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UNA HISTORIA DE AMOR. Y si tú no has de volver...

    "Y si tú no has de volver" 1ª PARTE "Una para el otro y otra para el uno". Esa frase la repite una y otra vez mi ...

La Saga



Lo pasábamos como dos adolescentes enamorados, claro que no mostrábamos “ese” tipo de afecto en público pero ambos sabíamos lo que sentía el otro. Fuimos a comer, paseamos por la rosaleda y nos besamos varias veces robándonos la boca a escondidas. Al llegar a casa, ni habiendo cruzado la puerta nos fundimos en besos apasionados, nuestras lenguas se arremolinaban una contra la otra, los labios se comía los del contrario… nos comenzamos a sacar la ropa ahí mismo. De pie en la sala de estar comenzamos a hacer el amor, me puso contra la pared y me preguntó si habíamos comprado condones….

- Podemos hacerlo a pelo si te corres fuera… sólo por esta vez. 

Así que seguimos con lo nuestro, me puso de frente contra la pared, me separó las piernas y me chupó un poco el coño dejándomelo jugoso… luego la introdujo dentro de mí poco a poco para que mi vagina se fuera acomodando a su ancha verga. Tras el acomodo, fue tomando ritmo y velocidad, yo estaba tan excitada que no pude resistir mucho, pese a que mis brazos los utilizaba para colgarme del cuello de mi amante. A los pocos minutos de estar siendo follada a todo trapo, solo con notar el golpeteo de sus cojones, hicieron correrme,  me costaba mantenerme en pie por los espasmos, así que muy gentil, me recostó en el sillón y continuó su labor de bombeo en mi coño con su gran vástago.

Le recordé que no se olvidara de eyacular fuera sobre mi coño, tetas o en mi cara, pero no debió de escuchar. Tonta de mí con toda mi experiencia y no saber que un hombre en celo no atiende a gentilezas, dado que su naturaleza es llenar a su hembra, inseminarla y engendrar con ella, de tal modo que mi chico parece que no se dio cuenta y eyaculó dentro de mi más profunda intimidad… gemía y la clavaba al tiempo que soltaba su leche en grandes chorros espesos. Cuando reaccionó se puso rojo y agachó la cabeza pidiéndome perdón, comprensiva no podía hacer otra cosa que amarlo.

- Mi amor, no importa, fue un accidente que tiene solución… quédate tranquilo.

Lo besé y le agradecí por cuanto me había hecho gozar con ese polvo. Me vestí y me fui a la cocina a prepararle su plato preferido de huevos con croquetas de jamón caseras. No pensaba ir a la farmacia a comprar condones, sabía que era una fecha segura y hasta obvié la pastilla, solo le pedí que se corriera fuera para que aprendiese a controlarse, no por el riesgo de dejarme preñada. Comió como si no hubiese un mañana, luego nos tomamos unos mates, hecho por él, en la sala de estar limpia y ordenada… me moría de amor en ese instante así que fui y le comí la boca…

- ¡¡Esta noche te toca un premio especial por ser tan considerado con tu abuela!!

El amor puede saltar generaciones, para al final unir a dos personas aunque sean de la misma sangre… me pusieron el nombre de Aurora hace 47 años en pueblo castellano. He tenido un pasado un poco complicado desde mi pubertad hasta ahora. Creo que tras eso y haber parido a cuatro hijos, me conservo muy bien… una mujer esbelta, de pelo azabache liso a media melena por encima de los hombros, tez caucásica con un poco de pigmentación de bronceado leve constante, ojos azul cielo, una muy buena silueta para mi edad, aproximadamente tendré entre los 125 de pecho, 65 de cintura y 100 de cadera, con estas medidas y mi ser extrovertido, no me han faltado pretendientes, pero ya hace dos años que descubrí al verdadero y auténtico amor de mi vida… y no lo cambio por nada ni nadie en el mundo… me hacer feliz, me llena como mujer en lo físico y anímico… me completa.

 


Todo comenzó cuando era niña, mi padre era peón de campo, hoy sigue trabajando en el mismo campo para el mismo propietario, pero ya es muy mayor y solo trabaja de encargado de varias de sus fincas (siempre para el mismo dueño). Como les iba contando, provenimos de un pueblo humilde en una localidad de la Provincia de Castilla León…. Mi padre trabajaba de sol a sol en el campo de don Justo, un señor adinerado pero también con un carácter muy humano, compasivo y generoso para los suyos. Tenía la edad de mi madre cuando don Justo heredó varios campos de muy buena productividad y gran extensión para la colza, trigo y cebada, también con zonas de viñedo de Rueda. Por su carácter, era muy común que organizara fiestas en alguno de ellos para sus trabajadores y para el pueblo donde recluta la mayoría de sus jornaleros. Recuerdo una Navidad donde nos compró regalos a todos los familiares de sus empleados, especialmente a los niños pequeños del pueblo. En una de las fiestas que organizó don Justo es donde comienza mi historia…

Era una celebración por el santo patrono… yo tenía 13 años, en esa fiesta estaban todos, no faltaba ni un alma. La reunión comenzó alrededor de las seis de la tarde hasta las diez de la noche. A esas horas, mi padre nos dice a mi madre y a mí que nos volvamos a la casa, que él volvería a eso de media noche, pero que como había muchos hombres pasados de copas (mi padre era uno) no quería que sufriéramos ningún percance con alguno de esos tipos ebrios. Mi madre y yo obedecimos, salimos de la estancia, don Justo nos saluda afectuosamente ya que éramos de mucha confianza para él, y partimos de vuelta a casa.

De la estancia hasta nuestra vivienda habría unos 500 metros sin apenas iluminación, pero al faltar unos 200 metros de nuestra casa nos cruzamos con dos jóvenes fornidos un poco borrachos. Al pasar por al lado, nos silban nos piropean con descaradas palabras mal sonantes, queriendo admirar nuestra belleza. Mi madre era delgada y con buena figura, y como no era menos de ojos bonitos como yo (de alguien lo tuve que heredar). Intentamos seguir caminando pero uno de los muchachos se paró delante de  nosotras y sacó una faca de más de veinte centímetros, el otro lo mismo pero desde atrás. Nos dijeron que si estábamos calladas y tranquilas, nada nos iba a pasar (se notaba que estaban nerviosos y un poco tomados, aunque no mucho), nos mandaron entrar en los pastizales mientras uno agarraba a mi madre y el otro a mí, y así hicimos. Nos pidieron que nos levantemos los vestidos y nos quitáramos las bragas, mientras ellos se bajaban los pantalones, nosotras obedecimos sin protestar, en eso nos tiran al suelo y abusan de nosotras una a una…

Mientras uno se folla a mi madre, el otro me retine con amenaza de córtame con la faca…, me hace ver como la penetra a cuatro patas y en poco más de dos minutos se corre dentro de su coño. Luego me tocó ser yo a quien follaron. El que me tocó en suerte poseía una polla como la de un burro, parecía tener tres patas, me asusté. Se puso sobre mí y sin mucha compasión la metió de un solo empujón… grité, pero no se pudo oír con la mano del agresor en mi boca…, continuó follándome metiéndola tanto como daba mi vagina, haciendo tope en la pared de mi matriz… miraba a mi madre dura como una estatua y yo sin entender nada, en ese momento estaba perdiendo mi virginidad (la cual pensaba guardar a mi futuro esposo en esa época). Se podía apreciar que eran inexpertos ya que no sabían moverse bien, pero dentro de todo fueron “cariñosos” si es que se le puede dar esa característica a unos violadores. Ambos dos terminaron eyaculando dentro de nosotras con relativa facilidad, y como parecía que no estaban satisfechos intercambiaron de víctima en otro turno… volvimos a ser folladas por el otro, y al igual que antes, ambos culminaron corriéndose hasta quedar secos sus huevos, eyaculando todo dentro de nuestras vaginas.

Al terminar toda esa situación traumática los muchachos se subieron los pantalones y se fueron corriendo. Mi madre no se movía a causa del shock, así que tuve que levantarla y llevarla hasta nuestra casa. Una vez allí me dispuse a sacarle la ropa a mi madre y sacármela a mí también y meternos en la ducha para limpiarnos. Dentro de la bañera mi madre reacciona y entre llantos me abraza y pide perdón por no haberme cuidado y protegido. Le dije “No te preocupes mamá, ya pasó. Ahora estamos a salvo en casa”. Nos abrazamos fuerte, terminamos de bañarnos y luego salimos a secarnos, vestirnos y dirigirnos a la cama que, por cuestiones del suceso, compartimos.

A la mañana siguiente me despierto y noto que mi madre ya se había levantado, voy a nuestro comedor y encuentro a mi madre llorando abrazada a mi padre. Ambos me ven y entre lágrimas me hacen señas que me acerque para que nos abracemos los tres. Mi padre, que era un hombre muy duro, nos dijo con una voz entrecortada que todo era su culpa, que si él no hubiera dicho que nos volvamos solas eso no hubiera pasado. Cuando se enteró don  Justo puso el grito en las nubes, creo que hasta San Pedro lo escuchó, inmediatamente mandó a buscar a esos delincuentes pero nunca hubo rastro de ellos. Al parecer eran de otro pueblo o estaban de pasada y aprovecharon la oportunidad al ver la fiesta.

Al cabo de unas semanas mi madre nos da la noticia que estaba preñada, claro que al sacar los cálculos mi madre supuso que fue por el abuso de esos muchachos, mis padres decidieron tener a mi hermano y decidieron callar la posibilidad de que fuera cierta la sospecha ya que si se llegase a saber sería una deshonra para la familia. Un domingo cuando nos sentamos a almorzar un delicioso asado en el campo con don  Justo, ni bien me ponen la carne en frente me dieron náuseas y tuve que salir corriendo al baño a vomitar. Mi madre que no era ninguna tonta corrió tras de mí, y al salir del baño me pregunta…

- Hija, ¿hace cuánto no tienes tu período?

A lo cual le contesto que no lo sé, y con una cara de tristeza me dice…

- Hijita, no sé cómo decírtelo, pero creo que estás preñada, ¿lo has hecho con algún muchacho?

Ante tal pregunta le respondo a los gritos que no, que como podía pensar así de mí. Ante tales alaridos veo que se acerca don  Justo…

- Disculpar mi intromisión, pero no pude dejar de escuchar los gritos. ¿Sucede algo?

- ¡Claro que pasa don  Justo! Mi madre piensa que yo soy una fulana y que me voy por ahí a follar con el cualquiera.

- No hija, no quise decir eso, no me malinterpretes, solo pregunté si habías tenido relaciones con algún muchacho, y de no ser así creo que en esa maldita noche tú también pudiste haber quedado en cinta ya que tus vómitos no son normales.

- Mirar no dejo de sentirme culpable y responsable por lo sucedido…

En eso mi madre trata de interrumpirlo pero él le hace una seña para que se calle…

– Espera Aurora, no me interrumpas. Os decía, sigo sintiéndome culpable y responsable por lo sucedido, así que me gustaría hacerme cargo de los gastos médicos. Tengo una amiga que es doctora, si la llamo y le cuento la situación sé que podrá mantener el silencio, lo único malo es que atiende en la capital, pero no os preocupéis porque yo os llevo a Madrid. Y no Aurora no acepto un no como respuesta, si la opción es el aborto me lo decís, hablarlo y tomar la decisión que sea mejor para la niña, yo me hago cargo de todo.

Así hicimos el martes de esa semana don Justo nos llevó a la capital, pero no a abortar, porque me negué en rotundo… deseaba tener a mi bebé, sino a ver a su amiga quien nos hizo una serie de estudios a mi madre y a mí. Al darnos los resultados nos corroboró lo que suponíamos pero que a su vez temíamos, ambas estábamos preñadas de seis semanas dando el tiempo justo para ser fruto de la violación… No teníamos ninguna enfermedad venérea y todo estaba en orden para continuar con el embarazo, el mío más peligroso por mi corta edad, pero que debido a mi desarrollo, mi cuerpo era el de una niña de 16 años.

Al volver al pueblo don Justo pide hablar con mis padres y que si yo quisiera estuviese presente. Resumiendo, lo que acordaron fue que hasta que sea evidente mi panza yo haga una vida normal, luego que sea vista lo menos posible por los vecinos y para así hacerles pensar a todos que mi madre tuvo mellizos, don Justo iba a pagar a profesores particulares para mí, así no perdía el año de estudio y claro también los gastos médicos.

Fue pasando el tiempo y mi madre dio a luz a un muchacho, Felipe, y yo a mis 14 años di a luz a una niña, Lucía… don Justo fue el padrino de ambos. Al principio hicimos como habíamos acordado, decir que Lucía era mi hermana, resultó por un tiempo, pero llegados mis 18 y habiendo terminado el bachiller, quería salir del pueblo y llevarme a mi hija conmigo, se lo plateé a don Justo el cual aceptó y me aconsejó que primero me estabilice donde quiera estar y luego, ya estable me lleve a mi hija…, un hombre muy sabio era él, así que seguí su consejo. Me vine a la capital, al principio era complicado encontrar trabajo y vivienda, pero por medio de unos conocidos de don Justo pude acomodarme para dar los primeros pasos. Al año de haber llegado a Madrid ya me había establecido, me puse de novia con Claudio, un muchacho maravilloso, el cual entendió mi historia y, lejos de juzgarme, me acompañó en todo. Un día volví al pueblo, al cual iba cada 2 semanas a  ver a mi pequeña, pero esta vez con la intención de volverme con mi pequeña, mis padres al principio no quisieron pero terminaron aceptándolo…, así que las dos nos vinimos para capital. Fue un poco raro el acomodarnos con los horarios pero lo logramos al poco tiempo.

Ya con 21 años, Claudio me propuso matrimonio, el cual acepté. Lucía lo quería como si fuese el padre biológico, pero este no es el más importante, siempre he pensado que los padres son aquellos que te apoyan en la vida, en todos sus aspectos, buenos y malos. Por un tiempo fue un matrimonio cordial, yo entré a trabajar de secretaria de dirección en una firma importante y Claudio de técnico especialista en equipos de refrigeración.

Buscamos por mucho tiempo tener más hijos, pero nunca le llegaba la carta a la cigüeña, hasta que un día Claudio me dice que vaya a ver si no tenía algún problema, cosa que dudaba, ya que yo ya había tenido una hija, pero le di el gusto y fui. Los exámenes me dieron normales en lo que a fertilidad se referían, sin embargo él sufría aspermia, y ahí comenzó mi calvario. Claudio se volcó a la bebida, al juego y a las mujeres de mala vida, pero traté de entenderlo, entendí que ese resultado había destruido su hombría. El punto final llego cuando borracho me levantó la mano y me dejó el ojo negro, a mis casi 30 años no iba a permitir eso y me divorcié. Ahí mismo dejé de creer en el amor. Lucía a sus 14 se echó un novio diez años mayor que ella y a los 15, unos meses después del divorcio, me vino con la noticia… ¡Iba a ser abuela!

Por suerte Pablo, así se llama el novio de Lucía, se hizo cargo de todo y en un acto muy tierno me pidió su mano para cuando Lucía cumpliera 16. Claro que la respuesta final iba a ser de ella, pero yo les di mi aprobación. A los meses, Pablo encontró un muy buen trabajo y, algo que me sorprendió mucho de un joven de su edad, la gran mayoría de su sueldo lo gastaba en mi hija y el futuro bebé, pudo haberse comprado un coche, una moto pero no, él se administraba el dinero para Lucía, el bebé, una casa y por último el casamiento. Fueron pasando los meses y Lucía, con 15 años ya tenía una panza de 9 meses de gestación... empezó el trabajo de parto en la habitación principal de mi casa. Urgente llamé a Pablo que estaba trabajando y nos fuimos al hospital, él nos alcanzó allí. Luego de unas cuantas horas conocí a mi nieto, Ignacio o Nacho, la vida se tornó de una luz tan clara para mí al ver sus manitos, sus ojitos, me volví una abuela babosa…

Pasó el tiempo y todo siguió su curso. Lucía se casó y se fue con Pablo y Nacho, quedándome sola a los 30 años. Así que aproveché y comencé a salir y conocer un poco la vida, conocía hombres, pero ninguno me llenaba, no eran lo que yo buscaba o necesitaba. Fueron pasando los años, seguía en contacto con Lucía, con Nacho y con mis padres (a los cuales iba a visitar cuando podía), intenté volver a formar pareja pero siempre terminaba decepcionada así que preferí quedarme sola. Pasado un tiempo recibí una llamada de Lucía.

- Hola mamá, ¿puedes hablar?

- Si hija, ¿Qué pasa? ¿Estáis bien?

- Si mamá, tranquila, tengo que contarte dos cosas…

- Bueno… ¿y a qué esperas?

- La primera es que Pablo recibió una mejora en su trabajo, pero para ello tiene que estar entre un año y medio a dos años en el exterior. Nacho no se quiere ir y separarse de sus amigos, el instituto y demás cosas a las que está acostumbrado. ¿Te importaría que se quede contigo?

- ¡Ay! ¡Felicita a Pablo de mi parte! En cuanto al niño, no hija, mi nieto nunca va a ser una molestia para su abuela, yo voy a estar feliz de recibirlo si quiere venir a quedarse conmigo.

- Claro que sí mamá, sabes que él te quiere con locura, es más, de él fue la idea de pedírtelo.

- Bueno, y ¿cuál es la segunda noticia?

- ¿Estás sentada? ¡¡¡VAS A SER ABUELA POR SEGUNDA VEZ!!!

- ¿En Serio? ¡¡¡Que felicidad!!! Tenemos que celebrarlo esto, venir el sábado a cenar.

- Es que… salimos el sábado por tarde, pensamos en ir el viernes y así Nacho ya se queda contigo.

- Vale, os espero el viernes.

Llegó ese día tan esperado, como estoy en un alto cargo en la empresa donde trabajo pude, sin problema, pedirme el día y preparar todo para la noche y la estancia de Nacho conmigo.

La hora llegó y el timbre sonó, feliz fui a abrir la puerta y ahí estaban los tres contentos y radiantes. Nacho era en ese entonces un chico de 16 años, en desarrollo pero se notaba que hacía deporte, era alto, a esa edad ya media 1.70 (sacó la altura de su padre) pelo negro y ojos verdes, tengo que admitir que al verlo se me cruzó por la cabeza un << ¡Ay, si no fueras tan chico…!>> Mientras Lucía y yo hablábamos y preparábamos la mesa Pablo e Ignacio iban trayendo e instalando las cosas para la habitación de mi nieto. La velada fue hermosa, me contaron de los proyectos de la empresa donde trabaja Pablo y me empecé a poner al corriente con Nacho. Ya pasada la media noche mi hija y su marido se retiraron, nos dimos un fuerte abrazo y se despidieron.

Yo agarré y pasé a mostrarle donde guardaba las cosas importantes de la casa ante cualquier emergencia, Nacho aprendió al instante. Hablamos por un rato más y luego llegó la hora de dormir en la cual nos fuimos cada quien a su respectiva cama.

 

**********

 


 

Los días y semanas fueron pasando con normalidad, éramos casi como madre e hijo, nos comenzamos a contar sobre nuestras vidas cotidianas, problemas, situaciones graciosas; yo hacía por esa época gimnasia de tres a cinco veces por semana y Nacho siempre sacaba alguna actividad debajo de la manga, así que podríamos decir que ambos estábamos en un buen estado físico. Poco a poco, con el pasar de las semanas, empecé a darme cuenta de unas miradas pícaras por parte de mi nieto, mirándome el escote, las piernas y a veces llegaba a engancharlo regodeándose con mi culo. Lo tomé como algo natural de la edad, no voy a mentir diciendo que no me gustó que un joven adolescente me mirara a una mujer de 45, por un lado me sentía halagada, por otro incómoda porque era mi nieto, pero también estaba intrigada ya que no sabía si me miraba porque yo le gustara, lo excitara o simplemente por un acto reflejo de atracción natural, hasta que un día mis dudas se esfumaron por completo…

Un sábado, temprano, fui al lavadero a poner a lavar la ropa de la semana, tanto de Ignacio como la mía. Mientras iba separando y poniendo la ropa en la lavadora encuentro un tanga mío húmedo, el que me había quitado la noche anterior antes de acostarme. Cuando lo reviso percibo un aroma penetrante a testosterona que hacía tiempo no olía, era del semen depositado en la prenda, al mirar en la zona interna donde hace contacto mi vagina veo que todavía estaba ahí una corrida grande y espesa. No cabía duda que mi nieto la había usado, un impulso inconsciente me llevó a sacar la lengua para probar ese néctar que hizo que todo el mundo se volteara en mi cabeza, de inmediato me electrificó todo el cuerpo, una sacudida de placer me recorrió desde la cabeza al clítoris… me empapé como una niña adolescente, de inmediato tuve que dirigirme a mi habitación a masturbarme para descargar las ganas.

Pasado un rato y ya más calmada salí nuevamente para continuar con mis labores hogareñas. Al escuchar que se abría la puerta de la habitación de Nacho mi corazón se aceleró, no sabía cómo reaccionar, acababa de masturbarme pensando en él, en mi nieto, probé su semen en mi tanga, ¿cómo podía actuar con normalidad? Al acercarse Nacho me da un beso en la mejilla, le abrazo un rato más de lo normal, para sentir su cuerpo, su olor a hombre desprendido del sudor, le vuelvo a besar y nos quedamos mirándonos uno pegado al otro unos largos segundos… entonces de pronto noto contra mi barriga una erección impresionante, proviniendo de alguien que no estaba completamente desarrollado…

- Bu… buenos días, ¡Hay que ver cómo amaneciste, Nacho!

Es lo único que me salió, temblaba nerviosa y no sabía el por qué…, lo peor de mi situación es que el chico se dio cuenta.

- Bien abuela, ¡¿por, pasó algo?!

A lo cual, tratando de calmarme, le dije que no y preparé el desayuno para los dos.

Mientras calentaba el café quise ver si podía calentar algo más así que empecé a hacer posiciones un poco excitantes (recostarme sobre la encimera o agacharme para que me mirara el culo) aprovechando mi camiseta larga a como camisón sin nada abajo, dejaba ver culo y hasta la raja de mi coño si se forzaba un poco la posición. Por el rabillo del ojo o por algún reflejo podía ver que cumplía mi cometido, así que decidí dejarlo en paz, por ahora. El día continuó tranquilo, en algún que otro momento hacía algún movimiento o comentario sugerente para llamar su atención, pero nada demasiado obvio.

Fuimos a comprar, y le propuse ir al cine ya que me había dicho que se había estrenado una nueva parte de la saga “Crepúsculo” que quería ver.

- ¿En serio abuela? Vale, vamos… pero para un poco… ¿No tendrás ganas de comprarte ropa y necesitas que alguien lleve las bolsas, no?

El sinvergüenza era un chico muy rápido, a lo cual, con una sonrisa le dije…

- Bueno… favor con favor se paga, nos reímos y luego nos alistamos para salir.

Las cosas siguieron aumentando el tono de excitación, cada vez era más frecuente el encontrar mi ropa interior con sus “regalos” pero yo no me quedaba atrás, no solo trataba de saborear esos fluidos sino que también aprovechaba para oler sus calzoncillos con alguna impronta de polución… <<este chico eyacula como un animal>> pensé de la cantidad de leche que solía dejar en las prendas. Una noche en la que no podía conciliar el sueño comencé a oír ruidos, así que me levante de la cama y salí a investigar, los ruidos salían de la habitación de mi nieto, me acerqué y miré por la rendija de la puerta entreabierta, a ver que se veía y ahí lo vi. Entraba la luz de las farolas encendidas de la calle, así que pude verlo relativamente bien, era Nacho masturbándose sentado al borde de su cama y diciendo… “Te amo abuela, mira como me pones, ahora me voy a correr y llenarte toda, mira miraaaaa” y en eso veo como llena las bragas que me había quitado hace unas horas y dejado en el canasto de la ropa usada… las llenaba de su semen recién fabricado con tanto amor para mí. Ahí mismo me dije << Ahora me tiene que ver él>>, no le había visto la polla, pero a él si le dejaría ver mi coño, así que pasando unas noches, sabiendo que estaba despierto, dejé la puerta de mi habitación entornada y comencé a masturbarme oliendo uno de sus bóxer en donde tenía una abundante polución. De a poco empecé a gemir y levantar muy poco la voz de mis gemidos, solo para invitarlo a asomarse y mirar, tenía una lamparita encendida. Al cabo de unos minutos, noto la presencia de alguien tras la puerta, efectivamente, ahí estaba mi niño, así que me esforcé para darle un espectáculo de maravilla con mis dedos entreteniéndose en mi coño abierto hacia su mirada…los metía y los sacaba haciendo sonar la humedad del coño, sin olvidar darle un severo castigo a mi clítoris remangando el capuchón con dos dedos y frotar con un tercero.

- ¡¡Ah Nacho, si, cariño, como me encanta esa polla que tienes…!!

Pasado un rato acabé con un orgasmo maravilloso, fue tan intenso que quedé boba por un instante. Al mirar a la puerta mi espectador ya se había retirado, no sin antes haber dejado en el suelo “sus renacuajos” en una cantidad enorme… me costó retirar todo el semen logrado de esa paja alentada por su vieja abuela.

A la mañana siguiente traté de comenzar el día como si nada, hice el desayuno, lo desperté a Nacho para que se arregle para el instituto y demás. Podría decirse que de cierta manera nos “liberamos” sacando un poco de nuestras ganas.

Un viernes de septiembre mi hija nos hizo una videoconferencia por ordenador, si bien hablábamos seguido por WhatsApp y me preguntaba por el hijo, esta videollamada era especial dado que nos iba a mostrar ya la panza de 5 meses de su preñado, en ese entonces estaban en Houston terminando las capacitaciones para el nuevo puesto de Pablo. La charla fue muy amena y cálida, Ignacio le comentó como le estaba yendo en el instituto, con el deporte, y demás cosas…, luego me tocó hablar a mí con ella pero quisimos hacerlo a solas, ya que ella quería preguntarme cosas más íntimas, sin importancia relevante pero no quería que su hijo escuchase, terminamos de hablar a eso de la 1:30 de la mañana, y nos fuimos a dormir.

Alrededor de las 3:10 de la mañana, golpean mi puerta…

- ¿Si?

- ¿Abuela, es… estás despierta?

- Sí Nacho, ¿qué necesitas? Pasa.

- Abuela – Entra y lo noto lastimoso – ¿Me puedo quedar a dormir contigo hoy?

- Claro que sí hijo, ven. Le dije mientras me hacía a un lado y abría las sábanas para que se meta conmigo en la cama Dime, ¿Qué te pasa?

- Extraño a mis viejos y la llamada de hoy me dio un poco de bajón.

- Bueno, bueno, ven que esta vieja te va a cuidar… pronto los verás.

Ignacio me hizo caso, entró a la cama y yo lo pegué a mí abrazándolo.

- Cuéntale a la abuela ¿qué más te anda pasando? Porque no creo que sólo sea eso. A tu edad empiezan a ocurrir muchos cambios físicos y afectivos…

Mientras le hacía mimos y caricias en el pelo me fue contando que en el instituto lo cargaban porque nunca había besado a ninguna chica y que alguno de sus amigos, un poco mayores, lo cargaban o trataban de marica por no haber estado con alguna chica. Le pregunté primero si le gustaban las chicas, yo ya sabía que sí, pero me hice la que no sabía, cuando me contestó afirmativamente le consulte si había alguna chica que le gustara o había alguna que le gustara más que otra. A esto también me dijo que sí, así que le pregunté si ya se lo había dicho, como era ella, y otras cosas. Dijo que no podría decírselo, porque si se lo dijera teme que lo rechace y no podría soportar tal vergüenza y rechazo.

- Nacho, dime la verdad. ¿Te gusta mucho esa chica?

- Si abuela, creo que estoy enamorado.

- ¿Sí? ¿Y por qué crees eso?

Por dentro me hervía la sangre de los celos por un lado, pero por otro me derretía al ver esos sentimientos en mi nieto.

- No dejo de pensar en ella, de querer besarla, abrazarla…

- Te entiendo, ¿Hace mucho que te gusta? ¿Quisieras que tu primera vez sea con ella?

- Sí abuela… sí, me gustaría que todo sea con ella, desde mi primera hasta mi última vez.

- Es muy bonito todo lo que dices Nacho, ¿Por qué no te animas y le dices que estás enamorado de ella?

- Abuela, ya te lo dije, estoy seguro que me va a rechazar.

- Ignacio, mírame a los ojos, ¿Qué estás dispuesto a hacer por ella…por su amor?

- Todo Abuela, soy capaz de sacarme el corazón con las manos si así me lo pidiera.

- Entonces, ve y díselo.

- Abu, no me entiendes. No creo ser de su gusto…, seguramente va a saltar con que soy muy niñato para ella o con algo más suave para no lastimarme. Pero si me dice que no, de la vergüenza voy a tener que irme con mis viejos, porque no podría volver a mirarla.

- Nacho, el no ya lo tienes, busca el sí. No creo que te rechace, mírate, tienes un excelente físico, eres inteligente y muy guapo, si te dice que no es una tarada que no te merece.

- No creo que sea tan fácil.

- ¿Por qué lo dices…?

- ¡Joder abuela… porque esa chica… bueno esa mujer eres tú, es de ti de quién estoy enamorado desde que tengo uso de razón! dijo llorando. - Por eso quise quedarme aquí en vez de ir a Noruega con mis viejos. Le dije a mi madre que iba a extrañar a mis compañeros, la verdad es que no podría extrañar a unos chicos que me hacen bulling desde hace años, al contrario, sería mi salvación. Pero si bien puedo controlar estar lejos de ellos, no podía alejarme de ti, no verte, por eso le dije a mi madre si podía quedarme contigo. Pero sé que no puedo competir con tus pretendientes, ellos tienen coches, trabajos importantes, dinero para invitarte a cenar y a salir… todas esas cosas que se debe hacer con tu chica, sin hablar de que ellos ya deben tener una experiencia mucho mayor que yo, dado que sigo siendo virgen.

Finalizado el discurso cierra los ojos esperando una cachetada o una reprimenda, pero lejos de eso le puse una mano en la mejilla y le di un beso lleno de amor en la frente, le pedí que me mire y de una forma muy pero muy tierna y con todo mi amor…

- Nacho, lo que acabas de decir es lo más hermoso que alguien me haya dicho jamás. Mira como dejaste el corazón de tu abuela, le tomé una mano y la dirigí a mi pecho donde mi corazón latía desaforadamente – ¿Ves? Eso lo produjeron tus palabras. Tienes toda la razón en mucho de lo que dices. En una situación normal yo, como tu abuela, te debo rechazar. Eres muy joven, no tienes trabajo, ni experiencia de vida, ni tampoco experiencia sexual…, en esas cosas estás en lo cierto, pero eso se cura con la edad, lo que es más complicado de curar es lo que me pasa desde hace un tiempo contigo. No podría explicarlo bien, pero me gustas mucho, me haces muy feliz, desde que estás aquí conmigo me siento más llena de vida.

Dicho eso le dirigí una mirada tierna y una sonrisa repleta de felicidad.

- Gracias por esas palabras abuela, no creí que tu rechazo lo fueras a hacer tan agradable y compresivo… pesé que sería un poco más violento.

- Creo que hay algo que no escuchaste… dije “En una situación normal…” y después puse un PERO… soy tu abuela y te amo sobre todas las cosas.

- Eso quiere decir que…

- Eso quiere decir que todas las excusas que pusiste no son importantes para mí.

- Pero ¿Y tus pretendientes o novios… todos esos tipos que me superan?

 


 

En vez de responderle me animé y le di un beso en sus labios, él se sorprendió, no sabía qué hacer. “¿No te gustó?” le pregunté, Nacho asintió con la cabeza así que me decidí a darle un beso más apasionado con un poco más de lengua…, mi nieto no sabía cómo hacer así que le dije que me siga con lo que haga, de a poco fue tomando ritmo cogiéndole el punto al morreo… empecé a mojarme, la excitación saltó como un chispazo que incendió mi cuerpo, moví un poco la pierna y noté la carpa que se formaba en el bóxer de Ignacio así que decidí moverme y ponerme encima de él y seguí besándolo para sentir toda su dureza y pasión…

- ¡¡No te reprimas amor, tócame por donde quieras!! Todo mi cuerpo está disponible para tus caricias, es más, las están ansiando desde hace tiempo… cualquier rincón que desees tocar es tuyo, incluso esos que crees prohibidos.

Los ojos de mi nieto se iluminaron y yo volví a besarlo metiéndole toda la lengua en su paladar, en eso siento las manos de mi hombre bajando desde mi nuca por toda mi espalda, sobre mi camiseta. Al llegar a mi culo agarra bien fuerte y aprieta contra su pelvis, eso me hizo soltar un suspiro de placer, me soltó y comenzó a pasarme las manos por debajo de mi camiseta, sentía que se me había puesto la piel de gallina, no recordaba cuando me había pasado algo similar, cada vez sentía que me mojaba más y más sumado a que tenía esa gran polla dura formando una carpa impresionante, presionando contra mi pelvis, en la cual me afiancé para frotar mi clítoris, un espigón duro y salido que suele ponérseme en los momentos de máxima excitación… un micro pene.

No resistí más y me saqué la camiseta, quedando completamente desnuda frente a mi nieto…

- ¡¿Te gusta lo que ves?! ¿Te gusta el cuerpo de esta vieja abuela tuya…?

Los ojos de Ignacio estaban por salir de sus órbitas.

- Abuela, no digas eso, estás BUENISIMA, cada vez me gustas y me calientas como una estufa… ¿Te las puedo chupar?

No le respondí nada, solo dirigí una de mis tetas a su boca y guie una de sus manos para que me estimule la otra…

- Si, si, así mi amor… ahhhh me estás haciendo correr solo con eso… ¡¡qué bueno AHHHH!

Ese orgasmo fue fascinante, pero no podía parar, quería más de él así que me levanté y fui besándolo desde la boca hasta la pelvis, al llegar a ésta le saqué lentamente su bóxer que se hallaba completamente deformado por su gran verga… estaba ansiosa por ver aquello que parecía querer reventar la tela, y cuando retiro la prenda me quedo estupefacta de lo que estoy viendo… esa verga maravillosa venosa y erguida, con una dureza inusitada, me recorrió un escalofrío por todo mi cuerpo al recordar que era igual a la de aquel chico que me violó, preñándome a los 13 años…, por fin descarté quien llenó mi útero. Mi nieto había heredado, a través de mí y de su madre, mi hija, la dotación sexual de su abuelo biológico.

- ¡¿Es por este gran pollón, por lo que se burlan de ti tus amigos…?!

- Sí abuela, me llaman de todo por tener una polla tan grande.

- Pues quiero que sepas que es solo por pura envidia. ¡Ya quisieran tener solo la cuarta parte de esta hermosura entre sus piernas…!

- ¡¿Te parece bonita…?!

- Me parece la verga más excitante que he visto en mi vida… y quiero comprobar cómo funciona.

No pude resistirme a agarrar con firmeza el vástago…, al principio lo masturbé un poco y vi su pre semen brotar, así que lentamente comencé a darle besos desde los pelados y gordos huevos, pasando por la base hasta llegar al glande. Al llegar a su cabeza tan deseada primero le pase la punta de mi lengua para saborear bien el líquido preseminal y sin pensarlo comencé a introducirme su bola en mi boca a modo de piruleta, luego fui ahondado un poco más su endurecido miembro en la boca. Nacho gemía del placer, era música para mis oídos… eso provocó que tuviera que masturbarme de la excitación que me generaba, mi nieto me agarra de la cabeza para marcarme el ritmo de la mamada, y al cabo de unos minutos me dice que no aguanta más, que va a acabar, no le hago caso y sigo chupando percibiendo el endurecimiento que va teniendo previo a la eyaculación… tras unas cuantas chupadas más recibí por fin la leche de mi nieto en la boca, ¡Eureka! La tomaba directa de fábrica recién ordeñada y caliente…, me llenó toda la boca con ese líquido espeso de manera increíble la eyaculación fue desorbitada, lo que corroboraba que Nacho era un magnánimo semental.

- Perdóname abuela, no aguanté más.

Levanté la cabeza, lo miré y con una sonrisa de la cual en la comisura me salía un poco de su lefa, la tragué aunque antes le abrí la boca para mostrarle todo su contingente seminal sobre mi lengua y lo dichosa que estaba de haberla recibido…luego me zampé su lefa.

- Amor, eso fue delicioso, hace mucho esperaba poder tomarla así… ya estaba cansada de lamer tu leche fría sobre tus calzoncillos…

Me pase la lengua por donde me quedaban restos de ese manjar… con la punta de la lengua le lamí el brote que apareció en la punta de su capullo, y también lo tragué. Ignacio no podía creer lo que estaba pasando, parecía que estaba en un sueño.

- ¿Estás listo para llegar al punto de no retorno…?

- ¿Quieres decir…?

- Sí, ¿Quieres pasar a ser un hombre o seguimos solo con juegos de niños…?

- Sí abuela, quiero… ¡Quiero que me hagas un hombre!

Lo besé, me recosté guiándolo para que se ponga entre mis piernas, allí semi arrodillando entre mis muslos despatarrada acaricié su polla tiesa, dura y erguida como no recordaba ninguna en mi vida, se puso un poco más encima de mí, elevé mi culo para quedar mi coño más expuesto y con firmeza, forzando un poco el mástil rigidez, logré vencer la tenacidad del cipote hasta enfilar su glande a la entrada de mi vagina, en eso para y me dice dulcemente…

- Abuela, ¿no debería ponerme un condón?

- En primer lugar no sé si habrán codones de tu talla que no te gangrenen la polla, y en segundo lugar la primera eyaculación en una vagina se ha de hacer a pelo.

A lo que le seguí diciendo que ese era un día seguro, que por esa ocasión especial no iban a haber problemas pero que cuando se repita, sí deberíamos tener un poco más de cuidado, ya que seguía siendo fértil… aunque en realidad no deseaba follar con él con condón en ninguna ocasión y poco me importaba que me dejar preñada mi propio nieto, el deseo de tenerlo dentro de mí era muy superior a la responsabilidad de estar panzona por un polvazo de ese semental. Poco a poco fue introduciendo su hermoso y duro falo en mi vagina candorosa…, cada centímetro que ingresaba para mí era como un shock eléctrico devolviéndome a la vida, solo con eso me estaba volviendo loca y sentía que iba a llegar a la locura por el placer de tenerle dentro de mi cuerpo, excitado y tan gentil…

- ¡¡Aah, abuela!! Ya ha entrado toda en tu coño…

- Sí mi vida, haz tu trabajo… ahora es a ti como macho, a quien le corresponde mandar en la follada con su hembra… tú dominas, tú me follas y tú me preñarás.

Como si fuera instintivo, comenzó a bombear dentro mío de manera impresionante, solo movía su cintura, no como otros que balancean todo el cuerpo, él sabía cómo usar su dotación especial para el sexo, y lo hacía a las mil maravillas. Se notaba su falta de experiencia un poco, pero mucho menos de lo esperado en un chico virgen, así que le dije…

- Nacho, mi amor, ahora soy tuya, tu abuela y tu mujer, estoy a tu voluntad y disposición, puedes hacerme lo que quieras… lo natural es que el macho mande en mi casa... y ahora tú eres el macho de esta casa.

Parecía estar muy concentrado en el bombeo y no me escuchaba, o eso creía, así que lo agarré de la nuca y lo traje a mí para besarle el cuello y que me bese… sentir el aroma de su boca y que me toque las tetas, que me las estrujara mientras me clavaba su dura estaca en la raja hambrienta de mi coño. No sabría decir cuánto pasó, ya había perdido la noción del tiempo. El sonido de nuestras carnes sonaban a tormenta… percibía cada golpe de sus huevos en mi vulva, eso me excitaba sobremanera. Al cabo del tiempo que no terminaba, mi nieto empezó a acelerar la marcha del mete y saca dándome la señal de que estaba por acabar, cosa que a mí me excitó más y más con cada embestida. Veía que mi chico no aguantaría mucho más así. Traje su oído a mí boca y en una voz de puta le dije…

- ¡¡Vamos mi amor, acaba con este polvo dentro de tu abuela, méteme toda la verga en el mismo útero… y lléname con tu leche! ¡Cuánto lo deseo!! ¡¡PRÉÑAME!!

Me miró y con una cara de satisfacción empezó a correrse como jamás lo había hecho. Su cara de placer corroboraba la satisfacción que siempre le ha producido a un macho llenarme el vientre con su semilla. Al sentir las convulsiones de su miembro, también me corrí con fuertes contracciones que debió sentir en su polla propulsora de lefa a presión…. Percibí cada chorro de esperma espeso golpear contra la matriz, uno tras otro. Le sujeté fuertemente del culo y lo atraje contra mi cuerpo para que me llenara sin más remedio con la última gota de su lefa, a la vez nos unimos en un beso húmedo que cerraba el círculo de la lujuria del momento culmen entre hombre y mujer, <<El instante en el que se siente el poder de engendrar>>

- Gracias mi cielo, fue lo más maravilloso que me ha pasado en décadas.

Luego no recuerdo más nada, solo miré la hora del reloj digital…habíamos estado dos horas copulando casi sin descansar. Me sentía feliz de tener en mi cama a semejante macho.

***********

A la mañana siguiente me desperté con Nacho encima de mí y con una paz y felicidad que jamás había sentido, aun había en mí, rastros de la mejor noche de mi vida. Decidí correr a mi nieto y levantarme. Me bañé, me puse mi camiseta sin ropa interior y fui a preparar el desayuno para mi hombre y para mí, una vez listo me dirigí a mi habitación y ahí lo vi, el seguía dormido, pero su “soldado de acero” estaba bastante despierto, así que (dejando la bandeja con el desayuno a un lado) decidí saludarlo, todavía olía a mí, y la mezcla de ambos sabores me encantaba. Unas chupadas después de haber empezado, mi nieto se despierta sin saber cómo reaccionar, así que tomó la mejor decisión, se dejó llevar por el placer, cuando lo vi despierto me subí encima de él y antes de introducirme esa polla demasiado grande para un adolescente o cualquier adulto que se precie, le dije

- Avísame cuando estés a punto de correrte…

Él asintió con la cabeza y, acto seguido, me dejé caer notando como su daga apuñalaba mi raja vaginal hasta el fondo. Así estuve unos minutos hasta que me dijo que no aguantaba más, en ese instante me salí de encima, tomé mi taza de café y dirigí le capullo por donde salió el chorro de lefa a ella, haciendo que llene con su leche mi taza de café, cuando ya no quedaba contenido seminal, se la limpié con la boca y le alcancé la bandeja con el desayuno, mientras yo me tomé ese café bien cargado de leche espesa recién ordeñada.

Ese sábado lo pasábamos como dos adolescentes enamorados, claro que no mostrábamos “ese” tipo de afecto en público pero ambos sabíamos lo que sentía el otro. Fuimos a comer, paseamos por la rosaleda y nos besamos varias veces robándonos la boca a escondidas. Al llegar a casa, ni habiendo cruzado la puerta nos fundimos en besos apasionados, nuestras lenguas se arremolinaban una contra la otra, los labios se comía los del contrario… nos comenzamos a sacar la ropa ahí mismo. De pie en la sala de estar comenzamos a hacer el amor, me puso contra la pared y me preguntó si habíamos comprado condones….

- Podemos hacerlo a pelo si te corres fuera… sólo por esta vez.

Así que seguimos con lo nuestro, me puso de frente contra la pared, me separó las piernas y me chupó un poco el coño dejándomelo jugoso… luego la introdujo dentro de mí poco a poco para que mi vagina se fuera acomodando a su ancha verga. Tras el acomodo, fue tomando ritmo y velocidad, yo estaba tan excitada que no pude resistir mucho, pese a que mis brazos los utilizaba para colgarme del cuello de mi amante. A los pocos minutos de estar siendo follada a todo trapo, solo con notar el golpeteo de sus cojones, me hicieron correr,  me costaba mantenerme en pie por los espasmos, así que muy gentil, me recostó en el sillón y continuó su labor de bombeo en mi coño con su gran vástago. 

Le recordé que no se olvidara de eyacular fuera sobre mi coño, tetas o en mi cara, pero no debió de escuchar. Tonta de mí con toda mi experiencia y no saber que un hombre en celo no atiende a gentilezas, dado que su naturaleza es llenar a su hembra, inseminarla y engendrar con ella, de tal modo que mi chico parece que no se dio cuenta y eyaculó dentro de mi más profunda intimidad… gemía y la clavaba al tiempo que soltaba su leche en grandes chorros espesos. Cuando reaccionó se puso rojo y agachó la cabeza pidiéndome perdón, comprensiva no podía hacer otra cosa que amarlo.

- Mi amor, no importa, fue un accidente que tiene solución… quédate tranquilo.

Lo besé y le agradecí por cuanto me había hecho gozar con ese polvo. Me vestí y me fui a la cocina a prepararle su plato preferido de huevos con croquetas de jamón caseras. No pesaba ir a la farmacia a comprar condones, sabía que era una fecha segura y hasta obvié la pastilla, solo le pedí que se corriera fuera para que aprenda a controlarse, no por el riesgo de dejarme preñada. Comió como si no hubiese un mañana, luego nos tomamos unos  mates, hecho por él, en la sala de estar limpia y ordenada… me moría de amor en ese instante así que fui y le comí la boca…

- ¡¡Esta noche te toca un premio especial por ser tan considerado con tu abuela!!

Esa noche en nuestra habitación me puse un baby doll de seda y encaje negro, sin nada abajo. Al verme, Ignacio, no lo podía creer, noté como su verga se empalmó, me acerqué a él gateando sobre la cama, lentamente le desabroché el pantalón y lo fui bajando junto con sus calzoncillos, al ver ese miembro me prendí a él con la boca, Nacho me agarró de la cabeza con una mano y empezó a marcar el ritmo, con la otra recorría mi espalda tratando de llegar a mis nalgas, cuando alcanzó a una me dio un cachetazo, lejos de molestarme me incitó a chupársela con más ganas… le chupaba el glande, luego deslizaba mi lengua por el venoso tallo interminable dejando un reguero de saliva hasta llegar a sus huevazos, con ellos tenía para comer un buen rato…, uno a uno los chupetee metiéndomelos en la boca, luego intentaba que estuvieran los dos juntos en ella, apenas me entraban.

Después de castigarme con sus testículos, volvía de nuevo a su mástil, y así hice durante más de un cuarto de hora hasta que recibí mi premio…, como en ese momento la tenía tan metida en la boca, mi nieto me depositó sus “chicos” directamente en la garganta. Retiré mis labios de su miembro y me dirigí a besarlo…

- Ven, tu abuela tiene tu premio por haber limpiado y ordenado la sala… ninguno de mis amantes hubiera tenido un detalle como ese… por eso eres tan especial.

Mi hombrecito fue a buscar los condones, pero lo detuve, le dije que para follar a su abuela pro donde pensaba, no era necesario, agarré un botecito de vaselina, le pasé muy poco por el cipote de Nacho, me di la vuelta y le pedí que me ponga un poco de vaselina en el ano, porque no quería que me lo desgarrase… hacía mucho que no lo hacían por ahí. Dejé mi culo a su disposición. Le pedí que fuera gentil y tan cuidadoso o más que por mi apretado coño. Embadurnados, apoyó su miembro y lentamente fue presionando en el ojal. Su duro capullo pugnaba con firmeza abriéndose paso por mi ano, una vez coló su glande, el resto de la polla fue paulatinamente entrando por mi recto. Al principio sentí una presión incómoda, pero enseguida me acostumbré y comencé a disfrutar y gozar como una perra. Los gemidos invadían la habitación, notaba cada centímetro horadar el esfínter, mi mano se perdió en mi coño y mientras era atravesado mi culo por el obús de Nacho, mi pepita completamente salida era masajeada por mis dedos… percibía ambos glandes… unos en las yemas de mis dedos y el otro casi en el estómago. El ritmo se iba acelerando hasta que llegando al clímax mi nieto me dice…  - ¡¡Te amo abuela!! Y descargó todo el arsenal de soldaditos en mi recto. Para serles sincera no me corrí en esa ocasión nada más que una vez, pero tuve una satisfacción mayor, por primera vez sentí que alguien me dijo TE AMO con todo su ser, follándome de esa forma tan obscena y vil. Nacho sacó su pollón de mi ano y me abrazó, nos acostamos y nos dormimos.

*********

 


 

Los días y semanas continuaron sin percances, de las puertas para afuera éramos abuela y nieto y dentro de la casa éramos marido y mujer. Al principio costó el separar y diferenciar las cosas, pero lo conseguimos al poco tiempo. Nosotros seguíamos teniendo relaciones sexuales intensas casi a diario…,  a veces llegaba muy cansado de los estudios y de los deportes, o yo de mi trabajo, pero siempre una atención había, lo esperaba con la ducha caliente o el me recostaba en la cama y me hacía masajes en los pies y piernas, esas eran otras formas de hacer el amor sin necesidad del coito…, esos día de abstinencia le hacían bien, pues necesitaba hacer descansar a sus indomables bolas, que no paraban de fabricar leche, o mi coño de recibir empellones…, en alguna ocasión sentía la vagina inflamada, una vulvovaginitis leve.

Pasaron los meses y, ni él ni yo, nos podíamos sentir tan complementados, pero a la vez nos faltaba algo así que un día en la cena le dije que teníamos que hablar.

- Mi amor, sabes lo feliz que me haces, ¿No?

- Si, y tú a mi abuela. ¿Pasa algo?

- Es que, y no quiero que lo tomes a mal, siento que nos falta algo. Y no hablo del sexo o de compañía ya que en estos tres meses que empezamos nuestra relación fuiste adquiriendo una experiencia y madurez inigualable.

- ¿Entonces?

- Prométeme que no vas a enojarte con lo que voy a decirte.

- Sí abuela, sabes que te amo y que doy todo por ti… no me puedo enojar contigo.

- Creo que lo que nos falta es un bebé en la familia…en nuestra familia, la que estamos formando los dos… tú y yo. Hemos formado un vínculo tan firme que nos falta que yo esté preñada.

- ¿Qué? Perdón pero no te entiendo.

- Bobo. Que quiero tener un hijo contigo Nacho, quiero que me hagas madre, que demos vida a un nuevo ser. Sé que eres muy joven y puede que te asuste, pero es algo que realmente me gustaría ya que no me queda mucha fertilidad. Quiero que me preñes y parir un hermoso hijo tuyo.

- Es que, la verdad, me cayó como un jarro de agua helada la idea. No es que no lo quiera, sólo me pillaste por sorpresa. Si mi amor, quiero que tengamos hijos juntos. Te amo ahora y siempre.

- ¡Me acabas de hacer la mujer más feliz del universo!

Esa misma noche comenzamos a no planear cuando y cuando no follar según mis días fértiles, porque nunca utilizábamos condón ni ningún otro tipo de protección. Lamentablemente a la semana vino mi período, pero eso no nos detuvo, nuestra libido y energías estaban puestas en eso. Tras la regla, fui a mi ginecóloga para preguntar sobre  las posibilidades de quedar embarazada, y haciéndome análisis me dijo que gozaba de una excelente salud, que no habría problema alguno, esa noticia me llenó de una mayor felicidad a la que tenía, así que le pedí si me podía hacer un calendario de ovulación, me lo hizo sin chistar y al instante, con el calendario en mano me fui feliz a casa.

Ya habíamos llegado a Noviembre y estaba ansiosa por mi fecha de ovulación, le comenté a mi nieto que por uno o dos días antes a mi fecha no hagamos nada, así sus soldaditos adquirían mayor fortaleza y cantidad si eso era problema, que no lo era, dado que Nacho producía ingentes cantidades de semen en poco tiempo, pero mejor que fuesen fuertes y maduros para preñarme con mayor facilidad. La idea no le gustó mucho, pero aceptó. Llegó el día y me puse a preparar todo el clima de la habitación, velas aromáticas, sábanas, comida afrodisíaca…. Al caer la noche cenamos y nos fuimos a la habitación, al ver toda la decoración, mi nieto, me miró y me empezó a llenar de besos, lo detengo y me voy al baño, cuando salgo, lo hago completamente desnuda, lo miro y le digo…

- ¡¿Aún deseas ver panzona a este vejestorio?! ¿Todavía quieres preñarme y que tenga a tu hijo… o los que me quieras hacer…?

A lo cual l me responde…

- ¡Te deseo más que nunca, no podría querer preñar a nadie más, pero no, no quiero que tengas a mi hijo!

Eso me sobresaltó, me paralizó, pero me abrazó y completó…

- ¡¡Quiero que tengas a MIS HIJOS, no quiero conformarme con sólo uno!!

Y me besó intensamente que casi me deja sin aliento. Esa sesión de mimos y caricias fue diferente al resto, estaban llenas de amor y deseo, pero de una lujuria diferente, altamente excitante.

Comenzamos a besarnos y me fue dirigiendo a la cama, me recostó y sin detener sus besos, mientras se sacaba la ropa, mi nieto fue bajando por mis tetas, las cuales besó y succionó un poco entreteniéndose en los chupetes que formaban mis pezones, continuó por mi vientre hasta que llego a mi entrepierna, ahí se dedicó pura y exclusivamente a lamer mi clítoris, con mis dedos saco el glande y lo lengüetea con devoción, dándome el mejor sexo oral que recuerdo, yo tomaba su cabeza con la otra mano para que no aleje su lengua de mi vagina, con sus manos me acariciaba las piernas, el culo, las tetas, mi panza, se había vuelto un profesional. Ya no resistí más y acabé soltando gemidos y alaridos de placer. Lentamente Nacho fue subiendo, besándome nuevamente, al llegar a mi cara me dice…

- ¿Lista para cruzar el punto de no retorno… para convertirte completamente en mi hembra y darme todos mis hijos? ¡Ya solo serás mía, abuela… solo mía!

Lo beso y contesto…

- Hoy más que nunca mi amor seré y soy nada más que tuya, mi macho.

Nos fundimos en un beso mientras lentamente nuestros sexos también se acoplaban sin necesidad de ubicarlos, se conocían tanto que sin guiar se unieron. Como les comenté antes, esa sesión de sexo era más amor y deseo que lujuria, no hacíamos posiciones raras… él semi arrodillado entre mis muslos, yo recostada totalmente despatarrada elevando mi culo, para que el coño se ubicara enfrentado a su enorme grueso tronco erecto, y así sintiéndonos sin agobios, solo nos entregábamos en cuerpo y alma en esencia. Su olor me envolvía, sus caricias me excitaban, el contacto de su piel erizaba la mía…percibir a la vez la penetración era una gozada que me cortocircuitaba el cerebro. Notaba cada centímetro de su incursión en mi vagina profunda, dichosa de sentirme abierta por tan generoso macho… me hacía sentir llena de vida, mujer, hembra y madre orgullosa ¡No cabía mayor felicidad en mi alma!

El mundo se había parado, solo miraba a mi nieto disfrutar, su sonrisa en cada clavada vaginal me alertaba que se hallaba dichoso de estar follándose a su abuela. Mis manos recorrían su cuerpo tenso, sus músculos se templaban en cada batida a mi profundo interior uterino, su gemido seco al llegar al fondo y de nuevo de vuelta sacando la extensa verga hasta casi rozar mis labios vaginales con su gordo glande, y de nuevo a las profundidades del deseo. Hacíamos el amor con prestancia, nuestros cuerpos se acoplaban a las mil maravillas completamente sincronizados… él entraba y yo empujaba mi coño contra sus huevos...necesitaba tenerla entera hasta la raíz, él sacaba y yo controlaba que no se saliese de mi conducto vaginal. Nos besábamos de continuo, mi lengua metida en su boca, la suya recorriendo mi paladar y dientes, luego me comía las tetas…chupeteaba los pezones como un bebé intentando sacar la leche que aún no tenía, pero tendré gracias a él a la leche que me estaba a punto de inseminar.

Al rato siento que mi hombre estaba por eyacular todo su contingente seminal, y le azuzo…

- Llena el vientre de tu abuela, ¡PRÉÑAME CON TU LECHE! ¡Hazme bisabuela y madre de tus hijos! ¡¡Inocula mis óvulos con los millones de bebés de tus huevos!

Rodeo su cadera con mis piernas para que no pueda salirse, su ritmo es acelerado, duro y fuerte… es en ese último empujón mi nieto mete toda su polla hasta el fondo…, a llegado su glande a tocar mi útero, grita cual verraco follándose a su cerda en el instante que está dejando todo su esperma en la entrada del conducto uterino. Creo notar el correr de todos sus espermatozoides al galope nada más salir en largos y gruesos chorros de lefa espesa. Mi amor se está vaciando sus cojones en la acogedora vaginal maternal… acaba de eyacular y rendido tras la batalla se postra sobre mi pecho…nos veamos con amor y ternura.

Toda esa noche seguimos así follando y amándonos, aunque sus testículos se quedaron secos, aun le quedaron fuerzas para echarme el quinto polvo.

Como la ginecóloga me dijo que la ovulación son casi como 5 días, así lo hicimos por esa cantidad de tiempo. Seguimos como siempre, amándonos puertas adentro… mi chico se alimentaba muy bien y yo le intentaba seducir de la manera más sexy para que su excitación estuviese al máximo cada día… sorprendentemente los huevos producían unas dosis increíbles de esperma, mi niño es un semental como no había conocido a ninguno.

Pasados unos 15 días noto que no me viene el período, así que voy a la farmacia a pedir un test… lo realizo pero me da negativo. Tanto mi marido como yo nos apocopamos, así que él me hizo un pollo a la parrilla que tanto me gustaba (si, aprendió a cocinar para mimar a su esposa), pero al sentir el olor al pollo me dieron unas nauseas que tuve que ir al baño, nos miramos y no entendimos nada a lo cual me dice…

- Abuela, ¿y si vamos a que te hagan la prueba en el hospital? Escuché que las pruebas caseras pueden fallar, mientras que las de hospitales, al hacerse con sangre, son infalibles.

Las esperanzas volvieron a mí como con una inyección de adrenalina, me aseé, me vestí y nos fuimos al hospital, me hicieron el análisis y una hora después nos llaman. Como mi nieto parece mayor de edad no preguntaron por él, así que nos pide que tomemos asientos, nos miran y dice…

- Señora Aurora, felicidades, está usted embarazada. Felicidades también al padre y a su hermano mayor… ¿Supongo? Dijo dirigiéndose a mi nieto.

Ahí mismo quebré en llanto por la alegría, mi marido me contenía. Agradecimos, y volvimos a casa, no sin antes pedir turno con un médico para que siga todos los pasos del embarazo, por suerte lo hizo mi ginecóloga.

Los meses fueron pasando, Ignacio maduró en esos meses…, mi hija tuvo una nena, Lucinda, hermosa, rubia como el padre y de ojos claros. A mi hija y a mis padres en el pueblo les dijimos que su nuevo hermano (y nieto) era producto de una mala elección que tuve y me tengo que apechugar sola con ello. Lucía nos comenta que a Pablo le ofrecieron un puesto fijo en la sucursal de Madrid de esa empresa, así que se iban a vivir allí en un tiempo y le propuso a Nacho irse con ellos, propuesta que rechazó…

- No te enojes mamá, pero con lo buena que fue y es la abuela conmigo, no puedo dejarla sola, me sentiría muy mal conmigo mismo… ella me necesita más que nunca ahora con la panza cada vez más grande y más torpe para el hogar.

Mi hija lo entendió y no se opuso, ella sabía que él siempre estuvo enamorado de mí. Mi hija me agradeció por como cuidaba a su hijo, hablamos de otras cosas y quedamos para tratar de vernos pronto.

Los meses pasaron, mi marido nunca dejó de hacerme el amor, y yo de ofrecerle su desahogo en mi vagina… principalmente me follaba fuera de la cama, de pie en la cocina, en el sofá a cuatro patas, en una silla cabalgándolo o los aseos del restaurante. Era muy especial cuando eyaculaba sosteniéndome la barriga llena de su hijo.

Llegó agosto y mi fecha de parto con él. Ya de licencia por maternidad, un miércoles siento que rompí aguas, llamo a Nacho, que ese día se había quedado por mi situación, agarramos el bolso y nos fuimos al hospital. Pasadas las 12:30 nace mi hijo/bisnieto, con Nacho decidimos llamarlo Ulises, mi nieto cargó a su primogénito y luego me lo entregó, la felicidad no nos cabía en nuestros cuerpos. Vinieron mis padres y don Justo a conocer a mi niño, se quedaron unos días y volvieron al pueblo. Una vez ya en casa los tres solos, nuestra vida volvió a ser como antes.

 


 

Pasaron unos tres meses, Ulises seguía lactando, y veo que no me baja mi período. No me preocupé ya que creí que por mi edad me estaba llegando la menopausia o que tras el parto debía de regularizarse…, seguimos una vida normal en familia los tres cuando, por diciembre, me noto rara, mi leche no deja de fluir, las mamas crecieron aún más, saco turno con mi ginecóloga a ver qué me dice, la noticia fue inesperada… Estaba preñada de 7 semanas, iba a volver a ser madre. Un sentimiento de felicidad me invadía, pero con él uno de nervios, << ¿cómo era posible este embarazo?>> Y ahí recordé, ni bien nació Ulises no me vino hasta un mes y medio después (octubre) y los médicos me dijeron que era porque la matriz debían volver a regularizarse, entonces no nos preocupamos y lo hicimos sin cuidarnos… Ahí estaba el cómo… Llegué a casa y le di la noticia a mi marido, él no lo entendía así que le expliqué, se puso muy feliz…

- El regalo de navidad se me adelantó, te dije que ibas a ser madre de más de un hijo mío… ¡¿y te seguiré preñando mientras seas fértil?!

- Por supuesto…. No esperaba que me fueras a preñar tan fácil… no cabe duda de lo buen macho que eres, pero no podemos tener tantos hijos... con dos creo que es suficiente, ¿no te parece, mi amor?

Nos besamos y empezamos a decidir cómo lo o la íbamos a llamar. En eso me llega un mensaje de Lucía diciendo que iban a venir a pasar las fiestas con nosotros. ¿Cómo se lo iba a decir lo de mi nuevo preñado, qué excusa le iba a poner ahora?

Llegó Navidad, mi hija, Pablo, Lucinda, Ignacio y Ulises estábamos todos en la mesa cenando cuando les doy el nuevo anuncio, a mi hija fue como echarle un jarrón de agua helada, mi yerno por lo que había tomado de más, no caía y celebraba mi panza. Después de los fuegos artificiales, los regalos y demás, Pablo se va a dormir, mi hija lleva a Lulú a la cuna y yo hago lo mismo con Ulises. Nacho estaba preparando café en la concina, Lucía entra y nos espeta con un poco de mal carácter…

- ¡¿Qué estáis haciendo?! ¡¿Os pensáis que no me doy cuenta?!

- ¿De qué hablas lu?

- Vale mamá, hazte la desentendida que yo nací ayer. Vosotros dos estáis liados como si fuerais unos niñatos irresponsables, ni siguiera os cuidáis para engendrar.

Eso me cayó como un balde de agua helada, no sabía cómo responder.

- No mamá – tomó la palabra mi nieto – Ahí te equivocas. La abuela y yo no follamos… hacemos el amor, de mil maneras, eso sí. No espero que lo entiendas, puede que sea muy jodido para ti aceptarlo, pero yo AMO a la abuela, y no como una abuela, sino como mi mujer.

-¡¿Entonces lo reconocéis, par de depravados…?!

- Sí, Ulises y el bebé que está esperando son mis hijos, pero no fueron ningún accidente, ambos los buscamos y deseamos. Repito, no pido ni espero que lo entiendas, pero me siento libre al aclarártelo mamá, porque si soy un hombre para tener hijos y follarla… soy hombre para NO agachar la cabeza frente al amor y defender a la mujer que amo ante cualquiera.

- ¿Cómo te atreves a hablarme así, a tu madre… a la mujer que te parió?  Y le dio una bofetada que dolió. – No te olvides que ante todo soy tu madre ¿Cómo crees que no voy a entenderte? ¿Tan retrógrada crees que soy? Me produce mucho orgullo que hayas conseguido a tu auténtico amor, no me lo esperaba cierto, pero veo que vuestro amor va más allá de las limitaciones. Os deseo lo mejor, si queréis que no vuelva para molestar e irrumpir o incomodar a esta familia os voy a entender.

- No digas eso, eres mi hija, ¡¡SIN TI NADA DE ESTO PODRÍA HABER LLEGADO NI A SER IMAGINADO!! Te amo hija… te podría haber abortado con la ayuda de don Justo, pero te quise tener porque te amé desde el primer instante que supe que estabas dentro de mí..., no obstante también amo a tu hijo, mi nieto que a su vez es el padre de mis otros hijos. No sabes lo difícil que es criar a un hijo, sola, ser señalada en tu propio pueblo y luego por tu propia pareja. Después llega un chico que te da todo el amor del mundo y empieza a ser ese hombre que desde chica soñaste, y da la casualidad que ese hombre es Nacho, tu hijo, mi nieto, mi AMOR.

Vino corriendo mi hija a abrazarme, correspondí a su abrazo más fuerte aún, se unió Nacho. Nos quedamos hablando un rato, Lucía no iba a decir nada ya que veía felices a dos de las personas que más amaba en el mundo y se ofreció para ayudarnos en lo que le pidamos. Nacho le preguntó si conocía a alguien en el poder judicial, ya que él quería darles el apellido a los bebés, quería ser un padre 100%..., mi hija tenía que hacer unas llamadas, pero no prometió nada. Las llamadas se hicieron, mi hija tenía muchos contactos en el poder judicial, tanto por sus trabajos como por los de su marido. Estuvo toda la tarde llamando, hasta que dio con el juez indicado, éste le dijo que tenía que hacer la emancipación del menor o esperar a sus 18, y por medio de un documento especial, él podría adoptarlos, aunque sean parientes, pero que bueno, por ley no iban a poderse casar legalmente y él no podía hacer nada al respecto. Al contarnos esto Lucía nos preguntó qué decidíamos, a lo cual Nacho sin dudas le pidió la emancipación. Esto sucedió en diciembre, en marzo salió la emancipación de Ignacio, en Julio nació Penélope, nuestra hija e inmediatamente iniciamos los trámites para que él los pueda adoptar (es adopción, no reconocimiento de paternidad).

Nuestra vida va de maravilla, Nacho está por cumplir 17, yo ya tengo 46, Ulises con 1 año y Penny con 3 meses. Lo que me preocupó un poco fue el comentario de mi nieto cuando…

- Aprovechemos mientras tenemos tiempo mi amor, todavía menstruas.

Hace una semana me enteré, que por cuarta vez estoy preñada del hombre que amo, mi nieto, mi hombre… mi macho semental. La verdad es que somos muy felices y nunca un hijo viene mal, menos cuando además de tu hijo es tu bisnieto.

 

***************

 

Una vez que mi amado “adoptara” a nuestros hijos, tuvimos mayores libertades para movernos a diferentes lugares. Si bien se notaba nuestra diferencia de edad, nosotros no dejábamos de ser una familia con dos hijos.

Un viernes, al regresar del instituto Nacho me manda un mensaje diciéndome que me tenía una sorpresa, Yo no sabía que esperar, en eso escucho que entra por la puerta principal.

- Amor, ya llegué. ¿Dónde está la mujer, madre y abuela más hermosa del mundo?

- Ja,ja,ja, sí serás, también soy la bisabuela más linda del mundo… Estoy en la cocina amor, le estoy dando la teta a Uli y a penny.

- Ahí voy.

Diciendo eso escucho que deja su mochila en el cuarto que tenemos de estudio, y se va acercando a la cocina, donde yo me encontraba.

- Amor, te tengo un regalito, espero te guste, lo compré con mis ahorros.

- Mi vida, no te hubieras molestado… ¿Qué es?

En eso veo que mi hombre se pone a mi lado, se arrodilla y me dice…

- Abuela, mi amor, mi amada Aurora…

En eso saca un estuche del bolsillo y me lo abre frente a mí.

– ¿Quisieres ser mi esposa?

- Yo… yo…

No sabía que decir… Bueno, en realidad si sabía que decir, solo que no salía. Me quedé estupefacta al ver las alianzas de oro. Fue un baldazo de agua helada para mí, no porque no lo quisiera, sino porque no me lo esperaba, así que dejé a penny en su cochecito…

- Te mato mi vida… esto sí que no lo esperaba, ladrón  de corazones… SIIIII ¡QUIERO! ¡¿Cómo no iba a desear se la esposa de mi hombre?!

En ese momento se levantó Nacho y tomó mi alianza, yo le di mi mano izquierda y me dijo…

- Aurora, con este anillo yo te desposo, prometo amarte por siempre y para siempre, en lo bueno y en lo malo, en la salud y en la enfermedad, en las desgracias y en las alegría por siempre hasta que la muerte nos separe y más allá.

No aguanté y empecé a llorar. Mi nieto me puso su alianza en mi mano y me entregó su mano izquierda para que hiciera lo mismo, solo que yo, de los nervios y felicidad no pude emitir sonido. Finalizado el acto sellamos nuestro amor con un apasionado beso. Lamentablemente como los bebés estaban despiertos no pudimos continuar celebrando, así que decidimos seguir como un día normal y a la noche terminar como corresponde… el mejor y más sonado polvo que se puede echar a una recién casada.

A eso de las nueve de la  noche, los bebés se durmieron y me dirigí al lecho matrimonial. Ahí me esperaba mi marido con un paquetito extraño para mí.

- Toma amor, te compré el vestido de novia.

Cuando miro bien, resultaba ser un vestido erótico de novia, es decir, un corsé, portaligas con sus ligas, un velo y hasta un pequeño ramo. Miro a mi nieto y me voy al baño a vestirme, al momento de salir, mi nieto pone con su móvil la marcha nupcial. Lentamente me voy acercando a él y le digo…

- ¿Todavía te gusta lo que ves amor? ¿Aun te gusta esta vieja maltrecha parida?

A lo que me contesta que Sí más que nunca, y que jamás me cambiaría por nada ni nadie, me abrazó y besó con mucho amor, beso al cual correspondí con mis labios y lengua.

Lentamente fui besándolo por el cuello y empezando a sacarle la ropa. Bajando por su pecho tonificado, hasta llegar a su entrepierna. Juego un poco con la hebilla de su cinturón y se la desajusto, desabrocho su pantalón y al ir bajándoselo salta ese hermoso pollón que me ha hecho la vida completamente feliz y el cual me dio a mis (hasta ese momento) últimos dos hijos. Miro a mi amado con una expresión picaresca y paso la lengua por esa maravillosa verga venosa, comienzo a masturbarla y poco a poco inicio con “LA CHUPADA DE POLLA” (creo que hasta hoy la sigue recordando). Ignacio fue soltando leves gemidos, acompañados por movimientos de su pelvis y colocando una mano sobre mi cabeza para marcar el ritmo y la otra acariciando mi mejilla. Escucharlo hizo que empezara a mojarme y no pude resistirme, así que le pedí que dirigiera una de sus manos a satisfacer parte de mis deseos alojados entre mis piernas, mientras que con la otra pellizcaba mis pezones haciendo que saliera leche. Al cabo de un buen rato siento que la verga de mi nuevo marido comienza a ponerse más y más dura, sus huevos a inflamarse y sus movimientos a ser un poco más bruscos, estaba a punto de acabar, así que, lo miré y le dije que como su nueva mujer quería que me diera a tomar su leche caliente. Volví a introducirme ese pollón delicioso en la boca… ya no se resistió mucho más y empezó a eyacular dentro de mi boca, vertiendo todos su esperma hasta mi garganta, ya no me quedaba espacio para tanta corrida y él no paraba, acabó con tanta lefa, que se me salía por la comisura de la boca.

 


  

No quedó todo ahí, luego de eso, Ignacio me colocó boca arriba me besó los labios, donde hacía instantes me escurría su semen y generosamente me trague a placer, se dirigió a mi oído y me susurró

- Es mi turno para darte placer.

Solo ese comentario hizo que me mojara derritiéndome como un glaciar bajo un volcán en erupción. Me besó el cuello muy suavemente, mientras con una mano me acariciaba la cara, el hombro y el pecho. Comenzó a besar mis pezones erectos y beber de mi leche. Tras unos minutos, continuó bajando por mi vientre, aun algo deformado debido a mis dos embarazos consecutivos y que a mi edad no se regeneraba tan rápido como antes. Con sus labios y nariz rozaba mi piel haciendo que se me erizara y escalofríos recorrieran mi cuerpo hasta que llegó a mi Monte de Venus, allí mismo separó mis piernas y delicadamente comenzó a lamer mi vagina bulbosa totalmente pelada. Tiró hacia atrás del capuchón, y extrajo el gordo glande de mi clítoris… su lengua era un arma a la cual mi clítoris no podía defenderse, haciéndome estallar de placer. Poco a poco comenzó a introducir sus dedos en mi vagina, mientras con su boca bebía mis fluidos. Lo hacía tan bien que no pude resistir el correrme mientras él seguía jugando con su lengua, bebió todos mis fluidos, mi orgasmo me atolondró como si fuese una adolescente novata. Me sentía en el limbo.

Mi hombre se incorpora, se pone entre mis piernas y lentamente comienza a meter su gordo capullo por donde hacía tiempo había salido su madre y sus dos hijos recientemente. Tengo la suerte de tener las caderas anchas, lo cual procura un conducto del parte grande, con ello se facilita por un lado que me quepa con facilidad la enorme polla de mi marido y por otro lado, pueda parir a sus hijos con suma facilidad… solo me llevaba un par de horas desde las contracciones indicativas a parir, echando al mundo a mis hijos.

Como decía, nuestra conexión es indescriptible al momento de hacer el amor, literalmente pasamos a ser un solo ser en dos cuerpos que se complementan. Mientras me penetra yo lo rodeo con mis piernas por su caderas, muslos y culo… él me abrazaba mientras me besa el cuello y debajo de mi oreja. Esa noche no tuvimos una sesión de sexo, sino una noche de amor, puro y sincero apego sensual. Mi actual marido no dejaba de decirme lo hermosa que era y todo lo que valía para él, así como yo hacía lo mismo. Habremos estado tres o cuatro horas haciendo el amor, variando de posiciones, hasta que ya exhaustos caímos rendidos. Completamente transpirados y yo llena del semen de mi nieto en mi ano, vagina y boca… nos quedamos dormidos. Todavía no me explico cómo puede follarme tanto, eyacular hasta cinco veces y estar recuperado al día siguiente…verdaderamente tiene unos genitales superdotados ¡Me encanta que así sea! Mi coño se lo agradece y mi útero igual.

A la mañana siguiente fui la primera en despertar. Ulises estaba pidiendo su desayuno, me levanté y fui a darle teta (como Penélope seguía lactando, aprovechaba y lo dejaba a él también disfrutar de mi leche). En eso me doy cuenta que aún seguía con mi “vestido de novia” y que tenía restos de semen en mi vagina, la raja estaba aún húmeda y su leche fresca. Recordando esa hermosa noche decidí darle una sorpresa a mi nieto… ya que nos casamos, teníamos que tener nuestra “Luna de Miel”, ¿no?

Fui a mi habitación y sin desprender a mi hijo de la teta tomé el teléfono, cuando lo desbloqueé me encuentro con un WhatsApp de voz de mi hija. Básicamente era un audio de llantos, pero lo que pude entender es que estaba pasando por una crisis en su matrimonio con Pablo, ya que había encontrado fotos y conversaciones con otras mujeres, no entendí bien. En ese momento tomé una decisión, mi Luna de Miel será en la capital, en  Madrid, donde vivía Lucía. Ella es mi hija, y por más que haya formado familia con su hijo, no puedo abandonarla. Llamé al pediatra de mis bebés a ver si había algún problema con llevarlos, lo cual me dijo que no era recomendable para la pequeña Penny, pero que si era tan importante y urgente que vayamos esa tarde al consultorio, que, como quedaba en su casa nos haría la excepción de atendernos en sábado. No lo pensé ni un instante y le dije que esa tarde íbamos los cuatro. Me puse a buscar pasajes con mi ordenador, hablé con un par de aerolíneas hasta que encontré una muy buena, desperté a Nacho y le comenté lo sucedido. En eso lo veo salir de la habitación, ya me estaba esperando unas preciosas puntadas por no haberle consultado, pero cuando volvió trajo una maleta muy grande

- Amor, dime qué llevamos… tú prepara a los bebés para el pediatra y yo me encargo del equipaje.

No podía creer, esas palabras me llenaron el alma, lo agarré del cuello le di las gracias y le comí la boca. Le dije que saqué pasajes para el día siguiente y que íbamos a estar alrededor de una semana, que llame al instituto o a alguno de sus amigos y le diga que su madre tuvo un problema grave en Madrid y tuvimos que ir de urgencia, le dije que me parecía lo correcto para llevar ya que allí estaba terminando el verano, y me dirigí a la habitación de los chicos. Al terminar de arreglarlos veo que Nacho estaba terminando de guardar la ropa en la maleta.

A eso de las cuatro de la tarde nos dirigimos al consultorio del pediatra, ahí le expliqué que mi hija estaba grave y debíamos ir de inmediato. Como el doctor nos conoce no puso objeción, solo nos dio unas pautas para evitar problemas, más que nada por los cambios de temperatura. Mientras volvíamos en el coche, nos pusimos a hablar…

- No me esperé tu actitud.

- ¿Cuál abuela?

- La que tuviste esta mañana, la de apoyarme sin ninguna objeción, y acompañarme.

- Abuela, quiero que te entre en la cabeza. Eres mi mujer y yo soy tu marido. Te voy a acompañar siempre, al igual que apoyar. Y jamás voy a dejarte sola.

- Gracias mi amor, lo mismo va para ti. Además pensé en matar dos pájaros de un tiro.

- ¿A qué te refieres?

- Ayer nos casamos, ¿no? Bueno, estaba pensando en tener nuestra luna de miel, y de paso visitar a tu madre. ¿No te molesta, no?

- ¿En serio crees que puede molestarme? Abuela, estamos hablando que mi mamá está en crisis. No importa si está enojada con nosotros, es tu hija y mi madre, debemos estar con ella… y unir esa visita con la luna de miel me encantó.

Llegamos a casa, terminamos de preparar los detalles, programamos el viaje. A la mañana siguiente nos levantamos temprano acomodamos todo y le dejamos una copia de las llaves a una amiga de plena confianza, para que se acerque ante cualquier situación. A la hora pactada llegó el taxi y nos fuimos al aeropuerto. El vuelo pasó sin mayores problemas, lo peor fueron las dos horas en el aeropuerto para media hora o menos de vuelo, pero mi hija y la luna de miel valían el viaje. Al aterrizar en Madrid tomamos un taxi hasta donde vive Lucía, yo no le dije nada a mi hija, y Nacho tampoco sabía que íbamos de sorpresa. Bajamos y nos dirigimos a tocar el timbre de la casa. Al minuto se abre la puerta y aparece la madre de Ignacio con todo el maquillaje corrido, los ojos inflamados. Se la veía muy deteriorada.

- ¿Qué… qué hacéis aquí?

- ¡Sorpresa! Escuché tu mensaje ayer, y no podía estar de brazos cruzados, así que decidimos venir.

- Claro mamá, además, no te podíamos dejar. Eres su hija, mi vieja, y también su suegra… jajaja

-  ¡Qué tarado…! Nos abraza - ¡¡Venga, pasar!!

La casa era hermosa, tenía un muy bonito jardín en la entrada, era una casa de sólo una planta pero era muy espaciosa, con cuatro dormitorios y dos baños. En el fondo tenían una pequeña piscina y una parrilla. Nos pidió disculpas por lo desatendida de la casa pero es que no esperaba visitas. Nos mostró dos habitaciones (una para Ignacio y para mí, y la otra para Penny y Uli).

- Y bueno, me disculpo nuevamente por el desastre, normalmente no está así.

- No te preocupes hija, tampoco tenías porque tener la casa preparada. ¿Dónde está mi nieta?

- Está con el padre, le pedí que se la quedara unos días. Que me sentía devastada por lo sucedido.

- Pero… papá ¿Te dijo algo? ¿Se disculpó?

- Sólo me dijo que no lo hizo a propósito, que necesitaba sentir que podía seguir conquistando a pesar de su edad. Que no tenía interés en estar con otra mujer, que sólo quería probarse que aún no estaba “muerto”. O algo así.

- Hay hija, entiendo por lo que estás pasando, tranquila, aquí está mamá.

- Y papá… jaja

- Tarado, tú eres mi hijo, no importa que lo hagas ni lo que haces con mi madre… lo primero que todo eres mi hijo después lo demás… ¿Entendiste?

Y le pega en el hombro

- Ay, si mamá. Entendí. Pero lo que no te dijimos es que… La abuela y yo nos casamos.

- ¿Qué mierda dijiste, mamonazo?

Me mira con cara sorprendida

– Mamá, dime que no es una jodienda vuestra. ¿Quién os casó?

- Bueno lucía, no. No nos casamos, nos “casamos” antes de ayer. Es decir, no hubo ceremonia, simplemente nos dimos los votos y Nacho compró estas alianzas con sus ahorros.

- Ok… Esto es un poco raro, un poco más raro que antes… pero sólo un poco… jajaja

- Sí, ¿no hija? Jajaja. Pero era algo que Nacho necesitaba y yo también….

- Mamá, perdóname si te molesto con lo que te digo. ¿Tienes evidencia de que papá te llegó a engañar o solo fueron los mensajes?

- No Nacho, sólo son los mensajes y las fotos. ¿Por? ¿Sabes algo y no me quieres decir?

- No mamá, ni ahí. Sólo que me acuerdo haber hablado una vez con el padre de Nicolás, mi compañero del instituto, porque lo encontré en casa con la vecina. Y tú sabes que la madre de Nico está muy buena, no tanto como tú, pero lo está.

- Ojito con lo que dices amor, mira que estás hablando de mi hija y de tu madre.

- Sí abuela, pasa que Mario me dijo como que es algo necesario, a veces en las parejas que llevan juntas, tanto tiempo. Me dijo que es muy común que haya una canita al aire en ese tipo de relaciones. Que no es que no aman a sus parejas, sino que es probar “Nuevos aires” por una sola vez. Yo lo tomé como cuando vas al Burger y robas una patata del cubo de la persona con quien fuiste.

- Claaaaroooo… pero podría decirme que las cosas no estaban bien.

- No hija, puede que no haya habido nada mal. Simplemente era una consecuencia de la rutina.

En eso, Lucía rompe en llanto y nosotros intentamos consolarla. Una vez calmada cambiamos de tema e intentamos tener charlas muy amenas. Ya estaban haciéndose las doce de la noche y comenzamos a sentir un poco el cansancio, no solo por el horario sino por la tensión del viaje pero igualmente decidimos tomar unos mates y charlar. Se notaba que Ignacio deseaba tocarme la mano, rozarme y demostrarme algo de afecto…

Y en eso Lucía nos dice… - Si deseáis daros algún beso delante de mí, no os preocupéis por mí, por más que seáis mi madre y mi hijo también sois pareja y lo tengo asumido, no cortaros. Lo único que os pido es que os controléis y no echéis un polvo sobre la mesa delante de mí, ja,ja.

- No hija, mi nieto yo nos amamos con locura, pero sabemos guardar las formas… ya no solo en follar como conejos descaradamente, sino mostrar las ternuras que son más bien cosas íntimas, no hay necesidad de airearlas en público… cada cosa tiene su lugar y aunque seas mi hija, el respeto a los demás demuestra educación.

Nacho le contesta con un “Gracias MAMÁ” y me acaricia la mano. Mi hija pone en el teléfono música que se escuchaba cuando era chica, como Batida de Coco. Y nos ponemos a tomar unos mates mientras reíamos y charlábamos.

A eso de las dos de la mañana, ya exhaustos nos fuimos a dormir. Claramente Nacho y yo fuimos a la misma cama y mi hija a su habitación. Mi nieto se sacó la ropa y quedó en bóxer mientras que yo me puse un camisón rosa quedándome con la tanga pero sin sujetador… demasiado incómodo para dormir. Parece que eso le quitó el sueño a Nacho y a su “soldado” ya que nada más me recosté, se me abalanzó y comenzó a besarme por el cuello y a meterme mano; y bueno, yo no soy de piedra, esas manos y besos me encendieron y me dejé llevar. Lo empecé a besar en la boca y con mis manos recorrí su espalda para que cuando llegase a su bóxer bajara mis manos a su miembro y comenzara a masturbarlo. Ignacio separa su boca de la mía para dirigirse a mis tetas, los cuales estaban rebosantes de leche lista para alimentar a nuestros hijos, pero él se adelantó y comenzó a chupar mis pezones erectos, y beber un poco de mi leche. Una vez satisfecho bajó a mi entrepierna, me sacó el tanga y sin dudarlo dirigió su boca a mi vagina, la vagina por la cual salió su madre y sus hijos.

Con mis manos trataba de taparme la boca, para que mi hija no escuchara, pero mis gemidos eran incontrolables. En eso siento que estoy por llegar al clímax y sujeto la cabeza de mi marido haciendo que beba todos mis fluidos al acabar. Una vez que ya bebió mis jugos, mi nieto se levanta y se coloca encima de mí, y compruebo que todavía tenía puesto el bóxer, a lo que le pregunto si no quería sacárselo…

- ¿Y por qué no me lo sacas tú, abuela?

Acto seguido lo tumbé boca arriba y besándolo desde la boca, bajando por su pecho me fui dirigiendo a su pelvis y, al liberar su torpedo de esa prisión de tela, me dirigí a besarlo, le pasaba la lengua desde las bolas hasta el glande, le bajé el prepucio y me introduje esa polla magnánima en la boca. Nacho me agarró la cabeza marcándome el ritmo y la profundidad mientras dejaba salir unos leves gemidos de placer. Ya me estaba quedando sin saliva cuando siento que su uretra se engrosaba, dándome la señal que mi esperado premio se acercaba. Mi nieto me sujetó un poco más del pelo y comenzó a vaciarse dentro de mi boca. No puedo describir lo delicioso que estaba esa noche su lefa, no sé si es porque estaba feliz de la luna de miel o si era porque estábamos haciéndolo en un lugar que era arriesgado y morboso, pero esa descarga fue magnífica.

Tras recibir todo, le muestro su “ordeño” a mi marido y lo trago mientras me voy acomodando encima de él para una reconfortante penetración a caballo. Lo besé y me incorporé para poder estar cómoda mientras él me apretaba las tetas haciendo que se chorreen de leche. En eso presiento una figura en la puerta y cuando miro de reojo la veo ahí, a mi hija Lucía mirándonos… veo su mano metida en las bragas, se estaba tocando su coñito. Eso me excitó aún más, lo cual produjo un orgasmo repentino con el cipote de su hijo en mi coño expandiéndome la el conducto vaginal como era costumbre. Nacho, sin saber que me pasaba, se emocionó y me agarró el culo dándome una follada dura, en la que noto como sus huevazos me golpean el culo. Con sus manos me separa las nalgas y con el dedo corazón de una mano empieza a jugar con mi ano… ¡Umm! Me muero de gozo.

Le propongo que me dé la follada a cuatro patas, a lo cual no se negó, y ni bien espera a ponerse detrás de lo rápido que nos acoplamos, me penetra miro hacia donde estaba Lucía y le pido a mi nieto que me dé bien fuerte, que note su verga bien dentro, y no pare hasta que suelte todo su cargamento de leche en el fondo de mi coño. Tarda unos minutos en follarme para llegar al orgasmo, me agarra de las tetas como a un yegua y siento como se desliza el tronco endurecido entre mis paredes vaginales… mi hija y yo nos cruzamos las miradas, debe ver mi cara de gozo sintiendo la follada de su hijo. La segunda eyaculación, como era costumbre, se hizo esperar, pese a que cuando me folla a como una perra su excitación es máxima.

Se mota a la grupa, a modo de cuclillas, y es en esa posición cuando más profunda y rápido me clavaba la gran verga que posee… sus pelotas también hacen su función en el frontón de mi vulva bulbosa. Mi hija debe estar viendo a la perfección el acoplamiento de nuestros genitales, la busco con la mirada y averiguo que su excitación es grandilocuente, el ritmo de su mano es feroz masturbándose… me excita verla y le sonrío, me devuelve la sonrisa y me muestra como tiene el coño con sus dedos metidos. Pasados unos minutos más, Nacho no aguanta, vaciándose en lo más profundo de mi útero ante la presencia de su madre. Oigo a mi nieto resoplar, gemir y su leche brotar dentro de la vagina, miro a mi hija… está apreciando como su propio hijo, suele preñando a la abuela. Los gestos de mi rostro y mi cuerpo se sincronizan con cada chorro de lefa que estoy recibiendo de Ignacio…sin dejar de mirarnos mi hija y yo, no le debe caber duda de cuanto nos deseamos y amamos mi esposo y yo, y cuál es el motivo que ya tengamos dos hijos.

El pobre cayó desplomado en la cama y se durmió al instante, mientras yo volvía a mirar a la puerta, aún estaba mi hija, en eso siento que me sale un poco de leche de la vagina, paso mi mano para recogerla y, mirando a la madre de mi amado, me la llevo a la boca y le dedico una sonrisa la cual me devuelve, y con la mano me saluda y cierra la puerta.

 

**********

 

A la mañana siguiente me despierta Penélope para el desayuno y a los segundos la sigue su hermano. Así que, como pude, me los llevé a la cocina, Ahí estaba mi hija preparando el desayuno.

- Hola hija, buenos días.

- Buenos días mamá… ¿Cómo dormiste? ¿Quieres un café con leche?

- Bien, gracias lu. ¿Tú? Sí, me encantaría un café con leche.

- Mamá, quería hablarte de lo de anoche, yo…

- Tranquila hija, no hay problema. Debí haberme contenido, espero que no te hayas molestado de verme gozar con Nacho.

- No mamá, al contrario, me excitó de una manera inigualable… No sé qué me pasó. Tras veros tuve que irme a mi habitación y seguir masturbándome dos y tres veces para satisfacerme… Quería consultarte algo, ¿Cómo lo haces para mantener esa sexualidad tan activa?

- Bueno hija… No sabría cómo decírtelo es algo casi natural, supongo que es los genes que tenemos, tratamos de mantenernos activos, con variaciones y con incentivos… aunque con un macho tan joven y potente es fácil… ¿Por?

- Es que, con Pablo nos pasó que poco a poco, desde que nació Lucinda sentí que la llama se apagaba, o que los deseos disminuían. Siempre estábamos cansados, yo por la casa, la nena y él por el trabajo.

- Pero dime lu ¿Implementabais juegos, juguetes o situaciones diferentes?

- ¿¡Eh…!? Es vergonzoso decirte esto, pero no, si bien alternábamos posiciones, siempre era en nuestro cuarto una vez que Lucinda estuviera dormida.

- Ahora lo entiendo todo hija, ese es el motivo por el cual la llama se fue apagando, la rutina, la falta de creatividad o de hacer cosas diferentes. Está mal que te lo diga, porque es tu hijo, pero con Nacho llegamos hasta a hacerlo mientras le daba la teta a tus hermanitos. A él le encanta follarme de mil maneras agotando sus fantasía conmigo… yo le dejo que haga con mi cuerpo lo que desee.

- ¡¿Y cosas te hace…?!

- Follarme como una perra, es algo que le encanta y a mí… mamársela en cualquier momento, incluso después de haber meado. En la ducha dejar que me dé por el culo o me folle la boca como si fuera una puta hasta que me llena la garganta de leche. Me he acostumbrado a su pollón, que es el mismo que tenía tu padre biológico, aquel tipo que me violó.

- Ay mamá no puedo creerlo ¡¿Tiene la misma polla?!

- La misma, hija… si lo probases, sería como probar la verga de tu padre biológico.

- No, yo con mi nene no podría, me daría vergüenza. Y hacerlo con Pablo todo eso no sabría cómo soltarme, me encantaría recuperar a mi marido, lo extraño. Haría lo que fuera para intentar que funcione.

- Tengo una idea para que rompas ese cascarón de inhibición, pero es algo drástico. ¿Realmente te animarías a lo que fuera por Pablo?

- Sí mamá, ¿Qué es? ¿A qué te refirieres con drástico?

Le conté mi propuesta, ya era tarde para que se hiciera para atrás. Así que esa misma noche, puse mi plan en práctica.

El día pasó sin ningún altercado, salimos a caminar, Lucía nos llevó a conocer más de la ciudad, paseamos toda la tarde y volvimos para la cena. Cenamos normalmente, como cualquier familia, les di mi pecho a mis bebés, los acosté y cada uno nos fuimos a nuestras respectivas habitaciones. Al acostarme, me pongo un conjunto que me había comprado esa tarde para mi hombre mientras él miraba teléfonos y cosas electrónicas. Cuando Nacho, ya recostado, me ve no pudo disimular su excitación, la cual se le vio en la cara y entre las piernas… este hombre tiene un gatillo disparador de potencia en su verga, que se la pone dura en menos que canta un gallo.

- Wow abuela, que buena que estás, me recalienta como te queda eso.

En eso, me acerco a él gateando, pendulando mis tetas y besándolo desde los pies, subiendo por las piernas, me detuve en su mástil (aun dentro de su bóxer pugnando por salir) e hice gesto como de morderlo mientras miraba a la cara a mi nieto, se lo lamía sobre la tela…, seguí subiendo y besándole su vientre, pectorales, cuello, y al llegar a la boca, mientras nos fundíamos en un beso de amor apasionado, le meto una mano en la ropa interior y comienzo a masturbarlo… me excita sentir la dureza con que se le pone la polla. Ignacio desprendía leves gemidos, en tanto le voy manejando el prepucio de arriba abajo. Decidí sacarle el bóxer para poder tocarlo mejor, me acerqué a su oreja y le susurré…

- Tengo un regalo de bodas especial para ti ¿Lo quieres?

Con los ojos perdidos, asiente con la cabeza, entonces levanto la cabeza y digo en una voz un poco más alta “Entra”. Ante esta orden mi marido mira a la puerta y ahí la ve entrar a mi hija, su madre, con un conjunto igual al mío.

- Ay, dios, no creí que hubiera crecido tanto mi niño, no sé si podré con ello…

- ¡¿Mamá?!

- Ahora ella es tu regalo de bodas amor, esta noche te complaceremos. Lu, ven, rompe el cascaron y dame un beso.

Intentando ser lo más sexy posible (se notaba que se estaba esforzando) se me acerca gateando por la cama y me besa.

- Ahora a él, que va a ser quien también te libere, como lo hizo conmigo.

- Mamá, no es necesario que hagas nada, no te sientas oblig…

Lucía calla a mi nieto con un beso apasionado, el cual él corresponde…metiendo lengua.

- Nadie me obliga a nada, es algo que yo deseo… ¡¿Acaso no has oído que la familia que folla unida jamás será vencida…?!

Poco a poco ella comienza a besar a su hijo, como lo hago yo, para ayudarla le tomo una mano y se la dirijo a la gran verga de Nacho. No sé qué habrá sentido, pero su cara cambió completamente. Con su mano libre tomó mi nuca y me besó desaforadamente mientras con la otra mano empezaba a masturbar a su primogénito. Luego del beso se dirigió a la verga de mi nieto y comenzó a chuparla. Nacho gemía de placer, me miró y también me besó, mientras dirigía una de sus manos a mi entrepierna.

Perdidas por la lujuria Lucía y yo nos quitamos el conjunto y nos quedamos desnudas, nos besamos y ahora me dirigí a esa polla hermosa, mientras mi hija aprovechando la situación comenzó a lamer mi vagina, no podía estar más excitada, en ese momento no aguanté y tuve un orgasmo, el cual mi hija bebió.

- Ahora me toca a mí, nena…

Le dije a la madre de mi hombre, y la tumbé en la cama, le abrí las piernas y comencé el cunnilingus. Mi nieto no desaprovechó la oportunidad y se puso detrás de mí y apoyó su glande en la entrada de mi vagina. Poco a poco lo fue introduciendo, no le costó ya que yo estaba completamente lubricada. Gozaba como una perra en celo siendo penetrada por mi amado nieto y bebiendo el néctar de la vagina de mi hija. Lucía se pellizcaba los pezones y gemía, de pronto siento las embestidas más profundas y fuertes, y al cabo de unos empujones sentí la descarga de mi amado dentro de mi útero, saco su verga y se la puso en la boca a su madre para que se la limpiara. Una vez terminado, volvimos a cambiar de posición, esta vez era Nacho quien estaba boca arriba en la cama, Lucía ni lenta ni perezosa, inmediatamente se subió encima de él, acomodando el glande de Ignacio en la entrada de su vagina. Poco a poco se la fue introduciendo hasta cubrir su totalidad no con poco esfuerzo por parte de los dos… ella por no haber tenido una polla tan ancha en su coño y él un coño tan estrecho, bueno era su segundo coño en la vida.

- Despacio cariño, tienes una polla mi gruesa y mi raja está muy apretada aún.

Mi hombre comenzó a gemir al notar la fricción de las paredes vaginales de su madre, junto con mi hija, así que decidí callarlos. A ella le daba besos y mantenía su lengua y boca ocupada, y con respecto a Ignacio, me agaché lo más posible y le daba a tomar leche de mis tetas… me mamaba los pezones como uno más de mis bebés.

Así nos mantuvimos un rato, alternando algunas cosas, claro. Hasta que en un instante siento que llegaba el momento, me aparté para dejarlos un poco solos y los vi fundiéndose en un orgasmo casi simultaneo. Primero fue mi hija la que se corrió con la polla dentro de su coño, luego Ignacio, mi esposo, llenando la vagina de su madre, Lucía, con sus semillas espesas, y ella, mi hija, recibiéndolas con un orgasmo que terminó con espasmos besándose. Una vez terminado el acto, los tres nos quedamos en la cama, Nacho en medio y nosotras abrazándolo.

- Gracias abuela por este maravilloso regalo, te amo.

Acto seguido cayó adormilado. Lo dejamos descansar, el esfuerzo había valido la pena y el chico no era un robot por mucho que pareciese  una máquina follando.

A la mañana siguiente noto una mano acariciando la mía, la cual estaba sobre el pecho de Ignacio, era mi hija que me miraba y solo moviendo los labios me decía “Gracias”. A lo que yo le pregunté

- ¿Quieres una ronda mañanera?

A lo que ella me sonríe y acepta. Ambas nos pusimos en marcha y comenzamos con una mamada a nuestro hombre para “despertarlo”, en cuya cosa que no tardamos mucho. Una vez despierto, nos pusimos manos a la obra a repetir la faena nocturna. Alteramos las posiciones y volvimos a gozar los tres de una relación muy placentera, nos pusimos a cuatro patas y él detrás de nosotras alternaba las clavadas en nuestro coños… hasta que volvió a reventar en una gran explosión en el mismo útero de su madre.

Los días pasaron y todos los días repetíamos la rutina matutina y nocturna, cabe aclarar que siempre nos dejaba sus “soldados” en nuestras “bases uterinas”, y ni mi hija ni yo utilizamos anticonceptivos, nuestro macho mucho menos… tres pervertidos fértiles, follando como conejos desorejados, no podía acabar más que de la manera más feliz.

Al llegar el día en el cual teníamos que volvernos, vemos el coche de Pablo estacionarse en la puerta de la casa. Le pidió que volviera, que lo extrañaba y lo perdonaba, que quería que lo suyo  funcionara, le dijo Lucía, y tanto Ignacio, como yo estuvimos muy felices que eso sucediera. Así que las últimas dos noches estuvimos todos juntos en familia. El día de nuestro regreso, nos llevaron al aeropuerto y nos despedimos muy felizmente con la promesa de vernos pronto en nuestra casa.

Al llegar a nuestra casa tuvimos que ponernos al corriente, Nacho volver a los estudios y yo al trabajo. Pasaron los días, nuestra relación de marido y mujer volvió a ser normal, solamente que… Mi período no venía. Fui a la farmacia y compré tres test de embarazo de marcas diferente, ya que durante todas las vacaciones no nos cuidamos. Al momento de hacerme los Test, llamo a Lucía para contarle, ya que ambas nos volvimos cómplices como nunca lo estuvimos… cierto que el tener sexo, juntos, nos ha hecho estar muy unidas. Ella me cuenta que también se compró varios test ya que no confiaba en uno solo, ya que no le bajaba la regla. Decidimos hacernos el análisis juntas al mismo tiempo, ella en Madrid y yo en el pueblo, todo mientras hablábamos por videoconferencia. Seguimos las indicaciones y esperamos los resultados.

A las dos nos dieron los test “Positivo”, estábamos preñadas. En mi caso no había duda alguna de quién era el padre, pero, en el caso de ella tenía duda, la cual Lucía me despejó rápidamente. Ella me dijo que con Pablo no pudieron concretar más de un polvo la semana pasada, es decir, una semana después de nuestra partida. Las dos estábamos eufóricas de felicidad, entre tanto griterío se acerca Ignacio a preguntar qué estaba pasando

- ¡¡Tu madre y yo estamos bien preñadas de ti!! Vas a ser padre por partida doble…

La cara de mi nieto era como si le hubiéramos tirado una cuba de agua en la cabeza, pero lo aceptó muy bien. Lucía le hizo creer a Pablo que el bebé era de él, así que no hubo problema alguno con su matrimonio… ya se sabe que el 40% de los padres biológicos no son los maridos o parejas de quien los pare.

El tiempo fue pasando, Lucía quiso tener a su bebé en el pueblo, así que viajó para acá unas semanas antes…, Pablo se quedó cerrando unos trabajos y vendría con Lucinda. Cabe aclarar que, en su visita, en nuestro estado de preñez, estábamos las dos con las hormonas revolucionadas, así que nuestro hombre tuvo que complacernos a ambas, pobre, lo dejábamos seco cada día, pero su portentosos genitales podían con todo lo que le exigíamos de manera individual o en trío… Nos estuvo follando hasta dos semanas antes del parto.

Un martes rompí fuente, así que los tres salimos corriendo al hospital, le avisamos a Pablo, quien estaba por tomarse unos días y salir volando de Madrid para acá. En el momento del parto Nacho me acompañó, mientras Lucía estaba siendo internada para la programación de su parto. Nacho, ya estaba acostumbrado a esto, ya era la tercera vez que lo vivía. Los médicos me decían que empuje, y yo lo hacía, mi esposo me tenía agarrada fuertemente de la mano y en eso escucho un llanto “Felicidades, es una niña.

- ¿Cómo le pondrán?

- Cristina, se llamará Cristina, dijo Ignacio.

- Muy bien campeón, corta el cordón de Cristina

Por suerte no se notaba la corta edad de mi nieto gracias al barbijo, y como solo me acompañó él, dieron por hecho que no había padre reconocido. Llevaron a la niña a limpiarla y tomarle medidas y los análisis oportunos… a mí me enviaron a la habitación. En eso me entero que Lucía había entrado en periodo de parto y mi nieto fue a ayudarla, ella tuvo a un niño el cual llamaron Fernando. Al rato traen a Lucía, y tiempo después a los bebés Fernando y Cristina. En eso aparece Ignacio con dos ramos de flores y dos osos de silicona  para los bebés.

- He aquí al padre maravilla…nuestro magnífico semental.

- Mi Hijo maravilloso. Mi amor, he aquí a tus dos hijos… tu hijo con tu madre y tu hija con tu abuela.

- Creo que a partir de ahora todos estaremos más unidos… ¡Os amo a las dos!

Al día siguiente llegó Pablo para ver a su “cuñada” (y nieta) y a su “hijo” (y nieto). Fue un reencuentro muy bonito, muchas risas, muchos regalos para los bebés y las madres. Sentí como que se formó una conexión de padre e hijo más fuerte entre Pablo e Ignacio, empezaron a charlar más, y entenderse un poco. Yo estaba muy feliz, tenía a mi cuarto hijo (la tercera niña) en mis brazos. Tanto ella como Fernando fueron el fruto del amor de tres generaciones que perdieron los prejuicios y tabúes y se dejaron llevar por el amor y el deseo mutuo. No he comentado que todos los análisis dieron positivos… los bebés estaban muy sanos sin ningún defecto congénito, yo insistí en una analítica profunda del ADN.

 


 

Dos días después de los partos nos dieron el alta ya que ni los bebés ni nosotras presentamos algún problema y, unas semanas después Lucía, Lucinda, Fernando y Pablo se volvieron a Madrid.

El matrimonio con mi nieto sigue de maravilla, y Lucía y Pablo están más unidos que nunca. Por lo pronto yo sigo teniendo mis períodos normales, cosa que, por un lado me asusta por el semental que tengo de marido que no deja de follarme de una manera tan fogosa y continuada… algo que me hace muy feliz y plena, pero por otro, esa felicidad me pone excitada, ya que podríamos volver a agrandar la familia…, claro que no por el momento ya que prefiero que los tres bebés sean un poco más grandes. De momento empecé a consumir anticonceptivos, porque nos gusta follar a pelo, sentirnos piel con piel y notar como me llena la vagina con su leche, pero para un futuro tal vez…

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