el tabú del incesto sólo se debe a la procreación. Es un tabú porque le interesa a la especie, no necesariamente a los individuos. Que sea un poco mayor probabilidad de malformaciones, es probablemente lo que convirtió en terreno prohibido las relaciones sexuales en la familia. También me pregunto, ¿está “mal” si las relaciones sexuales evitan la procreación? Quizás la excitación continua que tengo desde hace meses por la situación junto a la falta de horas de sueño jueguen un papel en la desaparición progresiva de perjuicios.

Voy a ir a hacer unas compras.

****************

Otra semana ha pasado. Ayer creo que estuvo muy cansado con el campeonato de atletismo y tuvo día de descanso de sus “trabajos manuales”. Eso espero, mejor pillarle con ganas hoy, que voy a hacer uso de su palabra que me garantizaba la iniciativa cuando lo deseara, sin que fuera percibido como una invasión de su intimidad. Al fin y al cabo, el permiso lo dio él.

Estamos terminando de cenar. Creo que es un buen momento. También creo que he dejado pasar demasiados días, y, aunque no estoy tan nerviosa como el día del primer paso de mi plan, tranquila no estoy precisamente.

- Oye, Basi, ¿ya te has olvidado de lo que hablamos hace unos días?

- ¡¿A qué te refieres…?! Si es lo de hacerme un paja, no, no se me ha olvidado mamá.

- Bueno, es que como no has vuelto a decir nada. ¿No te gustó?

Le veo inspirar con fuerza. Creo que él también ha estado dando algunas vueltas a la cabeza.

- Si me gustó mucho. Ya te lo dije.

- ¿Entonces?

- Lo pienso muchas veces. Pero es que no me siento demasiado cómodo.

- ¡No seas tonto! -le sonrío- Eso será solo las primeras veces. Además esos nervios lo hacen mejor. Compartir algo tan íntimo solo nos puede ayudar a ser más amigos…

Se sonroja, creo que está teniendo una erección.

- Ya puestos. ¿Recuerdas que me diste permiso para pedirte algo si me apetecía?

Ahora sí que está con las mejillas encendidas, rojo intenso.

- Sí.

- Pues he comprado unas cosas y me gustaría probarlas contigo y que me dieras tu opinión... ¿Qué me dices?

- Sí que me gustaría.

- Pues vamos a mi habitación.

Nos levantamos y entramos en mi habitación le pido que se desnude y se siente, y mientras tanto, saco de debajo de la cama una bolsa. De su interior saco un gel lubricante efecto frío, de fresa concretamente.

Me arrodillo, estoy nerviosa y eso se delata en la sonrisa que le dedico a mi hijo, ligeramente temblorosa en las comisuras de los labios. Su sonrisa es reflejo de la mía.

Derramo un chorro del gel sobre su polla y la agarro, empiezo a moverla. Es curioso, todo lo que no está justo enfrente de mí parece que está dando vueltas. Mi visión periférica parece una centrifugadora de baja velocidad, lo que estoy haciendo me da vértigo.

Aguanto un poco más, solo un poco más. Veo que resopla y mira al techo. ¡Ahora!

Me la meto en la boca.

- ¡Mamá! ¿Qué estás hac.....ufff.

Unos segundos más. Si no protesta en unos segundos más otra barrera habrá caído. Me empleo a fondo con mi lengua en su frenillo. Ya no aparta la vista del techo salvo para mirarme a los ojos y sonreír. Trato de que se intuya otra en respuesta mientras mantengo su polla en mi boca. La tiene muy dura y su textura me encanta… me la clavo a fondo de mi garganta, solo me entran tres cuartas partes de rabo, la aguanto en el esófago agarrándole de los huevos.

Es curioso, la tranquilidad que me da el haber dado otro paso más, hace que mi mente se fije en otros detalles, como si el sabor a fresa fue la mejor opción. Pero en seguida mis pensamientos se centran en el próximo reto, aún lejano en minutos, tras su orgasmo. Le masajeo su par de ciclópeos cojones y le mamo a toda velocidad su glande, lamo el tronco y vuelvo a su capullo, con el que juego dentro de mi boca. Le elevo la polla y me como sus huevos… uno a uno los meto en mi boca, luego los dos a la vez. Tiro de ellos y los dejo salir a modo de tirachinas, me encanta ver su resistencia testicular, pero sus ganas de eyacular…

Empieza a resoplar, cierra los ojos con fuerza, pone su mano en mi frente y empuja ligeramente para que me aparte y soltar su leche fuera de mi boca…

- ¡Me voy a correr...uff! ¡Mamá me voy a correrrrr yaaaa!

Me resisto al leve intento de apartarme, niego ligeramente con la cabeza y con la mano con la que no le estoy sujetando la base de su polla y los huevos a la vez…, le hago una señal con el pulgar levantado, indicándole que está bien. Mi ritmo es mayor, al igual que la tensión de su polla… noto el glande más endurecido…. Y explota en mi boca mientras chupo con fuerza. Gime como si fuera a llorar, absorbo cada chorro de leche. No se mueve mucho, pero se curva sobre sí mismo hacia delante, casi tocando con su barbilla mi nuca, intentando que me la meta más.

Se incorpora e inspira como el que saca la cabeza del agua cuando ya no puede respirar. Me la saco de la boca y suelto una ligera risa cuando percibo que ha llegado el último chorro de lefa, y le paso la lengua por toda la polla desde la base. Después le planto unos besitos en el glande mientras mi hijo se repone y brota el último borbotón de engrudo… le chupeteo el capullo.

- ¡Madre mía… qué mamada! Nunca mejor dicho, bromea.

Me levanto, me siento a su lado, le paso un brazo sobre los hombros y le abro la boca llena de semen, juego con su néctar un poco y luego cierro fuerte los labios y me trago todo el engrudo. Me relamo y le beso en la mejilla, me hubiera gustado en los labios, pero por si le daba asco su leche no lo hago, luego beso su hombro más cercano mientras le froto el otro.

- ¿Te gustado como se ha comido tu polla y toda tu leche mamá…?

- Sí. La verdad es que sorprendió cuando… mueve el puño repetidamente en dirección a la boca, con el gesto universal de una mamada.

- Sí, bueno, no fue premeditado - le miento - Estaba ahí y me vino el impulso. Pensé en darte el mayor placer posible, ya que lo hacemos, lo hacemos bien esto sin hacer daño a nadie… ¿No crees, cariño? Al final el sexo es solo sexo sea con quien se haga.

- Daño a mí no me ha hecho, desde luego - ríe – Al contrario, ha sido muy relajante.

- Tengo que decirte que iban bien cargados este par de gordos huevazos… eyaculas mucha cantidad de leche, y eso es bueno si pretendes preñar a una mujer.

Acerco mi mano a sus testículos y empiezo a masajearlos con una doble intención… bromear para confiarle y excitarle de nuevo. Su resistencia debe estar baja para el siguiente paso.

- Yo sentía que salía y salía… no pocas veces me he corrido así con tanta leche.

- Espero que pensando en mí… le suelto una carcajada.

- Sobre todo pensando en ti, mamá… cuando veo tu cara en mi imaginación.

Noto como se le empieza a levantar otra vez. Es el momento de continuar.

- Ahora tengo ganas yo de correrme contigo ¡Podrías echarme una mano para devolverme el favor!

Su cara no muestra exactamente duda, es más bien como si estuviera ponderando la propuesta. Son solo unas décimas de segundo, pero el ritmo acelerado de mi corazón dilata mi percepción del tiempo.

- ¡Claro! Pero indícame, que no sé muy bien como te gusta recibir el placer…

Otra barrera cae.

Me tumbo en la cama y le indico que se ponga a la altura de mi entrepierna, con dos dedos le abro los labios vaginales y le subo el capuchón, remangándolo.

- Mira, el botoncito de aquí… este es el glande del clítoris, es mejor empezar alrededor, pero si lo vas a tocar directamente, siempre, humedécete los dedos que lo tengo muy sensible. Nunca lo toques con los dedos secos o me harás sufrir… con la lengua es ideal, tan húmeda, caliente y esponjosa… el gusto es fantástico.

Va siguiendo mis indicaciones. No puedo evitar que mi respiración se entrecorte, los latidos de mi corazón se disparan pulsándome las sienes..

- Luego, si quieres, puedes ir introduciendo un par de dedos en el conducto vaginal. Mejor si los curvas… ahh...aah...un poco hacia arriba… por ahí está mi punto G.

Trato de controlar la respiración. Quiero que dure. Le veo que se gira para ponerse de costado. Su erección ya es molesta para estar boca abajo. Tengo que preguntarle.

- Mamá, ¿quieres que te lo haga con la boca?

¡Sorpresa! Había previsto pedírselo con un tono sugerente y si fallaba, medio suplicante. No me esperaba que tomara la iniciativa. Asiento rápidamente. Acerca su boca y hace círculos con su lengua alrededor de mi clítoris mientras sigue con los dedos metiéndolos en mi coño. Podría conformarme con esto, pienso… una comida de coño con follada de dedos.

- Ufff...aahh..ah...más despacio, hijo, quiero que dure más y me estoy yendo…

Levanta un momento la cabeza.

- Como digas. Aunque yo también me voy a ir tocando y saboreando tu coño.

Veo su polla y su capullo está enorme, duro y excitado. Siento coraje y un impulso.

- Para cariño, para un momento por Diossss.

Me incorporo, recojo del suelo, al lado de la cama, la bolsa de las compras. Meto la mano sin sacar nada.

- Tengo que decirte la verdad. Hijo, sé que no eres tonto, y que sabes que en gran medida he ido induciéndote a este juego. A casi todos los efectos te considero adulto y maduro para tu edad. Por eso, quiero que pienses bien esto, y solo digas sí, si estás completamente convencido...

Rebusco en la bolsa. Saco un par de cajas de preservativos y los pongo encima de la mesita, unos L y XL, no tenía claro cual era su tamaño de polla, descartando la mini y la extra grande.

- ...esto no es normal, pero tampoco lo considero malo. A mi forma de ver, ni siquiera lo considero pervertido en lo más mínimo. Si seguimos con esto, quiero que para ti sea un buen entretenimiento, pero no un sustitutivo de nada, como mucho un entrenamiento para cuando tengas una futura pareja. En cuanto tengas posibilidades de tener relaciones con chicas de tu edad, quiero que las tengas, pero mientras tanto… ¡¿Por qué no darnos el gusto tú y yo practicando sexo en casa?!

- Por qué no, a los dos nos gusta tener sexo… ¡¿qué nos impide follar, mamá…?!

Dejamos de hablar ante su sentencia. Miro a la caja de preservativos tamaño XL y luego a él, sigo el periplo y observo su hermosa erección… realmente tiene una polla preciosa XL.

- ¿Qué me dices? Le pregunto casi arrepentida y avergonzada si me dice que no.

Él se pone a mirar la caja de preservativos. Se muerde el labio inferior durante lo que me parece una eternidad. Finalmente asiente.

- ¿Cuál crees que es mi talla…?

- La mayor, sin lugar a dudas… la XL

Con la sonrisa más franca que haya hecho en mi vida, le agarro y le tumbo boca arriba mientras exclamo…

- ¡Lo necesito tanto mi amor!

Mientras saco un preservativo, lo abro y se lo voy colocando entre sonrisas, me gusta el tacto de su verga estando dura, nos quedamos cruzando miradas cómplices mientras le extiendo con parsimonia el condón a todo lo lago del cipote. Me pregunto cuanto ha pesado en su decisión, el percibir mi gran necesidad sexual apremiante. Y con toda la rapidez con la que me impulsa la ansiedad, le monto con fiereza. Noto las carnes de mi culo bambolearse por el impulso.

- No te arrepentirás mi vida, - le beso con lujuria entre jadeos Mamá te va hacer gozar como nunca lo has imaginado

No pude evitar llorar de felicidad después de recuperarnos de aquel momento de gozo. Al mirarlo, me parecía un ángel. Por supuesto aquello no se terminó allí. No podía. Sentándose en la cama con su espalda en el cabezal, me senté en sus rodillas y nos besamos de nuevo para volver a hacerlo. En esta ocasión sus dedos entraron bien hondo dentro de mí, calentándome otra vez, preparándome para ese acto tan sublime de unión materno-filial. Yo me encontraba tan excitada que no tuvo que esforzarse mucho, y en seguida estuve lista para el asalto.

Si antes le indiqué para que él tomara la iniciativa y la voz cantante, ahora fui yo quien dominara la situación. Para ese entonces yo ya estaba totalmente desnuda, lo mismo que él. Sentada en su regazo enfrente de él podía notar aquella barra de carne rozándose contra mis muslos. Yo se la acariciaba mientras le besaba con ardor, buscando su boca y su lengua casi a la desesperada. Necesitaba sentirla una y otra vez. A la vez que nos besábamos él hacía de mis tetas su posesión, sobándomelas como quería, poniéndome tan caliente como para freír un huevo con mi cuerpo… o un par de ellos.

Con un sentimiento de ansiedad suprema, tomé la herramienta de mi hijo y la hice penetrar en mi hambrienta raja, levantándome un poco para volver a sentarme, esta vez con su ariete bien ensartado. Mi amor llevó sus manos a mi culo para aferrarme con fuerza, dándole severos cachetes para oírlo sonar. Aquello era fantástico, riquísimo. Su mano izquierda cogía mis tersas nalgas al tiempo que la derecha subió para acariciarme los pitones que sobresalían de mis tetas como timbres de castillo. Que delicioso era todo aquello. Ahora yo estaba cabalgándolo, montaba a horcajadas sobre él, que parecía estar en la gloria conmigo encima empalada.

Mis movimientos se hacían más intensos cada vez, más fantásticos, largos y prolongados amén de más profundos. Incluso me dolía un poco pero era un dolor maravilloso aplastar sus huevos contra mi vulva y clítoris. Luego, para mi sorpresa, su mano bajó hasta tocar mi clítoris y jugar con él, provocándome unas oleadas intensas, unos espasmos que me ponían al borde de la locura. Él sabía que así era e insistía en ello cada vez con más ganas, buscando con ahínco la forma más rápida para volver a gozar juntos. Yo estaba cada vez más salida, más cachonda, y él sabía que estaba a punto, podía notarlo en su cara… qué pronto me corría mi hijo, pocos habían logrado excitarme tanto en tan poco tiempo… estaba sugestionada por el morbo sin lugar a dudas, pero es que todo era perfecto, hasta su verga era la idónea, solo sobraba el condón… no me dirás que a pelo no es mucho mejor y seductor para la sensibilidad del coño.

Saqué la polla de la vagina y tiré del condón.

- Esta primera vez deseo que sea pelo… ¡¡Es un error follar con condón y no sentir como te corres!! ¡Hace mucho tiempo que un hombre no me llena con su semen!

Me la volví a embutir hasta los mismos huevos. Entre estertores y jadeos varios, aceleré el ritmo de mi cabalgada, que ya era de amazona salvaje, y apreté mis músculos vaginales para oprimir su verga dentro de mí, estrujándosela para que él gozase al tiempo que yo. Colgada de su cuello arqueaba mi cuerpo, él observaba como su polla entraba y salía de mi coño que manejaba como si fuera una boca succionando su falo… Esperaba que mi hijo llegase para alcanzar la cima juntos a la vez…. Los dos nos corrimos casi al mismo tiempo mezclando nuestros fluidos dentro de mi coño, sus convulsiones me agitaban, mis estertores lo sugestionaban. Nos hallábamos en una retroalimentación mutua de placer. Me sentía plena y llena de mi amor, su lefa rellenando mi útero y sus besos mi boca. Quedamos uno sobre otro, agotados y abrazados recuperándonos. Le miré con ternura, con una amplia sonrisa le besé una y otra vez, sin lengua o con ella jugueteando y no pude si no volver a hacerlo con él hasta quedar exhaustos…

Enfilo de nuevo su verga en mi coño y me dejo caer hasta acumular todo el mástil en mi vagina chorreante de leche… noto sus huevos pegarse en mi vulva al entrar de una con toda facilidad, me restriego el clítoris contra su pubis. Empiezo poco a poco el vaivén… en tanto sigo cabalgando, casi oigo el sonido de la última barrera al caer. Quizás también estaba cayendo una mía. Esta vez es más prolongado, mi hijo aguanta mucho más y yo necesito su ayuda para subir y bajar sobre su obelisco. Me volteá y queda sobre mí, mi espalda se arqueó haciendo que mis tetas resaltasen más aún, haciendo que mi amado hijo se relamiese viéndolas tan empitonadas, tan firmes y duras. Yo no paraba de dedicarle palabras cariñosas mientras me perforaba el coño hasta el útero, mi chochito se contraía y expandía con su potente garrote, que él contestaba dándome más caña con más brío. Con aquella manera de amarme me podría haber hecho la peor de las perversiones del mundo, que yo la hubiera disfrutado a todo volumen…

Su maravillosa herramienta me volvía loca con tan buen sexo, estaba muy necesitada de lo que él me estaba dando, tanto que pegué mi boca a la suya para sentir la delicia de sus besos, mientras que él acariciaba mis redondas nalgas. Cogí su cara y la besé con todas mis fuerzas, fruto de la pasión que desataba en mí, y al oído le susurré que me gozase de una vez, que ya no podía esperar. Nada me importaba más en ese momento que sentirme su hembra caliente…. Culminando aquella maravillosa montada a su madre, yo me desboqué todo lo que pude, empujé con mis caderas usando todas las fuerzas que me quedaban disponibles, y él hizo lo propio para gozarse a esta puta perra en la que me había convertido. Entonces, y por fin, ambos llegamos a nuestro ansiado orgasmo, cayendo rendidos uno sobre otro, quedando tiernamente entrelazados mientras nos dejábamos llevar por la marea. Aquel fue mi mejor orgasmo durante muchísimo tiempo.

Después de aquella preciosa sesión de sexo, dejé que él me poseyera una vez más, esta vez yo tendida en su mesa y él encima mío, devorándome totalmente hambriento de mí mientras yo me dejaba comer por él. Me embutió su verga y me fornicó a su antojo, sin que yo protestase o me quejase ni una sola vez. Solo disfruté y disfruté hasta que me volvió a arrancar uno y otro orgasmo más y él, cariñoso, quedó encima mío bendiciéndome con el tacto de sus manos y el calor de sus besos…

 

 

***************



(Basilio) me considero un chico normal y corriente, creo que mi madre o mejor dicho Celina ya me ha descrito por lo cual obvio esa cuestión, desde que mi padre nos abandonó (Es así como yo lo considero) vivo con ella y para ella. Hasta los 13 años ella solo era mi MADRE, mi vida no tenía problemas de ningún tipo, salía con mis amigos y asistía a todos los cumples y demás fiestas que ellos daban, pero fui dejando a mis amigos a cambio de estar con mi madre. Pensaba que era una mujer muy sacrificada por mí y le tenía que compensar con mi tiempo, de tal modo que cuando ella tenía tiempo libre lo pasábamos juntos, especialmente haciendo rutas a pie o en bicicleta en el campo donde tenemos una casona heredada de su familia.

Nuestra relación se agudizó una noche muy calurosa poco después de graduarme en bachiller, ya cumplidos los 18 años, no podía dormir y me levanté con intención de refrescarme un poco, al pasar por delante de la habitación de Celina se me ocurrió mirar hacia adentro y la vi plácidamente dormida sin nada encima excepto un ligero camisón que tenía casi totalmente subido, sin pensar en consecuencias, sigilosamente me acerqué a su cama y me quedé contemplando totalmente embobado, no era la primera vez en mi vida que veía a mi madre casi desnuda, el camisón de lo subido que lo tenía, dejaba ver totalmente su vagina con un monte de Venus perfectamente depilado y unos labios carnosos oscuros de interior rosáceo intenso, menos una sombra en forma de corazón en la parte superior (Me imagino que sería para que no se le salieran los pelitos por arriba del bikini) alargué mi mano y muy tímidamente la pasé sobre ellos, eran tremendamente suaves al tacto, en ese momento ella se giró en la cama poniéndose de lado, el tirante del camisón se le deslizó dejando una de sus tetas totalmente descubierta, era maravillosa, grande, se le notaba una masa consistente con un pezón rosado precioso, me entraron unas ganas tremendas de acariciarlo y chupárselo pero tuve miedo que se despertara y me pillara. Sigilosamente tal cual entré, salí de su habitación, en el cuarto de baño me encontré sus braguitas en el canasto de la ropa usada, las cogí y olí profundamente, casi instantáneamente se me puso la polla dura como una barra de acero, la agarré y a la vez que olía su aroma me empecé hacer una paja monumental, fue la primera vez que me hice una paja oliendo sus bragas, aunque no era la primera pensando en ella.

La visión de Celina desnuda en su cama se me quedó grabada a fuego en la cabeza y a partir de ahí para mi solo existía ella, no había en el mundo otra mujer más bella y apetecible e irremediablemente me enamoré perdidamente de mi madre.

Pero... ¿Cómo le podía demostrar ese amor? ¿Cómo podía hacer para que ella mirase en mí a un hombre y no a su hijo? Tendría que ser día a día, mes a mes e incluso año tras año demostrándole todo mi cariño pero como hombre y esperando la ocasión adecuada, eliminé de mi vocabulario la palabra MAMÁ y poco después noté con tremenda satisfacción que ella paulatinamente fue dejando la palabra HIJO para dirigiese a mí por mi nombre.

Casi diariamente hacía incursiones en los cajones de su dormitorio y en la cesta de la ropa para lavar, buscando su ropa íntima para pajearme…, en una de estas entre unas cajas me encontré una caja que debía hacer mucho tiempo que allí estaba, la abrí y era nada menos que un conjunto tremendamente provocativo de braguita y sujetador, sin pensarlo dos veces me lo llevé a mi habitación…, en mi armario hacía mucho tiempo que había preparado un doble fondo para guardar mis cosas intimas y allí me lo guardé, mi mayor satisfacción era tumbarme en la cama con una las muchas fotografía de ella en bikini conmigo o sola, la sostenía en una mano pajearme al mismo tiempo con sus braguitas envueltas en mi polla.

Según pasaba el tiempo día a día Celina se ponía más guapa y yo crecía de una forma desmesurada, con diecisiete años era alto y bastante corpulento. Según pasaba el tiempo ella me demostraba mas cariño todavía, sus caricias y demostraciones eran más… Intuía que ya no era el inocente cariño de una madre ¿Se estaría enamorando de mí? ¡Dios lo quisiera! Sería el hombre más feliz de los mortales… yo no perdía ocasión de mimarla y acariciarla más o menos disimuladamente por casi todo su cuerpo, en especial tetas y culo… ella lo consentía todo.

***********

Recuerdo como comenzó la relación íntima entre mi madre y yo, fue algo curioso y casi casual llevados por un negocio que prometía pero que se nos estaba yendo de las manos por la crisis…. El caso es que mi madre heredó una casona de su tío abuelo, la casa contaba con un buen terreno aledaño. Decidió montar una casa rural, dado que estaba en buenas condiciones y no necesitaba importantes reformas…, pidió un préstamo al banco poniendo como aval la casa y los terrenos. Las obras duraron un año, el resultado fue muy bueno. La casa disponía de sesis habitaciones y cinco cuartos de baño, amplio salón, pequeño gimnasio y una piscina cubierta, mi madre no dejó su trabajo una vez estuvieron las obras acabadas, decoró la casa, compró bicicletas y motos Quads para ofrecer a los clientes rutas por los alrededores. Los primeros años fueron buenos, la temporada de verano siempre lleno e incluso en invierno los fines de semana no faltaban clientes… todo se contrataba por internet, por medio de Trivago o Booking, y allí le asistía un matrimonio del pueblo que trabajaba para mamá.

Ese verano reservó la casa para un fin de semana, el padre de un amigo celebraban el cumpleaños de su esposa. Llegaron el sábado a primera hora, mi amigo sus padres y varios familiares, mi madre les recibió les enseñó sus habitaciones y les invitó a una copa en la piscina. Las vacaciones las pasábamos en la casa rural y además asistíamos a los clientes.

Yo me pase para saludar a mi amigo, estaba en la piscina solo los demás habían cogido las bicicletas, estaban de ruta por los alrededores, mi madre arreglaba las tumbonas y disponía toallas en ellas, llevaba lo que era su uniforme, una falda negra a medio muslo, camisa blanca y unos zapatos con un poco de tacón.

- ¡Hola Luis ¿qué tal? Le salude

- De fábula tío en la piscina se está de muerte y esa maciza me la esta poniendo dura, que buena esta se la iba a meter entera.

- Oye tío que es mi madre cabrón.

- Vale pero es que esta buenísima… joder que bien guardado te tenías el secreto.

- Mi madre no es ningún secreto, es simplemente mi madre y ya...

Me marche de allí enfadado con mi amigo, llegó el lunes y vuelta a clase empezó mi martirio. Los del instituto no conocían a mi madre hasta ese momento, Luis le había hecho unas fotos con el móvil, se paso todo el día enseñándoselas a los compañeros, comentaban las tetas que tenía y lo que le iban a hacer de tener oportunidad. Estaba cabreado, pero no podía enfrentarme a todos ellos, unas semanas duras pero poco a poco, se fue calmando la situación

Faltaba un mes para navidad, me comento que la crisis le estaba afectando seriamente, las reservas habían caído drásticamente y no sabía que hacer, me dijo que tenía que reducirme la paga que me daba. Mientras me hablaba no dejaba de mirarle el escote, me imaginaba como debía ser mamar aquellas tetas. Terminada la charla fui al baño.

No le comenté los problemas que había tenido con los compañeros, ya tenía bastantes ella, me fije en el cesto de la ropa, allí había un tesoro unas bragas suyas, eran negras de encaje, sin pensar las cogí me las llevé a la nariz, inspiré su aroma, pensar que habían estado en contacto con su vagina me produjo una tremenda erección, me masturbé con ellas y después de una gran corrida las dejé y cogí otras… estas me las guarde para repetir la operación.

Era lunes de nuevo mi relación con los compañeros del instituto se había, mas o menos normalizado, los recortes en la paga me estaban afectando, tenía que renovar el antivirus en el portátil, no sabía de donde sacar el dinero, a mis abuelos no se lo podía pedir. De noche en la cama, saqué las bragas y me dispuse a meneármela, al terminar me quedé pensando en como me excitaba su olor, su tacto y sobre todo saber de quien eran.

Llego el fin de semana, estaba de nuevo en el pueblo, a lo largo de la semana había estado rumiando un plan, si a mi me excitaba sobremanera meneármela con las bragas de mi madre, puede que a algún compañero del instituto también. El plan consistía en hacerme con otras bragas usadas de mi madre, se las ofrecería primero a Luis previo pago, ya vería cuanto le podía sacar. Dicho y hecho, rebuscando en el cesto encontré unas de color blanco, de fino encaje.

Era el lunes de la ultima semana de clase antes de las fiestas de Navidad, en el comedor me senté con mi amigo luis.

- Luis tengo que proponerte un negocio, sé que mi madre te pone burro.

- Y que lo digas tío, perdona pero es que es una MILF tremenda.

- Vale ¿cuanto estarías dispuesto a pagar por unas bragas usadas suyas?

- ¿Ostias tío de verdad? Tengo ahorrados 100 €, 50 son tuyos.

- Vale traémelos mañana.

Al día siguiente en el descanso le entregué las bragas y me pago los 50 euros. Compré el antivirus, pensé que había encontrado una fuente de ingresos.

Llegaron las fiestas de Navidad, mi madre cerró la casa rural, la crisis hacia estragos.

- Basi no sé que hacer, hay que pagar el préstamo y con la casa cerrada no tengo ingresos suficientes, los ahorros no duraran mucho.

- ¿Por queé no la vendes?

- Lo he intentado, la burbuja inmobiliaria se ha desplomado… y nadie compra casas.

Pasaron las navidades, volví al instituto durante las vacaciones, me hice con un par de bragas mas dispuesto a venderlas, Luis las ofreció a un par de amigos suyos de confianza, les enseñó las fotos de mi madre, estos enseguida quisieron comprármelas, saque 100 € por cada una, ahí me encontré con 200 pavos en el bolsillo. Volví a casa mi madre me esperaba.

- Hola mama.

- Hola Basi, tengo que comentarte una cosa, mira he notado que de un tiempo acá cada vez que vienes me desaparece ropa interior.

Me quede blanco sin saber que decir…

- No sé, la habrás perdido o la habrás guardado en otro sitio.

- Basi... siempre desaparecen del cesto de la ropa sucia.

No se como pero me arme de valor y le conté lo que había hecho.

- Mira mamá 200 euros por las dos últimas, mi madre quedo sorprendida.

- ¡¿Tanto han pagado por dos bragas sucias?!

Mi madre siempre ha sido un poco cándida, por no decir bobalicona.

- Claro, si me permites sincerarme, estas muy buena… todos los hombres te desean, Luis cuando vino este verano te hizo unas fotos, que luego enseño por el instituto, todos los compañeros desearían follarte.

- ¿Como me dices eso? ¡¿Qué lenguaje es ese…?!

- Es la verdad mamá, no notas como te miran…

Mi madre se quedo pensativa. Pasó el tiempo, era el primer día de las vacaciones de semana Santa.

- Tengo una idea mamá para complementar los ingresos y que no nos quiten la casa rural… puede que no te guste, pero puede sacarnos del apuro. He estado investigando por internet, hay mucha gente que paga buen dinero por ropa interior de mujer usada, solo tendrías que hacerte unas fotos con ella puesta,para demostrar que es tuya.

- Pero ¿y si me reconoce alguien?

La verdad no me esperaba esa respuesta, creía que mandaría a la mierda, si que estaba desesperada…

- Te pondrías una pequeña mascara, mamá.

- Si es así podríamos intentarlo.

Alucinaba que hubiera aceptado, bien lo primero es que te compres algún conjunto de lencería, luego yo te haré las fotos y me encargaré de subir las a al pagina web. Decidimos comenzar en verano, llegó el momento de hacer las primeras fotos, creí que me moría, ahí estaba mi madre con un conjunto de lencería negra, unas medias con liguero, unas braguitas diminutas y un sostén que apenas contenían sus enormes tetas, le coloqué un antifaz negro también, la hice posar en posturas varias, una vez hechas las fotos las subí, a un portal de origen alemán que me pareció el mas adecuado.

Pasaron dos días, para mi sorpresa ya se había vendido por el precio que pedía… 300 €. Pasó una semana y el comprador me contacto, era un joven japones que ofrecía mas dinero por ropa interior que hubiese llevado mas de dos días, se lo comente a mi madre y así este joven japones se convirtió casi en exclusiva, en nuestro mejor cliente. Por mi parte también vendía algunas fotos a mis compañeros de los pases de modelado de mi madre.

El caso es que continuamos con los dos negocios, el de venta de prendas a los japoneses y la casa rural que a duras penas se mantenía en crisis, con el ánimo de mejora con los nuevos tiempos.

Con 18 años terminé Bachiller, y aprobé la EBAU con unas notas aceptable, la alegría de Celina fue tremenda y para celebrarlo mi invitó a cenar en un restaurante de mantel. A las 19 horas yo ya la estaba esperado para salir, ella se había encerrado en su habitación para vestirse, cuando salió me quedé impactado ¡Estaba bellísima! Aquello no era una mujer era una Diosa, no pude contenerme y cogiéndola por la cintura la elevé sobre mí, al bajarla la besé ligeramente en la boca cosa que jamás había hecho (Nuestros besos siempre fueron en las mejillas, ojos, frente…)

Al mismo tiempo quise sentir su cuerpo sobre el mío y la rocé todo lo que pude y la prudencia permitía, tracé al mismo tiempo mi plan ¡Tenía que llevarla a bailar o mejor dicho que ella me llevara a mí! Salimos y después de cenar por fin conseguí que me llevase a bailar a un lugar donde no nos conocían, me encantó el sitio, era justo lo que necesitaba y estaba dispuesto a todo yo todavía era virgen pero estaba dispuesto a que ese día Celina tomase mi virginidad, las cosas marchaban bien. Ella se dejaba acariciar y volví a besarla, entreabrió ligeramente su boca ¡La cosa marcha, me dije! Comenzó la música lenta, tomándola firmemente de la mano la conduje hasta la pista, la abracé y comenzamos a bailar, el roce de su cuerpo sobre el mío me excitó dé tal manera que mi polla se puso como un bate de béisbol, para mi sorpresa ella abrió ligeramente sus muslos y la alojó entre ellos, tan excitado estaba que colocando una de mis manos sobre su culo comencé a realizar movimientos como si estuviésemos haciendo el amor.

Para mi mayor sorpresa ella me correspondía, Celina de improviso me rechazó casi violentamente yo me quedé de piedra (No me esperaba esa reacción repentina) Se alejó rápidamente hacia la mesa que estábamos ocupando sentándose muy seria y avergonzada, me senté a su lado e inicié otra táctica, pasé uno de mis brazos tiernamente sobre sus hombros y la atraje hacia mí (Si no me rechazaba es que la cosa marchaba bien)

Ella cerró los ojos y recostó su cabeza sobre mi hombro, con la otra mano comencé a acariciar delicadamente su pelo y cara sin pronunciar palabra, después de un buen rato acariciándola ella giró la cabeza y con los ojos cerrados me ofreció su boca, sus labios estaban húmedos y entreabiertos, acerqué mi boca a la suya y comenzamos a besarnos con una pasión inusitada, ya sin poder contenerme bajé mi mano y acaricié sus tetas suavemente sobre el vestido ¡Dios! ¡No me rechazó! Al contrario, ella comenzó a acariciar mi polla sobre el pantalón, los dos estábamos desquiciados, de pronto ella reaccionó, retiró su mano pero no bruscamente, se me quedó mirando…

- ¡Cariño! ¿Nos vamos a casa?

Al decirme eso me dio un ligero beso en los labios y me cogió de la mano levantándonos inmediatamente, durante todo el camino de regreso a duras penas podía contenerme, a la menor ocasión le metía mano por donde fuese, a ella la veía mas rejuvenecida si cabe, disfrutaba como una chiquilla me apartaba las manos y se reía, su risa era cristalina y encantadora, nunca la había escuchado reír de esa forma. Al llegar a casa ya en el ascensor me la quería follar, no podía contenerme.

- Espera cariño, hagámoslo bien ¡¿Quieres?!

En cuanto entramos en el piso, descorchó otra botella de cava, cogió dos copas y nos dirigimos a su habitación, entonces la abracé con enorme cariño y la besé con verdadera pasión, ella correspondió plenamente, comencé a quitarle suavemente el vestido, ante mí quedó Celina con su preciosa ropa interior de un color azul pálido que por cierto jamás había visto. El sujetador era de media copa de encaje y totalmente transparente, dejaba ver sus hermosas tetas en su espléndida totalidad, la braguita, también de encaje y corte Francés resaltaba maravillosamente bien su precioso culito y monte de Venus…, ligeramente ruborizada, estaba… ¡¡Preciosa!! Ella reaccionó de súbito, con una ligereza increíble me soltó los botones de la camisa y en un santiamén me quitó el pantalón. Entonces cogió la dirección de nuestros actos, su mano comenzó a acariciar mi polla muy suavemente...

- Relájate cariño y déjame hacer, esto tenemos que disfrutarlo tu y yo plenamente y lo bueno es que tenemos todo el tiempo del mundo para ello...

Me sentó en el borde de la cama y ella se arrodilló en el piso entre mis piernas, cogió mi polla con las dos manos… una a la base de mi polla y la otra a mis huevos, su lengua comenzó a dar ligeras pasadas sobre el glande tras retirar el prepucio, muy suavemente, yo creía tocar el cielo con las manos, jamás había sentido unas sensaciones semejantes. La apoteosis llegó cuando su boca de terciopelo comenzó a tragarse poco a poco toda mi polla, yo la cogí de la cabeza y mi polla entraba y salía de la boca con una suavidad increíble, en menos de dos minutos...

- ¡Celina! ¡Celina! No puedo más ¡Dios mío! ¡Joder mamá…. Voy a correrme!

Ella entonces aceleró sus movimientos, mi polla se deslizaba por su boca a una velocidad inusitada y… la explosión llegó como un huracán, comencé a correrme a borbotones, daba la sensación de que no terminaría nunca de salir leche, cuando me fijé en ella, mi lefa la había llenado la boca y aún había sobrado para bañar su cara y pelo… su expresión era de máxima felicidad. Se levantó rápidamente y se metió en el baño, yo la seguí y mientras ella se lavaba cuidadosamente, yo la acariciaba dulcemente, era para mi una sensación maravillosa acariciar aquel precioso cuerpo desnudo que tanto había ansiado desde que entré en la pubertad.

Cuando terminó de lavarse la cogí en mis brazos como si fuese una pluma, ella me rodeó el cuello con los suyos y me ofreció mimosa sus tentadores labios, la besé apasionadamente, besé su nariz, sus ojos, besé con avidez toda su cara, nos dirigimos nuevamente a la cama, la deposité suavemente sobre ella.

No había estado nunca con una mujer, no obstante y por instinto sabía perfectamente lo que tenía que hacer, me acosté a su lado y mis manos acariciaron dulcemente sus hermosas tetas sobre el sujetador, ella misma en un movimiento rápido se lo quitó y entonces cogí y acaricié sus preciosas redondas mamas… su tacto era sublime, su piel era de terciopelo, grandes, llenas y duras, los pezones los tenía totalmente erectos, eran como dedales.

Con mi boca, alternativamente chupaba del derecho y luego del izquierdo, ella gemía suavemente, colocó sus manos sobre mi cabeza y comenzó a guiar mis movimientos, suavemente me fue empujando hacia abajo, donde le interesaba frenaba el empuje y movía mi cabeza, derecha, centro, izquierda otra vez el centro y sigue hacia abajo, llegamos a sus braguitas. Con manos y boca me dediqué durante un buen rato a acariciar su monte de Venus entonces introduje mis dedos por los laterales de la prenda y suavemente se la fui bajando quedando su hermoso coño totalmente expuesto ante mis ojos ¡Qué maravilla! Mis dedos se frotaron las yemas entre sus pelitos cortos y diáfano, ella no dejó que me parara, me siguió empujando hacia abajo.

Entendí lo que quería, mis manos y boca comenzaron a acariciar y besar sus muslos, ella abrió sus piernas todo lo que pudo para facilitar mi labor, mis manos y boca siguieron acariciando sus muslos y piernas hasta los pies los cuales besé con verdadera devoción y de nuevo comencé el camino de retorno (Ella se contorsionaba como una malabarista, el placer que estaba sintiendo era sublime) Manos, lengua y boca acariciaban alternativamente piernas y muslos hasta que alcancé por fin la fruta madura que era su ardiente vagina, por fin la meta de mis sueños, nunca había tocado ninguna… mi instinto dictaba lo que tenía que hacer.

Boca y lengua ya estaban depositadas sobre aquella hermosísima grieta, el perfume entre salado y agrio con un toque dulce que emanaba era sublime, ella volvió a colocar sus manos sobre mi cabeza y comenzó a dirigirla, cuando mi lengua detectó algo duro y saliente ella me cogió de los pelos, me frenó la cabeza sobre ese espigón, y elevó al mismo tiempo sus caderas, comencé entonces a chupar y lamer aquel glande de su clítoris…, comenzó a emitir gritos suaves, suspiros de pronto y violentamente comenzó a dar sacudidas y gritos más fuertes. Quise levantar mi cabeza para ver que le pasaba, con sus manos me la incrustó violentamente sobre su vagina mientras seguía gritando de puro placer, el orgasmo que tubo fue monumental, en unos segundos había recuperado unos cuantos años de sequía.

Convulsionaba y le comía más y más el coño, cuando se relajó al fin, me soltó y muy a tiempo creía que me ahogaría de seguir un par de segundos más, ella entonces me atrajo hacia arriba, mi polla estaba al rojo vivo, según me iba deslizando sobre su cuerpo en un momento dado la cabeza de mi verga quedó encajada en la entrada de aquella maravillosa gruta, ella entonces elevó sus caderas y me susurró muy sensual…

- Empuja suavemente cariño, aprieta hacia adentro de mí… no te precipites o me harás daño, hazlo suavemente, tu madre tiene el coñito muy cerrado, y tras tanto tiempo sin usar, mucho más… Esto será un desvirgue mutuo ¡Disfrútalo mi amor!

- ¡¿Quieres que follemos sin condón?!

- Hoy por hoy no te hace falta conmigo… quiero sentirte al pelo, percibir el roce de tu tersa piel en mis pliegues vaginales… como tu dureza y calor me atraviesa hasta el útero y sentir la tibieza de tu leche en el fondo de mi coño.

- ¡Entonces, me puedo correr dentro!

- No solo puedes, sino que debes vaciarte tus colmados huevos en mi coño. Necesito toda tu leche en mi intimidad…¡Lléname el útero de tu esperma bien espeso, mi vida!

Como si fuese un verdadero experto comencé a dar pequeños empujones entrando y saliendo al mismo tiempo muy suavemente (Por el tiempo de no usarlo ella tenia el conducto vaginal muy estrecho como me decía) Ella movía acompasadamente sus caderas, lo cual facilitaba la penetración, después de unos segundos aquello era la gloria, todo el conducto vaginal estaba perfectamente lubricado y se había expandido de tal manera que lo tenía adaptado a mi polla, igual que un guante. 

 


 

La verga se deslizaba como un pistón en el interior de su cilindro engrasado, yo me moría de gusto y ella no disfrutaba menos, nuestros movimientos eran dulces y acompasados, pasados unos minutos ella cruzó sus piernas sobre mis caderas y al unísono comenzamos a acelerar las acometidas, ella ondulaba y empujaba fuertemente sus caderas hacia mí, y yo comencé a dar fuertes acometidas sobre ella, comenzaron a darme fuertes espasmos, al unísono los dos comenzamos a aullar como verdaderos animales. Noté como mi leche empezaba a subirme desde los huevos al tronco de la polla, y sin poder remediarlo, el semen comenzó a salir a chorros inundando el fondo de su útero, al tiempo que iba mezclándose con su torrente de flujos de la corrida de mamá. Nuestra corrida casi sincronizada fue monumental y maravillosa. Nos quedamos abrazados besándonos suavemente como dos felices enamorados sin sacarla de su acogedor coño, nos besábamos como lascivos hambrientos de sexo, mientras mi verga no dejaba de eyacular más y más semen en su interior.

- Celina, te quiero con locura. Me gustaría que fueses mi mujer, estoy locamente enamorado de ti… ¡Nunca he tenido ni tendré jamás otra mujer que sea como tú!

- Si cariño mío, sin saberlo concretamente yo también estaba enamorada de ti pero… ahora lo he sabido al desear estar llena de tu semen… cielo mío, sabes que esto es irracional, la gente esto nunca lo comprenderá ¿Eres consciente de que tenemos que ser extremadamente prudentes? Este amor no lo podemos dar a conocer

- ¡Lo sé mamá…!

- Me alegra que seas consciente mi amor… porque me vas a follar tantas veces, que no habrá forma de parar hasta que me dejes bien preñada… y aún preñada, también.



************



La tarde había trascurrido sin mayor interés, y la hora de cenar estaba cerca. Lo más destacable fue que mi madre no paró de ir al baño en toda la tarde, por lo visto el encuentro que habíamos tenido en la ducha esa misma mañana la dejó cachonda perdida por el resto del día. Ella siempre decía que a su edad no tenía tanta energía sexual, pero por las veces que fue al baño y el tiempo que pasó allí, calculo que debió tener más de cuatro o cinco orgasmos al lo largo de la tarde. Yo por mi parte estaba igual de caliente que ella o incluso más, pero decidí no tocarme, y así guardar energías para la noche. En ese momento he de reconocer que estaba cegado por volver a correrme junto a mi madre, por lo que no pensé en ningún plan en concreto, simplemente buscaba calentarla y dejar que las cosas fluyeran.

Llegó la hora de la cena y decidimos picar algo en la terraza, ya que hacía bastante calor. Por eso mismo yo iba con unos shorts bien sueltos y sin camiseta, un clásico ya de esas vacaciones. Por otro lado mi madre me dio una pequeña sorpresa, sacando a relucir un conjunto que nunca le había visto. Llevaba una camiseta rosa de tirantes bastante fina que marcaba bien sus pezones, la cual era extremadamente corta, por lo que si se movía mucho podía subirse dejando asomar la parte baja de sus preciosas tetas. Para la parte de abajo llevaba un pantaloncito gris que parecían más bien unas bragas, el cual a veces se metía levemente entre sus nalgas resaltando bien su jugoso culo.

- Wow mamá menudo conjunto te has traído.

- Ya hijo, igual tendría que haber comprado una talla más, pero era la única que había y hace tanto calor que era o traer esto o ir desnuda directamente jajaja.

- Bueno si tienes mucho calor y quieres quitarte algo yo no te voy a decir nada ¡eh!

- No si ya lo sé ya, si por ti fuera me tendrías en pelotas todo el día. Hay que ver que hijo más pervertido tengo jajaja, decía ella divertida y sin darle la mayor importancia. Pero bueno así estoy fresquita también.

- Bueno pues si tú estás cómoda a mi me vale, decía yo mientras le daba un corto y seco beso, rozando levemente nuestras lenguas por un instante.

- Mmm… Oye por cierto ¿al final metiste en el iPad aquellas pelis que te dije? Con este calor me apetece echarme en la cama y ver alguna antes de dormir.

Efectivamente, había llevado mi iPad, ya que como sabíamos que seguramente no habría Internet, decidimos meter unas cuantas películas por si nos apetecía ver alguna. Lo que mi madre no sabía es que no sólo había metido películas de las de ver en familia, sino que también me había descargado algo de porno para mis pajas nocturnas. Obviamente esos vídeos estaban bien guardados en unas carpetas que ella no encontraría, a no ser… Ahí se me vino la idea a la cabeza. En ese momento le dije que sí había metido sus pelis, pero que tenía que ponerlo a cargar y que se lo llevaría a la habitación en una hora, por lo que después de cenar subí a mi cuarto para poner el plan en marcha. Este consistía en hacer que «por error» mi madre las encontrara, y así encenderla un poco más y con suerte, pillarla en su habitación en plena faena. Para ello creé dos carpetas, una que ponía «pelis mamá» y otra llamada «pelis Basi». Esto lo hice porque sabía que mi madre iba a entrar a mi carpeta para cotillear que pelis iba a ver yo, ya que en cuanto a cine tenemos unos gustos bastante parecidos. Salvo que en esta carpeta no iba a encontrar mis pelis, sino un montón de porno. Y no un porno cualquiera no, porno expresamente de MILFS en escenas madre e hijo, ya que con todo lo vivido últimamente estaba seguro que eso la calentaría a más no poder. Y así lo hice, después de dejarlo todo bien organizado le llevé el iPad a su habitación.

- Hola mamá, toma aquí lo tienes, ya está cargado del todo. Tus pelis están en una carpeta que se llama «pelis mamá».

- Ay hijo gracias, ahora en un rato me pondré alguna, decía ella dejando a un lado un libro que estaba leyendo. - Eres el mejor cariño.

Yo le dí un piquito y me fui a mi cuarto, era momento de esperar. No sabía siquiera si mi madre picaría el anzuelo, por lo que me dediqué a esperar algún ruido que me indicara movimiento, dejando mi puerta algo abierta. Pasaron poco más de veinte minutos y pude escuchar cómo bajaba a la cocina a tomarse su vaso de leche. No era nada delatador, ya que lo suele hacer antes de irse a la cama, pero por curiosidad y sin hacer mucho ruido me metí en su cuarto para ver si se había puesto una peli o todavía seguía leyendo. A primera vista no pude ver el iPad, pero acercándome un poco a la cama vi cómo lo tapaba la almohada. Mi sorpresa vino cuando al cogerlo comprobé cómo efectivamente había caído en mi trampa, y no sólo había visto la carpeta, sino que tenía un vídeo abierto ya empezado a media reproducción. En ese momento mi polla dio un salto de excitación y el morbo invadió mi cuerpo. Justo entonces oí la puerta a mi espalda abrirse. Pude ver cómo efectivamente llevaba un vaso de leche en la mano, pero con la otra se tapaba la entrepierna, ya que sólo llevaba puesta la camiseta.

- Ah, emmm, ¿cariño que haces aquí? Decía ella con la voz cortada y sonrojada.

- Venía a pedirte el libro que estabas leyendo, ¿estás viendo esto?

- ¡¿Emmm?! no, quería ver una peli pero por error debí dar en el vídeo equivocado.

- ¿Y qué haces casi desnuda entonces?

- Yo… Emm… Bueno es que…

- Mamá no pasa nada, es normal que te interese ver porno, yo también lo hago.

- Bueno ya, como que estaba en tu carpeta jaja… todavía seguida cortada

- ¿No decías que había sido un error? Decía yo sonriente mientras me sentaba en la cama.

- O sea… sí… me metí a tu carpeta pero yo no…

- Tranquila mamá no pasa nada, ¿quieres seguir viéndolo?

- Bueno no te voy a mentir, estoy un poco caliente. Cuando termine si quieres te lo llevo a tu habitación.

- ¿Y no prefieres que lo veamos juntos mejor?

- Hijo en serio, no podemos repetir algo como lo que pasó. Mira si quieres cógelo hoy tú y yo ya me apaño sola.

- No te estoy diciendo de hacer nada mamá, simplemente podemos verlo un poco… dije mientras me acomodaba a un lado dejándole espacio para que se acostara junto a mí.

- Bueno no sé… decía mientras se acercaba tímidamente a la cama-.

- Vamos no seas tonta, ¿no es nada que no hayas visto antes verdad?

- Vale pero sólo verlo ¡¿Eh?!

Ella se acostó al lado mío, lo bastante separada para no sentir su calor. Puse el iPad en medio de los dos, haciendo un poco de separador para que se sintiera más cómoda. El vídeo era una clásica escena madre e hijo desde el punto de vista del hijo, y creo recordar que la actriz era Eva Addams. Ella seguía tapándose el coño, ya que no le había dado tiempo a ponerse bragas. Por mi parte, comencé a frotar mi paquete totalmente duro muy suavemente.

- Cariño qué haces, habíamos dicho que sólo ver el vídeo, no podemos dejar que esto se descontrole.

- Venga mamá, no tiene sentido ver porno si no se tocas un poco. ¿No te apetece?

- Pues claro que me apetece, pero es algo que roza lo peligroso…

- No te estoy diciendo que hagamos nada entre nosotros, simplemente veamos el vídeo y que cada uno se vaya soltando, tú en tu lado y yo en el mío.

- Bueno… no sé en ese momento pude ver cómo la mano que tapaba su mojado coño comenzaba a deslizarse en círculos muy suavemente-.

- ¿Tú también ves estas cosas mamá?

- No es algo que suela ver la verdad, pero he de reconocer que tiene su morbo…

Nuestras voces comenzaban a sonar en un tono casi susurrante, muy sensual. Por lo que aproveché para sacar mi polla del pantalón, dejando a la vista de mi madre todo mi mástil dispuesto a explotar en cualquier momento.

- ¡¡Dios hijo mío…!! en ese momento los ojos de mi madre se clavaron en mi rabo, comenzando a tocarse ya más suelta, metiéndose un par de dedos y sobando una de sus tetas por encima de su camiseta.

- Bueno mamá, estos vídeos me ponen a cien, pero tenerte aquí a mi lado lo hace inmejorable.

- Anda teniendo a esa maciza en pantalla que más te dará tener a esta vieja al lado ¿¡eh!? jajaja. sabía que cuando empezaba a jugar con eso significaba que estaba caliente a más no poder.

- Bueno la verdad es que tiene unas muy buenas tetas, pero ya sabes que para mí estas son las mejores del mundo. En ese momento mi mano se fue directa a sus tetas.

- ¡Mmm! hijo ya sabes lo que me gusta que me digas eso, pero mejor simplemente veamos el vídeo, decía ella mientras me apartaba la mano-

Tras unos minutos de ambos tocándonos sin mucha prisa, y mientras nuestros suaves gemidos se mezclaban con los del vídeo, ella se atrevió a sacarse las tetas por el escote y comenzó a tocárselas, incrementando así sus respiraciones. Poco después nuestras miradas se empezaron a cruzar, por lo que decidí abalanzarme a besarla, estirando el cuello para permanecer a la vez alejado y así no presionarla. De esta manera nos fundimos en un húmedo y lascivo beso, el cual hizo que nuestra saliva resbalara por las comisuras a la barbilla y sintiera los pezones erectos de sus tetas. Aproveché con mucha delicadeza, restregar esa baba por sus pezones, dándole un masaje con mis dedos a ese par de melones y haciendo que ella se estremeciera del gusto. En este caso se dejó tocar, y así estuvimos otro par de minutos, sin desenganchar nuestras lenguas mientras yo le amasaba sus tetazas, y mientras nos masturbábamos, todo esto claro con el vídeo de fondo. Tras esto yo me la jugué y solté mi polla para llevar mi lubricada mano hacia su muslo, acercándome peligrosamente a la carnosa vulva de su vagina. Ella dejó de besarme y me agarró de la muñeca pero sin hacer mucho esfuerzo por impedirme lo inevitable. Y así fue, mi mano continuó hasta llegar a su empapado coño, el cual empecé a tocar por el exterior para luego centrarme en su clítoris. En ese momento ella no pudo más y soltó un gemido en toda regla, acercando de nuevo su cabeza hacia la mía y comiéndome la boca con ganas desenfrenadas… ¡Dios, podía sentir su húmeda lengua inundándome la boca!

- Pero cariño qué le haces a tu madre… ¡¡Dioss…!!

- ¿Te gusta mami? ¡¡Mmm…!!

- ¡Aagghhh…! Ella prefería no decir nada y seguir disfrutando-

- Yo también tengo algo por aquí que necesita ayuda. Dije mientras acercaba mi polla hacia su mano.

- Mmm no sé… ¿te has portado bien? Me decía ella con voz de niña dulce al oído mientras me acariciaba el pecho.

- No sé… dímelo tú… en ese momento le metí los dedos hasta el fondo, masajeando su punto G y a la vez frotando su sensible clítoris con la palma de la mano.

- ¡Aaagggghhh diosss….! Entre gemidos mientras comenzaba a regalarme una lenta y lubricada paja, centrándose en mi hinchado glande con su dedo pulgar.

- ¡Mmmm… Joder mami eres preciosa… tienes un toque especial para las pajas…!

De nuevo nos fundimos en otro largo y apasionado beso mientras nos masturbábamos mutuamente. Tras un buen rato el vídeo terminó, comenzando de nuevo, y pude ver cómo la actriz le estaba dando una mamada al chico. Yo miré a mi madre y ella me devolvió una leve sonrisa, no hizo falta hablar para saber lo que quería. Ella por su parte apartó el iPad a un lado y se arrodilló entre mis piernas. Continuó la paja que me estaba haciendo, pero esta vez con su boca bien cerca, pasándome su cálido aliento por todo el tronco. Al poco rato comenzó, a darme leves besitos por toda la polla, incluidos los huevos, para más tarde centrarse en mi glande…, continuó dando suaves lamidas como si se tratara de un helado, y poco después pasó a metérsela entera en la boca.

Joder yo estaba flipando, en apenas media hora ella se avergonzaba de estar medio desnuda mostrando el coño y ahora se lo estaba tocando haciéndome una mamada. La verdad es que me sorprendió bastante la técnica que tenía, era capaz de tragársela entera, sin duda la mejor garganta profunda que me habían hecho. Hubo un par de veces que estuve a punto de correrme, pero hice un esfuerzo por aguantarme, todavía quería divertirme. Tras unos minutos de mi madre tragando verga como una auténtica profesional, mientras ella se daba placer con su otra mano, la cogí suavemente del cuello levantado su cara para poder besarla. Qué momento más delicioso, su saliva mezclada con mis fluidos sabía a gloria, y más en su boca. Parecía que había llegado el momento que tanto deseaba, tenía el coño de mi madre bien calentito y listo para ser devorado.

- Bueno mamá, parece que ahora te toca a ti… dije mientras la tiraba boca arriba en el colchón y yo me agachaba lentamente.

- Pero hijo… ¿eso será mucha guarrada no? Pensé que pocas veces se lo habían comido…

- Pues es como lo que me acabas de hacer a mí, decía yo mientras me volvía a incorporar para besarla de nuevo.

- Mmmm… ¿de verdad quieres hacer algo así cariño?

- Mamá… ¡¿no me digas que nunca te lo han comido?!

- Hombre pues claro que no jajaja, ninguno se atrevió a comérmelo… hasta el punto que pensaba que era sólo cosa de los vídeos porno, ya sabes, profesionales que deben estar bien preparados para cualquier cosa.

- ¡¿En serio?!

- En serio te lo digo jajaja.

- Pues ya va siendo hora de que le den una buena comida de coño a esta maciza… No esperé ni un segundo y puse mi cabeza entre sus piernas-

Comencé muy suavemente, como hizo ella. Primero le di unos suaves besos y lametones por sus muslos, acercándome progresivamente hacia su vulva. Recuerdo que cuanto más me acercaba, más caliente sentía mi cara, se notaba que su entrepierna ardía. Después comencé a dar largas lamidas por todo su coño, rozando por momentos muy levemente su húmedo culo. Joder era perfecto el coño de mamá, se veía bien apretado pero a la vez muy gordo e hinchado, y mis babas mezcladas con sus fluidos hacía que resplandeciera a más no poder. Nunca me quitaré ese sabor de la cabeza, sin duda el coño más rico y jugoso que he probado nunca, tal vez por ser el más prohibido y deseado en esos momentos.

- ¡Ay cariño pero qué gustazo más rico me estás dando! Mmmm… No puedo creer que mi propio hijo me esté lamiendo la raja, y que además lo sienta tan bien… Uffff… dale por todo, también por dentro… Se abrió los labios con dos dedos.

- Te gusta que tu hijo te coma el coño ¡¿eh?! Le decía apartando levemente mi boca llena de fluidos.

- Mmmm síii… me gusta… Dios no pares…

- Y esto… ¿te gusta? En ese momento introduje dos dedos mientras mi lengua se centraba en lamer y succionar y hinchado clítoris.

- ¡Ay dioss! No pares amor por favor te lo pido… Ufff… Así… ¡Así! ¡Cómele el coñito a mami!

- ¿Quieres correrte verdad? ¿Quieres correrte en la boca de tu hijo no?

- ¡Dios sí! Hazme acabar con tu boca, cariño… Haz que tu madre termine… Aaggghhh

Por sus movimientos y sus gemidos, sabía que mi madre estaba a punto. Por lo que saqué mis dedos para agarrarla de las piernas y llevárselas bien hacia sus hombros, dejando expuesto todo su hinchado y rojo coño, para después hundir mi boca en su clítoris, comiéndomelo de la manera más lujuriosa posible.

- Dios así amor mío… ¡Así! AAGGGHHHH ¡Cómele bien el coño a la putita de tu madreee!

- Mmm síii dame toda tu corrida… PUTA… mmmmm……

- Dios cariño qué rico lo que me estás haciendo… Hijo me voy… Me corro… ¡Me corro, me corro, ME CORROO! ¡AAAAGGGGGGHHHHHHH!

En ese momento el coño de mi madre comenzó a soltar un brutal squirt propio de una actriz de porno. Chorros y chorros comenzaron a salir de su vagina, chorros los cuales yo intenté tragarme enteros para después escupir sobre su rojo y húmedo coño. Mi madre por su parte estuvo casi medio minuto retorciéndose en espasmos de placer. Estoy seguro de que no había tenido un orgasmo tan fuerte en su vida, y era su propio hijo con su boca el que se lo había dado. Yo mientras me tumbé a su lado, para ir dándole besos tanto en las tetas, la boca y el cuello. Mi polla a todo esto estaba a reventar, ya que yo quería más fiesta y me estaba reservando.

- ¡Madre mía hijo…! No había eyaculado de esa manera en mi vida… Solo lo había visto en algún video, pero hacerlo yo… Se notaba que le costaba recobrar el aliento.

- Ha sido increíble mamá. Dime ¿te ha gustado?

- ¡¿Que si me ha gustado?! Dios mi cielo, no me habían hecho una algo tan bueno en mi vida, decía besándome de nuevo apasionadamente mientras yo le acariciaba su encharcado coño.

- Pues todavía sé hacer cosas aún más buenas mami…

- Mmmm ¿si? ¿Y qué cosas son esas?

Se notaba que a mi madre no se le habían ido las ganas.

- Bueno yo todavía sigo así, no me he corrido… le decía con voz de pena mostrándole mi dura verga.

- ¡Uy pobrecito mi niño! Va a haber que poner solución a esto… ¿no? Decía entrando al juego y agarrándome todo el miembro

- A eso me refería con algo bueno de nuevo nos fundimos en un lascivo beso húmedo.

Tras unos breves momentos de morreos y una lenta paja proporcionada por mi madre, yo me tumbé en la cama. Mi madre como era obvio fue con su boca directa hacia mi polla, la detuve.

- No mamá, esto ya lo hemos hecho, ¿no quieres probar otra cosa nueva?

- Hijo no creo que debamos ir más lejos, esto ya es una locura…

- No vamos a hacer nada más de lo que hemos hecho, tu confía en mí.

Después de darle un corto beso, la agarré por la cintura y la puse mirando hacia mis pies mientras yo me tumbaba. Efectivamente, era el momento de hacer un 69 con la calentorra de mi madre. Su coño quedó a pocos centímetros de mi cara, goteando calientes fluidos hacia mi boca.

- Dios hay que ver que hijo más guarro tengo… jeje -decía ella caliente y divertida-

- Yo sólo quiero que disfrutes tanto como yo mamá, y esta es la mejor postura… para que los dos… disfrutemos… -de la que decía esto comenzaba a lamer lentamente toda su vagina-

- Mmmm… de verdad que no se cómo he podido vivir todos estos años sin que me lo coman ahí abajo.

 


 

Ella obviamente se puso también manos a la obra. Empezó directamente chupándome el glande a la vez que me masajeaba los huevos con sos pequeños dedos. Si antes su boca ya se sentía increíble, ahora conmigo comiéndole el coño era como estar en el cielo. Así estuvimos enganchados varios minutos. Algunas veces ella soltaba mi polla para centrarse en sus gemidos, y otras era yo el dejaba de lamer para disfrutar bien la brutal mamada que mi madre que me estaba haciendo. Pasado un buen rato yo ya no aguantaba más, por lo que decidí empezar a comerme su coño de una forma mucho más agresiva. Efectivamente su respuesta fue soltar completamente mi polla, apoyando sus manos en mis muslos y apretando bien todo su coño contra mi boca. Joder mi madre estaba follándome la cara. Incluso a veces restregaba su coño por toda mi boca abierta, haciendo movimientos propios de cabalgar.

- ¡¡Dios mío cariño… No me puedo creer que vaya a correrme otra vez…!!

- ¡Mmmmm!! Yo apenas podía hablar con su culo en mi cara.

- Mmmm… ¿Te gusta cómo tu madre te fo…… se notaba que la palabra »follar» todavía le imponía respeto.

- Agghhh

- Me corro otra vez cariño… Abre tu boquita para tragarte toda la corrida de mami… Ahh… ¡Aahhhh!

- ¡¡Mmmm, si mami sueltate… córrete en mi boca!!

- ¡Uffff que rico…! ¡Que ricooo! ¡Me voy, me voyy, ME corroooo! ¡Aahhhhh!

De nuevo exactamente igual que antes mi madre explotó en una marea que corrida interminable, de la cual saboreé hasta la última gota. Tras esto mi madre restregó durante unos segundos su encharcada entrepierna por mi empapada cara, para después caer rendida encima de mí, con su cabeza a pocos centímetros de mi polla. Comenzó de nuevo a chupármela, esta vez centrándose únicamente en mi placer.

- Cariño estos días me has dado los mejores orgasmos de mi vida, ya va siendo hora de que mami te recompense…

Comenzó a tragar cómo si no hubiera un mañana, podía notar cómo sus labios casi rozaban mis huevos.

- Joder mamá, cómo sigas así no voy a aguantar mucho más.

Llevaba con unas ganas de correrme tremendas ya un buen rato, por lo que en apenas un minuto ya estaba a punto.

- Mmm… ahggg… ahgggggg… cada vez que se la sacaba de la boca dejaba un rastro de saliva el cual usaba para pajearme, para después volver a metérsela hasta el fondo haciendo ruidos prácticamente de arcada- Mmmm… ¡¿Vas a correrte para mí amor?!

-Sí… sí… no aguanto masss…

- Mmmm pues ven aquí cariño…

En ese momento ella se sacó toda mi polla de la garganta para echarse al lado mío, abriendo bien la boca y agarrándose las tetas.

- Vamos amor mío, mete tu rica polla en la boquita y lléname de leche bien rica…

- Dios mamá, menuda puta estás hecha….

- Anda no tardes más en soltar tu lefa, y ven aquí a llenarme la boca, cabronazo…

No tardé ni un segundo en arrodillarme y ponerme a la altura de su boca. Cogí mi verga con la mano y empecé a pasársela por sus labios, para después meter la punta y ensartársela en la boca. Era como estar follando, dios, le estaba follado la boca a mi madre como si fuese una PUTA. Ella mientras gemía y se acariciaba las tetas, a veces incluso se masturbaba suavemente.

- Joder mamá como me excita verte así… me voy a correr, estoy a punto… Agghhh

- ¡¡Mmmm!! Esta vez era ella la que no podía decir palabra.

- ¿Te gusta cómo tu hijo te folla la boca verdad perra? ¡¡Uffff!! le agarraba de la cabeza para que siguiera a mi ritmo

- Uhumm, ella asentía

- Y quieres que te llene esta boquita tragona, ¿a que sí?

- Uhummmm

- Vamos dímelo.

- ¡Aghhhh! Se sacaba la polla de la boca - Quiero que me llenes mi boquita de cerda de toda tu lefa espesa, amor mío…

- ¿Y te vas a tragar la lefa de tu hijo?

- Siiii… Me voy a tragar toda la corrida de mi hijo… Mmmmm….. decía metiéndosela de nuevo hasta la campanilla-

- Dios me corro… ¡Me corroo! ¡Trágate toda mi leche mamiii! ¡AAGGGHHHHHH!

- ¡¡MMMMMM!!

Empecé a eyacular como nunca en mi vida, directamente en la garganta de mi madre. Sus intentos por tragarse mi lefa eran inútiles, ya que con mi polla aún en su boca, toda se desbordaba, cayendo en su cara y en sus tetas. Estuvo unos minutos con mi verga bien metida, lamiéndomela y limpiándomela bien de arriba a abajo, mientras con sus manos se esparcía mi semen derramado por sus gordas tetas. Fue un buen rato el que estuvo saboreando cada gota derramada, se notaba que a mi madre le encantaba tragarse una buena corrida.

- Madre mía hijo, que corrida más rica le has dado a tu madre, decía ella chupándose los dedos.

- Ya veo que te te ha gustado ya, no dejas una gota jajaja.

- Mmmm es que no sabes el tiempo que hacía que no me tragaba una polla tan sabrosa, y no hay cosa que más le guste a tu madre que le den leche caliente recién ordeñada de unos buenos huevazos de semental decía ella dándome un morreo guarro.

- Pues conmigo mamá, aquí vas a tener leche todos los días…, de nuevo justábamos nuestras lenguas bien llenas de fluidos-

- Ya me imagino que produces muy leche, y ya no es sólo la lefa, cariño. Esa guarrada tan rica que me has hecho con la boca ahí abajo en mi coño… Dios Santo…

- Pues voy a comerte el coño cada vez que me digas a partir de ahora. Estas vacaciones voy a darte todos los orgasmos que una madura calentona como tú se merece….

-Ufff… qué peligroso suena eso… estamos hechos unos pervertidos, hijo…

- Y tanto mami…

Tras esto pasamos casi una hora besándonos y acariciándonos sin parar, morreándonos de una forma lasciva, restregando nuestros cuerpos entre corridas y fluidos, para finalmente caer dormidos abrazados el uno al otro como dos amantes.



***************



(Celina) Con el poco dinero que disponía y un préstamo, pude hacer frente a un proyecto que me hacía mucha ilusión cuando heredé el caserón de mi tío en el pueblo… hacerlo una casa rural donde disfrutar de la naturaleza, entre otras cosas hacer rutas en bicicleta.

Quiero confesar mi afición por el ciclismo, no porque sea muy dada a las actividades deportivas, sino por una enfermiza verdad… es que el asiento de la bicicleta, al pedalear, me estimula muy suave y firme el clítoris. A veces tengo un orgasmo largo y constante, en ocasiones solo quedo excesivamente excitada. Lo que si se es que sin duda el ciclismo me tiene en sus manos cuando no tengo sexo.

Hace un tiempo compre un asiento de bicicleta en “Segunda mano”, que se intercambia con asiento normal, pero este tiene una ostensible protuberancia en forma de falo, de modo que al subirte a la bici, el falo de plástico te penetra y a cada pedaleada empiezas a subir la cuesta del orgasmo. Bueno eso es en teoría de como te lo vendían, yo no lo había comprobado, tenia mis reservas.

El domingo para mi paseo acostumbrado por fin... ¡me atreví! Coloqué mi asiento sexual en vez del normal, tuve que descoser un poco la lucra de la entrepierna y hacer un ojal como si fuese el de un botón, para reforzar al tela y que esta no se desgajara al ponerme las mallas. Dejé mis bragas en su cajón y trepé la bicicleta.

La sola idea del atrevimiento erótico, que iba a cometer, me humedeció. De inmediato empecé a sentir una elevada excitación que aumentaba con cada pedaleada y yo muy inteligente, seguí pedaleando y pedaleando… Como debe de ser, me concentre en mis sensaciones, no reflexioné ni siquiera en la ruta que debía hacer, cuando el buscado orgasmo llego, perdí el control de la bici. En eso tampoco caí, nunca pensé en las reacciones involuntarias del cuerpo, en los temblores y espasmos. Inevitablemente caí al suelo. Me di un buen padrazo, menos mal que llevaba protecciones en las rodillas y codos, además de un buen casco.

Dos chicos que corrían por una pista paralela, fueron de inmediato a auxiliarme… muy amables. Si me dolió el golpe pero era mas mi placer al disfrutar aun en el suelo, de mi orgasmo. Les di las gracias, mencione que me encontraba bien sin ningún daño visible, solo el susto de caer sin control. Uno de ellos al levantar mi bicicleta se dio cuenta de el aditamento que estaba en el asiento, me miro, con su carita de niño pícaro que hizo algo indebido. Al darme cuenta me eché a reír avergonzada, el hielo se rompió y también se soltó a carcajadas, el segundo entendió de qué nos reíamos en cuanto vio el sillín la bici y nos acompaño en las risas. Tomé mi bici y me aleje rápidamente.

Moraleja… “Si vas a masturbarte con tu bicicleta y un dildo a modo de verga, que no sea demasiado grande y hazlo en privado o con un acompañante que te cuide”

*************

 


 

(Basilio) Nos invitan a may a mí a un paseo en bicicleta en el pueblo, hasta llegar a una cabaña de unas de sus amigas, la cual se encuentra a unos kilómetros en la sierra… nos dicen que es una recorrido apacible pero largo, partimos. En verdad es necesitábamos conocer bien el lugar para que negocio prosperara. Empezó a ser agotador a mitad de caminocuatro de los siete miembros iban agotados. Por fin, tras casi dos agotadoras horas llegamos. Como habíamos partido tarde por el sol, llegamos casi al anochecer. Tiramos al suelo los colchones por que solo había dos camas de dos plazas y nos atravesamos en ellas ubicándonos, mi tía y sus hijos preadolescentes en una cama y en la otra la amiga propietaria de la cabaña, madre e hija juntas, mi madre conmigo en la sala central en unos sacos de dormir.

Nos servimos un vaso de leche con unos sándwich que traíamos y a dormir, agotados. Creo que había dormido como dos horas cuando me despierta una voz…

- ¡Ven conmigo! En al cama estarás más a gusto

No me lo pensé nada, me metí en su cama… observé que no era una sola cama, sino dos que juntas parecían una gran cama matrimonial…, en la otra dormía plácidamente la hija de Ana. Pronto su cuerpo se emparejaba ajustándose al mío, sentía los ronquidos de los amigos mientras una mano ingresaba entre mis piernas y manoseaba mis genitales creyéndome dormido. Era una morena de grandes caderas y generosos senos, una señora de 38 años, que venía con su hija de 13 años, la mano solapadamente recorría mi entre piernas acariciando mi distintivo de macho, sabía recorrerlo lo hacía exquisito, mi miembro comenzó a responder al tratamiento, y lentamente crecía y endurecía, apareciendo mi glande chato y grueso que entusiasmó a la dama quien lo apretaba ahora sin ninguna escrúpulo.

Cuando veníamos en bicicleta miraba a esta dama por su hermoso culo enfundado en sus mallas, y sus fantásticas tetas, sobre todo como se movían con el esfuerzo, prestaba toda mi atención hacia esa dama al pedalear, su mirada se dirigía a mí quien serenamente la miraba y con la vista le decía… “¡Qué culo señora mía y esas tetas son de devorárselas! Celina era bastante más baja que yo, pero eso no sería impedimento para acomodarme a ella, pensaba, ahora era ella la que se acomodaba y acoplaba a mi cuerpo. La mano seguía en sus maniobras de sube y baja del prepucio, haciéndome una buena paja.

Durante el viaje Ana había notado mi interés en su cuerpo, ella se había pensado que a lo mejor este muchacho pudiera apagar su incendio que ya traía más de dos meses sin que su marido la acariciaba ni la solicitara en la cama… sus hormonas estaban revolucionadas pidiendo apareamiento con su macho… pero este no se daba por enterado.

Se entusiasmó con la posibilidad de pillar cacho en esa excursión, y entonces se dijo que tal vez aquel chiquillo pudiera ser quien apagara su gran incendio… sin pensarlo dos veces y haciendo como que no había pasado nada continuó pedaleando, pero ahora intencionalmente dejaba que su camiseta subida y las mallar remangadas que mostraban su buen par de muslos. Sabía que el chico tenía los ojos clavados en ella y procurando que los otros no notaran su atrevimiento le sonreía. Pensó en jugársela. Mostraba a este muchacho sus piernas cuando podía y hasta sus rojas bragas tipo tanga… ella notaba los ojos de este semental puestos en su tremendo, devorándolo con su mirada.

Mientras Ana manoseaba mi cipote, su cerebro organizaba una idea, como lograr tenerlo sin que el resto de los acompañantes se enteraran… empezando por su hija. Se dedicó a calentarme sin tomar en cuenta que podía despertar. Cuando notó ese miembro bien desarrollado con ese glande grotesco, elevándose al cielo… sintió mis dedos acariciar la vulva de su vagina. Ana comenzó a jadear al tiempo que la mano palpaba suavemente los soberbios glúteos, y recorría una y otra vez el profundo canal que se formaba entre ellos, llegando hasta el ano y más allá la humedad de su raja hambrienta. Mis dedos notaron el tremendo glande de su clítoris, me ensimismé en él, y antes de que pudiera darse cuenta tuvo un orgasmo que la hizo estremecer, tal era su calentura que este muchacho le estaba proporcionando a su hormonas, que estas se lo agradecían en una apasionante corrida con fuertes convulsiones.

La escena era morbosa un chaval de apenas 18 años no muy fastuoso y de apariencia mansa, con su verga bien erecta apuntando al cielo, debía de ser una oportunidad única para esta hermosa señora de 38 años, que no pudo soportar más y sabiendo que este joven semental se había despertado, se acomodó de tal manera que elevando su magnífico culo se lo entrega y lleva esa polla hacia la entrada de su vagina y yo no demoro un segundo y se la clavo…

Ana babeaba con sólo sentir la cabeza rozar en la entrada del conducto vaginal, y con dos dedos se separó los carnosos labios vaginales, al tiempo que ensanchaba el espacio entre sus blancos muslos invitándolo a la penetración. Estaba energizada, y yo más… la metí de un solo envión hasta hacer tope en mis huevos, unos mete saca contundentes y ya en plena faena de coito, su vagina se abría y cerraba con desesperación necesitando un verga dura entre sus pliegues. Por lo que tomó el que tenía entre manos y se entrego a este…, ¡¡Dios como se excitó!! Luego se acomodó a lo perra para facilitar a su semental la entrada en sus entrañas…, metió su mano por debajo de sus nalgas mientras la penetraba y las abrió tanto como pudo...me agarró de los huevos como si fuera una rienda de caballo desbocado.

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(Ana) Como queriendo partirme en dos, me follaba como un loco amando, y yo gemía de placer… ya no me importaba entregarme a ese muchacho…, olvidé todo lo que podía significar, y el aprovechó de esta demencia de mi parte… me hizo correr dos veces más, se notaba que estaba bien entrenado para el fornicio pese a su edad… estaba siendo bien follada…
No es que mi marido tenga un
a polla pequeña … es más o menos lo mismo que los otros con los que habré estado, no, el “problema” es que la polla de Basi es realmente grande!!!
Sueño constantemente con encuentros sexuales, donde los machos tienes una verga de gran tamaño. Siempre acabo “bien follada” ese es siempre el resultado. Me encanta que me hagan su hembra!!! Cuando no está excitado, el aparato de mi marido básicamente mengua. Sus testículos retroceden hacia su cuerpo y su polla se convierte en una protuberancia … apenas sobresale de su vello púbico. Por el contrario, las pesadas y grandes bolas de Basi siempre se balancean en esa bolsa de piel, que hace que mi bolso de Bimba & Lola parezca diminuto ante ese escroto. Incluso relajado, su polla es del grosor de mi brazo y su longitud flácida, es mucho mayor que el tamaño erecto del cipote de mi esposo. Hay tanta diferencia entre los dos. Es asombroso!!!!

Si mi amante está ausente más de una semana o dos, y solo tengo sexo con mi esposo, comienzo a adaptarme de nuevo a su tamaño y realmente puedo comenzar a sentirme satisfecha otra vez, si tiene un buen día, cosa que no ocurre con mucha frecuencia. Pero…eso ocurría antes, ahora ya no.

Últimamente, Maximiliano me está follando casi cada día, un par de veces semanales mínimo.
Mientras mi marido trabaja, Maxi se lo pasa taladrando mi coño, pero hoy he encontrado a Basi, con este chico también empiezo a tener la vagina ensanchada por su polla, me la mete increíblemente, me folla bien duro… profundo. Cuando la próxima noche me folle mi maridito, su polla se perderá en mi coño trillado.

Al menos no tengo que esconderme, desde que mi marido conoció a Maxi (nos pillo una tarde jodiendo brutalmente en el sofá) ya ha aceptado su rol de “cuckold”… él sabe exactamente por qué. Ahora le cuento abiertamente mi relación con Maxi, le cuento como me folla mientras preparo la cena, y él se excita…. Él celebra mis encuentros con mi amante y mi “macho”. De forma, que ahora mi esposo me ofrece a él, cada vez que Maxi se queda en casa a cenar y a dormir en nuestra cama. Se sienta en un rincón y mira desde su silla, masturbándose viendo como folla un macho alfa. Al rato, lo veo como dispara sus pequeñas descargas mientras el enorme pollón de Maxi, ocupa su espacio en nuestro matrimonio … llenándome con más semen en una sola corrida suya, que la que mi esposo me ha dado en 10 años de matrimonio…, la misma que estoy sintiendo que que este chico me va a descargar.

Le noto avivado, penetra con desazón la dureza de su polla delata que está apunto, oigo un rugido animalesco y la acelerada follada… luego noto como se corrió dentro de mí, que bueno es sentir como terminaba corriéndose un macho dentro de mi útero, como era inundada por su semen fértil. Sentía un gusto en mis labios de mi clítoris que seguía palpitando … y sentí como lo saco de dentro de mi vagina haciéndome el vacío, yo no quería que lo sacara deseaba quedarme pegada allí, horas y horas, pero el lo sacó me miro a la cara, mareada de tanto placer, con los labios enrojecidos por tan ricos orgasmos, pero que rico es esto… y supe que me había entregado sin inhibiciones a este macho.

A mi alrededor solo sentía ronquidos de mis amigos durmiendo mientras mi pareja me consolaba acariciándome las tetas…, no sabía como oponerme estaba entregada a este semental, arremete contra mí nuevamente poniéndose sobre mí al estilo misionero, me penetra con mucha fuerza, me siento de mil maravillas. Mi camisón esta recogido, más parece chalina en mi cuello, me siento deseada, estoy despeinada agitada, gimiendo, casi gritando de placer, me mordía para no gritar, me penetraba por mi vagina sin que le hubiese bajado un ápice de su dureza tras eyacular en el fondo de mi coño…, me excita, sus embestidas eran mas fuertes, me sentía fantástica, me clavaba contra el colchón. Como me folla mi joven amante.

Mi hija en medio de su sueño rezonga inocente. Las embestidas eran mas fuertes como para no despertar. Sentía el placer y con los orgasmos que comenzaba a sentir frotándome el clítoris desesperada, y de pronto me inunda con sus poderosos chorros de semen..., ha sido muy rápido, pienso que ha sido una segunda parte del mismo orgasmo para él, una corrida que anega mi sexo, a los que se une la entrega de mis líquidos vaginales con las llegada de mi nuevo orgasmo.

Quedamos abrazados sobre la cama sin aire y agotados del esfuerzo realizado. ¡Qué muchacho! Verdaderamente sí que era una maravilla sentirse empotrada por este semental. Relajada me duermo mientras siento como se aleja a su estancia junto a su madre. “Me pregunto si Celina y Basi tienen algún tipo de relación íntima…ella soltera y el chico tan fogoso”

Al día siguiente despertamos y nos levantamos a desayunar, mientras preparamos el desayuno los chicos en las bicicletas van a comprar el pan y huevos a un finca de al lado, donde viven una familia que se hace el pan y tiene una pequeña granja familiar. Vuelven en poco tiempo para desayunar y recuperar fuerzas, y volver a pedalear hasta la vuelta al pueblo. Volvemos después del medio día y en casa propongo a este semental que tenía casi pegado a mi cuerpo, si deseaba almorzar con nosotros antes de irse, acepta y las papas fritas con huevos y carnes preparadas. Su madre y mi hija rápidamente desaparecen, mi hija solicita permiso para visitar a sus amigos y nos deja solos, su madre tiene que acomodar el hostal para unos nuevos visitantes.

Aún mi hija no cerraba la puerta cuando Basi me atrapa entre sus brazos y me lleva al dormitorio, mi amante esta como toro de fuerte y arremete contra mi delicado cuerpo, mi vagina nuevamente siente que es penetrada con mucha fuerza, me siente como la mujer más deseada, miro hacia el espejo de la pared y el verme despeinada, demacrada, agitada, gimiendo, gritando de placer… oímos el fuerte crujir del camastro que sube y baja con la penetraciones profundas que mi macho arremete contra mi coño tragón… haciéndolo crujir el somier, me agobia con su cuerpo poderoso… y me exalta aún más mi enajenado arrebato por satisfacerme con este tronco duro como el metal, que con unas embestidas poderosas me destroza y incrusta contra mi lecho matrimonial. Este chico me hacia sentir un goce fantástico, ¡¡Cómo me follaba mi joven amante!!, mucho mejor que rico me inunda una vez con su incesantes chorros de leche, pues no solo riega mi sexo, son tan poderosos los chorros de semen que inundan mi útero y eso me excitan a las mil maravillas.

Pensaba en mi pobre marido, él no era capaz de satisfacerme así, este juvenil macho era inusitadamente mucho más placentero para mí. Me había convertido en una fogosa, apasionada y ardiente amante de este juvenil macho, pero cuando se marche del pueblo, volveré a ver a mi amante Maximiliano, cierto que pasa de los 60 años, pero su tronco se pone firme como el de un roble, y también sabe como llenarme de rica y abundante leche.

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(Basilio) Echar un polvo al final de cada camino es lo mejor del día. A mi madre y a mí nos encanta el monte, y solemos hacer escapadas de fin de semana a alguna casa u hotel rural perdido en mitad de la naturaleza con el fin de disfrutar en primer lugar y ver opciones para nuestro negocio…, siempre hay buena comida, paseos al aire libre, y retozar entre las sábanas son una rutina a la que uno se acostumbra rápidamente. Esta vez nos hemos ido de puente a una cabaña de las sierras de Gorda y Gibalto, y la verdad es que ayer no salimos mucho del piso. Digamos que nos entretuvimos comprobando la resistencia de la cama, de la mesa, del sofá y en realidad de casi cualquier superficie que viniera bien para hacer el amor. Pero hoy toca salir a pasear un poco y disfrutar del tiempo veraniego.

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(Celina) Ha sido un primer día de vacaciones cojonudo con Basi. No me preguntéis por qué, pero hay algo especial en follar en una casa que no es la tuya. Y Basi, a pesar de ser un poco joven, es un vicioso en la cama, o en el baño, o en el lavadero…, ya me entendéis. Hoy vamos a tomar un poco el aire, pero no tengo muchas ganas de dejar nuestra dinámica de polvo va, polvo viene. Así que voy a añadir un poco de picante a nuestro paseo.

Mientras él se está duchando, he preparado la ropa con la que me gustaría verlo… unos vaqueros elásticos ajustados para que se le marque ese culito que me trae loca, unos mocasines que sean fáciles de quitar y una camisa de seda blanca con cuello de pico pronunciado para que resalte la piel morena de sus pectorales.

«¡Joder! Solo de imaginármelo me estoy poniendo cachonda», pienso mientras abro un poco la puerta del baño para espiar por una rendija. La mampara de la ducha, cubierta de gotas, deja ver sus formas, el agua cae por los surcos de los músculos de la espalda, bajando en torrentes que se juntan en el trasero para encajarse entre esas nalgas que podrían partir una nuez. Sin darme cuenta, deslizo mi mano dentro de mis bragas y jugueteo con mi coño. «Si, eso, sube los brazos para darte el champú y que se te marquen los dorsales» me recreo y le ataco al clítoris con ganas, buscando un orgasmo rápido. La descarga de placer llega, breve e intensa, mientras grabo a fuego esas formas angulosas en mi mente. «Como aperitivo está bien, pero solo me ha dejado con ganas de más —pienso un poco frustrada —, ahora me toca a mí vestirme con algo para la ocasión».

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(Basilio) Al salir de la ducha, me ha quedado claro que no va a ser una caminata muy dura, al menos en cuanto a andar. Celina se ha puesto unas botas altas de cuero marrón, una minifalda vaquera que termina justo por debajo del trasero, y una camisa roja entallada que deja ver el borde de un sujetador negro de encaje. Pero vamos, que si no me había enterado, las miradas con las que me ha estado devorando mientras me vestía me lo han terminado de decir todo. Es un milagro que hayamos conseguido salir de la habitación.

Hemos escogido una ruta facilita junto a un río, y tras un corto trayecto en coche nos hemos echado a andar. El camino es estrecho y nos obliga a ir en fila. Quien vaya en cabeza tendrá que ir mirando hacia atrás para contemplar las vistas que ofrece el otro. Esto va a ser bastante incómodo, así que seguro que nos pelearemos por la posición de retaguardia, para contemplar el meneo del culo del otro. Conociendo a Celina, esto acabará siendo un concurso por quedarse detrás.

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(Celina) «¿Un concurso? Yo más bien diría una puta lucha a muerte. Y yo voy a jugar sucio». Empiezo suave, parándome a atarme una bota para dejar pasar a Basi. Pero él también quiere jugar y me la devuelve frenando para comentar qué bonito es esto o aquello. «Por mi coño que no voy a quedarme sin las vistas de ese culo perfectamente marcado en la tela elástica —me digo un poco mosqueada —. Porque mira, echarles un ojo a sus pectorales por el escote de la camisa me pone mucho mi hijo, pero al final voy a acabar jodida del cuello». Y sin avisar…

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(Basilio)…. de repente y sin avisar, Celina se detiene en mitad del camino y se da la vuelta para hacerme un flasheo de tetas. Con un rápido movimiento, tira de su camisa hacia arriba, dejando al descubierto el sujetador negro de encaje que aprieta su generoso busto. Para darle un poco más de efecto, da un saltito y mueve un poco los hombros. Me quedo hipnotizado por el vaivén de esa carne suave que invita a estrujarla, por el bamboleo de sus pechos de lado a lado, por cómo se comprimen un poco más, acentuando la raja y amenazando con salirse de su sitio.

Ya estoy levantando la mano cuando, demasiado tarde, me doy cuenta de la trampa. Le he adelantado y, tan pronto como gana la posición de retaguardia, Celina se vuelve a bajar la camisa y me saca la lengua en una mueca burlona. «Bueno, a lo mejor saco algo de esa lengua», pienso y me lanzo hacia ella.

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(Celina) Basi intenta comerme la boca aprovechando que está cerca. «Chaval, soy la más rápida del lugar haciendo la cobra. Pero si quieres jugar duro nene, te vas a enterar —pienso mientras le agarro el paquete —. ¡Joder! Su polla ha empezado a crecer. Guay, con el pantalón apretándole el paquete a cada paso, se le pondrá dura como una estaca. Va a estar un poco puteado, pero ya lo tendré empalmado cuando llegue el momento. Pero casi mejor me aseguro».

- ¡Qué mal perdedor eres! Pero como soy buena, te voy a dar un premio de consolación.

Le digo mientras me desabrocho la camisa un poco y hago un nudo con los extremos para tensar la tela en torno a mis tetas. Saco el botellín de agua y lo vacío sobre mis domingas.

- ¿Te pone el rollo camiseta mojada?

digo con una sonrisa pícara, bajando la mirada hasta el bulto de su entrepierna. Finalmente, con un azote en el culo le ordeno…

- Ahora deja de protestar y tira pa’lante que me toca a mi disfrutar un rato.

¡Y vaya si lo disfruto! El pantalón no le puede quedar mejor. Además, la ruta, aunque fácil, tiene algo de pendiente y me deja ese culo a una altura mucho más cómoda para observar y pellizcar de vez en cuando. Cada vez que lo hago Basi se mosquea y me suelta un…

- Ya te pillaré, ya.

Y yo no dudo que lo hará, pero cuento con que, más que pillarme, quiera empollarme. De momento me lo estoy pasando demasiado bien. Entre la cuesta y el calor la camisa se le pega a la piel marcándole cada músculo de la espalda. Me estoy poniendo muy burra y mi coño empieza a reclamar atención de verdad. Cuando el camino me lo permite bajo la mano hasta mi entrepierna y me pego tres o cuatro masajes… empiezo a estar bastante salida con mi chico

Voy perdida masturbándome en mis fantasías de cómo le voy a quitar la ropa en cuanto pueda, en cómo voy a recorrer esa piel morena con mis manos sintiendo la solidez de esos músculos cuando, el muy cabrón, casi como si me leyera la mente, se hace a un lado del camino y empieza a quitarse la camisa. Yo sigo andando para poder contemplar el espectáculo de ver destaparse primero los abdominales, ahora brillantes de sudor, luego los costados y cómo estos se tensan según va subiendo los brazos, descubriendo la piel centímetro a centímetro. Al sacar la camisa por la cabeza sus pectorales se definen un poco más y finalmente esos hombros cuadrados quedan al descubierto. Seguramente el movimiento fue un segundo, pero yo lo viví a cámara lenta, con mi mano bajando al coño para darme otra ración de fiesta en el clítoris endurecido. Y claro, con tanta distracción no me doy cuenta de que le adelanto. Cuando saca la cabeza de la camisa me dedica una sonrisa de listillo y ahora soy yo quien va en cabeza. ¡Mierda!

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(Basilio) Ahora Celina es la que va en cabeza, me toca a mí disfrutar del panorama. Hace un rato me di cuenta de que viene un tramo de escalonado bastante empinado, y por nada del mundo me voy a perder esa minifalda subiendo las escaleras. Mirar ese escote mojado desde arriba no es un mal plan, pero esto es casi insuperable.

Empezamos a subir los escalones pedregosos, y desde aquí abajo puedo ver perfectamente las bragas, el culo, todo. Ha estado tocándose la mitad del camino y tiene las bragas mojadas. Con el juego que nos traemos no me extraña, yo mismo tengo el bulto a punto de reventar la cremallera del pantalón… mi madre está hecha una chavala de 18 en todos los sentidos.

En una de estas Celina mira para atrás para echar un vistazo a mi torso y cuando sus ojos bajan hasta mis abdominales, mira mi erección y sonríe.

- Ten cuidado, si sigues acumulando sangre en la polla, no te vas a desmayar con la subida.

- Tu si que te vas a desmayar cuando termine contigo tras la caminata.

- ¿Al terminar la caminata…?

Responde alzando una ceja mientras levanta una pierna y la apoya en la barandilla para dejar una vista más amplia. Con una mano aparta la braguita, dejando ver su coño rosado y húmedo, y pasa un dedo por la raja.

- Yo esperaba que me follaras como un bestia ahí arriba en lo alto del monte.

Y con esto, Celina sale a toda velocidad ladera arriba. Dejándome con cara de tonto y sin saber qué decir.

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(Celina) Sin dar tiempo a que Basi a que reaccione, bajo la pierna y aprieto el paso hacia el final de la ladera, obligándole a seguirme a toda velocidad. Lo he dejado tan descolocado que tropieza un par de veces en un intento de no perder la pista de mi culo. Espero que no se haga daño, lo necesito entero ahí arriba. El último tramo lo hacemos casi a la carrera y llegamos a un llano con unos pocos árboles. Calientes y con la respiración acelerada por el último esfuerzo, nos lanzamos a comernos la boca sin decir ni pío.

Basi me desabrocha ansioso los pocos botones de la camisa que me quedan y se dedica a mordisquear y lamer mi canalillo.

- No sabes las ganas que tenía de hundir la cara aquí, dice, su voz ahogada por la carne.

Me rodea con sus musculosos brazos para soltarme el sujetador y yo aprovecho para acariciar esos hombros y espalda que tanto me ponen. El sujetador no dura ni un segundo en su sitio, y al instante ya está atacando mis pezones con mordiscos y lametones, apretando las tetas con sus manos. Un pensamiento un poco aleatorio hace que me fije en cómo contrastan el moreno de su espalda y el blanco de mi piel a la luz del sol.

Quiero sentir mis tetas, mi abdomen, todo mi cuerpo contra esa piel ardiente, así que tomo su mandíbula para atraer sus labios a mi boca y le obligo a levantarse. Automáticamente me abraza y yo me abandono a envolverme en músculo. Sus manos bajan hasta mi culo y levantan la camiseta larga suelta por fuera, para agarrar y masajear con fuerza mi trasero. Me pierdo en sus besos, mordisqueando ese labio inferior carnoso y sensual, a la vez que mis manos bajan recorriendo su espalda hasta llegar al culo. El pantalón no me deja sentir la piel de esos glúteos trabajados, me fastidia.

- No es justo, tu puedes tocar fácil mi entrepierna y yo no.

Le digo mientras le desabrocho el pantalón con un falso puchero. Lo bajo un poco y vuelvo a arrimarme, ahora ya con las manos metidas en su bóxer, disfrutando del tacto de ese culito firme, recorriendo con mis dedos los hoyuelos de sus cachas.

Él me baja el maillot de runnin por delante, para arrimar el bulto de su polla a mi coño, la dureza aumenta y con ello la presión sobre mi clítoris. Agarro firmemente su culo y lo aprieto contra mí, usándolo para guiar el punto de presión. Me planteo comérsela para terminar de ponérsela dura, pero me apetece una mierda arrodillarme en este suelo de piedra. Hay otras formas. Empiezo mover la cadera arriba y abajo para restregarme, y como extra le acaricio el ano suavemente. Vale, surte el efecto deseado. Ahora está dura como el acero y me empieza a apetecer mucho que me la meta…

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(Basilio)… me muero de ganas de metérsela, pero no aquí, estamos demasiado expuestos. La llevo de la mano hacia la línea de árboles y nos internamos un poco para quedar fuera de la vista. Sé que aún nos pueden pillar, y ese riesgo solo consigue calentarme más, pero al menos no nos va a interrumpir una excursión de Boy Scouts que pase por aquí de casualidad.

Me termino de quitar el pantalón y lo cuelgo de una rama. Me acerco a ella y la giro para ponerla de espaldas a mí. La abrazo apasionadamente, mi verga encajada en la raja de sus impresionantes nalgas, mi torso apretado contra su espalda. Mientras hago movimientos con mi pelvis para mantener el mástil contento voy repasando su anatomía de arriba a abajo. Mordisqueo desde la oreja hasta el hombro subiendo y bajando. Mis manos envuelven sus par de tetas enormes con una caricia para encajarlos en mis palmas y empiezo a masajear. Con mi índice y pulgar jugueteo con sus pezones ya erectos por el fresco del aire de montaña. Me encantaría tener un espejo delante para disfrutar de las expresiones de gusto que acompañan a sus gemidos. Por suerte los árboles amortiguan el sonido y podemos ponernos todo lo escandalosos que queramos.

Libero uno de sus tetas para bajar con una caricia por el vientre hasta la vulva. Jugueteo con ella, primero con un suave masaje por fuera, en círculos. El roce de los labios suena a húmedo. Los separo para pasar un dedo arriba y abajo por la raja varias veces, sintiendo el calor que irradia. Celina hace movimientos de pelvis para acompañar a los de mi mano y con ellos masturba mi polla encajada en su culo. Ya con el dedo bien mojado en sus flujos, lo subo a la altura del clítoris y con suma delicadeza busco el capuchón a la vez que sigo jugando con sus labios. Trazo unos pequeños círculos encima y aprieto un poquito para ver cómo vamos, aun está poco hinchado como para atacarlo directamente, pero la incursión le ha acelerado la respiración y los gemidos han subido de tono.

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(Celina) Todo este magreo está muy bien, pero necesito que Basi haga algo más fuerte. Busco a mi alrededor un sitio que parezca mínimamente mullido. Nada, todo piedras y cosas con pinchos. Me gusta el BDSM ligero, pero hacerlo con una zarza pinchándome el culo me parece demasiado pro. De repente un tronco musgoso y algo inclinado me parece el lugar más cómodo del mundo, seguro que molesta, pero con lo cachonda que estoy me va a dar igual. Me doy la vuelta y le meto la lengua hasta la garganta en un beso largo y húmedo. Aprieto el coño contra su polla para restregarla a lo largo de toda la longitud de mi raja… esa polla que es más mía que de nadie, la he parido yo para gozarla ahora y de por vida.

Me separo de él y por un instante me recreo en su expresión de duda, luego le agarro el mango para llevarle conmigo. Me recuesto sobre el árbol dejando caer mis piernas a ambos lados, exponiendo mi coño rosado y húmedo. Basi pilla la idea al momento, lo parí listo para el fornicio… es un buen semental. Mira al duro suelo y estoy segura de que está pensando lo mismo que yo sobre sus rodillas. Que se joda y se acomode en una sentadilla, así le saca partido a todas esas horas de gimnasio. Parece que me lee el pensamiento y con una expresión de fingido fastidio mezclada con una mirada traviesa se acuclilla y se pone lengua a la obra. Esta postura es cojonuda, desde donde estoy puedo contemplar perfectamente la espalda y el culo, que el muy jodido ha puesto un poco en pompa para darme una mejor panorámica. Pero en cuanto se pone a trabajar, me olvido de todo, cierro los ojos y me recuesto contra el tronco.

Esa lengua afilada sube por mi raja, despacio, anchándose después para apretar mis labios y volviendo a terminar en punta para presionar el clítoris… “a ese cabronazo le encanta comerle el coño a su madre, ¡¿Cómo puede ser tan pervertido?!” Traza círculos con la punta para jugar con mis labios, primero a un lado y luego a otro, y a la agradable sensación se añade un rayo de sol dándome en la cara. Un nudo de calor se forma en mi vientre cuando estira la lengua para jugar en círculos con la entrada de mi vagina, y me recuerda las muchas ganas que tengo de que me la meta y me vuelva hacer suya. Pero cuando recoge mi clítoris entre sus labios y empieza a succionar delicadamente y masajeando con la lengua, haciéndome una mamada de clítoris, me olvido de eso también y me tengo que agarrar al tronco para no caerme. Y es mejor que siga hablando él, porque yo me voy a abandonar en una nube de orgasmos y no voy a estar para andar contando nada.

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(Basilio) Celina se deja llevar y empieza a gemir más fuerte mientras su cuerpo se tensa como preludio a un orgasmo. Su clítoris crece entre mis labios hasta llegar a un punto de turgencia que conozco muy bien. Es el momento de intensificar la mamada, haciendo vibrar la cabeza y dando un profundo y lento masaje al clítoris con la lengua. Me pajeo furiosamente, porque no hay nada que me ponga más que los gemidos de placer de mi madre con el sabor de su coño en mi boca. Finalmente, con un espasmo, Celina se corre con un grito prolongado que termina en un gemido ahogado. Por supuesto, no voy a dejarlo ahí, con rápidos movimientos de la punta de la lengua sobre el clítoris le voy arrancando orgasmos, uno detrás del otro, cada uno de ellos anunciado por un grito de placer, o prolongando el mismo, no sé. Celina se retuerce de puro placer y por momentos parece que se va a caer de su precario equilibrio, hasta el punto que tengo que dejar de pajearme para atrapar sus caderas y así poder seguir con mi comida de coño. Con un último grito que hace despegar una bandada de pájaros, el cuerpo de Celina se relaja. Entreabre los ojos y con una sonrisa de satisfacción me dice en un susurro ronco…

- Ahora te toca a ti.

Con esas palabras mágicas se me va la cabeza y yo también me pierdo en una espiral de humedad, piel ardiente y gemidos. Os podéis imaginar que empezó con una rica mamada, en esos momento no estaba muy atento a los detalles, pero estoy seguro de que sabéis cómo acaba esto… bien duro y presto al ataque final.

Pude ver como se quitó su prenda de vestir con gran facilidad, para quedar desnuda de la cintura hacia abajo, se acomodó de nuevo, su trasero de nuevo quedo pegado a mi verga y como para dejarme espacio mantuvo una de sus piernas levantadas que me permitía acariciarle a satisfacción esos gordos labios vaginales de su chocho caliente.

Yo estaba empalmado a más no poder, mi polla se retorcía por dar batalla…, estábamos a las puertas de una nueva follada como lo hacíamos desde hace un par de semanas, desde aquel domingo cuando la encontré orinando en pleno campo mostrándome sus piernas largas y bien formadas, culito parado y un chocho grande. Jadeaba doblándose hacia adelante como buscando morder algo para esconder cualquier ruido, igual que hizo Ana cuando la follé en el refugio de montaña cuando tuvimos la excursión. Ana era una mujer normal como cualquier mujer de campo, algo gordita, caderona, rostro tostado por el sol, con unas tetas grandes como melones, según había dicho, su marido la tenía bastante abandonada.

El culo de Celina restregándose contra mi verga no pudo ser mejor detonante, de una buena vez mi polla como palo se estrellaba contra las suaves nalgas que me excitaban, aun en la sombra pude saber que ella se mostró satisfecha.

Con una de mis manos le ayude a levantar su pierna mientras ella misma tomaba mi verga entre sus manos y la acomodaba entres los labios de su vulva, estaba caliente, húmeda… sabrosa. De una buena vez se la deje ir toda, completa, hasta sentir el golpe de mis huevos en sus nalgas, ella gemía quedado mientras arqueaba su cuerpo hacia mí, sin sacársela y sin dejar de follarla a mediano ritmo. Le acariciaba la espalda con la mano que tenía desocupada, nos movíamos al unísono, casi perfecto, podía sentir sus entrañas con un punto endurecido en el fondo de su vagina estrellándose contra el glande de mi polla, era un polvo delicioso.

La brisa entre los pinos era nuestra mejor cubierta, nuestros gemidos parecían quedarse junto a nosotros bajo el amparo de ese colchón de costales, estábamos calientes teniendo sexo, éramos unos pervertidos un tanto fuera de serie… El ritmo de la follada se aceleraba, mi excitación ya no era capaz de soportar aguantar un segundo más, y un par de minutos después, sentí el típico hormigueo bajo mi ombligo y bajo mis huevos… estaba a punto de acabar y aceleré mis estocadas hasta dejarse escuchar el ruido de nuestros cuerpos chocando. Me acomodé de tal manera que mi verga se introdujera lo más profundo que se pudiera en su útero, y explote en una serie de chorros en su interior, sentía vaciarme, mi respiración se entrecortaba, el corazón me latía a mil, aun así me abracé a su espalda y gemí satisfecho justo cuando escuche unas voces de gente que se acercaba por el sendero que pasaba por donde estábamos. Por suerte se iban alejando y no pasarían por nuestro lado.

**********

(Celina) De alguna manera he acabado tumbada boca abajo sobre el árbol, despatarrada y con las tetas colgándome a ambos lados del tronco. «Debo parecer una de esas chicas manga del Hentai», pienso mientras me tomo unos segundos para recuperar el aliento y volver en mi. Basi mueve su polla dentro de mi lentamente, disfrutando del gusto post-corrida, al tiempo que acaricia mi espalda cariñosamente. Es relajante, pero pasado el subidón de adrenalina el tronco se vuelve jodidamente incómodo y hago como que voy a levantarme. Las piernas me tiemblan y no me acaban de responder. Él me ayuda y me abraza tiernamente, recostándome contra su pecho mientras me da besos suaves en el cuello. Poco a poco me voy recuperando, pero el descanso no me dura mucho porque escuchamos ruido de gente por la zona.

- No vuelvo por el mismo sitio ni de coña —digo vistiéndome a toda prisa, - Imagínate la vergüenza si nos cruzamos con alguien que nos haya oído. Y con lo que me escuece la garganta, estoy segura de que he gritado como para que se nos escuche hasta en el pueblo.

- Mira, aquí hay un sendero, ¿vemos dónde nos lleva?

Responde él dando saltitos mientras se pone los pantalones como puede.

- Vale, pero tú vas delante.

No tengo ni idea dónde acabaremos, pero me da igual porque estoy segura de que habrá un polvo al final de cada camino que tomemos en nuestra vida.

FINAL

Pasaron cinco años desde estos hechos, Basi es Ingeniero Químico, Celina no dejó su trabajo de enfermera y le va bien el negocio de la casa rural, pero si necesita de una ayuda en casa por horas, para llevar hacia adelante a una familia de dos hijos y otro que viene de camino, debido sobre todo a que por su trabajo Basi se tiene que desplazar a una gran cantidad de ciudades diferentes una vez a mes, durante una semana. Su vida en común es de lo más discreto, para todo el mundo son MADRE e HIJO, en la intimidad de su casa son un verdadero y muy feliz matrimonio con dos hijos y un tercero en camino.

 


 

1 comentario:

  1. Exelente relato te felisito aunque un poco largo vale la pena leerlo hasta el final .
    Y tambien geniales las otras paginas

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