Todos los Relatos están Inspirados en Vidas Reales...

UNA HISTORIA DE AMOR. Y si tú no has de volver...

    "Y si tú no has de volver" 1ª PARTE "Una para el otro y otra para el uno". Esa frase la repite una y otra vez mi ...

Las dependientas de "Talla-Up"

 

Rebeca y su hijastro

Rebeca había recogido los platos y vasos del desayuno y estaba fregando los en la cocina, su mente volaba llena de pensamientos mientras oía caer el chorro de agua del grifo de la pila. Tenía casi cuarenta años y hacia dos que se había casado con Ernesto, su matrimonio anterior había fracasado a los pocos años de casarse, por suerte no habían tenido hijos y eso hizo más fácil la separación. Había conocido a Ernesto cuatro años atrás y le había parecido un hombre simpático y afable, ya llevaba demasiado tiempo sola… a los dos años de conocerse decidió casarse con él.


 

Ernesto era un hombre fornido de cincuenta y cinco años, un metro setenta y cinco, castaño, ojos marrones claros y relativamente atractivo. Trabajaba en la sección de ventas de una multinacional y se pasaba el día fuera de casa, la mayoría de las veces comía fuera y llegaba a casa para la cena. Tenía un hijo de veinticinco, Daniel, algo más alto que él, también castaño con sus mismos ojos y con músculos marcados. Trabajaba en una empresa de transportes y su horario era poco definido…, a veces iba a comer a casa si le pillaba cerca algún reparto. Rebeca se llevaba bien con él, era alegre, simpático y cariñoso, a veces demasiado cariñoso, pues en ocasiones tenía que frenarle cuando metía mano. Le solía echar piropos y a veces se tomaba alguna libertad dándole alguna palmada en el culo o refregando su mano por las nalgas. No le importaba, más bien se sentía agradecida, porque aunque Ernesto la trataba bien, solía ser más bruto en sus formas y mucho menos atento a los detalles, no obstante, comparado con su primer marido, este le parecía un hombre fenomenal.

La vida había sido tranquila para Rebeca durante esos dos últimos años de casada, su anterior marido la maltrataba psicológicamente. Ella era atractiva, a pesar de su edad se mantenía muy bien, su cuerpo era esbelto aunque era más bien baja pero mantenía perfectamente sus curvas proporcionadas. El cabello lacio de color cobrizo lo lucía con una melena hasta los hombros, sus ojos grandes y marrones no pasaban desapercibidos, tampoco su pecho, unas tetas de buen tamaño marcaban su busto que solía lucir con generosos escotes. Su culo redondeado y muy firme, se veía prefecto cuando se ponía pantalones ajustados, y sus piernas largas lo hacían más atractivo a las miradas de los hombres. Trabajaba en una tienda de ropa especializada en tallas grandes para mujer, llamada “Talla-Up”, y su vida era más bien monótona. Salía poco, tan solo alguna veces a cenar y a alguna fiesta de amigos de Ernesto. Ella no tenía apenas amigos, tan solo las dos chicas con las que trabajaba que a veces iba a cenar con alguna de ellas cuando Ernesto estaba en algún viaje de trabajo. Cuando Daniel "Dani para ellos" tenía algún reparto cerca se pasaba por la tienda para tomar un café con ella. A Dani le gustaba hablar con ella y solía contarle sus cosas.

Su cabeza se paró cuando sintió a Ernesto tras ella.

- ¡Me voy cariño! Espero llegar temprano hoy. Que pases un buen día.

- Igualmente.

Le dio un beso rápido en los labios y se fue. Ella se daba cuenta que ya no era igual que al principio, seguían manteniendo sexo con cierta frecuencia pero era más bien rápido y con pocos preámbulos. Sentía que disfrutaba poco y se quedaba con la sensación de querer más… rara vez conseguía un orgasmo. Por otra parte agradecía el cariño y los mimos que le daba Dani, la compensaban de los fríos arrumacos de su padre, aunque le preocupaba que cada vez le gustara más sentir las atenciones de su “hijo”. La hacía sentir más joven y atractiva, incluso deseada, y eso a cualquier mujer le gustaba, pensaba ella.

Al rato entró Dani en la cocina acabando su taza de café, la dejó sobre la encimera y se puso detrás de Rebeca, la cogió por la cintura pegándose a ella y la besó en la mejilla sensualmente con detenimiento… siempre pensaba que era más de lo cordial.

- Pues me gustaría quedarme un rato más con una mujer tan guapa, pero me tengo que ir.

Dijo sonriendo tras ella. Rebeca había puesto las manos sobre las suyas, no era la primera vez que intentaba subirlas hasta sus tetas, unas veces le dejaba que le sobara y le pusiera los pezones erectos, pero ese día no se lo permitió.

- Anda, adulador, márchate ya que llegarás tarde.

- Siempre llegó a tiempo. Hoy quizás me pase por la tienda a tomar un café.

- ¡Pues si vas, allí estaré! A Gloria y a Merche les gustará verte !!Jajaja!!

- ¡¡Ya sabes que solo tengo ojos para ti!! Contestó Dani mientras le daba otro cálido beso en la otra mejilla.

- ¿No te gusta ninguna de las dos? Cualquiera estaría encantada de tomar café contigo y lo que surja.

Gloria tenía algo más de cuarenta años, era alta, un poco gordita pero mantenía las curvas. Solía cambiar de color de pelo a menudo y era muy alegre y picantona. Estaba casada y tenía una hija de dieciséis años. Le encantaba hablar de sexo y a veces escandalizaba a Rebeca por las guarradas que decía. Merche tenía treinta y cinco, rubia con ojos azules, delgada con culo pequeño pero grandes tetas que sobresalían ante su delgadez. Estaba soltera y a pesar de su timidez le encantaba oír a Gloria contar guarradas.

- ¡No están mal! Dijo Dani - Pero una está casada y la otra es algo tímida.

- Desde cuando le has puesto tú barreras a follarte a una mujer sea de la condición que sea… ¡¡Mira mi vida, creo que a Gloria no le importaría eso !!Jajaja!! Le encantan las aventuras y no sería la primera vez que le pone los cuernos a su esposo…. Y a Merche, no te la comas de vista, aunque parezca una mosquita muerta, me da que en la intimidad no lo es tanto !Jajaja! Ya ha tenido algún novio y no escatima en amores.

Rebeca reía abiertamente mientras sujetaba las manos de Dani. Podía notar como él hacia una relativa fuerza para subirlas. Sentía que estaba muy pegado a ella, incluso podía notar cierta dureza en su culo y se sintió algo incómoda aunque en el fondo le gustaba flirteaban a menudo con Daniel, aunque nunca delante de Ernesto. Ella sabía que tenía un culo que llamaba mucho la atención del chico…grande, de nalgas diáfanas y redondas, con una firmeza que no era normal, aunque en según qué postura, podría aparecer la piel de naranja.

- Bueno, ya me irás informando de esas conversaciones que sé que tenéis !Jejeje! Sonrió Dani. Le volvió a dar otro beso en la mejilla y soltó sus brazos.

- ¡¡Nos vemos!! Dijo él llevando su mano a la cabeza a modo de saludo.

- ¡Vale, te esperaré para el café! Dijo ella haciendo con su mano lo mismo que había hecho el.

La vida de Rebeca no había sido fácil y ahora estaba viviendo un momento de lo que a ella le parecía felicidad, no obstante se daba cuenta que le faltaban cosas por hacer. Últimamente se sentía más eufórica, le apetecía salir más y oír a Gloria hablar de guarradas notaba que la ponía algo caliente. Dejó de darle vueltas a la cabeza sobre sus ganas de ser madre y que no veía cercano con Ernesto… este no estaba por la labor, aunque no se lo había dejado claro. Cuando terminó de fregar los cacharros y se fue a vestir. Tenía bastante ropa dado que trabajaba en una tienda que se dedicaba a ello, abrió el armario y decidió ponerse unos pantalones de tela fina color beige, eran bastante ajustados. Sus pequeñas braguitas a juego evitaban que se marcaran los abultados labios entre sus piernas, aunque no del todo. Se puso una camisa también ajustada de un color similar, se miró al espejo orgullosa de su cuerpo y después de abrochar los botones decidió desabrochar uno para que se viera mejor el escote. Finalmente unos zapatos de tacón alto a juego con la ropa, definió su cuerpo haciéndolo más esbelto.

Llegó a la tienda la primera, llevaba ya unos años siendo la encargada y eso suponía que era la que abría. La tienda era relativamente grande y tenía dos secciones, una de ropa de vestir femenina y otra de ropa interior, también femenina de tallas grandes… ahí radicaba el éxito de una tienda al lado de Zara y Cortefiel. Ocho probadores, cuatro a cada lado en los fondos laterales permitían que la clientas se probaran la diferente ropa con tranquilidad en intimidad absoluta.

A los pocos minutos entraron juntas Gloria y Merche saludando muy alegres, Gloria no tardó en meterse con Rebeca con el tema que más le gustaba.

- ¿Que tal esta noche se portó bien Erni? Así es como llamaba Gloria a Ernesto.

- ¡Anoche tocó dormir después de un polvo rápido! Contestó Rebeca sonriendo.

- Pues a mí, Paco me puso bien mirando para Cuenca, me hizo un reconocimiento completo a cuatro patas… !Jajaja! Rio Gloria a carcajadas.

Las tres mujeres se agruparon junto al mostrador y Gloria comenzó a contar los detalles cómo era habitual en ella.

- Pues acabamos de cenar y nos sentamos en el sofá a ver la tele. Rafa (su hijo) se había ido a su habitación a ponerse los cascos cómo hace siempre, los pone tan altos que a veces hasta escuchamos nosotros la música, jajaja! Yo llevaba una bata fina hasta las rodillas que al sentarme dejaba ver medio muslo y Paco comenzó a mirarlo de vez en cuando, vamos que no sabía que le estaba poniendo el pescado a la venta, jajaja!

- ¡¡Que bruta eres!! Dijo Rebeca.

- Deberías hacerlo tú y así te comería Erni el coño más a menudo, jajaja!

- ¡¡Sigue, sigue!! Apresuró Merche

- Pues al momento puso su mano en mi muslo y comenzó a sobarlo. Noté sus dedos acariciarlo y apretarlo, y me empecé a poner caliente.

- ¡¿Cuando no estás tú caliente?! Dijo Rebeca con una pequeña risa.

- Llevas razón, me puse más caliente que una cafetera en ebullición !Jajaja! ¡¿Qué pasa, que vosotras nunca os ponéis cachondas?

- Claro, pero no a todas horas como tú, jajaja! A mí sobre todo cuando estoy ovulando… necesito que me follen y me llenen. Ahora rio Rebeca

- Yo no estoy a todas horas...hizo una pausa...creo que las de comer me las salto !Jajajaja! Sus risotadas resonaron por toda la tienda, acompañadas por las de Gloria y Rebeca, y Gloria continuó.

- Si yo tuviera un hijastro como Dani, creo que no me saltaría ni las de comer, jajajaja! Dijo Gloria.

- ¡No seas burra Gloria! Dijo Rebeca sonriendo.

- ¡¡Es que cómo está de bueno el cabrón!! ¿No has pensado en tirártelo?

- ¡Joder Gloria, vale ya… es como si fuera mi hijo! Contestó Rebeca intentando poner cara de enfado.

- Pues si fuera mi hijo con más razón…, no se escapaba !Jajajaja!

- ¡Vale ya, se acabó el tema! Vamos a ponernos a trabajar! Dijo Rebeca ya con cara de enfado.

- ¡Vale, vale...pues ya no os cuento nada de cómo me folló mi Paco! Contestó Gloria.

Las tres se pusieron a colocar la ropa que las clientas habían descolocado el día anterior.

Rebeca se puso a pensar en lo que había dicho Gloria, es verdad que alguna vez de las muchas que Dani le había hecho carantoñas había estado a punto de dejarse llevar, pero habían sido pensamientos fugaces, sobre todo le había pasado los últimos meses en los que Ernesto parecía estar más alejado, es verdad que se portaba bien con ella, pero sentía que no le daba el cariño que necesitaba… que no la follaba como ella solicitaba, en muchas ocasiones no había un pre ni un post coito. Desde que le conoció sabía que era algo bruto y no le iba a cambiar, sin embargo, Dani era más cariñoso, más tierno, más atento con ella desde el primer día que lo conoció… y eso cada día la agradaba más compensando los modales de su padre. A veces pensaba que al estar más cercano en edad que a su padre, se podían entender mejor, aunque a ella siempre le ponían más los maduros que los chicos jóvenes, ya desde la niñez.

Estaba colocando la ropa interior y vio un sujetador rojo semitransparente que le gustó, pensó que le quedaría muy sexy aunque Ernesto apenas se fijaba, le gustaba que estuviera desnuda para follar y cuando estaba excitado ni siquiera le dejaba tiempo para quitarse la ropa, era un "aquí te pillo, aquí te mato". Su sonrisa se hizo malévola, "¡a Ernesto no, pero quizás...le gustara a...Dani!" “¡Borra, borra!” Se dijo a si misma rápidamente.

- ¡¡Te quedaría muy bien!!

La voz de Merche la sobresalto un poco, no se había dado cuenta que estaba a su lado mirándola.

- ¡Qué va! Creo que te quedaría mejor a ti. Dijo Rebeca rápidamente - Además, esta braguita es demasiado pequeña para mi culazo. Continuó mientras levantaba la minúscula prenda. Merche cogió las bragas y las miro detenidamente.

- ¡Es para tapar lo indispensable, por eso es sexy! Dijo al cabo de unos segundos.

Rebeca volvió a retornar a sus pensamientos, no podía quitarse de la cabeza esa visión de Dani mirándola y deseándola.

- ¡Si quieres, pruébatela tú y veo cómo queda!

- ¡Vale, pues lo haré! Dijo Merche sorprendiendo a Rebeca con esa respuesta tan rápida.

Al cabo de un par de minutos Merche abrió ligeramente el probador y le hizo una seña con la mano a Rebeca para que se acercara, está miro hacia los lados de la tienda y apenas había gente, dos mujeres de mediana edad mirando en la sección de ropa. Rebeca se acercó y Merche tiro de su brazo para que entrara, corrió bien la espesa cortina para que no se viera nada y

- ¿Qué te parece?

- ¡Te queda muy bien! Dijo Rebeca mirando las tetas del tamaño de pequeños melones.

- ¡Y además las sujeta bien, incluso las levanta! Dijo Merche sujetándoselas por debajo.

- ¡Nunca me había fijado bien, pero para lo delgada que eres tienes unas buenas tetas!

- ¡Pues sí, es de lo que más orgullosa estoy de mi cuerpo! Es medio adolescente y medio madura, y además se mantienen duras! ¡Toca, toca, ya verás!

- ¡No, si ya se ve!

- ¡Pero tócalas, si no pasa nada! Insistió Merche.

Rebeca hizo un ademán con la cabeza como diciendo, "bueno, vale, las tocaré", y acerco lentamente su mano palpando uno de los pequeños melones.

- ¡Aprieta más, ya verás que duras que están! ¡¡Son totalmente naturales…!!

Rebeca la apretó y notó que realmente estaban duras, pero mayor fue su asombro cuando se dio cuenta que no le disgustaba tocar las tetas de otra mujer, incluso sentía cierto placer al hacerlo. Mientras la apretaba miraba los pezones de Merche, se habían puesto duros y parecían querer horadar la fina tela. Pensó que ya que estaba, tocaría también la otra. Pasó su mano y apretó con más fuerza, por la cara de Merche parecía que le estaba gustando.

“Pues si que las tienes duras, sí, sí” “Joder, que me está gustando tocarlas” pensó Rebeca mientras retiraba la mano.

- ¿Y qué te parece la parte de abajo? Preguntó Merche mirando hacia sus bragas.

Rebeca miró el pequeño triángulo rojo que apenas tapaba sus partes más íntimas y vio parte del vello púbico que sobresalía por el pubis.

- ¡Ves lo que te dije, es muy pequeño, se ve parte del vello!

- ¡Ya, es que ya toca depilarlo, pero no encuentro el momento sin admirador!

Entre el fino vello y los grandes labios, que casi se salían del pequeño triángulo, se veía bastante abultado. Rebeca sintió algo especial en su cuerpo mientras lo miraba…le gustaban a rabiar los machos, pero no le pondría pegas a una tortilla.

- ¿Pero te gusta? ¿Y por detrás? Dijo Merche dándose la vuelta.

Apareció el pequeño culo, pero redondo y bonito, apenas tapado en su centro por una tira de tela. Antes de que dijera nada volvió a hablar Merche.

- ¡Tengo el culo pequeño, pero también está duro! ¡Toca, toca!

Rebeca pensó que ya puestos, ¿por qué no? Bajó su mano y lo apretó más fuerte que lo había hecho con las tetas. Llevaba razón, lo tenía bastante duro y sintió que le apetecía darle un cachete. ¡¡Zasss!!

- ¡Ay! Se quejó suavemente Merche.

Acababa de llegar Dani.

- ¡Hola Gloria! ¿Qué tal?

- ¡Muy bien guapo! ¿Y tú? Dijo arrastrando las sílabas con sensualidad

- Pues bien, haciendo un descanso, y de paso, a tomar un café con Rebeca.

- ¡Qué suerte tiene la jodida…!¡Yo me tomaría hasta dos contigo! Jajaja

- ¡Otro día con más tiempo, te invito!

- ¡Gracias guapo! ¡Me lo apunto! Rebeca está al fondo, donde la ropa interior.

- Vale, voy para allá.

Dani llevaba la ropa de trabajo, unos pantalones azules con bolsillos a los lados y una camisa también azul con dos franjas naranjas en un lado. El uniforme le quedaba genial y sexi para las mujeres que se pirran por los hombres uniformados, fue andando mientras buscaba con la vista a Rebeca. Al llegar a los probadores oyó el azote y vio salir a Rebeca mientras decía.

- ¡Venga, ponte la ropa y a trabajar!

Al abrir la cortina pudo ver el cuerpo entero de Merche con la ropa interior roja que se había puesto. "¡Joder, vaya par de tetas que tiene la rubia!" Pensó mientras salía Rebeca. Ésta se sobresalto algo al verle.

- ¿Hola, que haces aquí? Preguntó rápidamente algo nerviosa.

- Pues he venido a tomar el café que te había prometido ¿Y tú, que hacíais ahí dentro? Preguntó el sin cortarse.

- ¡Merche, que se estaba probando un conjunto y quería que lo viera para ver cómo le quedaba!

- ¿Puedo opinar yo?

- No sé, pregúntaselo a ella, jejeje! Sonrió Rebeca

- ¡Merche!

- ¿Qué?

- Está aquí Dani, y dice ¿Que si puede dar su opinión sobre el conjunto que te estás probando? Preguntó Rebeca a modo de guasa.

La sorpresa para Rebeca fue cuando Merche contestó.

- ¡Vale, pero una mirada rápida!

Rebeca miró a Dani e hizo un movimiento con la cabeza como diciendo "¡Esto no me lo esperaba!". Y movió su mano en ademán de "adelante"

Dani tampoco se lo esperaba pero no se hizo de rogar, sonrió a Rebeca y abrió lentamente la espesa cortina. Merche estaba de frente con una pequeña sonrisa quizás algo forzada. Dani miró esos pequeños melones con la boca semiabierta y volvió a pensar "¡Joder, vaya pedazo de tetas!"

- ¿Te gusta? Dijo Merche nerviosa mientras se giraba. Dani ahora bajo la mirada a ese culito redondo y pequeño. "Uffff, que ganas de abrírselo me están entrando!"

- ¡¡Te queda de maravilla!!

- ¡Gracias! Pues venga, cierra ya la cortina.

Dani cerró la cortina y susurro a Rebeca.

- ¡¡Vaya con la tímida!!

- ¡Ya te decía yo, que no era tan tímida! Sonrió Rebeca.

- Oye, y ¡Qué par de melones que tiene! ¡Deben pesar la mitad de lo que pesa entera!

- ¡No seas burro, que te vas a parecer a tu padre!

- ¡Era una forma de hablar! ¡Ya sabes que las tetas que más me gustan son las tuyas!

- ¡Calla tonto, que te van a oír! En un susurro – Ya lo sé por eso te dejo tocar.

- ¡Si me oye alguien, me daría la razón! ¡¡Tienes unas tetas preciosas!!

- ¡Vale ya! Venga, vamos a tomar un café!

Rebeca fue hasta el mostrador y cogió su bolso.

- Gloria, nos vamos diez minutos tomar un café.

- ¡Qué envidia me das!! Dijo Gloria con cara de pilla.

- ¡Tomaros el tiempo que queráis! Dijo finalmente mientras desaparecían por la puerta.

Anduvieron unos metros por la acera y giraron en la primera calle, a unos cien metros más estaba la cafetería “Forcal”. Era grande con una barra larga y bastantes mesas. Se fueron hasta un lateral alejado y se sentaron en un sillón que iba a lo largo de toda la pared. Cuatro mesas rectangulares seguidas lo cubrían con dos sillas por cada mesa al otro lado.

- ¡No te pegues tanto! Dijo Rebeca sonriendo

- Es que necesito calor humano.

- Anda tonto, no te burles… soy mayor que tú y estoy casada.

- Lo digo en serio. El calor que emite tu cuerpo es pura energía para mí.

- ¡Mírale, qué poético que está mi chico!

- ¡Contigo me sale natural!

En ese momento llegó el camarero, pidieron unos cafés y tostadas.

- ¿Que tal llevas el día? Preguntó Rebeca

- Bien, pero hablemos de cosas más interesantes.

- ¿Como qué?

- ¡Pues de tus compañeras! Gloria me tira los tejos cada vez que vengo y Merche hoy me ha dejado con la boca abierta.

- ¡Te lo he dicho varias veces y no me crees! Esas lobas te quieren follar vivo.

- Si que te creo. Sé que si a Gloria le doy vidilla me folla vivo, pero de Merche no me lo esperaba.

- ¡Qué tontos sois los hombres…! Todas la mujeres necesitamos que nos follen, Meche no va a ser diferente… ¡¡Pues nada cariño, invítala un día!

- ¡Pero es que... mis huesos tilintan por ti!

- ¡Adulador! ¡Anda, que iba a pensar tu padre si te oyera!

A Rebeca en el fondo le encantaba que le dijera esas cosas, se sentía reconfortada sintiendo que un chico de su edad la deseara y cada vez se sentía más cerca de caer en la tentación de abrirse de piernas y sentirlo en su interior

Dani se la quedó mirando a los ojos y susurro.

- No diría nada, de hecho no dice nada. Apenas está en casa y veo el poco caso que te hace últimamente. Está enfrascado en su trabajo y te hecha un polvo deprisa y corriendo de uvas a peras… eso si no esté en su crisis de migraña.

- ¡No seas bruto! Además, ¡¿tú qué sabes del sexo que mantenemos?!

- No es que os expíe, pero esas cosas se notan… ¡¡Y tú no estás bien follada!!

Rebeca se quedó pensando en las palabras tan descaradas que decía Dani. Llevaba razón, hacía unos seis meses que Ernesto había ido cambiando y aunque la trataba bien, apenas la daba cariño y cuando follaban parecía que sólo pensaba en el. Se corría sin pensar si ella había disfrutado. En el fondo ella apenas había disfrutado en su vida, pensó que con Ernesto lo podía hacer, pero la ilusión duró poco. Sintió la mano de Dani en su muslo.

- ¡Yo te podría dar todo el cariño que necesitas y mereces!

Al momento sintió sus labios en el cuello, fue un beso cálido y tierno. Un calor sofocante recorrió todo su cuerpo y era incapaz de articular palabra. Sintió otro beso lleno de humedad a la vez que los dedos de Dani recorrían lentamente su muslo por encima del fino pantalón, casi podía notar las yemas de esos dedos en su piel y sintió como el centro de sus piernas ardía. Apretó sus puños y tenso su cuerpo, dejó que siguiera como tantas otras veces, mientras su mente luchaba por tomar una decisión. La mano de Dani bajo la mesa llegó al centro de sus piernas y sin pensarlo las abrió levemente. Él pudo notar los labios hinchados bajo el fino pantalón, tocó la orografía que formaba la carnosa vulva con la punta de sus dedos una y otra vez y Rebeca llegó a sentir como se humedecía el interior.

- ¡¡Para, para!! Susurro mientras le quitaba la mano. - ¡¡Esto no está bien!!

Desayunaron sin apenas hablar más y cada uno regreso a su trabajo.

Rebeca se pasó el día pensando en lo que había pasado sin encontrar respuestas. Finalmente decidió llevarse el conjunto rojo que se había probado Merche a ver si sorprendía a su marido. Llegó la hora de cerrar y se fue a casa, nada más llegar se puso la ropa interior que había escogido y encima se colocó una fina bata de seda granate. Preparó la cena y puso la mesa, al momento llegó Dani.

- ¡Qué guapa te has puesto para cenar!

- ¡Gracias hijo! Dijo ella sonriendo. - ¡Quiero agradar a tu padre!

- ¡Espero que sepa apreciarlo! Dijo Dani poniendo cara de poco entusiasmo.

Al momento llegó Ernesto como siempre, acelerado y jovial.

- ¡Qué tal familia! Traigo un hambre feroz. Solo me ha dado tiempo a comer un sándwich a mediodía.

Le dio un beso rápido a Rebeca mientras se quitaba la chaqueta y se fue a lavar las manos.

Dani sonreía cínicamente viendo el poco caso que su padre le había hecho a Rebeca. Se sentaron a la mesa y cenaron mientras Ernesto hablaba de su trabajo, clientes, ventas, márgenes, etc... Terminaron y Rebeca recogió los platos y se fue a la cocina. Dani puso la tele y se quedó viendo los deportes.

La casa era un chalet grande dentro de una urbanización. Los chalets hacían un círculo y en el interior disponían de una piscina comunitaria con bastantes metros de césped alrededor. Cada chalet tenía un pequeño jardín por donde se salía a la piscina, tan solo un seto de dos metros separaba las zonas. El salón era amplio, en una zona tenían una mesa alta y seis sillas para comer, y en la otra estaban dos sofás y un sillón cerrando el espacio con una mesa baja en el centro, y una gran televisión en el mueble que cubría toda la pared. La cocina daba a la zona delantera, donde había un espacio hasta la calle, dividido en dos partes, la entrada del garaje subterráneo y la entrada principal con cuatro escalones. Junto a la cocina había un baño pequeño para no tener que subir las escaleras. La parte de arriba se componía de cuatro habitaciones y dos baños. La habitación principal tenía vestidor y baño propio. Subiendo más las escaleras se llegaba a la parte alta donde como techo había una gran terraza que servía para tomar el sol. Los muros eran altos y no se veía desde el resto de terrazas. La cocina era amplia con una isleta en el medio donde estaba la vitrocerámica, el fregadero y el escurreplatos y una encimera amplia todo alrededor llena de muebles y armarios.


 

Rebeca estaba metiendo los platos en el lavavajillas en uno de los laterales cuando llegó Ernesto con la copa de vino vacía que se había quedado saboreando. Ella estaba semi agachada y vio sus bonitas piernas casi enteras, se acercó y le dio una palmada en el culo.

- ¡No te he dicho lo guapa que estás!

- ¡Pues no, no me lo habías dicho!

- ¡Pues estas guapísima!! Dijo Ernesto mientras le manoseaba el culo.

Después paso sus manos por debajo de los brazos de Rebeca y manoseo las tetas mientras le besaba el cuello por detrás, a la vez le rozaba con la bragueta contra el culo. Rebeca apoyo sus manos sobre la encimera y se dejó sobar, sentía la boca jadeante de Ernesto por su cuello y en su culo notaba la erección del miembro masculino.

- ¡Para, que nos va a ver Dani! Dijo ella

- ¡No entrará!

- ¿Pero y si entra?

- ¡Pues que nos vea! Estamos haciendo lo natural que hace cualquier pareja.

- ¡Déjame que acabe y nos vamos a la habitación!

- ¡No puedo esperar! Tu culo me ha puesto muy caliente.

Rebeca ya notaba como subía la bata y bajaba sus bonitas bragas que ni siquiera se había fijado en ellas. Al momento notó como el glande hinchado rozaba los labios de su coño e insistió.

- ¿No puedes esperar unos minutos?

- ¡Joder, ya te he dicho que no! ¡¡Vamos, Inclínate más!!

Rebeca con su carácter sumiso no dijo nada más, se inclinó sobre la encimera y notó una fuerte penetración. Su vagina estaba sin lubricar y el miembro duro de Ernesto arrastró la carne hacia el interior.

- ¡Ahhh!! Se quejó tímidamente.

Sin darle tiempo a que pasara el pequeño dolor, el rudo hombre embistió de nuevo, ahora el dolor fue menor. Otra embestida más hizo que sintiera chocar los testículos contra su gorda vulva, cuando el inhiesto miembro se metió hasta el fondo de su coño. La base de la polla chocaba contra los abiertos labios bajo sus piernas produciendo un aplastamiento del clítoris y comenzó a sentir una ligera excitación. Las embestidas de Ernesto iban en aumento, cada vez eran más rápidas y fuertes, sentía una mano sobre la parte trasera de su cuello y otra en su culo y también los jadeos agitados que emitía el rudo hombre tras ella. Su culo se aplastaba a cada empujón, abrió más sus piernas cuando notó que se excitaba y comenzaba a subir el calor por su cuerpo. Los jadeos de Ernesto aumentaron y las embestidas ya eran brutales. Todo el cuerpo de Rebeca se cimbreaba a la vez que su propia excitación aumentaba.

- ¡Que culo tienes diossss!! ¡¡Como me gusta vértelo mientras te follo!! Susurro Ernesto y al momento emitió unos sonidos guturales animalesco…
Rebeca sentía ya una fuerte excitación buscando la llegada de su clímax, solo le faltaba un par minutos y unos cuantos pollazos más para correrse, pero notó un chorro de leche llenándola dentro de su coño profundo.

- ¡¡Sigue, sigue!! ¡¡Estoy a punto de correrme, no pares Por Dios!! Balbuceó mientras sentía un segundo chorro y un tercero... Ernesto dejo de embestir mientras ella movía su culo intentando que siguiera follándola.

A los pocos segundos, percibía en vagina como se vaciaba, cuando el miembro se salía flácido, salió chorreando. Se produjo un goteo que caía al suelo al salir la leche entre los labios hinchados por el roce y la presión de las embestidas.

- ¡¡Joder, que gusto!! ¡¡Qué bien me he quedado!! Oyó a Ernesto tras ella, pero ella no se había corrido, no había podido disfrutar de esa penetración quedándose a las puertas, y él tan desconsiderado no esperó a su orgasmo.

- ¡¡A que te lo has pasado bien, ehh!! Voy a darme una ducha y a dormir. Estoy rendido. Dijo Ernesto mientras ella permanecía inclinada goteando semen de su coño. “¡Aquí te pillo, aquí te mato!” Esta expresión cada día se hacía más patente en su vida, pensó Rebeca.

Ernesto se había subido al baño de la habitación y ella se limpio el coño empapado de semen con papel de cocina que tenía a mano, después paso al baño que tenía contiguo a la cocina y se dio una buena ducha con agua caliente. Todavía sentía algo de excitación cuando salió con el albornoz puesto al salón. Allí estaba Dani, al otro lado, sentado en uno de los sofás viendo la tele, se acercó hasta él…

- ¿Qué haces?

- Viendo los deportes, pero ya acaban.

- Me voy a poner una copa. ¿Quieres una? Dijo Rebeca con voz aplanada.

- ¡Claro! Contestó Dani sabiendo lo que había pasado.

- Me doy una ducha mientras las preparas.

Rebeca volvió a la cocina y preparo un par de gin-tonics. Volvió hasta los sofás y se sentó en el de tres plazas que estaba de frente a la tele, cambio de canal y puso uno de vídeos musicales. Al rato apareció Dani también en albornoz mientras ella estaba sumida en sus pensamientos, se sentó a su lado mirando la cara sería y pensativa de Rebeca.

- ¿Estás bien?

- Sí, claro

- ¡Sé lo que ha pasado! Dijo de repente Dani.

- ¿Qué crees que ha pasado? Dijo ella mirándole

- Lo que viene ocurriendo últimamente. Te ha echando un polvo contra la encimera y solo se lo ha pasado bien el.

- Que pasa, ¿nos has visto?

- Si, os he visto y oído. El jadeaba sobre tu espalda como un perro salido.

- ¡No digas eso!

- ¡Es la verdad! ¡¡Y seguro que a ti no te ha dado tiempo ni a correrte!! No me gusta que te trate así, tú te mereces mucho más.

Rebeca retiro su mirada y se quedó mirando a la tele. Llevaba razón, llevaba mucho que no le daba tiempo a correrse con la polla de su marido dentro. Cada día Ernesto se corría más rápido y ella se quedaba a medias y su cuerpo ya necesitaba sentir esa sensación de complicidad al correrse con él.

Dani sentado de lado en el sofá acercó la mano y retiro algunos cabellos que caían por su cara, notó sus dedos al pasar acariciando su mejilla y sintió una ligera sensación de placer. Volvió a repetir la maniobra a la vez que se acercaba y besaba su mejilla. Fue un beso caliente y húmedo, muy sensual que hizo despertar una leve excitación en su cuerpo. Hacía tiempo que no recibía un beso así, los que le daba Ernesto eran rápidos y poco sensuales. Los besos se repitieron sin que ella se negara, más bien en el interior de su mente le apetecía que siguiera. Poco a poco los labios de Dani fueron acercándose a los suyos y ella acabó girando levemente su cabeza para hacerlos coincidir. Notó como la lengua de Dani se los humedecía y abrió su boca. La lengua no tardó en penetrar y sintió como recorría todo su interior. Fue un beso largo, húmedo y caliente, que provocó una suave y placentera excitación en su cuerpo.

Dani continuó lamiendo y chupando sus labios mientras abría con su mano la parte alta del albornoz de Rebeca dejando una buena porción de las hermosas tetas a la vista. Dani noto como se endurecía su miembro bajo el albornoz, y metió la mano entre el escote que había abierto a Rebeca buscando la carne de las deliciosas tetas. Lo hizo con las yemas de sus dedos, no se había puesto sujetador y Dani pensó sí iría totalmente desnuda bajo el albornoz. Al tocar los pezones Rebeca sintió como un calambrazo que subía por su cuerpo, estaban duros y turgentes, eran grandes con una pequeña areola a su alrededor. La lengua de Dani bajo por su barbilla, paso al cuello dejando un rastro húmedo y caliente, pasó al inicio de las tetas y su lengua viajó por ellas mientras el albornoz se iba abriendo más.

El temor de Rebeca a seguir se fue convirtiendo en deseo cuando notó la lengua y los labios de Dani en sus pezones, las lamidas que le daba los humedecieron y las succiones hicieron vibrar su cuerpo como nunca antes lo había sentido. El albornoz se había abierto por completo y las manos de Dani sobaban su vientre desnudo bajando muy lentamente por él. La tensión en su cuerpo se iba haciendo más notoria según bajaba la mano pero el deseo comenzaba a dominar su mente. Los dedos se desviaron hacia un lado y pasaron por uno de sus muslos, su tensión bajo levemente aunque en el fondo deseaba que llegara a su parte más íntima. Llevaba la braguita roja, que tapaba escasamente el centro de sus piernas, y Dani las miro mientras acariciaba sus tersos muslos.

- ¡Son preciosas! Susurro pasando sus dedos por encima de la escasa tela.

La excitación de Rebeca ya era muy notoria y pudo balbucear.

- ¿Te gustan?

- ¡Me encantan! Contestó presionando suavemente con sus dedos sobre la tela.

Rebeca movió su pelvis levemente para sentir más los dedos, quería que siguiera aunque a la vez le creaba tensión.

Dani metió los dedos entre la tela y sintió un calor enorme, los pasó por entre los labios de entrada y encontró el clítoris, era grande y estaba muy abultado. El roce con sus dedos hizo que la boca de Rebeca emitiera unos leves gemidos. Dani ya tenía la cara pegada al vientre de Rebeca mientras miraba y acariciaba el coño bajo la tela. Sentía la excitación de la mujer en forma de agitadas respiraciones y apenas había empezado, estaba seguro que la iba a hacer disfrutar y que le provocaría más de un orgasmo. Continuó con dos dedos penetrando entre los labios genitales, mientras con el pulgar presionaba sobre el duro clítoris. Los gemidos de Rebeca se hicieron más notorios…. - Ahhh! Ahhh!

Dani levantó la cabeza sin dejar de mover sus dedos y miró la cara de Rebeca. Tenía los ojos muy abiertos y su boca jadeaba a un ritmo rápido.

- ¡Te gusta!

- Ahhh, Ahhh! Sii, Siiii!! Sigue, No pares mi amor…!!

Dani subió su otra mano hasta la cara de Rebeca y pasó los dedos por sus labios, sintió el calor de los jadeos e introdujo un dedo. De inmediato Rebeca se puso a chuparlo a la vez que levantaba su pelvis para sentir una mayor penetración.

Dani notó como succionaba con ansiedad el dedo que tenía en la boca, a la vez que contraía las paredes de la vagina y mojaba los dedos que tenía dentro.

Expulsó el dedo de su boca jadeando para coger aire. Las bonitas bragas rojas las había mojado por completo y la excitación de su cuerpo parecía no cesar. Dani sacó los dedos empapados y los chupó para que ella lo viera, fue una chupada lasciva y sensual que provocó más excitación en Rebeca. Seguidamente se dejó caer sobre la alfombra de rodillas, abrió las piernas de Rebeca y acercó su boca hasta las mojadas bragas, las lamió pausadamente, y después retiró parte de la tela hacia un lado, miró los labios hinchados y abiertos, y le pareció una visión excitante. Acercó de nuevo su boca y lamió su centro sintiendo como se tensaba de nuevo el cuerpo de Rebeca. Lamió varias veces de abajo a arriba rozando el clítoris que se mantenía duro e hinchado. Rebeca abrió más sus piernas volvió a jadear suavemente. Los labios de Dani presionaron el clítoris y lo succionaron.

Para Rebeca fue una sensación brutal, nunca le habían comido el coño así, alguna vez se lo habían chupado brevemente y poco más, y lo que le estaba haciendo Dani hacia vibrar todo su cuerpo.

La lengua de Dani no paraba, entraba y salía con rapidez, alternándose con las succiones que daban sus labios al clítoris. Rebeca levantaba la pelvis cada vez más arqueando su cuerpo y había puesto su mano sobre la cabeza de Dani que la apretaba contra su coño de una manera incontrolada.

- Ahhh, Ahhh!! Joder, como me gusta, diossss!! Ahhh, Ahhh!! Pero que me estás haciendo ladrón…!!Ahhh, Ahhh!! Me vas a volver loca!! AHHHGGG!!!

Rebeca ya casi gritaba jadeando durante esos cinco minutos que el chico le dedicó a comerle el coño a su madrastra. Le metía la lengua dura en el conducto, luego subía por toda la raja interna hasta el clítoris para castigarlo como es debido, cuando de pronto Dani notó como empapaba su boca, a la par que convulsionaba todo su cuerpo de mujer abandonada por el esposo. Esta vez fue una corrida inmensa, y cuando Dani separó su cara del coño de Rebeca la tenía totalmente empapada.

- ¡Dios mío, como te he puesto! Dijo ella al verle la cara. – Lo siento mi amor, yo no sabía…., no, no quería… yo…

- ¡Tranquila, me ha encantado hacer que te corrieras así! Tu coño sabe delicioso y tus jugos son puro néctar.

- ¡Ufff, no sé que me has hecho, pero me has dado un placer tremendo! ¡¡Nunca había sentido un placer tan intenso!!

Dani se levantó de la alfombra y al ponerse de pie Rebeca vio la gran polla de su hijo totalmente empalmada y dura. No pudo remediar llevarse la mano a la boca a modo de sorpresa y exclamar.

- ¡¡Dios mío, que grande la tienes!! Pero si es tremenda… ¡Tu padre no la tiene así ni por asomo…!

- ¡Te gusta! Dijo el acercándose más mientras sujetaba su miembro por la base

- ¡¿Te ríes de mí?! Es una polla perfecta…grande, recia y venosa… pero sobre todo dura, muy dura.

Rebeca sentía que su excitación apenas bajaba, seguía notando como un calor especial recorría su cuerpo. Alargó una mano y abrazo con los dedos la dura polla de Dani, sus ojos se habían clavado en el hinchado y reluciente glande, y parecía hipnotizada mirándole. Sin pensarlo dos veces exclamó.

- ¡Con esto me puedes reventar a pollazos! Y estos huevos…. ¡Son monumentales! Deben de producir mucha leche ¿Verdad?

- ¡Tendré cuidado de llenarte bien!

- ¡¡La verdad,...es que me apetece mucho sentirla bien dentro de mí!!

La mano de Rebeca lo sobaba con deseo, acerco sus labios y lo besó, lo volvió a mirar y la lascivia inundó más su cuerpo, acercó ahora la lengua y lamió el inhiesto capullo. Sentía como su cuerpo se excitaba más a cada lamida, lo lamió varias veces hasta llenarlo de saliva, abrió sus sensuales labios, y con ellos pegados al brillante capullo, se lo introdujo en la boca, pequeñas succiones hicieron que saliera algo de líquido preseminal. Lo chupó hasta dejarlo seco de nuevo. Dani miraba desde arriba como movía los labios cuando sacó el glande de su boca, ella miró hacia arriba y susurró.

- A esto me obligaba mi primer marido todos los días, ¡Pero contigo lo hago encantada! Le dio un par de chupadas más y volvió a susurrar. – De tantas mamadas que le di, al final logró que me convirtiera en una experta y una adicta a las pollas y su lefa. Tu padre no lo sabe ni lo sabrá, pues me prometí no volver a hacerlo, pero contigo...haré una excepción porque eres un hombre delicioso que me trata muy bien.

Rebeca volvió a abrir sus carnosos labios mientras Dani miraba como la mitad de su polla penetraba entre ellos y las mejillas de Rebeca se contraían y se volvían a llenar cuando comenzó a succionar. Notó como su cuerpo temblaba y puso sus manos sobre la cabeza de Rebeca, ella dejo que saliera casi toda la polla de su boca y la volvió a meter, lo repitió varias veces hasta hacer jadear a Dani.

- Ahhh, Ahhh!! Diossss, que bien la chupas!! Ahhh, Ahhh!!

Rebeca paró unos segundos, no quería que se corriera todavía, quería hacerle disfrutar más tiempo. Manoseo los huevos con suavidad, saco la polla de la boca y lamió los huevos colgantes… los chupó uno a uno esmerándose en ser delicada con cada uno, se los metía en la boca y luego los dos, lamiéndolos en el interior con su lengua viperina. Cuando notó que bajaban los jadeos de Dani, volvió a meter la polla en su boca, esta vez algo más, sintiendo como llenaba parte de su garganta. Sabía que si quería podía tragársela entera pero pensó que éste no era el momento de demostrarle lo garganta profunda que era. La sacó y se la volvió a meter varias veces a la misma profundidad. Dani sentía como su capullo se ceñía en las paredes de la garganta y sus jadeos ya eran incontrolados.

- Ahhh!! Diosss!! Ahhh! Sigue, Sigue!!Ahhh!! Me voy a correr!!

Dani comenzó a mover las caderas y Rebeca puso sus manos en la base del gran miembro viril para que no se lo metiera entero en la boca. Aguantó las duras embestidas de Dani antes de sentir un gran chorro de semen caliente. Se lo tragó y llegó otro y otro...hasta seis sacudidas de leche espesa llenaron su boca. Tragó lo que pudo, pero se acabó desbordando y saliendo por las comisuras de los labios que era el único hueco que quedaba libre. Dejó que Dani embistiera hasta quedarse exhausto, la verga perdió parte de su rigidez y salió lentamente de la boca mientras la leche atrapada salía a la vez. Rebeca le mostró la cantidad ingente que le había descargado y se la tragó mirándole a los ojos con lascivia… se relamió los labios y limpio con la manga del albornoz la que había por su cara.

- ¡¡Dios mío, pues si que tenías leche acumulada en ese par de huevazos!!

- ¡Casi un mes que no follo! Contestó el intentando sonreír a la vez que todavía jadeaba.

- ¿Te ha gustado como mami te la ha mamado…? Preguntó ella con una amplia sonrisa.

- ¡Madre mía!! ¡¡Ha sido una gozada ver como la chupas y sobre todo con que naturalidad te has bebido mi leche!!

- ¡¡Pues se puede mejorar, te lo aseguro jajaja!! Me encanta la leche de una polla, si es la tuya mucho más. Contestó Rebeca intentando reírse bajo. - ¡Me parece increíble lo que hemos hecho con tu padre arriba!

- ¡¡Seguro que está roncando!!

- Pues sí, pero no me parece prudente y además es poco honesto.

- El se lo ha buscado, si te tratara como debe no hubiera ocurrido esto.

- Llevas razón, pero no quiero hacerle daño. ¡¡De esto, ni una palabra!! ¿Me lo prometes? Dijo Rebeca poniéndose el dedo en la boca a modo de silencio.

- ¡¡Mi boca está sellada!! Dijo Dani mientras la retiraba el dedo y juntaba sus labios a los de ella. Fue un beso profundo, cálido, con una mezcla de cariño y lascivia a la vez. Dani había puesto una mano en la nuca de Rebeca y con la otra sobaba una de sus grandes tetas. Finalmente Rebeca le empujó con suavidad.

- ¡Para, para! ¡Que me vas a poner caliente otra vez y vas a tener que follar !

- ¡¡Me encantaría!!

- ¡Pues a mí no! Ya es tarde y mañana hay que trabajar.

- Estaré esperando a que llegue la noche con impaciencia.

- No sé, me ha gustado mucho, pero no sé si seré capaz de hacerlo de nuevo.

- ¡Espero que sí, me has prometido que puedes mejorar lo que has hecho con la boca! Dijo Dani con una sonrisa malévola mientras pasaba su dedo índice por los labios de Rebeca.

- ¡¡Calla tonto!! En momentos así se dice cualquier cosa.

- ¡Estoy seguro que lo decías en serio y muy consciente de la intención!

- ¡¡Venga, vamos a dormir que es muy tarde!!

Corto finalmente Rebeca.



La chica tímida de la tienda

 

A la mañana siguiente ya estaba Rebeca en la cocina preparando unas tostadas cuando llegaron los dos hombres casi a la vez. Se dieron los buenos días y se sentaron a la mesa, se sirvieron un par de tostadas y Rebeca se acercó con la cafetera.

- ¡¡Que contenta te veo!! Dijo Ernesto al verla con una amplia sonrisa.

- ¡Seguro que te gustó lo de anoche, jajaja! Rio dándole una palmada en el culo.

Ella se puso algo nerviosa mientras veía a Dani taparse la boca para que no le vieran la risa contenida.

- ¡Pues claro que me gustó! Dijo Rebeca para salir del paso.

Desayunaron mientras Ernesto comentaba cosas de su trabajo, parecía que sólo sabía hablar de eso. Se levanto, se colocó la chaqueta y dándole un beso rápido a Rebeca se fue.

- ¡¡Que paséis un buen día!! Dijo mientras cerraba la puerta de la calle.

Rebeca se puso a fregar los cacharros y al momento sintió a Dani tras ella. Como de costumbre paso las manos hasta abrazar su cintura pero esta vez ella, no las sujetó. Rebeca todavía no se había vestido, llevaba una bata fina que le llegaba a las rodillas atada con un cinturón de tela por la cintura. Era abierta y no tenía botones, el cinturón era lo único que la mantenía cerrada. Dani, abrazado a su cintura, beso su cuello y se asomó para ver el generoso escote.

- A sí que... lo pasaste bien anoche, ehh!!

- ¡¡Calla bobo, que quieres que dijera!! ¡¿Qué se mamé a su hijo y me bebí su leche?!

- ¡Por mi encantado, pero así el nunca sabrá la mujer increíble que eres!

- Creo que él es feliz pensando que soy la mujer que él piensa que soy.

- ¡Supongo que llevas razón! Dijo Dani mientras subía sus manos y sobaba las tetas de Rebeca a través de la fina bata.

Ella paró de fregar y dejó que siguiera, le apetecía sentir el aliento seductor en su cuello. Dani continuó besándolo mientras aflojaba el cinturón de tela, la bata se abrió y sus manos palparon, sobaron y apretaron las hermosas tetas. Sus dedos pasaron a los grandes pezones y los apretaron con suavidad. La boca de Rebeca se entreabrió emitiendo unos leves gemidos apenas audibles al sentir la presión en sus duros pezones. La mano de Dani comenzó a bajar por el vientre y esta vez sí que Rebeca la sujetó.

- ¡¡Para, para!! No quiero irme a trabajar caliente.

- Eso, podemos solucionarlo.

- ¡Claro que sí! ¡¡Marchándote!! Venga que llegarás tarde

- ¡¡Hoy seguro que me paso a tomar un café!!

- ¿También tienes reparto hoy por allí?

- ¡Aunque no lo tenga! Ya sacaré tiempo. Por cierto, ¿crees que hoy me enseñará otro modelito Merche? Preguntó Dani con sonrisa burlona.

- ¡Pobrecilla, no te rías de ella! ¡¡La muchacha no se come un rosco desde hace tiempo!!

- ¡¡Quizás podría hacerle...un favorcillo!!

- Seguro que estaría encantada, viendo la cara con la que te miro ayer. Vamos, que si le das la oportunidad...te come. ¡Jajaja!

- Le podría dar un apretón...en los probadores.

- ¡No seas burro! Aunque seguro que se pondría contenta, jajaja.

Rebeca dejó volar su imaginación pensando cómo sería ver a Dani fallándose a Merche en el probador, ese morbo la provocó un atisbo de excitación. "¡Ufff, que fuerte!" Se dijo a sí misma, y rápidamente le vino Gloria a la cabeza.

- Si os ve Gloria, seguro que también quiere ella ¡¡Jajajaja!! Ahora Rebeca rio a carcajadas.

- Esa parte, me la tendría que pensar mejor… ya sois demasiadas para mí solo, jajaja! ¡¡Hasta luego!!

- ¡Hasta luego, sinvergüenza!

Rebeca se sentía contenta y feliz. La noche anterior había sido increíble y su cuerpo y su mente rebosaban energía. Se puso una falda azul marino hasta la rodilla con una raja lateral que le permitía andar. Al hacerlo la tela dejaba ver gran parte de su bonito muslo. Una camisa blanca metida por dentro de la falda realzaba su busto, y por supuesto, dejaba un generoso escote a la vista. Un cinturón negro a juego con los zapatos de alto tacón era el vestuario que había elegido para ese día.

Abrió la tienda y al momento llegaron las dos compañeras, se saludaron alegremente, aunque Merche algo más seria. Se acordaba de lo que ella misma le había dicho a Dani y que realmente era una obviedad. La pobre no se comía a un hombre desde hace tiempo, y eso parecía entristecerla. Llegó a pensar en la ocurrencia de Dani, de darla un apretón en el probador, y cada vez le iba pareciendo que no era tan mala idea. "¡Con el pedazo de pollón que tenía Dani, lo mismo la reventaba!" Pensó llevándose la mano a la boca para no reírse. Según le daba vueltas, la idea le iba pareciendo más morbosa y atractiva, pero a la vez imposible, como iba a hacer eso allí, en la tienda abierta al público y con ella y Gloria por allí. A cada minuto que pasaba notaba que ese morbo la ponía más caliente, "Podrían cerrar la tienda media hora. Pero, ¿aceptaría eso Merche?" "Joder que cada vez me pongo más caliente pensándolo" Se dijo a ella misma.

- Me ha dicho Dani que luego se pasará a tomar café.

- ¿Ah, sí? ¡¡Qué guapo es y qué bueno que está el jodido cabrón!! Fue la respuesta de Gloria, sin dejar su estilo. Pero Rebeca observaba a Merche que no dijo nada, tan solo una leve sonrisa iluminó su cara.

- ¿Me ha comentado que si le enseñarás algún modelito hoy? Dijo Rebeca mirando a Merche con una pequeña sonrisa.

- ¡¡Jajaja, ese acaba metiéndote el pajarito en tu jaula!! Jajaja! Otra de las ocurrencias de Gloria.

- ¡Pues sí, si quiere se lo enseño! ¡¡Y no uno, sino los que quiera!! Contestó Merche desafiante y con cierto enfado.

- ¡¡Jajaja, ve lubricando la puerta de tu jaulita!! Jajaja!!

Gloria no paraba con sus risas e insinuaciones, pero Rebeca vio que Merche estaba bastante dispuesta. Se acercó a Gloria que estaba colocando ropa a la entrada y le susurró.

- ¿Qué te parece si cuando llegue Dani cerramos la tienda y...les dejamos hacer?

- ¡¡Uy!! Eso sería genial, pero yo quiero verlo!! Jijiji!!

- Jijiji! A mí también me encantaría verlo!!

- Intentaré preparar a Merche... a ver si está dispuesta!

Rebeca se fue hacia Merche que estaba en la zona de ropa interior.

- ¿Y qué modelitos piensas enseñarle?

Merche la miró con cara interrogante.

- ¡Pues no sé, lo he dicho para cerrarle la bocaza a Gloria!

- Pues esta mañana, cuando me lo ha insinuado Dani, parecía que iba en serio.

- ¿Ah sí?

- Yo diría que sí, pero vamos, tú misma.

- ¡Espera, espera! Creo que si me lo propone estoy dispuesta a mostrárselos.

- Bueno, pues deberías ir eligiéndolos, no creo que tarde mucho en llegar.

- ¡Anda, ayúdame!

- Te propongo una cosa!

- Dime, dime.

- Si quieres, y estás dispuesta, podemos apagar las luces y cerrar durante un rato cuando vayas a enseñárselos. Quizás necesites algo te tiempo para que...los vea bien.

- ¿Joder, haríais eso por mi?

- Por supuesto, pero nosotras nos quedaremos dentro, no podemos cerrar a estas horas e irnos.

- ¡Vale, no me importa! Con que no entre nadie, es suficiente.

- Apagaré las luces y dejaré solo la de los probadores y las de emergencia.

- ¡Ufff, que nerviosa me estoy poniendo! ¿Y si no me dice nada?

- ¡No te preocupes, te lo dirá! Creo que ayer se quedó con ganas de meterte mano, jejeje! Sonrió Rebeca con cierto entusiasmo.

- ¡Vale, vale! Ayúdame a elegir alguno bonito.

Rebeca echo un vistazo y escogió uno rojo y otro negro.

- ¡Te gustan pequeños, verdad!

- Siiii, síii! ¡Me encantan los pequeños!

- Pues con estos dos conjuntos servirá. No creo que te dé tiempo a probarte más, jajaja! Ahora la risa de Rebeca fue más abierta.

Merche estaba tan entusiasmada que ni le prestó atención, cogió los conjuntos y los estuvo mirando un buen rato. Rebeca se fue hacia el mostrador y le guiñó un ojo a Gloria, cogió el móvil y llamó a Dani.

- ¿Vienes ya para la tienda?

- ¡Estaré en dos minutos, mami!

- ¡No seas capullo! Ve a la cafetería directamente, te espero allí.

- ¡Hecho!

Rebeca se fue hacia la puerta donde seguía gloria.

- ¡Todo listo! Le susurró. - He girado la cámara del techo para ver el interior del probador. Ahora voy a ver a Dani a la cafetería para prepararle.

Gloria levantó su pulgar en forma de aceptación y entusiasmo. Rebeca llegó a la cafetería y se sentó donde el día anterior, pidió dos cafés y nada más ponerlos llegó Dani. Se sentó a su lado con una sonrisa pícara.

- ¿Que tal mami?

- ¡No seas gilipollas! Te he dicho que no me llames así… al menos en público.

- Vale, vale! Usted perdone, señora Rebeca.

- ¡Deja de hacer el imbécil que tengo que proponerte algo!

- Ok, cuéntame.

- ¿Te apetece que Merche te enseñe hoy otros modelitos?

- ¡Tiene unas buenas tetas! Creo que no diré que no.

- ¿Y si a ella le apetece...algo más?

- ¡¿Que me estás contando?!

- ¡Pues que está como loca porque la des un buen apretón! ¡El tema es si tú estás dispuesto a follártela esta mañana en la tienda!

- Bueno, no sé,...me gustó ese pequeño culito que tiene...creo que la podría dar un buen apretón por detrás. ¿Pero cómo? ¡No querrás que se lo de en los probadores!

- Si cierro la tienda y apagó las luces excepto las de los probadores...¿Qué te parece?

- ¡¡Serás guarra!! Lo tienes ya todo pensado.

- ¡Oye, a mi no me llames guarra!

- ¿No te gusta?

- En frío sabes que no... En caliente me puedes llamar como quieras, jajaja!!! Rio Rebeca.

- Bueno, pues nos tomamos los cafés y vamos para la tienda. Después de saludar le propones que si te enseña algún modelito, el resto ya te dejo que lo pienses tu solo, jajaja!!

- ¡Que brujas! ¿Y vosotras, donde estaréis?

- En el mostrador.

Ahora Dani sonrió malévolamente.

- ¿No te apetece verlo?

- ¡Depende!

- ¿Depende de qué?

- ¡Pues si tú quieres, podría mirar!

- Creo que me daría bastante morbo que miraras.

- Pero a lo mejor...a Merche no le gusta.

- Sí, eso sería un problema.

- Puedo poner una cámara mirando al probador, y veros por el monitor.

- Ummm, no es mala idea. ¡Saber que estás mirando me excitara! Dijo Dani mientras sobaba su pierna y la besaba lascivamente en la mejilla.

- ¡Resérvate! Dijo Rebeca retirándome la mano.

- Creo que vas a tener una buena tarea, jajaja! ¡¡Pero ten cuidado y no la revientes!! La tienes demasiado grande para una nena con el coñito cerrado… hace mucho que no lo usa como debe ser.

Él la miro con cara de felicidad y le susurró.

- ¡Cada día me vas gustando más! ¡Qué desaprovechada estás con mi padre!

- Cada día eres más descarado… ¡¡Al final terminaremos encamados!!

- ¡¡No será porque yo no quiera!!

Se levantaron y llegaron a la tienda.

- ¡Que tal chicas!

- ¡¡Hola guapo!! Yo encantada de verte! Jajaja! Contestó Gloria

Dani miró hacia la zona de ropa interior y mientras andaba hacia allí.

-¡¿Y tú qué tal, Merche?!

- ¡Pues también encantada de verte! Le contesto con la mejor de sus sonrisas.

- ¡Me gustó el modelito que me enseñaste ayer!

- ¡¿Ah sí?!

- ¡Pues si! ¡¡Y me encantaría que me enseñarás alguno más!!

La sonrisa de satisfacción de Merche llegó de oreja a oreja.

- ¡¡Por supuesto!! Será un placer mostrártelos. He visto dos conjuntos que me gustan, me los pruebo y tú me dices, ¿vale?

- ¡Perfecto!

Merche entró al probador con los dos conjuntos en la mano, al momento Rebeca apagó las luces. Y Gloria cerró la puerta poniendo el cartel de "Volvemos en una hora". Las dos si situaron tras el mostrador donde estaba el monitor de circuito cerrado.

- ¿Qué tal se ve? Preguntó Gloria

- ¡Mira tú misma!

Merche había quitado ya la ropa y se estaba poniendo el conjunto rojo. Abrió la densa cortina y allí de pies difuminado entre las sombras estaba Dani mirándola.

- ¿Te gusta? Le preguntó con una amplia sonrisa.

- ¡¡Te queda precioso!! Y además, te realza mucho tus bonitas tetas!

- ¡¡Gracias!!

- ¡Parece una tela muy suave!

- Si tiene un tacto delicioso ¡Tócala, ya verás!

Dani acercó su mano y tocó con la punta del dedo pasando por encima del gran pezón que parecía que iba a estallar bajo la tela. Ella sintió un escalofrío al roce del dedo.

- ¡Es un precioso pezón! ¡Qué pena escondido bajo la tela para admirarlo!

Ella subió su mano y tiro lentamente de la tela hacia abajo. Un pezón grande y duro afloró rodeado de una gran areola marrón. La mano de Dani, que todavía estaba levantada, lo volvió a tocar y muy despacio fue sobando la teta al completo. Subió la otra mano y el mismo bajo la tela del otro pecho y comenzó a sobar la dos lentamente. Merche no decía nada, tan solo le dejaba hacer. Dani notó como se endurecía su cipote mientras sobaba esas grandes tetas. Finalmente ella se atrevió…

- ¿Te gustan mis tetas?

- ¡Me están gustando mucho!

- A mí me está gustando como me las toques… estoy muy orgullosa de ellas…

- ¿Sabes una cosa? Dijo Dani

- ¿Qué?

- ¡Quizás te gustaría comprobar lo mucho que me está gustando tocártelas! Dijo Dani señalando la con la vista el bulto que ya tenía bajo su pantalón. Ella lo entendió rápidamente y puso su mano sobre la bragueta.

- ¡Ufff! Hizo un gesto de asombro con su cara. - ¡Que dura se te ha puesto!

- ¡¿Por qué no lo compruebas mejor?!

Ella volvió a entenderlo con rapidez y desabrochó su cinturón, después bajó la cremallera y metiendo la mano entre los bóxer agarró la verga de Dani con fuerza para sacarlo de su prisión. No pudo evitar expresar su sorpresa con palabras.

- ¡¡Joder, vaya pedazo de polla!! Es enorme y recia como un tronco.

Dani sonrió entre las sombras, le estaban haciendo gracia las expresiones de Merche.

- ¡Vaya pedazo de polla que tiene el nene!! ¡Guapo y con ese pollón, Ummm!

Fue la expresión de Gloria tras el monitor.

- Yo le dejaría que me la metiera por todos lados, Jijiji!! Todos los días ¡Qué gusto debe dar que te llenen con ese pedazo de tranca!

- ¡Calla, no seas guarra! Le susurró Rebeca.

- Que ganas de chúpasela me están entrando, jijiji!! Y después me pondría a cuatro patas para que me la metiera como a una perra, Jijiji!!

- ¡Quieres parar! ¡¡Pues si que estás salida!!

- Pues sí que lo estoy… Paco me folla lo justo para mantenerme pero no para satisfacerme… ¡¿Y tú acaso eres una monja?! ¡Mira que tener eso en casa y no aprovecharlo!

Rebeca optó por no continuar, tan solo señaló a la pantalla para que mirara.

- ¿Te atreves con ella? Preguntó Dani después de oír la expresión de asombro de Merche.

- ¡¡Pues claro que me atrevo!! ¡Ufff, es deliciosa! A mí me encantan las pollas mogollón, comérmelas y que me follen por todos lados… de siempre, aunque no dé la imagen de ser tan viciosa. Dijo mientras no paraba de manosearla.

- ¿Qué tal si la pruebas primero y luego ya vemos por dónde meterla…?

- Me parece perfecto… solo te pido que tengas compasión conmigo, hace mucho que no me follan y esta polla es muy gorda para reinaugurar mi coño o mi culo…

Merche sonrió tímidamente y sin decir nada más se agachó hasta tener el gran falo frente a sus ojos, la miró unos instantes con deseo. Su boca grande con finos labios se abrió y salió una lengua larga y delgada que comenzó a dar lametazos como una verdadera perra sedienta. A los pocos segundos metió el capullo en su boca y sus mejillas se contrajeron de inmediato. Dani sintió una succión tremenda en su capullo y la destreza de la chica tímida de la tienda.

- ¡Joder como mamas la polla, más despacio!! ¡¡Me vas a arrancar el capullo!

Ella movió los ojos hacia arriba y comenzó a chupar despacio observando la cara de Dani para saber si le iba gustando. Succionó lentamente hasta meterse más de media polla en la boca. La sacó y metió varias veces presionando con sus labios mientras sentía las manos de Dani apretando las tetas. A él le estaba gustando, pero recordaba la mamada que le había hecho Rebeca la noche anterior y no tenía comparación.

- ¡¡Para, para!! Son deliciosas tus chupadas, pero me gustaría ver con más detenimiento tus braguitas rojas.

Merche sacó la polla de su boca, se había quedado con deseos de seguir chupándola, sentía su cuerpo caliente y rebosante de lujuria. Se levantó con una sonrisa tímida y se separó un paso poniendo sus dedos en los laterales de las bragas.

- ¿Te gustan?

Dani miró el triángulo rojo semitransparente que tapaba el centro de sus piernas, vio que algo de vello púbico se veía por el pubis, pero se notaba que se lo había dejado adrede después de depilarse toda la vulva. Le pareció curioso, con las mujeres que habían estado se depilaban al completo, esta era la primera que veía con esos pelitos que hacían se viera más trabajado el gusto de tener una vulva bonita y abultada sobre la fina tela. Acercó sus dedos y los pasó por encima con una suave presión. Notó como tembló levemente el cuerpo de Merche.

- ¡¡Precioso!!

Susurro mientras metía los dedos entre la tela, acarició el pequeño adorno de vello aterciopelado, y notó unos labios grandes y abultados, penetró con un dedo entre ellos, lo bajo y subió hasta sentir el clítoris en su parte más alta bajo el capuchón, lo presionó con su dedo y el cuerpo de Merche volvió a temblar. Sin dejar de mover el dedo, acercó su boca hasta las grandes tetas y comenzó a chuparle los pezones. Los sorbió, los lamió y los mordió mientras ya la oía jadear como a una perra ansiosa. Al instante se mojaban los dedos cuando el jadeo se hizo más fuerte y sonoro. Al principio le hizo gracia, pero a los pocos segundos le excitaba oírla y le ponía más salvaje. La besó lamiendo y mordiendo sus labios mientras la empujaba contra la pared. Agarró la polla con una mano mientras le abría las piernas con la otra.

- ¡Vamos a ver como se te abre esa raja que escondes entre esos labios gruesos y calientes!

Le susurró mientras se abría camino con la polla en la mano. Merche sintió la presión del enorme glande contra los labios que cerraban su vagina, le invadió cierto temor al visualizar en su mente esa enorme polla, tan ancha y larga surcada de venas hinchadas…pero pensó que el último consolador que había comprado también tenía un buen tamaño, era el tercero que compraba y cada vez lo pedía más grande pues sentía que se quedaba insatisfecha. Sus pensamientos cesaron de repente.

- ¡¡¡Ayyyy!!! Gritó al sentir como ese capullo enorme se arrastraba por el interior de su mojada vagina.

- ¡Perdona! Quizás he sido demasiado brusco.

- No, no, sigue, por favor, sigue!!

La cara de Merche parecía casi suplicar mientras notaba su cuerpo aplastado contra la pared. Dani acercó los labios hasta los de ella y los besó con suavidad. Merche se abrazó a su cuello y pegó los labios como una lapa y comenzó a devorarlo como una fiera. Dani sentía los labios y la lengua de Merche comiendo su boca mientras las grandes tetas se aplastaban contra su pecho…comenzó a mover sus caderas lentamente, su polla salía y entraba despacio sin llegar a meterla entera, sentía como se abría esa raja y como después las paredes cálidas y húmedas del interior de su coño, abrazaban su polla. Sus manos bajaron acariciando el delgado cuerpo hasta llegar al pequeño culo, lo tocó, lo sobó y lo apretó, era redondo y duro y sus manos casi lo abarcaban al completo. Presionó más con su polla y Merche despegó la boca para emitir un jadeo. - ¡¡Ahhhh!!

Volvió a hacerlo varias veces y los jadeos de Merche acompañaban a cada penetración. - ¡¡Ahhh, Ahggg, Ahggg!!!

Los jadeos eran cada vez más sonoros y guturales y Dani notaba que le excitaban.

- ¿Te gusta?

- ¡¡Síii, síii, mucho!!

- ¿Quieres que te la meta más adentro?

- Siiii, la quiero todaa en mi útero!! Quiero sentir tus huevos golpeándome el coño!

Dani subió las manos hasta las caderas y empujó con su polla hasta el fondo.

- Ahhhgfgfd!! ¡Joder, qué pollazos me estás dando! ¡Sigue, no pares!

El jadeo de Merche fue todavía más gutural, su cuerpo temblaba como un flan y Dani comenzó a embestir aplastándola contra la pared. Sintió como ese aparente pequeño coño se abría como un melón maduro y Merche comenzó a emitir sonidos que parecían graznidos.

- Aahhhnghhh, ahhhnghhh, ahhhnghhh!!!

Sin saber porqué, Dani sintió que esos sonidos le ponían más salvaje y sus embestidas aumentaron de fuerza y velocidad.

- ¡Ya veo que te gusta, perra!

- Joder, ahhh!! ¡Que si me gusta, diosss!! Ahhhng, ahhhng!!¡Eres muy macho!

Merche empezó a correrse y sus graznidos eran ya muy sonoros.

- ¡¡Joder con la mosquita muerta, pero si es una fiera!! Comentó Gloria - ¡Ese pedazo de polla la está haciendo graznar como una pájara! ¡¡Diosss, se me está mojando el coño de ver cómo la empotra contra la pared!!

- ¡¡Quieres callarte joder!!

- ¿A ti no te pone cachonda? ¡¡Mira como la levantaba del suelo!! Como me gustaría que me diera así, que me empotrara con ese pedazo de polla.

- Gloria, que estás casada joder!!

- ¿Y qué? ¡Tampoco le quiero como novio! Solo digo, que me gustaría disfrutar un rato con una polla como esa alguna vez en la vida… y con un tío tan guapo mucho más…

Dani notaba su polla empapada, las corridas de Merche resbalaban por sus huevos y el coño ya parecía un charco. Paró de embestirla y saco la polla chorreando, el todavía no se había corrido y su polla era como una estaca, seguía dura y tiesa como un ariete.

- ¡Vaya corrida que te has pegado! Le susurró mientras sobaba las tetas y la dejaba respirar.

- ¡¡Ahhh!! Ufff, ha sido demasiado!! Ahhhh!! Pero tú no te has corrido! Ahhhh!! ¡¡Joder, que dura la tienes todavía!! ¡¡Me encantas… como no me has follado antes… Madre mía que portento eres chicho!! Dijo ella entre jadeos y le agarró el miembro viril ensalzado.

- ¿Quieres que te de mas?

- Siii, Siii, quiero más!!

- ¡Joder, pero es que tienes el coño empapado!

- ¡Espera!

Se bajó las bragas y se las paso por la vulva chorreante que tenía entre las piernas. Se dio la vuelta y se inclinó apoyando las manos contra la pared.

- ¡¡Vamos, ahora puedes darme fuerte, que lo tengo bien abierto!! Dame de una hasta pegarme las pelotas en el coño…

Dani miró el culito redondo y pequeño y puso sus manos sobre él, lo sobo y lo apretó con ganas.

- ¿Te gusta? Dijo ella mientras sentía como se lo apretaba.

- ¡Es muy bonito! ¡Y me apetece follártelo! Dijo el abriéndoselo con las manos.

- ¡Es que la tienes muy grande y me harás daño!

- ¿Alguna vez te lo han follado?

- ¡No! Ha habido intentos, pero lo tengo muy cerrado y tu polla me va a destrozar viva el culo.

- No te preocupes, la meteré primero en el coño hasta que estés bien caliente y después te la meteré en el culo muy despacio.

- ¡Bueno, pero ten cuidado!

Dani agarró su polla y puso su orondo y duro capullo entre el los grandes labios carnosos que asomaba bajo las nalgas de Merche, apretó despacio y su pollón fue penetrando hasta llegar al fondo en varias etapas de ahondamiento. Notó como las piernas de Merche volvían a temblar levemente a la vez que se tensaban. Sacó casi entera la polla y la volvió a empujar hasta el fondo de un solo envión, notando lo maleable y mojado de su interior. Pasó una mano por la espalda desnuda de Merche desde el culo hasta el cuello sintiendo su piel suave, la asió del hombro para producirle una penetración dura y profunda, hundiendo todo el cipote hasta las pelotas… volvió sobre el camino recorrido y al llegar al culo le dio un azote. Zasss

- ¡Ahhhhhh!

- ¿Te ha gustado, puta?

- ¡Bueno...un poco!

- ¡Tienes un coño fabuloso para llenártelo de leche…!

 


 

Dani comenzó a bombear con su dura polla llegando hasta el fondo en cada penetración. Merche apenas tardó en comenzar a jadear y al momento esos gemidos se convertían en sonidos guturales que parecían graznidos. Dani escupió en el culo y comenzó a pasar el dedo sobre la saliva, le estaba poniendo muy salido ese agujerito de su culo, tan redondo y pequeño…ardía en deseos de follarlo, pero esperaría a que Merche estuviera más cachonda y se corriera de nuevo. La madura estaba muy excitada de nuevo y comenzó a gritar entre jadeos.

- Ahhh, Siii!! Ahhhg!! Más fuerte!! Ahhhg!! ¡¡Sácamela por la boca, cabrón!!

Su cuerpo empezó a convulsionar mientras sentía como se mojaba su coño de nuevo. Dani sacó la polla empapada otra vez y puso el capullo contra el culo que había dilatado con el dedo, el capullo entro de inmediato y comenzó a empujar. - ¡Agfgfg!

Merche emitió otro grito entre placer y dolor al sentir como le abría el culo. Sus piernas se estiraron a la vez que se tensaban. Sintió como entraba esa enorme polla entera en su ceñido esfínter… la gran polla ancha y rígida, se apretaba contra la carne rasgándola hacia el interior. Antes de que pudiera pensar lo que le estaba ocurriendo sintió como salía casi entera y volvía a entrar, y otra vez, y otra… se la estaba follando a base de bien por el culo… - Ahhhg! Ahhhg!! Ahhhng!!

- ¡¡Joder como le gusta que te den por el culo a esa zorra!! Dijo Gloria.

Sus gritos se fueron convirtiendo en graznidos de nuevo y su cuerpo volvió a convulsionar en fuertes espasmos. Dani le había agarrado fuertemente de las caderas y tiraba de ellas a la vez que embestía, ella no se quedaba atrás, y también empujaba contra Dani para sentirla entera dentro de su culo.

- ¡Diosss, que culo más rico tienes!! Gritaba mientras la embestía cada vez con más fuerza. Merche sintió que se meaba y le gritó que parara, pero Dani fuera de sí, sin embargo ella lo forzó a que parase y sin desearlo, la verga se salió del culo. Dani completamente eufórico con la adrenalina por la nubes, y a punto de correrse, Se la volvió a clavar por el agujero que mejor acogida le dio en el embiste sin guiar la polla… se la metió de una y ella también lo hizo pegándose a su pelvis y tocándose el clítoris con desmesura. En un esprín al arrebato no se la folló duro a fondo, sino que la embistió hasta sentir como su polla le llenaba el útero de leche. Los chorros se concatenaban uno tras otro con rugidos animalescos por parte de ambos… Cuando paró de eyacular el macho, todavía temblaba el cuerpo de Merche.

- ¡¡Joder, si parece que me he meado diosss!!

- ¡No te preocupes, eso es que te lo has pasado bien! ¡Me halagas con eso!

Merche se quedó en la misma posición con una fuerte flojera en sus piernas de los orgasmos consecutivos que había recibido. Se miró los dedos de su mano, y observó que los tenía impregnados de esperma espeso, recién rezumado de su raja, imposible de albergar tanta lefa en su coño… los temblores no dejaron de sentirlo mientras observaba el charco que había en el suelo bajo sus piernas, por la gran corrida.

- ¡Nunca me había pasado esto! Siempre he soltado un poco, pero esto es increíble.

Fue lo último que se oyó en el denso silencio que se había hecho en la tienda. Pero en los siguientes días hubieron un par de ocasiones más en que se acoplaron los sexos de Dani y Merche… una vez más en los probadores y una tercera en el apartamento de la madura, la cual invitó al chico a una cena romántica con velas y desvelos por toda una noche de locura sexual. Esto sin duda desataba la envidia de Gloria y la desesperación de Rebeca.

En el caso Gloria, ella no deseaba que fuera un vulgar polvo de probadores, de modo que entre Rebeca y ella, organizaron un viaje de placer para poder disfrutar del chico y entre ellas. Sin embargo mientras llegaba el día de embarcar a las islas griegas, la vida de Rebeca se modulaba de manera cotidiana con el pensamiento recurrente de follarse a su hijo… pero entre tanto no lo hacía se tocaba deseándolo.

Masturbándome con mi hijo



En casa tenemos una dinámica familiar normal, a pesar de ser una familia especial en el sentido que mi hijo no es mi hijo genético, sino mi hijastro. Desde hace bastantes años se instaló en un cuarto separado del de matrimonio, lo suficiente como para que no oyéramos cuando folla con sus amigas. Compartimos los tiempos de comida, y en las noches y fines de semana que se queda en casa, vemos películas juntos o hacemos los quehaceres del hogar entre los dos…con mi esposo, su padre no hacemos nunca cuentas. Se podría decir que es una relación normal madre e hijo, aunque sea mi “hijastro” una palabra que en casa no solemos decir, dado que desde el primer momento que conocí a su padre, siempre lo he considerado como a un hijo propio.

Aquel día estaba doblando la ropa limpia y tenía la ropa de hijo para llevarla a su armario. Normalmente nosotros no tenemos las puertas de los cuartos cerradas, siempre están abiertas sin ningún problema. Ese día mi hijo tenía la puerta de su cuarto cerrada, me pareció raro, solo di un toque en la puerta y desde dentro oí…

Espera, ya voy. Me pareció extraño su comportamiento.

Cuando entré al cuarto, él estaba sentado frente a su ordenador, y se veía agitado, le pedí ayuda para que abriera unos cajones que están algo altos en su armario, y cuando llegó a ayudarme me senté en su cama… lo vi. Mi hijo tenía una erección de caballo, y se notaba mucho el bulto que le hacía su verga dentro del pantalón.

En ese momento mi mirada quedó fija en su entrepierna por unos segundos, pues es bastante grande cuando está empalmado. Intenté no darle mayor importancia, el sexo es algo que llevamos implícito en nuestros genes y no lo podemos extirpar, mucho menos en los machos como Jorge. Seguí con mi día normal, hasta que llegó la noche. No podía sacar de mi mente la imagen de la erección de mi hijo, lo que había pasado en la tienda cuando se follo a Merche… y en su descomunal verga…, cuando menos lo noté muy salido, pero yo tenía más delito a mi edad y teniendo a su padre para follarme, porque me estaba excitando como una perra pensando en él. Me levanté al baño directa, para despejarme y todo quedo así.

Al par de días, ese sábado noche, mi hijo tenía una fiesta. Yo estaba con un short y una camiseta, el clima era bastante cálido. Mi hijo se estaba bañando para prepararse para la fiesta, pero se me olvidó poner su toalla en el baño cuando retiré la anterior, por lo que me llamó para que le llevara una. Llegué a su baño y entré, en ese momento llegó nuevamente la imagen de su verga a mi mente, y cuando entré no séqué me paso por la cabeza, pero abrí la puerta de la ducha para entregarle la toalla…, la abrí lo suficiente para poder ver su gran polla. Lo que observé, era como la imaginaba, le había crecido mucho comparado con la última vez que se la había visto siendo adolescente, ahora con 25 años era todo un hombre.

Mi hijo notó la mirada escrutando su gran miembro viril semi erecto, talvez por el calorcito del agua tibia… no dijo nada al respecto, solo me dio las gracias por la toalla. Salí del baño, con mi coño húmedo, no podía con lo que sentía… esa ricura, sus toqueteos e insinuaciones de los últimos días, así como mi falta de unos buenos polvos con su padre, me hicieron sentir una atracción hacia la verga de mi hijo no podía controlar… el chico es muy guapo y está superdotado para el sexo…, pero era mi hijo en sí, me repetía todas las veces que mis deseos se disparaban. El dolor de clítoris y el picor que me producía la excitación, no eran fáciles de extinguir. Entonces fui al baño para cambiarme la ropa interior realmente mojada. Cuando llegue al baño a cambiarme no pude evitar empezar a tocarme un poco…, tal era mi ardor, que duré escasamente un minuto en correrme. Parecía que no había sido suficiente, pero decidí detenerme. Apenas estaba subiéndome la bragas, cuando mi hijo entró a mi cuarto buscando una loción que usaba su padre para el cuerpo y me vio, por un momento se preocupó al verme en ropa íntima, bajo la mirada ligeramente, pero luego me miró bien directamente escudriñando cada detalle de mi cuerpo semidesnudo. Yo no hice nada por taparme, pues estaba tan caliente que no me importó mostrarme explícita ante él así. Él al mirarme solo me dijo… – ¡Qué bien te va ese color! Se lo agradecí y posiblemente pude notar una leve erección en su pantalón.

Se fue a su fiesta y yo seguía con la calentura en mi mente y pensé “Me pondré una blusa semitransparente para que cuando venga esta noche y me salude me vea sexy” Así lo hice, estaba solo en la tanga que le había gustado y una blusa donde se notaban mis pezones. Cuando llegó me hallaba en mi cama viendo la tele, con una mantita de terciopelo hasta la cintura, donde se dejaban ver mis pechos a través de la blusa.

Al entrar para saludar y darme las buenas noches, pude notar su mirada directa a mis tetas, mi estrategia había surtido efecto a primera instancia, me senté levemente en mi cama y su mirada seguía mis pechos, yo estaba encantada porque tenía toda su atención hacia mí. Le pedí que se quedara y me contara… me contó la noche de su fiesta mirándome al rostro y a mis tetas de manera alternativa y descarada. Cuando llegó el momento de que se fuera a dormir, lo invité por si quería quedarse a dormir esta noche en mi cama, no sé cómo se me ocurrió, ciertamente su padre no llegaría a casa en varios días, pero otra era acostarme con su hijo, mi hijo. Ciertamente le sorprendió, se lo pensó por unos segundos eternos que me llegaron a avergonzar de mi petición… pero finalmente me alivió cuando dijo que estaba bien, que no había problema.

Esa noche no era fresca, de modo yo dormía en bragas. En mi calentura le dije que hacía calor que si quería dormir en bóxer estaba bien, que yo también estaba en ropa interior. Levanté la mantita, y le mostré que estaba solo con las bragas. El solo contesto que estaba bien… – Me quedaré solo con los calzoncillos. Se quitó el pantalón frente a mí y él solo con su bóxer ajustado, muy pegado al cuerpo, en donde se le marcaba claramente todo el bulto de su verga y sus ciclópeos huevazos… pude notar que empezaba a tener una erección. Nos mirábamos, sabía que le estaba viendo la hinchazón de verga y no hizo nada por evitarlo, al contrario caminó frente a mí varias veces, mientras dejaba la ropa en el galán de noche, se cepillaba la boca, y acomodaba la altura de la persiana de la ventana a la calle… yo no paraba de mirar su estupenda erección venérea, y que lo tendría en mi misma cama.

Cuando se acostó, me acerque a él… para darle las buenas noches, dándole un beso en su mejilla, muy cerca de sus labios y lo abracé pegando todas mis tetas a él, me dio el abrazo de vuelta y pude sentir su verga bien erecta sobre mis piernas y parte de mi gorda vagina. Yo cada vez estaba más y más húmeda, no podía evitar estar caliente y no podía dormir pensando en eso. Me sentía como una perra en celo.

No séqué hora era, pero me hice la dormida y me di la vuelta para abrazarlo, mi abrazo cayó sobre su abdomen para estar cerca de la gran polla filial, se sentía que estaba erecta y aproveché para ir poco a poco bajando mi mano hasta tocarle su cipote… era enorme y la tenía súper dura. La verdad me quedé dormida con mi mano ahí notando la orografía del tallo venoso de su tranca.

Al despertar, me tenía abrazada, con una mano sobre mi teta derecha y su verga bien pegada a mi culo entre mis nalgas. Me dio los buenos días, pero en ningún momento quitó su mano de mi teta, ni despegó su verga de mi culo, al contrario, se pegó más a mí con un pequeño restregado que no acompañaba sutilmente. Me hallaba encantada y estuvimos como una hora en esa posición hasta el sol impregnó la cama con sus rayos mañanero…. llegó la hora de desayunar. Los dos nos levantamos en ropa interior y desayunamos, su verga era evidente y mis tetas casi se salían de mi blusa. Los dos estábamos encantados con lo que estaba pasando y la verdad muy cómodos.

El díaestuvo normal, me fui a mi trabajo y como siempre me invitó a tomar un café cuando me vino a recoger esa mañana. Llegó la noche, cuando entré a su cuarto a preguntarle algo para el siguiente día… lo encontré masturbándose. Al principio intentó zafarse tapándose la verga, pero yo quería verla, me acerqué a él…

No creo que tengas nada de qué avergonzarte, es normal que te masturbes hijo… ¿Quién no lo hace, tena la edad que tenga?

Le quité su mano de encima de su verga para poder verla, porque la verdad me encantaba mirarla. La tenía supera erecta y durísima.

Hasta yo me masturbo todavía, es más ven. Tomé su mano y fuimos a mi cuarto.

Como ya era de noche yo estaba con mi equipaje de dormir… en bragas de algodón usadas por lo suave que son para no molestarme sus costuras y una camiseta a modo de top que hacía las veces de ropa interior. Él pues iba solo con su bóxer a media pierna pues tenía afuera su verga. Lo acosté en mi cama y yo me recosté del otro lado…

Muéstrame como te haces una paja… vamos mastúrbate hijo no hay problema. ¡Yo lo haré contigo! Nos haremos una paja juntos, hasta corrernos.

Me quité las bragas, me abrí de piernas al lado de él para que viera mi coño abierto y me separé los labios vaginales para que viera mi clítoris endurecido, salido y duro… y empecé a masturbarme a su lado, él no podía dejar de mirarme como me tocaba el coño, la pepita y me metía los dedos en la vagina, sin dejar de masturbarse a la vez.

Cuando vayas a terminar, me avisas para ayudarte a limpiar toda le leche que te saques… no quiero que me embarres las sábanas de lefa pegajosa.

Estuvimos así máximo cinco minutos… yo terminé antes y empecé a gemir, pues me puso como una puta loba masturbándome frenéticamente viendo la gran verga de mi hijo agitarse… no le quitaba ojo a como subía y baja su mano, a la par que esos grandes huevos repleto de leche. Me encanta ver como se masturbaba a veces suave otras más enérgico. Cuando empecé a gemir y a tener el orgasmo el de inmediato arreció sus batidas… mis dedos se oían acuosos entrando y saliendo de mi coño, me arqueé para estar cerca de su polla, necesitaba oler su aroma a macho. El no paraba de pajearse duro, rápido y eficaz. Le empecé a amasar sus huevos, sé que es algo que a los machos les gusta cuando están a punto de eyacular.

Mi boca estaba tan cerca de su glande que no puede resistir metérmelo en la boca, justo cuando empezó a salir el primer borbotón de lefa. Su mano no dejó de hacerle la paja, mi mano sobándole las tremendas pelotas y mi boca chupando su hinchada y dura cabezona eyaculando. Cerré mis labios sobre ella y comenzó a escupir leche, a la par que yo iba succionando todo el arsenal de semen espeso. Él convulsionaba y mis esténtores aún no se habían acabado por mi orgasmo, recibiendo su rico esperma en mi boca. No sé cuántos chorros expulsó, pero fueron copiosos… sacó tanta leche que no podía creerlo, mi boca estaba a rebosar, tanta que parte se me derramaba por las comisuras. No la dejé caer y tras mostrarle la cantidad ingente de semen que llevaba sobre mi lengua, lo tragué ante sus sorprendidos ojos.

Cuando pasó eso, me relamí y le tomé la polla… empecé a limpiarla con mi boca empezando por el capullo y llegando a todo el esperma que cubría su recio tallo venéreo, con la idea de ayudarlo y de saborear su hermosa polla… lo que quería era tocárselay disfrutarla. Lo limpie a conciencia, más de lo que necesitaba.

Ya ves que es algo normal, yo también lo hago… Y ha sido bonito compartir algo tan natural entre una madre y su hijo. ¡Ah! Por cierto… tu leche está muy rica y saludable, pero lo mejor es que sacas mucha de estos huevazos.

Él solo me agradeció y luego se quedó a dormir nuevamente conmigo, la diferencia es que esa noche los dos dormimos como nunca, pues habíamos tenido un orgasmo cada uno y uno de esos increíbles. Simplemente era un primer paso de algo no iba camino de ser inevitable y yo no hacía más que excusarme para que no llegara.

Después de todo esto nuestra relación cambió a mejor… empezamos a ser mucho más cómplices de lo que éramos, ahora podemos estar en ropa interior en casa sin ningún problemas, especialmente cuando su padre no está por casa. Él me ve semi desnuda y no pasa nada, nos teníamos más confianza, sin llegar a pasar nada más que masturbarnos, pues en cierta forma, masturbándonos libremente uno al lado del otro, evitaba que llegásemos el coito… pero ciertamente a partir de ese día, no podíamos evitar en juntarnos en nuestros momentos íntimos, en especial por las noches, a masturbarnos para lograr nuestro orgasmo relajante antes de dormir. Era prácticamente como si follásemos, y en verdad eran unos cuernos bien puestos a mi esposo y padre de mi “hijastro”….

Hay días en donde no podemos evitarlo a cualquier hora, y nos masturbamos aunque estemos en horas de trabajo… lo hacemos en los aseos del centro comercial donde está el bar en que desayunamos cuando viene a verme, pero los días que estamos solos en casa, sin falta nos ponemos en mi cama listos para mastúrbanos uno frente al otro hasta que ambos terminamos y nos quedamos dormidos juntos. Créeme que esto solo mejoró mi relación con mi hijo y tener un orgasmo frente a él es la mejor sensación del mundo. Con los días fuimos cambiando de modalidad, él me pajeaba a mí y yo él corriéndonos mutuamente, lo que sí ocurría siempre, es que me bebía su leche, sino me regaba toda la vulva de mi coño con su extensa corrida…me la dejaba completamente blanca de la cantidad de chorros de leche que emanaba su verga, o mis tetas…me excitaba mogollón ver como salían los chorros de leche espesa del agujero que se abría en su glande. Después se aficionó a sacarme los orgasmos con su boca y beberse mi corrida, de modo que en más de una ocasión también nos hacemos nuestros 69.



Libertad de una madre y su hijo

Mi hijo y yo nos mirábamos a los ojos con complicidad… creo que Jorge sabía de sobra que yo no disfrutaba con su padre tras compartir nuestras intimidades. Como cada día llegamos los dos a casa… por fin éramos libres de mostrarnos como éramos, y estábamos solos una vez más.

Al entrar en mi cuarto me encontró acostada en mi cama con la cabeza ladeada, mirándole en el quicio de la puerta. Estaba desnuda y me masturbaba pensando en él, deseando que llegase pronto y me encontrara excitada… y que eso le pusiera duro para acompañarme en una paja frente a mí.

Al principio no supo qué hacer. Salió del cuarto y volvió a entrar. Sin mediar palabra se desnudó y se sentó en la cama de cara a mí. Con las piernas abiertas y él entre ella sentado a modo de buda. Le sonreí complaciente, él también se masturbaba el gran cipote que emergía como un obelisco de entre sus fuertes muslos.

¿Estás salido, mi amor…? Le pregunté.

Sí bastante…

Yo también, cariño… te esperaba para disfrutar juntos.

Quedamos callados tocándonos y mirándonos mutuamente. Al poco irrumpí en el silencio de nuestras agitaciones acuosas que producían nuestros sexos.

Me imagino que me tocas las tetas. Que coges de los pezones con la yema de tus dedos.

No sabía que contestar hasta que se lanzó.

Y yo que te beso en la boca, mientras te aprieto los pezones duramente. Me contestó.

Que me besas los pechos y me los comes con tus dientes y lengua.

Y yo que te agarró las tetas.

Metes tu pollón entre mis gordas y carnosas tetas…

Y paso la lengua por ellas, ensalivando cada centímetro de su piel.

Me doy la vuelta a cuatro patas… me lames el culo, el coño y el ano.

Luego me lames por todo el pecho, y chupas mis pezones.

Te agarro del cipote y me lo como… tú metes tus dedos en el coño y me pajeas el clítoris con firmeza. ¡Estoy muy salida, mi vida!

Me encanta el calor y humedad que emana de tu coño.

Y tú deseas hacerme el amor. Quieres entrar en mi vagina.

Te meto la polla hasta hacer tope con mis huevos… te follo gozándote.

Me está haciendo disfrutar de tu verga en mi interior, me siento llena.

Deseo correrme dentro de ti.

¡Hazlo!, no tienes problema en llenarme con tu leche espesa y abundante.

Y luego te como el coño chorreando.

Y pasas tu lengua por mi clítoris espigado y duro ¡Me haces gemir!

Y tú me la chupas dejándola impoluta con tu boca y lengua.

Y me vuelves a lamer el del ano. Me vuelves loca metiendo tu lengua en el orificio tan ceñido que tengo.

Te como el coño con devoción… tal si fuera una tajada de melón.

- Y me la vuelves a meter por el coño… noto tus grandes huevos golpeándomelo. ¡Eso me excita! Sé que están llenos de mi esperma querido.

Y te cojo de las caderas y te follo como a una puta.

Es mi deseo más lascivo ser siempre tu PUTA.

Te sientas encima de mí, dándome la espalda. Veo tu culo ancho, lo agarro con mis dos manos, viendo entre tus nalgas, como tu coño no deja tragarse mi verga hasta las pelotas.

No aguanté mucho más frotando mi clítoris con tus huevos… y me corrí embadurnándote toda la polla y las orondas pelotas que te gastas.

Tu orgasmo provoca el mío al unísono…quiero que notes mis chorros de lefa, rellenar tu útero.

Sentí que me quemaba. Era semen ardiente lo que salía de tu polla… ¡Quieres dejarme bien preñada con tanta leche!

La mancha de fluido que dejó mi corrida era grande y tras de ella llegó la él. A menos de diez centímetros de mi coño, su glande comienza expulsar leche a chorros copiosos, miro su cara y él en la mía el asombro y gozo al verme el coño chorreado de esperma espeso, chorros que llegan a mi vientre los más largos y potentes. Los últimos borbotones se los limpio entre mis labios vaginales y el clítoris… le abro la raja con mis dedeos y deposita un poco de lefa en el interior sin llegar a metérmela en el conducto. Lo deseo pero algo nos impide ejecutarlo definitivamente.

Todavía no me ha follado, era algo que no necesitábamos hasta ese momento… gozábamos mucho así. Era una forma de tener sexo con la conciencia tranquila de no haber cometido nada de qué arrepentirnos. Se puso de rodillas en la cama y yo me abalancé para mamársela y limpiarle la verga como de costumbre. Se vistió y salió de la habitación. Me dejó de nuevo sola, allí sola, con mi cabeza ladeada oliendo a sexo, a su sexo, al mío… su aroma masculino impregnaba mi coño, mi vientre y mis papilas gustativas. No he tenido ningún contacto sexual con él dentro de mi coño pero no creo que pase mucho tiempo más en que ocurriera… Antes de dormir, nos hicimos otra paja delante de otro rematado con un rico 69. Los dos lo necesitábamos.



Necesitaba tener sexo y mi hijo era la mejor opción

Todo comenzó hace unos meses cuando noté que mi esposo tenía otras cosas en las que pensar menos en mí… de modo que mi hijastro y yo, a quien de siempre lo he considerado como mi hijo, fuimos dejándonos ir cada vez más allá de lo que está bien visto dentro de una familia. La culpa era claramente de su padre, de manera que me enfoque en darme una buena vida con mi hijo… en especial en el ámbito sexual.

Por estar con él deje de ir a citas o salir con las amigas para conocer a gente, en su lugar empecé a comprar juguetes para satisfacer mis deseos sexuales. Poco a poco los juguetes se me hacían más distantes sin llenarme ni aliviarme verdaderamente…, mi cuerpo quería tener sexo de verdad, pero no sabía con quién podría hacerlo hasta que un día recién llegada del trabajo, mientras preparaba la comida fui a avisar a mi hijo para viniera a comer.

La puerta de su cuarto estaba entreabierta, miré discretamente y lo vi en la cama desnudo masturbándose con mi ropa una de mis bragas. Pensaba entrar y reclamarle, pero me quedé viendo. Sentía cosquillas en mi coño y al meter una mano dentro de mis bragas noté como mi coño se ponía húmedo… y ya que mi mano estaba ahí empecé a masturbarme mientras lo miraba. Tenía una polla grande y gruesa…fantástica. Se veía muy rica y me sentía muy pervertida tocándome a la misma vez que él se pajeaba. Verlo así y murmurar cosas pervertidas mientras movía su prepucio por toda su verga con mis bragas en sus narices, hasta correrse con unos escandalosos chorros de leche y luego limpiarse la polla con las mismas dejándolas llenas de semen.

Se limpio, se puso la ropa, y yo regrese a la cocina simulando que no había visto nada. Poco después llegó e incluso me besó la mejilla. Todo el día actúe como si nada hubiera pasado.

Al siguiente día de costumbre él llegaba del gym, se metía a la ducha, yo discretamente lo seguí. Vi como del canasto de la ropa sucia saco otras bragas mías e igual se masturbó. Lo fui controlando… hacía lo mismo cada día sin falta. Sabía que me deseaba. Hasta que un día me animé y nos masturbamos juntos, después se hizo costumbre como ya relaté anteriormente. Tras unas semanas de masturbarme junto con él, y pese a mis reticencias comencé a pensar en tener sexo con él.

Así que puse un plan en marcha y compré lencería sexi, y para hacerlo más pervertido la usé todo un día en el trabajo para impregnar mi olor. Al llegar a casa oculté todas mis bragas para que no tuviera con que masturbarse. Llegó del trabajo y le besé… me gusta mucho su olor a sudor por alguna razón. Luego se fue directo "a la ducha", yo me quité el vestido que llevaba en la sala y lo cambie por una bata semi transparente.

Fui al aseo, lo vi rebuscando en el canasto, y entre haciendo notar el sonido de mis tacones al pisar…

¿Qué haces amor?

Nada mami, buscando algo…

¡Oh ya, ya! Me imagino lo que buscas ahí…

Sii y...

En ese momento se giró para verme con el conjunto de lencería negra completo y de forma sexi frente a él, noté un cierto deslumbre en sus ojos.

¿Mami qué llevas puesto? ¡¿No vas demasiado sexi para ir por casa…?!

¿Te gusta? Es mi nuevo pijama

Sii mucho, es ideal para ti.

¡Qué bien…! Me gusta que te guste, sin embargo la razón por lo que lo llevo es otra… ¿Me la querrías quitar…?

No se lo esperaba, se puso un poco nervioso, yo miraba feliz su erección crecer dentro de sus calzoncillos. Me acerqué muy sensual, y le quité su camiseta llena de sudor que se me hacía muy sugerente. Ya con su pecho desnudo pegué mis tetas con sostén a él, y el ver qué era enserio… con sus fuertes manos apretó mis nalgas con ambas manos, incluso me dio una nalgada que me gustó mucho sentirme azotada por mi hombre.

Me despojé de la bata y sin quitarle la mirada me puse de cuclillas, le bajé los calzoncillos mostrando su gran verga casi erecta e inhalando un fuerte aroma a macho. Me sorprendía su tamaño y forma. Desde ese momento sabía que no había vuelta atrás, así que abrí mi boca y comencé a darle una mamada mientras él acariciaba mi cabeza…. Me sentía muy pervertida y a la vez excitada por chuparle la verga a mi hijo y disfrutarlo tanto de ella…, sabía salada y sus huevos llenos de sudor poseían el característico aroma masculino, y eso me gustaba más que nada en ese momento. Mi hijo me miraba nervioso y sorprendido de ver a su guapa y tierna madre hecha una caliente y sucia cerda, mientras yo lo miraba fijo a los ojos metiéndome su polla, para excitarlo más como haría cualquier puta.

Lo senté en la cama y metí su verga entre mis tetas presionadas por el sostén y la punta sobre salía así que la lamía con mi lengua y mientras miraba atento mis tetas. Me quité el sostén para que las viera desnudas.

Después de haber haberlo chupado con agravio, le quedó la polla bien lubricada. Me puse en pie y muy sexi me fui quitando las bragas, despegándolas de mi vulva mojada con cierto forzado, quedando con las medias negras de encaje y los tacones sexis mientras me sentaba en sus piernas con la mías abiertas. Tiempo antes había visto su historial y sabía que le gustaban las nenas con el coño depilado… así que también me depilé para él.

Pensaba en montarlo, pero él me abrazó y acostó en la posición de misionero (una de mis favoritas) mientras frotaba su verga dura en mi coño y nos miramos excitados y él dijo.

Rebeca, no deberíamos hacer esto…

¡Sshhh! ¡Tú solo disfruta mi amor! Ya estaba cansada de tantas pajas y dejarme sin quitarme del todo el calentón.

¡Estás hermosa, muy hermosa! Me halaga que te hayas preparado así para mí… y yo hecho un desastre oliendo a oso cavernario.

¡Calla tonto! Acaso crees que es casualidad… me gustas más con aroma a macho que a gel… me pones muy caliente sucio y salvaje, mi amor… Anda, no me seas cabrón… ¡¡Ayúdame con el calentón de coño que tengo…!!

Le así la verga y la encaucé a mi raja, me sobé su glande por toda ella y el clítoris…finalmente la puse en la bocana de mi coño. Empujó su verga dentro de mí, no llevaba condón pero no me importó, quería sentirlo al natural, y vaya que lo hice percibía cada centímetro de su verga entrar abriéndome las paredes ceñidas de mi vagina. Me hallaba muy excitada, no sabía cómo me veía él, pero a juzgar por su mirada estaba muy sexi y apetecible. Me punzaba suavemente, cada vez más adentro, hasta que llegó a la base de su polla, dejando que mi coño abrazase su verga por completo. Se empezó a mover y con cada embestida tomaba más confianza. Yo me sentía más pervertida al gemir tanto por los pollazos de mi hijo, como por verlo frente a mí follándome.

El cuarto se llenaba de olor a nuestro sexo, el ruido de sus bolas chocar contra mi coño era música celestial que me agudizaba la sugestión. Al cabo de unos minutos, la gran confianza hizo que empezara a jugar con mis tetas y mamármelas todas, morderme los pezones y apretarla mientras me penetraba metiéndome su polla al útero…yo gemía de la forma más sucia con cada embestida.

¡Joder Rebeca, no esperaba esto…! ¡Menuda sorpresa me has dado mami!

¡Amor!, No pares!, Dámela toda!, Aaaah! ¡Lléname de leche!

Él se empezó a moverse muy fuerte y yo sentía mi mente ponerse en blanco. Llevaba tanto tiempo sin tener sexo, que mi coño, mi clítoris y mi todo… estaba muy sensible, y su verga era maravillosa abriéndome de par en par hasta las profundidades de mi intimidad. Además de darme de pollazos sin compasión, frotaba sus dedos sobre el capuchón del clítoris excitándome más si era posible.

Soy una amante de la penetración, me encanta ser follada por vergas gruesas sobre todo, así que sus movimientos eran muy ricos y duros. Apretando las uñas en su espalda, tuve un delicioso orgasmo con la verga de mi hijo clavada en lo más hondo de mi ser…, convulsionaba apretando y soltado presión sobre su verga dentro de mi coño con mis músculos vaginales. Noté como de mi coño chorreaba el flujo que empapaba su verga y los huevos, pero mi chico no paró de moverse y eso se sentía increíble… dura y potente, ¿Cuánto tiempo había tenido que pasar para volver a tener una polla de este calibre? Siguió un buen rato hasta que me dijo…

¿Dónde quieres la leche mami… en tus tetas, en tu boca o en la cara…?

De inmediato supe que se iba a correr y mis piernas se cerraron en el juntos con mis brazos pegándolo a mi con nuestros rostros bien cerca y entre mis gemidos le dije.

¡¿Donde va a ser?! ¡¡Dentro de mí, cariño… bien dentro de mi coño!!

Y le di un delicioso beso con lengua lascivo como ninguno, y con mis palabras y el beso empecé a sentir su verga palpitar, soltando semen dentro de mi más profundo extremo vaginal… aquella corrida estaba siendo muy satisfactoria para mí, al sentir su semen dentro, pero más para él que eyaculaba como un caballo. No podía creer que toda esa leche la estuviera soltando dentro de mí por fin. Nos besamos y sacó su verga para acostarse a mi lado. Su mirada era que aún no se creía lo que habíamos hecho. Tomé su polla y se la limpié con mi boca, como de costumbre. Luego nos quedamos hablando un rato hasta que él se levantó a ducharse y luego me acompañó, porque me dio sueño. Esa noche sin su padre, dormimos juntos.

Y bueno esa fue mi primera vez con mi hijo… si se lo preguntan no quedé preñada esa vez, pero teníamos previsto seguir teniendo sexo hasta la actualidad y me hace muy feliz y yo a él. Continuamos teniendo otras aventuras juntos si quieren que les cuente…

 


 

El morbo con mi hijo. Un crucero de placer.


No hay morbo más grande que tener por amante a tu hijo y aunque parezca demasiado grotesco, es as. La lascivia pornográfica que provoca, en mi caso, es el sumun máximo del placer. Creo firmemente que el incesto alcanza la lujuria extrema, no solo por lo prohibido que encierra ese deseo, sino por el morbo que incita el poder ser descubierto por su padre.

Arrodillarme frente al “bóxer” de mi hijo desafiando sus ojos con los míos, acariciar sobre la tela el glande con mis labios pintados de rojo intenso, dejándole rastros de ese pecado en la erección que le provoco. ¡Me encanta! y aunque su padre en algún momento satisface mis deseos, he descubierto que mi hijo me dar todo el sexo y la fantasía que necesito, lo cual se revela entre gemidos.

Aquellos días en un crucero que hacíamos desde Barcelona hasta las islas griegas, tuvimos una parada en Malta, —siempre Malta—, lugar de los pecados y el verdadero inicio del incesto con Dani, mi hijo. Habíamos bajado a hacer unas excursiones con mi esposo, mi hijo y mi amiga Gloria con su esposo, pero de regreso mi marido se quedó indispuesto en nuestro camarote, yo aproveché para darme un buen baño de inmersión con sales y flores que me habían dejado en la suite. Dani en el camarote contiguo se estaba arreglado también, pero al separarnos en el corredor, lo provoqué rozando con mi mano su bulto prominente…, le dije que me esperara esa noche mientras recorría mi mano por todo su talle. No sé cuántas veces me masturbé en esa ducha mientras fantaseaba con el derrame de su semen sobre mis labios y dentro de mí útero. Fui al “spa” del crucero, me hice depilar completamente, solo dejando una fina tira de bellos sobre mi pubis que baja hacia mi clítoris y con una buena sauna y masaje, sabía que sería una noche interminable de salvaje sexo… ¡Estaba lista para mi hijo!

El crucero había sido idea de su padre y yo le convencí para que el chico se viniese con nosotros, por si él no estaba a la altura para acompañarme a todo lo que deseaba ver y disfrutar…, como así sucedió a segundo día de crucero. La cena se sucedió como la otra noche sobre la última cubierta, mesa reservada para los que tenemos ciertos privilegios de un crucero conocido, me había dejado el camisolín (aunque parecía una blusa de seda) pero no llevaba sostén, por lo cual mis pezones eran un sobre relieve en esas sedas, jean ajustados pero cortos en los tobillos y una pulsera en el izquierdo, como aquellas egipcias que delataban su erotismo en el antiguo imperio faraónico.

Iba bien transgresora y algo más, a poco de dar a entender que era un tanto prostituta. Mi marido “tan cornudo como de costumbre” solo me dio una palmada sobre mis nalgas que nada me provocaba como la de su hijo, pero el roce de Dani al acomodarnos en esa mesa me hizo cerrar los ojos y dejar que los sentidos fueran un escalofrío sobre mi piel. Sentado delante de mí, entre otros comensales, yo descalzaba uno de mis pies llevándolo a su entrepierna, el que él sujetaba dejándome sentir la erección que me volvía más loca. Era evidente mi calentura, tanto que, una mujer sentada a mi lado me dejó caer que se había dado cuenta y la muy atrevida bajo el mantel acarició mi pierna con sus uñas. Mirándome también sonrió. Demasiado caliente para un solo instante cuando me preguntó al oído…

¿lo compartes…? le respondí que sí, pero no esta noche, quizá mañana. Gloria rozó y volvió a acariciar mi pierna, pero esta vez, hasta mi ajustada vulva sobre el jeans, provocándome más fuego bajo mi piel, le sonreí. Mi hijo no dejó de advertir esa escena… mordiéndose los labios me guiño un ojo. ¡¡Estábamos listos para el placer!!

La sobremesa se había puesto pesada con esas conversaciones de los hombres que me aburren, por lo que Gloria me invitó a salir a cubierta a fumar un cigarrillo, acepté porque fue un desafío lo que se provocaba en su mirada…, mi hijo, caballeroso como siempre, nos corrió las sillas para poder abandonar la mesa, mientras salíamos a cubierta tomadas del brazo, mi hijo Dani, se me acercó…, y acariciándome la mejilla me dijo…

Te espero en mi camarote… no tardes demasiado. Temblé y sentí que no solo me mojaba sino que también sentí electrizar mis pezones.

Te calienta mucho ese buen mozo, murmuró Gloria.

Sí… ¡¡Hace mucho que disfrutamos el incesto!! Pero solo desde haces unas semanas lo hemos hecho al completo. ¡Me suele llenar en todos los sentidos!

¡Ah! Entonces lo deseas desde hace tiempo… ¿Y cuál es ese morbo que tiene follar con tu hijo, si se puede saber?

Para aclarar, no lo he parido… es el hijo de mi esposo, pero lo considero como hijo mío, y él me trata con su mami desde siempre. Y en cuanto al morbo, esencialmente de ponerle los cuernos a marido, eso nos calienta muchísimo, follar cada vez más seguido y esta es una noche perfecta para el pecado. Advertí que no había entendido que era una relación con mi hijo, o sea, puro incesto pese a no ser sangre de mi sangre.

Sentí que Gloria se estaba excitando conmigo y mi morbo iba en “crescendo” nos apoyamos en la baranda y asegurándose que nadie nos viera, me besó dulcemente en los labios, mientras su mano desabrochaba mi jeans descubriendo que estaba empapada al masturbar mi clítoris… se llevó luego mis jugos a su boca, me volvió a besar otra vez con un profundo beso de lengua.

¿Me vas a contar en serio quien es ese cabronazo que te tiene así? Murmuró al oído, mordiendo suavemente mi oreja y más me calentaba.

En serio… ¡¡Es mi hijo…!! Apenas pude suspirar y jadeando.

Los ojos de ella no daban crédito a mis palabras, mientras le iba contando cómo había empezado a tener sexo con Dani en aquellas ausencias de mi esposo, y que a su vez era cómplice de mi adicción ninfómana masturbándome como una loca cada día, hasta que supo que solo él podía apagar mi fuego con tanto semen que eyacula su verga. Como estábamos navegando ya cerca de las murallas de Malta, le dije que eso me hacía recordar aquellas noches y que solo en ese momento quería estar en su camarote, desnuda y tendida sobre su pecho… el de mi hijo, claro.

Me acabas de volver loca, —dijo Gloria— me estás haciendo sentir hasta el más íntimo de mis escalofríos… ¿incesto puro y así tan abierto?, eso tengo que verlo y sentirlo. Me muero por ver cómo te besas con tu hijo

Cuando quieras…

¿Serías capaz de invitarme a ese pecado tan maravilloso?

La volví a besar en sus labios, pero esta vez yo rodeé sus caderas y acaricié su espalda por debajo de su blusa.

Te va a gustar vernos amándonos…, pero esta noche estamos inaugurando el viaje con Dani, de modo que hoy me lo follo yo sola, y mañana quizá te invitamos. Pero ahora seguirme.

Llegamos al camarote de Dani, como dos niñas tomadas de la mano y corriendo por el pasillo. Cuando golpeé la puerta, desde adentro me gritó

– Está abierto

Entré, le hice señas de silencio a Gloria, vi que Dani estaba en la ducha con la puerta del baño entreabierta, él no podía ver hacia la suite, así que me desnudé delante de Gloria, quien habría más sus ojos negros, hermosos por cierto, al igual que su boca, así que delante de ella me quedé con el bikini y sin el sostén mostrándole mis areolas y mis pezones empitonados, los que pellizqué para erotizarlos aún más, bajé mi tanga y le enseñé que no solo estaba mojada, sino que tenía el coño depilado solo con mi línea de vellos finos, como le gusta a mi hijo. Gloria me volvió a comer la boca…

Puedes mirar, pero en cuanto veas que salimos de la ducha, sales del camarote. Ella asintió en silencio.

Desnuda, solo en bikini y con las sandalias, las que no me había quitado, y haciendo juego, me metí en el baño…, el vapor había empañado el vidrio de la mampara, allí apoyé mis tetas y los pezones sintieron la calidez de ese vidrio y con esa calentura empecé a masturbarme, mi hijo del otro lado bajo la ducha, mordió sus labios, comenzando a “pajear” su espontánea erección. De reojo la miré a Gloria que se estaba masturbando también, pero con sus ojos clavados en mí.

Hacía rato que te esperaba putita, me dijo Dani.

Ya lo sé hijo, ¡cabronazo mío!, y aquí estoy para celebrar y disfrutar de nuestra primera follada en este viaje. Le mostré mi coño con las piernas abiertas… Me depilé toda hasta el coño como a ti te gusta y estoy lista para que esta noche acabes con toda tu leche dentro de mi vientre. Todo esto lo decía, no por él ni por mí, sino para que Gloria descubriera ese morbo con mi hijo.

Me metí en la ducha sin quitarme el bikini, ni las sandalias, cuando mi hijo me abrazó y girándome en la ducha me sujetó contra la pared, nos comimos la boca a mordiscos, con esa culpa encendida por el morbo y más yo, que sabía que alguien nos estaba observando, fue cuando sentí que su erección golpeteaba sobre mi pubis.

Todavía no me folles… ¡¡Lléname de besos!! Hazme sentir amada por mi hombre, mi amante… mi chico. Pedí susurrando.

Tú y esa otra madura, en la mesa, me calentaron demasiado, pensé que te ibas a encamar con ella, y me vine a pajear, tengo la polla que explota, pero te la voy a enterrar en el coñito de mi mami golosa.

Esta noche mami, es toda tuya, ¡Cabrón!, le decía mientras sentía su erección en mi mano. – Al final conseguirás preñarme como tanto deseas…

Seguro que no será por falta de lefa dentro de tu coño…

Me acomodé poniéndome debajo de la ducha, apoyé mi cara contra la pared igual que mis pezones, levantando mis caderas empecé a sentir como esa erección jugaba “punteando” mi raja, mis labios vaginales y mi clítoris. Giré mi cara y pude ver a través del empañado cristal que Gloria aún estaba ahí, pero en un momento cuando Dani me tiró del cabello, alcé mi cabeza hacia atrás y grité suavemente, su pollón ya estaba dentro de mi vientre. En ese momento Gloria tirándome un besito con la misma mano que se había masturbado y saboreado este placer en sus labios, desapareció del camarote. La ramera se había corrido y ahora me tocaba a mí.

La ducha fue interminable, no podía de dejar de comer la boca con mi hijo… había mucho morbo contenido desde que zarpamos de Barcelona. Me arrodillé delante de él y mi garganta fue lo más profunda que podía conteniendo la respiración…, al menos sentíamos que el agua calmaba algo de ese ardor que friccionaban nuestros cuerpos. Edipo y Yocasta estaban otra vez juntos, yo me sentía demasiado perversa y mi cuerpo lo necesitaba, la piel de Dani también estaba encendida, y el calor de su glande en plena hinchazón, hacán que su erección saliera y entrara en mi boca. Notaba en sus escalofríos el placer de poseerme.

Sus manos me tomaban de los cabellos y acompañaba el ritmo mientras le chupaba esa polla rígida, la que se hinchaba aún más en mi boca. No sé cuánto estuvimos así, pero yo sabía que mientras le hacia esa felación su placer también estaba en la yema de mis dedos que jugaban con su esfínter, mientras me abría paso en su ano hasta penetrarlo, y con la otra mano se sujetaba y sobaba los grandes huevones que posee, de tal forma que más nos calentábamos bajo esa ducha.

Me incorporé, nos seguimos besando, mis pezones se apoyaron en su pecho y su erección sin más, fue entrando por mis labios vaginales de nuevo… me dejé llevar, sintiendo como me invadía el sexo ancho y duro de mi hijo, otra vez el morbo me hacía cerrar los ojos y abrir la boca jadeando. Después de un largo rato de follar con tanta furia, mirándonos a los ojos y mordiéndonos los labios, sentí una dura estocada dentro de mi vientre, después otras más seguidas que preveían la avenida de su esperma dentro de mí. Rugió al eyacular el primer gran chorro, lo que provocó un beso aún más perverso comiéndole la boca a percibir su segundo chorro de leche inundándome… un tercero y hasta un sexto aldabonazo de blanca lefa…y sin extraer su verga se precipitó un reguero de leche por mis labios, tanto semen corría por mi nacarada vulva que no lo podía creer que un hombre eyaculase tanto de una sola vez.

Me hizo pensar que lo que hacía y para qué… estaba en fecha de poder gestar, era consciente que estaba ovulando sin haber tomado ninguna prevención, follábamos sin condón ni pastillas anticonceptivas con intención de quedarme preñada de mi chico… Cuando sentí su semen invadirme, supe que me estaba dejando preñada…. Ese calor atravesó mis entrañas y me abracé al cuerpo mojado de mi hijo, aún, estando atravesada por su gran verga… penetrada hasta las entrañas, mientras él latía acabando de dejar secos sus huevos aún más dentro de mí.

Me colgué un toallón sobre las tetas, que todavía firmes sostenían mis areolas rozadas y mis pezones aceitunas como una adolescente. Dani se anudó a su cintura otro toallón y salimos al balcón de la suite frente a la inmensidad de las olas del mar. Nos volvimos a enfrentar con la mirada y me colgué otra vez su cuello para besarlo como una puta gata en celo.

Me dejaste preñada con este polvazón… lo he sentido.

Lo sé, murmuró él y me comió la boca. – Deseo que mi primer hijo se también el tuyo.

Yo encendía un cigarrillo mientras Dani se servía una copa de buen “ron”, volviendo al balcón, el murmullo del mar era para nuestro silencio un cómplice más, alzó la copa y brindó por mí…

Por la “perra” que jamás ha podido tener en un hombre entre sus brazos demasiado tiempo, y se merece tener la panza más enorme del mundo.

Por mi hijo, que me hace sentir lo que ningún hombre arranca de mis entrañas… ¡Este placer de ser mujer, hembra y ahora verdadera madre!

Me apoyé contra la baranda de espalda a la inmensidad, cuando del camarote vecino, (el que tenía con mi esposo) apareció él y sin poder vernos bien, alcanzó a preguntar si estábamos bien…

Entre risitas cómplices le dije que sí, que estábamos jugando cartas y fumando un poco, mi esposo “el muy cornudo” soltó convencido…

No tomar tanto ron, ¡me voy al jacuzzi!

Cerró la ventana del camarote, sabíamos Dani y yo, que la noche estaba en pañales y brillantes sobre las olas del mar, titilaban los astros a lo lejos.

Rebeca… ¿pido champagne?

Si… pero recuerda que en estas noches para ti soy tu mami cariñosa, tu pervertida diosa erótica.

Cierto, la más puta de todas las diosas del Olimpo.

Cuando tocaron la puerta, el camarero advirtió que mis pezones en un sobre relieve, sobresalían de ese fino toallón, que apenas me cubría el pubis.

Perdón señora, ¿aquí pidieron champagne?

Sí, le dije, provocando que mi mano descubriera un poco mi desnudez. – Póngalo sobre la cama.

A lo que mi hijo entrando desde el balcón y con su toallón en la cintura, le alcanzó una propina. Al salir ese camarero, negro como el ébano y bien dotado según su blanco pantalón, me guiñó un ojo, cumplido al que yo sonreí con un gesto de mis labios.

¿Te gustó el negro?

Sí por supuesto, los negros suelen tener buenas vergas para hacerlos gemir y este se le ve que está bien dotado, por eso le dejé ver mi coñito depilado… ¡Espero que no te pongas celoso por eso…! Sabes que solo tú tienes derecho a follármelo y a llenarlo de rica leche. Además, esta noche ya me has inseminado bien para que solo tus bichitos sean los que me dejen preñada.

Nos emborrachamos durante gran parte de la noche entre besos quemantes y suaves mordiscos, esa era nuestro juego, el placer doliente y ardiendo en nuestros labios, hasta que caí rendida en la cama de mi hijo de tanto placer. Despertando en la madrugada y aún de noche, sentía otra vez sus pequeños mordiscos sobre mi pubis, la saliva de Dani servía de lubricación sobre mi clítoris y su lengua perversa, se enterraba aún más entre los labios húmedos de mi sexo. Mi esposo se había tomado su sedante para dormir y curarse las molestias que le atormentaban la cabeza con fuertes dolores… sus migrañas recurrentes. Mientras tanto Dani y yo aprovechábamos el tirón de nuestro calentón interminable.

No pares hijo. Le decía sosteniéndole la cabeza y apretándolo contra mi pubis y la gorda vulva que tengo. – No dejes de comerme el clítoris… ¡Joder córreme!

Estoy corriéndome sobre su boca y mis flujos se confunden en sus labios, sacudió su boca abierta y se la devoró “literalmente” mi último orgasmo antes de que me volteara violentamente, y se acomodara detrás de mí. La enfiló en mi raja y la clavó de una hasta la entraña de mi vientre… agaché mi pecho y elevé el culo para que me penetrara a su antojo, cabalgándome hasta que rasgando las sábanas con mis uñas, volví a sentir su semen desbordando mi vagina. Me deje caer sobre las almohadas, su cuerpo sobre mi espalda, su pubis no dejaba de golpetear mis cadenas en tanto eyaculaba como un toro salvaje, sus resoplidos se oían a mi oreja, su calor en todo mi cuerpo y su esperma me llenaba el útero dándome escalofríos solo de pensar que me estaba preñando… todo ello me provocó una catarata de orgasmos, el sonido se hacía eco entre las paredes del camarote, eran mis gemidos mordiendo esas almohadas, no daba más de placer, pero aún no quería que se detuviera y continuara jodiéndome.

 


 

No pares, le volví a repetir. – Tú puedes volver a follarte a tu madre sin sacarla. ¡Vamos cabrón, échame otro polvo…te quiero dejar secos los huevos!

Cuando sentí que su tiesa polla estaba acomodándose otra vez, pero ahora en mi culo…, curvé mi cadera hacia arriba, acomodé una almohada bajo mi vientre y mi agujero anal quedó a merced de mi hijo, con sus manos separó mis nalgas y esa erección fue clavándose en mis entrañas con ese ardor interminable de placer, de sus veintitantos centímetros, los que sentía en mi esfínter y que se hundían en mis entrañas.

¡Fóllame duro, hijo de puta, hazlo más fuerte! ¡Me partes en dos… me arde!

Cuando sentí que su ritmo era más intenso, supimos que estaba a punto de acabar, me solté y me puse en cuatro sobre la cama, como una perra en celo y la boca abierta, se la meneó mientras yo le apretaba de los huevos y le chupaba el glande sorbiéndolo como un caramelo. Cuando eyaculó, mi boca no dejó caer nada de ese semen que a chorros me bañaron el rostro y saboreándolo con mi boca lamí hasta la última gota que corrió por mi garganta. Saboreé su leche, y le dejé la polla limpia.

Nos tumbamos en la cama mirando el techo y ese amanecer sobre el mar que corría del otro lado del balcón…, yo mojada de semen, relleno el útero de su espeso esperma y mi hijo Dani cubierto de mis ninfómanas lujurias.

Seguimos con la fiesta esta noche, le dije besándolo en los labios. – Podemos invitar a Gloria.

Sí, pero la sorpresa la preparo yo. Me dijo sonriendo y mordiéndome los labios.

Me levanté y envuelta en una bata de baño, me fui a mi camarote, mi marido dormía, seguramente con los cuernos entre sus sueños, me acomodé a su lado sin desearlo, pero tuve que follármelo al despertar, por las dudas de haber quedado embarazada esa madrugada al quedar mi útero bañado por el semen de mi hijo…, apenas si fue un polvo echado al viento.

En la cena siguiente, volvimos a compartir la mesa con Gloria y su esposo, sus ojos no dejaban de clavarse en los míos, y en los de Dani…, él le asintió con la cabeza cuando ella bebiendo de su copa le guiño un ojo, eso estaba listo, pero al rato en un descuido, veo a mi hijo conversar con el camarero del champagne. La noche prometía más placer, más pecados, incesto entre Edipo y Yocasta, entre mami y mi Dani y mi invitada Gloria, en un morbo ya encendido en esas noches de crucero.



Mi amiga seguía haciendo broma con lo que yo le había visto. Al día siguiente me fue a visitar, y ya que estábamos las dos solas nos tomamos unos tragos en una de las terrazas del barco, nos pusimos alegres de más, otra vez en el momento sintonizamos cuando observamos a un par de mujeres besándose y acariciándose a no muchos metros de nosotras, eso nos dio tema para charlar y nos preguntábamos que como sería esa sensación de volver a sentirse acariciada por otra mujer, seguramente por el licor que ya estaba en nuestras cabezas, mi amiga propuso ir a mi camarote, pero pensé que sería mejor ir al de mi hijo… tenía su llave por supuesto.

Una vez allí me propuso que la acariciara a ver que sentía, comencé tal como había visto a la pareja, ella se excito más de la cuenta y comenzó a acariciarme con bastante vehemencia. Sinceramente nunca hubiera pensado que tener nada con una mujer, menos con mi compañera Gloria… nos dejamos llevar por el licor y la excitación y terminamos besándonos, entrecruzábamos la lengua mordíamos nuestros labios, ella metió mano por debajo de mi camiseta, y acaricio mis pezones que estaban duros, yo metí mi mano debajo de su vestido… le acaricia su raja por encima de las bragas, ¡Joder con Gloria! Se sentía húmedo el coño. Soltó la correa de mi cinturón y bajo mi pantalón con la bragas de sopetón… acarició mis labios vaginales, me sentía en el cielo, algo que jamás había experimentado con una mujer, ni siquiera en mi época de adolescencia loca, gemía, lamía sus labios, sentía sus dedos entrar en mi vagina yo igual sentía su vagina húmeda en mis dedos una delicia.

Me acordé que mi hijo estaba por llegar del gimnasio de abordo, el me había dicho que solía acabar sobre las once, le comenté a mi amiga, así que nos desnudamos rápidamente e hicimos un 69 espectacular hasta que tuvimos un orgasmo juntas, su legua acariciaba mi raja y sus dedos exploraban mi culito de una manera espectacular…nos volvimos a correr masturbándonos y comiéndonos como golfas. Nos vestimos y seguimos tomando licor. Al poco rato de estar ya vestidas mi hijo entró, nos saludó… y dijo graciosamente que si lo invitábamos a la bacanal. Mi amiga se hizo la seria y lo regañó e incluso que le soltó con descaro…

¡¿Pero qué piensas de nosotras, pollo?!

Como mi amiga es tan bromista todo lo tomamos en broma le servimos un trago y nos pusimos a hablar de cosas sin trascendencia, que si la política, que si los partidos de futbol, mi hijo encendió la tele y claro no encontrábamos un canal en español, hasta que llegó un canal de pelis para adultos que no necesitan traducción… Gloria y yo nos miramos y lo miramos a él a ver que decía, solo esbozó una sonrisa de picardía.

Ojo con estas películas porque no habrá consolador que sirva en esta casa.

¡Qué atrevido eres Dani! Dije

Mi amiga continuó con la broma… – Menos mal que ha llegado uno muy efectivo, seguimos bromeando, yo estaba un poco mareada y mi amiga no sé si hacía la borracha o de verdad lo estaba.

Le pidió a mi hijo que pusiera música y bailara con ella, y comenzaron a bailar, ella se pegó totalmente a él y vi como a mi hijo se le comenzaba a notar el bulto que le crecía, además vi como Gloria bajaba la mano y le acariciaba la polla sobre el pantalón… noté que el bulto se hacía más grande y me excité de verlos tan cachondos, pero no me atrevía a hacer nada… y estaba bien inseminada y mi hijo era mucho macho para una sola hembra.

Seguimos tomando unos tragos más, tras el descanso que quería volver a bailar y mi hijo se puso con ella muy pegado… y otra vez se le notaba bien crecido el bulto, me llamaron para que bailáramos los tres y fui a bailar con ellos, las dos le pasamos un brazo por el cuello a él, y el otro brazo lo pasamos por nuestros hombros, el puso una mano en la cintura de cada una, así que formábamos como un triangulo los tres. Se notaba que tenía su cuerpo más recargado hacia mi amiga, de tal forma que le sobaba el bulto a ella. En un momento comenzó a moverse para un lado y para otro, no sé que me dio cuando sentí que mi hijo me tocaba con su verga dura, creo que me puse de todos los colores, seguimos bailando hasta que mi amiga Gloria se pasó a la acción, cuando le abrió el cierre del pantalón a mi hijo y le saco su verga.

Comenzó a sobársela, trate de separarme pero ella me apretó más fuerte y mi hijo también, así que su verga se incrusto entre mis piernas por encima del pantalón, mi mente no podía creerlo, estar en esa situación con mi hijo y mi amiga compañera de trabajo, se me salieron unas lagrimas y comencé a pedir que por favor un poco más… mi amiga cogió la botella sirvió unos tragos y yo me lo tomé de un solo sorbo, era la contradicción entre lo que mi cuerpo deseaba y mi mente me prohibía.

Seguimos bailando, mi hijo con su verga afuera sobándola alternativamente a mí y a mi amiga. Gloria de pronto deslizó la mano hacia mi blusa y la comenzó a desabotonar y le pidió a mi hijo que le bajara el cierre, ella tenía vestido con cierre a la espalda, yo ya tenía la camiseta completamente sacada, pero me remordía las ganas de follar. Ella se quitó el vestido y quedó solo en bragas y sostén…, me pidió que hiciera lo mismo, yo obedecía mas a mi cuerpo que a mi mente, me desnudé también e igual lo hizo mi hijo.

Te lo voy a robar un ratico.

Se pusieron a bailar de frente a frente, se abrazo a él y yo me abracé a ellos por un lado… me sorprendí cuando pasé la mano por las nalgas de mi amiga bajándola hasta el muslo, sentí la punta húmeda de la verga de mi hijo, me aferré fuerte a ellos, ellos se besaban, mi hijo le acariciaba las tetas, se separaron un poco y mi hijo se giró hacia mí y me abrazo también, me solté en excitación al sentir esa gran polla rígida como el pedernal, venosa e hinchada como un tronco centenario, entre mis piernas. Él hacia movimientos y sobaba su punta por encima de las bragas por toda mi raja ante los ojos de mi íntima amiga, ella hizo como había hecho yo… se abrazo por un lado a los dos, entonces sentí que metió su mano por mis bragas y comenzó a acariciar mis nalgas. Metía sus dedos por la raja de las nalgas y llegaba a mi ano y lo tocaba, con que maestría que ya mi respiración se convirtió en gemido de placer sintiendo la verga de mi hijo rozar mi coño, y los dedos de mi amiga explorar mi ano, fue tanta la excitación que besé a mi hijo y dimos rienda suelta a la lujuria.

Mi amiga le dijo a mi hijo que se sentara en el sofá que le íbamos a hacer un show, el se sentó y nosotras comenzamos a besarnos y a tocarnos todo el cuerpo, ella chupaba mis pezones, yo se los acariciaba y cambiábamos… yo se los chupaba y ella me los acariciaba nos abrazamos fuerte y movíamos las caderas para que se sobaran nuestras gordas e hinchadas vulvas peladas, que por lo húmedas que estaban, hacían un ruido acuoso que a mi hijo le fascinaba porque decía…

Eso es mis diosas ¡Moverse así!

Mi amiga se fue al sofá, tiró un poco de Dani para que quedara a la orilla del sofá, se veía en todo su esplendor ese falo empalmado, duro y erguido como un obelisco de Luxor, que provocaba a cualquier hembra salida como nosotras. Me arrimé con ganas de devorarla, pero mi amiga manejaba la situación, hizo que le diera la espalda a mi hijo y pasara una pierna por encima, me fue empujando para que me sentara pero no encima de la verga de mi hijo sino en la ingle, cuando estuve sentada sentía la verga del chico por toda mi raja, me moría de ganas por levantarme y metérmela toda de una vez hasta los mismos huevos, pero mi amiga me agarraba, le abrió la pierna a mi hijo… lo que hizo que mis piernas también se abrieran, ahí sentí más rico el roce de la verga a todo lo largo de mi vagina. Ella comenzó a chuparle las pelotas que colgaban majestuosas, este se retorcía de placer cuando le pasaba la lengua por todo el tronco, y se detenía en mi clítoris

¡Ummm! De solo recordarlo. Para mi hijo fue la sensación también más excitante, el sentir mis labios vaginales alrededor de su verga y la lengua de mi amiga lamiéndolo… dos hembras hambrientas de sexo masculino. Ella metió la mano debajo de mis nalgas y comenzó a hacerme presión para que me fuera levantando hasta que la punta de la verga de mi hijo quedó en toda la entrada de mi coño…, ella agarró la verga y sobó por toda mi raja desde el clítoris hasta mi ano, una y otra vez, mientras ella lamia la punta de su cipote, hasta que sentí como había echado bastante saliva al orondo glande de Dani. La volvió a poner en la boca de mi coño, y comenzó a presionarme para que me fuera sentando, di un grito de placer, sintiendo como entró hasta el mismo útero… solo le se veían los huevos fuera de mi coño, y todo bien dentro expandiéndome la vagina como un torpedo.

Eso fue como un latigazo, traté de zafarme al recordar que me estaba follando mi hijo delante de vieja amiga, pero ella me agarro muy bien y no dejó zafarme, deseaba tanto como yo ver como mi follaba mi hijo… ver el incesto que tantas veces me azuzaba en la tienda, que realizase.

¡Llámala por su nombre o dile gran puta! Dijo Gloria a mi hijo.

Ella le echo mas saliva a la verga, me la acomodo nuevamente, pero ahora en la entrada del culo, se paro delante de mí, me abrazó bien fuerte y me comenzó a empujar hacia abajo sin dejar mucha opción de movimiento…, mi hijo agarraba su verga para mantenerla en posición y poder metérmela por el ano tan ceñido que tengo. La muy malvada dijo era como si me estuvieran desvirgando…

Te acuerdas cuando te rompieron el coño, ¡¿verdad gran puta?!

Moví la cabeza asintiendo y seguí dando griticos de gusto, tanto que mi hijo dijo si me hacía daño en esa posición metiéndola por el culo, volví a sentir el dolor del desvirgue de mi adolescencia y a dar griticos, pero mi amiga abrazada a mi me empujaba más y más. Sentía esa verga desgarrando mi ano y entrando a cada momento más. Cuando estuve sentada sobre la pelvis de mi hijo, ella se agachó y comenzó a meter sus dedos en mi vagina y lamer los labios vaginales, era una sensación extraordinaria sentir el garrote de Dani en lo profundo de mis entrañas y a Gloria comiéndome el coño…, ella comenzó a darme mordiscos, me contraía, y eso le gustaba mucho a mi hijo que le proporcionaba placer extra en su polla… gritaba más, más, más, más, y gemía fuerte como un verraco follándose a su cerda.

Notaba la lengua de esa mujer explorando toda mi vagina, tocando mi clítoris con su lengua y dedos, que en ese momento me comencé a mover… ¡¡Uuufffff, que delicia sentir el roce de la verga entrando y saliendo de mi ano y la lengua de esa mujer en mi vagina!! No sé cuantos orgasmos tuve, sin causar el de mi hijo.

Gloria nos dijo que era su turno, ella me acomodó para que hiciéramos un 69 ella arriba y yo abajo, sentía que le caían gotas de su vagina, tenían un sabor espectacular. La estaba lamiendo y ella a mí, cuando sentí la verga de mi hijo abriéndose paso en su vagina, me estremecí del orgasmo que tuve en ese momento. En esa posición, mi hijo la pudo meter de una hasta el fondo de lo lubricada que tenía la vagina…, en poco le daba duro tanto por la vagina como por el ano de manera alternativa. Gloria estaba en la gloria percibiendo los embates de mi chico.

Yo me extasiaba debajo de aquella follada, viendo a unos centímetros como mi hijo se follaba el coño de Gloria… su verga entraba y salía impregnada de jugos vaginales. Le chupaba el clítoris a mi amiga y lamía los testículos que habían albergado el esperma que estaba fecundándome el útero… no dejaba de acariciar sus pelotas chupándoselas, lamiendo su verga cuando la sacaba de la vagina de mi amiga, ¡Qué olor y sabor indescriptible…realmente delicioso el sabor a macho! El mete y saca de mi hijo duró un buen rato, hasta que no dio más de sí, y sin pedir permiso a Gloria, se la clavó a fondo y empezó a correrse en el mismo cérvix. Ella no le amonestó, sino que se clavaba más en la verga de Dani para que se vaciase todo dentro de ella. 

 


 

Cuando acabó de eyacular y sentir que la sacaba, Gloria saltó como un resorte, tomó su verga y comenzó a chupársela como una descosida… me invito a hacer lo mismo, lamiamos cada una por un lado la polla aun tiesa, de mi hijo Dani, la chupábamos entera junto con los huevos entre ambas y de manera alternativa. Le dedicamos quince minutos a la mamada, hasta que sentimos que ya iba a eyacular de nuevo, y como si nos hubiéramos puesto de acuerdo, nuestros labios se encontraron en la punta de su verga abrimos la boca juntándolas y la verga de mi hijo quedo dentro de las dos bocas…, nuestras lenguas comenzaron a moverse y a lamer su glande hinchado a punto de reventar, hasta que sentimos el chorro de leche en nuestras bocas. M tragué toda esa leche, era algo que me gustaba y a mi marido también le gustaba que me la tragara. Ambas le enseñamos la cantidad que cada una había conseguido recoger y los lo tragamos, después ambas nos dimos un beso con lascivia, mi hijo se agachó y se nos unió al beso también, nos acariciábamos con las lenguas, nos recostamos en el sofá y nos quedamos adormecidos durante un buen rato. Después de varios orgasmos, estábamos bien relajados.







No hay comentarios:

Publicar un comentario

Entradas más populares de la semana