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UNA HISTORIA DE AMOR. Y si tú no has de volver...

    "Y si tú no has de volver" 1ª PARTE "Una para el otro y otra para el uno". Esa frase la repite una y otra vez mi ...

Esto no acaba aquí

 

Tenía diecisiete años la primera vez que me follé a mi madre… a sus 35 años no hay duda de que aún era joven y hermosa, pero se veía con bastante menos edad de la que era en realidad por sus bellas y perfiladas facciones, así como por la forma de vestir tan juvenil…yo diría que adolescente. Había sido una líder alegre en el instituto y entres sus amigas… llegó a ganar algún concurso de belleza incluso después de haberme parido. A mi padre nunca lo conocí, si es que hubo alguno, a mamá la preñaron y nunca ha tenido la intención de casarse, con su esfuerzo y la ayuda familiar hemos salido adelante. Ahora tenía un trabajo bien remunerado en el departamento de administración y finanzas de una compañía de venta de dispositivos electrónicos, una tienda física y sobre todo online que vendía a España y Europa principalmente. Hace un año recibió una importante herencia de uno de sus tíos soltero, lo cual nos permitía vivir cómodamente.


 

LA VECINA DE ENFRENTE. Una característica muy particular de mi forma de ser la ha marcado mi sexualidad…. Nací con un fuerte impulso sexual, ya desde los diez años, lo notaba cuando jugaba con mi vecina de al lado, Camila, una niña de seis años. Dos años después, fue cuando comencé a descubrir el placer onanista que me ofrecía mi mano… ella sin ningún pudor me ensañaba sus bragas y los pezones de sus tetitas prominentes. Las cosas se extremaron en mi habitación, cuando mi madre estaba en el trabajo y yo solo en casa y Camila venía a hacer los deberes conmigo, le ayudaba desde que nos mudamos a aquel piso… sus padres confiaban en mí, al ser cuatro años mayor que ella y tener una capacidad intelectual grande, sus padres veían en mí un tesoro de ahorro en clases particulares para su  hija. Una de esas tardes nos pasamos de los dedos a las manos por todo el cuerpo y de ahí a la succión en el primer 69 que nos hacíamos. No me atreví a follarla tan niña, me conformé con sus mamadas.

Sin embargo, años después cuando creía que Camila todavía era una nena inocente me asombró el secreto que guardaba. Por entonces tenía trece años y las matemáticas se le datan tan mal como en primaria, por lo que de vez en cuando se quedaba en casa por las tardes a estudiar conmigo.

-      Ya es tarde para seguir estudiando…, acabáis las tareas y os doy de merendar.

Dijo mi madre nada más llegar del trabajo. Después de dormir un poco la siesta y de haberme pajeado pensando en el cuerpo de Camila, me levando más tranquilo. Me baño me pongo un bóxer y me siento un rato a ver la tele en la sala. Al poco rato se siente ese ruido de los niños jugando en los corredores y las escaleras, de nuevo viene a mi mente Camila, “¡Joder ya me obsesioné!”, pensé. No pasó mucho tiempo del bullicio, cuando me levanto y abro la puerta para ver si Camilita esta por ahí, nuevamente la diosa casualidad está de mi lado, abro la puerta y justo la veo casi al frente de mi puerta escondida en el corredor.

-      ¿Qué haces ahí agachada? 

-      Shiii no hagas ruido…, estamos jugando a las escondidas.

-      ¿No eres un poco mayorcita para jugar a eso…?

Mi mente reaccionó prodigiosa

-      Anda ven, ven rápido métete a mi apartamento rápido para que no te vean.

Ella salió agachada y se metió. Cerré la puerta, se rio nerviosa,

-      Uy que susto pensé que me iban a agarrar. Bueno es divertido cuando juegas con niñas tan tontas, estaba aburrida en casa y me pareció la mejor idea…

-      Que súper que estés en mi apartamento sin ninguna tarea para hacer, le digo – Estoy solo… mi madre vendrá tarde como siempre.

Miraba para todos lados diciendo que era un apartamento muy bonito, mucho mejor que el suyo.

-      Ya sabes que cuando quieras venir esta es tu casa.

-      ¿De veras? Y sonrió coquetamente. – ¿Aunque no sea para estudiar? 

-      Claro que sí… después de tantas veces juntos, ya eres mi novia ¿no? Ja ja ja

Los dos reímos con la complicidad que se generó en nuestros encuentros. Va a la puerta y se inclina apoyando su oreja para escuchar que pasa fuera y al hacerlo su faldita se sube un poco marcando sus deliciosas nalgas redondas…, siento un calor impresionante y no resisto más, solo me acerco y la tomo de su cintura.

-      ¿Escuchas algo? 

-      No nada, deben estar buscando por los garajes… son una par de niñas tontas.

La excitación y el morbo me ganan y decido decirle…

-      Quédate así y cierra los ojos,

-      ¿Por qué? pregunta ella pendiente y a su vez coqueta…

-      Solo es para darte algo que sé que te gusta, recuerda que somos novios.

-      Está bien.

-      Cierra los ojos y no te muevas de cómo estás, ¿vale? ¿lista?

-      Sii… dime que es…

Me atreví y bajé mi bóxer me quité la camiseta quedando totalmente desnudo, me acerqué por detrás le tomo de su cintura y le digo…

-      ¿lista? 

-      Sii. Dime… dime ¿Qué es?

Me acerco subo su faldita y empiezo a poner mi verga en medio de sus nalgas, ella da un brinco, pero igual no se quita.

-      ¿Qué haces?

-      Quiero que sientas lo que mirabas en el ascensor, no te muevas…

Ella obedece mientras comienzo a frotar mi polla entre sus nalgas por encima de sus bragas.

-      ¿Te gusta lo que te está haciendo tu novio?

-      ¿Entonces somos novios de veras?

-      Sí, tú siempre has sido mi niña… y a partir de ahora vas a ser mi novia.

En ese momento la giro y se sorprende de verme totalmente desnudo, me mira sorprendida y se nota aún más sorprendida de ver el tamaño de mi miembro totalmente erecto, me acerco y la beso, a lo cual ella responde. La tomó de la mano y la llevó a mi cuarto me siento en la cama y la acerco a mí. Allí está parada frente a mí, la tomo de la cintura y la beso apasionadamente por un largo rato mientras acaricio su culo por debajo de su falda, ella responde, pienso… esta niña sabe lo que hace. Sus bonitos labios saben deliciosamente, la siento al lado mío tomo su mano y la llevo para que agarre mi verga, la cual mira mordiendo sus labios en expresión de deseo.

-      Desde nuestro encuentro en el ascensor la querías tocar, ¿verdad?

Su expresión lo dice todo…

-      ¿Ya habías visto una de estas? 

Se sonroja guardando silencio, yo le insisto…

-      Dime Camila, eres mi novia ya no tenemos secretos.

Finalmente me dice que sí.

-      ¡Uy! ¿La de quién?

-      La de mi padre.

-      ¡¿De verdad?! ¿Cuántos años tiene tu padre?

-      Él tiene cincuenta

Sorprendido le digo…

-      ¡¿Y ya te la ha metido en el coño?!

-      Sí claro, es mi padre y le dejo que me quiera. Me gusta mucho estar con él…

-      Cuéntame más…

Le digo al oído mientras le sigo besando sus orejitas y su lindo cuello… huele muy dulce. Me confiesa que cuando está en el sofá viéndola tele en casa, su padre la toca y a ella le gusta sentir las manos acariciándola por sus piernas, espalda, barriga y sus tetitas… desde muy niña se lo hacía y por eso busca que su padre que se lo haga cuando lo ve solo. En invierno aprovechaban debajo de la mantita, y hasta en más de una ocasión ha llegado a correrse con los dedos de su padre en el clítoris.

-      Veo que te gusta que te lo haga.

-      Me gusta sentir los dedos pasando por toda mi piel, me da unas cosquillas muy ricas.

Susurrándole morbosamente de nuevo al oído… ella solo dice que sí, asintiendo tímidamente su cabecita, sigo besándole el cuello mientras meto mi mano debajo de su falda y en el interior de sus bragas acariciando su sexo, ya tiene muy húmeda la rajita y sus bragas están empapadas.

-      Sí, me gusta mucho, responde.

-      ¿Desde cuándo?

-      Desde muy niña, creo… el primer recuerdo lo tengo del día de mi comunión.

Lo cual me deja atónito.

-      Pero ahora eres mi novia, ¿quieres probar la mía?

Asiente con su Cabeza y me dice que la  mía es diferente.

-      ¿Te gusta así?

-      Sí mucho… está muy dura… ¡Qué buena!

-      Te la voy a meter sin condón para que sientas mi leche dentro.

Me mira un poco asombrada por mis palabras, y la vez despreocupada por tener mi lefa dentro.

-      Yo todavía no tengo la regla, mi padre nunca se pone condón y se corre dentro.

-      Entonces no hay por qué preocuparse, no te puedo dejar preñada…

-      No, todavía no podemos tener hijos en mi pancita… Ja ja ja ja.

La pongo frente a mí de nuevo y yo sentado en el borde de la cama, levanto la faldita y corro sus bragas a un lado y veo esa vagina de niña. Todavía no le han salido los vellos, o al menos no se aprecian con claridad, tal vez porque es pelirroja y a esas mujeres casi no le sale vello púbico.

-      Uy, qué coñito más rico… ¡Joder, Camila… no tienes ni un pelito!

Empiezo a pasar mi lengua en su rajita… ¡Qué rico sabe! Levanto la cabeza y traigo su carita hacia mí besándola apasionadamente mientras bajo los tirantes y después su falda, le quito su camiseta, hago que se quite sus zapatos y que se quede con las medias, quedando esa figura de niña solo en bragas y las medias de media pierna puestas. La acuesto en la cama y la miro.

-      ¡Quítate las bragas, te quiero ver el coñito sin nada…!

Lo hace dejando ver ese hermoso clítoris aflorar retirando el capuchón con dos dedos… parece que se tenía la lección aprendida. Acerco mi cara y me enloquezco chupando de nuevo su vagina (aun no lo puedo creer…tengo a mi vecinita en mi cama y pienso lo rico que saben sus besos y su vagina infantil…de verdad sabe delicioso), ella solo cierra las piernas apretando mi cara por el placer…

-      ¿Quieres tener a tu novio dentro de ti?

Asiente de nuevo con su cara totalmente sonrojada…

-      ¡Me gustaría mucho que me llenases con tu polla! ¡Se ve una polla muy bonita!

Ni tonto ni perezoso, me pongo entre sus piernas le saco definitivamente las bragas, acerco mi verga  a su coñito y empezó a rozar su entrada que está totalmente húmeda, estamos muy mojados…, la pongo en su hueco mirándola a la cara, se ve entusiasmada y al mismo tiempo excitada. Su respiración aumenta, se nota en cómo se mueve su barriga. Se la empiezo hundir sintiendo muy apretado ese coñito, pero entra muy suave por su gran lubricidad. Solo abre la boca soltando un gemido de placer, sube sus piernitas instintivamente como pidiendo más y le sostengo sus rodillas con mis manos para continuar viendo el espectáculo de mi entrada triunfal. Sus pupilas se tornan blancas, y me deleito sorprendido, viendo como entra mi cabezona tan gruesa en esa pequeña hendidura mojada… la gruta es angosta pero poco después le hundo el resto de mi cipote lentamente buscando cada vez más profundidad. Mi polla a los 17 años ya medía unos 17 cm de un grosor considerable, y la cría se la tragó entera hasta el final… no podía creer que le entrara completa en ese cuerpecito tan pequeño, me excitó aún más y la comenzó a bombear con todas mis ganas mirando como entra y sale mi verga en esa hermosa vagina pueril.

Ella solo gemía pronunciando sonidos casi inteligibles con esa dulce voz de niña que resuena en mis oídos excitándome aún más…. no han pasado dos minutos, y en medio de sus gemidos ahogados y entrecortados, siendo que se empieza a orinar al mismo tiempo que tiembla. Mi poca experiencia no me sabe dar una respuesta a ello, en realidad de estaba corriendo soltado un pequeños chorritos que veo salir de una agujero por encima de donde tenía metida mi polla. Por la excitación de sentir ese chorrito caliente mojándome empiezo a darle de forma desenfrenada, ella convulsiona a la vez que mi lujuria se desencadena y llego al punto que se la clavo totalmente en ella, y allí en lo más profundo de su coñito comienzo a soltar toda mi leche, sintiendo mi verga totalmente apretada y sus palpitaciones dentro de su hueco ahorcando mi verga aún más, lo cual me lleva al orgasmo más sublime que jamás haya sentido. Por primera vez me había corrido dentro de un coño. 

Después de quedar encima de ella jadeando mutuamente por un buen rato y besándola apasionadamente… me sentía un poco avergonzado de no haber durado ni cinco minutos.

-      ¿Me perdonas? Mojé tu cama.

La beso en su boquita tiernamente a lo cual ella responde apasionadamente.

-      No te preocupes eres mi novia y lo puedes hacer cuando quieras. Y sabiendo que lo has hecho gozando con por mí, me hace muy feliz, tanto que te he llenado el coño.

-      Sí tú también me lo has hecho muy bien… siento mi coño muy lleno, más que nunca.

Me quedé más tranquilo y satisfecho, sabiendo que no estaba enfadada por haber aguantado tan poco. Luego vemos como no solo había mojado las sábanas, sino que de su rajita borboteaba un reguero de semen espeso, toda esa leche que su vaginita no podía albergar y la estaba soltado. Rápidamente se puso las bragas para no ensuciar más. Se fue recopilando en sus bragas toda mi lefa rezumante. Nos dimos un beso de novios y se marchó a su casa… el juego del escondite parece que hacía rato se había acabado. Desde entonces, solíamos estudiar y follar o más follar que estudiar.

Con la experiencia de Camila, me di cuenta de las ventajas de tener sexo con una mujer, nada es comparable al ordeño con un coño, además de la rutina con su padre. Me empezó a rondar, poder  degustar los mismos manjares familiares… hacía tiempo que me empecé a fijar en la más cercana y la que más me impresionaba que cumplía con ambas fantasías impuestas en mi mente… había comenzado a desear a mi propia madre muy temprana edad, pero nunca soñé con tirármela. El hecho de ser imposible no atenuó mi deseo, y a esa edad uno anda como un mono salido que casi me consumía. Mamá es la estrella de todas las fantasías creadas por la imaginación en cada sacudida.

Por otro lado, las oportunidades con Camila se daban una vez o dos veces a la semana, pero mi necesidad se acrecentó siendo mucho más perentoria, la tenía a diario, por entonces no eran dos ni tres, llegaba a hacer una media de cinco pajas al día en ocasiones, y ese nivel de lubricidad no la aminoraba el par de polvos que le echaba a Camila a la semana.

 


 

LA FIESTA EN CASA DE MI TÍA. Mamá había tomado alcohol de más ese día, cierto que es una mujer que no toma a menos que sea una celebración adecuada. Estábamos en la casa de mi tía como a una media hora de casa, mi madre me pidió que la llevara debido a que por el exceso de bebida se sentía muy mal. Aun no tenía el carnet de conducir, solo me había sacado el teórico y el de moto de 125 cc, pero no para conducir coches…, sin embargo desde los catorce mi madre me enseñó a conducir y me dejaba por carreteras poco frecuentadas…. Mi madre es una mujer soltera que nunca ha pensado en casarse, se bastaba con tener sus aventuras. Pocas veces se traía a sus amantes a casa, pero en más de una ocasión la sorprendí con algún tipo que la estaba penetrando a pelo, eso a mi edad me dejó muy sorprendido, y creo que de ahí nació mi afección sexual por ella. Pensaba que en esa ocasión y en otras que trajo a su fornicador a casa, no me había visto. Cada vez que trajo a un tipo con ella la espié por si ocurría algo del ámbito sexual y siempre la sorprendí teniendo sexo con ellos.

A mi edad no podía hacer más que masturbarme con esas escenas… resultaba que era mejor que una película porno, en donde mi madre era la actriz principal, lo cual me excita sobremanera. Cada vez que ella me decía que se iba a tomar una ducha, esas imágenes de mi madre siendo penetrada, pasaban por mi cabeza una y otra vez. Con trece, quince y ahora con diecisiete años, solo pensaba en cómo sería tener sexo con mi madre lo cual era mi mayor deseo.

Regresando al día de la fiesta de mi tía, mi madre me cedió las llaves del coche y salimos camino a casa pasadas las 4:20 de la mañana. Ahí estaba ella, la mujer de mi vida con un vestido color rosa vaporoso, que se le podía ver la ropa interior en los vuelos. La simple idea de poder tener sexo con mi madre, hizo que me verga se empalmara al cien por cien al volante. Conducía a casa por carreteras secundarias por los controles de tráfico, lo cual se hizo un poco más largo el trayecto, cuando mi madre me empezó a hablar de sus amantes… me dijo que no eran más que placeres superficiales que se buscaba debido a que no tenía un hombre en casa para que la complaciera. Una idea paso por mi mente en ese momento… “Decirle a mi madre que yo podía ser ese hombre” que sea un tabú social, y su recriminación mi hicieron arrepentirme comentar la idea.

Mi madre seguía hablando mientras yo conducía de pronto ella dijo algo que me sorprendió…

-      Hijo, ¿Tú ya has tenido sexo? ¡¿Ya te has follado a alguna niña…?!

Me trastabillé al decirle que no y sí… que me habían hecho pajas pero no había follado con ninguna de mis novias o con alguna aventura esporádica.

-      ¡Ah! Entonces todavía no eres todo un hombre.

A lo cual solo atine en contestar…

-      Eso no tiene nada que ver… sí, yo creo que lo soy sin haber follado.

-      Tranquilo cariño, es broma… claro que eres un hombre, pero aún incompleto.

Ella puso su mano en mi pierna…

-       ¡Anda déjame ver y yo te diré si lo eres de verdad o te falta un poco más…!

Hice como que no había escuchado ese comentario, mientras por mi mente paso una vez más la idea de tener sexo con ella… en verdad era un pensamiento permanente. Su mano tocaba el bulto sobre el pantalón. Esa caricia hizo que se endureciera la polla, tanto que el bulto ya era muy visible.

-      Pues se ve que sí eres un buen macho. Nada que envidiar a alguno de mis machos.

Eso hizo que me ruborizara.

-      Vamos déjame ver, que si algo reconozco bien, son las vergas de los bravos.

Me decía mientras bajaba la cremallera de mi pantalón.

-      ¡Oh! Sí que eres un macho bravo, y yo buscando todo este tiempo fuera… ja, ja, ja.

Tomé ese comentario como cualquier otro debido a que mi madre estaba un poco ebria. Mientras pensaba en eso ella dijo…

-      ¡¿Y te la han mamado alguna vez…?! ¡¡Supongo que una mamada te habrán dado!!

-      Pues sí, más una y dos…

-      Y te habrás hecho unas cuantas pajas pensando en mí… ¿Verdad? Sé que me espiabas cuando traía a algún tipo a casa… y cuando me desnudo también te sirves.

Mientras ella hablaba yo solo pensaba en la posibilidad de follar con ella

-      No, yo no pienso en ti cuand…

Me cortó rotundamente…

-      No seas mentiroso… todos los hijos os matáis a pajas mirando a vuestra madre. Sabes que a mí no me importa, ¡Qué disfruten los cristianos lo que se van a comer los gusanos! Solo tenemos una vida y hay que disfrutarla… Me gusta, gustar…

-      ¡¿Por eso te llevabas a casa a esos cabrones para follar…?!

-      Pues en parte sí, me daba morbo saber que me espiarías mientras follaba, y de paso darte motivos para tus pajas. Al día siguiente tu habitación olía que apesta a lefa.

-      ¡Qué puta…! ¡¿Por eso vas tan ligerita por casa?!

-      Oye ese lenguaje que todavía soy tu madre… Pero sí, qué le vamos a hacer…una es como es… Así que dime… ¡¿Qué te parece que tu madre te la mame?!

Con esa petición me dejo frío… algo que me volvió loco y frené repentinamente

-      ¡¿Te ha molestado mi comentario?!

Yo no sabía que hacer era la oportunidad de mi vida.

-      No para nada solo que alguien podría vernos ¿no crees?

-      Sí, tienes razón cariño… deberías encontrar un lugar más discreto.

Continué conduciendo, hasta el estacionamiento disuasorio de una discoteca cercana… A medida que nos acercábamos a nuestro destino comenzó a sobarme la pierna, primero lento en la zona de la rodilla y luego fue acercándose temerosa hasta mi entrepierna, donde acarició levemente mi polla sobre el pantalón. Sentí que estaba empalmada chorreando ese viscoso líquido transparente. Preseminal. No aguanté más, acaricie su pierna mientras conducía, luego me fui directamente a acariciar su vulva. Me dejó que le palpase el coño abriéndose de piernas, al tiempo que ahí sentía mi erecto cipote, duro pero algo doblado atrapado bajo la ropa. Con una mano y estirado lo más que pudo, desató el cinturón, el botón del pantalón…bajó la cremallera y metió su mano dentro y la sentí

-      ¡Ahí!

-      ¿Ahí, qué?

-      Que pares ahí en el estacionamiento de “El mirador”, aparca ahí mismo…

Y así lo hice sin perder tiempo ella tomo mi verga. Estaba muy caliente y su mano quedó completamente cubierta en mis fluidos pegajosos mientras acariciaba la verga. No daba la sensación que mi madre estuviese muy ebria que digamos, sabía cómo bajar y subir el prepucio suavemente.

-      Tienes una polla muy dócil, puedo sentir la sangre de sus venas fluir en mis manos.

En cierto momento soltó el arnés de seguridad y se inclinó hacia mí, mientras conducía aun los últimos metros dentro del parking…, le dio dos chupadas muy rápidas al glande antes de volver a su puesto, con eso quedé a mil. Finalmente me detuve, era un lugar algo oscuro, rodeado por árboles, al costado de un camino de tierra, apagué el motor. Estábamos alumbrados por la luz de luna y un par de lejanas farolas del aparcamiento. Estábamos muy calientes, yo necesitaba una mamada con urgencia… mi madre seguramente mucho más.

-      Aquí sí se puede ¿no lo crees?

-      Eso creo… parece que hay bastantes coches estacionados…

-      Sí hijo, todos vienen a lo mismo… se traen a sus novias a la discoteca y después se las follan aquí. En este mismo aparcamiento me desvirgaron a los quince, pero no empecé a follar de continuo hasta los dieciséis… aquí tenía el picadero.

Tomó mi verga y comenzó a masturbarme mientras hablaba cosas amorosas como… “Te quiero mucho amor”  “Seguro que esto lo entiendes” “Ya eres todo un hombre”… En ese momento pensé que me había confundido con algún cabrón de los que se la follaban ahí mismo, hasta que dijo…

-      Aquí tu padre, ¡qué bien me follaba! En este lugar te engendramos… ¿Sabes?

Estaba recopilando muchos más datos de la vida íntima y sexual de mi madre, de la que había tomado en los últimos diez años, y la muy puta la mamaba de campeonato…hablaba y mamaba.

-      Una pena que te abandonara.

-      No creas, era un capullo irresponsable inmaduro, solo que tenía una buena polla y sabía utilizarla bien… ¡¡Y parece que has heredado algo suyo!! ¡Ummm!

Comenzó a tocarme esta vez con toda su concentración, me bajé los pantalones sin quitarme mi camiseta, así que quedé casi completamente desnudo en ese caluroso coche con los pantalones y calzoncillos colgando de mis rodillas. Mis huevos se veían brillantes y colgaban hasta el asiento del vehículo. Tengo una verga con un suave tronco rosado en el que se le marcaban fuertemente las venas que lo mantenían erecto… se apreciaba esa maravillosa curvatura rematada en un gordo glande, ahora infladísimo de un rojo vivo y brillante, desde su punta manaba liquido lubricante transparente que lo hacía ver más lustroso y húmedo, salpicaba toda su cabeza y mojaba ciertas zonas del tronco, el cual es de un tamaño bastante prominente.

Sin poder más tiempo inclinó su cabeza y comenzó a mamar, eso me volvía loco estaba delirando, mi sueño se había realizado en una parte. Toda esa visión en conjunto creo que le provocó una sed por llevármelo a la boca, comenzó a salivar bastante tanto que llegó a caer desde los bordes de sus labios. Primero cruzamos nuestros brazos y comenzamos a masturbarnos juntos, era una experiencia exquisita, los dos gemíamos y nadie escuchaba…, tras unos minutos nos detuvimos y ambos quedamos con los dedos y parte de la mano bañada en ese líquido tan rico que no podía permitirme perder, así que la miré y acercó mis propias manos a su boca, entrecerró los ojos y frente a mi mirada extasiada, lamió mis dedos, luego se chupó los suyos extrayendo todo ese líquido que le regalé de mi polla, como queriendo mezclar ambos sabores.

La tenía conquistada con toda esa muestra de promiscuidad y ella ya no aguantaba más (al igual que yo) imploraba por mamarme la verga, pero la hice sufrir más, tomé su mano con la que me había masturbado y en un acto que nunca antes había hecho se los metí en su coño para beberme sus fluidos mientras le chupaba con fuerzas sus dedos, al igual que los fluidos de Camila, estos eran levemente salados, pero más espesos y gelatinosos que no salían fácilmente solo tragando saliva, cubrían mi paladar y no se despegaban de ahí. Ya no esperamos más, corrimos rápida y desesperadamente los asientos hasta el máximo para hacer más espacio. Se inclinó a su lado y como si necesitara beber agua después de días de sed, me  comenzó a chupar fuerte, firme y rápido, esta vez no pudo hacerlo lento como en aquel primer encuentro con uno de sus amantes maduros…, no, esta vez lo necesitaba rápido en su boca. La cabeza de mi madre se movía ágilmente de arriba a abajo, mientras tenía sus labios apretados y la lengua estirada sobre la cual se posaba mi jugoso y rojo glande haciendo una gran succión en cada vaivén.

Gemía y me retorcía de placer, abrí los ojos y me vi a mi mismo frente al volante en una imagen que tantas veces me imaginé, pero que jamás esperaba que ocurriese… me sentía tan sucio, como si me usaran como un objeto que solo sirve para dar placer. Mi madre se puso tan caliente que también gemía mientras me la mamaba, era un gemido ahogado y entrecortado…, vino lo mejor, tomó los huevos con una mano y con la otra fuertemente la polla bajando y estirando al máximo el prepucio. Mamaba de nuevo recorriendo con su boca y lengua reiteradas veces todo el largo del cipote, aumentando el roce al límite. Podía sentir cada parte de su boca y labios en mi tronco, surcando las venas palpitantes y lengüeteando mi enorme cabeza, dejando un reguero de saliva para llegar a mis gordos huevos… a estos también le dio su castigo. Los lamía y luego los chupaba, para acabar tragándose uno a uno los testículos… se los comía alborozada mirándome a los ojos.

Luego se concentró solo en mi glande, hizo girar rápidamente la lengua en círculos alrededor de toda esa esponjosa cabeza, al mismo tiempo que me masturbaba y lo chupaba, luego con la lengua recorrió el surco que separa el tronco de la cabeza bajo la visera del capullo, también pasó por su punta la cual acariciaba y besaba apasionadamente. Sentía que cada vez se hinchaba más y más. Mientras hacía esto, por reflejo puse las manos en su cabeza y apreté su pelo. Nuevamente sentía a una mujer como mi puta, pero esta vez no era la pequeña Camila, sino mi propia madre.

-      ¡Úsame! – Me gritó logando zafarse de mis arremetidas, casi con la boca llena – Soy tu perra, quiero tu leche en mi boca. ¡Llénamela de la lefa espesa de estos cojones!

Decía apretando con mimo y decisión mis huevos. Dicho esto, comencé a penetrar su boca como si lo hiciera con un coño, cada vez llegaba más profundo en su garganta, ya solo se estaba dejando dar sin oposición, casi acostada sobre mi entrepierna con la boca abierta mientras fluía toda la saliva babosa hacia mis pelotas. Mis ojos estaban desorbitados y yo me encontraba entregado fuera de mí y extasiado en aquel acto donde me follaba la boca de mi querida madre…. En un largo gemido, por fin llegó su premio. Se encontraba en lo más profundo de su galillo, cuando  arrojé el primer lefazo. Mi leche tibia fluía hacia dentro de su garganta, no paraba de salir. Mi madre apretó como pudo sus labios para perder lo menos posible de mi lefa… no se detenía la eyaculación. Llené por completo su boca y un último chorro cayó sobre las mejillas ruborizadas de ella, parte de la nariz y sus labios brillantes y rojos de carmín de ese momento.

Quedé agotado, permanecí extasiado un par de minutos, mientras ella respiraba agitadamente tratando de recuperarse de lo ocurrido. Se echó en su asiento, mientras descansaba saboreando el semen de su hijo que llenaba su boca, lo daba vueltas con la lengua para sentirlo de todas direcciones, era cremoso y salado, su textura era empalagosa y tibia, la sensación era única y embriagadora, además percibía el olor de mi verga, ese olor que se siente después de un largo rato de excitación y roce, era una droga para ella, según me comentaba en el trayecto final a casa.

Yo estaba en el cielo tras correrme como nunca, y eso se demostraba con tanto semen eyaculado. En el juego de su lengua con mi leche, se asomó una espesa gota blanca desde el borde de sus labios. Finalmente nos miramos y se lo tragó todo (sin embargo esa maravillosa sensación empalagosa no se iba). Me levanté para besarla y compartir unos hilos de saliva con semen que lograron conectar mi boca con la suya, esto sumado a lo que se asomaba por el glande, un pequeño resquicio de leche en un borbotón, daba una perfecta imagen de mí y de mi madre… una perfecta puta. Se agachó y sorbió el engrudo que asomaba postrero en el agujero uretral de mi capullo. Lo tomó con la punta de su lengua y se lo zampó tan ricamente… de mi testículos directo a su estómago.

-      La chupas espectacular – le dije con un tono agitado y caliente.

Ella levantó la cara relamiéndose la boca con el semen que se había tragado…

-      ¡Tu madre es la mejor comepollas que conocerás! Pero esto no acaba aquí…

Mi madre mi sonrió con todos esos fluidos impregnando su boca. Ella seguía relamiéndose el esperma espeso. Creo que la mamada duró unos diez o quince minutos, lo hacía con tal destreza que me corrí en su boca sin ponerme ninguna pega. No le importó, debía estar bien acostumbrada a mamar pollas. Unos minutos más tarde, a lo lejos vi a un par de tipos que se acercaban en nuestra dirección, en ese momento nos vestimos rápidamente y aceleramos el coche camino de casa. Nos estaban siguiendo pero al rato los perdimos… continué conduciendo unos minutos más hasta llegar al garaje.

Ayudé a mi madre a bajar del coche mientras una de mis manos se posaba estratégicamente en una de sus tetas y la otra en el culo en el ascensor. Ella al entrar en casa pasó directo al baño a echar una meada… pasaron casi diez minutos cuando, mosqueado por la tardanza entré al baño y la encontré durmiendo sobre la taza del váter con las bragas bajadas. Me quedé unos segundos admirando su coño depilado con un triángulo recortado en el pubis, indicando por donde había que entrar. Le subí las bragas y en la cama le despojé del vestido y el sujetador…, y así la tapé con el edredón tras unos segundos mirándola y admirándola. Con ese cuerpo, su juventud y su buena apariencia era imposible para mi madre no tener pretendientes y con ello sus aferes, pero para proteger su reputación y no avergonzarme, iba a hoteles discretos para sus fornicaciones, pese a que en tres ocasiones se los trajo a casa, para deleite de su hijo adolescente.

Sus palabras de que… Esto no acaba aquí…” me había dejado impactado esa noche en que nuestros dos mundos giraron por completo. Me recosté en mi cama, desnudo. Con el olor de sus fluidos a hembra en mi rostro por las bragas de mi madre, conseguí masturbarme recordando cada momento y cada imagen, fui feliz haciendo a mi madre mi puta… me corrí y dejé cubiertas las bragas con mi propio semen. Nunca habían estado más cerca mi leche de su flujo vaginal.

 


 

ESO NO ACABÓ AHÍ. Fue a media mañana cuando se despertó, me encontraba en mi cama leyendo, miró en mi habitación para darme los buenos días…, me di cuenta de su estado resacoso, la oí tomarse su medicina anti resaca y se volvió a su cuarto… podía escucharla cantando para sí misma. Caminó hacia su cama y se dejó caer sobre ella… tuve una excitación espontánea. Pocos minutos después me levanté para ir al baño…, ella no había cerrado la puerta de su dormitorio por completo. Era emocionante observar tan bella durmiente… estaba completamente desnuda inconsciente de mis ojos hambrientos. Entré en el baño, me la sacudí bruscamente y luego agarré el papel higiénico para borrar la evidencia de mi reacción al ver las tetas y el coño de mamá. De vuelta en mi habitación, me quité la camiseta y me acosté con una polla aún erecta, ahora con una lujuria que lo consume todo. Me era imposible no pensar en la mamada que me dio y en su cuerpo totalmente desnudo.

Estuve inquieto durante unos veinte minutos, luego me levanté y miré a mi madre que dormía boca arriba, con todos sus encantos en exhibición. Sabía que era una locura, pero entré y me puse de pie junto a su cama. Delgada, de tetas pequeñas, pero más que suficientes para gozar con ellas, una cintura estrecha y piernas largas y perfectamente formadas. En su pubis un mechón de vello púbico rubio recortado, lo suficientemente escaso como para revelar sus labios vaginales bajo el triángulo que se había dejado…. Tuve otra erección espontánea, pero al mismo tiempo pude limitar la corrida estrangulando mi polla con una mano sobre la raíz. Me subí a la cama, con las rodillas junto a ella y lamí ligeramente los pezones en punta de aquellas tetas prohibidas. Ella no se movió, moví mi mano hacia abajo y con un ligero toque la pasé sobre su monte de venus y el escaso vello púbico que formaba esa coqueta punta de flecha, indicando hacia el clítoris…. Ella no mostró signos de despertar, sabía que la pastilla para el dolor de cabeza, dejaba su sistema muscular relajado, en un estado parcialmente adormilado. Me tentaba acariciar suavemente los labios del coño. Ella tampoco no mostró ninguna reacción, toqué los labios vaginales húmedos con mis dedos, y luego metí uno de ellos, mientras le chupaba sus pezones con delicadeza… los mordía con mis labios, lo lamía y besaba en pura adoración a las tetas que me dieron de mamar en mi más tierna edad inocente.

Ella se quedó quieta y ahora, sin ninguna razón, comencé a follarla con los dedos, muy suave… se le oían algunos gemidos leves. Notaba mi dedo cada vez más lubricado, hasta llegar a una cascada de flujo vaginal  que corrió sobre mis dedos y se filtró por la grieta de su culo hasta las sábanas. Sabía que estaba a punto de explotar y apreté mi dura polla con mis dedos estrangulándola en la base para evitar correrme sobre mi madre. Al ver la situación no quise darle más presión al momento. Quité mi dedo y me bajé de la cama. Cuando comencé a caminar hacia la puerta escuché.

-      ¡Oh Dios! Cariño, no puedes dejarme así. Haz lo que has venido a hacer, por favor.

Me volví.

-      ¡¡Joder!! No sabía que estabas despierta. ¡Lo siento, he sido un desaprensivo!

Mi madre me miró.

-      Creo que los dos lo somos. Anoche te prometí que no quedaría así con una simple mamada y no cumplí, pero ahora tú no puedes dejarme con las ganas. Anda ven hijo, y méteme la polla en mi coño… sé que lo deseas tanto como yo ¡Ven y fóllame!

-      Mamá… yo… no quería que tú…

Me cortó diciendo.

-      Anda tonto, sé que has venido a por lo tuyo… ¡Ven y dale a mamá lo que necesita!

No hizo falta decir más, salté de nuevo en la cama, me arrodillé entre sus piernas extendidas, elevó su culo y enfilé la polla a la entrada del coño… nada más notar la calidez de su vagina empecé a empujar dentro de ella. Creo que estaba en el mundo de zelda, mundo imaginario cuando sentí que empezaba a follarme a mi madre… ella también se aguijoneó contra mí con ganas de embutírsela.

-      Lentamente, Simón, o acabarás demasiado pronto… métela agradable y lento ¡Quiero saborear cada centímetro de tu polla entrando y saliendo del coño! No seas egoísta y déjame disfrutar de una buena follada.

-      ¡¿Y si me corro dentro…?!

-      No te preocupes por eso…mamá se cuida ¡Puedes eyacular todo dentro en mi coño!

Recordé que cuando me tiré a Camila, la vecina de al lado, descubrí que las mujeres, no solo podía eyacular, sino que además llegaban a experimentar varios orgasmos en una follada y los podían tener prácticamente desde el momento en que empiezan a desarrollarse sexualmente. Pensando en ello tomo mi tiempo en penetrar suave sintiendo como sus paredes cercan mi polla con opresión, haciendo que el roce sea total en un solo frotamiento, al ir despacio se siente mejor. Comencé a un ritmo lento y constante, sacando mi polla casi por completo y metiéndola tan profunda como me era posible, pegando mi pubis contra el de ella. En esa posición, aprovecha para contornearse haciendo círculos y frotar mi verga dentro de su vagina. Mi verga se endurecía mucho más con ese trato…

-      Te dije que no terminaría allí con aquella mamada… ahora tenemos este sexo, tan rico tan amoroso y gentil por tu parte ¡Me está haciendo muy feliz, cariño mío! ¡Cómo he podio ningunearte todos estos años que me buscabas y te pajeabas por mí!

Sus palabras de entrega al sexo incestuoso como si fuese una necesidad vital me excitaba sobremanera, aún más mirando su rostro en donde veía a mi madre y a mi amante a un tiempo. Sin decir una palabra me concentraba en su vagina hermosamente abierta con mi polla, su clítoris era el punto del placer supremo para ella y lo sabía… lo acariciaba al tiempo que bombeaba pausadamente escalofriando cada centímetro de mi piel.  Mi madre estaba perfecta, ella era muy cuidadosa siempre con su aspecto físico lo cual también en esa parte de su cuerpo, que solo era privilegio de unos pocos  haber visto su coño, el cual estaba depilado dejando solo dos líneas en forma de triángulo o punta de flecha indicando por donde había que seguir para gozar de su intimidad, lo cual dejaba ver sus labios y vulva al completo como el de una nena impúber. Yo estaba como en shock hasta que sentí una vez más su boca en mis labios tirando de ellos con lujuria…

-      Ya tengo un hombre en casa… ¡Quiero que seas mi hombre…mi macho! ¡¿o no?!

Contesté un sí entrecortado, extasiado… me estaba follando de verdad a la fantasía de todas mis fantasías. Ella siguió mamando mi boca, mis pezones de tal manera que casi me corro, paré deseando aguantar un poco más y no quedar en ridículo ante una madura tan experimentada, una vez más estaba por sacarla y cuando mi glande iba a cruzar la boca de su coño, lo impidió sujetándome…

-      ¡¿Dónde vas cabronazo…?! Tu leche la quiero aquí,  señalando su vagina – Si te vas a correr, hazlo… pero dentro del coño de tu madre. ¡Ahí lo necesita mamá!

Y sin más comenzamos a follar de la manera más loca… los golpes de nuestras carnes se agudizaron.

-      ¡¡Vamos hijo, fóllate bien follada a tu madre!! Esta puta necesita unos cuantos pollazos y que la llenen de lefa espesa en grandes cantidades… ¡¿Puedes hacerlo?!

-      Sí, sí puedo follarte… y te voy a llenar con toda mi leche ¡¡TE QUIERO PREÑAR!!

-      ¡Venga, vamos cabrón PRÉÑAME! Ahora soy tu perra, vamos fóllame y no páááres.

Eso me excitaba mucho, mi madre sabía cómo sugestionar a un macho en plena cópula. Le pedí que quería darle viendo su culo a cuatro patas. Ella no dijo nada, solo se puso a darme su culo, se la metí de una sola estocada. Sus gemidos me excitaron tanto que no pude más… unas cuantas clavadas profundas bastaron para llamar a mis soldados al desembarco… la dejé en lo hondo de su coño eyaculando un chorro tras otro, me mareaba del placer que sentía aflojándoseme las piernas.

-      Siento como me llenas hijo, noto su leche tibia en mi coño como nunca lo he notado… pero ahora no pares, sigue por Dios ¡No se te ocurra dejarme a medias!

Continué, pensaba que tras correrme no tendría fuerzas y se me bajaría la erección, pero salieron de donde no las había, tantas ganas tenía de follarla que no me importó no sentir el mismo placer, pero la polla continuaba erecta, dura y disponible para acabar en el orgasmo de mi madre. En un par de minutos mi madre comenzó a gemir, a convulsionarse y a tener esténtores bruscos…

-      ¡Ooohhh… ooh…! Esto no debería estar sucediendo ¡Me estás dando un orgasmo con tu polla sin parar! ¡Oooooh!, - Gritó… - SÍ… SÍ… mi propio hijo al fin me folló… ¡Oh, Dios! ¡Me corro en el orgasmo más fuerte de mi vida con la polla de mi hijo…!

Dijo ahogando sus palabras en la almohada por vergüenza o por no poder levantarse ante tal espasmo orgásmico. Pasó un poco de tiempo antes de que su cuerpo se relajara. Ya fuera de ella…

-      Anda recuéstate a mi lado, acurrúcate contra mí.

-      ¡Mamá, te amo! He soñado con esto desde que tengo memoria.

Mi madre se puso de lado y me miró.

-      Simón, eres mi hijo y te quiero, pero esto fue una locura. ¡Esto nunca debería volver a suceder! Por mucho que nos guste…soy tu madre… y me has llenado de lefa.

-      ¿Por qué, lo disfrutaste… no? Dijiste que tenías el mejor orgasmo de tu vida. ¿Por qué no puedo follarte de nuevo?

-      ¡Porque eres mi hijo… y un hijo NO se folla a su madre! Eres listo como un lince, Simón, tienes un coeficiente intelectual superior, y eso deber ser suficiente como para comprender que no es lo correcto para ti, ni para mí ¡Me podrías dejar preñar follándome sin condón! Te imaginas qué supondría eso para nuestra familia, tú y yo.

-      Sí, supondría que ya NO tendrías que buscar fuera de casa para ser feliz…

-      ¡Joder hijo, qué dices! Sabes que el sexo entre una madre y un hijo no está bien visto… está prohibido, ¡es incluso ilegal! Quedar preñada de ti sería una locura.

Le dije en voz baja…

-      Te quiero tanto, mamá, casi me duele lo que me dices. Acabamos de tener un sexo maravilloso y en tu corazón quieres que lo hagamos una y otra vez porque nos hace felices a los dos. Hay algo dentro de nosotros que nos crea esta necesidad.

-      No te voy a quitar la razón, pero no nos conviene, cariño… Mira, tengo el coño lleno.

-      Olvida todas las razones para que no jodamos, no luches, hagamos lo que para nosotros sea algo natural… y creo que no hay nada más natural que amarnos así.

Posiblemente mi reflexión la estaba ablandando sin valorar los pros y los contras. Veo como extiende sus largas piernas. Mi madre me miró con ternura, luego se echó a reír y dijo…

-      ¡Qué cabrón…! Tienes razón hijo, lo natural es vivir… ¡Vamos a joder de nuevo! Será nuestro secreto, si sabes guardarlo bien podrás montarme cuantas veces quieras o necesites, ¡¿por qué no…?! ¡En nuestra casa nos podemos hartar a follar a diario!

-      Y nadie sabrá cuántos polvos le echaré a mi madre… ¡Te amo mucho, mamá!

¡Qué lasciva la actitud de mi madre! Los pezones en sus tetas se pusieron duros, y su coño se llenó de jugoso fluido vaginal en mis manos, mezclado con mi semen. De rodillas entre sus piernas me fui acoplando hasta que mi polla se deslizó dentro de ella nuevamente… me hallaba salido perdido.

-      ¡Oh, Simón, eso se siente tan jodidamente bien! Voy a enseñarte a hacer todas las cosas que harán que las chicas a las que, folles nunca tengan suficiente de tu polla… ¡Oooooh! Ahora saca tu polla, agárrala y masajea vigorosamente mi coño de arriba abajo, de lado a lado… desciende y frota desde mi culo al clítoris con ese glande… ¡Ooohhh…! Y ahí pulsa fuerte contra el clítoris con tu duro capullo y pajéalo… ¡Ummm! Ya me has dado bien, fóllame y mordisquea ligeramente mis pezones.

Después de  hacer todo el ritual de masajes con mi polla en su coño se la clavé a fondo…

-      ¿Te gusta ahora como te lo hago? Después de haber eyaculado, aguantaré más.

-      Sí… ahora, folla mi culo con el dedo sin dejar de golpear tu polla dentro y fuera de mi coño tan fuerte como puedas y… No pares ahora, por Diosss ahí me viene….

Antes de que ella pudiera decir otra palabra mi madre explotó en otro orgasmo que su coño me hizo notar al estrujar mi verga con sus paredes vaginales. Mamá gritó, me agarró del culo tenso y metió un gemido por lo que pareció una eternidad. La emoción me mantuvo duro como una roca para continuar follando con ella cuando me dio permiso para seguir…

-      Sí, sí… hazlo otra vez… necesito que me des otra carga del semen dentro de mí… ¡córrete dentro de mamá… en mi útero! ¡Hoy tienes vía libre de llenado completo!

Metí mi nariz, hasta que no pude más y unas primeras succiones a su clítoris que no me costó nada encontrarlo.

-      Cálmate, loco… por favor… ¡chúpame fuerrrrte!

Ahí estaba, durito, mojado, rosado y disponible. No sabía a esa altura si era el olor, el sabor o lo que estaba viendo lo que me tenía transformado en un animal. Pero tenía unas ganas locas de apretarla, metérselo sin importar si ella estuviese preparada para recibir otra descarga de lefa en su fértil útero.

Era una excitación acumulada de años de represión por no ser el macho adecuado para mamá.

-      Vamos encima de mí… móntame como se monta a una yegua por su semental.

Mientras subía me iba tocando ella mi polla y yo su trasero. Hundió su cabeza en su almohada, levantó su culo y me dijo

-      ¡Ahora, te lo ruego, métemela!

-      Todavía no, mamá.

 

 


Acto seguido, metí mi lengua en ese culo y vagina de vicio. Le pasé la lengua por su ano, mientras con mis manos separaba sus cachetes, recorrí con mi lengua desde sus muslos hasta su ano, varias veces, sentía sus jugos vaginales en mi mejilla, su olor era un perfume de sexo femenino embriagador. Sus quejidos eran intensos, los míos también. Se movía de lado a lado.

-      ¿Dónde aprendiste a hacer eso? ¡Joder con el niño lo que sabe hacerle a su mamá!

No contesté, y seguí en mi faena, claro que me ayudé con dos de mis dedos, quería darle por momentos hasta que le doliera. Uno se lo metí en su vagina, el otro, se encargó de su ano. ¡¡¡Ahggg!!! Exclamaba, con su cara perdida entre sus dos almohadones y su culo cada vez más expuesto, más mojado. Seguí con un mete saca con mis dedos, mientras con mi otra mano busqué tomar una de sus tetas, que ya se movían locas al compás de ese vaivén de entrega. Juro que si en ese momento, hubiera entrado alguien, no habría cambiado un ápice mi concentración y calentura con mi madre. Ella era el sentido de mi vida. Hasta que sentí el primer momento de su orgasmo, acompañado de quejidos y gritos cortos Ah… Ah… Ah… así… así… así… mi niño…

Sin esperar, recogí con mi boca y mis manos, la mayor cantidad de sus jugos y se los llevé a sus labios, a sus tetas, la besé mientras le metía las manos en el pelo, estirándoselo con ternura.

Intentamos un breve reposo, pero mi verga pedía volver al interior de su cuerpo. Le hice caricias suaves en sus pezones, mientras nos besábamos con mucha ternura y con una mirada cómplice de esta gran atracción pecaminosa, desordenada, culpable pero inevitable. Seguí masajeando sus nalgas, abriéndolas, buscando el hueso de su cadera con firmeza. Mordí su cuello. Me puse de pie, la contemplé y acerqué mi polla a sus tetas extraordinarias y mi glande se posicionó en sus pezones, en su cuello, mientras me pajeaba y lo dirigía bruscamente a su pezón, hasta que lo atrapó en su boca y fue el inicio de frases entrecortadas porque estaba con mi verga en su juego fálico…

-      Cada vez que te miraba el paquete, pensaba en chuparte como ahora. Me gusta tu polla, no he dejado de pensar en ti desde que te lo vi en el baño desnudo hace años.

-      ¿Me deseabas tanto como te deseo a ti…?

-      No sé si era deseo, mi amor… tu madre siempre ha necesitado un hombre. Solo te pido perdón si te he hecho daño con mi actitud… te prometo que te compensaré.

Mientras me hablaba estuvo saboreando su golosina un buen rato, alternaba sus succiones con pequeños mordiscos en mis testículos, lamidas y chupetones con tragada de las bolas en su boca.

-      Sigue así, así me gusta, ¡Mmmmhh! ¡Qué bien lo haces… hasta el fondo… métetelo! quiero eyacular en tu cara… ¡Ver tu rostro pintado de blanca leche!

-      ¡Qué morboso eres, cabronazo! Quieres ver a tu madre con cara de PUTA. Ja, ja, ja.

Hubo momentos en que creí que explotaba, pero hábilmente se dio cuenta y se levantó. Quiero montarte, me dijo. Se inició una carrera loca de lujuria, ella arriba, con sus tetas moviéndose y su pelo sobre su cara, sus ojos estaban blancos, me apretaba los hombros hasta provocarme dolor, era un sube y baja violento, le tiraba de los pezones, luego los acariciaba sin bajar el ritmo de su galope.

-      ¡¡Qué polla… qué polla más buena tiene mi hijo… me llega muy dentro… ahhhh…!

-      ¡¡Te gusta, mamá!! ¡¿Estás caliente como yo?!

-      ¡¡Siiií, estoy que ardo de calentura por ti, cabrón…!! ¡¡Vamos…quiero tu semen en todo mi cuerpo!! Vamos lléname de leche… aun tienes los cojones llenos de lefa.

En ese momento, su cabeza comenzó a moverla de lado a lado, su pelo se movía como en un baile de rockero y terminó con quejidos guturales, su cabeza hacia atrás y cayendo sobre mí, con su cuerpo mojado de sudor de hembra caliente, su respiración espasmódica, casi asmática y su dedo metido en su boca. Tras unos segundos, inicié nuevas caricias, eligiendo nuevamente sus tetas duras como misiles, y su espalda, su cuello y besos apasionados.

Me levanté y le dije que observara. Me puse de rodillas sobre ella, acerqué mi polla a su coño que me cedía abierto y comencé a follármela metiéndosela de un solo envión, a lo que ella respondió sacando mi mano y reemplazándola por la de ella. No me dio tregua, fue tan extremadamente bueno, que mi polla se hinchó como nunca, especialmente con sus ricos golpetazos de su culo contra mí, clavándose entera junto a su mirada de entrega. Sentí un escalofrío en mi espalda.

-      Ya viene… y es para ti… todo para ti mamá…

No pude más, mi semen salió potente en su interior… vi el placer en su rostro. Se veía preciosa, su pelo, su cuello y sus teta duras en mis manos. Entre tanto le metía mi leche espesa en cada eyaculación… el ambiente olía a testosterona. Sobre los jadeos mutuos, usamos nuestras manos y nuestras bocas para compartir el deseo de esa relación clandestina y sexual que iba a perdurar.

Ambos estábamos jadeando y me avivé forzando mi pelvis contra su entrepierna, intentando no poner todo el peso de mi cuerpo sobre mi madre. Cuando finalmente recuperamos el aliento, mi madre hizo algo perverso, comenzó a besarme con lujuria. Sentí su lengua empujando contra la mía y respondí. Nuestras lenguas empezaron a sondear nuestras bocas, entrando y saliendo, corriendo a lo largo de nuestros dientes, ¡estábamos follando y comiéndonos como famélicos! Este fue un beso en el que ninguna madre e hijo deberían comprometerse, algo prohibido de la pasión y la lujuria. Mi verga presionó su útero cuando envié un último chorro de semen caliente disparando a avivar su fertilidad…. Me di cuenta que mi madre tenía un gran orgasmo percibiendo mi esperma en su coño… le extasiaba sentir su recompensa. Cuando rompimos el beso nos acostamos abrazados.

-      ¿Qué haremos ahora? Quiero tener todo tipo de relaciones sexuales con mi madre, y que te olvides para siempre de todos esos menesterosos que te follan.

-      ¡Oh, Dios mío, hijo quiero consumirte, pero mira la hora! Tienes clases por la mañana y tengo que ir a trabajar.

Protesté…

-      ¡No estoy cansado!

-      Claro que sí, y aclaremos una cosa, si alguno de los dos ha tenido todo el sexo que quiere o no está de humor, no deben haber protestas o cortamos en ese mismo momento…. Cuando regrese a casa del trabajo, haremos algunas reglas, pero ahora sal de mi cama y date una ducha… yo también necesito otra porque huelo a macho que tira para atrás. Hacía mucho que no me follaban con tanto ímpetu.

-      ¡Te quiero, mamá!

Se fue a darse una ducha y yo me quedé un rato más en su cama oliendo el aroma de ella, cuando salió me sorprendió casi instantáneamente sacándome de mi duerme vela…, mi madre me sacudió para despertarme.

-      Vamos, Simón, levántate, necesitas tiempo para bañarte antes de irte al instituto… Y no me digas que no, porque… joder nene, hueles como una casa de putas.

Cuando miré el cuerpo desnudo de mi mamá y su delicioso coño.

-      Está bien, ¡pero tenemos tiempo para un polvo rápido!

Y sin decir una palabra, estaba de espaldas lista para mi polla, pero me despidió arrojándome al aseo. Más tarde, cuando estábamos desayunando, mamá se echó a reír…

-      Sabes Simón, el hecho de que mi hijo empiece a hacerme el amor todas las mañanas, podría convertirse en un hábito. ¡Oh, sí, hacemos una pareja muy perversa!

-      Hacemos la mejor pareja que hayas tenido nunca… ¡Yo si te amaré hasta el fin!

-      De eso no me cabe la menor duda… tú yo estamos unidos de manera indeleble desde el cordón umbilical, solo que ahora ese nexo de unión son nuestros sexos.

 

UNA RUTINA DISTINTA. En unos minutos agarré mi mochila y salí por la puerta. Puedes imaginar los pensamientos incestuosos que pasaron por mi cabeza mientras caminaba. Pensé… “Seré el único hombre de mi clase que no sea virgen”. Durante el largo trayecto en bus al instituto, especulaba con cada uno de los doce chicos de mi clase, con las chicas era más complicado, no las conocía tan bien, pero era un ejercicio fantasioso muy estimulante. Ciertamente desearía presumir de ello, pero, por supuesto, debe seguir siendo un secreto. Recibía mis clases en un instituto concertado religioso católico mixto. En el aula nos sentamos todos juntos, pero divididos entre un lado de chicos y otro de chicas. Cuando me senté allí mirando a mis compañeros, los imaginé viéndoles follar a sus madres… sin ropa interior.

Pasó un tiempo antes de que pudiera pasar el día sin pensamientos eróticos, tuve que ir al aseo para masturbarme. Después de las clases dejé un mensaje a mi madre en el que me iría en bicicleta a la casa de un amigo, pero volvería para la cena. Mientras cenábamos, como de costumbre, discutimos nuestro día y algunas cosas en las noticias… con mi madre se podía hablar de todo sin malo rollos. Entonces mamá dijo…

-      De acuerdo, hablemos de lo que realmente pasa en nuestras mentes…. Lo que está sucediendo con nosotros está siendo muy pervertido, hubo incesto entre madre e hijo, pero ambos descubrimos que era lo que debía ser, necesitábamos sexo a raudales y lo tenemos en casa en nuestra  intimidad… Tú me pareces un buen macho para mí, y yo creo estar a la altura como hembra para ti… ¿Qué opinas?

-      Creo que eres la mejor hembra del mundo.

-      Gracias hijo, pero lo que quiero saber es qué opinas sobre lo nuestro. Yo para ser verdaderamente feliz, no sé para ti que te da la felicidad completa, pero para mí es tener a mi lado un hombre macho, porque no puedo esperar mucho tiempo sin tener una polla en mi coño, y estar buscándola es agotador y muchas veces frustrante.

-      ¡¿Y yo te parezco un buen macho para ti?!

-      Me pareces ideal… creo que lo tienes todo y mucho más que aprenderás conmigo.

-      Entonces no hay mucho más que discutir… ¡Quiero ser tu hombre y tu semental!

-      Me encanta tu ego… por supuesto que lo eres y lo seguirás siendo mucho tiempo.

Escuchar esas palabras me dio un momento difícil. Ella continuó

-      Esto significa que nuestra vida se va hacer más complicada. Cariño, todavía nos amamos lo mismo que cualquier madre e hijo, pero ahora también somos amantes sexuales, con toda la responsabilidad que ello significa e implica.

-      No sé muy bien todas las implicaciones que conlleva.

-      Yo te las iré develando cada una de ellas, pero de momento vamos a compartir el mismo lecho y follaremos cuanto nos venga en gana hasta hartarnos de joder.

-      ¡¿Podré seguir follándote sin condón?!

-      Por supuesto, de la fertilidad ya se hace cargo tu madre…por eso soy la adulta ¿No?

-      ¿Crees que llegaremos a tener hijos…?

-      No lo sé, el tiempo nos lo dirá… es una decisión muy importante que se tomará.

El hecho es que desde esa noche comenzamos a dormir y follar juntos, siempre desde el secreto. Así que la mayor parte del tiempo debemos verlo como siempre hemos sido nosotros… "familia" Lo sé, queremos que sea una adaptación paulatina, de ahí que debía evitar invitar a amigos a casa en un tiempo. Todos ellos pensaban que era una madre genial y es divertido estar relacionados con mis tres mejores amigos. En un futuro cercano queremos invitar a la gente a cenar, dormir, tomar cócteles, hacer todas las cosas que siempre hicimos, dejando para cuando estamos solos, nuestro incesto maravillosamente malvado…. A partir de ese momento, así éramos.

Como siempre, nos sentábamos en la sala de estar a ver una peli juntos con palomita, o hacía mis tareas en mi estudio, en tanto mi madre leía un libro o una revista en el rincón de lectura. Tan bella.

Era sábado y no había clases como para quedarme hasta las tantas de la noche, pero esa noche, poco después de las diez, mi mente se consumía por lo que se avecinaba, tenía que subir a mi habitación y masturbarme antes de hacerlo en los calzoncillos. Cuando anuncié que me iba a ir a la cama temprano, mamá dijo… - "Creo que yo también lo haré". Esa respuesta rápida me daba una idea clara de su estado de ansiedad de follar conmigo. De pie en nuestra habitación nos quitábamos la ropa. Mamá se subió a la cama, extendida esperando mi llegada… no esperé a echarme sobre ella. Todavía no me había quitado el bóxer, cuando mi madre se inclinó y me los bajó, no con poco dificultad… me verga se hallaba en todo lo alto. Me tumbé sobre ella comiéndomela a besos lascivos, húmedos y pervertidos para un hijo con su madre.

Con mi polla a unos centímetros del coño de mamá se denotaba su ansiedad…

-      ¡Cariño, rápido, pon tu polla en mí raja, y métela a las profundidades de mi coño!

¿Te imaginas lo emocionante que fue escuchar a tu hermosa madre decir esas palabras? Me hicieron tener un escalofrío en todo mi cuerpo. ¡Dios, qué giro tuvo eso! Exclamó mamá…

-      ¡Mi hijo posee la verga más perfecta de las que me han follado en toda mi vida!

Empujé los 17 centímetros de daga curvada dentro de ella, de una sola puñalada topé con mis huevos. Comencé a acariciar lenta y tenazmente a mi madre. Elevé su trasero y jodí duro su coño.

Ambos estábamos tan calientes que mi madre inmediatamente comenzó a tener un primer orgasmo rápido de lo que quería, haciendo que ella gimiera…

-      ¡Oh, qué bien… oohh! Mi hijo sabe cómo hacerme suya… ¡Soy tu perra, cabrón!

-      Sí que lo eres, y te mereces que tu macho te monte bien…. ¡Y te llene el útero!

-      Eso essss… no pares de joderme hasta que me rellenes el depósito con toda tu leche. ¡Fóllame duro! ¡¡Tu madre es el vertedero de todos tus vaciados seminales, cabrón!! ¡Ooohhhh…! ¡Joder como me corro con tu polla dentro, hijo de puta…! ¡Ummm!

Cuando terminó, me apoyé las manos contra el tablero del cabezal, y mamá me asió de las muñecas con toda la fuerza de sus manos, mientras se corría voluptuosamente. Su cuerpo se iba normalizando con cada vez menos convulsiones, pero la agitación de su pecho era contumaz aún. Yo me mantenía dentro de su coño, percibiendo el candor húmedo de su vagina profunda… no quedaba nada fuera que le diera el aire, excepto mi par de huevos…

-      Sabía que joder sería emocionante, pero hacerlo con mi propia madre es otra cosa… quiero decir… que no hay nada como follar contigo, mamá.

-      ¡¡Mi hombre...!! sentir como me jode mi propio hijo es… ¡es fantástico! No sabes lo bueno que es hasta que lo pruebas. He tenido decenas de pollas dentro de mi coño desde que tenía 16 años, me han jodido miles de veces, desde entonces me encantó que dejaran su impronta seminal en mí… todas con su olor, sabor y consistencia particular. Pero, Simón, créeme que nadie lo haya hecho como tú. Sentirme jodida con por propio hijo no es comparable con ninguno otro cabronazo que me ha follado. Nadie que no lo ha experimentado, puede imaginar el placer increíble de absoluta inmensidad morbosa que experimentas cuando lo haces con el macho que pariste.

Mi madre continuaba abrazada a mí, me tenía cogido por la cintura con sus manos y uñas, sus piernas reposadas en mis muslos… atrapado cual si fuera la presa de una viuda negra, en tanto yo me balanceaba penetrándola suavemente de principio a fin de mi tranca. El sonido leve aguachado de nuestra conexión sexual y sus palabras tan cerca, que sentía su aliento en mi cara me llevaban al paraíso terrenal de Adam y Eva. Ella continuaba diciéndome…

-      En un año o dos, cuando las chicas te exijan meterte en la raja que tienen bajo sus bragas, no podrás obtener suficiente de ellas porque no tendrán la experiencia necesaria para un macho abigarrado como tú…, no las encontrarás a la altura de  como follas con tu propia madre, quien te ama y desea como ninguna otra zorra.

Miró hacia abajo mi polla dura saliendo por completo de su estuche de lujo.

-      Mira qué cosa tan encantadora cubierta de jugos de coño maduro.

Me elevé y ella se agachó para engullirse toda la tranca en su boca…  ¡Joder…! Jadeé. Mi madre va a ¡Dame una mamada con toda la polla impregnada de sus fluidos! Mi polla estaba dura como una roca cuando ella comenzó a mover sus labios hacia arriba y hacia abajo, metiéndose el mostrenco hasta la raíz, una y otra vez en empírica demostración de su inigualable garganta profunda, esa que solo da la experiencia y la prueba de decenas de vergas en su boca. Era fenomenal, como a veces se detenía y concentraba la lengua en la cabeza, lamiendo vigorosamente. Gruñí de alegría, "Oh Dios, mi madre me está chupando la polla como ninguna otra puta lo sabría hacer. ¡Chúpala… chupa!" pensaba o tal vez expresaba en voz alta sin ser consciente de ello.

La emoción fue tal que rápidamente eyaculé… cuando mi leche corrió a la boca de mamá, ella tembló en simpatía a mi poderoso orgasmo. Aspiró las últimas gotas que brotaban de mi polla, se tumbó en la misma postura de cuando la estaba follando… sonrió, abrió su boca mirándome con ojos traviesos. Estaba lleno de montones de espesa lefa blanca… el semen goteaba de las comisuras corriendo por su barbilla un pequeño reguero que se escapaba de su bolo alimenticio. Lo recogió con un dedo y después todo ese contingente seminal lo hizo rodar en su boca, saboreando el sabor y luego lo tragó.

-      ¡Te quiero, te quiero mucho, mamá! Me das lo que nadie sería capaz de darme…

Tiré de su cabeza hacia mí y comenzamos un beso prohibido. Luego me deslicé en la cama, metí la cabeza entre sus piernas y hundí mi cara en el bello coño de mi madre. Cuando probé sus labios vaginales con mi lengua, se inclinó hacia abajo, se abrió los labios con dos dedos, y comencé a lamer toda esa extensión de carne rosada exterior e interior, perforando con mi lengua su conducto, lengüeteando con la punta el clítoris salido de su capuchón. Cuando comencé a pasar mi lengua de arriba a abajo, seguí adelante hasta que me lamí su precioso ano… eso la estremecía por lo poco habitual… era curioso, que con tantos amantes que pasaron por su entrepierna se olvidaran del ano.

-      ¡Oh! Simón, ahora al menos uno ha hecho eso… jamás nadie se atrevió a darme tanto placer como se obtiene con un beso negro. Nadie me lamió el ojete.

 


 

UN ANAL IMPAGABLE Y FINAL ESPERADO. Al cabo de un rato, tenía como objeto lograr su máximo placer, y lo conseguía… en poco más de cinco minutos, podía decir que estaba teniendo un orgasmo con mi comida de coño. Mamá usó los músculos de su culo para empujarlo y abrirlo. Sin dudarlo, mi lengua se metió dentro y comencé a transitar alrededor del borde. Mientras gemía de alegría, eyaculaba pequeños chorrito que emanaban como una fuente de su coño entreabierto, y me bendecían la cara a modo de bautizo… le follaba el ojete y a la vez bebía sus fluidos orgásmicos. Finalmente acabó de contorsionarse y me despegué de su culo y le sonreí. Cuando se abrió el coño, mamá, fue un espectáculo tan erótico que quise pasar la lengua por dentro y me fui a horada con mi boca su vagina y clítoris. Luego me atrajo hacia su cara atrapándome la cabeza con sus dos manos…, me abrazó e intercambiamos otro beso lujurioso. Cuando recuperamos el aliento…

-      Necesito un descanso y bajar a la cocina para tomar un trago frío, me has hecho correr tantas veces que estoy deshidratada ¿Cómo puedes ser tan bueno a tu edad?

Seguí su hermoso y redondo trasero. Desnudo como estaba la acompañé a la cocina. Por supuesto, mamá se preparó un cubata bien cargado… y para mí una Pepsi sola.

-      Mañana es domingo, podemos follar todo el día y la noche, ¿verdad, mamá?

Ella sonrió.

-      ¡Como desearía tener la energía de una adolescente!, pero claro, mi coño si lo parece porque siempre está deseando más y más polvos de su macho. Hizo una parada con una  muesca traviesa, me dijo… - Sabes una cosa, Simón. En el vestuario del gimnasio, oí a una mujer decir… “Mi amiga ya tiene tres hijos y solo se deja dar por el culo”.

-      ¿Eso significa lo que creo? ¿No es eso un poco…quiero decir, qué pasa si…

Ella me interrumpió…

-      Significa exactamente lo que crees que significa y cualquier chica que vaya a hacerlo se debe asegurar de estar todo en condiciones. Pero, Simón, no todas las chicas lo hacen, es… buena práctica… y una forma pervertida de joder, si hay higiene.

-      ¿Lo has hecho alguna vez?

Mamá se echó a reír.

-      Hijo es algo a lo que todos los hombres aspiráis cuando os queréis follar a una mujer, y es tan emocionante… tan malvado… ¡Creo que lo he hecho cientos de veces!

Naturalmente, le dije…

-      Hagámoslo cuando estés preparada…

Se acercó muy sensual hasta mi frente y me dijo…

-      ¿Estás seguro de que quieres joderme por el culo, es algo muy pervertido?

-      ¡Sí, mamá, sí!

-      Vamos a nuestra cama… tu madre está preparada para que entres en su culo…

Mamá se puso de rodillas y apoyó la cabeza y los hombros en el colchón y empujó su hermoso culo redondo en el aire. Ver a tu propia madre en esa pose lasciva era tan provocativo que tuve una erección tan dura como espontánea. Mamá gritó…

-      Oh, Dios, Simón, ver a mi hijo tan joven con tan descomunal polla solo para mí, me hace tan tremendamente tan feliz que me excito como una puta perra en celo ¡Ohh!

Esperé hasta que pasara, luego me puse de rodillas y bajé su cuerpo hasta que estuvo perfectamente posicionada, agarró mi cipote mirando al techo, lo movió contra su bonito anillo y empujó con decisión… y un grito de mi madre llenó la habitación…

-      ¡Eso es, Simón, empújalo dentro del culo de tu madre! ¡LLÉNAME DE VERGA!

¿Puedes imaginar la emoción de escuchar a tu propia madre gritando esas palabras? Entonces ella me sorprendió apretujando con los músculos de su culo y se abrió las nalgas. Metí la cabeza de mi polla dentro que fue lo más costoso, por lo gruesa y lo ceñido de su ano. Luego se relajó y su culo se cerró con fuerza, agarrando en un sellado perfecto sobre el tronco. Mamá gimió de placer cuando sintió que se deslizaba hasta sus entraña haciendo tope finalmente en mis pelotas, la cuales notaba golpeando su perineo, esa zona intermedia entre su coño el ano que tanto mi gusta lamer. Me la follaba de igual manera que lo hacía con su coño, casi hasta el final y luego golpeando el fondo. Fui lentamente para que mamá y yo pudiéramos disfrutar la sensación de mi polla deslizándose en su interior… que ambos percibiéramos cada centímetro de verga entrar y salir pausadamente. Nos entendíamos a la perfección con tan pocas horas de vuelo jodiendo juntos.

¡Estaba delicioso! Sin embargo, aquí estoy, solo tengo 17 años y follando a mi propia madre por el culo. Y casi eyaculo de solo metérsela.

-      ¡¡Eso es, nene… dame todos los orgasmos del mundo… dame orgasmos sin parar!!

Mi madre no paraba de gozar, de indicarme lo bueno que era mi trabajo en su culo…

-      ¡Ohh…! El incesto es tan maravilloso…es el sexo más emocionante que puedes tener ¡Ve más rápido, quiero que mi hijo se corra en mis entrañas… dale duro a mi trasero!

Aguanté casi diez minutos, la jodía desde arriba arqueando mis piernas alrededor de su tremendo culo, la perforaba como un martillo pilón que perforaba el ano más maravilloso nunca explorado. Mis manos sujetaban su cadera, mi polla se adentraba con percusión en el esfínter de mi madre como un cuchillo caliente en mantequilla. A cada pollazo, su gemido salía de su garganta, ronco y exhausto de placer. Mis manos deseosas de cubrirla al completo no daban abasto… su culo, sus caderas, su espalda y hombros, su cabello tendido a modo de riendas de una yegua desbocada y sus firmes tetas como ojivas de misil y pezones erectos, eran víctimas de mis inquietas manos.

Estaba a punto de correrme, aceleré y al hacerlo… la ola de placer fue muy poderosa y duró unos segundos más de lo normal aquella eyaculación. Por supuesto, mamá estaba experimentando un intenso orgasmo al percibir mi avenida seminal en su culo. No hay duda que cuando eres adolescente, follar a tu madre analmente, es el último grado en la percepción sexual que se pude tener. 

 


 

Naturalmente, dormimos juntos y follamos prácticamente todas las noches de diario y a cualquier hora los fines de semana. Nunca nos detuvimos… estoy casado con una mujer hermosa con un deseo sexual insaciable del que estoy locamente enamorado… mi propia MADRE. A día de hoy a mis veinte y tantos años, sigo encontrando motivaciones y nuevas oportunidades para follarla, incluso después de haber parido a mi primer hijo o estando preñada de ese primero me la tiraba todos los días. Ahora con la panza de 34 semanas de la niña que viene de camino en poco más de un mes, seguimos consumando nuestro amor, nuestra pasión y toda nuestra lujuria.

Mi madre y yo… ¡NUNCA HEMOS DEJADO DE FORNICAR COMO CONEJOS! Exceptuando el periodo de cuarenta antes y después del parto. Sin duda,  mi madre es una hembra muy sexual, multiorgásmica y morbosa…con su primogénito lo es mucho más, somos tal para cual.

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