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UNA HISTORIA DE AMOR. Y si tú no has de volver...

    "Y si tú no has de volver" 1ª PARTE "Una para el otro y otra para el uno". Esa frase la repite una y otra vez mi ...

El viaje de Laura

 

El pueblo en fiestas

Tengo la cintura delgada, desde que pase a la secundaria me empecé a desarrollar, a la vez que mis hechuras se desgarbaban, mis compañeros se burlaban de mi diciendo que estaba muy exagerada, pero pasados un par de años ya me parecía más a Elsa Pataky, en la cara y en las tetas después de que ella se las pusiera, claro… mis amigas decían que solo le gustaba a los hombres mayores, y la verdad es soy muy aventajada en mis gustos sexuales, algo que no saben muchos, porque me gusta gustar a los maduros, que son lo que me ponen caliente como una estufa, sobre todo si son calvos y atractivos como Jude Lowe o Jason Statham, sin contar a Bruce Willis, de todos modos me eché de novio a un chico del pueblo que no la sabía meter, en todo el tiempo que estuvimos juntos, solo nos masturbamos y se la mamaba.

Bueno la historia con mi tío empezó porque mis padres se divorciaron, harta de ir de una lado para otro me quedé un tiempo con mis abuelos, pero a las pocas semanas llegó mi tío de la capital con motivo de celebrar las fiestas del pueblo con la familia, como cada año, aunque hacía más de tres que no aparecía por allí. Se quedó a dormir en casa de los abuelos también.

En esos días que coincidimos en su visita esporádica al pueblo, notaba que me miraba el trasero con frecuencia. Hacía bastante tiempo que había terminado con mi noviete del pueblo, y mi coño no tenía nada de acción desde hace meses, y él pues me imagino que peor ya no tenía nada con mi ex esposa tras un año del divorcio. La cosa es que un día me invitó a tomar unas copas con sus amigos de juventud, me pareció bien porque todos eras maduros y no iban a los mismo lugares donde solía ir con mi novio y sus amigos. Nos pusimos a tomar y ya entrados me senté en las piernas de mi tío para ver cómo reaccionaba, me acomodé encima de él y después de un rato sentí como se le ponía dura, pero ese día no pasó nada ya que había más gente ahí, solo le pregunté si le molestaba que me sentara en él y me dijo que para nada que cuando yo quisiera.

Estuvimos hablando, entonces supe que se marcharía en un par de días, yo rauda y veloz de mente, harta de aquel pueblucho le pedí que me llevara con él a la capital… ante mis ganas de salir de aquel pueblo y de la problemática de mi familia le pedí que me sacara de allí. así que me quedé sola con mi tío, él tiene 45 años, calvo con buen tipo pero sin ser un musculitos… joder justo como me gustan. Sellamos un trato oral y al día siguiente estábamos de camino a Madrid en un autobús de línea.

 




Laura y su tío Telmo

Laura Antonia era una joven flaca, de casi un metro setenta de estatura, de ojos marrones, cabello negro, tetas pequeñas y culo redondo y prieto. Aquella tarde noche iba rumbo a Madrid en un autobús sentada al lado de su tío Telmo, que le dijo…

- Llegó el momento. A ver si eres tan temeraria como dices.

Laura lo miró con cara de asombro.

- ¡¿Aquí?! ¡Nos van a ver!

El tío se puso serio.

- Te comprometiste a hacerlo cuando yo quisiera.

- Pero no pensé...

- Te dije que soy un apasionado del dogging.

- Estabas tan borracho que pensé que me decías que te gustaba la posición del perrito. ¿Recuerdas que te dije que de follar nada? ¿Qué coño es el dogging?

- Hacerlo en lugares públicos sin que te vean, pero con el morbo añadido de que te pueden ver.

- Pues rompo el trato.

El trato que habían hecho tío y sobrina era que ella se tenía que masturbar, masturbarlo y mamársela cuando él se lo pidiera. A cambio la llevaría del pueblo a la capital y le daría alojamiento, que la mantendría mientras no encontraba trabajo, y luego ya se vería como congeniar la convivencia. Su tío le había puesto ese trato estando un poco tomado, y pensando que no iba a aceptar, pero Laura le había tomado la palabra.

- Al llegar a Madrid te mando de vuelta para el pueblo.

- ¡Allá va un sueño a tomar por culo!

Unos minutos más tarde Laura se lo había pensado mejor. Se quitó el abrigo, lo puso sobre las rodillas, metió una mano debajo de la falda, cerró los ojos y comenzó a masturbarse. Telmo, que era un cuarentón, alto, con el pelo cano, bien parecido y que iba bien vestido, vio cómo se movía la mano de su sobrina debajo del abrigo. No había pasajeros en los asientos cercanos a los suyos. Sacó la polla, le cogió una mano y se la llevó a su miembro. Laura lo miró para ver cómo era y comenzó a meneársela. A rato el conductor del autobús se percató de lo que estaban haciendo. Laura se dio cuenta, miró a su tío.

- El conductor nos está mirando, veo sus ojos en el espejo retrovisor y sabe lo que hacemos.

- Yo también lo veo. Déjalo que sufra.

- ¡Que cachonda me pone!

Un par de minutos más tarde, masturbándose y machacándosela a su tío, le dijo…

- Nos sigue mirando, nos sigue mirando. Mira cómo mueve el brazo izquierdo. ¡Me voy a correr!

Laura movió los dedos dentro de su vagina a mil por hora Sus ojos se cerraron, emitió un reposado gemido y se corrió. Se estaba corriendo cuando su tío le cogió la cabeza y le llevó la boca a la polla. Laura se la chupó y se tragó la corrida. Aún seguía corriéndose cuando su cabeza volvió al respaldo del asiento, soltando los últimos dos chorros de lefa. Su cara era de extasiada. El autobús pegó un bandazo. El conductor también se había corrido.

Una hora y media más tarde Telmo estaba en su piso de Carabanchel sentado en un sofá con un whisky en la mano, Laura estaba a su lado de pie tomando una naranjada. Telmo posó el vaso en la mesa camilla que estaba entre dos sillones y un tresillo, se bajó el pantalón, sacó la polla, polla que estaba descapullada y a media asta y le dijo…

- Quítate las bragas y siéntate en mi regazo.

- De eso nada, follar no entraba en el trato… ya te lo he dicho. ¡No me seas cabrón!

- ¿Qué te creías? ¡¿Pensabas que ibas a vivir conmigo y te iba a mantener solo mamármela, sin follar?

- Sí, eso creía... Voy coger mi maleta y me iré de aquí.

- ¿Adónde vas a ir sin dinero y sin conocer a nadie en Madrid? No me seas palurda.

Laura le dio la espalda y posó su vaso sobre la mesa camilla. Su tío le levantó la falda, le dio la vuelta, le bajó las bragas, la atrajo hacia él y le lamió el coño cómo si fuera un perro hasta que la muchacha se pudo separar de él. Al separarse subió las bragas y quiso huir de allí. Telmo se puso en pie, le echó las manos a las tetas y magreándoselas le chupó el cuello y empujó con la polla en su culo. Laura, revolviéndose le espetó…

- ¡Déjame, hijo de puta…!

Sacó la polla empalmada, le bajó las bragas hasta las rodillas y se la metió entre las piernas. Tiró de su cabeza hacia atrás cogiéndola por el cabello y le comió la boca mientras su polla iba y venía entre sus labios vaginales. Lucia comenzó a llorar.

A oír y ver su llanto a Telmo se le cortó el rollo, la soltó y guardando la polla.

- Perdona, Laura, no debí comportarme cómo un animal… Lo siento mucho. Hace tanto que no follo que se me ha nublado la mente.

Laura se subió las bragas y salió del salón. Telmo bebió el whisky de un trago y posó el vaso sobre la mesa camilla. No pasaba ni un minuto cuando Laura volvió a la sala. Se puso frente a su tío, se quitó la falda, se quitó las bragas, le puso el coño en la boca y le dijo...

- No sé que me pasa, creo que me has metido el gusanillo en el cuerpo, porque necesito que me comas el coño, tío… ¡Hazlo como si fuera una de tus putas!

Telmo le echó las manos al culo y lamió desde el periné al clítoris, lento, aprisa, lento de nuevo, aprisa... Cuando vio que se iba a correr, se chupó el dedo medio de su mano derecha, jugó con la yema en su ojete, le metió la punta y le folló el culo con ella... Lamió aprisa y Laura se corrió. Sus piernas temblando se movían de adentro hacia fuera sin control y de su coño salió una corrida que Telmo se tragó.

Al acabar de correrse Laura, Telmo, meneándose la polla le dijo...

- Enséñame las tetas.

- No voy a dejar que me la metas en el coño.

- ¿Es que lo tienes en las tetas?

- ¿Solo quieres jugar con mis tetas?

- Solo quiero jugar contigo.

- ¡¿Sin metérmela en el coño...?!

Le mintió.

- Sí, sin metértela.

Laura, sabiendo que le estaba mintiendo, se quitó el jersey, la blusa y el sujetador. Aparecieron unas tetas pequeñas con areolas rosadas y pequeños pezones.

- Siéntate en mi regazo y aplasta mi polla con tu coño.

Laura miró para la polla empalmada.

- ¿No intentarás meterla?

- No, si cambias de idea y quieres follar, te la metes tú.

- No voy a cambiar de idea.

Laura se sentó en el regazo de su tío y aplastó la polla poniendo su raja sobre ella, la chica era delgada pero el coño era esplendorosamente gordo, con sus labios externos e internos bien marcados y carnosos. Telmo le echó las manos a las tetas y magreándolas le dio un buen repaso. Estaba comiéndoselas y deslizando su polla ente los labios mojados, cuando se detuvo.

- Sigue tú, nena.

Laura apretando su coño contra la polla y con las manos sobre los hombros de Telmo, hizo más o menos lo que le estaba haciendo él a ella, o sea, deslizó su coño mojado sobre la polla de atrás hacia delante y de delante hacia atrás, frotando duramente su clítoris contra la dura verga henchida y jalonada de hinchadas venas. Cuando ya no pudo más le soltó un...

- ¡Joder, me voy a correr, tío!

Telmo la besó, la abrazó y se corrió con ella dejando el coño y sus huevos perdidos de leche.

Laura quería más. Siguió apretando el coño contra la polla... Luego de besos, caricias y mamadas de tetas, Telmo le dijo…

- ¡Métetela, lo estás deseando!

- Sabía que acabarías queriendo metérmela… a mí nunca me la metieron, tío.

- ¿No tienes curiosidad por saber que se siente?

- La verdad es que sí, si no la tuviera no estaría sentada sobre tu polla, pero la tienes tan gorda que me mete miedo cuanto me vas a abrir el coño… ¡Joder me vas a partir en dos!

- Cuanto más ajustada entra una polla en un coño más placer se siente.

- Hablas por ti.

- Métela, ya verás cómo acabarás deseando que la tuviera aún más gorda.

- A ver si no me rompes el coño… no solo es gorda, sin también muy larga ¡Si me la metes entera me va a llegar al estómago!

Laura levantó el culo, puso el gordo glande de la polla de su tío en la entrada de la vagina, se dejó caer lentamente y la polla le entró hasta el fondo, rajando de una el himen. Con toda dentro miró a su tío…

- ¡Qué barbaridad! ¡Como me llena el coño!

- ¿Te dolió?

- Ni una pizca

- Pues tu coño se ha tragado todo mi cipote de una...

- Fabuloso, pero ni se te ocurra moverte. Me has roto el himen sin darme cuenta ¡Joder qué desvirgue!

Se besaron largamente. Besándose Laura fue sacando y metiendo la polla muy despacito, tan despacito la sacaba y la metía que parecía que lo hacia a cámara lenta... Sacando y metiendo llegó un momento en que le gustaba tanto que no quería que se acabase, por eso cada vez que se iba a correr, paraba, besaba a su tío y después seguía. Telmo le tendió una trampa…

- ¡Sácala, Laura, sácala que me corro!

Laura no la sacó. Abrazó a su tío.

- Aguanta, aguanta un poquito que me voy a correr... ¡Ya, ya, ya! ¡¡Me corro!!

Dejó que acabara de correrse. Sin quitarle la polla del coño la echó sobre la alfombra. Le cerró sus delgadas piernas y apoyando sus manos sobre la alfombra le dio a mazo.

- Te voy a llenar de tanta leche que la vas a echar por la boca, perra!

A Laura le molestó que le llamara perra.

- No me llames perra, tío.

Telmo estaba salido.

- ¡Perra, perra, eres una puta perra salida!

Laura se soltó la melena.

- ¡Y un Cabrón, hijo de la gran puta!

Telmo sin parar de darle leña la siguió insultando.

- ¡A mi no me llama cabrón una puta!

- ¡A ti te llamo lo que me salga del coño, depravado violador e incestuoso cabrón!

Telmo le siguió dando caña y siguieron los insultos hasta que Laura le dijo...

- ¡Me corro otra vez, tío! No pares de follarme, no pares o te mato a golpes...

Le echó una mano a la garganta y no la dejó respirar hasta que no acabó de correrse.

Cuando acabó la puso boca a abajo, le levantó el trasero, le pasó la lengua por la raja del culo, le separó las nalgas con las dos manos y con la punta de la lengua le folló el ojete.

- ¿Qué buscas, guarro?

- ¡¡Romperte el culo!!

Laura se asustó.

- ¡No! Con ese pollón me vas desgarrar…. Mi culo no es tan tragón como mi coño...

-¡Sí! Sí lo es, y lo vamos a comprobar ahora mismo.

La puso a cuatro patas. Le agarró las tetas. Le escupió en el ojete, se lo lamió y se lo volvió a lamer y a follar con la lengua. Al rato, cuando ya gemía con cada lamida y follada, le preguntó.

- ¿Lista?

- ¡No!

- Yo creo que sí.

No le iba a romper el culo porque sabía que no iría bien y la desgarraría sin lugar a dudas, iba a follar su culo con la lengua, magrearle las tetas con una mano y con tres dedos de la otra acariciare el clítoris. Laura acabó diciendo…

- ¡Me corro, tío, me corro!

Fue lo último que dijo, ya que Telmo le apretó la garganta con su manopla y no se la soltó hasta que Laura acabó de correrse. La excitación del macho ya era poco soportable, le empinó el culo y abriéndole la raja del coño con dos dedos, enfiló el capullo sin necesidad de guiarlo nada más que con su pericia de cadera. Se la enchufó y nada más entrar el glande, empujó hasta que desapareció entera en el coño de su sobrina. Se esperó un poco allí adentro, y seguidamente comenzó a bombearle con apremio… la sujetaba del culo y se la clavaba hasta los huevos una y otra vez con los consiguientes gemidos de placer y dolor de la cría. Los casi veinticinco centímetros de largo y seis de ancho se veían desproporcionados ante el culo adolescente de Laura… pequeño, enjuto y nuevo, totalmente depilado como el de una muñeca.

Los arreones eran contundentes, y la locura de follarse a su sobrina lo envileció aún más, excitándolo a extremos que hacía siglos no conocía el semental… se agitó a un ritmo mayor, justo antes de empezar a eyacular en el mismo útero de su sobrina. Le hizo notar los primeros lechazos, con unos potentes chorros lefa espesa, los siguientes cuatro o cinco fueron más laxos. Entre todo el contingente seminal, el coño de Laura quedó atiborrado, se desbordaba el semen entre el ajuste de la gran verga y el anillo ceñido de la boca de su coño. Poco le importó Telmo si de esa dejaba preñada a su sobrina, al fin y al cabo para eso están las hembras.

Laura esa noche quedó con el culo intacto, pero con el útero atorado de esperma.

La chica era bastante vivaracha y su tío pensó que podría trabajar muy bien en la tienda de motivos florales de su amiga Lourdes. La puso a prueba en la semana de más ventas del año, justo antes de día de todos los santos, le gustó el trato que tenía con los clientes y se quedó con el puesto que tenía vacante desde hacía meses.

***********

Pasó un rato y me dispongo a darme un baño para ya estar lista para la cena de Navidad y los regalos en casa de mis abuelos en el pueblo. Cuando salgo de la ducha, veo a mi tío Telmo en mi habitación con mis bragas en su mano, cierro la puerta del baño y observó qué hace, veo como las huele y escucho su respiración agitada. Decidí entrar a la habitación, me puse a cantar y hacer ruido para que el supiera que ya iba a salir, le veo salir aprisa, cojo las bragas que se hallaban un poco calientes, y se sentían un poco húmedas, decidí ponérmelas, haciendo coincidir su fluido preseminal con mi rajita… de los dos vestidos, me resolví llevar el vestido rojo que tanto le gusta a mi tío y me regaló unos días atrás. Salí sin más preámbulos, me senté en el sofá y cuando vi a mi tío que se fijaba en mí, le abrí las piernas… él podía ver las bragas que había usado, desvío su mirada rápidamente y yo simplemente sonreí.

Al pasar el rato veo cómo se va acercando y se sienta a mi lado, y comienza a charlar, me invita una cerveza la aceptó y me dice que estaba muy guapa, pero con un tono muy excitado, le di las gracias y me paré, pero cuando me quise parar escuché… - Espera, me detuve

- Quiero hacerte cosas sucias antes de la cena, aquí en casa de los abuelos...

Metió la mano bajo mi vestido y sentía como sus dedos frotaban mi vagina sobre las bragas, y muy excitada le dije que nos fuéramos a mi habitación antes de que llegase más gente, subimos. En el trayecto noté su polla a punto de estallar, pedía a gritos que la sacarán de su prisión. En cuanto cerró la puerta él se transformó en el macho dominante que tanto me gusta.

- Te tengo deseos sexuales profundos, Laura... vas a ser mía está Nochebuena, y te prometo que vas a estar rellena de leche durante la cena familiar...

Puso el seguro, sentía su respiración en el oído, poco a poco sentía como su mano pasaba de mi estómago a tocar mis bragas que ya estaban húmedas

- Las tienes muy mojadas, Laura… ¡Te voy hacer sentir en las nubes!

Baja mis bragas y comienza a lamber mi clítoris en círculos, ¡Mmmm!, algo increíble, metía su lengua en mi vagina y era una excitación inigualable, con sus manos tocaba mis tetas sobre el vestido y de una orden me exige…

- Desvístete, que estas demasiado buena para que algo te cubra

- Sí… sí tío… te quieres follar a tu putita el día de Navidad… ¡El mismo día que nació el niño Jesús me quieres dejar preñadita!

Yo no ya tenía miedo a su tremendo falo, sabía que cuando se excitaba era demasiado rígido, pero me gustaba que lo tuviese así de duro para mí. Comenzó a tocar mis tetas y a chuparlas, comenzó lento y me daba vueltas con su lengua en el pezón, sentía demasiado bien, me mordió un pezón y lo jalo hacia él, me dolió pero se sentía tan bien.

Se bajó los pantalones y dejó salir un verga, su impresionante y rígida polla descomunal, eso es enorme y muy gruesa, sin pelos y ya muy rígida, me agarró del cabello.

- Vamos a qué esperas, ya sabes lo que me tienes que hacer antes de follarte ¡Dame el placer que tanto añora mi verga!

Me acerqué y comencé a darle vueltas con la lengua, poco a poco me la metía a la boca y sólo escuchaba sus gemidos y sus suspiros .

- ¡Qué bien sabes mamarla, Laura! Esa niña de pueblo, en la capital se hizo muy mala, y ahora es una puta de calidad.

- Antes de irme contigo, ya había mamado unas cuantas pollas por aquí…

- Entonces has cogido más habilidad desde entonces… jajajaja.

Me tiró del cabello y me puso empinada en la cama, tenía todo mi culito al aire.

- Te voy a hacer gozar de lo lindo.

Puesta a cuatro patas, enfila y me mete su polla dura y gorda en la vagina de un solo golpe, pero no me hacía sufrir sólo metía un poco y yo gemía, entonces otro poco más adentro y volvía a gemir… Eso siempre era demasiado bueno como me follaba el cabrón de mi tío.

- ¡Tío, métemela entera ya de una vez, me estás haciendo sufrir!

- Ese es el punto mi pequeña.

Saco su falo y me dio unas nalgadas con él, me hizo notar la dureza de ese garrote.

- Ahora por interrumpirme, vas a sufrir más.

Sentía como algo pasaba por mi culo, y se detuvo entre mis nalgas, me asusté y respingué el trasero y le dije que no me follara el ojete.

- No te preocupes, no te romperé el culo… pero no te quedarás sin mi leche… me has hecho quedar caliente ahora lo disfrutaremos poniéndote tan sexy.

De una, mete su verga en mi coño, y suelto un gemido al notar mi útero atorado con su glande y toda mi vagina rellena de carne trémula. Comienza a moverse rápido, yo me sentía en los cielos, con mi otra mano me estaba masturbando el clítoris y sentía la gloria, sólo bombeaba y se escuchaba el sonido del sexo por toda la habitación, su pelvis chocaba contra mis nalgas y el chasqueo aguado de su gran polla atravesándome el coño encharcado. Por suerte a fuera había música de villancicos, se paró…

- Es suficientemente.

Sacó su verga y me comenzó a dar golpecitos en el clítoris, y a tocar mis tetas con la otra mano.

- Esto es delicioso, mmm. Me encanta ver esa carita excitada y más si es por mí.

Metió sus dedos a mi vagina y empezó a moverlos y sacarlos rápidamente…, en un par de minutos me corrí, pero en cuestión de segundos parece que mi tío también se excitó y comenzó a meneársela… me puse despatarrada sobre la cama y en nada tenía mi tío entre mis piernas, la metió a lo bruto en mi raja y me empezó a follar como un semental se folla a su hembra para llenarla como debe ser… en unos segundos, la clavó a fondo. Percibí los primeros chorros de leche golpeándome el fondo de mi vagina, su verga hinchada y dura eyaculando y yo me sentía dichosa de volver a estar llena de su semen. Nos mirábamos a los ojos mientras se tensaba y convulsionaba soltando chorros y chorros de lefa espesa en mi interior.

Nos vestimos y el me vio con una sonrisa. Me puse la bragas que apenas sujetaban la leche que rezumaba por mi raja, la cantidad había sido como siempre… mucha. Fue lo más delicioso que probé esa noche y las cena era de os más exquisita.

Me pasó la mano por la vagina y se llevó los dedos a mi boca.

- Delicioso, tío… tu semen siempre está muy rico.

**************



Tras la noche vieja nos marchamos a Madrid, el día dos de enero teníamos que trabajar. Nos habíamos estabilizado como pareja de hecho, de cara a la familia yo era la sobrinita que protegía su tío en la feroz capital, lo que lo nadie sospechaba era que follábamos como conejos.

Llegó del trabajo y yo estaba lavando ropa y le dije que me pasara su ropa sucia y me dijo que se iba a cambiar a su cuarto…, Yo ya tenía muchas ganas y sabía en el fondo que él también quería después de llevar cuatro días sin follar. Me atreví a decirle que no me molestaba que se quitara los pantalones aquí, insistió en que no, entonces le dije de broma que no se preocupara que si quería le ayudaba, algo que entendió de inmediato, no se marchó a su cuarto para darse la ducha tras el duro día de trabajo. Me fui a por él, no me esperaba que estuviese tan cachonda, y ante su sorpresa aproveché para arrodillarme frente a él, le bajé el cierre los pantalones, los puse en la lavadora.

Luego le dije que se quitara los calzoncillos para lavarlos también y me dijo que diría mi padre si nos viera haciendo eso, le dije que lo bueno de todo eso, era que él no se iba a enterar jamás de esto. De un tirón voy y se los bajo… me excitó tanto como cuando se la vi por primera vez, la verdad no era muy larga, pero si la tiene muy gruesa como nos gusta a nosotras…

- Esta polla no está mal... qué afortunada fue mi tía.

Me confesó que durante dos años no tuvo sexo con ella y por eso finalmente se divorciaron,

- ¡Qué lástima!, le dije.

Y ya se iba a girar para irse a ducharse, cuando lo agarro de la cintura y sin previo aviso me meto su pollón a la boca. No sé si es un fetiche mío pero me encanta chupar la polla cuando aún no está duro y sentirla crecer dentro de mi boca. Él se intentó quitar y le dije que mi padre (su hermano) no se iba a enterar si me dejaba hacer cuando deseaba con él… se dejaba hacer, mientras notaba como su cabeza expelía líquido preseminal. Con tanta excitación en mi cuerpo, no distinguía si era muy rico o yo ya tenía muchas ganas de macho. Le empecé a chupar su polla, y en algún artículo de internet había leído que si le chupas los huevos al macho, sus testículos le producirán más semen.

Luego cuando ya la tenía bien dura, le dije que si no quería ir al cuarto a follarme…

- Claro que sí, pero creo que se me han acabado los condones…

Yo tampoco tenía pero no podía esperar a bajar a la farmacia, así que le dije que me comprara la pastilla del día siguiente mañana. Mientras íbamos al cuarto yo me iba quitando la ropa para llegar desnuda, él detrás me iba nalgueando y me decía que le gustaba mucho mi trasero

- Pues lo vas a disfrutar de lo lindo, estoy muy salida y quiero mucha verga…

Llegando al cuarto él me acostó boca arriba en la cama y me empezó a hacer un oral dándome lengua por todos lados, en mis tetas, en mis piernas, en mi vagina y me metió toda su lengua en el culo, lo cual me llevo al cielo, luego así como estábamos me empezó a penetrar pero como yo soy de vagina pequeña y estrecha, con su gran polla siempre nos cuesta entrar.

Mientras me penetraba me besaba pero se cansó un poquito rápido, le dije que se sentara en la cama para que yo lo montase de frente..., así que eso hicimos, se sentó en la orilla de la cama y yo me senté en el de frente y cuando me penetro sentí como nos fusionábamos en un solo, el me agarró de las nalgas y me aplastaba contra él, más rápido y fuerte mientras me decía que yo era la mujer más buena con la que había estado y desde cuando me quería montar, pero no me lo dijo por ser aun un niña.

Al rato me cansé de cabalgar, le dije que se acostara y me subí encima de él para hacer un 69 y lamernos para lubricarnos, luego de eso me puso a cuatro patas, me quería meter su pollón viendo mi culo, o mejor metérmela por el culo, pero si estrecha era mi vagina, mi ojete lo era más, sabía que me dolía mucho cuando me clavaba su gruesa verga, de modo que lo rogué que mejor por la vagina y que luego lo intentaríamos por atrás. En la posición de perra me gusta mucho porque siento que entra mucho más polla en mi coño, y no sé cómo decirlo pero sentía que mi vagina tenía la forma perfecta para la largura y anchura de su falo, porque encajábamos, muy bien como si estuviéramos hechos el uno para el otro, mi funda para su sable.

Después de tanta penetración, yo ya me había corrido un par de veces pero él pese a mi muy apretada raja, aguantó estoicamente hasta que ya no pudo más y se iba a correr ya…. Me preguntó que si se salía y le dije que no, que se corriera adentro sin miedo y que por favor no me lo sacara hasta dejar toda su leche en mi útero. Comenzó a claudicar solando todo el arsenal de esperma que contenían sus pelotas, debía de ser mucha leche después de tantos días sin eyacular, como así fue… nos quedáramos pegados como perros salidos, y de repente empecé a sentir como le salía su semen por la comisura de la boca de mi coño, a pesar de estar empalada con su ancha polla. Se sentía tan rica su lefa, calientita y espesa. Tras eyacular todo su contingente, nos quedamos pegados como diez minutos más, me acosté encima de él sacarla hasta que se le puso su polla demasiado flácida, saliendo por sí sola de mi coño… noté como empezó a escurrir toda su lefa por la raja a su pubis, con mis dedos me saqué un poco de su semen para probarlo…. Recuerdo la primera vez que lo hice y ahí fue cuando me volví adicta a su semen y él se enamoró de mí, al ver como me lo comía.



Laura y su prima.

Eran las ocho y algo de la tarde, ese fin de semana se lo pidió de permiso en el trabajo, para ir a la boda. Laura se había probado su vestido largo de color rojo preferido en la habitación de un hotel. Su prima Silvia, una joven rubia, tetona, culona y guapa, que además de prima era su mejor amiga en Madrid, y que la había visto vestirse y desvestirse, con una lágrima rodando por su mejilla…

- Estarás radiante con ese vestido.

Laura vestida ahora con una lencería roja con encajes en las bragas, en el liguero y en el sujetador, se acercó a ella, le acarició el cabello y le dijo…

- No llores, mujer, con llorar no ganas nada.

- No lloro porque no quieras nada conmigo, lloro porque quiero algo contigo sabiendo que eres un imposible.

- Quien sabe, a lo mejor algún día me cambia el chip.

- Si no tuvieras novio...

- Las infidelidades se hacen a escondidas.

Rompió a llorar. Bajó la cabeza.

- Lo dices para que no me sienta triste. Si supieras lo duro que es no poder conocer el sabor de los labios de alguien que deseas con locura…

Laura le puso un dedo en el mentón, le levantó la cabeza y le dio un pico en los labios, labios que estaban salados por las lágrimas.

- Ya conoces el sabor de mis labios.

Silvia dejo de llorar.

- Esos no son los labios de los cuales quería conocer el sabor.

Laura después de carcajearse, le dijo…

- ¡Serás puta!

Silvia le echó las manos la cintura.

- Anda, se buena y déjate un poquito.

- ¿A qué le llamas tú un poquito?

A Silvia se le abrieron las puertas de Edén al oír la pregunta, pues al habérsela hecho en ropa interior era una invitación a atacar, y atacó. Besó su labio inferior, luego el superior y después la besó con lengua. Laura sin hacer nada para que parase.

- Se ve que te manejas bien en las distancias cortas.

Le besó el cuello y le mordió el lóbulo de una oreja, después le quitó las tetas de las copas y besó los pezones, se los lamió y le chupó las tetas, luego se agachó, besó su ombligo y a continuación apartó las bragas para un lado y le lamió el coño varias veces. Volvió a subir, besó su ombligo, beso y lamió sus pezones le chupó las tetas, besó el otro lado del cuello, mordió el lóbulo de la otra oreja y acabó besándola con lengua.

- A esto le llamo yo un poquito. ¿Quieres más?

- ¿Tú qué crees?

Silvia, que ya echaba por fuera, tiró a Laura sobre la cama y la desnudó. Luego se desnudó ella y le dio un repaso a las tetas que le dejó los pezones de punta y duros cómo piedras. El repaso a las tetas le encharcó el coño a Laura. Silvia al meterse entre sus piernas se introdujo dos dedos dentro del coño y comenzó a masturbarse. Luego metió la lengua entre los labios mojados y se los abrió con ella para a continuación lamer con la punta de la lengua hasta llegar al clítoris. Lo lamió con la punta y bajó lamiendo hasta el periné. Al subir ya lo hizo con la lengua plana. Los gemidos de Laura subieron de tono cuando la lengua apretó su clítoris y lo lamió, después la lengua bajó a su vagina y entró y salió de ella. Silvia le levantó el culo, lamió su ojete y le metió y sacó la punta de la lengua varias veces. Cuando volvió a lamer su coño.

- ¡Me voy a correr!

- Córrete, cariño, córrete.

Laura, jadeando y convulsionándose, se corrió en la boca de su prima.

Al acabar de correrse la besó y le preguntó… - ¿Quieres correrte otra vez?

- ¡Por qué no!

- ¿Te has corrido alguna vez con dos dedos inmóviles dentro de tu coño?

- No, mis dedos se mueven siempre dentro de mi coño.

- A mí me gusta meter dos dedos dentro del coño de mi amante y dejándolos inmóviles ver cómo se mueve, ver su rostro de placer mientras se va acercando al orgasmo y luego ver su cara al correrse.

- ¿Sin besos ni caricias?

- Y sin palabras. El silencio solo lo romperán tus gemidos y al oírlos te irás excitando más y más, hasta que te corras

- No creo que me corra, pero venga, házmelo, será una experiencia nueva.

Silvia se arrodilló entre sus piernas y metió los dedos índice y medio dentro del coño. Los sacó llenos de jugos. Mirándola a los ojos los chupó, luego se los volvió a meter y presionó con ellos su punto G. Al quedar los dedos inmóviles, Laura, instintivamente, movió la pelvis de abajo a arriba y de arriba a abajo... Moviéndola alrededor, hacía arriba y hacia abajo, echó las manos a las tetas y las magreó. Tiró de los pezones, los apretó, los acarició... Silvia la miraba a los ojos, luego le miraba para el coño y a continuación pasaba la lengua por los labios insinuando que se lo iba a comer. Laura no quería gemir, pero acabó haciéndolo. Tal y como le había dicho Silvia, oír sus gemidos la fueron excitando. Sus movimientos de pelvis y caderas se volvieron frenéticos y acabó corriéndose cómo una golfa que era. Silvia al acabar de correrse le quitó los dedos. Metió todo el coño en la boca, le folló la vagina con la lengua, luego se lo lamió de abajó arriba, le hizo el remolino sobre el glande del clítoris y Laura se volvió acorrer. Al correrse ya no solo sus gemidos rompieron el silencio, pues dijo:

- ¡Qué pedazo de corrida!

Silvia sintiendo cómo salían del coño jugos en cantidad, apartó un poco la boca, se tragó los jugos que tenía en ella.

- ¡Vaya si lo es!

Un par de minutos más tarde, le dijo Laura:

- Eres muy buena en la cama...

No la dejo que acabara de hablar, su coño era una piscina de jugos y quería que la lengua de Laura nadase en ella. Sentada en la cama.

- Estoy muy cachonda de hacerte correr. ¿Me haces tú cosas?

- Estaba esperando a que me lo pidieras

Laura acarició con las palmas de sus manos las tetas de su prima, unas tetas grandes con pequeños pezones y grandes areolas rosadas. Después, amasándolas, besó los pezones, lamió las areolas, chupó las tetas y luego se volvieron a besar. A continuación Silvia se echó hacia atrás. Laura volvió a lamer sus pezones y areolas y a mamar sus tetas. Después besó el vello rubio de su monte de Venus. Silvia se abrió de piernas. Laura besó su clítoris, se lo lamió, se lo chupó y después lamió su coño de abajo a arriba. Silvia comenzó a gemir y a magrear las tetas mientras miraba cómo su prima le lamia y le mamaba el coño y el clítoris. Para ser el primer coño que comía lo hacía de maravilla, tan bien lo hizo que Silvia poco después le decía.

- ¡Me estoy corriendo!

No hubiera hecho falta que se lo dijera. Laura ya veía cómo le temblaba el cuerpo y sentía cómo su lengua se iba llenando de jugos espesos.

Al acabar de correrse Silvia, la besó y le preguntó…

- ¿Qué tal lo hice?

- Maravillosamente bien. Tienes alma de lesbiana.

Llamaron a la puerta de la habitación. Silvia le preguntó a Laura…

- ¿Esperas a alguien?

Laura incorporándose se dio con la palma de la mano en la frente.

- A Conchi. Quedamos para ir juntas desde aquí a la despedida de soltera de Julia

- Para la despedida aún quedan más de dos horas. Abre que lo vamos a pasar bien.

- ¿Te la follaste?

- Sí, y folla que no veas.

Se lo pasaron bien las tres antes de la fiesta de despedida.



Laura y Gustavo.

El cuco salió una vez del reloj que había en la casa de Gustavo cuando abrió la puerta de su casa. En la puerta apareció Laura con el vestido que la noche anterior había probado en la habitación, Gustavo, le dijo…

- ¡¿Qué quieres?!, yo no quiero comprar nada.

- No vendo nada. ¿Podría dejarme llamar por teléfono? Es que al autobús en que viajaba se le ha parado el motor y necesito llamar a un taxi para que me lleve a la iglesia.

Gustavo, con un niño de meses dormido en sus brazos, le dijo en bajito…

- Pasa, el teléfono está ahí en el pasillo.

En bajito para no despertar al niño, le dijo ella…

- Es muy guapo su hijo… es un niño precioso y dulce. ¿Se acaba de quedar dormido?

- Sí.

- ¿Cómo se llama?

- Marcelo, pero a la madre no le debió parecer tan guapo, ni precioso ni dulce.

- ¿Qué pasó?

Gustavo, que era un treintañero, rubio, alto y fuerte cerró la puerta y yéndose hacia su habitación para poner al niño en su cama… ya cumplía los tres años.

- Nos abandonó, era una puta venezolana que solo quería los papeles y follar con todo el que se pusiera por delante.

Laura mientras descolgaba el teléfono.

- ¿Por qué os abandonó? Lo siento, no debí hacer esa pregunta. ¿Sabe el número la parada de taxis más cercana?

- Mira en la guía telefónica.

Buscaba el número cuando Gustavo la abordó por detrás, le tapó la boca con una mano, le apretó la garganta con la otra y le arrimó cebolleta al culo.

- Hace mucho que no follo, de modo que va a ser por las buenas ¿o lo prefieres por las malas?

Dejó de apretarle el cuello y le quitó la mano de la boca para que le pudiera responder. Laura, temblando, le respondió:

- No tienes cara de mala persona. ¿Por qué quieres forzarme si lo podemos hablar…?

- Porque en mi vida había visto una mujer tan sensual, porque estás en mi casa y porque llevo tres meses sin mojar el churro. ¿Te parecen razones suficientes?

- No, nunca hay una sola razón para forzar a una mujer.

Le volvió a echar la mano a la garganta.

- ¿Por las buenas o por las malas?

Laura tuvo que dejarse ir.

- Joder, si tiene que ser que sea, pero que sea sin violencia… podemos follar y gozar los dos, yo me encargaré de aliviarte las veces que necesites, imagino que tienes los huevos muy cargados.

Gustavo le bajó la cremallera que tenía el vestido en la espalda, se lo quitó y lo puso a un lado. Vio que llevaba puesta unas medias sujetas a un liguero con encajes y que no llevaba bragas, vio su culo redondo y sus delgadas piernas y se empalmó. Se agachó, le abrió las nalgas con las dos manos y le pasó la punta de la lengua por el ojete. Laura, ya sin miedo…

- Quien quiera que seas, acaba pronto que tengo que ir a una boda.

Las manos de Gustavo separaron las nalgas y su lengua lamió el ojete. La lengua entró y salió de él. Le dio besos, luego juntó las nalgas y las besó... Por el interior de los muslos de Laura comenzaron a bajar gotas blanquecinas de jugos. Gustavo las veía y su polla quería atravesar calzoncillos y pantalón. La sacó y se la clavó en el coño. Laura separó las piernas. Gustavo le dio con ganas atrasadas. Al rato de sentir las estocadas de aquel tipo se notaba que llegaba, la muchacha cerró los puños, se puso tensa y se corrió. Las gotas de jugo se convirtieron en diminutos riachuelos de jugos espesos y blanquecinos. Laura descargó sin un gemido, sin un temblor, sin una convulsión.

Al acabar de correrse le quitó la polla y luego le dio la vuelta.

Laura llevaba puestos unos zapatos rojos de tacón de aguja y la lencería roja. Se arrodilló delante de ella, le olió el coño empapado con la corrida, un coño rasurado. Luego parafraseando a José Luis López Vázquez en Atraco A Las Tres, le dijo…

- Gustavo García. ¡Un admirador, un amigo, un esclavo, un siervo!

A Laura a pesar de estar en la situación que estaba casi le da la risa.

- ¿Te crees que estoy para bromas?

- Hablaba con tu coño. Es precioso.

- Los coños son todos iguales y sirven para lo mismo… lo importante son su dueñas.

- De eso nada, los hay de muchos tipos, y tú tienes un coño Barbie.

- Si tu lo dices… pero te aseguro que el mío es igual a otros.

Al lamerle el coño la lengua le quedó pringada con los jugos de la corrida. Se puso en pie, le quitó el sujetador, esparció los jugos por los pequeños pezones y las areolas rosadas y luego le chupó las tetas.

- No voy a llegar a la boda.

- Se le rompió el motor al autobús. ¿No?

- Sí.

- Pues mejor disculpa no puedes tener.

- Es que yo quiero ver cómo se casa mi amiga.

- Con que llegues al banquete… tal vez seas la única que estará allí con el coño lleno de leche y con cara de plena satisfacción.

Gustavo la cogió en alto en peso, la arrimó a la pared del pasillo, y le dijo…

- Coge mi polla y métela.

Mintiendo como una bellaca...

- La cojo, pero porque me das miedo, no por que me guste lo que me haces.

- Cógela y métela y déjate de hostias…. ¡Te la voy a meter hasta los huevos!

Le dio el primer beso. Laura ya estaba demasiado cachonda cómo para no querer disfrutar el momento. Le cogió la polla, la frotó en el coño y la dejó en la entrada de la vagina. Echó los brazos alrededor del cuello de Gustavo, puso las piernas alrededor del culo y le devolvió el beso. Gustavo empujó y se la clavó hasta el fondo. La polla había entrado ajustada…

- La tienes muy estrecha.

- Depende para quien.

- ¿Qué has dicho?

- Nada. ¿Te gusta que la tenga estrecha?

- Me encanta.

Le dio caña mientras se comían las bocas. Al entrar tan justa a Gustavo le produjo tanto placer que no se pudo aguantar… en pocas embestida se corrió dentro de su coño.

Al acabar, Laura, decepcionada por no haberse corrido otra vez, le preguntó…

- ¿Puedo irme ya?

Gustavo la puso en el piso, se puso en cuclillas y lamió su coño de abajo a arriba. Laura sentía salir de su coño la leche de la corrida y sentía cómo la lengua la esparcía por sus labios vaginales y por su clítoris. Al rato sintió que se iba a correr.

- No pares, no pares que... ¡Me corro!

Después de llenarle a boca de jugos.

- ¿Satisfecho? ¿Puedo irme ahora?

- ¿No quieres volver a correrte subiendo encima de mí? Tengo una cama de agua.

- Está visto que no voy a llegar a la boda.

No llegó ni al banquete, pero Gustavo la dejó hecha una piltrafa que recordó durante más tiempo que hubiera recordado la boda de su amiga. Se volvieron a encontrar, Laura iba de manera recurrente a casa de Gustavo…, ya no era solo follar como conejos, se había enamorado y encariñado con el Marcelo. Un día se instaló y dejó a su tío… había encontrado a su hombre para toda la vida, deseaba adoptar al niño y que Gustavo le hiciera una docena… 

 


 


Quince años más tarde.

Hacía un calor insoportable. Fuera de la casa se podían freír huevos encima de las piedras y dentro de ella sudaban cómo cerdos Laura Antonia y Marcelo. Marcelo estaba en la cocina de la casa vestido con un mono azul removiendo con un pincel el barniz de un pequeño bote que tenía encima de una silla. Llegó Laura. Venía descalza, vestida con una falda blanca con flores rojas que le daba por encima de las rodillas y una camiseta blanca holgada y sudada en la que se le marcaban sus grandes pezones. Su cabello negro lo traía húmedo del sudor... Agarró una de las botellas que había encima de la mesa y echó un trago, trago que escupió nada más entrar en su boca.

- ¡Qué coño es esto!

- Vino. La botella de al lado es la de agua, mamá.

- Podías haber avisado.

- El vino blanco también quita la sed.

- De eso nada, da más sed.

Laura cogió la otra botella y le echo un trago. Le cayó agua por encima del vino que le había caído en su camiseta. Se le marcaron en ella las grandes tetas y los pezones se le irguieron. Después de beber se sentó en una silla, separó las piernas al más puro estilo de la Chiquita Piconera, se inclinó hacia delante, tiró hacia fuera la camiseta para despegarla del cuerpo y luego moviéndola hacia dentro y hacia fuera se dio aire. Marcelo, que tenía diecinueve años y era moreno y alto como lo fue su tío, viendo cómo le colgaban las tetas enormes tetas a su madre dijo…

- No hay quien pare, debemos estar a 40 grados, por lo menos… es el cambio climático.

- Es demasiado el calor que hace. ¡Qué bien debe estar Gustavo en Suiza!

Gustavo llevaba quince años en Suiza y venía de vacaciones un mes cada dos años

- No creo que esté muy bien sin ti, mamá.

- Yo también llevo casi dos años sin él y encima me estoy asando.

- Eso es muy cierto. ¿Te puedo hacer una pregunta personal?

- Hazla.

- ¿Pasas muchas ganas?

- ¿De qué?

- ¿De chingar?

- ¿Por qué me has hecho esa pregunta?

- Por si… eso, ya sabes… hace tanto que no te follan que….

Laura puso cara de mala hostia.

- ¡¿No me estarás diciendo que tu madre te atrae sexualmente… que quieres follarme?

- Eso acabo de decir… No me importaría hacerte un favor y hacérmelo yo de paso...

- ¡¿Te has vuelto loco?! Yo ya estoy muy vieja para un chico tan joven, eso sin contar que eres mi hijo… ¡Joder Marcelo! ¡¿En qué estás pensado?!

- Pues en qué voy a pensar…. Te despelotas delante de mí con toda obscenidad, tu olor corporal a hembra actúa en mí como un afrodisíaco, y yo a todo eso no puedo resistirme… comprende que soy una adolescente salido.

Laura levantó el brazo izquierdo, olió la axila…

- A mi me huele a sudor normal… a pesar de haberme echado desodorante.

- Me pone ese olor mezclado con el de tu coño recién corrido.

- ¡¿Pero que estás diciendo, niño?!

- Pues a qué te acabas de masturbar, ¿A que no te limpiaste el coño de la corrida, y además te pusiste las mismas bragas que tenías?

- ¡¿Me has estado espiando, cabronazo?! ¡Te gusta ver como se corre tu madre…!

- No es eso, es que tengo tan buen olfato como un perro de caza.

Laura se puso seria.

- ¡Qué sinvergüenza! A ver si tu olfato detecta a una buena hembra que te deje follarla.

- Mamá, siempre voy con la verdad por delante, me inculcaste tú ese pensamiento.

- ¿Algo más?

- Sí, llevo años oliendo esa maravilla que me vuelve loco. Llevó años matándome a pajas después de olerlo y deseo hacerte mía aunque solo sea por una vez.

- ¡No me jodas! ¿Qué me hace ser el objeto de tu deseo?

- Tus enormes tetas, tu boca sensual, tu culo pequeño y respingó, tu olor corporal...

- Que desees un cuerpo de treinta y ocho, podría llegar a asimilarlo, pero lo del olor corporal no lo puedo entender.

-Pues es tu olor a hembra el que me más pone malo.

Olió el otro sobaco.

- A mí me sigue oliendo a sudor.

- Tócate el coño y huele

- ¡Lo que voy a toca son tus narices!

- ¡Si supieras lo buena que estás, no hablarías así de ti! Estás en una edad perfecta, hermosa y sensual, te quiero demasiado pese a ser a veces un poco bruta y por todo ello y mucho más me encantaría echarte un polvo que te diera la alegría que pocas veces muestras. Cierto que deseo gozarte, pero sobre todo quiero que seas feliz.

Marcelo se puso en pie. En el mono se veía la pequeña montaña que hacía su polla empalmada. Su madre lo miró, sabía que su hijo tenía razón y estaba excitado por ella…

- Así debe ser porque con ese empalme... ¿Cuánto tempo hace que no la metes?

- Más de un mes… casi dos.

- Llevo yo casi dos años sin que me la metan y no ando salida cómo tú.

Ahora al mover la camiseta hacia fuera ya no se veía nada, pero Marcelo le seguía mirando las tetas. Laura le dio un empujón y sonriendo le apretó la polla sobre su pantalón…

- ¿Tienen imán o qué?

La miró a los ojos y le dijo:

- Tienen imán, tienen mucho atractivo para tu hijo… de ellas me alimenté.

- Por eso están caídas… son gordas y pesadas, muy distintas a esas de la niñas que te follas… de tanto mamármelas me las dejabas secas… ¡Eras un auténtico mamón!

Laura volvió a tirar de la camiseta hacia fuera y a echarla hacia dentro.

- No tienes vergüenza, hijo, no tienes vergüenza.

Se levantó y volvió a su habitación. Marcelo le dijo a modo de despedida…

-¡Qué rica estás, mamá! ¡Cuanto de desperdicio de mujer…!

Laura giró la cabeza y sonriendo le dijo:

- Hazte una paja, hijo, hazte una paja aunque sea pensando en mis tetas o mi coño.

Unos diez minutos más tarde Marcelo fue a la habitación de su madre a ver si sonaba la flauta. Al entrar en la habitación la vio sobre la cama. Estaba de espaldas a la puerta Su camiseta y su falda estaban en piso, se olía a agua de rosas, se había dado una ducha con su gel predilecto. Solo llevaba puestas unas bragas blancas. Se quedó embobado mirando gran bulto que hace su coño en las bragas. Fue a su lado, le dio un pequeño empujón…

- ¿Duermes, mamá?

Laura no le contestó. Le dio un par de empujones más. Laura se puso boca arriba, colocó las manos detrás de la nuca y Marcelo vio sus axilas depiladas que ya no olían a aroma de hembra, sino a rosas. Admiró sus grandes tetas desplomadas a cada lado de su torso, y su raja del coño remarcada por las exiguas bragas. Se quitó el mono y después le tocó con la yema de un dedo en un pezón, luego en el otro y después le pasó la lengua por las areolas y los pezones. Laura gimió en bajito, se dejaba llevar por las caricias de su hijo. Marcelo cogió la polla empalmada y comenzó a menearla. Laura se dio la vuelta hacia él. Le pasó la polla mojada por los labios a su madre. Al separarla sacó la mitad de la lengua y lamió el aguadilla preseminal. Marcelo se puso detrás de ella, le apartó las bragas para un lado y le pasó la yema del dedo medio por el ojete, después fue la polla la que se hizo círculos sobre él. Luego de haber jugado un par de minutos con el estrellado ano, se lo lamió, se lo besó y después le metió y le sacó de él la punta de la lengua. De la boca de Laura escapó un dulce gemido. Marcelo le espetó…

- Si supieses las ganas que tengo de follarte, no me tendrías tan a raya y me permitirías que te la clavabase en el coño todos los días.

- No puedo permitir que me folles tanto ¡¿No has pensado que me puedes preñar…?!

Volvió a frotar la polla en su ojete. Laura se volvió a poner boca arriba para que la follara.

- Estás buenísima, mamá…

- No entiendo como te puedo gustar tanto.

Le separó las piernas con cuidado. Laura flexionó una rodilla. Marcelo se semi arrodilló e hizo que flexionara la otra, luego se puso entre las piernas de su madre, cogió la polla con su mano derecha y se la frotó en el coño por encima de las bragas, bragas limpias que el coño ya había mojado también, eran tan finas que la humedad hacía que estás se metieran entre sus labios vaginales al frotar la polla. Luego empujó y la punta de la polla y las bragas se metieron dentro de la vagina. Laura soltó un gemido tan sensual que le puso la piel de gallina a su hijo. Marcelo le apartó las bragas para un lado, puso la cabeza de la polla en la entrada del coño….

- Voy a conocer el paraíso y quiero que tú me acompañes, mamá. Te quiero hacer feliz, que no te falte lo que tú hijo te puede dar de sobra…

Laura abrió los ojos y le espetó…

- Ni se te ocurra, mi coño no puede ser tuyo, cariño… no puede ser así ¡Por Dios...!

- Estabas despierta y no decías nada.

- Sabías que lo estaba… quería saber hasta donde ibas a llegar. Y ya noto tu glande.

Le metió la punta de la polla. Laura mordió el labio inferior, echó la cabeza hacia atrás, echó la pelvis hacia delante y se la metió hasta la mitad. Antes de que levantara la pelvis Marcelo se la clavó hasta el fondo. Laura le dijo…

- ¡¿Cómo te has atrevido, cabronazo?! ¡Ummm! Esto no se puede repetir…

- Entró sola, mamá. Lo tienes demasiado lubricado, y es porque tú yo sabemos que es esto lo que quiere tu coño, tu mente y tu deseos de hembra en celo.

Le puso las uñas en la cara y muy sería le dijo…

- Quítate de encima de mí o te dejo la cara marcada. ¡¡No sigas follándome!!

Le cogió las manos por las muñecas y se las aplastó contra la cama. Laura le lanzó una mirada de odio.

- Me forzarás, pero no lograrás que me corra como una perra salida.

La folló despacito y buscando sus labios con los suyos. Laura no paraba de hacerle la cobra. A medida que fue acelerando las clavadas las cobras eran más tenues. Llegó un momento en que se dejó besar, pero no le correspondía con sus besos. Cuando ya las clavadas se hicieron diabólicas con crujidos del colchón, y sus gemidos hablaban sin hablar de una inminente corrida, ella no pudo resistirse… eran demasiados meses sin un orgasmo con una verga.

- ¡Mamá se va a correr, hijo, mamá se va a correr con tu polla dentro…!

Le dio aún más aprisa a la cadera, el chico tenía muy buena forma física y su cipote estaba rígido como una viga de acero. Sus gemidos fueron subiendo de volumen a medida que iba llegando al orgasmo… notaba el orondo glande de su hijo en lo más profundo de su vientre y las pelotas rebosantes de leche, golpeándole la vulva una y otra vez. Su lengua se metió en la boca de Marcelo con lascivia, ciertamente su reprimida lujuria estalló en mil pedazos, sus manos agarraron el culo de su adolescente hijo, lo apretó contra ella y acabó diciendo…

- ¡Mira cómo se corre mamá, hijo, mira cómo se corre con tu verga en el fondo de mi coño! No dejes de follarme por Dios Santo, necesito mi orgasmo y el tuyo también…

Se corrió gimiendo dulcemente y convulsionándose. Su corrida larga e intensa se mezcló con la de Marcelo, que al ver su cara de gozo se corrió dentro de ella.

- Eso es mi amor, córrete dentro de tu madre, ¡LLÉNAME DE TU LECHE FÉRTIL!

Percibía cada aldabonazo de esperma espeso que Marcelo eyaculaba dentro de ella, por su mente solo pasaba una cosa… esto es divino e injusto. Cuando acabó de correrse…

- Eres un asalta camas, hijo mío. No te puedo maldecir porque me ha encantado...

- ¡Tú una delicia de mujer! Quitate las bragas y súbete encima de mí.

- Soy tu madre, joder... ¡¿Quieres seguir follándome?!

- Sí, por supuesto… solo ha sido el aperitivo… te has llenado y quiero que continues.

- Lo has hecho tú, cabronazo…. Has sido tú quien me ha follado y llenando.

Marcelo le repitió con mayor severidad.

- Quítate las bragas y súbete encima de mí. Quiero que te empales y me cabalgues.

Le preguntó con sorna…

- ¿Y no quieres también que te haga una mamada y correrte en mi boca…?

- No estaría mal, sería una fantasía cumplida también… ¿Subes o no?

- ¡No, coño, no! No te pienso montar y follarme tu polla como una zorra.

- En ese caso no me queda más remedio que hacerme una paja.

- Aquí, no, vete a hacerla a tu habitación. Además, ya te has corrido ¡¿Cuantas veces necesitas eyacular para quedarte satisfecho?!

- Unas cuantas, y contigo casi son infinitas las ganas que tengo de correrme...

Marcelo comenzó hacerse una paja.

- ¡Te dije que te fueras de aquí!

Sin parar de masturbarse, miró la gran polla que portaba su hijo, realmente estaba en la dicotomía de seguir o echarlo a patadas de su cama…

- Quitate las bragas de una vez, y súbete o dame mamada con una corrida en la boca.

- ¡Ni muerta te la haría una mamada! Mucho menos tragarme tu leche ¡¿En qué piensas?! Tu madre uno es una de tus putitas.

- Pues me haré la paja mirándote, carita de ángel.

La carita de ángel pasó a ser la cosita sexy, el bomboncito, la diosa...

- Me estoy poniendo enferma, hijo.

- Súbete sobe mi polla y fóllame como tú sabes, mamá. Te lo he visto hacer muchas veces a Gustavo, ¡¿Por qué yo debo ser menos contigo?!

- ¡¿Porque él es mi hombre, quizás?! Yo no te lo haré… No soy una puta.

- Sé mi puta por un día, por una vez

- No voy ser tu puta, soy tu madre, cabrón… me debes un respeto.

- ¡Qué bien suena esa palabra al salir de tu boca! ¡Soy un cabrón y me gusta serlo!

- ¿Cabrón?

- No, puta, dame una mamada con tu boca de ángel…

- Te ahogaría.

- Dámela, ahógame, mamá. ¡Cómeme la polla y saciate de una puta vez de verga!

- No me tientes más, hijo, no me tientes más que me pierdo. Tienes una polla muy rica y una no es de cartón-piedra.

- ¡Cobarde!

- ¡¿Cobarde yo? No sabes hasta donde puede llegar tu madre en el sexo. Tú a tu madre no tienes nada que enseñarle…, he tenido a buenos maestros que me han dado sexo de todas la formas… sementales como Dios manda.

Demuéstramelo. Se que lo necesitas y no te atreves por pudor social, porque no es por pudor lascivo conmigo… bien que te despelotas delante de mí provocándome, lo haces a conciencia para que me mate a pajas pensando en ti, deseándote… quieres ser deseada sin romper un plato, y juegas conmigo y mi libido sin tenerme en cuenta

Le puso el coño encima de su cara, y apartando un poco las bragas hacia un lado le puso el coño en la boca…

- Huélelo, cabrón… es esto lo que deseas ¡El coño de tu madre!

Se lo olió.

- Huele a lubricidad, a perdición… a hembra en celo necesitada de unos pollazos.

Laura se lo quitó de delante.

- Pues te vas a quedar con las ganas de comerlo.

Se quitó las bragas, subió encima de él poniéndose en cuclillas con cada pierna a un lado de la cintura de su hijo tumbado, le cogió la polla a hurtadillas, la puso en la entrada del coño y con dos dedos le masturbó la corona del glande mientras algo de leche y de jugos salían del coño. La mezcla llegó a los huevos de Marcelo antes de mojar la cama.

- Mira cuanto sale aún de mi coño, me has llenado el útero de leche a rebosar…

Cuando Marcelo se corrió y el primer chorro entró dentro del coño de su madre mientras la follaba, ella lo había gozado como nunca, pero eso nunca se lo iba a decir a un hijo usurpador.

La mujer bajó el culo y se metió la polla hasta el fondo, suspiró…

- Ahora sí, ahora necesito correrme… y lo voy hacer con tu polla dentro de mí.

Lo folló con toda la polla dentro y sin sacar un solo centímetro de su fondo vaginal… Lo hizo frotándose el clítoris contra la pelvis de Marcelo. Ni veinte segundos tardó en correrse. Corriéndose echó la cabeza y el cuerpo hacia atrás. Convulsionándose dijo en bajito:

- Me corro en tu polla, hijo. ¡No sabes lo excitada que me tienes, cabronazo!

Acabó y siguió follándolo, pero ahora sacándola hasta la mitad y metiéndola con más fuerza… Se corrió otra vez transcurridos un par de minutos. Laura era multiorgásmica y no se cansaba de gozar ni de que la follaran… hasta siete polvos fue capaz de aguantar una tarde con dos jóvenes africanos que invitó a su casa, aunque habían pasado muchos años desde aquello, ella seguía siendo la misma. Después de la última corrida lo folló con más calma. Esta vez tardó un poco más. Cuando sus gemidos avisaron a Marcelo de que Laura se iba a correr de nuevo, su hijo le pidió que no se corriese en su polla…

- ¡¡Dámela en la boca, mamá!! Quiero deleitarme con el sabor de tu coño…

Paró de follarlo y con la voz entrecortada…

- Ya te dije que te podría ahogar.

- Y yo te había dicho que me ahogues con tu corrida.

Con toda la polla dentro y frotando de nuevo su clítoris contra la pelvis de Marcelo le preguntó.

- ¿Cuándo te bebiste la corrida de una mujer por última vez?

- También te lo he dicho, hace más de un mes.

La cogió por la cintura y tiró de ella. Laura se dejó ir hasta que su coño llegó a la boca de su hijo. Marcelo sacó la lengua mientras ella se agitaba el clítoris y su hijo le comía el coño con toda la boca llena de vulva… igual que se come una rodaja de sandía. Al poco un chorro de flujo expelió de su vagina, un jugo blanquecino cayó sobre la boca de Marcelo. Le lamió el coño... Laura le cogió la cabeza, frotó el coño y el ojete contra la lengua y se corrió apretando la cara de su hijo con sus muslos. Marcelo oyó como gemía y sintió cómo temblaba. Gimiendo y temblando le fue encharcando la lengua de jugos, jugos espesos y calentitos que fueron cayendo en su boca. Corriéndose…

- No quiero que se acabe, deseo disfrutar de esto toda la vida…

No quería que se acabase y no se acabó. Marcelo se quitó de encima a su madre cuando ya no eyaculaba y tampoco convulsionaba, se halla en un limbo de muerte gozosa tras el orgasmo. Metió la cabeza entre sus piernas y lamió su coño encharcado con la corrida que acababa de echar. Luego con la lengua llena de jugos la besó. Laura volvió a gemir, y siguió gimiendo cuando la lengua de Marcelo lamió su cuello, sus axilas, sus areolas, sus pezones... Entre gemidos le preguntó…

- ¿A qué te sabe mi cuerpo?

- A vicio, a locura, a hembra… a lo que más he deseado en mi vida, a ti.

Ese día Laura estaba rica, rica, rica, pero para rico su coño, coño que olía a bacalao, a rancio, olía a lujuria. Ese olor excitaba a Marcelo una cosa mala. Su polla no paraba de echar agüilla, y la siguió echando cuando su lengua se enterró en el coño de su madre, cuando lamió sus labios vaginales, cuando lamió y chupó su clítoris y cuando se volvió a correr en su boca.

Al acabar fue Laura la que se lanzó a por la boca de su hijo, pero poco paró su lengua en ella, ya que en nada bajó a su polla, la empuñó con su mano derecha, lo miró con lujuria desenfrenada…

- ¿Te gustaría correrte en mi boca?

- Me encantaría, mamá.

- Pues te vas a quedar con las ganas.

Acarició sus pezones y sus areolas con la punta de la polla, polla que no paraba de mojarlas con su semen acuoso. Poco después sus pezones rayaban diamantes de lo duros que estaban. Laura le dio las tetas a mamar y Marcelo se las devoró. Al quitarle las tetas de delante le cogió la polla, le chupó los huevos, luego metió el glande en la boca, lo chupó y lo meneó. Lo volvió a hacer una y otra vez, la verga de Marcelo era ensalivada copiosamente, sus huevos chupados y succionados hasta le extenuación. Su madre se encarnizó con la mamada de su vida, demostrándole a su hijo lo PUTA que era su madre, y cuando sintió que se iba correr le dijo…

- Dámela, hijo, dame tu leche. ¡Quiero beberme la esencia de sus cojones!

Marcelo se la dio en la boca y en la cara. Al acabar de correrse Marcelo le lamió la leche de los labios, de la cara y de la mano. Luego Laura lo volvió a montar y lo folló cómo solo una amazona sabe hacerlo, era una hembra a la que se le había ido el juicio. Tan rápido lo folló que no tardó nada en correrse, y lo hizo diciendo…

- ¡Me corro otra vez!

Al acabar le dio un pico sujetándole la cara con cariño y amor que sentía por su único hijo…

- Eres muy buen amante, hijo. Un semental excelente y el hombre más atractivo y guapo del mundo. Te quiero mucho y no sé que darte para que nunca me dejes…

- Yo nunca te dejaré… pero necesitamos más… ¿Quieres correrte follándote el culo, mamá? Sería especial que esta primera vez fuera un completo… de coño, boca y culo.

- ¿Sabrás hacerlo? No es tan sencillo hacer gozar a una mujer dándole por culo…

- Claro que sí.

- ¿Qué vas a hacer para lubricarlo?

- Usaré aceite de coco.

Laura después de coger el aceite de coco en el baño llegó a la cocina, donde la esperaba su hijo. Puso el aceite sobre la mesa, cogió la botella de vino y echó un trago. El vino le volvió a caer entre las tetas y le bajo hasta cerca del coño. Al poner la botella sobre la mesa, Marcelo se acercó a ella…

- Antes de ir a follarte por tu culo… ¿Quieres correrte de pie?

- ¿Aquí?

- Sí.

- Quiero.

A lamidas le limpió el vino del cuerpo, le amasó y le mamó las tetas y luego se puso en cuclillas para comerle el coño. Se lo abrió con dos dedos, le clavó la lengua dentro y después lamió sus labios y su clítoris. Laura le dijo…

- Ahora sí que te voy a ahogar.

- Tiempo habrá para eso.

Dejó de comerle el coño, se puso en pie, la levantó en alto en peso y se la clavó hasta las trancas. Laura con los brazos alrededor del cuello de Marcelo comenzó a comerlo a besos. Su lengua en la boca de su hijo hizo estragos, ya que en nada se corrió cómo un lobo y le llenó el coño de leche una vez más… no había nada en mundo que más morbo le produjese que eyacular en la vagina que dio la luz.

Al acabar de correrse volvió a ponerse en cuclillas con la cabeza de su hija bajo su coño, y con su leche saliendo de su coño se lo lamió hasta que Laura se corrió, lo hizo descargando en su boca un pequeño torrente de jugos blanquecinos. Laura al acabar de disfrutar le dijo…

- ¡¡Eres un guarro de cojones… y me encanta que lo seas, cabrón!!

- A las mujeres suele gustarles que les coman el coño cuando lo tienen asqueroso.

- A mí no me gustó, me encantó. ¡Eres uno de los míos!

- ¿Vamos a por el anal?

- ¿Con preámbulos?

- Con preámbulos… te lo quiero dejar como un bebedero de patos.

Poco más tarde Laura estaba boca arriba sobre la cama. Marcelo estaba arrodillado a su lado. Sus manos untadas de aceite… masajeaba su cuello, sus tetas, su vientre, su coño, luego un dedo entraba y salía de la raja, después las manos bajaban por el interior de sus muslos y volvían a subir por su coño, el dedo volvía a entrar y salir de él y luego las manos subían por el vientre hasta llegar a las tetas y al cuello… Masajeando su coño Laura flexionó las rodillas y se abrió de piernas. Le masajeó el coño con las dos manos al tiempo que le comía las tetas. La mujer le echó una mano a la polla y tiró de ella para que se la metiera en el coño. Se abrió bien de piernas, él se acopló entre sus mulos y Laura enfiló la verga de su hijo en la entrada, después de darle un repaso a su raja con el glande y frotarse el clítoris con ese capullo endurecido. Cuando tuvo el cabezón embocado en la entrada, Marcelo se la clavó de un trancazo y la folló a saco, en pocos segundos sintió que una corriente de jugos mojaba su polla. Laura arqueó su cuerpo y se corrió entre fuertes convulsiones.

- Joder mamá, sí que estás salida… ¡¡Te has corrido como una perra!!

- Crees que soy una perra salida, pues aun no has visto nada… niñato.

Al acabar de correrse se puso boca abajo, le elevó el trasero mostrándole el coño, y le dijo…

- Mi culo o mi coño es todo tuyo, hijo. A ver qué haces con el agujero que desees follar. Los dos me valen, pero si te vas a correr prefiero que lo hagas en el coño...

Marcelo se puso manos a la obra. Con la ayuda del aceite de coco masajeó su cuello, su espalda, sus costillas y sus muslos. Luego masajeó sus nalgas... Separándolas y juntándolas le metió la punta de los dedos pulgares dentro del culo. Más tarde la puso a cuatro patas. Separó sus nalgas, lamió su ojete, lo besó y luego metió y sacó la lengua de él. Laura comenzó a gemir y entre gemidos.

- Si sigues así, puede que me corra sin necesidad de meterla, hijo.

No iba a seguir así. Untó la polla con aceite, se la frotó en el ojete y después le metió la punta.

- ¡Pufff!

Le metió el glande y luego empujó hasta que sus huevos hicieron tope… durante un rato se la estuvo follando por el culo. Había fantaseado tantas veces con darle por el culo, que sentía estar en una realidad paralela… las tetas de Laura se bamboleaban y el chico le daba duro.

- ¡Me encanta! ¡¡Fóllate a tu madre, dale una buena porculada!!

Se la quitó a los pocos minutos, no deseaba correrse en el culo…, si ella lo quería en el coño.

- ¡¿Qué haces, cabrón! ¡No me dejes con las ganas de tener tu polla dentro de mí!

Antes de que se alertara más, se la metió en el coño y dándole a mazo, le dijo...

- Así cuando te la vuelva a meter en tu culo, la vas a coger con más ganas…. PUTA

Cando Laura se iba a correr la sacó, le volví a meter la punta en el culo y le acarició el clítoris con dos dedos. Laura empujó con el culo. La metió hasta el fondo y exclamó…

- ¡Me voy a correr hijo, me voy a correr como una puta! ¡¡No pares de follarme POR DIOS SANTO no me dejes de follarrrr!!

Dejó de acariciarle el clítoris. Le agarró las tetas y se las magreó mientras ella metía y sacaba la polla de su culo. Le llevó su tiempo correrse, pero cuando lo hizo sus piernas comenzaron a temblar una cosa mala y descargó cómo una loba. Acabó derrumbándose sobre la cama entre fuertes convulsiones. Marcelo, al acabar de correrse su madre, le llenó de nuevo el coño de polla…, él estaba incentivado por la corrida de su madre, y le iba a llenar sí o sí en el útero.

- Ahí, sí por el coño… ¡Fóllate bien el coño de tu madre! ¡Vamos hijo, préñame! ¡Preña a tu madre Marcelo…! Mamá quiere tener la panza más grande de mundo y quiere que se la hagas con tu leche ¡POR FAVOR, PRÉÑAME LA PANZA CON TU HIJO!

Marcelo se avivó con las palabras de su madre, ahondó y aceleró el ritmo hasta que empezó a notar como le subía la leche desde los huevos a su verga, la agarró con firmeza del culo y se la clavó a fondo, soltando un primer chorro de lefa espesa que le dejó casi inerte, ella percibió el potente manguerazo y un segundo chorros se concatenó con el tercero de los copiosos chorros de un esperma cargado del material que da la vida. Tras casi medio minuto eyaculando como un toro, se desvaneció y se salió del coño de su madre…, Laura tardó un par de minutos en recuperarse pero pronto le hizo una limpieza de vera a su hijo y se recostó junto a el con medio cuerpo sobre el pecho de Marcelo, cuando lo hizo le miró a los ojos y le dijo…

- ¡Ha sido increíble, hijo! Nunca imaginé que follaras tan bien… eres tan joven y tan potente que me has dejado alucinando. ¡Pensaba que solo eras un adolescente pajillero salido! Pero me has demostrado que eres un buen macho semental. Creo que tú y yo vamos a hacer buenas migas juntos ¿Verdad?

- Me alegra que lo hayas disfrutado, madre… y por supuesto que nos lo vamos a pasar muy bien en casa… somos unos guarros lascivos de campeonato ¡Vamos a follar como conejos!

- Me gusta la idea de ser tu coneja… por cierto, los conejos engendran muy a menudo ¡¿Crees que conseguirás preñar a tu MADRE?!

- Lefa en tu coño no te va a faltar… ¿Cómo lo tienes tú?

- Mi útero está en su mejor momento de la ovulación…

- Entonces lo mejor es continuar metiendo leche a este coño tragón…

- Ya nada te retiene para follarte a tu madre las veces que quieras… eres oficialmente el hombre de la casa, mi amante y mi macho...

Siguieron follando mientras Gustavo estuvo en Suiza… Es que cuando se le coge el gusto a una cosa… Ninguno de los dos sabía qué hacía en ese país, pero lo cierto y verdad es que fue un error dejar a un adolescente salido al cuidado de una hembra en su plenitud sexual. Cuando volvió se encontró un panorama que no soportó, y es que los continuos intentos fornicadores de dos y tres polvos diarios, los fines de semana, más, se hicieron tan habituales que Laura nunca tuvo el coño seco en las siguientes semanas, y Marcelo no necesitó de ninguna otra hembra para satisfacer sus instintos de semental… sus necesidades sexuales estuvieron cubiertas por su madre con creces. “Y tanto fue el cántaro a la fuente que se rompió” como dice el dicho…. Marcelo le dio a su madre el mayor deleite y la alegría más grande que un hombre le proporcionó en toda su vida, no solo la amaba y adoraba como mujer, sino que le hizo la panza buscada durante tantos años con su tío Telmo y después con Gustavo… Laura por fin estaba PREÑADA de su primer hijo a los 36 años, gracias a su hijo Marcelo, un niño adorable con tres añitos, a quien adoptó 15 años atrás por amor.

 




 

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