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UNA HISTORIA DE AMOR. Y si tú no has de volver...

    "Y si tú no has de volver" 1ª PARTE "Una para el otro y otra para el uno". Esa frase la repite una y otra vez mi ...

Amor a la Chilena

 

Gabriel Boric acababa de ganar las elecciones electorales en Chile. La comunidad Chilena había salido por las calles de Madrid y festejaban la victoria.


 

El bomboncito caminaba con su teléfono móvil en la mano escribiendo algo. La vi venir hacia mí e hice que yo también estaba escribiendo en mi teléfono móvil para chocar con ella. Chocamos y le cayó el móvil en la acera. Se agachó, lo cogió, luego levantó la cabeza y con cara de pocos amigos me dijo…

-¡A ver si miramos por donde caminamos!

Su voz era aniñada y por su acento intuí que era chilena.

-Eso mismo digo.

-¡Apártate! No te han enseñado modales en casa para con una señorita.

-Con esa voz no intimida a nadie, perdóneme que le diga “mi señorita”

El bomboncito estaba en plan altivo.

-No trataba de intimidarte, si eso quisiera hacer me comportaría de otra manera. Tengo voz de niña chica, pero tengo la mala baba de una vieja bruja. Tienes suerte de que estoy contenta porque ganó la izquierda en mi país y que no se me rompió el celular que sino...

-Si se hubiera roto te compraría otro. ¡¿Qué problema hay?!

-¡Pues que No sería lo mismo! ¿¡Quieres dejarme pasar, viejo!?

-Por supuesto, pero dime. ¿Sabes de algún restaurante para cenar por aquí cerca?

-Calle arriba hay uno, es caro, pero se come bien, o eso dicen.

Ella seguí en esa dirección, de tal modo que caminando a su lado calle arriba, le dije…

-Mil euros.

-¿Qué quieres decir con mil euros?

-Que te apuesto mil euros a que a Chile dentro de cuatro años no lo conoce ni la madre que lo parió.

La chilena, que no era muy alta, pero sí guapa y rellenita de ojos oscuros, cabello castaño oscuro y labios gruesos rojos muy sexys, que además destacaba por lucir unas tetas enormes y culo como para perderse en el deseo de follarlo sin parar, me preguntó…

-¿En el buen sentido?

-En el malo, va a ser otra Venezuela, otra Cuba, otra...

-Se ve que eres de derechas y me atrevería a decir que simpatizante de VOX, esos ultra derechistas, machistas y xenófogos…

-Te equivocas de cabo a rabo… soy simpatizante del sentido común. En Chile hoy en día hay muy buenos sueldos, y eso se debe, entre otras cosas, a la inversión extranjera. Con el nuevo gobierno va a empezar a salir el dinero del país. Subirán los impuestos… Y el resto es fácil de imaginar, en nada acaba cómo España con los socialistas y comunistas y después cómo los países que te cité.

-También puede ocurrir lo contrario.

-Es muy raro que nieve en verano, pero se tiene dado algún caso.

Me señaló el restaurante.

-Ese es.

-Te invito a cenar.

Se puso altiva y recelosa.

-No te conozco de nada.

-Me llamo Fernando, soy español y del sur. ¿Y tú?

Mientras se iba me dijo…

-No me llamo Fernando y no soy española ni del sur.

-Eso ya lo sabía…. No hay mujeres tan seductoras por estos lares.

-Pues más no vas a saber. Se hizo la interesante, pero el lenguaje de su cuerpo decía otra cosa… “si quieres follarme, no te falta mucho, no te vayas aun e insiste un poco más”

Viendo que nada podía conseguir entregué el equipo.

-Vale, vale. Ni que te hubiera invitado a la habitación de mi hotel.

Se detuvo, giró la cabeza y dijo…

-Ganas no te faltarían. Seguro que se lo vas pidiendo a toda que se te cruza...

Tenía que ser franco, las mujeres ya no se fijan en hombres de mi edad con la cabeza despoblada al estilo de Bruce Willis… la seducción no está hecha para los calvos, me dije.

-La verdad es que no, pero tengo edad suficiente para saber que no se hizo la miel para la boca del asno, de dulce te pasas bastante… y yo de burro también me pasé.

-Eso que has dicho me gustó, y solo por eso… Te va a salir cara la cena esta noche.

-Nunca podría salir caro cenar con una belleza cómo tú.

Se ruborizó, cosa que no esperaba de una muchacha aparentemente tan seria.

-Si no me hablas de política ceno contigo… y lo que surja.

-Hablaremos de lo que tú quieras, y surgirá lo que deba ser.

Cenando hablamos de lo que ella quiso, principalmente de la relación histórica de España con la América andina. Así me enteré de que acababa de llegar a Madrid, que estaba haciendo un máster en historia de la antropología de América latina, en la complutense de Madrid…, y de otras cosas que no vienen al caso. Nos pedimos una Lubina al horno con ajo mojo para ella, y una Lasaña de ternera Brexas para mí, la cena fue agradable más de lo que uno espera en su primera cita.

Al acabar de cenar. Tomado una infusión de té verde, me dijo…

-Me cuesta dormir. No debía tomar té a estas horas.

-Yo tengo un remedio para el insomnio

-¿Cuál es?

-Sexo, mucho sexo. Follar te deja satisfecho, agotado y con la dopamina relajándote.

-A tu edad no creo que des para mucho sexo… y de ese tipo ya tengo de sobra.

-Tres horas con una pastilla de viagra y una sin ella, para eso sí doy ¿Qué te parece?

Se me quedó mirando cómo si estuviera observando a un Alíen.

-¡¿Tres horas?! No me seas fantasma, ningún hombre con quien he estado ahora y de adolescente me ha durado más de media hora...

-Bueno, con cinco minutos más o menos para levantar anclas no creo que cuenten.

Me sorprendió de nuevo al preguntar…

-¿Llevas viagra encima?

-Siempre. Nunca se sabe donde puede salta la liebre y a mi edad hay que aprovechar las oportunidades.

Se me ofreció comprobarlo, así que.

-Yo llevo muchos años sin follar con un hombre de verdad… 5 o más ¡Todo ese tiempo hace que no me echan un polvo que me haga gritar…! Solo se vacía y ya, como si no existiera. ¡Ya ni recuerdo cuando me pusieron los ojos en blanco!

-Si no te vale ese semental, será porque no has querido follar… creo que puedes tener a quien tú quisieras entre tus piernas… Mi hotel queda a diez minutos de aquí.

 


 

Seguía el bullicio por las calles cuando salimos del restaurante… naturalmente pagué yo como buen caballero español, la chica lo merecía con creces. Al rato entramos en la habitación del hotel. Le pregunté…

-¿Quieres tomar algo?

-Antes de nada quiero darme una ducha.

Le señalé una puerta.

-Ese es el cuarto de baño.

Cuando salió del cuarto de baño venía cubierta solamente con una toalla azul. Yo me había quitado la chaqueta y la corbata de mi traje gris con rayas negras y me había abierto tres botones de la camisa. Le ofrecí un vaso de rioja tinto, lo cogió, mojó los labios con él, lo posó sobre la mesita de noche y me dijo…

-Quiero que me enseñes todo lo que te gusta que te haga una mujer.

-Antes te voy a hacer yo cosas que me gusta hacerle a una mujer.

Me acerqué a ella, le quité la toalla y la besé con lengua. La besé dulcemente, saboreando cada gota de su saliva. Luego la eché sobre la cama. Quité los zapatos, la camisa y los pantalones y me puse a su lado. Con mi mano derecha cogí su teta izquierda y la amasé, era una teta inmensa y pesada, eso me hacía recordar a como amasaba el pan mi padre en el obrador. Comenzó a salir leche de su pezón. Me sorprendí tanto como me alegré, pero no hice preguntas. Mi lengua lamía sus pezones y llenaba de leche sus pequeñas areolas marrones, leche que me tragaba con gusto y devoción. Las yemas de los dedos de la mano derecha se adentraron en su carnoso coño, poco me costó encontrar el botón del placer, era sorprendentemente gordo ese glande que sobresalía del capuchón… mis dedos masturbaban su clítoris moviendo el capuchón de delante hacia atrás y de atrás hacia delante.

Luego le trabajé la otra teta. La chilena apretaba mi dura polla… ya habían pasado los cinco minutos que necesitaba para calentarse y ponerse firme como un saldado de artillería. Después de darle un repaso a las tetas que le dejo los pezones duros cómo piedras, fui a por su coño. Tumbada sobre la cama se despatarró para mí, y mi lengua continuó con lo que estaban haciendo los dedos, con la novedad de que movía el capuchón apretando la parte de arriba. Luego lamí el clítoris erecto, muy, muy suavemente disfrutando del grueso glande, primero de abajo a arriba, después hacia los lados y para finalizar alrededor, y digo al finalizar porque la chilena jadeando cómo una perrita y temblando una cosa mala. Se corrió tan rápido que demostraba lo que dijo de tener una falta de buenos polvos en años. Sus gemidos eran tan dulces que a oírlos mi polla empezó a soltar su lubricante previo al combate.

Al acabar de correrse le metí dos dedos dentro del coño, le busqué el punto G sobre la parte superior interna de la vagina… la masturbé al tiempo que lamía su clítoris. El sabor de su coño era tremendamente delicioso, me avivaba cada parte de mi cuerpo. Masturbé y lamí hasta que me dio el segundo orgasmo en modo puta, un orgasmo que le vino aún con más fuerza que el primero soltando un bonito chorro de fluido que no dejé de tragarme. Le lamí cada parte de su entrepierna dejándola impoluta, pro no iba a dejar la cosa ahí…, después de recuperar la chilena el ritmo normal de la respiración, le dije…

-Ponte a cuatro patas. ¡Te quiero follar como una perra!

-Así es como me siento, una puta perra con ganas de verga. ¡FÓLLAME A PELO!

No pensaba hacerlo de otra manera…, se puso a cuatro patas con el culo elevado para que yo tuviera el mejor acceso a su carnoso coño, le eché las manos a las tetas. Mis palmas se humedecieron con la leche y me iban a dar un gustazo al masajearlas cuando lamí desde su coño hasta su ojete, al llegar a él, le metí y saque la lengua varias veces, luego bajé al coño, se la metí y saque otras tantas veces y volví a lamer hasta su cerrado ojal… Estuve lamiendo y follando su coño con mi lengua, un rato largo. Mi polla estaba tan empapada como su coño, dura como la piedra de pedernal y mirando con su ojo al techo. Hacía varias semanas que no descargaba dentro de una hembra, la última mi compañera Carla, encargada de ventas de la zona centro de España, compartimos cama de hotel y nos ahorramos una dieta de empresa.

Me quitó los calzoncillos ansiosa por ver que era eso tan abultado dentro de la tela. Al desprenderme de la prenda, la verga saltó como un resorte muy tensado con falta de liberación, creo que ella no esperaba que un maduro de mi edad estuviera tan bien equipado.

-¡Joder, vaya polla que tienes! Tiene el tamaño que me gusta, pero nunca me he metido una tan gruesa. ¡¡Para ser un viejo, calzas y te empalmas de puta madre!!

-¡¿Te gusta?!

-Me encantan las pollas duras, y la tuya me parece perfecta… en tamaño, forma y dureza, solo me falta comprobar su durabilidad y la cantidad de leche que sacas.

Ciertamente mi polla no llega más allá de tener unos 18 cm, sin embargo lo que realmente importa para dar placer es el grosor y sobre todo saber usarla debidamente. Ella se la metió en la boca sin pedir permiso y le dio unas cuantas mamadas asiéndome de las pelotas…, le sujeté la cabeza y follé su boca durante un par de minutos, la chilena tenía muy buen aguante entrándole entera hasta la raíz, le di unos cuantos pollazos más y acto seguido le abrí las piernas, le levanté el culo, y sin necesidad de guiar la polla, se la clavé hasta el fondo del coño gracias a la rigidez del falo y la alta lubricación del coño enjuto de la chilena. Lo de que llevaba años sin follar debía de ser cierto, ya que mi polla entró más apretada de lo que había entrado en algunos culos de mujer. La follé a romper. Le di duro, pero duro de verdad azotando mis huevos colgantes en su periné y culo… Se corrió de nuevo dándole verga hasta el fondo… me excitaba oír sus gemidos aniñados. Al acabar se la froté en el ojete, pero cuando se la quise meter dentro del ano no entraba ¡¡Aquel culo era virgen aun!! Se la volví a meter en el coño y la volví a follar como si no hubiera mañana…. Le di mazo comiéndome sus tetas, sus pezones enormes y sus labios, las bocas se devoraban metiendo la lengua al galillo de uno y del otro, chupándonos las bocas y mamándonos las lenguas sin dejar de clavar mi rejón en la ya más suave y dilatada vagina de la chilena. Aumenté el ritmo, la cadencia del fornicio era evidente de que iba a hacer cima enseguida, ella no notó pese a llevar tanto sin follar, esas cosas se saben por instinto y me abrazó con sus manos la espalda y sus piernas sobre mis muslos atrayéndome hacia dentro de ella…

-Vamos no pares, córrete dentro de mí. ¡¡LLÉNAME DE LECHE!! La necesito… 

 


 

No pensaba dejarlo para otro día ni otro momento, la clavé a fondo y emití un rugido en el que solté todo el aire de mis pulmones y me corrí dentro de ella. Mi primer chorro fue excelso dándole un empujón tan fuerte que la levanté en peso con mi cadera, la segunda eyaculación no fue menor y con el mismo contenido… un largo y copioso chorro de leche espesa que inundaba el fondo de su vagina… ella miraba mi cara de placer y me besaba con ternura mientras la inseminaba a conciencia. Un lechazo tras otro acabaron en la boca de sus trompas de Falopio y mis cojones más relajados, tras más de dos horas de tensión sexual.

-Me gusta ver cómo acabas… No hay nada más hermoso que ver y sentir a un macho vaciando su semen dentro de mí.

Luego de llenarle el coño de leche y sujetando sus nalgas, se lo comí mientras mi leche y sus jugos salían de él… el volví a hacer una comida de coño en toda regla. Al rato, con su dulce voz, suspiraba con un… Joder, me corro!

Se corrió cómo un pajarito. Cuando acabó me levanté de la cama y fui a echar un vino. Le pregunté si deseaba tomar otro, pero ella me espetó… -No me apetece beber. Me apetece follarte. Cuando vuelvas quiero que me digas que quieres que te haga. Soy buena mamando vergas y la tuya tan gorda estoy deseando comértela y beberme tu leche.

Volví a la cama, me puse boca arriba… -Hazme una mamada.

La chilena cogió la polla con una mano. Lamió y chupó mis huevos, lamió y chupó la polla desde la base a frenillo, desde el frenillo hasta la base, volvió a lamer y a chupar los huevos y luego me masturbó y me la mamó succionando el glande.

-Dame las tetas a mamar… me encanta tu leche.

Cogió la teta derecha y me puso el pezón en los labios. Apretó la teta y un chorrito de leche cayó en mi boca, la tragué y después se la mamé... Luego me dio la otra y me harté de leche. Con mi polla latiendo, en endurecimiento se mantenía firme.

-Sube y fóllame sin compasión hasta que te llene el coño de lefa… ¡¡Te vas a ir de España bien preñada a Chile!!

-¡¡No sé si un viejo me va a poder preñar!!

-¡¿Acaso aún tienes dudas?! Todavía queda una buena reserva de leche en mis huevos, solo tienes que ordeñarlos con tu gordo coño…

Se puso a horcajadas sobre mí, y tras enfilar el glande en la raja entreabierta se la embutió hasta los mismos huevos… después de clavar mi polla en su coño se desbocó. Su culo se movía poco a poco acelerando su ritmo, me sorprendía que la chilena rellenita se moviese tan bien en la cama, era una delicia ver sus grandes tetas colgadas como dos campanas bamboleándose de un lado a otro buscando mi boca, al rato ya era un pistón de atrás hacia delante a la velocidad de la luz. Y de pronto le debió dar una corriente soportando un fuerte latigazo, pues de repente paró de darle al culo, se derrumbó sobre mí con toda la verga incrustada en su coño… se corrió cómo una loba besándome con pasión y lujuria. Sentía su coño apretar y soltar mi polla, la leche de sus tetas mojar mis labios mamando de sus pezones y oyendo sus gemidos… completamente pasiva, sumisa y a mi merced, le agarré del culo y me folle su coño en modo locomotora. Mis huevos subían y bajaba a gran velocidad azotando su coño por pura inercia… las clavada era duras y eficaces a razón de los gritos que daba al llegar a su fondo vaginal. Solo un par de minutos después de que esa hembra de tomo y lomo se corriera, le llené por segunda vez el coño de mi leche. La metía en lo hondo del útero y convulsionaba eyaculando un chorro tras otro de mi acumulada lefa.

Al acabar de correrse y de correrme como un verraco, me besó y me preguntó…

-¿Qué más quieres que te haga mi amor…?

-Que frotes la polla en tu ojete, que la metas en el culo y que me rompas la polla.

Sonriendo, me dijo…

- Aun tengo el culo virgen, ¡Mira que lo mismo nos rompemos los dos…!

-¡¿No te romperás el culo?!

-Eso es lo malo que lo tengo muy chico y está sin estrenar… tú tienes el cipote demasiado grueso para un agujerito tan cerrado. ¿Un vino?

-O dos.

Tomándonos un vio me preguntó…

-¿Si te dejara desvirgarme el culo lo harías con mucho cuidado?

-Con tanto cuidado que te correrías.

De vuelta en cama, echado a su lado, mojé mi dedo medio con los jugos de su coño y después hice círculos sobre el ojete con la yema mientras le comía la boca. Me olvidé de sus tetas. Quería que sintiera solamente el placer que le proporcionaba la yema de mi dedo, yema que cómo una noria giraba y giraba sobre el ojete. Su coño se mojaba más y más. Los jugos al salir de la vaina y bajar por el periné acababan mojando la yema de mi dedo. Le introduje la punta del dedo, luego metiéndolo y sacándolo le follé el culo. Al rato saqué el dedo y volví a hacer círculos sobre el ojete, pero esta vez apretando el dedo sobre él. Su ojete se abrió y se cerró a toda hostia. Me chupó la lengua con fuerza, y chupándola se corrió a lo grande. La chilena había tenido su primer orgasmo anal.

Después no me dejó desvirgarle el culo con la polla. Lo que le follé fue el coño por tercera y cuarta vez… La chilena se corrió tantas veces que perdí la cuenta de las que fueron, dejándome seco para varias semanas, en cambio ella se fue bien provista de mi semilla.

Unos días después me llegó un mensaje por WhatsApp, era la chilena y decía…

Ven y rómpeme el culo”

 


 

Durante esos días le había echado los tejos varias veces para volver a quedar, comer y follar y parecía no desagradarle sin concretar día y hora a pesar de la tremenda diferencia de edad que había entre la chilena y yo. Ese día tenté mi suerte de nuevo, pero iría a la complutense a verla cara a cara, la encontré finalmente en la biblioteca, ella se sorprendió de verme allí tan alejado de mundo, dentro del suyo. A fin de empatizar le pedí que me buscase un libro para leer por las noche solitarias. Estaba de puntillas cogiendo en una estantería alta el libro que le había pedido… “Memorias de una geisha”. Le eché una mano entre las piernas y palpé su coño, la chilena giró la cabeza y ni seria ni riendo me dijo…

-¿Encontró lo que andaba buscando, caballero?

Al no reprenderme le eché las manos a las tetas, arrimé cebolleta y le respondí…

-Estoy en ello, pero usted se resiste demasiado ¡¿Piensas que me interesa mas el libro que tú?!

Dejó que siguiera sobando sus tetas. Luego se giró y me echó la mano al paquete. Le debió gustar lo que había encontrado, ya que me dijo…

-Faltan quince minutos para acabar y recoger todo para ir a casa. Sigo viviendo sola acá y mi cama es ancha.

No iba a dejar que saliera viva de la biblioteca, tampoco había nadie ya a esas horas. La besé con lengua. Sintió en su mano la dureza de mi polla. Al dejar de besarla, le dije…

-Más ancha y morbosa es la biblioteca.

-Pero puede venir alguien todavía.

-Eso le da más morbo ¡¿No crees?! Nunca lo he hecho en un lugar tan culto…

La chilena era una treintañera. No era muy alta y estaba entrada en carnes, tenía ojos oscuros, tremendas tetas con areolas rosadas, pezones gorditos y un culo fenomenal respingón que le daba talle a su espalda. La desnudé de medio cuerpo para arriba y le estrujé y le devoré las tetas. Devorándolas le mordí sutilmente los pezones sacándole la leche.

-¡¡Muérdelos con fuerza… mámamelas y bébete la leche de mis tetas!!

Mordí con fuerza los dos pezones y gimió calladamente en vez de chillar como lo hacía en el hotel. Ahí supe que le iba la marcha de follar en público o a expensas que nos descubrieran. Después de lamer, chupar y morder sus pezones y las areolas, le bajé la falda y me encontré con su coño pelado con el glande de su clítoris salido del capuchón. Era cómo un bollo de nata suizo que estaba esperando para ser comido. Le eché las manos a sus gordas y firmes nalgas y la subí sobre una mesa de madera maciza de caoba, se despatarró y sin dilación pasé la punta de la lengua de abajo a arriba por la raja del coño insertándola cada vez más profundamente en su conducto, sin olvidar el castigo a su clítoris. La lengua se me llenó de jugos, jugos que fui tragando mientras sentía sus gemidos. Luego abrió el coño con dos dedos. Lamí los labios vaginales, primero el izquierdo y luego el derecho, chupé su clítoris con mis labios y con la lengua le di duros lametones durante un buen rato… y ya no aguantó más, me dio una corrida en la boca tan larga que me harté de tragar.

Al acabar de correrse, me dijo…

-Tengo que recoger todos mis documentos que me han prestado en la biblioteca.

Se vistió, yo cogí a el libro que me sellaron para su devolución. Nada más salir, cogimos un taxi y nos fuimos a su apartamento a las afueras de Madrid.

Nada más cerrar la puerta, se puso de cuclillas, me bajó los pantalones y cogió mi verga morcillona. La metió en la boca y me la puso tiesa cómo un palo en un par de segundos… la pastilla azul era milagrosa con la chilena, y no fue de extrañar, ya que mamaba que daba gusto. Lo que tenía era poca paciencia, ya que al ratito se puso en pie, se desnudó a una velocidad de vértigo, se echó sobre la cama y cuando me vio desnudo y empalmado, dijo…

-Ven y rómpeme el culo.

Casi no me creía lo que acababa de oír, así directamente sin dilatar ese ceñido agujerito.

-¡¿Qué has dicho?

-Que me rompas el culo. Desde el otro día no hago más que pensar que tengo que irme de España con todo los agujeros desvirgados…

-Pero lo tienes muy cerrado…

-No te preocupes, lo he estado suavizando a conciencia estos días esperándote.

Joder si se lo iba a romper.

-Ponte a cuatro patas mi putita… por aquí no te voy a preñar, pero lo vas a gozar.

Al estar a cuatro patas le lamí y le folle el ojete al tiempo que le magreaba sus grandes y esponjosas tetas. Al tenerla cachonda, con mi capullo recogí su flujo de entre los labios vaginales y enfilé el glande a su ojal, apreté y milagrosamente la oronda cabeza se coló en su ano, volví a empujar y ella contra mí incrustándose con toda suavidad y candidez… cómo una perra le clavé la polla en el culo y le di a romper metiéndosela hasta los mismos huevos. Le iba el sexo anal más de lo que nunca pude imaginar, hasta tal punto le iba, que se corrió cómo una cerda sin que yo hubiera empezado a follarla como era debido. Dejé que se recreara un poco con mi verga en su esfínter, y cuando lo vi conveniente comencé mi ataque final. Le di mazo sin compasión hasta que se la embutí entera corriéndome en lo más profundo de su culo… mi cuerpo daba latigazos y ella me retenía con sus brazos y besos mientras eyaculaba en su interior.

-¡¡Siiiii!! Así se llena a una puta. ¡Ummm! ¡Qué gusto sentir por primera vez la leche en mi culo ¡¿Y a esto le llaman darte por el culo?! Pero si es fenomenal. A partir de ahora, cuando me mande a tomar por el culo, se lo agradeceré a quien me lo diga.

Al acabar de gozar de mi corrida la verga no se quedó satisfecha, notaba la necesidad de continuar, se la metí hasta las trancas en el coño, aun con la polla dura y firme debido a los buenos efectos que la chilena conseguía en mi excitación. Aquel coño mojado si había tragado lo suyo el día del hotel, aunque no se notaba mucho con el paso del tiempo, pues la polla entró ajustada y lo tenía bien apretado. Con los brazos apoyados en la almohada le di leña a barrer. Ella con sus brazos alrededor de mi cuello intentaba llevarme hacia ella para besarme, pero ni un beso le iba a dar, solo se oían los chasquidos de nuestras carnes azotarse una contra la otra y el rumor del chasqueo de su coño mojado con el bombeo de mi polla dentro de él. 

 


 

Tiempo después mis ganas no de aminoraban, pero vi cómo se le cerraban los ojos de golpe. Sentí su coño apretar mi coño y después bañarlo con su corrida y en ese momento sí, en ese momento la besé, pero ni se enteró de que la estaba besando ni de que me estaba corriendo dentro de ella en el mismo útero, pues había emprendido un vuelo con las alas del placer envueltas en gemidos.

Acababa de correrse cuando le sonó el móvil. Lo cogió y después de escuchar lo que le decían.

-¡Vístete que mi marido viene a comer a casa!

-¡¿Pero no vivías sola?! ¡No me habías dicho que estabas casada!

-Ni lo estoy, pero vivimos juntos. Cuando no está mi marido en casa, sí… vivo sola, pero mira por donde acaba de aterrizar su vuelo en el aeropuerto de Barajas... ¡Vístete que es un poco celoso aunque no sepa follar… ¡Si nos ve juntos nos mata! No se vaya a pensar que no paramos de follar...

-Eres un poco golfa, más bien te has portado bastante puta conmigo, pero no te imaginas cuánto me gusta que haya sido así.

-Solo soy así de puta con quien me pone las pilas… y tú me has excitado mogollón.

Me me vestí y tranquilamente, tras beberme un vino, me largué de allí. Ciertamente con su novio, marido o lo que fuese para ella en Madrid, no nos pudimos ver más, sin embargo sí supe, que un par de semanas después, se marchó a Santiago de Chile, porque a eso vino mi rival justo antes de acabar el máster de la nena. Nunca más la volví a ver en persona, solo unas 38 semanas después de marcharse, parió una niña preciosa de ojos azules y piel rosada, que poco tenía que ver con su “marido”. Nunca sabré si era mía esa preciosidad de criatura, como nunca sabrá mi rival que su mujercita se lo pasó de vicio con un maduro que le sacaba tantos años como para poder ser su papi. ¡Nunca te olvidaré nena!

 


 



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