Todos los Relatos están Inspirados en Vidas Reales...

UNA HISTORIA DE AMOR. Y si tú no has de volver...

    "Y si tú no has de volver" 1ª PARTE "Una para el otro y otra para el uno". Esa frase la repite una y otra vez mi ...

Dos en línea

Acababa de levantarme con una de esas "poluciones nocturnas". ¡Joder siempre igual!, me dije. Había leído en un artículo de internet, que las eyaculaciones nocturnas se debían a un exceso de producción de esperma, el cual solía liberarse con sugestiones que el cerebro gestionaba en las horas de sueño profundo. En efecto había empapado mis slips con una eyaculación copiosa. Me los quité rápidamente dejándolos en mi cama, para posteriormente lavarlos, pues no deseaba que mi madre viera eso...me fui a la ducha. Al acabar e ir a mi cuarto a vestirme..., zas, sorpresa, vi a mi madre cogiendo los slips y se los llevaba al lavadero…

- ¡No seas guarro dejando la ropa sucia por ahí, métela en el cesto!

- Lo siento, lo iba a hacer ahora mismo...

No me gusto mucho que se diera cuenta, pues había eyaculado abundantemente en ellos durante la noche y en casa no se ha hablado mucho sobre sexo, siempre fue un tema a esquivar por parte de mamá, aunque una vez siendo adolescente ocurrió un hecho que marcó mi sexualidad para siempre, y a este le siguieron otros episodios hasta el día de hoy en que hemos naturalizado nuestra relación más allá de ser madre e hijo…. Ya han pasado casi quince años de aquel día.




**************

…Mi madre me llamó para que fuera a comer pronto a casa, es viuda hace muchos años, no vive sola desde años, le acompaña su padre, el cual se fue a vivir con ella tras la muerte inesperada de la abuela. Se puede decir que mi madre tiene muy buen tipo, extrovertida y simpática, añadido a que tiene buena salud y se conserva muy bien, se puede decir que es una madura en la que fijarse. Es una mujer guapa con un cuerpo acorde a su edad...atractivo sin llegar a ser bonito, grandes tetas y en su sitio, sus pezones son enormes y oscuros, un culo apetecible no muy grande… ancho y dividido por una raja profunda que le produce unas nalgas diáfanas que se elevan alternativamente cunado camina… sus caderas anchas, le dan el aspecto atractivo que tiene toda mujer que se aprecie ser una excelente engendradora.

Soy hijo único, nunca me casé aunque he tenido mis más que menos aventuras con mujeres que sí deseaban tener una familia estable, pero a mi me gusta vivir independiente...no tengo ni propia casa, de modo que vivía de alquiler hasta que vino la pandemia y volví a vivir con ella… tengo 27 años y mamá 52. Enviudó muy joven cuando yo tenía 11 años, mi padre nos dejó en muy buena situación económica que gracias a la buena gestión de mi madre, nunca nos ha faltado nada…. Fue muy duro al principio tras la pérdida de mi padre, ella lo sintió muchísimo. Muchas noches le oía llorar en la cama en los primeros meses, así que un día decidí acostarme junto a ella abrazándola, para consolarla y siempre terminábamos durmiendo juntos, nos hacia sentir mejor tenernos el uno al otro en esos momentos.

Eso reforzó muchísimo más nuestro vínculo madre e hijo, por ese motivo empezamos a dormir siempre juntos en la misma cama de matrimonio, sintonicé con ella anímicamente sintiendo esa conexión de cuando logras tres en línea en el juego. Éramos dos corazones solitarios y necesitados del amor del otro, el calor del otro y sentirnos unidos más que nunca.

Durante un año o más todo era normal, nos veíamos desnudos a diario sin ningún prejuicio, pero entrando en la pubertad, muchas veces mi polla se ponía dura al sentir el calor y el aroma de mi madre pegada a mí, ella lo notaba sin darle demasiada importancia. Con el tiempo mi cuerpo empezó a cambiar rápidamente, mi vello púbico empezó a crecer y mi deseo sexual también. Ella veía en el día a día, mi desarrollo corporal como normal, sin hacer ningún comentario al respecto, dado que comprendía que era necesario que tuviera los cambios propios de la pubertad.

Nos gustaba compartir vivencias, ella se esmeraba por buscar momentos que nos situaran un lugar común, algo harto complicado para una mujer madura y un preadolescente, sin embargo nos entretenía mucho pasar horas jugando al tres en raya, luego a otros juegos de mesa de cartas…al póquer, cinquillo, burro, mentiroso y otros muchos, acabando con el tres en raya.

Un día de verano nos dispusimos para ir a la playa, los dos nos desnudamos en la habitación para ponernos los bañadores como tantas veces, pero esa vez no pude dejar de mirar sus grandes tetas desnudas, sus grandes pezones oscuros me llamaban la atención desmesuradamente, y sobre todo su vulva pelada solo coronada con un triángulo en sus pubis que dejaba ver su gorda vagina…. Esa forma de mirar era muy distinta que las demás y mi madre notó.

- Hijo, ¿te pasa algo? Me has visto desnuda de siempre, pero la manera que me miras hoy es muy distinta, ¿Se puede saber por qué?

- Pues no lo sé mami, no se por qué… me atrae verte desnuda… será por eso.

- ¡Jajaja! ¿Por eso…? ¡¿Y por eso te ocurre eso otro…verdad?!

- ¡¿Que otro?!

- ¿Te has visto como tienes tu polla de dura...?

Mi verga reaccionaba por su cuenta, y la tenía totalmente erecta y sin darme cuenta ni control.

- Lo siento mucho mami, últimamente me siento distinto… no se por qué pero cuando te veo desnuda se me pone dura, yo no quiero pero me es imposible evitarlo… estoy casi todo el día empalmado.

- Eso es que te estás haciendo un hombre. Está noche hablamos y te explicó por que te pasa todo eso mi amor… No te preocupes que no te pasa nada malo, todo lo contrario.

Mi erección se bajó al poco rato y el día fue muy normal. Al llegar la noche nos volvimos a acostar juntos, y mi madre me abrazó cariñosamente acariciándome la cabeza. El sentirla junto a mi, con sus tetas cerca de mi cara, viendo casi su totalidad a través del escote de su camisón hizo que mi pene se pusiera duro de nuevo.

- Otra vez se me pone dura mami, no puedo evitarlo y me siento un poco avergonzado.

- No te sientas mal por ello, es natural. Tu cuerpo está cambiando y tu deseo sexual hacia las mujeres empieza a despertar. Nos pasa a todos… a las mujeres también, pero en los hombres se evidencia con el endurecimiento de la polla en erecciones como esa.

- Pero es que, aunque se me baje la hinchazón, me queda un dolor por dentro, ¿eso es normal?

- Sí hijo, suele pasar si después de una erección no eyaculas…. Se produce una gran tensión en tus testículos y os suelen doler a todos los machos.

- ¿Eyacular? ¡Explícamelo mejor, mamá!

- Veo que nunca te has hecho una paja… del gusto de hacértela te corres y sacas la leche que producen los huevos… te lo voy a explicar mejor… “Cuando tú polla se pone dura y la acaricias meneando el prepucio, esa sensación tan agradable va aumentando hasta que el placer que sientes es tanto que la verga eyacula el semen que contienen tus testículos, eso es tener un orgasmo…, seguro que después no tendrás ese dolor que dices, o al menos se te alivia.”

- ¡Ah! Pues no lo sabía… nunca he tenido un orgasmo como dices ¿Tu tienes orgasmos, mamá?

- Jajaja, claro que sí hijo… alguna vez los tengo, pero desde que tu padre no está no es lo mismo hacerlo sola, es más agradable cuando te lo hace un hombre...

- ¿Y porqué no es lo mismo?

- Por que es más agradable que te lo provoque otra persona… hay una relación de amor y deseo que provoca una satisfacción mutua... además se puede hacer de muchas más formas y posturas.

- ¿Cual es la manera que más te gusta a ti?

- A mí lo que más me gusta es cuando el hombre introduce su polla dentro de mi vagina metiéndola y sacándola, sobre mí o puesta a cuatro patas como lo hacen los perros... pero ya te he dicho que hay muchas formas y posturas de hacerlo, hijo. Todo eso lo irás aprendiendo con el tiempo...eres muy joven todavía para practicar ese tipo de sexo.

- Gracias por explicármelo mami, pero me sigue doliendo… Creo que debía acariciarme como me has dicho haber qué pasa… ¿Puedo hacerme una paja ahora aquí delante de ti para que digas como lo hago...?

- Claro que sí hijo, inténtalo y yo te voy diciendo...

Empecé a tocar mi duro cipote torpemente, buscando ese placer que mi madre me explicó subiendo y bajando el prepucio a lo largo del tronco de mi polla, el tiempo pasaba y no lo conseguía. Seguía pegado a mi madre que miraba como lo intentaba sin resultado… diez minutos y nada, todo seguía igual, mi polla dura, mis ganas de correrme pero sin llegar al orgasmo.

- Veo que no lo consigues hijo.

- Es que nunca me he hecho una paja… ¿Me podrías ayudar tú?

- Hijo, estas cosas no se hacen entre madre e hijo… está mal visto, pero como parece que tenemos confianza te voy a enseñar, solamente por esta vez, con la condición de que nunca se lo cuentes a nadie, ¿me lo prometes?

- Lo prometo, queda en un secreto sellado entre tú y yo.

Retiró la sábana dejando mi polla erecta a la vista, la asió y comenzó suavemente, poco a poco. Por arte de magia, empecé a sentir un placer nuevo para mí, mi polla creció más si cabe, y se endureció aun más como nunca lo hizo. El gusto era cada vez más intenso, una gota de líquido muy resbaladizo asomaba por la punta del glande, mi cuerpo se tensó y mi primer orgasmo llegó brotando de mi interior como un tsunami. Lo que eran unas pocas gotas blanquecina se convirtieron en un gran chorro de leche, que salieron con mucha potencia e impregnaron la mano de mi madre, las sábanas y mis piernas, mientras yo jadeaba por el inmenso placer que estaba sintiendo, un placer que me atolondraba y me dejaba cao adormeciéndose todo el cuerpo.

- ¿Que tal hijo… a que te ha gustado correrte?

- Muchísimo mami, muchísimo. ¿Y tú no has tenido un orgasmo?

- No hijo, para eso tendría que acariciarme yo, o que lo hiciera otra persona.

- ¿Quieres que te lo haga? Me gustaría que tú también lo tuvieras.

- Ya te dije que esto no está bien que lo hagamos entre nosotros....

- Pero si no lo va a saber nadie, sólo una vez. Es que quiero tocarte ahí… en tu coño, me gustaría mucho sentirlo en mis dedos para ver cómo es la sensación.

- Vale… pero sólo una vez y nunca más, ¿de acuerdo?

 


 

Se desnudó abriéndose de piernas completamente. Era la primera vez que veía la vagina de mi madre de esa forma. Comenzó explicándome lo que era cada parte de su vagina… sus labios vaginales externos e internos, su clítoris y el agujero del conducto vaginal, por donde se debe meter la polla para follar, eyacular y preñar a una mujer… también el orificio del meato. Me llamó la atención lo húmeda que se veía la vagina interiormente.

- ¿Por qué la tienes tan mojada y resbaladiza la vagina?

- Está mojada por la excitación, es lo natural en una mujer sana con deseos sexuales... a ti se te pone dura la verga y a mí se humedece, para que la polla endurecida resbale y entre mejor hasta el fondo, sin hacerme daño al roce… es como un aceite natural lubricador, que nos facilita la penetración al follar.

- Eso significa que estás excitada y te apetece follar…

- No exactamente… mira cariño, te voy a enseñar cómo se hace y luego sigues.

Yo no quitaba ojo des sus caricias, y como sus dedos frotaban el bulto que envolvía el clítoris, un bulto que sobresalía sobre sus labios vaginales. Estaba excitada igual que yo antes. Verla de esa forma hizo que mi polla empezará a crecer de nuevo. Agarró mi mano para que yo siguiera frotando su pepita. Poco a poco descubrí donde más le gustaba por sus gemidos de placer, su vagina estaba empapada y un grito de placer… estalló en un… - “¡Aahhhhh, me gustaaaa! ¡Voy a tener un orgasmo, hijo!” Acabó por despertarme de mi ignorancia sexual sobre la mujer… lo no sabía era que me quedaba muchísimo por aprender de ellas. Lo cierto fue, que vi por primera vez una mujer corriéndose, a mi propia madre, excitándome muchísimo como nunca no lo había estado.

Ella volvió a ver mi polla dura, me atrajo encima de su regazo abrazándome y comiéndome a besos, no lo supe, pero ahora sí… mi madre estaba excitada y bastante salida y necesitaba que la follaran. Recostado sobre ella, mi verga tiesa se encontraba justo enfilada en su coño, con mi glande en la entrada de la húmeda vagina que me vio nacer..., creo que los dos lo sentíamos. Con mi cara sobre sus tetas se la chupé, ella me dio de mamar apretándola mientra succionaba el pezón...Sin poderlo evitar, empecé a chupar sus enormes pezones, ella me dejaba hacer ayudándome a que me comiera todas sus tetas. Ella se fue colocando de manera que mi cuerpo iba encajando mejor entre sus piernas, y sin mucho esfuerzo, con un leve empujón de ella… mi endurecido cipote se introdujo en su vagina ¡¡Pude sentir el calor y la humedad de su coño en mi sensible glande! Ella ayudó a encajarle mejor la verga en su coño.

- Ya que estamos acoplados hijo mío… te voy a enseñar cómo se hace el amor… ¡Sacala un poco y vuelve a meterla cada vez más adentro repetidamente, vamos, hazlo sin parar hijo hasta que tengas otro orgasmo! Ahora en vez de tu mano es mi coño quien abraza tu polla… ¿Te gusta hijo mío...?

- Sí mucho…

- Entonces no pares de meterla y sacarla hasta que eyacules tu leche en mi interior...

Así lo hice un buen rato torpemente, ella me ayudaba a balancear mis caderas, aunque creo que me salía cada vez mejor de manera instintiva. El placer que sentía era algo nuevo para mí en todos los sentidos. Mi madre me besaba, me acariciaba mientras me la follaba cada vez a mayor velocidad hasta que me corrí y creo que ella también… los dos a la vez. El sopor fue mayor que con la paja y el placer de eyacular dentro era indescriptible. Sentí como mis chorros de leche se agolpaban para salir por mi glande al fondo del coño de mi madre… Me sentí como mareado eyaculando sin parar…, su manos me atraían hacia dentro sujetándome de la cintura.

- Ya sabes cómo se hace el amor con una mujer hijo, pero no volverá a ocurrir… En el futuro tendrás muchas mujeres para follarlas a lo largo de tu vida.

- Gracias mamá por enseñarme algo tan especial…. ¡¡Te quiero muchísimo!!

Siempre me sentí atraído por mi madre por lo que pasó ese día…, todas mis pajas siempre eran pensando en ella. Unos días después tras las clases comí solo porque mi madre se tuvo que quedar a echar horas extras en su trabajo. Luego me fui a jugar a la “Play Station” con mi amigo Arturo. Cuando entré en casa tenía la tele puesta por lo que no me oyó entrar, fui a su encuentro y la vi en su habitación desnuda subiéndose las bragas.

- Hola mami, no creí que estabas desnuda...lo siento.

- Hola hijo, no te oí llegar. No pasa nada, tenemos confianza ¿No? Me acabo de duchar y me relajaba un rato en la cama.... Enseguida está la cena.

- Vale mamá… avísame cuando esté.

Fui al baño a lavarme las manos medio empalmado por ver a mi madre desnuda teniendo sexo individual. Tantos años viéndola desnuda sin verla disfrutando del sexo, y en unos días no dejaba de verla así… creo que me la encontraba demasiado a menudo, y ya empezaba a sospechar que no era siempre casualidad. Su ropa estaba en una esquina preparada para lavar, me fijé vi en sus bragas de forma automática, y me excité mucho, las cogí todavía calientes, las olí y lamí como muchas otras veces. Me puse tan caliente que empecé a masturbarme con ellas de pie frente al espejo del lavabo, ni me percaté de que la puerta no estaba cerrada del todo.

En el momento que me está corriendo, mi madre abrió por completo la puerta viendo como mi polla eyaculaba un gran chorro de semen que llegó hasta el espejo.

- ¡Hijo, también te pone cachondo mis bragas usadas...!

- Siempre mamá…

- Pues podrías cerrar la puerta y hacerte tus pajas tranquilamente, aunque conmigo puedes hacer otras cosas que nos satisfacen más a los dos…

- Lo siento mamá, ha sido un arrebato sin pensar mucho…

- ¡Ah ya, comprendo! Bueno hijo, ya está la cena… pero antes limpia los chorretones de lefa que has dejado en el espejo.

Ahora voy le dije muy avergonzado.

Comiendo le pedí perdón… - Siento que me vieras masturbándome, me siento mal de haberme comportado tan egoísta teniéndote a ti...con la confianza que ahora nos tenemos.

- No me importa que te masturbes hijo… pero prefiero que te corras conmigo a que lo hagas con mis bragas.

- Es que me excita muchísimo hacerlo con tus bragas por la costumbre… estaban tan calientes todavía, su olor y sabor me vuelven loco. Desde aquel día que me enseñaste lo que era el sexo te he deseado con más fuerza, y como no volvió a ocurrir lo más cerca que he tenido estos días de ti han sido tus bragas, estoy acostumbrado a excitarme con ellas… pero si te molesta, no volverá a suceder.

- No sé que decirte hijo, me sorprende mucho que te guste tu madre… pero no quiero que te sientas mal por ello, si te gusta hazlo, pero no tan descaradamente, que una no es de piedra, y tú eres el único hombre que hay ahora en mi vida… ¡¿Me comprendes, hijo?!

Unos días después en el baño estaba su ropa con sus bragas a la vista, está vez cerré la puerta y me masturbé con ellas, eyaculé una gran cantidad de semen sobre ellas y no hice nada por limpiarlo, quería que lo viera. Antes de comer puso la lavadora, no dijo nada sobre sus bragas, dejó los comentarios mientras comíamos, sin posibilidad de escapar a afrontar el tema.

- ¡¿Otra vez con mis bragas hijo? Jajaja, vaya obsesión que tienes.

- Siii, Jajaja, estaban tan a la vista que pensé que las habías dejado para que las viera y las usara como siempre...

- ¡Pues sí! Las dejé para que las vieras y veo que aprovechaste la situación.

- ¡Gracias mami, es que desde que follamos, te deseo y te quiero tanto!

- Yo también te quiero hijo… pero piensa que aquello solo fue para enseñarte y no para mantener una relación sexual permanente entre nosotros.

Sin embargo, una cosa era lo que decía y otra lo que hacía. Durante tres o cuatro veces más ella repitió lo mismo, sus bragas a la vista para que yo me masturbara con ellas, y una de las veces que entré al baño, para mi sorpresa, no estaban sus bragas pero si el resto de la ropa que se había cambiado después de usarlas todo el día.

De nuevo durante la encerrona de la comida, donde teníamos largas conversaciones, volvió el tema de mis pajas...

- ¿No has echado en falta algo hoy?

- Pues sí… tus bragas, venía pensando en ellas.

- ¿Y te has hecho una buena paja…?

- Al no verlas no me la hice...

- Jajaja, me parece bien...es que quiero darte una sorpresa.

Se levantó y se quitó las bragas delante de mí.

- Aquí las tienes, llevó toda la mañana con ellas puestas. Están calentitas y algo humedecidas por la raja de mi coño, como a ti te gustan.

Delante de ella las acerqué a mi cara oliéndolas y pasando la lengua por la parte vaginal.

- Gracias mami, qué sorpresa me has dado. Mira solo con olerlas se me ha puesto dura la polla…

- Ya veo que la tienes durísima…

- Me voy al baño que no aguanto más.

- Si quieres, no creo que te haga falta irte… te la puedes hacer aquí en la cocina delante de mí, mi madre se remangó la bata de casa hasta la cintura y se abrió de piernas mostrándome toda su raja abierta. - ¡¿Disfrutas viendo mi coño, hijo?! Se abrió los labios vaginales…

No tuve palabras, solo ojos para ver el espectáculo del frondoso coño de mi madre, se empezó a masajear la raja y el clítoris, me animó a hacerme allí mismo mi paja, frente a ella. Uno frente a otro no nos separaban más de treinta centímetros… a los pocos minutos exploté rociando de leche todo el coño, pubis en parte de la panza de mi madre.

- Cada vez eyaculas más fuerte y con más leche… se estás convirtiendo en un buen semental.

Durante otras tres o cuatro veces mas repitió lo mismo en la cocina, en la sala y en nuestro dormitorio...me daba sus bragas calientes y yo mis calzoncillos, sabía que le gustaba verme excitado y que yo lo estuviera para ella...también se ponía muy perra, solo nos masturbábamos uno frente al otro, me gustaba llenarle el coño de semen y a ella también, me la pedía e incluso la degustaba chupándose los dedos. En la siguiente ocasión cuando se disponía a quitárselas...

- ¿Te parece bien si te las quito yo?

- Por supuesto que no, si quieres hazlo… no me importa, al contrario, me agrada...

Levanté su falda y le bajé lentamente las bragas tocando su vello púbico observando detenidamente sus labios vaginales que marcaban la raja de su húmeda vagina pelada, ella solo tenía pelusa en la parte superior del coño, un vello corto y recortado con cuchilla en forma de triángulo que pretendía ser un corazón, según me comentó.

- Estas mojada mami… ¡A ti esto también te gusta! ¡¿A que sí?!

- Jajaja, pues sí…. Me gusta este juego que tenemos, un poco sí. Hace tanto que no me excito de esta manera que es divertido hacerlo contigo.

- Me gustaría que me masturbaras con tus bragas, ¿lo harías?

- Claro que sí hijo, me encantaría hacertelo.

Me puso las bragas alrededor de la polla masturbándome lentamente, estaba enorme. Ver a mi madre haciéndome una paja me excitó de tal forma, que no tarde mucho en correrme con un gran chorro de semen que impacto contra sus tetas y barriga.

Sin decir nada me quité mi calzoncillo y se lo di.

- Ahora te toca a ti mamá… huélelo y chúpalo.

Lo hizo sin replicar… gozaba con mis calzoncillos en su cara,

- Ahora quiero verte como te vas a masturbar delante de mí con ellos... pero desnudate por completo.

Yo me desnudé también, los dos de pie en la cocina comenzó a sobarse el coño con ellos mojándoselos a tope… la vagina se le empapó mucho más. Yo acariciaba sus duros pezones, me los dio a chupar y lo hice como cuando mamaba de ellos, mientras su excitación aumentaba cada vez más hasta que se corrió.

 


 

Le quité los calzoncillos y nos besamos metiéndonos las lenguas en nuestras bocas y saborearnos, a la vez que la sentaba en la mesa de la cocina abierta de piernas. Ya eran demasiadas veces lo dejar el sexo completo a las puertas, así que me atrevía a decírselo...

- Te voy a follar aquí mismo mamá… no puedo aguantar más, llevo mucho tiempo deseándolo.

- Siiii, sí hijo hazlo ¡¡FÓLLAME!! Este juego hay que rematarlo follando...

Me acerqué poniéndome entre sus piernas, me asió la polla y la enfiló entre sus labios.

- ¡¡Empuja fuerte para dentro, cariño!! ¡Quiero sentir tus huevos golpeando en mi coño!

La penetré hasta el fondo, gemimos los dos. Mi cadera comenzó a agitarse follándola, ambos mirábamos como mi polla entraba y salía una y otra vez, mojada por su lubricada vagina. Mi madre no tardó en correrse de nuevo gimiendo de gusto al sentirse llena otra vez, con una polla dentro de su coño… ella me confesaba no había follado desde que murió mi padre, pero no me daba la sensación que fuera verdad, aunque nunca se trajo a casa a ningún hombre que yo supiera, por tanto no tenía pruebas.

Cambié de postura, de pie y de espaldas a mí. Apoyada en la mesa la volví a follar pellizcando sus pezones bajo su exigencia. Mis embestidas eran enormes, su encharcado coño se hacía oír cada vez que mi verga entraba hasta el fondo.

- ¡¡Mamiiii, ahhhhhhh!! ¡Qué gustooooooo! ¡¡Me corrooooo,ahhhhh!!

- Siiiiii, mi niño ¡¡Lléname de lecheeee!! ¡Sácatela toda y dásela a mamá!

Me empezó a templar todo mi cuerpo, mis piernas se aflojaban del placer que sentía de nuevo, esa sensación comenzaba a ser adictiva. Noté salir el primer chorro tras una inevitable subida de leche que me generaba un estupor increíble… tras el cuarto o quinto lechazo, su coño rezumaba la mezcla de nuestros fluidos cayendo gran parte de ellos en el suelo de la cocina, el sellado de mi su coño sobre el tronco de mi verga no era suficientemente hermético.

Nos abrazamos besándonos apasionadamente, nos íbamos recuperando poco a poco,

- Joder mamá, Si supieras el tiempo que llevo queriendo follar contigo… ¡Me has hecho muy feliz estrenarme contigo!

- Añoro dormir contigo mi amor, quiero sentirte junto a mi en la cama, despertarme abrazado por ti como hace años lo hacía con tu padre… ahora contigo es emocionante… ¡Sin duda eres su sustituto natural dentro de mamá!

- ¡¿Te gustaría tener un hijo mío…?!

- Todo a su tiempo mi amor… es algo que debemos pensar en el futuro, de momento estamos bien así. Solo quiero que sepas que Yo también te añoro hijo… Puedes dormir conmigo y follarme cuando quieras. Te puedo confesar que ningún hombre me ha follado como tú lo haces.

- ¡¿Crees que ya soy un hombre para ti…?

- Sin duda mi vida, nunca dejaría que durmiese conmigo alguien que no fuese un auténtico hombre… Deseo que me hagas el amor todas las noches.

- Estoy deseándolo… todas las noches las quiero hacer muy especiales para los dos.

Llegó tan ansiado momento, después de cenar nos duchamos juntos lo que nos excitó aún más. Fuimos directos a la cama y lo primero que hizo fue meterse mi duro polla en la boca. La mamada era increíble, sus labios chupaban mi capullo hinchado por el gusto que me daba, su mano acariciaba mis huevos...sus gemidos me excitaban más.

- Me voy a correr en tu boca...

- Siii, vaciate dentro de mi boca, hijo. ¡Me gusta mucho la leche de tus huevos!

Chupaba mi glande, me pajeaba el tronco y masajeando mis testículos me sugestionaba...

No tardé mucho en golpear su boca con un potente chorro de semen que empezó a brotar de mi glande directo a su paladar… fue acumulando chorro a chorro toda mi leche en su boca. Cuando acabé me la mostró antes de tragársela. Seguidamente me lancé a comerle el coño, su sabor me volvían loco, lamía, chupaba y sorbía sus jugos, lamía su duro clítoris haciéndola gritar de gusto, retorciéndose de placer, al cabo de unos minutos castigándole el coño con mi boca, lengua y labios, le llegó el esperado orgasmo...

- Hijo mío, ahhhhhhh, Hijoooooo, qué gusto me das, ahhhhhhh… tu mami se va correr en tu boca muy pronto… me voy a correr en la boca de mi hijo, ahhhhhhh.

Un enorme orgasmo sacudió su cuerpo con una gran cantidad de flujo empapando su vagina y mi cara de gran chorro que soltó la muy puta…

Ya más relajada pero con unas ganas enormes de continuar, se puso encima de mí, sobre mi verga rígida como un tronco centenario, metiéndosela en su coño de una… comenzó a follarme.

- Ahora tu mami te va a follar a ti.

A mi edad no es que tuviera un cipote muy grande aún, pero sí los suficientemente potente y pertinaz como para echarle a mi madre cinco polvos seguidos. Comenzó a frotar su coño en círculos, todos los centímetros de verga recorrían el interior de la vagina, ella también lo gozaba en su totalidad, sacaba y metía el falo repetidamente, me estaba follando muy bien dejándome hacer.

Yo me comía sus tetas mordisqueando sus erectos pezones, me las daba a comer, estaban duros y muy empitonados...logré sacarle un poco de leche, qué no sé como podía tener leche en sus tetas sin estar preñada todavía. Entre jadeos le pregunté si el gustaba que la follaran a cuatro patas como a una perra…

- Sí, me encanta que el macho me domine y me folle así. Tu padre no fue el único que me puso mirando para Cuenca… me gusta mucho… ¿quieres follarme por el culo?

- Siii, deseo follarte a cuatro patas por el coño y gozar de tu culo hasta correrme dentro

A cuatro patas le introduje muy lentamente la punta de mi polla, un corto gemido de placer me hizo continuar y meterle por completo. Poco a poco notaba en mi glande, como su vagina se dilataba en esa posición. A poco la follaba cada vez más rápido, con más ganas e ímpetu gritaba de gusto como una zorra salida. La sujetaba del culo haciendo desaparecer toda la polla en tu acogedor coño caliente y extremadamente lubricado… el ariete se deslizaba como un pez en el agua.

Así estuve un buen rato hasta que me corrí… no sé si ella se había corrido, pero su coño supuraba una buena dosis de flujo vagina. Al sacar la verga aprecié un reguero de semen que se desprendía de sus labios vaginales como lava hasta el suelo. Al día siguiente mi madre y yo tuvimos una charla sobre el exceso de sexo que habíamos tenido y lo poco conveniente que era que a mi edad tuviera relaciones sexuales tan completas y mucho menos con mi propia madre. A partir de ese día dormimos separados a pesar de mis protestas y de sus promesas. Le había llenado el coño de esperma varias veces, pero por suerte no logré dejarla preñada…, ese episodio no se volvió a repetir.

*****************

Al poco tiempo de aquello, vino a vivir con nosotros mi abuelo materno tras la muerte de su segunda esposa, la presencia de su padre nos distanció de aquella relación…. Pasaron los años y nuestra relación se conformaba con la tradicional de una madre soltera con un hijo adolescente, pero antes de llegar a la mayoría de edad e independizarme, hubo otro episodio que marcó nuestra trayectoria como amantes furtivos. Era la época en donde comencé a salir con chicas de manera seria. Mi madre y yo tomábamos un café a media tarde, era un momento de relax y ella aprovechó para saber más de mí… quería saber que pasaba con Julia, la chica que solía traer a casa más a menudo.

- Hijo, no sé si es demasiado tarde para hablar de tus relaciones con tu amiga, ya me entiendes… creo que toca tener una conversación madre e hijo sobre el tema.

- ¿Y de qué quieres que hablemos…?

- Bueno… yo creo que para empezar sería interesante saber si has ya has tenido relaciones sexuales con alguna de tus amigas… en especial con Julia.

- Sí, la verdad que alguna vez… solo se ha presentado la oportunidad unas pocas veces nada más.

- ¿Y te fue bien… te gustó?

- Estuvo bien, eso es algo que a todo el mundo le gusta… ¿No? No puedo decir que tenga mucha experiencia, aunque ella me parecía que tenía bastante menos que yo.

- ¿Ya no era virgen…?

- No lo sé, parecía que sí, pero tampoco le rompí el himen… Yo creo que no disfrutó como lo haces tú.

- Ya..., no siempre se sabe gozar la primera vez, mi amor. La mayoría de las chicas, el desvirgue no es una buena experiencia... ¿Le preguntaste a ella si lo disfrutó?

- No, pero no me dijo que no le gustara.

- ¿Y después te has interesado por ella?

- Tampoco, solo nos hemos visto unas cuantas veces entre amigos, no hemos tenido un momento de intimidad… cuando lo tengamos le preguntaré, me interesaré por como lo vivió, y si era virgen o no, ahora parece que me has llenado de intriga con lo que dices.

- Eso no te lo iba de decir en aquel momento… si le gustas y no le satisfizo el polvo, no tendría valor para decírtelo… porque no deseaba quedar mal contigo, ahora tal vez sí se abra y te confiese algo más… y aquel día… ¿Cómo lo hicisteis?

- Yo encima de ella

- Ya imagino, la postura del misionero es la clásica… nunca falla. ¡Pero lo que mi interesa saber es si lo hiciste con o sin condón!

- Yo no llevaba pero ella sí

- Hijo de debes ser previsor. No puedes dejar en manos de la chica el uso del preservativo… debes de llevar alguno contigo cuando salgas de marcha… y si eres muy fogoso, más de uno.

- Es que me da un poco de corte ir a comprar a una farmacia o al supermercado… la dependienta o cajera te mira como si fuese un pervertido... y los de las máquinas expendedoras son muy caros…

- Te comprendo hijo, pero no creo que tengas razón. Mira yo te los compraré, pero necesito saber tu tamaño…, los condones van por tallas… ¿A ti cuanto te mide la polla cuando la tienes empalmada?

- No lo sé, nunca me la he medido

- No me lo puedo creer, pero si los chicos no hacéis otra cosa más que mediros la polla para faldar de tamaño de verga… Voy por una regla, mientras tú intentas ponértela dura.

- ¡¡Pero mamá!!

- Ni mamá ni mamó, si quiero acertar tendré que saber cual es tu envergadura, nunca mejor dicho.

- ¿El qué...?

- Hijo, que lelo estás… envergadura… verga-dura ¡¿Lo coges?!

- Eres muy graciosa mamá.

- Lo sé. Venga ponte al tema que vengo enseguida con una cinta métrica de costura que tengo por ahí.

Al cabo de un rato su madre volvió, cuando llegó con la cinta métrica observó que no tenía la polla todavía en su máxima expresión.

- Mientras consigues una buena erección, voy a mirar los tamaños en internet.

Mirando por internet en el móvil saca los tamaños de pene por tallas encuentra que…

Talla XS: Es para penes de entre 5-10 cm. de circunferencia y 8-16cm. de longitud

Talla S: Para penes de entre 10-11 cm. de circunferencia y 10-18 cm. De longitud.

Talla M: Penes de entre 11-11,5 cm. de circunferencia y 13-19 cm. De longitud.

Talla L: Para penes de entre 11,5-12 cm. de circunferencia y 14-20 cm. De longitud.

Talla XL: Para penes de entre 12-14 cm. de circunferencia y 15-20 cm. De longitud.

Talla XXL: Para penes de 14 o más cm de circunferencia y 15-20 cm. De longitud, o más.

Tras narrarle todo el inventario de medidas y tallas, el chico intentaba hacerse una paja con mayor ímpetu, pero no se lo ponía lo suficientemente dura, no sabía en qué inspirarse o que la tensión de encontrarse con la polla fuera observado por su madre así, de manera aséptica…le estresaba.

- ¿Aun estás así? A ver si se te anima un poco con esto…

Su madre se remangó la falda, y se apartó a un lado las bragas blancas de algodón.

- ¿Qué te parece el coño de tu madre… te sugiere una buena empalmada? No es tan joven como el de tu amiguita, pero te aseguro que lo tengo igual de apretado...

Se sacó la polla del todo, con los huevos por fuera de la bragueta, al verse un poco incómodo su madre le soltó el botón bajándole el pantalón y los calzoncillos de una sola vez… y se la meneaba con los ojos desorbitados mirando el coño de su madre. Ella se los tocaba con dos dedos y se abría y cerraba los labios vaginales, mostrándole el clítoris bajo el capuchón.

- ¡¡No tienes pelos alrededor de los labios!! Siempre me ha llamado la atención.

- ¿Te gusta el coño de tu madre?! Es un pelado natural, nunca me he tenido que depilar por el alrededor de la vulva, solo por el pubis y tampoco me sale mucho.

- Además se te ve cerrado, muy cerrado

- Ya te digo… de siempre lo he tenido muy apretado, pero últimamente mucho más… ni imaginas el tiempo que llevo sin que nadie intente meterla en esta raja.

- Es una lástima porque es muy apetecible.

- Me alegra que te guste, y veo que ha dado resultado… ya le tienes en su punto.

Se acercó a medirle la polla a su hijo, ya la tenía dura y en todo su esplendor, le mide primero la circunferencia de la base y luego la longitud…

- Tienes una verga bastante recia… 13’5 cm de circunferencia y casi 19 de longitud, es más grande que cualquiera de las polla que he conocido… o casi todas… tu abuelo también usa la XL súper sensibilidad, y da la casualidad que tengo alguno por casa...te traeré uno y lo probamos.

- ¡Pero qué dices mamá, eso no…!

- Calla tonto, será un momento y nos quitamos las dudas… Ya nos tenemos mucha confianza.

- ¡Y tanta! Oye mamá, ¡¿Cómo sabes las medidas del abuelo y los condones que usa?

- Hijo son cosas de familia que te contaré en otro momento… lo bueno es que tienes la misma verga que mi padre, así que te viene de mi familia esta buena dotación, que me alegra tanto la vista.

 


 

El chico aún mantenía la erección, su madre le tomó el relevo en la paja continua que mantenía durante todo el rato. Luego le abrió el preservativo enseñándole como debía de hacerlo sin pellizcar el látex y luego se mostró con indicaciones como debía enfundárselo.

- Perfecto mi amor, esta talla es la ideal para tu polla… la XL definitivamente. ¡Este paquete de seis te lo puedes quedar, porque tal vez me caduquen casi seguro!

Los dos se rieron. El chico continuaba con el condón puesto sin que se le bajase la rigidez

- Te parece bien que lo terminemos de probar, ya que lo tengo puesto… solo es para no desperdiciarlo...

- ¡¿Estás insinuando que quieres metérmela…?! ¿Te das cuenta a quien se lo estás diciendo? En cualquier momento puede entrar tu abuelo ¡No me quiero ni imaginar lo que pasaría si nos viera acoplados, follando como conejos salidos.

- Ya sé que eres mi madre, pero a estas alturas después de meneármela como lo has hecho y de ponerme el condón estoy que necesito desahogarme…me duelen los huevos bastante, y estoy seguro que a ti también te viene bien. Y me gustaría volver a follar contigo, hace mucho tiempo de aquellas primeras veces… Además el abuelo tardará.

- Sí que hace mucho tiempo, solo fue para iniciarte… y a no me necesitas

- Yo creo que sí te necesito, sobre todo te necesita mi polla... no se le baja la rigidez.

- No te voy a negar que necesite un buen polvo… pero de nuevo contigo no creo que sea la mejor idea.

- Será rápido, tal como estoy de excitado, no creo que aguante más de un minuto dentro de tu coño… además con el condón ¡¡No te dejaré preñada!!

- De acuerdo, me han convencido tu argumento… ¿Dónde y cómo quieres hacérmelo?

- Sobre la mesa… es la altura perfecta.

La madre se puso sentada sobre la mesa de la cocina, en el lugar donde se sienta normalmente el abuelo cuando se queda en casa, fue algo que no pensó, era el lugar que más cerca le cogió de donde estaba parada. Su hijo la arrastró hasta el borde de la encimera y le apartó las bragas a un lado de la vulva. Sin más preguntas la enfiló en la boca del coño y se la clavó metiendo solo el glande.

- Continua, empuja más hacia adentro… Ummm! Noto como me arrastras las carnes para adentro. ¡Qué dura la tienes, hijo mío! ¡Creo que lo necesitaba, síiii!

En dos o tres estocadas más la hundió hasta la raíz, el coño se notaba bien lubricado y empezó la función del mete saca, el chico tensaba sus músculos y su madre lo notaba en la dureza de sus nalgas, las cuales agarró empujando más adentro de ella la polla de su hijo con la mano libre. Las piernas de su madre le rodeaban la cintura y se colgaba con un brazo del cuello de su chico. Su culo se tensaba en cada empujó que al que sometía a su madre, se notaba incapaz de aguantar mucho más, y arremetió con dureza y prestancia en un mete saca cada vez más veloz, hasta que emitió un gemido vaciado sus pulmones y descargando el arsenal seminal en el cubículo del condón. Fueron cuatro o cinco chorros de leche los que notó su madre, daba por hecho que cada convulsión de la polla era una eyaculación, porque la lefa se quedó atrapada en el condón. Finalmente la extrajo y observaron como iba saliendo de la raja totalmente impregnada de flujo gelatinoso.

- Parece que te has corrido bastante… mira con qué cantidad de leche has llenado el condón...rebosa el cubículo con creces.

Se lo extrajo agarrando la polla de su hijo y miró al tras luz el contingente de esperma que contenía el condón.

- ¡Vaya, vaya, esto si que es una cantidad sustancial…! Mi hijo está hecho un semental, ¡Con toda esta leche tienes para preñar a más de cinco chicas salidas de entre tus amigas!! La madre mira el polla de su hijo y se relame… - ¡¿Quieres te acabe de limpiar todo ese desastre de tu polla?!

- Si te apetece, adelante… ya nada nos retiene...

La madre se agacha poniéndose en cuclillas sujetándole la polla que no había bajado apenas de su erección…, le pasa la lengua por el glande recorriéndolo entero circundándole con la parte superior e inferior, le lengüetea el frenillo terso como la cuerda de un arco y le mete la punta de la lengua en el orificio uretral, luego abre la boca y se traga el capullo y más de la mitad del tallo…, lo chupetea agarrándole de los huevos y empieza a notar que ese cipote se pone más rígido. Se la saca de la boca y mira a su hijo a los ojos, se intercambian una mirada de pasión, mientras le levanta la polla y le come los huevos uno a uno, después ambos se los mete en la boca… juega un rato con ellos dentro, para volver a lamer todo el tallo hasta llegar al glande y darle una sonora succión…

- Ya la tienes bien limpia, hijo. Pero es una lástima desperdiciar esta hermosa erección. Se da la vuelta con los brazos posados en la mesa de culo a su hijo – Ven hijo, follemos como perros...pero ahora sin condón, quiero sentirte a pelo dentro de mi coño... ¡Me encanta que me follen al natural! ¡¿Lo sabes…?!

El chico ni se lo piensa, le sube la falda y le baja las bragas dejándoselas engarzadas en las rodillas, ella se agacha un poco más posando sus tetas sobre la mesa elevando un poco más el culo, y él emboca su glande en medio de la raja del coño, de tal modo que su glande encuentra el camino de la vagina materna sin mucha dificultad. La sujeta del culo y se la clava a fondo, ¡Ummm! Se oye gemir a la madre al notar los casi veinte centímetros de verga en el fondo de su vagina. La verga se desliza desde el glande a los huevos de manera vertiginosa, el sonido de sus carnes golpeándose envuelven la cocina. Ella se suelta el sostén y él aprovecha para agarrar con una mano sus tetas, captura un pezón con los dedos y los aprieta, ella siente un escalofrío ante el apretón de su erecto pezón...se mete una mano entre sus piernas y toca la polla de su hijo entrando y saliendo, le amarra los huevos con una de sus manos y se los masajea alternativamente a la masaje de su clítoris, sus dedos van de la pepita a los testículos de su hijo. La mezcla de texturas...húmedo y secos, terso y rugosos, duro y esponjosos, la está llevando al orgasmo.

El chico está aguantando después de correrse, la segunda corrida se hace esperar, pero la de su madre ya no tanto, se tensa y explota en una convulsión estentórea alucinante. En tanto ella no consigue mitigar su corrida, su hijo no ceja de perforar y adentrarse en lo más hondo del coño de su madre, una y otra vez. Se nota que no va a durar mucho más, porque percibe la subida de leche, aumenta el ritmo de la follada y la mete hasta el útero descargando allí todo el resto de lefa que le quedaba contenida en sus huevos. Le hace percibir a su madre los aldabonazos con unos chorros potentes. Ella al sentirlos nota algo parecido a un nuevo orgasmo, se siente satisfecha de ser una buena hembra para un macho tan potente como es su hijo, se alegra de tenerlo de nuevo en su interior, pese a no ser lo más natural.

Al sacarla, arrastra detrás un reguero de lefa como lava…, cae cual si fuera cera fundida desde los carnosos labios vaginales de la madura hasta aterrizar sobre las bragas. Ambos se miran y se funden un beso tierno y lascivo a un tiempo, sus lenguas pugnan por ser la que entre en la boca del otro, sus manos no paran de recorrer el cuerpo del otro.

- Te quiero mi amor, ha sido maravilloso lo que le has regalado a tu madre, y podrás tener más si somos discretos y tu novia no te deja satisfecho… mamá siempre sabrá compensarte.

- Yo también te quiero mucho...Nunca imaginé que pudiera pasar esto ¡¡Me ha encantado volver a estar dentro de ti!!

Su madre le sonrió al tiempo que se subía las bragas, que ya acumulaba una buena cantidad de leche en borbotones bastante espesos…, al acoplarselas a su cintura, todo ese contingente de esperma se unió al que aun rezumaba por la apretada raja de ese coño tan suculento.

- ¡¿Crees que te dejaré preñada…?!

- Jajajaja, Hijo que rápido dejas preñada a una mujer madura… ¡No te preocupes por eso, mi amor! Lo importante es que hayas gozado de tu madre, tanto como lo he hecho yo de mi hijo… de mi panza ya me encargo yo... y el abuelo. ¡Ha sido un polvo formidable! ¡Gracias hijo!

Le volvió a besar en los labios con lengua y se marchó a darse una ducha para cuando viniese su padre, a quien le tendría preparada una sorpresa vestida con ropa íntima sexy.

En unos meses se marcharía a estudiar lejos de casa con la beca que le habían concedido. Acabaría el bachiller e iniciaría los estudios universitarios...quería ser programador de videos juegos en 3D y diseñador gráfico en la “Universidad de tecnología y arte digital”, para ello se tendría que marchar a muchos kilómetros de la casa de su madre. Acabó la carrera, pero antes ya hacía sus pinitos colaborando en la creación del video juego “Zombi Army 2”. Sin embargo en marzo de 2020, se declaró la pandemia del COVID-19 y eso trastornó todo su estatus vital...tenía que decidir si quedarse allí solo encerrado en un piso trabajando Online o hacer lo mismo en compañía de su madre, y esta segunda opción fue la más atractiva, de modo que antes de que se decretase el 13 de marzo un confinamiento total, el chico estaba en la puerta de la casa de su madre… el hijo prodigo había retornado al calor del hogar familiar.



*************



Al vestirme salí de mi cuarto tranquilamente aunque todavía le daba vueltas a lo del slip, no me había hecho nada de gracia que mi madre me lo cogiera, se trataba de algo muy intimo mío, volviendo a el día de los hechos. Cuando me dirigía a desayunar para posteriormente irme a trabajar, vi algo increíble que me provocó un vuelco al corazón…, observé a mi madre en una actitud que jamás podría imaginar que volvería a pasar… en una mano los slips y la otra metida dentro de las bragas seguramente tocándose, aunque no lo podía ver. No me lo podía creer, ni que estuviera haciendo eso y menos aun que no se diera cuenta que yo estaba allí en la casa y podía estar contemplando lo que hacía agazapado en aquel cualquier rincón de la casa. La escena era espectacular. Mi madre de espaldas a mí y de cara a la pila del lavadero se giró y se sentó en la silla, completamente despatarrada se llevaba mis slips a la nariz los olía profundamente para después lamerlos y chuparlos, como si quisiera extraer la sustancia humectante que allí había depositado mi verga. Los vicios nunca se olvidan, aquella escena me retorno a mi pubertad.

Después de un rato largo de lamerlos, demasiado largo diría yo, y de haber retirado su otra mano de entre sus piernas, se chupó dos dedos de su mano derecha, murmuró algo, apartó con la otra mano las bragas hacia una de sus ingles y con la derecha comenzó a masturbarse sumergiendo la mano en una tremenda vulva pelada, para mi sorpresa, en la que destacaba su impresionante monte de venus y una protuberancia formada por su capuchón de donde salía un gran glande semejante a un garbanzo. ¡¡Aquello era la leche!! Estaba que me moría de excitación, me llevé mi mano hasta mi miembro para comenzar a masturbarme, pues ya no podía más, pero la retiré... la tenía empapada de liquido preseminal, tanto que moje por completo la mano…, ya os podéis imaginar como estaba yo.

Al cabo de unos minutos empezó a acelerar notablemente, mientras yo seguía observando únicamente. Tenía una taquicardia a la vez que una sensación de angustia un tanto rara. En un momento dado comenzó con unas convulsiones impresionantes…, todo su cuerpo temblaba. Desde mi atalaya de observación, no hacia casi ningún ruido excepto las profundas respiraciones... y de repente zas un chorro como de agua salió de entre sus dedos. Rápidamente observé como ponía la mano delante de su sexo para que este líquido no saliera disparado. Pude ver la gran presión que llevaba, lo que imaginé era una eyaculación… fue tan fuerte que oí como caía al suelo, con un sonido parecido a cuando meamos.

Pero eso no fue lo sorprendente, lo sorprendente fue que cuando vi esto de manera increíble agarré mi polla y en pocas sacudidas me corrí sin más…, si tal cual, me corrí. Apenas medio minutos pajeándome y había eyaculado ¿cómo puede ser esto, si ni tan siquiera me la había tocado debidamente? Pensé vaya eyaculador precoz estoy hecho…, pero reflexionando creo no es así exactamente, porque en ocasiones he llegado a aguantar una hora masturbándome, con el glande algo irritado pero una hora. Lo peor de todo es que para colmo había dejado el suelo totalmente empapado de semen y una mancha que no deseaba llevar durante todo el día.

Me dirigí a mi cuarto a cambiarme de nuevo mientras mi madre echada completamente en la silla que teníamos en el lavadero, parecía que dormía, aunque lo que realmente pasaba era, supongo yo, que estaba exhausta en esa muerte que produce el placer del orgasmo…. Lo que no sabía de manera cierta, era si mi madre me había visto detrás de la cocina cuando ella estaba tocándose, por lo que cuando me había cambiado intenté disimular, mejor dicho intenté evitar encontrarme con ella tirada en la silla y prácticamente en pelotas, por lo que desde mi habitación le hablé…

- ¡Mamá dame la camisa planchada que tengo justo encima de la mesa que salgo ya!

Todo esto dirigiéndome desde mi cuarto hasta la cocina.

A lo que rápidamente contesto... ¡No, no, no pases que estoy desnuda, me estoy cambiando no entres!

Esta era la prueba que confirmaba mis sospechas no me había visto pero yo a ella si. “¡¡¡Genial!!!” Pensé.

Al dirigirme a desayunar me recreé en cada uno de los mejores momentos que había visto pero cuando lo hacia me entraba una especie de angustia, incluso arcadas, no se una sensación muy rara. Cuando terminé de desayunar me dirigí al servicio. Mamá estaba todavía desayunando con su padre… Al pasar por la pila del lavadero allí estaban en el cesto de la ropa sucia mis slips y sus bragas. Tomé los dos y comprobé cuan mojados estaban. Mis slips estaban algo empapados, pero sus bragas, de color beige... eso era demasiado, casi totalmente empapadas y con un aroma profundo a sexo... que de nuevo me empalmé supongo que eran las feromonas que allí había dejado. Se podía apreciar la raya de la parte delantera totalmente mojada, casi chorreaba, era de un fluido transparente algo blanquecino y un tanto viscoso. Y aunque en mis 27 años jamas había sentido ninguna atracción por la ropa interior y menos aun por la de mi madre... ¿Adivinad…?

En efecto las cogí pero para ello tracé un plan bastante inteligente para evitar que echara de menos esas braguitas. Rebusqué en el cesto, cogí otras bragas parecidas, bueno eran blancas, las mojé un poco con agua para que estuvieran en un estado parecido a las otra y ya esta al cesto de nuevo, quedándome con la más frescas.

Me dirigí a la cocina, cogí una bolsa hermética de congelados para guardarlas bien y evitar perder nada de líquidos y aroma, y sin que mi madre me viera, me dirigí al cesto tomé las bragas con las manos temblorosas por los nervios, las metí en la bolsa, la llevé a mi habitación y las dejé en un lugar muy seguro, que jamás encontraría. Estaba tremendamente nervioso y no sabía porque hacia esto pues hasta ahora, como ya he dicho, no había sentido ninguna atracción por la ropa interior de ninguna mujer y menos por la de mi madre. Salí de mi habitación hacia la cocina me despedí de mi madre y me marché al trabajo.

Ese día pasó bastante rápido pues tenía bastante tarea que entregar… me había alquilado una pequeña oficina preparada para mi trabajo Online de diseñador gráfico.

Al llegar, ya entrada la noche, allí estaba mi madre en el salón viendo la tele. Me preguntó que tal había ido el día y como estaba, lo de siempre y me fui a la cocina a cenar, allí mi madre me tenía preparado todo, luego me largué a mi cuarto a dormir, pues al día siguiente madrugaba… el abuelo ya estaba acostado en su cuarto, roncando como una morsa moribunda.

Ahora tenia por costumbre dejar mis slips o bóxer en el cesto de la ropa sucia y ya no me daba apuro si estabas mas o menos sucios…, no lo hacia a propósito pero si una noche tenia una eyaculación mientras dormía, pues los dejaba sin más en el cesto. Era como un bien a la comunidad, como un regalito supongo, ya que descubrí unas cuantas veces más a mi madre juguetear con mis slips, algo que para ella ya se había convertido en costumbre. La observé bastantes días masturbándose con ellos puestos en cara oliéndolos, otro día jugando con ellos sobre sus tetas desnudas o repitiendo lo del memorable día, en fin tenía lujuria con mi ropa interior usada.

 


 

Al cabo de unos días y ya entrada la noche, me desperté con los auriculares de la radio enrollados a mi cuello, me los quité, los dejé encima de la mesa y al volver a la cama me di cuenta que había luz en el salón. Me asomé por la abertura de la puerta y me percaté de que era evidente que se trataba de la televisión, pero no tenía nada de voz. Esto despertó mi curiosidad, imaginando y deseando que era mi madre dándose una alegría con una película porno. Y así era, salí con sigilo de mi habitación, me dirigí al baño y desde allí y través de un espejo que había en la entrada de la casa, pude contemplar con un poco de dificultad que se trataba de una escena erótica de una película blanda, pero allí estaba mama tocándose con mucho placer, eso me provocó un calentó tremendo. Ya contento tras verla, me fui de inmediato a mi habitación. Le estuve dando vueltas y me dio una idea fabulosa.

Al día siguiente de ver esa escena era sábado y cuando mi madre salió a hacer la compra me dirigí al televisor para ejecutar mi plan. Tomé el mando eché un vistazo a los canales sintonizados y decidí poner en las posiciones 10, 11 y 12 en sintonía con canales que emiten de madrugaba películas pornográficas bastante subidas de tono. Esa misma noche me fui pronto a la cama para ver si tenia suerte y se repetía la escena del día anterior pero nada, no hubo suerte. Esta rutina la repetía metódicamente todos los fines de semana para ver al fin como se masturbaba, y poder sorprenderla de repente como quien no quiere la cosa, pero no hubo suerte por lo que al cabo de unas semanas desistí.

Sin embargo durante este tiempo de vez en cuando sacaba las impresionantes bragas de mi madre del escondrijo en el que estaban, las ponía sobre la mesa, las contemplaba, las olía, y las lamía para terminar masturbándome fantaseando… naturalmente la iba cambiando por otras que ella iba dejando. Siempre recurría a imágenes en las que ella se estaba tocando con mis slips…. Mi madre había despertado en mi este interés por su ropa interior y ahora cada vez más, por lo que escondía tras ella.

Al tiempo de desistir finalmente por intentar sorprenderla en la tele viendo alguna película porno mientras se masturbaba, se produjo el milagro. Era miércoles, medianoche casi madrugada, y yo ya me encontraba en la cama. Cuando de repente en una de esas vueltas que uno da en la cama para acomodarse me picó la curiosidad por saber que hacia viendo la tele a estas horas, pues ya hacia tiempo que no se quedaba hasta tan tarde. Me levanté sigilosamente, comprobé que era la tele la que estaba enchufada y que esta vez tampoco tenía un poco de volumen. Me moví hasta el baño y a través del espejo del recibidor comprobé que estaba en unos de esos canales que yo sintonice en la tele viendo una porno bastante fuerte. ¿Quién podía ser? Pues evidentemente tan solo podía ser ella, pues vivíamos los dos solos en el piso. Allí estaba mamá viéndola. Sentada en el sofá, con las bragas por las rodillas y por supuesto con una mano metida entre las piernas. Permanecí un rato largo observándola. Se tocó su vulva, se masajeó las tetas, incluso en un momento se puso a masajearse y masturbarse el ano y el coño, que por cierto oía el sonido que hacia cuando metía su mojado dedo dentro del encharcado coño... era como un leve chapoteo. ¡¡Cómo me ponía ese sonido!! Si así es, ahora quizás os preguntéis porque no solo se pajeo por su coño, ahora lo descubriréis.

Cuando ya había comenzado la segunda escena, rondaba ya la una de la madrugada, y yo estaba bastante despejado y caliente... decidí salir del baño y dirigirme hacia el salón. Estaban en medio de una escena dura de la película. Me costó bastante porque estaba casi seguro que me diría de todo y se marcharía corriendo pero... no fue así. Salí hacia el salón…

- ¡¡Buenas noches mama!! ¡Vaya sorpresón!

- ¡¿Qué haces aquí hijo?!, vete rápidamente a tu habitación no ves que…

- ¡Calla mamá! No me voy a marchar sigue con lo que estabas haciendo que yo iré a lo mío. A mí también me gusta ver estas películas...

Mientras me bajaba los calzoncillos hasta las rodillas también. Ella estaba en un sofá y yo en otro, ella miraba la tele de lado y yo de frente.

- ¡Esto no puede ser! No ves que no esta bien que tu me veas ni que yo te vea como te masturbas! Yo me marcho a la cama inmediatamente...

Entonces en ese momento antes de que se levantase del sillón la tomé por los hombros y la empujé contra el sillón.

- ¡Estate quietecita y sigue con lo que estabas haciendo o al menos te esperas a que yo termine… me has calentado bastante viéndote mientras te metías la mano en la entrepierna!

- No hijo, tu abuelo se puede despertar y pillarnos…

- No creo, duerme como un bendito… lo he oído roncando a pierna suelta, así que tú y yo vamos a resolver todo este conflicto sexual que nos traemos entre manos.

Seguramente por la brusquedad se quedó callada y quieta en un primer momento o quizás se sintiera algo abochornada que por otra parte era bastante normal.

En ese momento comencé a ver la película que había puesta tomando entre mis manos mi polla totalmente tiesa. Comencé a masturbarme ignorando que mi madre estuviese allí… a los pocos minutos pude comprobar de reojo que ella también estaba tocándose pero no mirando la escena porno de la película, no, sino mirándome a mí. En un momento que yo la miré de frente, saltó del sofá y se abalanzó de rodillas sobre la alfombra justo delante de mí intentando agarrarme la polla, pero yo no le deje, me protegía y la empujaba hacia atrás.

- ¡¡Pero que coño haces mama!! ¡He dicho solo mirar!

- ¡¡Y una mierda cabronazo ahora ya me he calentado bastante. Quiero probar ese pedazo de buena verga que tienes… yo la hice y es mía!!

Bruscamente tomó la polla entre las manos y apenas la sostuvo, se lo llevó a la boca, no lo resistí mucho tiempo… no sé que me pasó pero lo fastidié al no aguantar más de dos minutos con mi madre mamándome la polla como una puta…. Sí, en efecto es lo que estáis pensando, eyaculé como un cabrón salido. Rápidamente, cuando se dio cuenta de que estaba a punto de correrme, se me puso muy dura y ella elevó la mamada metiéndosela más adentro… se la llevó al fondo de su boca y no se despegó de ella. Era casi obvio que se estaba tragando toda la lechada, cosa que comprobé enseguida, pues al retirarse me abrió la boca mostrándome todo el arsenal de lefa, con un comentario…

- ¡Joder vaya corrida, casi me ahogas con tanta leche! ¡Y eso que apenas había empezado! ¿Cómo has eyaculado tan pronto?

- Tranquila mamá, que todavía me quedan muchas ganas, si esto es lo que quieres. Sin duda ha sido la emoción y la excitación acumulada que llevo contigo…

- Eso espero que haya sido, porque me ha sabido a poco y necesito mucho más...de modo que espero que estés más preparado en el siguiente.

Entonces en ese momento la cogí y bruscamente la senté en el sofá…

- Ay, no seas bruto y dejame que siga con lo que estaba haciendo…

- No, deja que descanse un poquito mi polla, mientras ahora disfruto yo.

- ¿Cómo...?

La película pasaba un poco desapercibida para mí, pero mamá si que se fijaba en ella intentando imitar lo que en ella hacían… yo tenía un mejor plan, con el que seguro, iba a disfrutar mucho más. La dejé sentada, igual a como la vi al llegar al salón. Seguía teniendo el camisón puesto y las bragas por las rodillas, me senté justo delante de ellas y las disfruté brevemente percibiendo su intenso aroma, para ir poco a poco subiendo hasta llegar a las ingles. Sabia que era una zona sensible, así que me recreé por un tiempo siguiendo a continuación por la zona perianal. Aquí el sopor me embriagaba con su aroma a hembra… mamá no paraba de moverse y boquear cuando yo jugaba con su entrepierna. Seguidamente me fui a la zona del ano. Tenia bastante reparo en acercarme a esa zona pero cuando lo hice me sorprendió. Lo primero que hice fue husmear como si fuera un perro. Me sorprendió el olor, un fuerte olor a hembra en lugar de cualquier otro más esperado… mi madre se cuidaba en aseo meticulosamente, con el coño rapado y la entrepierna limpia, con el inevitable rezume de las hormonas femeninas brotando.

Por todo esto comencé intensamente a lamer el agujero…, estuve un largo rato, a estas alturas ya se había desprendido del camisón por los sofocos que le producía el calentón de la excitación… ahora podía contemplar lo que un día hace muchos muchos años disfruta a diario hasta el día de mi desvirgue… me encantaba los los dos cantaros que tenía por tetas. Eran impresionantes, una talla 105 con copa D, la areola bastante oscura con sus glándulas sebáceas prominentes justo en el centro el pezón, que a esas alturas aparecían bien empitonados y duros como timbres de castillo.

Al cabo de un rato le obligué a darse la vuelta y se puso a cuatro patas. Vaya panorama podía contemplar desde ahí. Seguí con el ano por el que ya cabía perfectamente mi lengua y varios de mis dedos pues había estado un buen rato dilatándolo con mi saliva. me dirigí a masajear y chupar sus tetazas, a ver si conseguía sacar alguna sustancia escondida entre sus conductos galactoforos. Masajeé y masajeé hasta que mamá un poco aburrida dijo basta… aquello comenzaba a enfriase. Le hice caso y me dirigí de nuevo al clítoris para volverla a poner a punto.

- ¡Ooohhh si!! Vaya sensación, estoy en la gloria! ¡Ummmm, uummmm, buaaaaa! ¡No puedo Dios mío que pasada! ¡Ooohhhh sí, sigue así siiiiiiii!

Enseguida recobró la excitación. Justo cuando mi lengua recorría una y otra vez a su coño, me llamo inmediatamente e intento decirme algo pero no podía pues seguí comiéndome su coño golosamente. Paso de tumbada a sentada y me dijo con el aliento entrecortado...

- ¡¡No podemos por delante!! ¡Uuuufffffff nene…! Estoy ahhhhh con mi rollo, prefiero ohhhh si... que no lo hagas pues te resultará bastante desagradable….

Miré a su entrepierna, y toda se hallaba empapada como si hubiera salido de la ducha, pero realmente eran sus fluidos que se podían oler a esta distancia, cosa que me ponía como una moto. La tumbé de un empujón en el sofá y le dije…

- Haremos lo que yo quiera, así que abre bien las piernas, impuse mi hombría.

Abrió las piernas generosamente, retiré un poco la masa carnosa de sus labios vaginales y vi como entre sus hermosos labios mayores, se dejaba ver un pequeño hilo que me desoriento un poco…

- ¡Perooo! ¿qué es esto?

- ¡¡Te lo dije!! Dejémoslo. Ahora me toca a mi. Es el tampón... ya te lo dije estoy con mi menstruación…

- ¡¡NO!! ¡Ni lo sueñes! ¡Es que no creía que tu usaras tampones, sino que aun seguías con las compresas!

- Pues ya ves que no…

- Además… ¡¡A tus 52 años todavía estás menstruando!! ¡¡Joder vaya hembra!!

- Así es, tu madre aun es una hembra fértil, a la que puedes dejar bien preñada si quieres… Si aun te apetece follarme, sácamelo y déjalo en el suelo donde no estorbe, y sustituye el tampón por tu verga si no te da reparo...

Cogí del hilo estiré poco a poco y jugué con él en una especie de mete saca. Lo olí con deseo pues había salido de esa deseada cueva, no estaba casi nada impregnando de la regla, debía ser los últimos días... y me pajeé con el ante la cara de asombro que puso mamá…, pronto la paja se hizo dura y frenética, no porque quisiera, pues no me gusto nada hacerle eso, sino porque ella me la agarró de un grito, aferrándose fuertemente a mi tallo con su mano en la base de mi polla. Ahora ya pude separar sus labios menores y contemplar la entrada de su vagina… jamás había visto una con tanto detalle. Me recreé en cada rincón, incluso pude ver algo que nunca podía ver en las películas porno, las glándulas de skeene por donde las mujeres lubrifican la entrada de la vagina, las cuales por cierto estaban trabajando, pues la entrada a su cueva estaba totalmente lubricada de más.

Me paré en su clítoris el cual se hallaba a esas alturas bastante hinchado, nada de un guisante mas bien por seguir con el símil alimenticio una habichuela de lo grande que se veía. Lo chupé durante casi diez minutos hasta que me cansé, seguí con la entrada de la vagina introduciendo mi lengua tiesa, ante lo cual madre se estremecía. Fue una pasada no quería salir de su entrepierna, además los rastros del periodo no se hacían muy visibles en su vestíbulo ni en mi lengua, aunque si en mis dedos que eran los que la penetraban, por lo que no aparecieron en mí, signos de reparo. En medio de todo esto ella no paraba de masajearse sus ricas tetas, hasta que en un momento determinado me llamó de inmediato mostrándome un liquido viscoso que me atreví a probar pues el color era tentador. Después de todo esto le pedí un deseo... que se corriera para mí, a lo que me contestó que ya lo había hecho en dos ocasiones.

- No mamá, me refiero a que quiero verte eyacular.

- ¿Cómo dices? Yo no hago eso, las mujeres no podemos cariño.

- ¿A no? Y qué fue lo que hiciste aquel día cuando te masturbabas con mis slips en el lavadero… ¡Ops se me fue la lengua!

- ¡Ah! ¿O sea que me viste? Serás sinvergüenza... y qué… te gustó verme, cerdo cabrón… te gusta ver como tu madre se pone perra y se corre ¿Verdad?

- Vi como te excitaste lamiendo mi lechada sobre los slips… y te corriste con un gran chorro que parecía una meada.

- Ese día no eyaculé como dices… fue simplemente que me oriné de gusto.

- No. Estoy seguro que no. Ese día tuviste una eyaculación...te corriste como una zorra salida, y hoy vas a tener otra, yo te la regalaré.

Comencé a introducir un dedo en su vagina masajeando el punto clave... las paredes parauretrales. De frente a su coño le introduje mi dedo corazón en dirección hacia arriba de su coño, al poco tiempo había una necesidad perentoria… había que meter dos dedos de lo tan dilatada que estaba… se metía pollas de plástico enormes y eso se notaba. De vez en cuando sacaba los dedos y me los lamía...se los daba a lamer también, fluidos y aromas vaginales, eso le encantaba a mama y a mí... no se si me gustaba más que follarla, pero me ponis a punto de explotar.

En un momento determinado me obligo a parar, estaba a punto de orinándose.

- No mamá, no te estas meando, estas a punto de correrte de verdad y yo voy a probar ese manjar de dioses.

- Eso es imposible... ¡¡Mi vejiga avisa de que me voy a mear encima!!

- No es así, pero si así lo fuese dejate llevar, ahora mando yo.

Seguí con su masturbación, ahora si comenzó a tener estertores de manera bestial, más bien se agitaba y yo como no quería perder nada de esa corrida, puse la boca abierta justo en toda su entrada.

- ¡Ah, ah ah aaaaaahhhh! ¡¡Hijo, no aguanto más, voy a explotar!!

En unos segundos se abrieron las compuertas de su coño, y todos sus fluidos se empezaron a desbordar en mi boca. Sin duda una catarata mucho mas abundante que las mías, con un sabor entre picante y un poco dulce... de todas maneras diferente a la orina. Tragué casi todo él y el resto lo mantuve en la boca para impregnar su ano y así lubricarlo…. Tocaba disfrutar un poco de mi madre, la cual estaba tan salida que pidió probar por primera vez que se sentía con una follada por el culo. Justo al meter la punta de mi glande, que todo sea dicho entró estupendamente, de repente cambió de idea…

- ¡¡¡ESPERA!!! Tranquilo mi amor... todo llegará ahora me toca premiarte. Y que conste que jamas había sentido esa sensación de explotar, vaya comida de coño que me has dado, cabronazo. ¡Cuánto has aprendido desde la primera vez que follaste…y No te ha dado asco comerme el coño con la regla!

- ¿Pero cómo dices eso? ha sido genial tener en mi boca algo que sabe tan bien... algo tan sabroso. Por cierto ha sido la primera vez.

- ¡¡Venga ya!! Seguramente le has comido el coño a mogollón de chicas…

- No mamá, te lo puedo asegurar, aunque la verdad es que sabría hacer con los ojos cerrados. Las películas porno me han instruido bastante. Además es sin duda con esta practica sexual con la que mas disfruto… si te veo gozar a ti.

- ¡Por eso ahora me toca a mí dejarte bien chupada tu verga ¡A ver que siento!

Estaba bastante empalmado y tenia el glande duro, terso y rojo, pero con el prepucio protegiéndolo casi por completo. Lo primero que hizo fue empujar el prepucio hasta que lo coloco detrás de la corona del glande, dejando a este totalmente expuesto y sensible además de presentar ahora una grosor muchísimo mayor, tanto que le sorprendió.

- ¡Joder nene, me gusta tu polla… parece una seta enorme este capullón!

Con todo el glande en su boca, movía la lengua y vaya sensación, lo malo es que el frenillo tiraba de una manera que por momentos creí que iba a romperse. Después de un rato así, pensando en otra cosa a modo de distraer la mente para no irme a las primeras de cambio, se la sacó de la boca y ahora la tomó con mis testículos que me dolían tremendamente…, el dolor era casi desagradable a estas alturas, deseaba terminar ya, pero ella lamió huevo a huevo, se los metía en la boca uno a uno y los dos juntos, dentro su lengua jugaba con ellos. Después de un rato comiéndome las pelotas, volvió al glande pero esta vez a la corona. Esa parte que es mucho mas rosada, incluso a veces morada del pene y en la que se acumulan residuos de las masturbaciones y de cuando meamos, lo cual obliga a lavármela todos los día a conciencia, pero tras casi media de hora de sexo sin penetración alguna, mamá había decidido lamer hasta dejarlos limpios y que llegase por fin lo que ambos deseábamos… FOLLAR.

Me acerqué más y nos dimos un beso, recibí ansioso sus labios, esos deliciosos labios, su boca exquisita, su lengua buscó la mía, fueron momentos eternos, no parábamos de besarnos, le tomaba su cabello, no quería que dejará de besarme, que reaccionará…, su miel en mi boca, me sabía tan rica. Nos acariciábamos, tocaba sus tetas, sus manos exploraban, tocaban, poco a poco llegaron más abajo y empezó a tocarme... ya lo tenía bien rígida, sus manos sobaban mi polla... bajó el prepucio.

Cuando sentí su mano subiendo y bajando me retorcí de placer, ella, mi deliciosa madre agarrándome firmemente, hizo que la erección aumentará. Mientras esto sucedía, empecé a tocar fuerte sus tetas, los apretaba, acariciaba, me puse un poco de lado, busqué su vientre, estaba muy mojada... me acerque, lo besé, lamí, chupe sin parar su carnosos coño, sentía sus labios, su clítoris hinchado, deseando ser disfrutado…, en tanto su mano me tenía bien agarrado el cipote, me masturbaba, tiraba y apretaba duro de la energizada verga, sus dedos envolvían la cabeza, la acariciaban deliciosamente.

Agarre su culo, levantó su cuerpo y bajé por sus muslos, acariciándolos, besando cada uno de ellos, levanté la mirada y se veía tan hermosa, tan sensual, tan ardiente, tan dispuesta. Flexionó sus piernas, las abrió un poco, me invitaba a tenerla, a ser suyo, así que hundí mi cara entre sus piernas hasta perderme, comiendo, saboreando su vientre, sus vagina, sus labios vaginales y su duro clítoris, que en este momento eran todos míos. Seguí lamiendo, no podía parar, hasta que ella, levantó mi cara con sus manos, se recostó y puso su cara, su boca frente a mi polla, la tomó y estuve lo más cercano al paraíso, de lo que se puede estar. Ella lo hacía tan delicioso, gemí y gemí de gozo, un placer interminable me daba con su deliciosa boca, con su lengua, sus labios se aferraban a disfrutar de mi miembro viril…

- Joder mamá, repetía una y otra vez

- Aguántate, no te vayas a correr, dijo, sólo pude gemir muy fuerte.

Me levanté para abrir un cajón y tomar un condón…

- No te hace falta, me dijo, - Quiero que me folles al natural, necesito que me jodas duro a pelo sin condón de por medio ¡¡Necesito que me llenes de leche…!!

Me recargué en la pared, se arrodillo entre mis piernas y el cielo me cubrió, se puso en cuclillas sobre mi polla, la tomó para colocarla en la entrada de su deliciosa vagina, entró un poco, un poco más y se dejó caer toda hasta que desapareció en su útero y aplastó mis pelotas contra su vulva..., nos miramos, mientras sentía como me apretaba, empezó a moverse lentamente circularmente, subía, bajaba, despacio, rápido, me daba un placer infinito, tomaba sus tetas, los apretaba, los sobaba, ponía sus manos con las mías evitando que las quitará, se tocaba el clítoris lo hacía fuertemente, tomó mi mano la puso ahí…

- ¡Hazlo, no pares de darme placer.

Se movía más y más, a veces lento o rápido, me veía y seguía, sus movimientos me tenían perdido de placer, gemía a cada momento, la besaba, lamía sus tetas, la abrazaba para sentir su cuerpo, ese delicioso y maravilloso cuerpo, que me hacia gozar como nunca lo había sentido. No sé cuánto tiempo me tuvo dentro de ella, cuánto tiempo gocé dentro de ella, varios minutos que fueron eternos, pero los suficientes

- Vamos nene, no pares de follarme, me susurro sensualmente, mientras mordía y lamía mi oreja.

Lo notaba y yo no pude aguantar más... solté todo, todo dentro de ella, la abrace, deseaba fundirme con ella, siguió moviéndose mientras mi verga soltaba aldabonazos de leche en el mismo útero de mi madre, y unos instantes después gemía fuerte conmigo. Se recargó, un momento, se levantó y un reguero de leche se desvaneció desde su raja a mi pubis

- Ha sido muchísima leche la que me has descargado…

En la corona habían bastantes restos de todos esos fluido sexuales, y no solo eso, ella había disfrutado con mi actitud dominadora y el hecho de llenarla. Me había pedido que le diera todo y así lo hice… de nuevo quedó ilusionada, pese a que no le pude dar mucho, al tener casi descargados los "depósitos" tras eyacular un par de veces, aunque lo disfrutó. Era tardísimo, quedamos en repetirlo a esas horas cuando su padre durmiera o no estuviese nadie en casa.

***********

 


 

Esmeralda es una mujer de 52 años de estatura mediana, ni gorda ni delgada, tenía las tetas grandes, el culo pequeño y anchas las cadera. Se casó a los 25 años con un rico sesentón. Desde el primer momento, sabía que le esperaba llevar una vida monótona, con poco sexo, una vida plagada de reuniones, comidas con conocidas y amigas..., un bodrio de vida, pero la sacaría de la miseria… la suerte en cierta manera fue que se murió de un infarto dejándole un buen patrimonio y un hijo de once años. Ahora solo tenía cuatro amigas y una de ellas era Laura, una trepa cómo ella que se casó con otro viejo rico. Laura, tenía 45 años, era rubia de bote y tenía cuerpo de modelo, no tenía hijos propios, pero sí un hijastro. Esmeralda estaba hablando con ella en la amplia cocina, mientras tomaban un té con pastas en la isla central… y le decía Laura...

- ...Y lo hice.

- Si se hubiera enterado tu marido te corre a palos.

- Yo tengo mis necesidades… tenía que seducirlo, verlo pasear por la casa, tan joven, tan alto, tan guapo, enseñando músculos y con aquel paquetazo, es que me traía loca, Esmeralda. Ya me dolían los dedos de tanto masturbarme pensando en él.

- Lo sé, lo sé. ¿Cómo lo sedujiste? Cuéntamelo todo y cuéntamelo con detalles.

- Te va el morbo.

- Sabes que sí.

- Fue una mañana. Mi marido se había ido a trabajar. Fui a la cocina con el cabello suelto, descalza y vestida con una bata de seda negra que tapa lo que tapa, o sea, que me llega por debajo de las bragas, bragas que no llevaba y con un escote que casi deja ver la mitad de las rosadas areolas de mis tetas. Mi hijo Andrés estaba tomando cereales en un bol y tenía un zumo de naranja en un vaso encima de la mesa. Al verme se le atragantaron los cereales que tenía en la boca, o le fueron por mal sitio, ya que los echó fuera. Mirándolo con cara de gata en celo, le pregunté con voz sensual...

- ¿Estás bien, Andrés?

Cuando pudo responder… - "Sí, estoy bien."

Me di la vuelta y me agaché con las piernas cerradas para coger un bol en la parte de abajo de la alacena. Me agaché cómo si estuviera haciendo una flexión y quisiera tocar la punta de los dedos de mis pies con los dedos de mis manos. Le enseñé toda la raja de mi gordo coño. No sé cómo se empalmó tan rápido, pero antes de que pudiera coger nada sentí como me agarraba por las caderas y me metía su polla en el coño de un golpe seco. Me enderecé y me apoyé con las dos manos en la parte de arriba de la alacena. Andrés me agarró por las tetas y folló mi coño durante más de diez minutos con fuertes embestidas, entre las cuales sentía bajar por mis muslos los jugos que salían de mi coño, me había excitado como una perra…. Me llegaban a los tobillos cuando tuve el primer orgasmo. Mis piernas temblaron y mis gemidos fueron de loca de atar. Sentí tanto placer que casi me muero de gusto. La corrida fue descomunal. Salieron cascadas de jugos por los lados de mi coño con su polla clavada en mi útero..., con decirte que el piso de la cocina se puso cómo una pista de patinaje, ya te lo digo todo, y eso con la primera corrida, ya que me siguió dando duro otros diez o quince minutos. No sé cómo aguantó tanto tiempo sin correrse, pero aguantó e hizo que me corriera dos veces más antes de girar mi cabeza, comerme la boca y finalmente en un arrebato enloquecedor, acabó llenándome el coño de leche, pero no quedó la cosa ahí, no, después de correrse me dio la vuelta, me echó las manos a la cintura y jugó con mi culo. ¡Cómo jugó el vicioso! Lamió mi ojete cómo si fuese una delicatessen, lo folló con su lengua, me lo aplaudió con sus grandes manos... Cuando acercó su polla a la entrada del ojete ya yo me moría porque me la clavara, y fue lo que hizo, meterla hasta el fondo de un solo viaje, luego magreando mis tetas y jugando con mis pezones me folló el culo dándome leña, pero leña de la buena. Cuando se corrió y me llenó el culo de leche casi me corro yo.

El picha brava se había dado cuenta y no me quiso dejar con ganas. Al acabar de correrse quitó la polla y mientras su leche salía de mi culo volvió a darme la vuelta, me quitó el picardías y le dio un repaso a mis tetas cómo nunca me habían dado. Magreó, chupó y lamió, mordió mis duros pezones..., me hizo de todo. Después se agachó delante de mí, puso sus manos en mis nalgas y clavó su lengua en mi coño encharcado, para luego lamerlo cómo un perro. Lo lamió de abajo a arriba cada vez más aprisa, y cuando ya yo gemía desesperada, me chupó el clítoris. Sentí su lengua en el glande y... ¡Puffff! Descargué cómo si mi coño fuera una fuente. Otra vez los jugos de mi corrida bajaron por el interior de los muslos y le fueron a hacer compañía a los que echara con anterioridad… con esa corrida también arrastré la leche de su corrida.

- ¡Fue un polvo bestial!

Esmeralda le dijo...

- ¡Hostias si lo fue! Debió de ser un polvo inolvidable.

- Sí que lo fue. Con mi hijo tengo los mejores orgasmos de mi vida... ¡Qué colorada estás!

- Me calenté un poquito, no puedo negarlo.

- Y dime. ¿Tu hijo te sigue espiando?

- Sí, pero mientras no pase de eso...

- ¿Y si un día pasa de eso?

- No creo que se atreva.

- ¿Nunca se te pasó por la cabeza follar con él?

Esmeralda tomó un sorbito de té, y después le respondió...

- No digas tonterías, Miguel es mi hijo, no es mi hijastro… a ese lo he parido Yo.

- Viene siendo lo mismo follar con un hijastro que con un hijo. Vamos contesta… ¿Dejarías que Miguel se metiera entre tus piernas si te lo pidiese?

- No te montes películas. Mi hijo...

No la dejó terminar de hablar.

- Tu hijo está tan bueno como el mío… es ya es un adulto y tú sin nadie con quien acostarte.... ¿Cuándo te haces tus pajas nocturnas nunca está en ellas tu hijo?

- ¿Por qué preguntas eso, Laura?

- Lo sabes de sobra… a mí no me lo puedes negar ¡Tú has tenido algo con él!

Lo sabía, por eso le dijo...

- Que tú te masturbaras al lado de tu marido pensando en tu hijo no significa nada, tú eres tú y yo soy yo.

- En las fantasías cabe todo mujer y no nada de malo en excitarse pensando en la verga de tu hijo y en como sacarle toda la leche que lleve en su huevos.

- Cierto, pero una cosa son las fantasías y otra muy distinta la realidad, y no es mi hijo el que está en mis fantasías...

- ¿Quién está entonces...?

- Otros hombres..., y déjalo ya. Tú te sientes culpable por lo que haces con tu hijo, y quieres que te diga que soy cómo tú.

Laura mordió una pasta, le quitó un trozo, la masticó, la tragó y después le dijo...

- Para nada. Volveré a follar con mi hijo cada vez que él quiera, estoy abierta a que incluso me deje preñada… ¿y tú, te follarías a Miguel si se presenta la ocasión?

- ¡Y dale! No.

- ¿Y si supieras que nadie se iba a enterar? Y no mientas, carajo, que sabes que lo que hablamos tú y yo no lo sabrá nunca nadie.

Esmeralda se iba a sincerar.

- Esto que te voy a decir nunca te lo dicho, ¡¿estamos de acuerdo?!

Laura estaba impaciente por saber.

- Suéltalo

- Sí, me lo follaría, de hecho ya me lo follé...

Aquella confesión la cogió poniendo patatas en una olla de cocción rápida y sana.

- Lo sabía puta… ¡¿Cuándo?! Anda dime… no me tengas en ascuas.

- La primera vez fue hace muchos años cuando entraba en la pubertad, no sabía ni siquiera hacerse una paja, así que no tuve más remedio que instruirlo, luego se las hacía él solito en el cuarto de baño y oía cómo me mentaba. Luego ha ocurrido unas pocas veces más esporádicamente y la última vez la semana pasada.

- Lo sabía Esmeralda, lo sabía… ¿Y decía tu nombre aquellas veces de niño...?

- No, decía solo mamá.

- ¿Qué decía exactamente?

- ¡¡Te voy a llenar el coño de leche, mamá!! o cosas como esa ¡Tomo polla, mamá!

- ¿Entraste en el baño alguna vez para follártelo...?

- No, me fui a mi habitación y lo follé con el pensamiento.

La respuesta decepcionó a Laura.

- Eso no es follar, cariño, eso es masturbarse. Pero te arrepentiste y te dijeste así misma… “Tengo que darle coño al pobrecito”

- Algo así, pero la pobrecita era y soy yo, joder. Pobrecita yo, que pasaba más hambre que una perra callejera.

Laura le entró.

- ¿Quieres que te quite las ganas?

- ¡¿Qué...?!

- ¿Qué si quieres que te folle y te quite las ganas?

A Esmerada le cogió desprevenida. De más jóvenes habían tenido sus orgías pero no entre ellas...

- ¡¿Es que te gustas las mujeres ahora?!

- No, no me gustan las mujeres, me gustas tú, con otra no lo haría. ¿Quieres?

- No, yo no juego con fuego.

- ¿Pero te gustaría? ¿Estuve en tus fantasías?

- ¡Pues...No!

-Tú estuviste en las mías muchas veces, cuando te veía follar con aquellos cabrones.

- ¿De verdad?

- Tan cierto como que estamos hablando. ¿De verdad que a ti nunca te pasé por la cabeza en alguna de tus pajas? Me viste muchas veces jodiendo juntas en esas orgías.

- No, guarrilla, a mí no.

- ¡Vaya decepción!

Esmeralda dejó de mentir.

- Podría haber dicho que sí, pero si lo hubiera dicho te ibas a subir a la parra.

- No, no lo hubiera hecho.

- Te conozco, te hubieras subido.

- En cualquier caso prefiero que me hayas dicho la verdad.

- La verdad es que sí, estuviste en mis pensamientos alguna vez. Veía como te lo comió una vez Natalia y eso me llamó mucho la atención… te vi gozar demasiado con ella.

A Laura se le dibujó una sonrisa en los labios.

- ¿Muchas veces?

- Unas cuantas.

- ¿Reservo una habitación en el Hilton y nos deseamos como cuando éramos jóvenes?

- ¡Ya te subiste a la parra! No reserves nada, ya te dije que una cosa es la fantasía y otra muy distinta la realidad.

- La voy a reservar.

- Haz lo que quieras.

- ¿Vendrás?

- No creo, pero si la reservas con una cena antes... me lo pensaré.

Laura se lanzó sin paracaídas.

- ¿Un beso de amigas?

- Si es solo un beso...

Laura fue a su lado. Se dieron un beso, pero no fue de amigas, se dieron un beso con lengua, largó, muy largo, aunque cuando Laura le echó la mano al coño, le dijo Esmeralda...

- Volvamos a la sala que te veo muy acelerada.

Miguel, el hijo de Esmeralda, es un joven de 27 años alto y con un cuerpo bien musculado, que se había hecho más pajas que un mono espiando a su madre durante su adolescencia, cuando se duchaba, cuando iba a mear, cuando de día o de noche la sentía gemir al masturbarse, pero ahora las cosas habían cambiado y entre ambos había franca complicidad, se trataban como adultos y los deseos no habían dejado de aflorar.

Miguel sentado en un sofá y enfrente de él en otro sofá estaba sentada su madre. Esmeralda, que acababa de llegar de una cena con su amiga Laura, llevaba puesto un vestido largo y negro. En su cuello lucía una gargantilla de oro, en su muñeca izquierda una pulsera del mismo metal. En sus dedos llevaba dos anillos, uno se lo había regalado su hijo a modo de compromiso. Se había descalzado y sus zapatos negros con tacón de aguja descansaban sobre la alfombra.

- ¿Tienes los pies cansados, mamá?

- Mucho, hijo, los zapatos nuevos me matan.

Miguel vestía un pantalón de deporte azul y una camiseta blanca de tiras que dejaba ver sus cuidados músculos. Se levantó de su sofá y luego se arrodilló delante de su madre, le cogió el pie izquierdo y comenzó a masajear la planta que estaba cubierta por una media negra. Esmeralda cerró los ojos, echó la cabeza hacia atrás.

- ¡Qué gustito! Esto es lo mejor de la vida… que alguien te masajee los pies.

Miguel le lanzó la primera pedrada.

- ¿Tu amiga Chus sigue pagando a muchachos para que le den por todos los lados?

Esmeralda, sorprendida, abrió los ojos.

- ¿Quién te dijo eso?

- Mi amigo Sebas...

Sebastián era uno de los muchos jóvenes a los que su amiga Chus pagaba por follar, Esmeralda lo sabía, así que le preguntó...

- ¿Por qué te interesa saberlo?

- Porque quiero aprender a hacer gozar a una mujer, para no defraudar a una chica que he conocido.

- A ver, a ver... ¿Ya te echaste novia?

Miguel le cogió el otro pie, y empezando a masajearlo le mintió con descaro.

- Algo así… lo único cierto es que no quiero defraudarla.

- Tienes páginas en internet que te enseñan.

- Llevo mil y una pajas pensando en como hacérselo...

Lo cortó y lo reprendió.

- No uses ese lenguaje con tu madre.

- Vale. Ya he visto videos lésbicos, hetero, anal, sexo con maduras..., pero una cosa es la teoría y otra la práctica.

- Te entiendo, hijo, pero mira, lo bonito es aprender juntos. Si la quieres...

Esmeralda sabía que estaba jugando con fuego, que estaba segura que hablaba de ella, pero cómo el masaje y la conversación la estaban poniendo cachonda dejó que su hijo siguiese masajeando sus pies. Aquel masaje le valdría para imaginar cosas más calientes mientras se hacía un dedo esa noche. Miguel siguió a lo suyo.

- Porque la quiero, es por eso que no quiero defraudarla. ¿Hablarás con tu amiga?

- No, no cuentes conmigo para que esa pécora te disfrute… no voy a permitir que folles con una de mis amigas, hay miles de mujeres dispuestas a acostarse contigo...

- ¿Y tú?

- ¿Yo qué?

- ¿Serías mi docente de nuevo… estarías dispuesta a acostarte conmigo?

Esmeralda retiró el pie que le estaba masajeando.

- ¡¿Te has vuelto loco?! Creo que ya lo hemos hecho demasiadas veces… y deberías de buscar una novia normal…, Yo soy tu madre y lo único que debo hacer es aconsejarte.

Miguel se levantó. Su gran polla hacía un tremendo bulto en el pantalón de deporte. Cogiendo el bulto con su mano derecha, le dijo...

- Mamá, aconséjame qué hacer con esta polla así de dura...

Esmeralda se puso autoritaria.

- ¡Qué manera es esa de hablarle a una madre, desvergonzado!

- La de un hijo que la desea. No demores más lo que ambos deseamos...

Esmeralda se sintió acorralada una vez más… por su lujuria y la de su hijo.

- ¡¿Nos hemos vuelto locos, Miguel?!

Miguel puso las cartas boca arriba.

- Te oí.

- ¿Qué oíste?

- Que ibas a ir al Hilton si Laura te invitaba a cenar...

Esmeralda se quedó de piedra.

- ¡¿Estuviste escuchando lo que hablamos Laura y yo?!

- En bajo no hablasteis.

- Entonces sabrás que le llevé la corriente para que no se sintiera mal.

- Eso es mentira, vienes elegante a las dos de la mañana, vosotras dos habéis follado. Esta noche voy a tu habitación… y follamos antes de que se entere el viejo.

- Ni se te ocurra contarle nada a tu abuelo… Esmeralda deseó que la tragase la tierra y al mismo tiempo se puso más cachonda. Le preguntó… - ¡¿Estás bebido, Miguel?!

- Mamá, lo que estoy es salido cómo un perro, y si no es ahora te follaré con tu padre en casa despierto o no. Tenemos un compromiso

- Este anillo no es un compromiso de matrimonio, sino de madre e hijo.

- También nos vale para follar entre madre e hijo.

Esmeralda cogió a su hijo dela mano. Abrió la puerta de su habitación al decirle.

- Si se despierta tu abuelo y nos ve enganchados, en esta casa se arma la de Dios.

- No se va a enterar, y no es nadie que tenga autoridad sobre mí ni sobre ti.

Esmeralda quiso meterle el miedo en el cuerpo con una mentira.

- Entra en tu cuarto y no vengas a mi habitación que chillo y despierto a tu abuelo.

Miguel no la creyó.

- No vas a chillar. El morbo de follar con tu hijo al lado de tu padre te lo impedirá. Sé que necesitas un hombre y tu padre ya no da la talla ¿Verdad?

- Y tú que sabes de lo que es capaz tu abuelo… además él y yo nunca…

- Se que folláis desde hace mucho tiempo, antes de marcharme de casa y han pasado varios años, aunque ahora tal vez al viejo no se le levanta ¿Verdad?

- No digas tonterías, yo con el abuelo no…. Esmeralda en un flash recordó en cómo empezara la conversación… - Esa chica que dijiste conocer no existe, ¿verdad, Miguel?

- No. por supuesto que no… esa mujer eres tú ¡¿O te cabe alguna duda?!

- Y seguro que sabes hacer gozar a una mujer mucho mejor de lo hiciste hace años...

- Dicen que follo cómo los ángeles.

- ¡Puñetero liante! Me voy para cama por no cruzarte la cara.

Miguel siguió haciendo sangre.

- Cruza, mamá, cruza, a lo mejor así te calientas.

- ¡Crié un sinvergüenza! Sé que tengo la culpa de darte una educación equivocada...

 


 

Miguel hizo caso a su madre, no la veía muy por labor. Un minuto más tarde llegó su padre, lo había acogido tras la muerte de su esposa. Esmeralda estaba leyendo un libro con la lámpara de pie de su lado encendida en la sala.

- ¿Estás muy cansado, papá?

El viejo no tenía ganas de fiestas.

- Muerto, vengo muerto… cada día aguanto menos.

Al ver que se iba a su cuarto tras echar una meada, luego se ponía el antifaz negro y tomaba dos pastillas para dormir, supo que esa noche no la iba a follar antes te irse a su cuarto colindante. Esmeralda cogió los zapatos y con ellos en la mano se fue para su habitación, allí cerró la puerta, se quitó el vestido y quedo cubierta con una lencería negra. Le picó la nuca. Cuando eso pasaba era porque presentía que la estaban mirando, se dio la vuelta y vio la puerta entreabierta. Su hijo la había visto en ropa interior, lejos de enfadarse, sonrió y le dio a la cabeza, después se quitó la lencería, se puso un tanga y un picardías de seda y se metió en la cama sin saber que su hijo se la estaba meneando en el pasillo. Esmeralda no pudo esperar por su hijo, se puso boca abajo, metió una mano dentro del tanga y dos dedos dentro del coño, e imaginando primero que sus dedos eran los dedos de su amiga Laura y después que eran la polla de su hijo, se masturbó hasta que se corrió cómo una cerda. Después cogió el libro que había dejado sobre la mesita de noche, y se puso a leer de nuevo sobre la cama, solo duró unos segundos, el sueño le vencía.

Unos diez minutos después de correrse su madre, Miguel asomó la cabeza en la habitación. Vio a su abuelo durmiendo con el antifaz, en la mesita de noche las pastillas y un vaso de agua, se había tomado sus dos benzodiacepinas y dormía como un bendito roncando. Su madre sobre la cama se hallaba medio tapada con una sábana. Subió a la cama y se puso acostado al lado de ella, la pierna derecha de su madre estaba sobre la izquierda. Vio su culo redondo y el tanga negro mojado y metido en la raja de su coño. Se lo olió, al estar corrido olía fuerte, cómo a rancio. Muy, muy despacito, lamió y besó varias veces la nalga derecha.... Esmeralda se dejó llevar y se puso boca arriba. Miguel cogió el picardías, se lo subió muy lentamente, después le besó el coño y se topó con la humedad de los jugos que había en él, luego, mirándola a los ojos le cogió el tanga con las dos manos y de nuevo lentamente se las quitó dejando al descubierto su coño, un coño lampiño con una pequeña mata de fino y corto pelo.

- ¿Está durmiendo ya el abuelo…?

- Como un tronco, no te preocupes...

Después le separó las piernas, hizo que flexionara la pierna derecha, y a continuación le abrió el coño con los dos dedos pulgares. Vio sus labios, en ellos había cómo una telaraña de jugos viscosos, vio la vagina, el meato, el clítoris. Lamió los labios y la lengua se le llenó de jugos, después de tragarlos lamió el clítoris lengüeteando el glande con la punta de la lengua. Esmeralda llevó la mano izquierda a su boca y mordió el canto. Miguel siguió lamiendo toda la raja, castigándole el clítoris y follándole el coño con la lengua...hasta que su madre movió la pelvis obstinada en volver a llegar al orgasmo, ahora con la audaz boca de su hijo para correrse, es ese momento dejó de comerle el coño, le sacó sus gordas tetas del picardías y se las amasó. Cuando lamió el pezón derecho. Esmeralda echó a cabeza hacía atrás, quitó la mano de la boca y gimió. Miguel miró a los ojos de su madre, seguía temblando de la excitación de la corrida furtiva… siguió magreando, lamiendo y chupando cada centímetro de la piel de su madre. Se unieron en un beso húmedo y lascivo, al tiempo que bajó la mano, le acarició el clítoris, la besaba con lengua metida en el galillos y esmeralda no necesitó más. Chupó con lujuria la lengua de su hijo, y este avivó la paja a su madre… ¡Se corrió cómo una loba!

Al quedar su cuerpo en reposo casi inerte, Miguel, volvió a lamerle el coño, un coño empapado con la tremenda corrida que había echado. Lamió los labios, folló la vagina con su lengua, lamió el clítoris… de nuevo le perpetró todo aquello que le llevaba a la locura sexual… llevó toda su teoría a la práctica hasta que Esmeralda volvió a mover la pelvis. No dejó que se corriera. La volteó dejándola de la misma apostura en la que se había masturbado pensado en él, ella elevó el culo cediéndolo bien respingón, se puso detrás de ella y le metió su gorda y larga polla en el coño. A Esmeralda la polla de Miguel le llenaba el coño cómo nunca se lo habían llenado... Después de más que diez minutos de lento mete y saca, Esmeralda comenzó a correrse de nuevo. Cogió la almohada y le metió un tremendo mordisco para no gritar. Temblaba la cama, su padre dio un ronquido tremendo, pero siguió durmiendo.

Al acabar de correrse su madre, Miguel continuó follándola a pelo como lo hacía siempre, pero sabía que andaba cerca de sus días de fértiles, de modo que cuando notó la subida de la leche desde sus huevos, sacó la polla para correrse fuera, pero Esmeralda le exigió que no lo hiciera...

- No hijo, no… ¡¡Quiero que te corras dentro de mi coño!! Métemela otra vez, necesito que lo hagas en mi útero, hijo.

Esmeralda se dio la vuelta y tumbó a su hijo, de inmediato se echó encima Miguel. Lentamente metió la polla hasta el fondo del coño engrasado,luego la fue sacando despacito hasta que la corona salió de la vagina. Al volverla a meter la polla se fue corriendo dentro de su coño. Esmeralda se detuvo cuando le llegó al fondo de nuevo y besó a su hijo con lengua mientras acababa de llenarle el coño de leche… percibía cada chorro de lefa, cada convulsión el electrificaba el cuerpo de alegría, de vida. Estaba convencida que si no era su padre, su joven hijo acabaría por preñarla. Al terminar de correrse, lo siguió follando de la misma manera, despacito para que la cama no se moviera mientras la erección duraba llenándole la vagina de carne. Al rato y sin dejar de follarlo, se quitó el picardías y le dio las tetas a mamar. Miguel se las cogió con las dos manos y magreándolas fue lamiendo los pezones, las areolas...succionaba y lograba sacarle unas gotitas de leche... Tiempo después, Esmeralda, sintiendo cómo su hijo le mamaba las tetas con mayor fruición, y la polla entraba y salía de su coño otra vez dura sin haber salido del cobijo vaginal… no era la primera vez que se la follaba echándole dos polvos sin sacarla, le dijo al oído.

- ¿Quieres ver cómo se corre mamá otra vez, cariño?

Muy en bajito le respondió...

- Sí, mamá, me encanta ver tu cara de puta al correrte mientras te lleno de leche, tu coño tragón.

Con el aliento de cada uno a pocos centímetros, se corrieron juntos mirándose a los ojos hasta que a Esmeralda se le pusieron en blanco.

- Ummm! Sí hijo mío… presiento que esta noche me estás PREÑANDO…!! Estoy en mis días fértiles ¡¡Soy muy vieja, pero tu esperma es muy bueno! ¡Préñame hijo, préñame!

- ¡¿Eso es lo que quieres…?! Me encantará que mi madre engendre a mis hijos…

- Pariré todos los hijos que seas capaz de hacer dentro de mi panza… ¡PRÉÑAME HIJO!

Se corrió como un jabato, la cantidad de leche era inconmensurable, tanta que no pudo albergarla toda en su coño. Al acabar de echar el polvo doble, Miguel se quedó en la cama, tan en silencio cómo había venido… solo se oían los ronquidos del abuelo en la habitación de al lado, su madre se abrazó a su cuerpo y cayeron en manos de morfeo.

 


 

Esmeralda lo había intentado muchas veces, con su hijo y con su padre, deseaba por todos los medios volver a quedarse preñada, sentirse mujer y hembra. Que su menopausia se postergara hasta más de cincuenta años, ella creía que era un signo de que su naturaleza engendradora debía se ser aprovechada para traer un hijo o más, al mundo, y no deseaba que fuese con cualquiera, sino con los hombres a los que más quería y que la querían… Su padre y su hijo. No tardó mucho en enterarse de la buena nueva, esta vez el semen de su hijo cuajó en su útero, el embrión agarró y pasados los meses de mayor peligro, fue cuando se pronunció en dar la noticia.

1 comentario:

  1. Estan muy buemos tus relatos lastima que son un poquito largos pero en si estan buenos muuuuy buenos

    ResponderEliminar

Entradas más populares de la semana