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UNA HISTORIA DE AMOR. Y si tú no has de volver...

    "Y si tú no has de volver" 1ª PARTE "Una para el otro y otra para el uno". Esa frase la repite una y otra vez mi ...

Tu esposa no es una estrecha...

 


Gaspar y el marido de su sobrina estaban sentados en dos tumbonas del jardín de la casa del pueblo del primero. Tomaban dos ginebras con tónica y le decía el sobrino político…

- …Que no, Gaspar, que es una remilgada y del misionario no sale, y aún le cuesta. La criasteis mal, muy mal.

- Ha sido criada sin pudores, le encantaba el nudismo en la playa hasta que entró en la pubertad... ¿Aún no le comiste...?

- No, no me deja bajar al pilón, para ella eso asqueroso…. Voy a pedir el divorcio.

- Para hombre, hay solución para todo… ¿Se lo has dicho a ella?

- No, no lo entendería, para ella el matrimonio es como algo sagrado y pudoroso.

- ¿Ya no la quieres?

- La adoro, por eso antes de engañarla con otra...

Gaspar, que era un cuarentón, moreno, con el pelo cano y aún de buen ver, interrumpió a su sobrino veinteañero.

- ¡Lánzate, fóllala bien y hazle de todo! Seguro que le metes el vicio en el cuerpo.

Ismael se quedó mirando a su tío político con cara de asombro.

- ¡¿Qué has dicho?!

- Que te folles por todos lados a mi sobrina…, en el fondo todas tienen una puta dentro, solo hace falta sacarla con iniciativa. Ella al principio te dirá que no, insiste.

- A ti te hizo daño la ginebra.

- Si la adoras cómo dices bien puedes jódela por un bien mayor

- ¡Tú estás loco!

- ¿Quieres que te diga cómo hacer que el misionero pase a la historia?

- No voy a escuchar las barbaridades que se te puedan ocurrir.

Gaspar levantó el vaso, lo miró y dijo...

- Ser o no ser, esa es la cuestión.

- ¡Qué mal Hamlet harías!

Gaspar volvió a levantar el vaso y dijo…

- To be or not to be, that is the question.

Ismael se echó el alma a la espalda.

- A ver, habla, qué harías tú si estuvieras en mi lugar.

Gaspar acabó diciendo…

- ... Esto tiene un inconveniente, Ismael.

- Los tiene todos, pero... ¿A cuál te refieres tú?

- Que Eloísa te oculte una jodienda. Ya no la volverías a mirar igual.

- No me la va a ocultar porque no la voy a joder como a una puta. Tú vives el mundo del despropósito.

 

Eran las once de la mañana, Eloísa estaba en la habitación de la plancha doblando unas piezas de ropa. Un intruso llegó por sus espaldas, le tapó la boca con una mano, mano que cubría un guante negro, y con voz ronca, le dijo…

- Si chillas cuando te suelte te estrangulo.

Le quitó la mano de la boca, Eloísa se dio la vuelta y quiso pegarle una patada en todos los huevos a aquel tipo vestido de negro, con la cara cubierta con una máscara de goma del mismo color que sus ropas y con gafas de sol con cristales también negros. El intruso le paró la patada, la cogió por el cuello, levantó la mano y le soltó dos hostias que le cruzaron la cara… luego la cogió del fino cuello y la estranguló hasta que estuvo a punto de ahogarse con la cara totalmente rojo la soltó, y con voz ronca le dijo...

- No te lo vuelvo a repetir, resístete y te estrangulo de verdad…

Eloísa cogió miedo. Temblando le ofreció lo que pensaba que venía a buscar.

- El dinero está en el armario de la habitación de matrimonio.

El intruso le dijo…

- He venido a robar y a por ti. Hace tiempo que te deseo. Pórtate bien y no te pasará nada.

Al acabar de hablar le desgarró el vestido y el sujetador blanco que había quedado al descubierto. Eloísa no le dijo nada, tenía miedo de que le cayese una trompada. Acabó rasgándolo de todo y la dejó en bragas blancas y zapatillas marrones. La puso cara a la pared y le quitó los restos del vestido, el sujetador y le rompió las bragas por los dos lados, luego le abrió las piernas con sus grandes manos. Le agarró las tetas. Le lamió los dos lados de la cara, después le besó el cuello…  Bajó besando y lamiendo la espalda, abrió su gordo culo con las dos manos y sin lamer le clavó la punta de la lengua en el ojete.

- No, por favor, no me hagas eso.

Siguió follando su culo con la lengua…  Eloísa se puso cachonda y su coño comenzó a lubricar. Al ratito el intruso vio que Eloísa tenía el interior de sus muslos mojados.

- Date la vuelta que te quiero comer el coño.

- No, por favor, dijo dándose la vuelta. - No me hagas eso.

La cogió por la cintura con su mano izquierda y comenzó a lamer su coño al tiempo que jugaba en su ojete con la yema del dedo medio de la mano derecha.

Eloísa, sin poder evitarlo, comenzó a gemir en bajito.

- Me gusta que te guste.

Eloísa, echando la pelvis para que la lengua se apretase con su clítoris, seguía diciendo lo contrario de lo que le quería que le hiciera.

- Déjame, por favor, déjame.

Poco después entregó la cuchara. Le echó las manos a la cabeza al intruso, la apretó contra su coño y se corrió en su boca gimiendo en bajito. Le tembló todo el cuerpo, pero esta vez no era de miedo.

Al acabar de correrse, el intruso, con su voz ronca…

- ¿Tienes Nocilla?

- Creo que sí.

- Estupendo, te iba a comer enterita. ¿Y mantequilla?

No le preguntó para qué la quería, le respondió...

- En la cocina.

El intruso levantó la manopla…

- ¡Tira para la cocina!

Eloísa no esperó a que la bajara, echó a andar. Al llegar a la cocina fue a la nevera, cogió la Nocilla y la mantequilla y las puso sobre la encimera.

El intruso al poner la Nocilla sobre la encimera, después de haberle dicho que creía que no la tenía, supo que quería que la comiera viva. La cogió por las axilas, la sentó en el medio de la mesa.

- Acuéstate sobre la mesa.

Eloísa obedeció. El intruso cogió Nocilla con un dedo y la untó en sus labios, cogió más y cubrió sus pezones y areolas, y luego hizo lo mismo con su ombligo y con su clítoris. Hecho todo esto…

- Echa la lengua fuera.

Al sacar la lengua fuera sintió el sabor de la Nocilla. El intruso le chupó la lengua y besó sus labios. Eloísa le devolvió los besos, después su lengua lamió el pezón izquierdo, lo aplastó con la lengua, lamió la areola, chupó la teta y volvió a la boca. Posó sus labios sobre los de Eloísa y ya fue ella quien le comió la boca a él. Después lamió el otro pezón, lamió la otra areola, chupó la otra teta y de nuevo volvió a su boca. Lo mismo hizo al limpiar su ombligo de Nocilla. Cuando bajó al coño ya había una pequeña charca de jugos sobre la mesa. Le lamió el clítoris y mientras lo hacía la charquita se hizo más grande. Eloísa ya gemía con ganas. El intruso sabía que la haría correr cuando quisiera, y al rato lo hizo, lamió su coño encharcado de abajo a arriba, luego aplastó su lengua contra el clítoris y lamió transversalmente cada vez más aprisa. Eloísa se corrió y la charquita se hizo lago mientras se retorcía de placer.

Al acabar de correrse la volvió a besar. Eloísa le devolvió el beso, ahora lo hizo tiernamente.

Eloísa se sentó en la mesa. El intruso fue a la nevera, cogió un cartón de leche y a morro le echó un trago largo, después sacó la polla, una polla gorda y morcillona.

- Úntala con mantequilla.

Eloísa bajó de la mesa, cogió mantequilla con dos dedos, se puso de cuclillas y la untó en la polla.

- Menéala.

Eloísa le masturbó la polla. Poco después, le dijo...

- Chúpala.

De nuevo dijo que no a lo que estaba deseando hacer.

- Eso no, chupar no.

Se quiso levantar, el intruso le puso una mano sobre la cabeza y levantó la otra. Amenazaba con darle.

- ¡Chupa, coño!

Eloísa metió la polla en la boca e hizo lo que pudo, ya que nunca se la había chupado a nadie. Cuando vio que se puso dura también se puso ella cachonda de nuevo, pues no era tonta y sabía que la polla acabaría dentro de su culo, lo que no contaba era que el intruso se corriera tan rápido. Al sentir el primer chorro de leche quiso quitarla de la boca, pero el intruso no la dejó, le agarró la cabeza y no le quedó más remedio que tragarse todos y cada uno de los chorros de lefa espesa que albergaban sus orondos huevos.

Después de descargar en su boca la puso de cara a la encimera, untó mantequilla en un dedo y se lo metió dentro del culo, a ese dedo siguieron dos, después tres… Cuando tenía el culo bien engrasado le dio la vuelta, le untó en las tetas la mantequilla y después se las magreó y se las comió bien comidas. Luego su boca buscó la de Eloísa la encontró con ganas atrasadas de besar. Eloísa le metió la lengua en la boca, echó sus brazos alrededor de su cuello y lo devoró, después, sin perder contacto visual, le cogió la polla y la llevó a su coño mojado. El intruso la cogió en alto en eso, la arrimó a la pared, y después le metió la polla hasta las trancas y le dio caña de la buena. Pasado un tiempo Eloísa paró de comerle la boca, para decirle...

- ¡¡Me voy a correr!!

El intruso se la quitó del coño y se la frotó en el ojete.

- Por el culo no, no seas malo.

Fue malo, le metió la puntita, la sacó, la volvió a meter, la volvió a sacar… Cada vez entraba un poquito más y al final entró el glande. A Eloísa le dolió.

- ¡Me acabas de romper el culo!

- No me rechistes que te la meto toda de un leñazo.

La expresión "leñazo" solo la usaba una persona que Eloísa conocía muy bien, pero que no hizo falta descifrar, porque desde el minuto uno sabía de quién se trataba y ella se estaba dejando claramente. Ganas le dieron de agarrarle los huevos y apretar fuerte al principio, pero le estaba gustando lo que le hacía, así que decidió seguir gozando, a ver hasta donde llegaba.

El intruso sacó la polla, la volvió a untar con mantequilla, y de nuevo le metió y sacó la puntita varias veces antes de que Eloísa, cachonda cómo una perra en celo, empujara con el culo y metiera el glande dentro de su culo… Al rato con toda la polla dentro de su culo y el frotamiento continuo en su clítoris, al final de un par de minutos descargó cómo una zorra…

- ¡Me corro! ¡Joder como me haces correr, cabronazo!

Se la quitó del culo y se la volvió a meter en el coño. La echó encima de la mesa mientras se corría y se convulsionaba y le siguió dando caña brava en búsqueda de una nueva corrida.

Eloísa ya estaba desatada. Bajó de la mesa, le puso una mano en a cabeza al intruso para que se agachase. El intruso se agachó pensando que quería que le volviera a comer el coño, pero no era eso lo que quería, al tenerlo en cuclillas lo empujó e hizo que se echara sobre el piso de la cocina. Lo montó, cogió la polla, la metió en el coño y comenzó a follarlo a toda mecha con la idea de hacer que se corriera, pero poco después con las tetas al viento, volando descontroladas, le vino a ella. Se quedó quieta, y gimiendo cómo si estuviera muriendo le bañó la polla de jugos al intruso.

Al acabar de correrse el intruso se la frotó en el ojete y la miró. No sabía si meter o no. Eloísa le dijo totalmente descolocada y llena de lujuria…

- Métela, tío, métemela sin parar… y no pares hasta correrte dentro, que por ahí no hay peligro de que quede preñada.

El intruso le dijo…

- No soy tu tío…

No lo dejó mentir más.

- Calla, Gaspar, calla y fóllame como se follan a las putas.

Gaspar se quitó la máscara…

- Bueno nena, habrá que callar y meter.

 

*****************

 

 

Gaspar había ido a Londres a la boda de su sobrina pequeña con un inglés, una de las dos hijas de su hermano Miguel. Eloísa que no quería dejar de asistir pese a que su marido, Ismael, que no podía trasladarse esa semana a Inglaterra por cuestiones laborales imprescindibles, se encontró en el aeropuerto de Barajas con su tío, que era el alma libre de la familia… soltero empedernido. Viajaron juntos no por casualidad, un poco reacio a esos eventos, fue fácil convencerlo por su sobrina, con la promesa de no volver a liarse entre ellos ni con nadie. En la celebración les tocó sentarse junto a la pared de unos de los fondos. Eloísa, era hermana de la novia, pero prefirió quedarse en un segundo plano, lejos de las miradas acusatorias por estar sin su esposo en un acontecimiento tan relevante para la familia.

Eloísa estaba para comerla, morena de ojos eran negros y labios carnosos, unos a lo Angelina Jolie pintados de rojo carmín que hacían juego con las uñas de sus manos... Estaba muy, pero que muy rica ese día de celebración.

A Eloísa después de haber comido bien y bebido vino algo de más, se le soltó la lengua. Tomaban café y miraban cómo bailaban el vals los novios cuando le dijo a Gaspar…

- Con el novio yo bailé unas cuantas veces.

- No me extraña, baila bien.

- No me refiero a esa clase de baile.

Eloísa, llevaba puesto un vestido de color azul que le daba por encima de las rodillas y que tenía un escote que dejaba ver el largo canalillo de sus grandes tetas. Mirando para sus tetas le preguntó…

- ¿Te acostaste con él?

- ¿Qué te llevó a pensar eso?

- Yo solo conozco dos clases de bailes, los que se bailan con música y lo que la música está en el baile.

Eloísa, que llevaba en el cuello una gargantilla, en las orejas unos pendientes con forma de aro, en las muñecas un reloj y una pulsera y en los dedos un anillo de casada y un solitario, todo ello de oro, comenzó a coquetear con su tío.

- ¿Te interesa saber si me acosté con él? ¿Acaso me quieres hacer una proposición indecente?

Gaspar le entró a su sobrina.

- Sí, soy muy cabrón, y pese a nuestra promesa, el cabrón al igual que la cabra, tira al monte.

- ¿A qué monte?

- Al de venus, ese monte con una pequeña cueva debajo donde se esconde el caudal más preciado.

Se inclinó hacia él, le enseñó parte de sus grandes tetas abriendo el apreciable escote, y le preguntó…

- ¿Qué caudal es ese?

- El de los jugos de una corrida. ¿Te acostaste con tu nuevo tío?

- No, no me acosté con él, follamos… pero no me tuvo que forzar ni engañar como tú.

Al confesarse así con su tío era porque buscaba polla, otra cosa no podía ser. Le preguntó…

- ¿De soltera o de casada?

Eloísa tomó un sorbo de café negro si azúcar y después le dijo…

- De casada por supuesto…de soltera no le conocía aún. ¡¡Follamos de diez modos diferentes!!

Eloísa fue directa y Gaspar también lo fue.

- ¿Te corriste bien?

- Me corrí tres veces.

- ¿Qué modos fueron esas?

- ¿Quieres saber todas las posturas?

- Sí, no dejes una atrás.

- Lo follé en la posición del Lotus (loto), o sea, el sentado sobre la cama y yo sentada sobre su polla con mis brazos alrededor de su cuello. Es una posición en la que los besos acaban por hacerse lujuriosos. Así me corrí por primera vez.

Eloísa ya se desmadró. Echó la mano a la entrepierna de su tío por debajo del mantel, acarició su polla y siguió hablando.

- Después lo follé en la posición del Crab (cangrejo). Subí encima y echada hacía atrás con las manos apoyadas sobre sus piernas le di cera, lo puse a punto, pero no dejé que se corriera.

Gaspar miró hacia las otras mesas y observó que todos estaban en lo suyo comiendo como descosidos, se bajó la cremallera y sacó la polla morcillona, Eloísa la cogió con la mano y masturbándolo siguió dándole a la sin hueso.

- Pasé a la posición del Hook up (enganche). Le puse las piernas en los hombros y me folló duro. Yo acaricié el clítoris y cuando se corrió dentro de mí me corrí con él.

- Me gusta esa posición.

- Y a mí me gusta que te guste, luego pasamos a la posición de la Fushion (fusión), o sea, él sentado apoyado con las manos en el colchón de la cama. Yo también apoyada con las manos en el colchón... Lo follé con ganas. De esa posición me pasó él a la de la Butterfly (mariposa). Puse los pies en su pecho y él con sus manos en mis rodillas fue metiendo y sacando en mi coño al tiempo que abría y cerraba mis piernas. De esa posición me puso en la de Wheelbarrow, o sea la carretilla.

Gaspar le echó la mano al coño por debajo del mantel y por encima del vestido, y le dijo…

- Esa sé cómo se hace, y lo que te voy a hacer también sé hacerlo.

Eloísa subió el vestido y se abrió de piernas. La mano de Gaspar entró dentro de sus bragas y se encontró con un coño acolchado y mojado. La gente bailaba y hablaba ajena a lo que Eloísa y su tío se traían entre manos.

Los recién casados haciendo un recorrido por todas las mesas llegaron a la de Eloísa y Gaspar. Le preguntó la novia a su hermana…

- ¿Todo bien, Eloísa?

Eloísa sintiendo cómo dos dedos entraban en su coño, le respondió…

- Genial, Eva, genial.

- ¿Y usted qué dice, tío?

- Mejor imposible.

El novio, que no entendía una papa de español ni de lo que hablaran, sonrió cómo un tonto y después se fueron. Eloísa masturbando a su tío le dijo...

- ¡Que morbo tiene lo que estamos haciendo!

- Tiene mucho, sigue contando.

Eloísa siguió con la historia.

- Luego hicimos la posición de la cuchara...

Masturbándola la interrumpió.

- Esa también sé cómo se hace.

- En ese caso te lo seguiré diciendo en español. De la cuchara pasamos a la posición del cruzado...

Con los dedos mojados acariciando su clítoris le preguntó…

- ¿Y el cruzado qué es?

La polla de Gaspar ya estaba dura. La mano de Eloísa subía y bajaba por ella cada vez más aprisa, le respondió…

- Con las piernas cruzadas las pondría sobre tu hombro y me follarías a tu aire.

Ya lo había puesto en lugar del novio. Gaspar le dijo…

- A romper te follaría.

- A romper quisiera que me follaras. Hace semanas que no pruebo una polla y me tienes más salida que una colegiala de institución católica

- Eso tiene fácil solución, porque yo estoy que exploto… llevo mis huevos cargados a tope

Eloísa siguió hablando.

- Luego sería el Dancer. Tú me cogerías una pierna, la levantarías y me follarías a la pata coja mientras yo te comía a besos, y por último el Pretzel, o lo que es lo mismo, la galleta salada... Tú detrás de mí con tus piernas cruzadas con las mías y los dos de lado...

Gaspar ya no aguantaba más y se lo dijo.

- Paras o me corro, Eloísa.

No paró, al contrario, lo masturbó a toda hostia. Gaspar se corrió en su mano.

Al acabar de correrse los dedos de Gaspar volaron sobre su clítoris y Eloísa se corrió cómo una loba. Para disimular apoyó la cara sobre la mesa y comenzó a reírse cómo si le hubiese contado un chiste muy gracioso.

 


 

Al acabar de gozar bajó la falda, luego cogió una servilleta y limpió la leche de su mano con la boca...labios y lengua, lamiendo cada grumo de lefa. Gaspar le preguntó…

- ¿De verdad que hiciste todo eso con el novio de tu hermana...?

- En una paja antes de venir a la boda.

Gaspar no salía de su asombro.

- ¡¿Pensaste todo eso en una paja?!

Eloísa echó el resto.

- No exactamente, pero fantaseo con esas posiciones y cómo dices que eres muy cabrón…

Al oír aquellas palabras a Gaspar ya no le quedo ninguna duda de que iba a mojar, le dijo...

- ¡Follas tan bien cómo haces pajas!

- No tío, yo creo que follo aún mejor. ¡¡Y también follas muy bien!!

- Eso dicen, pero a mí no me van las florituras, me gusta hacerlo arriba, abajo, de lado, a cuatro patas..., me gusta hacer un griego, una cubana, el cunnilingus normal, el cunnilingus lechoso… soy bastante pragmático y efectista.

Lo miró con cara de curiosidad.

- ¿Qué es el cunnilingus lechoso?

- Es correrme dentro del coño de una mujer y después saliendo mi leche del coño comérselo hasta que me da su corrida en la boca.

- Eso no es un cunnilingus lechoso, debe ser un cunnilingus delicioso para quien lo recibe. ¿A dónde vas al salir de aquí?

- No salgo, tengo una habitación en este hotel restaurante.

- ¿Qué número?

- El 2-69. ¿Te animas?

- ¿El número de tu habitación es el 2-69?

- Es, y no por casualidad

- Ese número me trae muy buenos recuerdos. No bebas más que te quiero entero para mí.

Sus palabras se lo había dicho todo sin decir nada. Ya no tomó ni la copa de whisky que tenía delante. Esa noche se iba a cansar de follar con su tío, y no solo eso, tal vez le encargaría la panza que andaba buscando desde hace meses con su marido y este no le daba.  Se disculpó y se marchó a los aseos para arreglarse y ponerse sexy para ese semental… no deseaba que nada pudiera fallar.

Llevaba quince minutos en la habitación del hotel restaurante cuando llamaron a la puerta, abrió y era Eloísa. La hizo pasar, cerró la puerta, le echó las manos a las tetas y se las amasó mientras arrimaba cebolleta a su culo. Eloísa, que se había hecho una coleta, le preguntó...

- ¡¿Tienes prisa, tío?! Acaso no sabes que me tienes para toda la noche y la mañana de mañana… Tranquilízate porque te vas a hartar a follarme ¡Lo mismo te hará falta una Viagra!

La besó en el cuello y le respondió…

- No hay que perder el tiempo, el tiempo es oro… y te quiero echar unos cuantos polvos.

- ¿Y mis tetas qué son?

- Tus tetas son gloria bendita, espero que me sepan a galletas de coco.

Eloísa le echó una mano a la nuca al tiempo que giraba la cabeza, lo besaba y después le preguntaba...

- ¿A qué sabe mi boca?

- A fresas.

Le cogió una mano, se la llevó al coño, lo volvió a besar y le preguntó…

- ¿Y mi coño a qué esperas que te sepa hoy...?

- A pastelito de crema.

- ¿Y mi culo?

- A caramelo.

Se dio la vuelta, le echó los brazos al cuello y le metió un morreo que le puso la polla dura y latiendo. Al acabar de besarse Gaspar la empujó encima de la cama. Vio cómo flexionaba las piernas, cómo levantaba el vestido y cómo lo quitaba por la cabeza. No paró, al vestido siguieron las bragas y después los zapatos azules con tacón de aguja. Quedó cubierta solo con las joyas. ¡Qué polvazo tenía! Sus tetas eran grandes, lo mismo que sus areolas oscuras y sus pezones, y el coño, el coño tenía una mata de pelo tan espesa que escondía el corte. Gaspar tampoco esperó, se desnudó y con la polla apuntando al frente se metió en cama y se abalanzó con su boca hacia sus tetas. Se las empezó a devorar, Eloísa le dijo…

- Despacio, tío, despacio que pareces un adolescente comiendo sus primeras tetas.

Tenía razón, por un momento Gaspar había perdido los papeles, pero fuera porque Eloísa estaba tremendamente buena.

- Despacio lo quieres, despacio lo tendrás.

Lentamente le dio un repaso a las tetas que no dejó un poro de ellas sin besar, lamer, chupar y magrear. Al acabar con ella tenía los pezones de punta y duros cómo el granito.

- Siéntate en la cama, tío.

Se sentó, Eloísa rodeó su cuello con los brazos, se sentó sobre la polla empalmada, y agarrando el cipote rígido lo embocó a su raja, se la fue metiendo poco a poco hasta el fondo y moviendo su culo de atrás hacia delante, de delante hacia atrás y comiéndole la boca lo folló largo rato, lo folló hasta que a punto de correrse, mientras él daba buena cuenta de sus tetas, su boca y lengua.

- Te voy a bañar la polla cómo nunca te la bañaron. ¡Estoy muy salida, tío!

No le dio tiempo, arreció las embestidas y sacando la polla la puso en posición, metió la cabeza de la verga en su coño, de nuevo, y sujeta de sus piernas, le enterró su lengua en la boca a su tío mientras su coño duchaba la polla del maduro. Gaspar lamió con lujuria de abajo a arriba la boca su sobrina notando el baño de flujo que le calaba hasta los huevos…. Eloísa se corrió en su polla  haciendo un arco con su cuerpo y jadeando cómo una perra, y tras el último chorro se la embutió.

Al recuperar el habla, le dijo…

- Me corrí cómo una perra. ¡¿Te ha gustado, cabronazo?!

- ¿Qué tocaba ahora?

- ¿No decías que no te gustaban las florituras?

- Las florituras, no, pero la mariposa...

Puso sus pies en el pecho de su tío. Gaspar le abrió las piernas y se la clavó a tope. Después la folló cómo le había dicho, poniendo las manos sobre sus rodillas y abriendo y cerrando sus piernas al tiempo que se la metía y se la sacaba. A Gaspar le gustó, le gustó tanto que cuando los gemidos de su sobrina le dijeron que se iba a correr le llenó el coño de leche. Eloísa sintiendo los chorros de lefa espesa y calentita dentro de su coño…

- ¡Dios, cómo me gusta que me llenen! ¡Vamos tío, suelta todo lo que tienen dentro ese par de gordos cojones!

Al acabar de correrme Gaspar sintió cómo el coño de su sobrina apretaba su polla. Se iba a correr. Se la quitó, le levantó las nalgas y le comió el coño mientras su leche salía de él… le pasó la lengua abierta por entre los labios que ella misma se abrió con sus dedos y mientras le remataba a lengüetazos en el clítoris, su coño chorreaba esperma imposible de contener en el útero. No debieran comerle el coño de aquella manera en toda su vida, porque se corrió cómo un río cuando desemboca en la mar, aunque en este caso la mar era la boca de su tío.

Al terminar de correrse estaba exultante. Se echó la coleta hacia delante, y le dijo su tío exultante...

- Después de este viaje, van a caer muchas pajas recordando este momento.

- Por mi parte, cantidad… pero siempre me tendrá a tu disposición, cabronazo.

- ¡Anda que por la mía...!

Vio la polla morcillona. Se incorporó, la cogió, la puso vertical, le lamió y le chupó los huevos, se la mamó con maestría hasta ponerla dura de nuevo en cero coma cero, y después le preguntó…

- ¿Te gustaría hacerlo en la posición del cangrejo, tío?

Gaspar estaba a su disposición para lo que fuera.

- Sube.

Eloísa subió, cogió la polla y la frotó en el ojete. Gaspar le dijo…

- No me hagas la boca agua.

- En la boca lo que te voy a hacer es otra cosa. le puso el culo en la nariz - ¡Cómemelo!

Olió, pensó que le iba a oler a lo que acostumbra a oler un ojete, pero le olió a crema de cacao. Le lamió y le folló el ojete con la punta de la lengua, luego Eloísa se puso en la posición del cangrejo y con las manos apoyadas sobre a cama acercó su ojete a la polla y empujó hasta meter la cabeza dentro, después fue moviéndose de atrás hacia delante y de delante hacia atrás para meter y sacar la polla de su culo. Gaspar reclinado y con los codos apoyados en el colchón veía cómo sus bellas tetas iban y venían. Eloísa disfrutaba sintiendo la polla entrar y salir de su culo. Cada vez fue entrando y saliendo mejor, ya que el coño no paraba de soltar flujos y engrasaba la recia y basta verga de su tío. Al rato ya sus gemidos anunciaban que se iba a correr. Gaspar cerró los ojos. Iba a correrse dentro de su culo, pero cuando estaba en lo mejor Eloísa sacó la polla del culo, le puso el coño en la boca…

- ¡Saca la lengua, pedazo de cabrón… te vas a beber mi lefa!

Gaspar sacó la lengua, Eloísa frotó el coño contra ella y le volvió a llenar la boca con los jugos de su corrida.

Al acabar, boca arriba sobre la cama y abanicándose con una mano no podía más…

- Tiempo muerto, pido tiempo muerto unos minutos o me matarás.

Gaspar estaba empalmado como un burro, y no estaba por la labor de dejarla descansar. Así no podía quedar. Le metió la polla entre las tetas, las apretó una contra la otra y las folló, cuando el glande asomaba, ella se lo chupaba, él paraba un poco para que lo degustase y volvía a follarse sus tetas hasta que las soltó, al soltarlas se corrió sobre cara, boca y cabello, luego restregó el engrudo que rezumaban sobre sus pezones y sus areolas.

 


 

Al acabar de correrse le dijo su tío...

- Ahora el que pide tiempo muerto soy yo.

Gaspar salió de la cama, abrió el cajón de la mesita de noche y quitó media docena de barritas de double Decker y una cantimplora con vino tinto, que si le pillan en la aduana se había visto en un apuro. Eloísa, sonrió, se limpió la leche de las tetas con los dedos para chupárselos acto seguido, hasta dejar las tetas limpias, allí recostada sobre la sábana, y después le dijo…

- ¿Pensabas que no te iban a dar bien de comer en la boda?

- No es eso, es que cuando estoy solo me gusta disfrutar de unos paparajotes de vino tinto.

A Eloísa se le puso cara de tonta.

- ¿Papa… qué?

- Paparajotes, dulces con un trajo de vino de Jumilla.

- ¿A los dulces les llamáis en Murcia paparajotes?

- A los dulce no, solo a lo paparajotes que son dulces.

- Dime más palabras en panocho.

Se las dijo mientras comían las hojas de limonero rebozadas de carnosa masa dulce con canela y bebían vino tinto. Al acabar de comer y beber, Eloísa le dijo…

- ¿Nos hacemos unas pajas mirando el uno para el otro?

- ¿Quieres correrte así?

- Sí…, bueno, no. ¿Me la vuelves a comer cuando esté llegando?

- Le cogiste el gusto a la cosa.

- Lo cogí sobrinita… contigo el sexo es un vicio jajaja, y tu marido piensa que eres una estrecha.

- Mi esposo no tiene ni idea como tiene que follarme.

- ¡¿A ver si yo sé lo que te gusta?!

Metió la cabeza entre sus piernas, Eloísa flexionó las rodillas…

- ¡Ummm joder! Sí, me lees el pensamiento, tito cabrón.

No hacía falta ser muy listo para darse de cuenta que quería que le comiera el coño. Le levantó el culo con las dos manos y le lamió el ojete y el periné, después le metió y le sacó la lengua de él. A continuación le clavó la lengua en el coño. Al sacarla apretó la lengua contra el coño hasta llegar al clítoris, lo lamió de abajo a arriba, transversalmente y alrededor. Después hizo un camino con su lengua entre su ojete y su clítoris, camino en el que su lengua hacía paradas para enterrarse en el ojete, enterrarse en el coño y lamer el clítoris de las tres maneras que ya he dicho. Pasado un tiempo, Gaspar no se achicaba y continuaba dándole una somera comida de coño a su sobrina…

- Si sigues me corro en tu boca.

No siguió, se levantó de la cama, la cogió en alto en peso y la arrimó a la pared. Eloísa rodeó con sus brazos el cuello de su tío y lo besó mientras la polla entraba en su coño. No aguantó nada, ya venía demasiado excitada cómo para durar. Toma su tiempo, repite todo, su cuerpo no puede soportar esto, de un momento a otro sostiene su cabeza para que no se aparte de lo que está haciendo, ella se arquea por completo y se corre en su cara, cuando le vino echó la cabeza hacia atrás y exclamó…

- ¡¡I cum!!

Se corrió temblando y gimiendo cómo una loca. Él chupa toda la corrida como si fuera un manjar.

Se desploma dejando expuesta mi piel sudorosa, mis pezones erectos. Él mira su gran trabajo.

- Ven, puta

Agarra con rudeza su cabello. Hace que se levante, sus piernas aún tiemblan de la corrida, pero puede conseguir ponerse de rodillas, todo lo que en un momento del día se llamaba ropa de fiesta había desaparecido dejándose desnuda frente de Él.

- Dime que serás una buena gatita

Dice mientras acerca sus labios a su cara y le da un beso.

- Miau, le dice como respuesta después de recomponerme.

Él sonríe contento.

- Ven y cómeme la polla como tú sabes, sobrinita.

Acerca sus labios y puede notar que no es la única que ha cedido, deja besos regados en el capullo, la impaciencia empieza hacer mella, le presiona y le incita a romper esa barrera. Tomó el mismo frío que ha causado estragos en su cuerpo, al instante una verga dura chocaba contra sus labios.

Lo mira a los ojos mientras se va acercando hasta metérmela en el fondo de mi garganta.

- Que rica se siente tu boquita

Le dice en un ronco gemido.

Saca la lengua decidida a degustar como un chupa chus lo que tiene enfrente, cada centímetro que avanza el agarre en su cabello aumenta.

- No juegues, puta

Le gruñe, sus pupilas están dilatadas y emanando lujuria. La lengua va recorriendo centímetro sin dejarlo de mirar a los ojos, se la mete en la boca y escucha como gruñe de satisfacción, cede un poco, pero sin soltar aún mi cabello…, enrosca su lengua, mete y saca con un ritmo que sabe que es tortuoso al tiempo de maravilloso

Sin esperarlo le coge de la cabeza comenzado a follarle la boca…, no puede respirar, está llorando por el esfuerzo, por sus labios solo escurren las babas que siguen mojando esa verga que entra y sale…. A Él no le importa, aumenta su fuerza, su velocidad, siente como cada vez le hace falta aire está a punto de desmayarse. Escucha un rugido y sabe que por fin le tocara su ración de leche que tanto ha esperado esa noche…, siente como empieza a llenar su estómago con su espesa leche, es mucha, demasiada para ser la tercera andanada… le está empezando a ahogar, pero no puede detenerse, sigue mamando esa verga como una buena puta.

Su lengua y paladar empiezan a saborear ese rico semen que está llenando boca y estómago.

- Tómatelo todo, puta, le dice mirándole a los ojos, con su frente brillante de sudor.

 


 

Eloísa solo afirma con la cabeza, mientras siente como va bajando por su garganta la lefa, cuando ha terminado le enseña su lengua limpia. Le acaricia el cabello y ella solo busca más que su toque.

- ¡Por favor! Le dice en una súplica.

- ¿¡Por favor que!? Puta, le dice con sorna, mientras me pega en la cara con su verga.

- Fóllame otra vez, gime sacando la lengua para tener contacto con su polla.

- ¡Di que eres mía! ¡Dilo!

Le espeta tirando uno de sus pezones.

- ¡Por favor!

Le vuelve a pedir, pero sigue sin hacer caso.

- ¡Dilo! Solo mía y no del cornudo de tu marido

Le tira a la  cama dejando el culito a su merced.

Sé inca y ella alza más el culo para quedar como una perrita abierta… toma su inflamado y mojado botón y lo aprieta.

- ¡Dilo!

Le duele, pero su coño dice otra cosa.

Mete tres dedos en su mojado coño, ella solo gime por el placer, toma sus nalgas y se las abre más para que los meta bien dentro. El cuerpo de ella le hace saber que quiere que la parta en dos, ya que mi vagina se dedica a succionar los dedos de su tío.

- ¡Está bien!  Le dice al borde de la locura.

- ¡SOY TUYA!

Con esa simple frase sonríe con arrogancia. Saca sus dedos del coño empapado, suelta un gemido lastimero al notar que los dedos abandonan su raja, y empieza a mover el culito de un lado a otro como una perra.

- Prueba

Le ofrece el flujo que contienen sus dedos, abre la boca y saborea con lujuria su propio sabor, ella ve como le encanta esa gula, se esfuerza por no dejar ni un solo rastro.

- ¡¡Tócate para mí, zorra!!

Su cara queda contra las sábanas, mientras con una mano se empieza a tirar de los pezones y con la otra se masturba el clítoris. Siente como le recorre desde su culito hasta el mojado coño, con la punta de la verga, haciendo que desee que la deje bien abierta y rellena. De un momento a otro se la mete, lo que causa que grite de placer en tanto su verga la parte en dos.

La tomó de las caderas, comienza a follarla a un ritmo que está haciendo que se corra, ella empieza a mojar todo a su alrededor siente como la saca casi por completo y se la mete en una sola embestida hasta hacer golpear sus rotundos huevos en la vulva. No deja de darle placer y Él sigue follándola como a una perra necesitada de polla.

- ¡Córrete  para mí, gatita!

Mete un dedo en su culito haciendo que sus paredes se contraigan a un punto que llega a ser doloroso, pero que nunca en su vida había experimentado. Su espalda se arquea hasta chocar con su pecho en una convulsión espasmódica, los pezones de sus grandes tetas se ponen duros como piedras y de su garganta sólo salen gemidos a la par que el coño succiona la dura verga de su tío.

Aumenta el ritmo y la profundidad de las embestidas, ella sabe que está a punto de explotar el semental…, no solo nota la rudeza de las penetraciones sino el dureza de mástil que le está incrustando en el mismo útero…. Ella se corre sin esperar a que él descargue su primer chorro de lefa. Gaspar al ver cómo se corría le llena el coño de semen, suelta un gruñido que le hace notar cómo está inundando el coño con su leche. Gruñe y eyacula, gruñe y expele otro largo y espeso chorro de leche que va rellenando el cubículo de la fertilidad femenina de su sobrina.

Todo ha sido demoledor… se relajan. Su frente brilla, el cabello de ella es un caos, el maquillaje hace mucho que se corrió, la ropa dejó de serlo y hace rato que no tienen más frío. El coño sigue succionando su polla y ordeñándola como si quisiera ser preñada… el orgasmo de Eloísa parece no tener fin, se siente completa, feliz, llena, hermosa y muy probablemente PREÑADA de su macho.

Al poco, ese pedazo de vástago semi erecto, va saliendo de ella…, siente que su leche va escurriendo junto con sus jugos, lleva una mano a la raja que supura el rico esperma para que no se desperdicie y empieza a comer con gula sin malgastar nada. Siente como su tío no se conforma con haberla follado, tras un previo coital extraordinario, sino que el posteriormente le dedica el tiempo que toda hembra necesita para ser halagada, amada y estimada como tal. Gaspar es un galán y  toca cada parte de su dermis, mientras el placer aumenta gracias a las caricias que me está dando.

Al acabar de correrse se siguieron besando. Por el interior de los muslos de Eloísa bajaban jugos y leche de las corridas. Sintiendo bajar la mezcla, le dijo a su tío…

- Vamos a disfrutar como locos hasta el amanecer… quiero follarte por toda la noche.

La echó sobre la cama sin quitarse de encima. Eloísa no dejó que se le bajara la polla. Se puso encima de su tío y le dio las tetas a mamar... Lo folló moviendo el culo de atrás hacia delante y de delante hacia atrás, alrededor..., aprisa, lento, aprisa... Lo folló a su aire. Al final, cuando notó que se iba a correr se quedó quieta con la polla enterrada en el fondo de su coño. Sintió cómo su tío le llenaba el coño de leche nuevamente y ella se volvía a correr justo después…

- ¡Ay que me voy!

Se corrió gimiendo en bajito, se corrió cómo un pajarito.

A Gaspar se le encharcaran los huevos con los jugos de la corrida de Eloísa y con parte de su leche. Eloísa quitó la polla engrasada de su vagina. Y... ¿Y a qué no sabéis donde le puso el coño?

Cuando a la tarde del día siguiente cogieron el vuelo en el aeropuerto de Heathrow, Eloísa de confesaba a su tío que durante esos días estaban ovulando y que probablemente la habría dejado preñada, él se sonrió pensando en el cornudo de su sobrino y en lo bien que se lo pasaba con su sobrina la estrecha… estaba claro que solo era estrecha de conducto vaginal.

 

***********

 


Unos días después, Gaspar había llegado contento a la casa a sus sobrinos Eloísa y Ismael. Llamó a la puerta y le abrió Eloísa, que estaba vestida con una bata de casa azul que le llegaba a los tobillos. Eloísa al ver a su tío, le dijo…

- Vienes fino.

Gaspar sonriendo cómo un tonto, le dijo…

- ¿A qué sí, sobrina? ¿Cómo está mi sobrino?

- Todo lo bien que se puede estar con las dos piernas rotas, pero en el hospital ya no le podían hacer nada más.

Eloísa y Gaspar fueron a la habitación de matrimonio donde estaba Ismael. Al verlo con la cabeza vendada y las dos piernas escayoladas…

- ¿Cuántas veces te habré dicho no debías subir al andamio, al menos sin paracaídas?

Ismael era arquitecto técnico y le gustaba supervisar cada obra de cerca, pero su tío político no dejaba de educarle en el sentido estricto de su deber, sin ser tan meticuloso en su trabajo.

- No estoy para tus bromas, gracioso, estoy muy jodido.

- Ya te veo… Ahora en serio. ¿Qué se siente al volar?

Ismael se cabreó y le dijo a su esposa…

- ¡Hazle un café cargado a este bocazas de tu tío!

Eloísa le preguntó…

- ¿Te lo hago, tío?

- Va a ser mejor que sí. ¡Vaya desilusión!

- ¿De qué hablas?

- De que venía a darte el pésame y…

Ismael, si se puede levantar, lo come.

- Solo son las piernas y un traumatismo craneal leve… se puede valer por su cuenta.

- ¡Anda quítamelo de delante, Eloísa! Aun puedo darle a mi mujer lo suyo.

- Eso espero, porque para salir corriendo no estás.

- No te metas más con él, y ven conmigo a la cocina

Eloísa tenía veintiséis años escandalosamente perfectos, ese día llevaba recogido el cabello en una trenza que le caía por un lado de su cuerpo. Su camiseta anudada al ombligo y una faldita a juego la hacían tan bella como hermosa.

Gaspar siempre se quiso como un guaperas de estatura mediana y putero de mucho cuidado. Le tenía ganas a su sobrina nada más verla al entrar a su casa, pero se lo había dicho, aunque a las mujeres esas cosas las saben. Viajaba bastante, acababa de llegar desde París donde trabajaba en un proyecto para ferrovial cerca de Le Mans para ver a su sobrino. Bajaron a la planta primera a la cocina tipo americana con salón y recibidor del patio trasero.

En la cocina le preguntó Eloísa…

- ¿Quieres el café muy cargado, con leche o un capuchino?

- ¿Tú cómo lo tomas?

- Solo, habló con su marido a grito pelado - ¿Quieres un café, Ismael?

Para Ismael, un veinteañero seco, de estatura mediana y un machista a la antigua usanza, su esposa era una más de sus posesiones y la trataba de aquella manera, por eso Eloísa ni se inmutó cuando le contestó…

- ¡Lávate el coño con él! Se refería al café, pero eso no era lo que Gaspar pensaba.

Gaspar le dijo a su sobrina…

- ¡El cabrón te sigue tratando cómo una mierda! Dijo bien alto para que lo oyese.

Ismael se mosqueó.

- ¡Te estoy oyendo, cantamañanas!

- Lo sé, Ismael, lo sé, por eso te llamé cabrón.

- ¡Échale veneno en el café y luego lo enterramos en el jardín!

Gaspar le desató el cordón de la camiseta a su sobrina, la camiseta se abrió y vio sus tetas medianas con areolas oscuras y pequeños pezones y su coño peludo. Eloísa se apresuró a cerrar la prenda y decirle en bajito…

- Quieto, Gaspar… aquí no que Ismael nos puede oír.

Gaspar le rodeó los brazos con sus brazos, le metió la lengua en la boca y la morreó. Eloísa estaba muy nerviosa, excitada y colorada cómo una adolescente en su primer beso. Tener al machista de su marido a unos metros de ella, y que su tío la estuviese besando le daba un morbo brutal, por eso no le dijo nada cuando Gaspar le volvió a quitar la cinta anudada a su ombligo de la camiseta, y le comió las tetas, ni cuando se agachó y su lengua subió y bajó entre los labios de su coño tras remangarle la faldita, ni tampoco cuando lamió y chupó su gordo clítoris, lo que demostraba la excitación extrema de la chica…

- ¿Nunca le echas leche, sobrina?

Eloísa siguió adelante con la infidelidad.

- A veces, pero no mucha… el tuyo siempre lo llevas muy cargado hasta rebosar.

Eloísa puso el agua a hervir para hacer el café. Gaspar le levantó la faldita y le lamió el coño, las piernas se le cerraron y con ella el culo al lamerle su botoncito anal. Las volvió a abrir y dejó que se lo comiera bien comido. Mientras se lo comía le preguntó…

- ¿Qué tal el viaje, Gaspar

Gaspar le respondió…

- Bien, Eloísa, bien… sin percances.

Desde la habitación le preguntó el sobrino…

- ¿Ya le perdiste el miedo a volar?

 


Cogió a su sobrina en volandas, la arrimó a la pared, ella colgada del cuello de su tío se montó en las caderas y este agarró su cipote embocándolo a la raja y se le clavó la polla en el coño de un solo envión… a Eloísa se le hacían chiribitas en los ojos, le respondió al sobrino…

- Quieres ver que sí…. No hay miedo que con dos copazos no se te quite.

Eloísa abrazada a él como un Koala a su rama, le comió la boca. Gaspar la folló dándole suave para no hacer ruido, pero clavándola hasta el fondo con leves golpeteos de sus huevos en la vulva de su sobrina. Eloísa tan solo tardó un par de minutos en correrse en la polla de su tío.

Al acabar la puso en el piso y le lamió el coño. A Eloísa le gustó. Le echó las manos a la cabeza y se la apretó contra ella. A Ismael no le gustó que dejaran de hablar, y es que encima de machista se estaba volviendo celoso.

- ¡¡Estáis muy callados!!

Estaban ocupados, las manos de Gaspar magreaban las tetas de su sobrina y su lengua se metía dentro del ano pasaba por el periné, después subía por el coño, lamía el clítoris y lo acababa chupando. Eloísa tapaba la boca con una mano con miedo a que se le escapase algún gemido. Gaspar le preguntó…

- ¿Qué quieres oír? Estamos saboreando el café tranquilamente…

- ¿Háblame del vuelo?

- No puedo. Hice cosas que no puede oír tu mujer.

Le clavó la lengua en el coño, apretó sus pezones con cuatro dedos y después siguió lamiendo, desde el ojete al clítoris.

- Mi mujer ya es mayorcita…, cuenta. No creo que se asuste de tus historias.

- Lo hice con una de las azafatas.

- En tus sueños.

- No, en el lavabo.

- Y voy yo y me lo creo.

- Me da lo mismo que lo creas o no.

- Supongamos que lo hiciste. ¿Era guapa?

- ¡¿Conoces a alguna azafata que no lo sea…?!

Gaspar dejo de lamer unos segundos, miro a su sobrina, ella lo miró a él y antes de seguir lamiéndole el coño, le respondió…

- Preciosa, es preciosa.

- ¿Francesa?

- Malagueña.

Lamió más aprisa de abajo a arriba apretando la lengua contra el coño. A Eloísa le comenzaron a temblar las piernas y se corrió en la boca de su tío.

El agua hervía cuando Eloísa acabó de correrse. Cogió un tazón y le echó el agua, el café y el azúcar. A Ismael le llegó el aroma del café.

- Huele que alimenta.

- ¿Te llevo uno, Ismael?

- ¡Ya me lo ofreciste dos veces y sabes que no puedo tomarlo! ¡¿En qué coño estás pensando, puta?! ¡¿Quieres matarme?!

- Perdona, se me había olvidado que la medicación te sube la tensión…

Gaspar le puso una mano sobre la cabeza, y ella sin la menor de las esperas se la tragó hasta el galillo, le hizo una mamada de ensueño, Ni siquiera abrió los ojos, retiró la mano con cuidado como si no fuera con él la cosa. Estaba muerto de ganas y ella eufórica por ser follada, pero no terminó ahí la historia. Ella no había quitado aun su mano del muslo de su tío, la erección era tal que la tenía mirando al techo con su solo ojo… a punto de reventar, y sin esperarlo, sin ninguna delicadeza, le agarró la polla bien fuerte. Se le fue un resoplido de placer al semental agasajado, y ella empezó a pegarse en la cara con el duro capullo. Él quiso volver a la carga con su mano en la cabeza de ella para follarle la boca,  pero se la quitó al instante. Agarró con fortaleza los huevos con una mano, en tanto la otra asió la polla de su contrario, y le empezó a hacer una paja a tal velocidad que ni ella se lo creía. Su tío miró hacia abajo y la vio tocándose por encima del capuchón clitoriano al notar que había abandonado el masaje de sus huevos…, se le veía entero el pezón de la teta derecha. Volvió a cerrar los ojos y a volar. Siguió dándole fuerte, cada vez más, a pesar de que creía imposible que le pudiera dar más fuerte y de repente, siento un suave calor húmedo por su glande, volvió a abrir los ojos cuando la lengua de su sobrina acariciaba la polla dura. Con la mano le quiso sujetar la cabeza en un nuevo intento, pero cuando lo intentó le dio un bocado en medio de la polla, “mejor me quedo quieto”, se dijo y volvió a cerrar los ojos y a disfrutar.

La sobrina embelesada en la dura y gorda tranca de su tío, empezó a mamármela bien despacito, cada vez intensificando la velocidad y la presión. Siguió dándole bien fuerte incrementando la chupada, solo con la boca, entrando entera hasta más allá de la garganta sin amago de arcada, lo cual era espectacular. No aguantaba más... Empezó a dar pequeños gemidos, ella se dio cuenta de que le quedaba poco por correrse al viejo, y una vez más superó la velocidad que él creía imposible de superar y empezó a correrse, llenándole la boca de semen. No se quitó hasta que no quedaba ni una gota más que escurrir del tronco venéreo. Le mostró la cantidad de lefa al tiempo que engullía todo el contenido seminal… pura leche de macho.

Aquello estaba lejos de acabar, ella no dejó de pajearle y de amasar mis duros cojones…, cuando la volvió a tenerla dura, la puse sobre la encimera, y estando su sobrina recostada se la embutió hasta los mismos huevos.

Le metió dos dedos dentro del coño, los sacó, acaricio el clítoris y después volvió a meter y a sacar los dedos. Metiendo y sacando empezaron a besarse con lujuria... Gaspar con la otra mano le magreó las tetas y jugó sus pezones. Al rato, después de chuparle la lengua, le preguntó…

- ¿Cuándo estés a punto de correrte quieres que te la saque con la lengua y que después te siga comiendo el coño hasta que te corras otra vez?

Eloísa no le contestó, su tío se metió entre sus piernas y le lamió el coño desde ojete a su sobrina. Después de haberla comido bien comido, Eloísa, se puso boca arriba, él  la besó en la boca, después le magreó y le comió las tetas, unas tetas gordas, con areolas negras y pezones grandes y duros. De las tetas bajó al coño, un coño pelado y gordo… con unas pocas lamidas se corrió en la boca de su tío.

Gaspar al acabar de correrse su sobrina, la volvió a besar para que probara los jugos de la corrida, después le puso la polla en la entrada del coño como pidiendo permiso. Eloísa le echó las manos a las nalgas, tiró hacia ella y metió la polla hasta el fondo de su coño. Gaspar le dijo…

- ¡Qué coño más rico tienes, nena!

A Eloísa ya no le preocupaba quedar preñada…. Porque ya lo estaba… de su amado tío.

- Para rica tu polla, bandido… y la leche que sueltan ese par de huevazos.

Eloísa ya no sentía el frío. Subió encima de su sobrina y  le dio caña... Sus tetas se movían de abajo a arriba y de arriba a abajo, su culo volaba de atrás hacia delante y de delante hacia atrás. La estaba follando con tanta fuerza que el polvo parecía un musical. Sus carnes golpeándose ponían la música y Eloísa con sus sensuales gemidos callados hacía de cantante en el oído de Gaspar. Cuando Eloísa sintió que se iba a correr se quedó quieta. Miró a los ojos a su tío, echó las manos a las tetas para sentir con mayor intensidad la corrida del macho y este se la clavó al fondo del coño. En la boca del útero se empezó a correr como un descosido y mientras los ojos se le iban cerrando, le dijo cómo en un susurro…

- Me corro, tío, me corro en tu polla. ¡Aaaaagggg!

- Y yo en tu útero, nena ¡Ummm!

Gaspar la meneó en su interior y se corrió con la fuerza de un géiser. Ismael había sentido los ruidos del sexo… los gemidos de su esposa y su tío, pero como ya no podía hacer nada para remediar lo que hicieran, dijo…

- Nunca debimos quitar la cocina de hierro.

Eloísa se puso en cuclillas y se la mamó para limpiársela mientras su coño goteaba leche en el suelo de la cocina, hasta que sintió que se corría de nuevo su semental tío, entonces se la sacudió y su leche fue a parar sobre su cara, tetas y en parte a las baldosas del piso de la cocina. Luego Eloísa cogió un trapo y limpio la leche y el charco de jugos que había salido de su coño al ponerse en cuclillas.

Ismael al no oírlos, preguntó…

- ¿Qué hacéis ahora?

Le respondió su mujer.

- Estoy limpiando la leche que cayó al piso.

- ¿Y tú qué haces, calamidad?

- Soplarle al café.

- Sóplale, que de lo otro hoy ya llevas soplado lo tuyo.

Al acabar el café, Gaspar le preguntó a su sobrina…

- Tú yo necesitamos viajar más… ¿Otro viaje, Eloísa?

Eloísa viajaría tres o cuatro veces más en esos día de convalecencia de su esposo, pero solo viajó una vez, una y boca abajo sobre la mesa de la cocina ese día. Fue un viaje por el lado oscuro. ¿Lo pilláis?

 


 

Tres semanas más tarde, Eloísa no podía guardar más el secreto que llevaba en sus entrañas… había pasado más de un mes y medio desde el viaje a Londres, donde sobrina y tío encargaron el bebé que portaba la chica en su panza. Justo a la vuelta, el matrimonio no había follado, pero a la vuelta de Ismael desde Marruecos, tras su viaje de trabajo, lo hicieron como conejos. Semana más semana menos, nunca se llegaría a enterar, solo ella sabía cuándo ovulaba y solo ella sabía con certeza quien era el padre de su primer parto.

 

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