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UNA HISTORIA DE AMOR. Y si tú no has de volver...

    "Y si tú no has de volver" 1ª PARTE "Una para el otro y otra para el uno". Esa frase la repite una y otra vez mi ...

¡Me corro papá!

 

Caridad estaba en su cama apoyada con la espalda en la cabecera. Tenía el teléfono móvil en la mano y escribió…

- Hola, Roberto. ¿Dónde estás?

Recibió la respuesta al momento.

- Estoy de aquella manera sobre la cama. ¿Y tú?

Caridad sintió curiosidad y le preguntó…

- ¿Estás desnudo?

- Sí. ¿Dónde estás tú?

- También estoy en la cama también, pero yo en tanga y camiseta.

- Manda una foto.

Se hizo una foto mostrándose en tanga y camiseta… y su bella cara sonriendo. Le escribió…

- ¿Me mandarás tú una?

Roberto, a quien había conocido la noche anterior en un pub, le mandó una foto de su polla.

Caridad al verla se le iluminó la cara, le pareció tremenda…una verga enorme, gruesa y venosa

- Es enorme. Pensaré en ti. ¿Y sabes lo que haré...?

- Me lo imagino. ¡Mándame una foto de tu chichi!

Apartó el tanga, le echó una foto a su coño y se la envió.

- No me cansaría de comerlo, me volvería vaginariano contigo.

- Ni yo de mamar tu polla… me volvería pollera contigo.

- ¿Me mandas una foto de tus tetas?

Subió la camiseta, le echó una foto a sus tetas medianas con areolas marrones y generosos pezones con su cara dibujando unos morritos sexys… y se la envió.

- ¡Qué ricas! Me entraron unas ganas locas de follarte. ¿Quieres que vaya a verte?

- Ven. Mientras no llegas me haré una paja para ir calentando y lubricando el coño… Seguro que cuesta meterse esa tranca, en una raja tan estrecha como la mía.

A los pocos minutos entraba el padre de Caridad por la puerta de su habitación, en pelotas y con la verga en la mano. Encontró a su hija desnuda, con las piernas abiertas, los ojos cerrados, el coño corrido y respirando con dificultad. Le echó varias fotos y después le dijo…

- Ya estoy aquí

Caridad abrió los ojos y al ver a su padre en pelotas se tapó con una mantita de terciopelo  azul que tenía a su lado.

- ¡Fuera de aquí, papá!

- Me has dicho que viniese y aquí estoy. Ahora quiero ver cómo te tocas y cómo te corres de nuevo… aunque has sugerido que haga mucho más que eso en tu rajita.

Caridad puso cara de pocos amigos.

- ¿De qué jodienda hablas? ¡Fuera de mi habitación, degenerado!

Le enseñó en el móvil las fotos de su coño y de sus tetas poniéndole morritos. Caridad le preguntó asombrada sin entender nada

- ¡¿Qué haces tú con el teléfono de Roberto?!

- No es el de tu noviete, es el mío… Te has debido equivocar de interlocutor, porque el WhastApp me ha llegado a mí.

Caridad se tapó los ojos con una mano y luego miró la lista de chat, y efectivamente, se había equivocado… ambas imágenes de perfil se parecían mucho y los dos últimos chat eran de Roberto y de su padre. La había fastidiado por la calentura.

- ¡Fuera, fuera! ¡¡No quiero verte ahí delante de mí en pelotas...!! ¡Tú no debías estar aquí, debías estar trabajando en la tienda!

- Soy el jefe… y hoy hasta las diez no voy a abrir.

- ¡Eres un mal nacido!

- ¿Mal nacido? A ver si dice eso la mama cuando vea tus fotos colgadas en una página de guarras… porque si se las has mandado a ese que has conocido hoy, imagino que habrá la tira de tíos que tengan fotos tuyas ¡¿No?!

- Yo no le mando fotos a nadie, cabrón… Tras el insulto aflojó su mirada dándose cuenta que se había pasado… - ¡¿Tú no le harías eso a tu hija de decirle nada a mamá…?!

- Si te portas como debes, no le diré nada tus andanzas, pero deberías ser más precavida con tu vida íntima, o acabarás en las redes sociales como una puta.

- Mi madre ya me advirtió. Me dijo que ya tenía diecisiete años y que debía ser muy cuidadosa con mi intimidad, pero nunca imaginé que andabas tú detrás de esas palabras.

- Solo queremos lo mejor para ti..., si te dijo eso debió ser porque te oímos cuando te masturbas en las videoconferencias que tienes por tu móvil. ¡Eres muy escandalosa! Y más de un polvo se ha ganado tu madre gracias a como nos pones de cachondos…

- Eso no es cierto… ¡¡Yo no tengo sexo por el móvil!!

- ¡Sí que lo tienes…!! Me ponía tan cachondo que la follaba a saco, pensando en ti.

Caridad mirando cómo su padre jugaba con la verga…

- ¡Cerdo CABRÓN! Mejor que te vayas o seré yo la que le diga a la mama lo que intentas conmigo, sal del cuarto y vístete ¡No quiero ver más tu polla empalmada!

- ¿Le dirás también cómo te encontré al entrar en tu habitación, después de enviarme los mensajes...? No me parece que te vaya a creer antes que a mí con lo golfa que te estás volviendo de un tiempo atrás.

Al mismo tiempo le enseñó las fotos y los mensajes que le había enviado…, Caridad vio que la tenía pillada por los pelos del coño, no tenía muchas coartadas ni excusas.

- Desgraciado chantajista. ¿Qué quieres que haga… me quieres follar… es  eso?

- Tócate otra vez y córrete por mí, es lo mínimo después de ponerme como un burro.

- No me puedo creer que me pidas eso… y que vaya a hacerlo delante de mi padre.

Caridad se destapó, puso un cojín debajo de la cabeza, flexionó las rodillas, abrió las piernas, cerró los ojos, echó una mano a una teta y otra al coño… se magreó y se masturbó mirando a un lado sin cruzar la vista. Mateo la grabó con el teléfono móvil, al rato le decía…

- ¡Qué buena estás, Caridad! Aún recuerdo cuando de nena, nos bañábamos juntos…

Caridad con los ojos cerrados le dijo a su padre con desazón intentando concentrarse…

- ¡No me hables más mientras me toco… ya no soy tu una nena de cinco añitos!

- Si supieras lo cachondo que estoy…

Caridad abrió los ojos y vio que la estaba grabando.

- ¡Apaga eso!

- Después de correrte lo apago. Quiero grabarte para masturbarme cuando esté a solas… estás divina, mi amor.

Caridad ya estaba caliente.

- No me puedo creer que esté masturbando con mi padre grabándome.

Se estaba masturbando despacito, pero después de ver de nuevo la polla erecta de su padre y de saber que la estaba grabando aumentó la velocidad de sus dedos sobre el clítoris. Oyendo cómo gemía le dijo su padre.

- Mira que dura la tengo.

- No voy a mirar más para tu verga, papá… ¡joder eres un cabronazo pervertido!

- No te puedes imaginar el morbo que da.

- Puedo, puedo.

- ¿Qué has dicho?

A Caridad se le había escapado lo del morbo, pero lo arregló.

- Que no puedo, que no puedo creer que esté haciendo esto.

- ¿Puedo rozar mi verga con tu chocho?

- ¡No! No te acerques a mí… ni se te ocurra.

- La tengo cómo un obús, duro y caliente.

Caridad abrió los ojos por instinto, vio el masaje y cómo brillaba su glande por la acción del líquido preseminal brotado de la verga tiesa, sus dedos volaron sobre el clítoris y exclamó…

- ¡Oh Dios mío, me corro!

Se corrió gimiendo y retorciéndose cómo una serpiente sin dejar la vista sobre la polla de su padre… Al acabar le dijo.

- Apaga eso.

Dejó de grabar

- ¿Me ayudas a correrme?

- No me apetece coger la verga de mi padre y hacerle una paja.

Mateo fue junto a su hija y con la polla apuntando al frente se puso al lado de la cama.

- Mastúrbame, seguro que no es la primera que haces a un tío...

- No, se las hago a todos mis ligues… pero ¿Qué será lo siguiente, papá?

- Lo que toque, ¡dale mano a la polla de tu padre…coño! Ambos somos adultos y tenemos nuestras necesidades ¡¿Qué hay de malo en pasarlo bien un rato, joder?!

Caridad le cogió la verga con su mano derecha

- No me puedo creer que vaya a hacer esto. ¡Es una locura…!

- Para lubricarme la polla, hazlo con el jugo de tu coño en tu mano.

Mojó la palma de la mano y los dedos con los jugos de la corrida que tenía en su coño,  se empapó bien con los fluidos vaginales que fueron directos a la gorda y dura tranca de su progenitor, era muy venosa, hinchada y recia… se la meneó con suavidad extendiendo toda la mano a lo largo del largo tallo, ella miraba el pollón y a los ojos de su padre que disfrutaba como pocas veces con una paja. Pasado un tiempo le dijo el padre…

- Métela en la boca.

Caridad no estaba por la labor.

- ¡¡¿Estás bromeando?!!

- ¿Te parece que bromeó? Recuerda lo de los mensajes y lo de las fotos.

- ¡Eres un desgraciado! No puedo dejar que esto llegue más lejos. No voy a meter tu verga en mi boca.

Mateo la cogió por la nuca, y le acercó la polla a la boca.

- Chupa.

- No la voy a meter en mi boca.

- Te gustó al verla.

- Pensé que era la de Roberto.

- Y eso que importa, una polla es una polla, sea de quien sea y esta te gusta...

Se la frotó en los labios hasta que abrió la boca, luego Caridad cogió la polla y pensó “No me puedo creer que vaya a hacer esto”. Caridad le hizo una mamada de aquella manera. Al rato…

- Decías que no te cansarías de mamarla y no sabes hacerlo.

- A Roberto, no a ti.

- Di que no sabes, reconócelo.

Caridad se cansó de oír a su padre.

- ¡¿Qué no sé?! Te voy a enseñar cómo se mama una verga, por muy gorda que sea.

 


 

Cogió la verga con la mano derecha, metió el glande en la boca y se la mamó mientras lo masturbaba, luego la quitó de la boca elevándola para pegarla a su vientre y le lamió con desesperación los huevos… se los chupó con fuertes succiones uno a uno mirándole a los ojos. Subió lamiendo el talle y luego volvió a chupar la polla a tiempo que lo masturbaba.

- Esto ya está mejor, una hembra en el sexo debe demostrar lo puta que es.

Dejó de mamarla, le masturbó sin dejarle de chupar el glande y mirándolo a los ojos…

- ¡¿Quieres correrte en mi boca, cabronazo?!

- Claro que sí, pero aún la tengo lejos… uno tiene una edad y aguanta más de lo que tú has conocido. Todos esos niñatos se corren con solo tocarles la polla, a mí no.

Siguió mamando a la vez que le masajeaba los orondos y colgaderos huevos de su padre, por un momento pensó que de ahí había salido ella… pero Mateo no se corría.

- Ya me estoy cansando de mamar, me duele la mandíbula… ¡¿Tú te hiciste una paja antes de venir a mi habitación, verdad?! ¡Si no fuera así ya te hubieras corrido…! Joder, cualquiera lo hubiera hecho ya,  ¡Qué aguante tienes, papá!

- Así es, ¿sabes que puedo durar una hora en tales circunstancias…? Creo que sería mejor si la metes en el coño, va mucho más rápido ¡follar a pelo me excita más!

- No puedo creer que me chantajees por todo. ¿Qué será lo siguiente, correrte dentro de mi coño y preñarme…? ¡Ah ya! Meterla en mi culo…

- ¿La prefieres en el culo?

-¡¡No!! No voy a darte mi coño ni el culo.

La empujó hacia atrás. Caridad al verlo venir con la polla tiesa flexionó las rodillas y cerró las piernas. Mateo puso sus manos sobre las rodillas y trató de abrirlas.

- No te voy a dar mi coño, eres mi padre, cabronazo.

- A buenas horas te das cuenta.

Mateo le lamió una rodilla, lamió la otra al tiempo que le acariciaba las piernas, después lamió sus pies y luego lamió de abajo a arriba entre sus piernas cerradas. Puso de nuevo las manos en sus rodillas. Caridad las abrió un poquito, Mateo puso su cabeza entre las manos…

- ¡¡No me puedo creer que te vaya a dejar comer mi coño!!

Se abrió de piernas y dejó que su padre bajase lamiendo el interior de sus muslos y que luego lamiese su coño... Lo lamió de abajo a arriba con la lengua plana una infinidad de veces.

- ¡Hostia puta! Vas a hacer que me corra, papá.

- Al final tú y yo nos vamos a entender en la cama…

Lamió su clítoris de la misma manera, pero cada vez más aprisa.

- Joder, joder, joder. ¡No pares, no pares, no pares! Me voy a correr. ¡¡Oh!! ¡¡¡Me corro!!! ¡¡Por Diosss no lo dejes ahora o te mato, cabronazo!!

Caridad se corrió en la boca de su padre soltando un buen chorro de fluidos entre estertores. Mateo siguió lamiendo el coño corrido después de descargar su hija. Al rato, Caridad, cachonda cómo una perra, le dijo…

- Nunca creí que te lo diría.

Mateo paro de lamer para preguntarle… - ¿El qué...?

- Mete tu verga en mi coño. ¡Necesito que me eches un polvazo con ese pedazo de pollón que tienes! ¡Por favor, ábreme el coño y fóllamelo bien follado!

Mateó se la puso en la entrada del coño y después le metió hasta el fondo sus gordos 20 centímetros de carne dura de venas hinchadas. Al tenerla toda dentro, dijo Caridad…

- ¡Oh, dios mío! No puedo creer que tenga la verga de mi padre dentro de mi coño.

- Ni yo que te entrara tan ajustada. ¡Joder como aprieta en mi tranca!

Mateo la folló a un ritmo medio. Poco después Caridad se echó las manos a las tetas y magreándolas, pensaba tan algo que casi se le salían las palabras por la boca… “No puedo creer que esté disfrutando tanto del polvo que me está echando mi propio padre…. No puedo creer que me guste tanto. Lo peor de todo eso es que eres tú quien me está haciendo gozar cómo nunca me habían hecho gozar antes”

La folló más aprisa, a mayor ritmo… más profundo y duro.

- Así, así, así. Me voy a correr, papá, oh, dios mío, me corro, me corro. ¡¡Me corrooo!!

Caridad agarró la almohada y le metió un bocado. Su pelvis se elevó y su cuerpo hizo un puente mientras sus gemidos de loca inundaban la habitación. Mateo bajo el ritmo, pero no paró de follarla. Al rato le dijo ella…

- No puedo seguir así, no puedo seguir follando y mirándote a la cara, papá, jódeme por detrás. No quiero ver que es mi padre quien se va a correr dentro de mí…

Mateo no le hizo caso. Siguió metiendo y sacando.

Poco después le dijo Caridad…

- Para ya, dame la vuelta y fóllame a cuatro patas como se follan a las perras.

- Ponte cómo quieras, pero quiero grabarte de nuevo.

- Graba, pervertido. Lo mismo ya no necesitarás hacerte pajas pensando en mí… me tienes a tu merced en vivo y directo, en carne y hueso, húmeda y caliente.

Se puso en la posición de perrita en celo y su padre grabó dándole caña de nuevo. Al rato…

- ¡Oh dios mío!, es tan desagradable que disfrute tanto follando contigo.

- Me voy a correr y lo voy a hacer dentro de ti.

- No te corras aún, papá, corrámonos juntos… a mí me falta poco, aguanta papá...

Poco después, Mateo, vio temblar el pequeño, redondo y duro culo de su hija. Sintió cómo su coño apretaba su polla contrayéndose y su cuerpo se agitaba. Vio en la pantalla del teléfono móvil cómo el ojete se abría y se cerraba. Sintió cómo el coño le bañaba la polla y oyó cómo su hija decía totalmente fuera de sí…

- ¡Córrete conmigo, papá! ¡¡Lléname, llena de leche el coño de tu hija…!!

Se corrieron juntos. Al acabar y pasarle la calentura, le dijo Caridad…

- Apártate que me voy a dar una ducha, y deja de grabar de una jodida vez. Ni que fueras Steven Spielberg...

Caridad se fue al cuarto de baño contoneando las caderas y moviendo de un lado al otro sus duras nalgas. Lo hacía aposta, provocaba a su padre, pero a Mateo se le había bajado la verga tras más de cuarenta minutos follándose a su hija.

La ducha tenía cristales y Caridad no había cerrado la puerta del cuarto de baño. Vio de reojo cómo su padre la volvía a grabar. Cerró los ojos y le montó el show enjabonado sus tetas su coño y su culo, amasando las tetas, masturbando el coño y el culo a la vez. Acabó poniendo la alcachofa en frente del coño y con los finos chorros a presión sobre su clítoris que se abría los labios con dos dedos, y otro de sus dedos dentro de culo, exclamó…

- ¡Oh Dios mío, me corro! ¡Joder, me voy a correr otra vez, cabronazo…!

A acabar de correrse y cerrar el agua Mateo se acercó a la ducha…

- Buena paja la que te acabas de hacer.

Caridad haciéndose la sorprendida…

- ¡Pervertido!

- Sal y hazme una paja a mí.

Abrió la cristalera y salió de la ducha. Llegó junto a su padre y le preguntó insinuante…

- ¿Cuánto tiempo va a durar el chantaje sexual?

- El que haga falta. Coge mis huevos con una mano y mastúrbame con la otra.

- Tienes una polla muy buena, y los huevos son enormes… ¡Aun produces mucha leche, papá! ¡Joder, eres un buen semental!

- Ya ves la que te he metido en el coño… a ver cuánta sacas ahora.

Caridad le cogió los huevos y la verga y comenzó a masturbar a su padre. Unos cinco minutos más tarde, le dijo… - Se me está cansando la mano… los dedos se me apelmazan.

Mateo le pasó la mano por el coño…

- Pues estás muy mojada. ¡Te gusta la polla dura de tu padre…!

- Cómo que me acabo de correr, pervertido.

- Volvamos para la cama, tenemos pendiente algo.

- El culo no te lo voy a dar.

- ¡¿Ni para comértelo...?

- ¡Qué desagradable eres! Nunca imaginé que fueras tan guarro con el sexo.

En cama se puso a cuatro patas sin que su padre le mandase, y para aclarar la posición se dijo  así misma… “No me creo que le esté dando el culo a mi padre”

Mateo le hizo una comida de culo que le dejó el coño goteando. Caridad se había puesto perra de nuevo, por eso le dijo a su padre…

- La punta, méteme la punta.

Se la acercó al ojete, se la frotó y se la metió.

- Es la más gorda que entró en mi culo… me siento muy llena.

Le folló el culo despacio, metiendo y sacando la punta sin llegar más allá del glande. Al rato…

- Más, mete un poco más. Ya me lo has suavizado suficientemente…

La metió hasta la mitad y después la folló metiendo y sacando los diez centímetros.

Algo después le dijo Caridad…

- ¡¡Toda, papá, métemela toda hasta que sienta los golpes de tus huevazos!!

Se la clavó hasta el fondo y la siguió follando.

- Dios, se siente tan bien. Necesitaba una polla, pero no tenía que ser la tuya.

- ¿Te gusta que te den por el culo, cariño?

- Casi más que por el coño, aunque mis orgasmos más intensos son todos vaginales.

La cogió por caderas y le dio duró durante unos minutos más. Tiempo después le dijo...

- ¡Ay que me corro, papá, ay que me corro!

¡Y cómo se corrió! Comenzó temblando y acabó orinando y sacudiéndose sobre la cama. Parecía que estaba teniendo un ataque epiléptico.

Cuando su cuerpo recuperó la calma, le dijo Mateo… - En mi vida había visto a una mujer correrse con tanta fuerza y tantas veces.

Caridad no le contestó, había perdido el conocimiento y dormía plácidamente. Mateo mirando para el coño de su hija la meneó, ella lo entendió y se abrió de piernas para que su padre se aliviara… medio arrodillado entre las piernas de su hija, se la metió de un solo envión. Se la folló a mazo hasta que finalmente se corrió en el fondo de su vagina una vez más a pelo.

 


 

Ya anochecía cuando volvió Mateo a la habitación de su hija. Él estaba en bata de casa y traía un bote en la mano derecha, Caridad tenía puesta una camiseta corta de color blanco y unas bragas azules. Al verlo se quedó un poco perpleja… 

- ¡¿Qué quieres ahora, papá?!

- Venía a disculparme.

- Y lo quieres hacer dándome un masaje.

- Sí.

- ¿No es un truco para volver a meter tu verga dentro de mí?

- ¡No! Tranquila, solo es por recordar los tiempos en que yo te cuidaba siempre.

- Ok, a ver si haces algo bien.

Caridad se echó boca abajo sobre la cama.

- Te voy a subir un poco la camiseta.

- Sí, súbela cuanto necesites.

Le subió la camiseta, le echó aceite en la espalda y comenzó a masajearle costillas y espalda mientras hablaban.

- Si viene mamá y nos encuentra así nos mata, papá..

- Es excitante saber que nos podría descubrir.

- Y peligroso. ¿No te estarás empalmando?

- No.

- Si yo fuera un chico ya estarías empalmado.

Le dio una palmada en el culo. Caridad rompió a reír Mateo le dijo…

- Sabes que no me gustan los chicos… ¿A caso te gustan a ti las chicas…?

Bajó un poco sus bragas y masajeó sus nalgas.

- No, pero no le haría asco, sintió la manos bajar. - No vayas más lejos de ahí.

- No lo haré… pero necesitas que toda tu piel se hidrate bien.

Subió masajeado su espalda, después masajeó espalda y nalgas luego masajeó el muslo derecho de su pierna, el izquierdo... Caridad le dijo…

- Te estás portando muy bien, papá. ¿Cómo te puedes aguantar?

- Es que eres mi hija, si fueras otra chica...contigo son ambivalente… te quiero y te deseo a un tiempo, es algo que no me ha pasado con nadie, a excepción de tu madre.

- ¿Qué me harías si fuera mamá...?

Metió su mano dentro de las bragas, le masajeó las nalgas y le bajó las bragas.

- ¡¿Qué haces?! Te estás pasando…

- Me estorbaba, no te preocupes solo es un masaje hidratante.

Masajeó sus nalgas y alrededor del coño, subió masajeando su espalda, bajó y siguió dando masajes a las nalgas, nalgas que al separarlas mostraban su ojete abierto. Le quitó las bragas para masajear sus piernas.

- Estás mejor sin ellas.

- Cómo tú digas, si no pasas de los masajes puedes hacer lo que quieras… me encanta que me soben el cuerpo desde los pies a la cabeza.

Luego le pasó el dedo pulgar por el corte del coño. Caridad moviendo el culo ligeramente…

- ¿Por qué te dejo hacer esto? Dime por qué

- Porque lo disfrutas. Eres una mujer muy sexual y heterosexual… te gustan los masajes que te hace un hombre y papá es un buen macho que acabas de descubrir.

Caridad comenzó a gemir y a mover en culo de abajo a arriba y de arriba a abajo.

- Sí, lo disfruto, lo disfruto mucho, pero es tan raro que te permita que me toques así

- ¿Quieres que pare?

- Termina el masaje, no seas tonto ¡Esto me encanta! Deberías hacérlomelo más a menudo. Tus manos son muy buenas masajeando, ¿Lo sabes, papá? ¡Me encanta!

Mateo metió la mitad el dedo pulgar bien lubricado dentro de su culo y después la mitad del dedo índice dentro de la vagina, Caridad moviendo el culo de abajo a arriba, de arriba a abajo y alrededor. Mientras él dejaba su mano quieta, ella se lo metía y sacaba del coñito…

- Vas a hacer que me corra, papá.

- Eso pretendo… que lo disfrutes y el orgasmo es el culmen del placer...

Segundos después se corrió diciendo… - ¡Me corro, papá! No pares ahora te lo suplico...

Convulsionaba agitándose todo el cuerpo, sin que su padre dejara de perforar ambos orificios, y ella el clítoris… al acabar de correrse se dio la vuelta y le dijo…

- Hazme correr otra vez. ¡Me has viciado, cabronazo!

Mateo le metió dos dedos dentro del coño empapado. Acaricio su punto G cada vez con más rapidez hasta que Caridad gimiendo levantando la pelvis, con el pulgar le frotaba el clítoris…

- ¡¡Me viene otra vez!! ¡Me vas a matar a corridas...!

Al acabar no se lo pensó, la tenía dura y condolida y la única forma de aliviar aquello era dentro del estuche apretado de su raja, le metió la verga.

- ¡Sabía que me la volverías a meter!

- Solo un poquito… me duelen los huevos y necesito follarte ¡Enseguida me corro!

El poquito ya duraba diez minutos cundo Caridad entre gemidos le dijo a su padre…

- ¡Joder papá! ¡¿Te vas a correr ya o antes me vas a hacer correr de nuevo?!

Le dio la vuelta, la puso a cuatro patas, le separó las nalgas con las dos manos y le metió la punta de la lengua dentro del ojete… este se abrió como la boca de un pez.

- ¡Qué gusto! ¡Y qué apretado tienes el culito, nena!

Metió y sacó la lengua en el ojete más de una docena de veces y después dejó la punta de la lengua en la entrada. Caridad movió su culo de delante hacia atrás y de atrás hacia delante para que su lengua entrase y saliese del culo.

- No me creo que esté haciendo esto.

- Goza y calla… no seas una tonta pudorosa con tu padre, piensa que soy un hombre cualquiera.

Al poco comenzó a gemir.

- Me gusta mucho, mucho, mucho. ¡Joder como me gusta lo que me haces, papá!

Mateó le cogió una mano y se la llevó al coño mojado. Caridad comenzó a masturbarse. En nada le dijo…

- Me voy a correr, papá. ¡Nadie me había hecho correr tanto y tan intensamente!

Se dio la vuelta, se abrió de piernas, le cogió la cabeza a su padre y se la llevó al coño.

- Estoy a punto, come… cómete el coño de tu niña ¡Lo has llenado de leche, ahora llénalo de babas y hazme correr como a una puta.

Y tanto que estaba, ni medio minuto tardó en correrse en la boca de su padre,mientras este le recorría los labios interiores, le perforaba su coño y le sacudía el clítoris con labios y lengua. La corrida fue tremenda otra vez, el padre le selló los labios vaginales con los de su boca, y se tragó cada uno de los chorros que la chica soltó entre convulsiones… ella le sujetaba la cabeza como si su padre se fuera a escapar de tan dulce majar.

Después de correrse, le dijo Mateo…

- ¿Y ahora qué te gustaría, hija?

- Me gustaría que volvieras a tu habitación, que me mandes las fotos y los videos a mi móvil y que los borres del tuyo.

- ¿Sin correrme?

- Sin correrte. Bueno, puedes quedarte los videos y fotos en tu móvil y masturbarte con ellos, eso si no quieres volver a follar conmigo… a mí siempre me tendrás dispuesta sin recurrir a chantajes, ahora que ya hemos roto todas las líneas rojas del pudor y el morbo, no sé si vas necesitarlos.

Mateo se le dibujó una sonrisa en la cara, y aunque su verga lloró dos lágrimas de agüilla, él sabía lo que le convenía.

- Tú mandas, hija, tú mandas… mientras que la mama y el papa no sepan nada.

- Por supuesto, los abuelos ni nadie. Ambos confiamos en el otro ¿Verdad?

Padre e hija se entrelazaron los dedos meñiques de sus manos derecha, que era la forma que siempre habían hecho cuando tenía un pacto de ley entre ellos. Mateo fue a su habitación pasó los videos y las fotos desde su móvil al de su hija.

Al llegarle a Caridad las fotos y los videos puso aquel en que estaba masturbando a su padre y mientras su mano derecha se metía dentro del pantalón del pijama sus ojos no perdían detalle de la subida y bajada del prepucio sobre el recio tronco que posee su padre…

- ¡Qué buena estás, nena!

Esgrimió una sonrisa de bienvenida...

- ¡¡Papá, ven!! ¡Lléname de nuevo… hoy conseguirás PREÑARME!

Caridad volvía de la tienda de ultramarino de comprar en un domingo otoñal, en el que sol y lluvia se iban turnando. La lluvia la cogió a medio camino entre la tienda y la casa de su padre con quien solía vivir por temporadas. Llegó corriendo a casa con sus largos cabellos rubios mojados y la ropa pegada al cuerpo. Al no llevar sujetador en su bonita blusa de seda negra se le marcaban los gordos pezones de sus tetas grandes con forma de Jurubebas. Puso la huevera y el aceite sobre la mesa, acercó el culo a la estufa de hierro, la cual calentaba toda la casa, y le dijo a su padre…

- Cuando escampe tengo que ir a casa de los abuelos a cambiarme de ropa.

León, que estaba en la cocina sentado en una silla leyendo el “Marca” tomando unos vinos con jamón serrano, le miró las tetas empapadas…

- Tienes unas tetas muy ricas, hija.

Caridad se percató de que se le marcaban en la blusa los pezones y las tetas y se puso colorada, cualquiera que la hubiera visto se habría fijado como su padre.

- Nunca me habías hablado así, papá.

- Nunca antes había visto tus tetas de esta manera, hija…así con la camiseta mojada.

Caridad bajó la cabeza.

- Deja de mirar mis pechos así, que me estás dando vergüenza.

- Es que tienen imán para mis ojos…me es imposible no hacerlo…parecen Jurubebas.

Tapó las tetas cerrando la chaqueta púrpura que llevaba desabotonada.

- Deja de decir tonterías.

- ¿Te las han follado algunos de tus novietes...?

- No debiste beber tan mañana, papá. No eres tú el que habla, es el vino.

Hizo cómo si no la hubiera escuchado y siguió a su bola mirando los resultados de 1ª división.

- El agua de la lluvia te debió meter las bragas por el corte del coño, le dio un trago al vaso de vino y se relamió, - Así mojado… ¡¡Seguro que lo tienes empapado!!

- ¡Deja de decir burradas!

- Es que estás muy rica como para no decirlas y que sean verdad, hija.

No mentía. Caridad era una ricura de mujer, rubia, de ojos marrones, ni gorda ni flaca, con piernas bien hechas, culo precioso y las tetas cómo ya he dicho, a la que le iba la marcha… se le conocían los novios por semestres.

- Me voy a mi casa aunque sea lloviendo y ya no vuelvo para hacerte compañía esta tarde, hoy será mejor que la pasemos solos cada uno en un lugar.

León se apresuró a pedirle disculpas a su hija.

- Perdona, no te digo más burradas. Si quieres puedes secarte con una toalla de baño que hay en mi cuarto… y coger ropa de Estefanía en el armario de la habitación.

Estefanía, su mujer, que no era la madre de la chica, sino una chica venezolana que trabajaba de interna en la casa de los padres de León, cuando la madre de Caridad se largó con un motero tras las fiestas del pueblo, León y su hija quedaron abandonadas, a los pocos meses se divorciaron… por entonces la venezolana y León ya se entendían en la cama, sin embargo las malas lenguas decían que madrastra e hija de edades muy parejas, también lo hacían. Haciendo caso omiso a las habladurías, León y Estefanía se casaron un año atrás, entre otras cosas para regularizar los papeles de la sudamericana…, sin embargo para León era mucho más que eso, le gustaba mucho y deseaba formar una familia con ella. Todo ello produjo un nuevo trastorno familiar, dado que desde que el padre se casó de segundas, la chica se fue a vivir con los abuelos paternos, por agravio o celos, no se puede saber… hicieron una especie de intercambio de personas entre viviendas. El padre mantuvo la habitación de Caridad intacta por si volvía, algo que ocurrió cuando  la venezolana abandonó a su padre hacía dos meses.

Caridad le preguntó…

- ¿No vas a espiarme mientras me desnudo?

- Yo no espío a nadie, por quien me tomas… tengo falta de sexo, pero hasta ahí soy capaz de darte intimidad.

- Júralo, porque no te creo demasiado.

- Te lo juro.

- Voy a mirar si me vale algo de tu mujercita….

Estaba Caridad desnuda secando la cabeza con una toalla cuando entró su padre en la habitación. Al verlo tapó tetas y coño con la toalla por mero instinto.

- Lo sabía… ¡Me mentiste, papá!

León caminando hacia ella, le dijo…  - No te mentí, no te estoy espiando, te estoy mirando… ¡Me gusta disfrutar de ti… ¿Acaso todavía no lo sabes?!

- ¡Vete, por favor!

León cogió otra toalla en un cajón.

- Estoy muy solo y necesitaba ver un cuerpo de mujer y poder tocarlo otra vez...

En la cara de Caridad se notaba que estaba muy enfadada con su progenitor.

- ¡Papá cómprate un perro!

Fue a su lado. Caridad arrimó la espalda a la pared de la habitación.

- ¡No me toques!

- Solo quiero secarte la espalda… lo haré como si fuese un masaje que te gusta.

- No quiero que me toques, papá.

- No te voy a tocar con las manos, trocito de cielo.

- No soy ningún trocito de cielo.

- Tienes razón, no eres un trocito, eres todo un cielo.

Se puso mirando hacia el espejo dándole la espalda, su padre la agarró por la cintura y le arrimó cebolleta. A Caridad no le quedó otra que decirle…

- Bueno, pero sólo sécame por detrás, ¡Quítame las manos de encima!

León le secó la espalda, las nalgas, las piernas… Cuando la besó en las nalgas se lo recriminó.

- ¡No hagas eso, papá!

- Eres tan sensual… todos esos chicos pueden gozar de esta belleza, y tu padre no.

Le pasó la lengua por el cuello a la vez que acariciaba su culo. A Caridad se le escapó un "Uyyy". León le preguntó sabiendo que estaba derribando las pocas barreras que levantó.

- ¿Te gusta?

No le contestó a la pregunta al sentir un dedo rozándole el ano y se alargó hasta la raja.

- Eres un marrano… un abusador y un mal encarado con tu propia hija.

Le metió y sacó una falange del dedo índice en el ojete unas cuantas veces. León observaba reflejado en el espejo, cómo cada vez que la punta del dedo entraba en el ojete, las pupilas de los ojos de Caridad se escondían bajo sus párpados y dejaban sus ojos en blanco. Pensando que no le iba a hacer caso y que iba a seguir follándole el culo, le dijo…

- No sigas, papá, no sigas.

Se arrepintió de habérselo dicho, ya que León la besó en el cuello.

- Tienes un cuerpo maravilloso. ¿Quieres que te seque el coño? Lo tienes muy húmedo…

Ya no se arriesgó a decirle que no.

- Diga lo que diga vas a hacer lo que te dé la gana… ¿Verdad?

Se agachó delante de ella, apartó la toalla para un lado y le dio media docena de lamidas de abajo a arriba en el coño, un coño mojado y con el pubis de vello rubio muy corto y casi translúcido. Caridad mordió la toalla y después, abriendo un poquito las piernas…

- ¡¡Eres un vicioso… y un cabronazo!!

Le dio unas cuantas lamidas más. Caridad volvió a morder la toalla y abrió más las piernas.

- ¡¡Y un abusón!! ¡Ummm, joderrrr!

Ahora fueron más de una docena las lamidas de coño. La toalla ya estaba sujeta solo por sus dientes.

- Y tú la cosita más rica que he probado.

La voz de Caridad ya era de mimosa.

- Mentiroso... ¡¿Más que Estefanía?!

Le dio unas cuantas lamidas más y la toalla cayó sobre la cabeza de León, Caridad comenzó a gemir…

- Mucho más que esa puta que solo quería los papeles y el… ¡¡Me encanta oírte gemir!!

- Menos mal que solo se llevó los papeles…

- Tu padre no es tan tonto como para nadar y no guardar la ropa...

Caridad dijo en bajito…

- Si sigues lamiendo mi coño así, me corro, papá. ¡Me estás haciendo la comida del siglo!

León siguió lamiendo el coño y Caridad exclamó sin poder aguantar un segundo más…

- ¡Me corro, papá, me corro… no pares papáaaa!

 


 

Las piernas de Caridad comenzaron a temblar. De su coño salió un chorrito de jugos y después la boca de León se fue llenando de jugos agridulces y viscosos. Él continuó hasta que se acabó el estremecimiento…. Al acabar de correrse Caridad, él se levantó y le mamó sus deliciosas tetas, luego la cogió en brazos y la puso en la cama frotando su glande en el coño de su hija.

- No, otra vez no. ¡No creo que esté bien que me vuelvas a follar, papá por favor…!

El por favor lo frenó en seco…

- No seré yo quien te fuerce cariño, pero...

- ¿Pero qué?

- Pero si me dejaras hacerme una paja mirándote así desnuda… me conformaría.

Le extrañó que se pudiese correr así.

- ¡¿Te correrías sin tocarme?!

- Sí.

- ¡¿Estoy tan buena como para que eso ocurra?!

- Estás más que buena, hija, pero si me excitaras me correría mejor. Te doy un extra de 25€ mensual si haces lo que yo te diga.

- No soy una puta.

- No es un pago por el servicio, sino un extra de tu sueldo del negocio.

Se dejó convencer por dos razones, una porque seguía con ganas, y dos porque necesitaba el dinero. Se sentó sobre la cama al estilo indio.

- Saca la polla e índica lo que quieres que haga.

León sacó la polla, una polla que la chica admiraba porque no era de lo más normal que solía encontrar con los chicos con quien salía… el maduro empezó a meneársela…

- Tócate las tetas, nena.

Caridad empezó a ganarse el sueldo extra que tanto había pedido a su padre por la nueva línea de ventas por internet. León mirando cómo se magreaba las tetas…

- Hazte tú también una paja, a ver si nos corremos juntos.

Caridad quiso quitar más tajada de la situación.

- Para que haga eso el extra tiene que ser más grande, papá.

- ¿Cuánto más?

- 60 € al mes más.

La tonta le había pedido una miseria, pues León con el calentón que tenía le hubiese dado hasta la zapatería… más ahora que vendían el doble de mercancía por internet gracias a ella.

- Vale, son tuyos.

León vio cómo Caridad se echaba boca arriba sobre la cama, cómo flexionaba las rodillas, cómo se abría de piernas y cómo con la yema del dedo medio de la mano derecha comenzaba a acariciar el capuchón del clítoris por un lado y por el otro. Mirando para el coño abierto de su hija y meneándose la polla, le dijo…

- Jamás vi algo tan bello como tú, hija… y tan excitante.

Caridad ya no se cortaba y aumentó el ritmo frotando toda la vulva también.

- Ni yo un padre tan cabrón cómo tú, con una polla tan buena… y esos cojonazos lecheros. ¿Cuánta leche habrán producido en toda tu vida…?

- Bastantes litros como para preñar a mil hembras tan salidas como lo estás tú.

Al rato León se acercó a su hija, frotó su polla en el coño, ella le dejó porque su padre tenía razón… estaba más salida que una mona, tanto que hasta le ayudó en el frotamiento moviendo sus caderas… en uno par de minutos se corrió entre los labios, soltando unos largos y copiosos chorros de espesa leche que se maceraron durante más de una semana en sus gordos huevos.

Caridad, que ya estaba muy cachonda…, sintiendo la leche calentita en su coño abrió los labios vaginales para que cayesen el resto de chorros en la boca de su vagina. Ver la eyaculación tan abundante, la puso tan perra, que echó una mano a una teta, se frotó a mil por hora el clítoris con toda la leche impregnando su coño…, su flujo vaginal y la lefa chasqueaban envolviendo la estancia de sexualidad apremiante… la nena se corrió cómo una puta cerda restregándose la lefa de su padre por los labios, e introduciéndosela en el interior de la vagina con los dedos.

León después de correrse y sintiendo cómo se apagaban los gemidos de Caridad, se echó en la cama, le levantó las nalgas con las dos manos y le lamió el coño lleno de leche y de jugos. Le dejaba el coño limpio y se ensañó con el clítoris, entre chupones y lamidas de la lengua viperina que usaba su padre para ese menester…. Caridad no tardó en decir…

- ¡Me voy a correr otra vez! Si sigues comiéndome así el coño me voy a correr, papá.

León dejó de lamer. Su lengua entró en el ojete, salió y se metió en el coño, salió del coño y se metió en el ojete... Caridad frotó el clítoris a mil por hora y en poco se volvió a correr…

- ¡Bebe, papá, bébete mi coño! ¡¡Joder qué puta me pones, cabronazo!! ¡¡ME CORRO PAPÁ!!

Se estremeció y se corrió cómo se había corrido antes o mejor, soltando un chorrito de jugos que fue a parar en la cara de su padre. Después su coño echó fuera los jugos viscosos, jugos que bajaron por su lengua cómo un pequeño torrente y acabaron dentro de su boca.

Caridad al acabar de correrse le preguntó con voz susurrante y seductora…

- ¿De verdad que soy la cosita más rica que probaste, papá?

- Sí, en serio mi vida… la más deliciosa y excitante que jamás soñé poder probar.

- Gracias papá, me haces sentir muy especial ¡Nadie me dice cosas tan bonitas!

- Eso es porque lo eres… no quita que el morbo de poder follarte también ayude.

- ¡Ni te imaginas el morbo que me produce tener sexo contigo, cabronazo!

Después de ponerse un vestido marrón, unos calcetines y unos zapatos, puso su ropa a secar y luego hizo la tortilla de patatas. Comieron y bebieron… Cuando se iba para casa de los abuelos, le preguntó León…

- ¿Cuánto por un polvo semanal, Caridad?

- Mi coño no tiene precio, papá… si te lo tengo que dar, te lo daré gratis a cambio de amor, cuando dijo lo de amor se frotó con cariño la mano por la barriga.

- Perdona, solo era una forma de hablar… de algún modo te tengo que aumentar el sueldo… ya llevas varios meses trabajando en la zapatería Online y vamos a más.

- Adiós, papá… ya hablaremos del negocio y del “amor”

- ¡¿No vas a volver?!

- No,, hoy no. Mi madre me está buscando un trabajo nuevo en la capital.

- Me voy a sentir muy solo… y no sé manejarme con la redes de internet como tú.

- Cómprate un perro, ya te lo he dicho… y apúntate a clase de ofimática. Una persona sin conocimiento de informáticos es un analfabeto hoy en día, y no eres tan mayor.

Esa misma noche Caridad a tan solo 250 metros de su padre, se masturbó en la habitación situada en la buhardilla de casa de los abuelos paternos, y lo hizo pensando en su padre, pero se masturbó de modo diferente a como lo hacía siempre. Se puso de lado, humedeció un dedo con la lengua, metió la punta dentro del culo, acarició el clítoris, después metió dos dedos dentro del coño e imaginó que le vendaba los ojos, que lo ataba a la cama, le hacía cochinadas, lo montaba, se clavaba la polla en el culo y en el coño y lo follaba a su aire… Cuando se corrió lo hizo cómo era costumbre en ella, soltando un chorrito de jugos al que siguió una pequeña cascada de jugos. Sintió la sensación de su polla gorda y venosa como si la tuviese metida… como cuando la tuvo unos diez días atrás.

¡Esa fantasía fue la hostia! La obsesionó durante toda la semana, y tras varias deliciosas masturbaciones decidió follar a su padre hasta dejarlo seco tal y como lo había dejado en sus últimas pajas, porque tras el primer polvo, ya no hubo más penetración.

Eran algo más de las doce de la mañana cuando llegó a la casa de su padre. Venía vestida con un jersey, una blusa, una falda y unos zapatos, todo de color violeta, su color preferido y en la cabeza llevaba un gorro francés a juego. León estaba echando leña la estufa de hierro cuando oyó a sus espaldas la voz de su hija.

- Hola, papá.

Se giró y le dijo…

- ¡¡Has vuelto!! Estos dos días me han parecido eternos, pensaba que te marchaste.

- He venido por si necesitas que te haga algo.

- Te eché de menos esta tarde, la verdad…, además del trabajo que no sale sin ti.

- ¡¿No te compraste el perro?!

- Un perro no sabe llevar el negocio, jamás te sustituiría a ti en nada.

León ya se lanzó al barro directamente con su hija, a la ya no veía como a tal.

- Sabes que no necesito un perro, lo que necesito es echar un polvo, ya sé que tengo 56 años, pero aún estoy para echar unos cuantos cohetes antes que se me extinga la pólvora… necesito desfogar la testosterona y estar contigo.

- Vete de putas…

- Pon tú el precio para quedarte conmigo.

- Yo no soy una puta.

- No me refiero a dinero, o sí… como tú quieras, más bien me refiero a que tú pongas las condiciones, haría lo que quisieras. Seguro que hay una forma de cerrar el trato.

Caridad no se anduvo con más rodeos. Venía a lo que venía, y si su padre le allanaba el camino, pues mejor, y si encima podía poner condiciones beneficiosas para ella, mejor.

- No venía a por eso -mintió-, pero sí, mi compañía tendría unas condiciones y un precio, el precio sería de 100 € al mes…, pero si además voy a ser tu puta, el polvo no me lo echarías tú, te lo echaría yo a ti. Yo sería la abusona. Yo mandaría y tú obedecerías. La primera condición que te impongo es que no hables, para nada, ni para llamarme puta o hija, si estás de acuerdo asiente con la cabeza.

León asintió con la cabeza.

- ¿Tienes cordel de nylon?

Le señaló un cajón con un dedo.

- Veo que lo pillaste el concepto… vas a ser un buen semental obediente.

Cogió el cordel y le dijo…

- Tira para tu habitación.

Al estar León al lado de la cama le dijo…

- Desnúdate.

Cuando lo vio desnudo fue a su lado, se quitó el pañuelo del cuello, le vendó los ojos y le dijo…

- Échate sobre la cama.

Se echó, lo ató de pies y manos a las patas de la cama y después se desnudó ella. Lo último que se quitó fueron las bragas negras ya mojadas, subió a la cama y se las puso en la nariz.

- Huele, las traigo empapadas desde la casa de tus padres. ¡Esto es lo que has conseguido de tu hija, cabronazo! Me tienes con el coño ardiendo y por eso me voy a quedar contigo y no con mamá a la capital… para que me calmes el ardor de coño.

León olió las bragas profundamente, después le puso la parte mojada en los labios.

- Lame perro… chupa el jugo del coñito de tu hija.

Le pasó un pezón por el meato de la polla empalmada, el pezón se pringó de presemen, después se lo puso entre los labios.

- Muerde, chupa y lame mis  pezones con la forma de las Jurubebas que te gustan.

León mordió suavemente, lamió y chupó, después cuando le dio toda la teta volvió a morder suavemente, a lamer y a chupar. Pasó el otro pezón por el meato. Creyó que se lo iba a llevar a los labios, pero lo que le puso en la boca fue el clítoris.

- Lame y chúpame la pepita cabronazo… Así, sácamelo del capuchón y lámela.

Lamió y chupó, después le puso en la boca el coño.

- Lame y fóllamelo con la lengua.

Le lamió y le folló el coño con la lengua, sin dejar el clítoris que ella despejó del capuchón.

- Sigue, sigue que me corro. ¡¡No pares de comerme el clítoris… fóllame el coño!!

León sintió cómo chapoteaban los dedos dentro del coño de su hija, sintió sus gemidos y después percibió cómo le caía una corrida en la cara, empapándosela. Caridad no paraba de correrse con la respiración acelerad… le tapó la boca con el coño. León lamió el coño hasta que le volvió a poner el coño chorreando… Acabó lamiendo ojete y coño hasta que Caridad acabó de correrse en un orgasmo que le duró casi dos  minutos. Corriéndose le dijo lo mismo que le había dicho en su última paja…

- ¡Traga, papá, trágate los jugos del coño de tu puta hija…! ¡¿No eres vaginariano?!

León tragó todos sus jugos calentitos mientras su hija se convulsionaba con el placer que sentía. Caridad después de correrse le puso la punta de la lengua entre los labios. León quiso chupársela, pero la retiró. Se dio la vuelta e hizo un 69... Le puso el coño en la boca y le lamió y chupó el glande, glande que no paraba de echar rezume. León no le comió el coño, se lo folló con la lengua otra vez con mayor ansia. Caridad se puso perra de nuevo y más que se iba a poner cuando le lamió y le chupó el clítoris.

- ¡¡Vas a hacer que me corra otra vez, papá!!

Se lo siguió lamiendo y chupando y Caridad se corrió de nuevo jadeando cómo una zorra.

Todo iba saliendo mucho mejor que en su última paja, pero ahora tocaba la prueba de fuego, meter ese pedazo de tranca en el culo, ya que no era lo mismo meter un dedo que meter una polla de ese calibre. Volvió a darse la vuelta, puso el ojete sobre la polla e intentó meterla. Logró meter la punta, pero le debió dar no sé qué meter toda la cabeza, ya que le dijo…

- ¡¡Fóllame el culo, papá!! ¡Te excita darme por culo… ¿Verdad?!

León empujó y la cabeza entró por el anillo cerrado pero bien lubricado. A Caridad sintió cómo le escocía el ano. Jamás se había sentido tan llena con ninguno de sus amantes…. No le gustó. No era cómo había imaginado. Se dejó ir al ver que su padre la tenía bien encajada, lo que sí le gustó era lo que estaba pasando unos minutos después… su padre se iba a correr, y ella no deseaba que le llenase el culo de lefa.

Antes de que se llegase a correr, León, Caridad sacó la polla del culo y la metió en el coño, casi con la leche brotando del glande. Al follarlo sin haber eyaculado en varios días, pensó que tendría los huevos a tope de semen, la polla comenzó a ponerse más dura…, León le espetó a que siguiera…

- Cierra las piernas con la polla dentro verás cómo se pone dura y la potencia de los chorros de leche van a ser más fuertes.

- ¡Te dije que no hablaras!

Le había dicho que no hablara, pero cerró las piernas. Sintió que la polla le llenaba el coño y vio a su padre gemir como un verraco al que están degollando. Lo besó por vez primera, la polla la percibía muy dura en un par de segundos antes de eyacular, y ya no paró de comerle la boca mientras lo cabalgaba subiendo y bajando su culo, hasta que se notó como corría con unos chorros de leche sensacionales… aflojó la cabalgada dejando a su padre bien ordeñado por esa noche. Temblando sobre él, le dijo…

- ¡¡PRÉÑAME, PAPÁ, PRÉÑAME!! ¡Había venido a eso! Necesito que me hagas una panza… No quiero tu dinero, porque al final todo será para mí tarde o temprano, pero un hijo lo quiero ya… y quiero que me lo hagas tú, cabronazo.

 


 

León se corrió dentro del coño de su hija como nunca soñó que se podría correr a su edad, después lo soltó e hizo de comer, pero no fue la única vez esa noche…. Durante todo el periodo de ovulación no dejaron de follar día y noche.  ¿Qué si quedó preñada? Tú imaginas que a una nena veinteañera recibiendo cantidades ingentes de semen en plena ovulación no pueda quedarse preñada… ¡No hay hembra que no pueda quedar bien preñada así…! ¿No crees?

 


 

 

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