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UNA HISTORIA DE AMOR. Y si tú no has de volver...

    "Y si tú no has de volver" 1ª PARTE "Una para el otro y otra para el uno". Esa frase la repite una y otra vez mi ...

¡¿Quieres que mamá te desvirgue?!

 

¡¿Quieres que mamá te desvirgue…?! Era la frase que sonaba en la cabeza de Santiago en voz de su madre, y es que el chico se moría por follarse a su madre desde que entró en la pubertad, se incrementó las posibilidades hacía unos años cuando supo que su padre sufría cierta impotencia sexual a causa de la diabetes y su avanzada edad no ayudaba a tener buenas erecciones..., en esos tiempos algo así no tenía remedio y los tratamientos de insulina no era nada efectivos. Su madre tenía bastante carácter, pero él sabía que su joven madre pasaba penurias sexuales, pues la había cazado varias veces masturbándose… sin embargo no se atrevía a entrarle…, pensaba que por más ganas que la mujer tuviera, no le iba a dejar follar con ella, al fin y al cabo era su hijo, parido de sus entrañas, y había cosas que culturalmente no aceptaba, por más que las practicaran en lo más íntimo de su hogar, sin posibilidad de que alguien sepa que es lo que está ocurriendo de puertas adentro.


 

Aquella tarde llegó a casa de estar con una amiga, llamó por su madre y cómo no le contestó fue a su habitación. La puerta estaba entornada, la empujó y allí estaba Raquel dormida sobre la cama. Vestía solo con una camisa blanca desabotonada que dejaba ver sus redondas y gordas tetas con areolas rosadas y generosos pezones. Tenía su rubia morena suelta, la cabeza girada hacia la izquierda, un brazo estirado a lo largo de su cuerpo y el otro detrás de la cabeza, las largas piernas estiradas y abiertas. Sobre el tobillo de su pierna izquierda estaban sus bragas blancas. Su coño abultado con tan poco vello que pareciera estar depilado, llamó la atención de Santiago aún más que sus tetas, ya que la vulva carnosa era muy abundante.

Santiago no había visto a una mujer desnuda en su vida. Tenía que inmortalizar aquel momento. Empalmado sacó el teléfono móvil del bolsillo y empezó a sacar fotos de sus tetas, de su coño, de cuerpo entero… Estaba tan excitado que no controló. Quiso saber cómo era un coño por dentro. Acercó su cabeza al sexo de su madre, lo abrió con dos dedos y al abrirlo Raquel despertó. Incorporándose a la velocidad del rayo le cogió la cabeza y empotró la boca de su hijo en su coño, después lo soltó…

- ¡¿Ya viste mi coño de cerca, cabrón?!

Santiago se separó de su madre. Tenía sus labios pringados de jugos, los lamió, después pensó que esta podía ser la suya y se comportó como nunca antes lo había hecho.

- Tienes un coño muy rico, mamá.

- ¡Puerco! Cuando se entere de esto tu padre te va a crujir.

Santiago se puso en plan chantajista.

-Tengo fotos en las que estás cómo estás. Cómo le digas lo que hice se las enseño y verá como se comporta su esposa teniendo a un adolescente salido por casa.

- ¡Ven aquí, desgraciado!

Raquel salió de la cama con idea de hacer pedazos el móvil, pero Santiago corría más que ella. En la cocina, Raquel andaba alrededor de la mesa detrás de él, pero el cabrito sabiendo que no lo iba a coger aún se reía de ella.

- ¿Cuánto tiempo llevas sin follar, mamá? ¿Tres años? Yo podría…

- ¡Me cago en tu sombra! ¡Los coños de las madres son para parir a los hijos, no para que se los follen!

Santiago hizo cómo que no la escuchara.

- ¿A qué sabrán tus tetas?

- ¡Y las tetas para amamantarlos, alimentarlos y sacarlos adelante en la vida…!

- Eso, eso, eso.

- ¡Cuando son bebés, cabezón!

- Es que quiero ser tu bebé otra vez

El cabreo de Raquel iba en aumento.

- ¡Cómo te pille te muerdo en los huevos!

- Mejor chúpamelos.

- ¡Tú no tienes huevos ni polla, tú no tienes nada!

Santiago ya andaba sobrado, se medía frecuentemente la polla y desde los 14 años a los 18 pasó de tener una verga de 15 cm a una que ya rozaba los 20… su diámetro también era desproporcional a lo que debía tener a su edad, según la media.

- Si te meto la polla en la boca te atraganto.

Raquel ponía una cara de fiera que aún excitaba más a su hijo.

- ¿¡Con qué me vas atragantas, mal bicho?!

Santiago sacó la polla empalmada, se la enseño, y le dijo…

- Con esta verga que me has dado para follar y satisfacer a las mujeres.

La polla era impresionante, pero Raquel le mintió…

- Con esa no me harías ni cosquillas, tienes una picha de gato.

Raquel moviéndose alrededor de la mesa con las manos apoyadas sobre ella veía cómo su hijo se reía y desesperaba machacándose la polla ante los ojos de su madre.

- ¡Te pillaré, mal nacido! ¡Eres un sinvergüenza, haciéndote una paja delante de tu madre! Seguro que no paras de machacarla delante del ordenador.

- Así es… y tú, ¿Cuántas pajas te hiciste hoy, mamá? Yo me voy a hacer la segunda hoy para empezar.

Raquel estaba tan furiosa que hasta mordía su labio inferior…

- ¡No sabes que los muertos no se hacen pajas! Y tú ya eres hombre muerto…

Estuvieron así hasta que sintieron llegar el coche del padre de familia, Rosendo.

Con Rosendo en casa se miraban cómo el perro y el gato a espaldas de él y sonreían por delante. A pesar de que Raquel andaba encima de su hijo, Santiago logró esconder el teléfono móvil tan bien que a su madre le fue imposible encontrarlo. Lo que no esperaba el gamberro era que su padre, que era enfermero, tuviese que hacerle el turno de noche a un amigo y no volvería hasta el día siguiente a media mañana. Rosendo les dijo antes de irse…

- Hasta mañana, Raquel. No le des mucha guerra a tu madre, Santi.

Le respondió Raquel. - No dejaré que me la dé, puedes estar tranquilo ¡Hasta mañana!

Nada más salir Rosendo de casa, Santiago echó a correr hacia su habitación, una vez dentro quiso cerrar la puerta con llave, pero la llave había desaparecido, se sentó en el borde de la cama y se dijo… “No le voy a dar el móvil ponga cómo se ponga”

Estuvo espera, que te espera, pero su madre no llegaba. Acabó por desnudarse y en calzoncillos echarse sobre la cama, se sentía adormilado, el sueño le estaba amorrando mientras él luchaba por estar despierto…, tiempo después se quedó dormido boca abajo. Despertó cuando sintió que se unían sus muñecas, era su madre, estaba en camisón y le tenía cogidas las manos. El trankimazin que su madre le dio disuelto en la refresco de la cena, surtió el efecto que esperaba.

- ¡¿Qué haces, mamá?!

Raquel unió sus muñecas con cinta aislante de la ancha y le dijo…

- Calla o te tapo la boca con cinta.

Al acabar de atarle las manos le quitó los calzoncillos, después le ató las piernas a la altura de los tobillos y le dio la vuelta. Santiago, que ya estaba empalmado.

- No te voy a decir dónde agaché el móvil.

Raquel cogió debajo de la cama una zapatilla de su hijo y sonriendo le preguntó…

- ¿Quieres que te dé la vuelta y te deje el culo en carne viva, cómo hacía cuando te portabas mal de pequeño?

- Hagas lo que hagas no te va a servir de nada.

Raquel cogió una navaja de afeitar de su marido y que había dejado encima de la cama, cortó con ella un trozo de cinta aislante, le tapó la boca y le dijo…

- Así no te oirán nadie chillar.

Le dio la vuelta y con el culo en pompa le largó con fuerza ¡¡¡Plas!!! Después de darle lo cogió por los pelos, le levantó la cabeza y le preguntó…

- ¿Dónde lo has escondido, pequeño cabronazo?

Santiago, con lágrimas en los ojos le movió la cabeza en sentido negativo. Le volvió a dar.

- ¿Dónde lo metiste, cabronazo?

Santiago mascullaba palabras inteligibles y seguía negando con la cabeza. Le volvió a dar. Lo volvió a coger por los pelos y le levantó la cabeza.

- ¿Dónde? Contesta o te tendré toda la noche dándote de palos…

No había manera, Santiago así no iba a hablar. Raquel viendo que aquello lo único que hacía era calentarla a ella, tiró con la zapatilla, cogió la navaja de afeitar, lo puso boca arriba, le quitó la cinta de la boca, le agarró los huevos y le dijo…

- ¿Quieres que te cape?

- Si me capas te quedarás sin ninguna polla útil en casa.

Raquel le dio una palmada en la polla y esta se movió de abajo a arriba y de arriba a abajo cómo si tuviera un muelle…, la tenía súper rígida y con lo larga y gruesa que era, el coño de Raquel se estaba derritiendo como los casquetes polares.

- MIRA QUE VIVA ESTÁ, DENTRO DE NADA VA A ESTAR MUERTA.

La polla de Santiago, dura cómo una roca, estaba manchando de agüilla la mano de su madre. Raquel se puso más cachondo que su hijo. Instintivamente su mano bajó y subió por la polla media docena de veces deslizando el prepucio de tan erguido garrote antes de decirle…

- Habla ahora o te quedas sin picha para siempre.

Santiago sabía que su madre no le iba a cortar la polla, no estaba tan loca. Volvió a negar con la cabeza. Raquel vio que aquel no era el camino.

- A ver, Santi. ¿Qué quieres que haga para que me digas dónde escondiste el teléfono móvil?

Santiago no se lo tuvo que pensar.

- Desnúdate.

Raquel estaba muy mojada, sabía que si le seguía el juego acabaría follando con su hijo, pero su otro yo le decía que ella era más fuerte que todo eso… le siguió la corriente hasta donde.

- ¿Si me desnudo para ti me dirías dónde lo escondiste?

- Tendrías que hacer algo más que eso.

- ¿Cómo qué?

- Ya te lo iré diciendo, desnúdate.

Raquel quitó la chaqueta del pijama y los pantalones. Santiago volvió a ver sus gordas tetas con areolas rosadas e importantes pezones y su coño pelado con una raja profunda formado de su coño, un bollo suizo suculento. La polla soltó más agua preseminal. Raquel le dijo…

- ¿Contento, pedazo de sinvergüenza...?

- Mi polla está llorando de alegría. Tu cuerpo la excita. Mira como rezuma agüita por la punta. ¿Te gusta mi pedazo de polla, mamá?

- No tanto como la ganas que tengo de darte un paliza...

Raquel frotó el meato con sus pezones. Sintió cómo se los mojaba de la agüita del glande y su coño se mojó un poco más.

- Quiero mamar tus tetas, mamá.

- Te dejaré solo un poquito, por ahora.

Santiago quería más.

- ¡¿Y me la meneas?!

- Claro, yo te la meneo…. ¿Te gusta así nene?

Le puso una teta y al segundo se la quitó. Le meneó la polla tres o cuatro segundos y paró. Santiago no se conformaba con tan poca paja.

- ¡¿Y si me la chupas?! Eso estaría muy bien para lograr tu objetivo

Le dio un beso en la polla, la lamió el glande recopilando el zumo que se vertía por todo él… y se la chupó otros ocho o diez segundos succionando el líquido que brotaba.

- ¿Algo más?

- Y me das el coño a comer. Tú ya sabes como es el sabor de mi polla, quiero tener el sabor de tu coño en mi boca...

Le puso el coño en la boca casi un minuto. La idea era que fuera un visto y no visto, pero por lo visto le gustaba sentir la lengua de su hijo en su coño, se lo restregaba y se remanga el capuchón del clítoris para que él lo castigara con la punta de la lengua, no solo eso, el chico se lo mamaba y le metí la lengua en su conducto follándoselo, eso le ponía perdida a su madre, y él lo sabía, lo veía e insistía en mamarle el coño. Cuando se lo quitó le dijo Santiago:

- Y por último...

Raquel sabía de sobra lo que le iba a decir, así que se adelantó ella.

- De meter nada. ¿Aceptas o no? No dejaré que metas tu polla en mi coño por nada del mundo… esa línea roja no la pienso rebasar contigo.

No se lo tuvo que pensar dos veces, le respondió.

- Acepto… pero no puedes dejarme la leche presionando mis huevos condolidos...

Diez veces subió y bajó la mano por la polla al tiempo que se le mamaba el glande, insistió una y otra vez, ya no era solo el glande sino que se metía media polla de su hijo hasta golpear con el capullo en su garganta, las arcadas no le permitieron meterse más, porque lo hubiera hecho sin que él se lo pidiese… le agarró con una mano de los huevos y mientras mamaba la polla de su hijo, le manoseaba los cojones sugestionándoselos hasta que se corrió soltando un chorro de leche que casi le ahoga, y un segundo que también se tragó, sin embargo el tercero llegó al techo sin dejar de apretar y machacar la dura verga de su hijo. Raquel ya estaba muy perra. Dejó que acabara de correrse pajeándolo más suave hasta que los últimos chorros fueron más lánguidos derritiéndose sobre el tronco y los dedos de ella. No satisfecha del todo, le metió un dedo en el culo y meneándosela se la mamó, ocho mamadas le hicieron falta para correrse de nuevo soltando otros buenos chorros. Esta vez se la bebió entera toda le lefa, cuando sintió el primer gran chorro, cerró los ojos y selló los labios sobre su glande.. de nuevo la leche bajó por su garganta abajo. Raquel ya echaba por fuera, había visto y vivido que en menos de un minuto su hijo se había corrido dos veces ¡Y con esa gran polla! Raquel preguntó.

- ¿Es tu primera vez? ¿Es la primera vez que te hacen una mamada?

-Sí. Y la primera que estoy con una mujer…

- Se nota por lo rápido que te has corrido… lo bueno es que aguantas bien la erección y sacas mucha leche de tus huevos ¡Eres un buen semental! Como madre me alegra mucho.

Le puso un pezón en la boca. Santiago lo lamió y luego mamó lo que le dejó mamar. Luego le puso el otro pezón en la boca… Después de mamarle la teta le frotó las dos en la cara. A continuación le metió la polla entre las tetas, apretó, sus grandes tetas por primera vez tenían una polla lo suficientemente larga como para hacerle una paja cubana como Dios manda. Santiago movió el culo unas cuantas veces, se follaba las tetas de su madre buscando la tercera corrida, ella lo avistó y apretó más la tetas contra su tronco, escupió sobre ella para lubricar el contacto entre sus masas mamaria y la verga de su hijo. Cuando asomaba y se acercaba el glande a su bocas, sacaba la lengua y lo lamía con lujuria contenida… finalmente el chico no lo soportó y se volvió a correr soltando un chorro que le fue a dar a su cuello, boca y por el canal de las tetas de su madre. La mayoría de la leche pringó las tetas de Raquel.

Se dio la vuelta y dándole la espalda le puso el coño en la boca y le dijo…

- Con esto acabamos. Lame mi coño. ¡Cómeme el coño el clítoris y hazme correr!

 


 

Santiago lamió su coño empapado, el espigado clítoris de su madre. Le restregaba con fricción la vulva por toda la cara, él le abría la raja y separaba los labios del coño de su madre para meterle la lengua en la zona rosada y en el conducto, también le castigó durante un buen rato el duro clítoris de su madre… Al rato Raquel fingió que se iba a correr. Gimiendo, le dijo…

- Me voy a correr en tu boca, hijo.

Fue decirlo y salió otro chorro de la polla de Santiago, un chorro tan potente cómo los otros, y cómo los otros acompañados de pequeños chorros que la madura no dejó que se perdieran. Raquel sintiendo la lengua de su hijo en el coño y mirando cómo bajaba la leche metió la polla en la boca y mamándole todo el falo, fue tragando lefa ya no tan espesa… ella se corrió de verdad anegando la boca de su hijo de jugos.

Al acabar de correrse se quitó de encima y le preguntó…

- ¿Dónde está tú teléfono móvil?

- En tu armario, debajo de los jerséis. Suéltame.

- No antes de comprobar si lo que me dices es cierto. ¿Cuál es la contraseña?

- Es una T invertida.

Fue a su habitación y el móvil estaba donde le había dicho. Lo encendió, miró en fotos y allí no estaban. Volvió a la habitación de su hijo y le preguntó…

- ¿Dónde pusiste mis fotos?

- Las borré.

- ¡Serás hijo de puta! ¡¿Seguro que las has borrado y no las tiene en la nube?!

- Hijo de puta sería si no las borrara… y sí las he borrado por completo, no existen en ningún sitio, puedes estar tranquila… ¿Follamos de verdad, mamá?

- ¿Es qué antes te corriste de mentira?

- Me refiero a meter mi polla en tu coño. ¡Quítamelo todo esto…!

- ¿QUIERES QUÉ TE DESVIRGUE, HIJO?

- Sí mamá, quiero y necesito perder mi virginidad contigo, ¡Por favor, mamá!

Raquel nunca había desvirgado a nadie y el coño se lo pedía. La cabeza le decía que no lo hiciera porque podía quedar preñada. Pudo la cabeza del coño sobre la del raciocinio.

- Te desvirgaré, hijo. Creo que lo necesitas como agua de mayo y yo también… para qué negarlo, esto me ha puesto a borde del colapso.

Santiago sonrió cómo un tonto.

- ¡¿De verdad?!

- Y tanto… tu padre hace no sé cuanto que no me folla… ya no me vale y una no es de piedra, necesito alegrías de vez en cuando ¡¿Tú estás dispuesto a dárselas a tu madre?!

- Todas las que quieras mamá, me harás muy feliz a mí también...

Raquel sacó la puta que llevaba dentro. Le puso el culo en la boca y le dijo…

- Pues empieza con mi culo… Mete y saca tu lengua de mi ojete.

Santiago metió y sacó su lengua del ojete de su madre incontables veces... Raquel, perra de verdad, le puso el coño en la boca.

- Haz lo mismo con mi coño -le señalo el clítoris- pero lamiendo mi pepita cada vez que saques la lengua.

Hizo lo que le dijo y esta vez sus gemidos no fueron fingidos. Echando por fuera de nuevo…

- Llegó el momento. ¿Preparado?

- Sí, lo estoy más que nunca…

- Ya veo que sí… tienes una polla muy grande para tu edad y lo mejor es que tan potente que no se agota nunca ¡Joder, Santi! ¡¿Cómo puedes mantenerla dura tanto tiempo después de correrte tres veces?!

- Será cosa de la edad y la novedad ¿No crees, mamá?

- Espero que no sea por la novedad… quiero gozarte muchas más veces...

Raquel durante un tiempo fue metiendo la punta de la polla en el ano ceñido, la sacaba y después la metía en la vagina… Quería hacer sufrir a su hijo, pero poco sufrió, ya que se corrió enseguida. Lo hizo cuando tenía la punta de la polla dentro del ojete, Raquel empujó con el cuerpo y la polla corriéndose, entró en su culo desvirgando a su hijo. Al acabar de correrse su hijo la sacó del culo y la metió en el coño. Follándolo le puso las tetas en la boca. Poco después se corrió con él sintiendo cómo chupaba con fuerza su teta derecha y cómo le llenaba el coño de leche, y lo hizo retorciéndose cómo una serpiente y gimiendo cómo una gata.

Al acabar de correrse quedó echada sobre su hijo. Lo besaba con dulzura cuando sintió cómo la llenaba de nuevo. Su coño recibió la leche con agrado. Raquel le dijo…

- Me has follado muy rápido, pero yo también me he corrido demasiado pronto… estábamos muy necesitados los dos ¿Verdad?

- Creo que sí mamá, estoy demasiado salido contigo…

- Mejor, así me tienes más ganas para la próxima vez… en esta me has dejado bien lleno el coño de leche… Puede que me hayas dejado preñada, porque no sé si te has dado cuenta que hemos follado a pelo

- Lo sé, pensaba que no había problema ¿Tú crees que te he podido preñar...?

- No sé, es muy probable… pero si lo hiciste tendré que irme de la ciudad antes de que se me note la barriga.

- Si te tienes que ir me iré contigo. ¿Me desatas ya…?

Lo desató. Santiago se hartó de culo, de tetas y de coño y Raquel de correrse. Pero al día siguiente se encontraba bastante arrepentida de haberle dado alas a su hijo adolescente. Se prometió a sí misma que controlaría la libido de su hijo, del mismo modo que controló siempre la testosterona de todos sus amantes, inclusive la de su esposo en sus mejores momentos.

Eran otros tiempos, eran otras costumbres, pero follar siempre fue follar, y un incesto siempre fue un incesto.

Benito era un terrateniente gallego, moreno, de estatura mediana y seco. Se había casado en segundas nupcias con Raquel, una mujer veinte años menor que él. En aquellos tiempos, cómo hoy en día, a los viejos le gustaba presumir de hombría y tener un hijo siendo mayor pero lo que no sabía era que su diabetes mal gestionaba no le daba la dureza que necesitaba para follarse a tan brava mujer… y lo peor era que su esperma había dejado de servir para preñar a ninguna mujer… por eso Raquel no se quedaba preñada ni a tiros otra vez del viejo, a quien se le acababa la paciencia. Después de follar, tumbados uno al lado del otro sobre la cama, le dijo a su mujer…

- A ver si es de esta. Ya pasaron seis meses y nada.

- A ver, el coño me lo llenaste bien, pero si me lo volvieras a llenar…

Benito se escaqueó, ya había cumplido con su polvo mensual, aunque hacía meses que no se follaba a su esposa

- Otro día, hoy tengo sueño.

¡¡Córrete dentro y preña a mamá, hijo!!” Fue lo que resonó dentro de su cabeza, ella sabía que no le echó otro polvo porque no se le levantaba, y la verdad es que Raquel no tenía un solo polvo, cuando menos tenía media docena.

Benito y Raquel ya tenían un hijo, Santiago, que pronto sería mayor de edad… era moreno y más alto que su padre, fuerte, guapo de cara, con un buen cuerpo tan bien dotado que podría ser todo un depredador sexual, y cómo todo depredador sexual, al follar no tenía límites.

Santiago sabía de la obsesión de su padre por tener otro hijo y eso le sentaba cómo un tiro, ya que de ser el único heredero tendría que repartir, eso si no le dejaba todo a su futuro hermano, pero también sabía que a su padre se le empalmaba de uvas a peras y su madre pasaba mucha falta. Santiago no hacía buenas migas con su madre Raquel, la tensión sexual con ella era desbordante y por ello tenían continuas trifulcas.

Cierta semana, Benito se quedaría varios días en la capital por negocios, Raquel se encontró con Santiago en el pasillo. Él venía de la casa de su amigo Aarón de jugar unas partidas, y ella venía del aseo vestida con un camisón que le llegaba por debajo del culo. La arrimó contra la pared, y le dijo con sorna…

- ¿Quieres pasar una noche con un hombre de verdad, madre?

Era la primera vez que le llamaba madre. Su ironía y su desfachatez la cabrearon y sin rehuir su mirada, le respondió…

- Quiero, hijo. ¿Pero dónde está el hombre?

Santiago le metió la lengua en boca al tiempo que le echaba la mano derecha al coño. Después de dejarla sin aliento, le dijo…

- Aquí, mamá, aquí está tu hombre.

Raquel sintió la verga dura de Santiago entre sus piernas y se excitó, aunque lo disimuló bien.

- Déjame. No veo a ningún hombre, veo a un payaso.

Santiago se separó de su madre. Con aires de superioridad y sin dejar de vacilar.

- Tú te lo pierdes, madre.

Raquel también siguió con la ironía.

- No creo que me pierda gran cosa, hijo.

Santiago echó a andar hacia su habitación y Raquel fue para la suya.

Diez minutos más tarde, Santiago, en pelotas, con una cuerda doblada en su mano derecha y con su gorda verga colgando, abrió la puerta de la habitación de su madre. Raquel, que estaba sin tapar sobre la cama.

- Vete de mi habitación sinvergüenza. Tú y yo ya hemos tenido bastante

Santiago caminó con paso firme hacia la cama. Sabía que Raquel lo estaba esperando para follar, si no fuese así hubiese cerrado con llave la puerta de su habitación. Al lado de la cama.

- Tú y yo lo vamos a pasar de miedo.

- ¡Ni lo sueñes!

- Quitate el camisón.

- ¡Lárgate de aquí!

Le dio con la cuerda en una pierna. ¡Tras!

- ¡¡Quitate el camisón… no me lo pongas peor!!

- Si me vuelves a pegar grito pidiendo ayuda.

Santiago iba de sobrado. Le dio en la otra pierna otro latigazo. ¡Tras!

- No, no lo harás, necesitas una verga dura entre tus piernas… la otra vez me lo dejaste bien claro y tú no eres hembra de un solo polvo.

Raquel le dio la razón al decir… - ¡Chulo!

- ¡Puta! ¡Tras! Otro latigazo

Raquel se puso en posición fetal…

- Tu padre va a saber lo que me hiciste cuando vuelva. No se lo pienso ocultar más…

Santiago le dio con la cuerda en el culo… ¡Tras, tras, tras!

- ¡¡Quitate el camisón y déjame que te folle! Tengo los huevos a tope de leche y necesito descargármelos esta noche.

- No Santiago, no me trates como una puta… ¡Soy tu madre, no puedes llenarme cuando quieras! En verdad no deberías follarme nunca.

Sin embargo, a Raquel le estaba gustando aquel dulce castigo, prueba de ello fue que se puso con el culo hacia arriba. Santiago se metió en la cama y le levantó el camisón. Raquel ya estaba mojada, pero le dijo…

- ¡Esto te va a salir muy caro! Le dio en el culo - ¡Cabrón! Le bajó las bragas y le metió un lametón entre las nalgas. - ¡Perro!

Le volvió a dar con la cuerda…

-¡Quitate el camisón! Quiero verte en pelotas… esta noche te follaré el coño y el culo a pelo, como a ti te gusta… ¡¡De esta noche saldrá bien PREÑADA!!

- No lo voy a quitar ¡Tras, tras, tras!

Santiago tiró con la cuerda al piso de la habitación, le echó una mano al vientre, la levantó y al tener el culo arriba le lamió el ojete. Al quitarle la mano del vientre Raquel ya no bajó el culo. Le separó las nalgas con las dos manos, su lengua lamió periné y ojete y se lo folló con la punta de la lengua. Raquel estaba callada cómo una muerta. Al dejar de lamer sacó la polla, la frotó en su ojete…

- Ponte a cuatro patas, mamá… no sé para qué te resistes a gozar como una zorra.

Sabía de sobra para qué quería que se pusiese a cuatro patas, pero le preguntó…

- ¿Para qué?

- Para follarte el culo.

- El culo es para otra cosa.

- Cuando te lo comí no me dijiste nada, cuando te lo follaste con mi polla la primera vez ¿Para qué era exactamente?

- Me estaba vengando por tu osadía de pajearte delante de mí…

- Me gusta cuando te pones dura, porque al final acabarás follando como una buena puta. Me gustas mucho, me excitas como ninguna otra hembra, mamá.

Le pasó un dedo por la raja del coño, luego lo metió dentro, lo sacó pringado de jugos, lo chupó y le dijo…

- Explícate. ¡¿Como es posible que te resistas con lo lubricado que ya tienes el coño?!

- ¿Ya sabes que venía de hacer cuando me encontraste en el pasillo?

- Teniéndome a mí en casa, cómo te atreves a masturbarte…

- Es cómodo y rápido… no siempre vas a estar ahí para follarme.

Santiago sumó uno más uno e iba a decir que siempre estaba dispuesto para ella...

- ¡Serás cabrona!

- El cabrón lo eres tú que me estás ultrajando y no te importa dejar preñada a tu madre… en esta casa no tenemos condones y tampoco lo querrías usar ¿Verdad?

- Eso es, a las hembras como tú hay que follarlas a pelo… al natural me gusta más.

Santiago jugó la baza del calentón.

- ¿Quieres que me vaya y te deje con el calentón?

Esperando que no se fuese, le respondió…

- Sí, vete. Es lo mejor para todos…

Santiago no se iba a marchar por las buenas, sus dolores testiculares le recordaban que la forma más efectiva de quitárselo era follándose el coño de su madre.

- ¡Pues no me sale de los cojones de irme sin romperte el coño!

Santiago frotó otra vez la verga en el ojete, luego la pasó por toda la raja del coño. La punta se pringó de jugos, la volvió a frotar en el ojete y... ¡Zas! Se la clavó hasta el fondo del coño. Raquel exclamó…

-¡Diosss! ¡Qué cabrón eres hijo mío!

Aquella verga gorda y dura, le llenaba el coño cómo nunca se lo habían llenado. Se puso a cuatro patas. Santiago la agarró por las tetas y le dio leña, le dio a romper hasta que paró para preguntarle…

- Me gustaría correrme dentro de tu coño, Raquel.

Las palabras de su hijo la dejaron a cuadros, le hablaba como si se tratase de alguien ajeno.

- ¿¡Me quieres dejar preñada!?

Santiago le puso las cartas sobre la mesa.

- Sí, si vas a tener un hijo… y sé que buscas que mi padre te lo haga… quiero que sea mío. ¡Tú y yo sabemos que te folla poco y mal… y su leche ya no vale para preñarte!

Le volvió a dar a mazo. Paró cuando sintió que se iba a correr.

- ¿Me corro dentro, Raquel? ¡¡Vamos dímelo mamá…! ¡¿Quieres que te preñe?!

Raquel estaba tan perra que solo le faltaba ladrar.

- Sí, cabronazo… síiii… Córrete dentro del coño de tu madre ¡PRÉÑAME, JODERRRR!

 


 

La folló despacito, luego sacó la verga empapada con sus jugos, la frotó en su ojete, le metió la punta, la sacó, la puso en la entrada del coño, y le preguntó…

- ¿Preparada para recibir mi leche…? ¡¡Llevo los huevos a rebosar de lefa espesa!!

Raquel ya hacía tiempo que estaba preparada, su actitud estrecha solo era una estrategia para que su hijo se envalentonara y la dominase… un juego de rol premeditado.

- Sí, préñame. ¡Lléname del útero de tu leche fértil! ¡¡PRÉÑAME, CABRÓN!!

Santiago jugó con ella. La volvió a frotar en el ojete, ojete que se abría y se cerraba. Le metió el glande. No era la primera vez que se la metían en el culo, pero fingió que le dolía.

- ¡Ayyy! Me acabas de romper el culo.

Santiago estaba empalmado cómo un toro, la sacó, la dejó en la entrada del ojete y después se la volvió a frotar. Raquel, perra perdida, le dijo…

- ¡Mete, métemela bien adentro, mete donde sea, pero méteme ese pollón!

Esperaba que se la metiera hasta el fondo del culo, pero se la metió en el coño de un chupinazo. Con la verga en el fondo bombeó como un animal, en nada pensaba que esa mujer le había dado la vida, lo había educado y le había preparado durante tantos años para afrontar la dificultades de la vida… para él solo era una hembra con hambre de verga, y sin duda le pensaba alimentar su coño con una gran ración de esperma espeso. Tras unas cuantas embestidas más a fondo haciéndole notar los golpes de sus huevos en la vulva, sintiendo cómo le llegaba la leche a la punta de su polla y se corría dentro de ella. En cada eyaculación apretaba y le amasaba las tetas. Ella se desvivía a percibir los chorros de leche de su hijo, movió el culo de delante hacia atrás y alrededor del robusto tronco endurecido de su retoño, que expulsaba leche como una manguera de bombero… le succionaba el surtidor con su coño, apretando y soltando la verga de Santiago, mientras su hijo la bañaba con una tremenda corrida, que no bajó de diez copiosos chorros de leche espesa y fértil, ella también se corrió tocándose desmesuradamente su clítoris, en busca de una sincronía orgásmica.

Nunca se había corrido al mismo tiempo que ningún hombre y le encanto hacerlo con su hijo. Eso le motivó más que el morbo de follar con su propio hijo en casa, a espaldas de su esposo.

Al acabar se echó boca arriba…

- Te saliste con la tuya, cabronazo… me has llenado y me corrido como a una puta.

- Aún no te quitaste el camisón.

- ¿Es que quieres seguir? ¡¿Tú no tienes hartura, o qué?!

- Quiero follarte hasta que no puedas más. Quiero que acabes rendida de tanto correrte. ¡Voy hacerte adicta a mi verga, a mis folladas y a mi semen!

Raquel sonrió por primera vez.

- ¿Rendida yo? No sabes donde te has metido… ¡¿Cuántos como tú me van a follar?!

Raquel se quitó el camisón. Santiago, le preguntó…

- ¿Me dejas que te ate a la cama?

- Ata… te gustó cuando te lo hice… ¡Parece que te da morbo ¿Verdad, cabrón?!

Santiago salió de la cama, cogió la cuerda le ató las muñecas con ella y después la ató a un barrote de la cama.

Lo primero que le hizo fue pasarle la verga impregnada de fluidos, por los labios. Raquel sacó la lengua, y se la lamió, luego se la metió en la boca y Raquel se la mamó. La verga se puso más dura aún. Cuando la sacó besó a Raquel con lengua al tiempo que le pasaba un dedo entre los labios vaginales, para luego acariciar con él su clítoris. Lamió su axila izquierda, lamió el pezón de la teta izquierda, luego la axila derecha y acto seguido el pezón. Le cogió las tetas con las dos manos y magreándoselas lamió y chupó pezones y areolas con una delicadeza exquisita. Luego pasó a su ombligo e hizo círculos con la lengua sobre él antes de bajar al coño. Al ir a lamerlo vio que estaba abierto y baboso. Le pasó la lengua al rededor del capuchón del clítoris, luego con dos dedos lo retiró hacia atrás y comenzó un rosario de lamidas con la punta de la lengua en el glande erecto. Eran lamidas comedidas, cómo si la punta de la lengua fuese una pluma. Pasado un tiempo las babas del coño le bajaban mojando el ojete y caían sobre la sábana. Raquel paró de gemir para decir…

- ¡Métemela! Joder no me desesperes más ¡Tengo el coño hambriento de polla dura!

Santiago se puso en plan abusón

- ¿Cómo me has enseñado que se piden las cosas, mamá?

- Por favor, métemela, ¡Fóllame otra vez, por favor…!

Santiago cogió la verga y se la frotó en el coño abriéndole los gruesos labios con su capullo, luego la puso en la entrada, la meneó, le metió la punta y se la clavó de una vez bien adentro. Al quitársela Raquel estaba desesperada por correrse, se frota el clítoris con deleite.

- Toda, toda la polla, la quiero dentro otra vez ¡Clavame la verga hasta los huevos!

Santiago le cogió el culo, se lo levantó y se la metió, pero no la verga cómo Raquel quería, le metió la lengua dentro del coño. Raquel exclamó…

- ¡Ay que me muero de gusto! ¡Cómo sabes lo que le gusta a tu madre, cabrón!

Movió la pelvis de abajo a arriba, de arriba a abajo y alrededor. La boca de su hijo se zampaba todo el coño como quien se come una rodaja de sandía en pleno verano… sus labios vaginales, el clítoris y la vagina. Se corrió en la boca de su hijo, que se tragó la corrida.

Al acabar de correrse, le preguntó…

- Eres un...

- ¿Cerdo?

- Cochino, digamos cochino que suena mejor… pero sí que me gusta lo guarro que eres conmigo.

- ¿No te gustó que te hiciera cochinadas?

- Me encantó. Nadie me ha comido el coño después de haberse corrido dentro... Creo que fue la mejor corrida de mi vida.

Santiago le dio un pico.

- Todo se puede mejorar ¿Jugamos al venado…?

- ¿Cómo se juega a eso?

Alberto que jugaba a ese juego con las casadas del pueblo, le explicó un día como era…

- Te voy a soltar, mamá. No me pegues mucho con la zapatilla por haberte hecho lo que te hice.

- Por follarme y comerme el coño corrido… eso es algo para tenerte en mi corazón.

Raquel pilló el juego a la primera. Al estar libre, se sentó en el borde de la cama.

- Coge mi zapatilla y échate en mi regazo.

- No me pegues fuerte, mamá.

Raquel se puso mandona.

- ¡Haz lo que te digo, joder! Haz lo que te digo si no quieres que hable con tu padre.

Santiago cogiendo una zapatilla debajo de la cama, le dijo:

- Papá no, papá no que me da con el cinturón.

Le dio la zapatilla, una zapatilla clásica, marrón y con el piso de goma del mismo color, se echó sobre sus rodillas y Raquel le largó… ¡Plas, plas, plas!

- ¿Por qué abusaste de mamá?

- Porque mamá está muy buena. ¡Plas, plas, plas! - Y necesita una buena polla dura…

- ¿Sabes que has podido dejar preñada a mamá? Le has dejado toda la leche a pelo...

- Sí, quiero un hermanito. Quiero hacerle una gran panza de mis pelotas…

Jugando al despiste le preguntó con voz maternal.

- ¿Estás muy solito mi nene? Ya no te quedas a gusto con tus pajas ¿Verdad?

- Así es mamá… necesito una hembra para vaciar mis huevos…. ¡Plas, plas, plas!

Ahora le dijo con voz de cabrona…

- ¡Pues te jodes cómo me jodo yo cuando quiero joder y no me joden!

Le volvió a dar. ¡Plas, plas, plas! Santiago le dijo…

- Eres una mala madre… Mala mamá

Santiago bordaba su personaje, se veía que le gusta la interpretación y el rol de niño malo. Raquel no hacía mal el suyo.

- Mamá eres una puta, una zorra muy puta que le gusta follarse a su hijo…

Santiago se levantó, la cogió en un brazado, la echó sobre la cama, le cogió la zapatilla de la mano y le dio a romper.

¡¡Plas!! -¡Cabrón!- ¡¡Plas plas plas!! - ¡¡Desgraciado!!

- Esto es poco castigo para una puta que quiere que la preñe su hijo…

- ¡Vete a tomar por culo, cabronazo!

Santiago le volvió a dar, pero sin fuerza.

-Plas, -Ay-, plas -Ay-, plas Ay qué coño me haces… das fuerte o no des!

Lo cabreó.

- ¡Ahora verás, cabrona!

Le cayeron las del pulpo. ¡Plas, plas, plas! Raquel con el culo colorado como un tomate maduro le espetó…

- Puto sádico… me follas a la fuerza, me llenas como a un puta y ahora me apaleas...

Le dio la vuelta, y quiso besarla. Raquel le escupió en la boca, le devolvió el escupitajo, Santiago le puso los huevos en la boca.

- Si no quieres besar mis labios vas a besarle las pelotas de venado.

Raquel no había caído en que los azotes formaban parte del juego. Al darse cuenta…

- Mamá no va a besar tus huevazos, niño perverso.

Le cayó un zapatillazo en un muslo. ¡¡Plas!!

- No soy un niño perverso, soy el venado. ¡Lámeme los huevos!

No quiso llevar más.

- ¡Tu madre te lo va a lamer como nadie lo haría!

Le chupó los huevos desde el culo, se centró primero en meterle la lengua en el ano, y después le chupó a base de bien los huevos, mientras Santiago le acariciaba con dos dedos la raja del coño empapado, dedos que después entraron dentro de la vagina. Al empezar a masturbarla… ella lamió con más lentitud cada uno de los testículos, se los metió en la boca por separado y luego ambos juntos jugando con ellos dentro. Le echó la mano a la polla y se la meneó a la misma vez. Se la fue meneando a ritmo que los dedos entraban y salían de su coño. A Raquel no le hacía falta mucho para correrse, estaba perdida con el cipote de su hijo, la llevaba a extremos que ningún hombre la llevó, quería disimular su carencia sexual por Santiago, pero el chico era joven, no tonto. Cuando sintió que la tenía cerca…

- Deja que te folle mamá, hijo. ¡Deseo follarte y que me vuelvas a llenar!

Santiago se echó boca a arriba, Raquel se abrió de piernas formando un puente sobre el cuerpo de su hijo, se acercó en cuclillas agarrándole la verga y la frotó contra sus carnosos y húmedos labios vaginales que colgaban de su coño, también repasó el glande por el ojete y cantó a modo de juego el…

- Pito, pito, gorgorito. ¿Dónde vas tú tan bonito? A la era verdadera pin pan pun - metió la punta en el culo- fuera.

Comenzó a follárselo por el culo, le entró bien, llegando a aplastarle los huevos contra su culo

- Joder nene, la tienes muy grande… me llega hasta el estómago.

Tras unas cuantas metidas y sacadas, se la extrajo del culo, la frotó en el coño y haciendo alarde de una flexibilidad impropia de una mujer de 36 años, se la mamó trangándosela entera hasta que su cara se puso roja y los ojos saltones… se volvió a posicionar como antes y esta vez fue directa a enfilarse el mostrenco en la entrada de su coño, metiéndola despacito…

- Aquí tienes el acogedor coño de tu madre… ¡¿Te gusta follártelo?! Seguro que has soñado mil veces con follarme y llenarme el coño de tu leche… Dime cuántas pajas de has hecho ¡Y ahora aquí lo tienes para ti… para que lo insemines a base de bien!

- Un mogollón mamá… hasta tres pajas algunas veces...

- Pues aquí lo tienes de verdad… ¡¡CÓRRETE DENTRO Y PREÑA A MAMÁ!

Santiago se corrió dentro de ella, no tardó ni dos minutos follándose el coño de su madre… lo bueno de su juventud era que tras correrse, mantenía la rigidez y eso lo aprovechó Raquel para continuar hasta el fin de su orgasmo… se corrió a un tiempo de hacerlo él comiéndole la boca, le chupaba la lengua mamándosela como si de su polla se tratase. Se sentía feliz y contenta con su nuevo amante, su implacable semental y su adorado hijo. Después de correrse sin sacar la polla de dentro se siguieron besando. Al poco se volvió a poner dura. Al tenerla así, Santiago le dio la vuelta, le cerró las piernas y se la metió. Si la verga le entraba justa antes, ahora era cómo si le hubiera metido un salchichón en el coño. A Raquel le encantaba.

- Así aún me produce más placer… te la noto más dura y mucho más gorda ¡joderrr!

Santiago con la polla metida hasta el fondo, haciendo palanca con su verga y frotando su pelvis con el clítoris volvía loca a Raquel… Tres veces se corrió antes de que Santiago le volviese a llenar el coño de leche. Si no quedaba preñada esa noche no quedaría nunca.

Cuando sacó la verga del coño salió tan blanda cómo blandos salen los espaguetis de la olla después de cocidos.

Raquel puso su cabeza en su pecho y hablaron de cosas que no voy a decir, lo que sí diré, es que poco después Santiago tenía el coño de Raquel en la boca y Raquel le estaba mamando la polla en un 69 increíble hacía solo unos días. Hacían un sesenta y nueve, sin prisas, saboreando él el coño y ella la verga, hasta que Raquel lo masturbó con rapidez y Santiago se corrió cómo una fuente expeliendo uno largos chorros de semen, Raquel se tragó la leche a medida que saltaba y después siguió mamando para que la verga no perdiera cuerpo. El coño de Raquel goteaba en la boca de su hijo… Raquel se dio la vuelta y le puso en culo en boca…

- Me toca. ¡Demuéstrame lo guarro que puede ser mi retoño!

La lengua de Santiago lamió su ojete y se lo folló. Raquel, agarrada a la cabecera de la cama gozaba cómo una cerda, y más que gozó cuando le quitó el culo de la boca y le puso el coño. Santiago le metió y le sacó la lengua en él varias veces, luego la cogió por la cintura, dejó su lengua plana entre los labios vaginales, percibía la agitación de su respiración, su madre se iba a correr por enésima vez bajo los auspicios de los menesteres de su propio hijo…

- Dámelo mamá… vamos sé una guarra corriéndote en la boca de tu hijo…

Raquel aferrando el barrote de la cabecera de la cama con las dos manos y frotó su coño contra la lengua mientras movía su culo de atrás hacia delante y de delante hacia atrás, de repente se paró, y entre gemido y gemido pudo pronunciar lo que su voz casi no…

- ¡¡To, to, to, tomaaa la corrida de mi cooooñooo, cabrrrrón!!

Cuando acabó de correrse, la dejó descansar un par de minutos, y después le dijo…

- Quiero follarte el culo, Raquel. Siempre ha sido el sueño de tu hijo ¡¡EMPALARTE!

- Sigue llamándome mamá…. Me da más morbo, y al fin y al cabo es lo que soy.

- Quiero follarte el culo, mamá… ¡Deseo sentir como tu culo me aprieta la polla!

Raquel ya se anotaba a lo que fuese.

- ¿Me pongo a cuatro patas?

- No, échate boca arriba, para follarte como una perra, prefiero hacerlo por el coño.

Raquel se echó boca arriba sobre la cama, Santiago le puso la almohada debajo del culo, metió la cabeza entre sus piernas y lamió su periné y su ano. Raquel se abrió totalmente de piernas y arqueó su cuerpo para facilitarle la labor elevando el culo. La lengua entró y salió de su ojal… De su coño bajaban hasta el ano cantidad de jugos que la lengua iba metiendo dentro de su culo junto a su saliva... Luego lamió su clítoris, el glande erecto latió cómo un diminuto corazón… Al volver a lamer y a follar su ojete vio cómo la vagina se abría y se cerraba, fijo que necesitaba una polla dentro. Después de ponerla más que perra, le frotó la verga en el estrellado botón mojado y luego, despacito se la clavó hasta el fondo del culo. Raquel acariciando su clítoris, le dijo…

- Suave, házmelo suave mi amor quiero que me puedas seguir usando todos los días.

Metió y sacó lentamente. Al ratito le decía…

- Dame fuerte. ¡Rómpeme el culo! Ya lo tengo bien dilatado para albergar tamaña tranca. ¡Joder nene, qué dura y ancha tienes la polla!

Le folló el culo a romper.

Los dedos de Raquel volaban sobre su clítoris, el descontrolado control de la follada anal se hacía bestial, ella empujaba hacia arriba mientra él la empotraba hasta las trancas, una y otra vez. Su hijo metía las manos por debajo agarrándole las tetas y tirando de sus pezones…

- Así se folla a una puta… no pares de darme por el culo cabrón, ¡Joder como noto tus huevazos aporreándome el culo! Esos si que son un par de buenos huevos, los de mi hijo... no me dejes de follar… no lo hagas por Dios Santo… ¡Me voy a correr cómo una perra! Tu madre quiere tu leche… ¡Dámela ya, lléname de lefa el coño! La quiero en el coño, la necesito para que me PREÑES ¡PREÑA A MAMÁ!

Santiago se la quitó del culo, se la metió en el coño obedeciendo a su madre, y sin más comenzó a follarle el útero a toda máquina hasta que dejó de correrse. Raquel sintiendo la leche calentita dentro de su coño, como cada chorro se lanzaba con potencia al interior de su útero rellenándola, se retorció cómo una serpiente y se corrió cómo había dicho, se corrió cómo una perra, jadeando y babeando.

Lo dejaron ahí por esa noche, aunque durmieron juntos y por la mañana siguió la fiesta sexual. Sin duda el chico acertó con el número de la suerte con su madre… una mujer que sin ser una belleza, era una hembra muy resultona, de ese tipo que desnuda y follando gana mucho por la entrega y los puta que son en la cama con su macho semental.

Y sí, quedó preñada en esos pocos días de fiesta continua, donde caían no menos de tres polvos diarios. El viejo se volvió a sentir más impotente al enterarse que la panza de su esposa no había sido posible que se la hiciera él, sin embargo no sospechó de donde le venían los cuernos… madre e hijo se siguieron llevando mal, delante del viejo, y más que bien a sus espaldas durante todo el embarazo. Tras parir las cosas cambiaron con su esposo, que no tardó en sumar dos más dos cuando a los tres meses de dar a luz se volvió a quedar preñada..., y sí, en esa ocasión madre e hijos se fueron juntos antes de que se le notase la barriga del segundo hijo que esperaba de su primogénito. Por cierto nació una niña preciosa, aunque en su panza aún no sabían que engendraba.

 


 

En poco más de un año, Santiago pasó de ser un adolescente virgen que se hacia más pajas que un mono, a ser el suministrador incondicional de orgasmos a una madura multiorgásmica, a la que ya había preñado dos veces. Follaban como conejos y no había día que su madre no le dejara los huevos secos desde la mañana a la noche, y ella no estuviera bien colmada de cantidades ingentes de esperma.

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